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0. INTRODUCCIÓN
1. CONCEPTO DE CONSTITUCIÓN
- Federales
- Unitarias
- Autonómicas
2. ANTECEDENTES
- 1812
- Estatuto Real de 1834
- 1837
- 1845
- 1869
- 1876
- 1931
2.1. INFLUENCIAS
3. PROCESO CONSTITUYENTE
3.2.2. Senado
3.2.5. Referéndum
3.2.6. Promulgación
3.2.7. Publicación
4. SISTEMÁTICA Y ESTRUCTURA
4.1. ESTRUCTURA
- Preámbulo
- Parte Dogmática: incluye el Título Preliminar, el Título
Primero y la declaración de los valores primarios del Estado y
de los derechos y libertades.
- Parte Orgánica: abarca los Títulos del II al IX, dedicándolos a
la organización de los poderes del Estado y la parte reformista
del Título X, aunque hemos de advertir, que una parte de la
doctrina considera que este último forma parte independiente
de las demás
6. LA REFORMA CONSTITUCIONAL
6.1. INICIATIVA
- El Gobierno
- El Congreso de los Diputados
- El Senado
- Las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas
6.2. PROCEDIMIENTOS
· Artículo 10
· Capítulo I- De los españoles y de los extranjeros-Artículos 11 al 13
· Capítulo II- Derechos y Libertades- Artículos 14 al 38
· Artículo 14
Sección I- De los Derechos Fundamentales y las Libertades Públicas- Arts. 15 a 29
Sección II- De los Derechos y Deberes de los Ciudadanos- Arts. 30 a 38
· Capítulo III- Principios rectores de la política social y económica- Arts. 39 a 52
· Capítulo IV- De las garantías de las libertades y derechos fundamentales- Arts. 53 y 54
· Capítulo V- Suspensión de los derechos y libertades- Art. 55
Procedemos a su estudio a continuación, siguiendo el mismo orden que el establecido en nuestro Texto
Constitucional, no sin antes indicar que el artículo 10 actúa a modo de pórtico de todo el Título, ya que
contiene:
La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la ley.
Ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.
El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países iberoamericanos o con aquellos
que hayan tenido o tengan una particular vinculación con España. En estos mismos países, aun cuando
no reconozcan a sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin perder su
nacionalidad de origen.
Como indicábamos, hasta el momento ha sido el único artículo que ha sido objeto de una reforma
constitucional. En particular, la reforma se produjo como consecuencia de la ratificación por España
del Tratado de Maastricht. En concreto, la reforma se produjo el día 27 de agosto de 1992, consistiendo
en la introducción de las palabras “y pasivo” en el apartado 2 de este artículo 13.
Indica el artículo 13 que los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el
Título I en los términos que establezcan los tratados y la ley.
Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, relativo al
derecho de participación en los asuntos públicos, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad,
pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo en las elecciones municipales.
La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán gozar del
derecho de asilo en España.
3. DERECHOS Y LIBERTADES
El estudio del Capítulo II se abre con el artículo 14, relativo al reconocimiento del Derecho a la
igualdad jurídica de los españoles.
Efectivamente, el art. 14 de nuestra Constitución declara solemnemente que “los españoles son iguales
ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. La igualdad de las
personas es una manifestación de su propia dignidad y es uno de los valores superiores de nuestro
ordenamiento jurídico.
El art. 14 encierra un doble sentido, de una parte, una declaración general de igualdad ante la Ley y, de
otra, una prohibición expresa de discriminación alguna por razón de ciertas circunstancias
Los Derechos Fundamentales y las Libertades Públicas se organizan en torno a la Sección 1ª del
Capítulo II del Título I de la Constitución, abarcando los artículos del 15 al 29 ambos incluidos.
Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser
sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte,
salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra.
Este artículo establece la garantía de la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las
comunidades. El límite en sus manifestaciones, es solo el necesario para el mantenimiento del orden
público protegido por la ley.
En cuanto a las repercusiones sobre el individuo indica que “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre
su ideología, religión o creencias”.
Las repercusiones estatales se manifiestan en la afirmación de que “ninguna confesión tendrá carácter
estatal”, por tanto, España es un Estado aconfesional.
No obstante, termina diciendo este artículo que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias
religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la
Iglesia Católica y las demás confesiones”.
Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su libertad, sino
con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos en la ley.
La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la realización de
las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo caso, en el plazo máximo de
setenta y dos horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a disposición de la autoridad judicial.
El art. 55.2 CE prevé que: “Una ley Orgánica podrá determinar la forma y los casos en los que, de
forma individual y con la necesaria intervención judicial y el adecuado control parlamentario, los
derechos reconocidos en (el art. 17.2) pueden ser suspendidos para personas determinadas, en relación
con las investigaciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos terroristas.
Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea comprensible, de
sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza la
asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y judiciales, en los términos que la ley
establezca.
La ley regulará un procedimiento de «habeas corpus» para producir la inmediata puesta a disposición
judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo por ley se determinará el plazo máximo de
duración de la prisión provisional.
· Las que lo fueran sin que concurran los supuestos legales, o sin haberse cumplido las formalidades
prevenidas y requisitos exigidos por las leyes
· Las que estén ilícitamente internadas en cualquier establecimiento o lugar
· Las que lo estuviesen por plazo superior al señalado en las leyes, si transcurrido el mismo, no fueran
puestas en libertad o entregadas al Juez
· Las privadas de libertad a las que no se respetan los derechos que la Constitución o las leyes
procesales les garantizan.
Establece asimismo la inviolabilidad del domicilio, blindando este extremo al indicar que las entradas o
registros en domicilios solo podrá hacerse por:
· Consentimiento del titular
· Resolución judicial
· Flagrante delito.
De otro lado, se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y
telefónicas, salvo resolución judicial.
La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los
ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.
Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca.
Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.
· A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o
cualquier otro medio de reproducción.
· A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
· A la libertad de cátedra.
· A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará
autorización previa.
En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa
a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden
público, con peligro para personas o bienes.
Esta comunicación ha de ser escrita, cursada por los organizadores de aquéllas, y efectuada con una
antelación de diez días naturales, plazo este recortable a veinticuatro horas por motivos de urgencia. En
el escrito de comunicación se harán constar, entre otros extremos, el objeto de la manifestación y el
itinerario proyectado, cuando se prevea la circulación por las vías públicas.
Se califican como asociaciones ilegales a aquellas asociaciones que persigan fines o utilicen medios
tipificados como delito.
En cuanto a los requisitos de constitución, solo es exigible la inscripción en un registro a los solos
efectos de publicidad.
En cuanto a su disolución o suspensión en sus actividades sólo puede realizarse en virtud de resolución
judicial motivada.
Por último este artículo prohíbe las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.
Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con
los requisitos que señalen las leyes.
El art. 24 establece los derechos del individuo en relación con los Juzgados y Tribunales. Como
primera afirmación se indica que “todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los
jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda
producirse indefensión”.
La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto profesional, no se estará obligado
a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.
3.1.11. Principio de legalidad penal. Derechos del penado. Art. 25.
El principio de legalidad penal se manifiesta en el apartado 1º del artículo 25 al indicar que “nadie
puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no
constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento”.
- Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y
reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados.
- Gozarán de los derechos fundamentales de este Capítulo a excepción de los que se vean expresamente
limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria.
Por último se indica que la Administración civil no podrá imponer sanciones que, directa o
subsidiariamente, impliquen privación de libertad, ya que las penas privativas solo pueden venir
impuestas en virtud de resolución judicial.
En consonancia con esta declaración, los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres
para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones y el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la
enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.
En la misma línea se atribuye a los poderes públicos la inspección y homologación del sistema
educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes y la obligación de ayuda a los centros docentes
que reúnan los requisitos que la ley establezca.
Se reconoce asimismo, a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes,
dentro del respeto a los principios constitucionales.
Se reconoce, por último, la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley establezca.
Todos los españoles tendrán el derecho de petición individual y colectiva, por escrito, en la forma y con
los efectos que determine la ley.
No obstante, los miembros de las Fuerzas o Institutos armados o de los Cuerpos sometidos a disciplina
militar podrán ejercer este derecho sólo individualmente y con arreglo a lo dispuesto en su legislación
específica.
Como indicábamos, los derechos y deberes de los ciudadanos se contienen en la Sección 2ª, del
Capítulo II, del Título I de la Constitución española de 1978, comprendiendo los artículos del 30 al 38,
ambos incluidos.
La ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas garantías, la
objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio militar obligatorio,
pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria.
Mediante ley podrán regularse los deberes de los ciudadanos en los casos de grave riesgo, catástrofe o
calamidad pública.
Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica
mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en
ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.
El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos y su programación y
ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía.
Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter público con arreglo a la
ley.
El hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica.
La ley regulará las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los derechos y deberes
de los cónyuges, las causas de separación y disolución y sus efectos.
La función social de estos derechos delimitará su contenido, de acuerdo con las leyes.
Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés
social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes.
Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la ley.
Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del Art. 22.
Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u
oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus
necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de
sexo.
La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los
trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios.
Se reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto colectivo.
La ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de las limitaciones que pueda establecer,
incluirá las garantías precisas para asegurar el funcionamiento de los servicios esenciales de la
comunidad.
Los principios rectores de la política social y económica, se recogen en el Capítulo III, del Título I de la
Constitución española, abarcando los artículos 39 a 52, ambos incluidos.
6.1. GARANTÍAS
- La legislación positiva
- La práctica judicial
- La actuación de los poderes públicos.
Sólo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que
los desarrollen.
6.2. SUSPENSIÓN
Las medidas a adoptar en los estados de alarma, excepción y sitio, así como la duración de los mismos,
serán en cualquier caso las estrictamente indispensables para asegurar el restablecimiento de la
normalidad. Su aplicación se realizará en forma proporcionada a las circunstancias.
Finalizada la vigencia de los estados de alarma, excepción y sitio decaerán en su eficacia cuantas
competencias en materia sancionadora y en orden a actuaciones preventivas correspondan a las
Autoridades competentes, así como las concretas medidas adoptadas en base a éstas, salvo las que
consistiesen en sanciones firmes.
Los derechos reconocidos en los ArtS 17, 18, apartados 2 y 3, Arts 19, 20, apartados 1, a) y d), y 5, Arts
21, 28, apartado 2, y Art. 37, apartado 2, podrán ser suspendidos cuando se acuerde la declaración del
estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución. Se exceptúa de lo
establecido anteriormente el apartado 3 del Art. 17 para el supuesto de declaración de estado de
excepción
El Congreso debatirá la solicitud de autorización remitida por el Gobierno, pudiendo aprobarla en sus
propios términos o introducir modificaciones en la misma.
El Gobierno, mediante decreto acordado en Consejo de Ministros, podrá poner fin al estado de
excepción antes de que finalice el período para el que fue declarado, dando cuenta de ello
inmediatamente al Congreso de los Diputados.
Si persistieran las circunstancias que dieron lugar a la declaración del estado de excepción, el Gobierno
podrá solicitar del Congreso de los Diputados la prórroga de aquél, que no podrá exceder de treinta
días.
El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2, de la Constitución, podrá declarar
el estado de alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes
alteraciones graves de la normalidad:
Cuando los supuestos anteriores afecten exclusivamente a todo o parte del ámbito territorial de una
Comunidad Autónoma, el Presidente de la misma podrá solicitar del Gobierno la declaración de estado
de alarma.
La declaración del estado de alarma se llevará a cabo mediante decreto acordado en Consejo de
Ministros.
En el decreto se determinará el ámbito territorial, la duración y los efectos del estado de alarma, que no
podrá exceder de quince días. Sólo se podrá prorrogar con autorización expresa del Congreso de los
Diputados, que en este caso podrá establecer el alcance y las condiciones vigentes durante la prórroga.
El Gobierno dará cuenta al Congreso de los Diputados de la declaración del estado de alarma y le
suministrará la información que le sea requerida. El Gobierno también dará cuenta al Congreso de los
Diputados de los decretos que dicte durante la vigencia del estado de alarma en relación con éste.
Con independencia de lo anterior, el decreto de declaración del estado de alarma, o los sucesivos que
durante su vigencia se dicten, podrán acordar las medidas siguientes:
Cuando se produzca o amenace producirse una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o
independencia de España, su integridad territorial o el ordenamiento constitucional, que no pueda
resolverse por otros medios, el Gobierno, de conformidad con lo dispuesto en el apartado 4 del art. 116
de la Constitución, podrá proponer al Congreso de los Diputados la declaración de estado de sitio.
En virtud de la declaración del estado de sitio, el Gobierno, que dirige la política militar y de la
defensa, de acuerdo con el art. 97 de la Constitución, asumirá todas las facultades extraordinarias
previstas en el ordenamiento constitucional.
A efectos de lo dispuesto en el párrafo anterior, el Gobierno designara la Autoridad militar que, bajo su
dirección, haya de ejecutar las medidas que procedan en el territorio a que el estado de sitio se refiera.
El artículo 55.2. establece la posibilidad de que una ley orgánica determine los supuestos en los que
puede ser objeto de suspensión individual el derecho a la inviolabilidad del domicilio, el secreto de las
comunicaciones y la duración máxima de la detención preventiva, que puede verse ampliada en 48
horas más sobre las 72 horas máximas de duración en supuestos de normalidad jurídica.
El Defensor del Pueblo, es el alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la
defensa de los derechos comprendidos en el Título I de la Constitución, a cuyo efecto podrá supervisar
la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.
El Defensor del Pueblo será elegido por las Cortes Generales para un periodo de cinco años, y se
dirigirá a las mismas a través de los Presidentes del Congreso y del Senado, respectivamente.
El procedimiento de propuesta y elección es el siguiente:
a) La Comisión Mixta Congreso- Senado para Relaciones con el Defensor del Pueblo propondrá a los
plenos de las Cámaras el candidato o candidatos a Defensor del Pueblo. Los acuerdos de la Comisión
se adoptarán por mayoría simple.
b) Propuesto el candidato o candidatos, se convocará en término no inferior a diez días al Pleno del
Congreso para que proceda a su elección. Será designado quien obtuviese una votación favorable de las
tres quintas partes de los miembros del Congreso y posteriormente, en un plazo máximo de veinte días,
fuese ratificado por esta misma mayoría del Senado.
c) Caso de no alcanzarse las mencionadas mayorías, se procederá en nueva sesión de la Comisión y en
el plazo máximo de un mes, a formular sucesivas propuestas en tales casos, una vez conseguida la
mayoría de los tres quintos en el Congreso, la designación quedará realizada al alcanzarse la mayoría
absoluta del Senado.
d) Designado el Defensor del Pueblo se reunirá de nuevo la comisión mixta Congreso - Senado para
otorgar su conformidad previa al nombramiento de los adjuntos que le sean propuestos por aquel.
Señalar asimismo que podrá ser elegido Defensor del Pueblo cualquier español mayor de edad que se
encuentre en el Pleno disfrute de sus derechos civiles y políticos.
e) Los Presidentes del Congreso y del Senado acreditarán conjuntamente con sus firmas el
nombramiento del Defensor del Pueblo, que se publicará en el Boletín Oficial del Estado.
f) El Defensor del Pueblo tomará posesión de su cargo ante las mesas de ambas cámaras reunidas
conjuntamente, prestando juramento o promesa de fiel desempeño de su función.
a) Por renuncia.
b) Por expansión del plazo de su nombramiento.
c) Por muerte o por incapacidad sobrevenida.
d) Por actuar con notoria negligencia en el cumplimiento de las obligaciones y deberes del cargo.
e) Por haber sido condenado, mediante sentencia firme, por delito doloso.
La vacante en el cargo se declarará por el Presidente del Congreso en los casos de muerte, renuncia y
expiración del plazo del mandato. En los demás casos se decidirá, por mayoría de las tres quintas partes
de los componentes de cada cámara, mediante debate y previa audiencia del interesado.
Vacante el cargo se iniciará el procedimiento para el nombramiento de nuevo Defensor del Pueblo en
plazo no superior a un mes
En los casos de muerte, cese o incapacidad temporal o definitiva del Defensor del Pueblo y en tanto no
procedan las Cortes Generales a una nueva designación, desempeñarán sus funciones, interinamente, en
su propio orden, los adjuntos al Defensor del Pueblo
7.3.PRERROGATIVAS E INCOMPATIBILIDADES
7.3.1. Prerrogativas
El Defensor del Pueblo no estará sujeto a mandato imperativo alguno. No recibirá instrucciones de
ninguna autoridad. Desempeñará sus funciones con autonomía y según su criterio.
El Defensor del Pueblo gozará de inviolabilidad. No podrá ser detenido, expedientado, multado,
perseguido o juzgado en razón a las opiniones que formule o a los actos que realice en el ejercicio de
las competencias propias de su cargo.
En los demás casos, y mientras permanezca en el ejercicio de sus funciones, el Defensor del Pueblo no
podrá ser detenido ni retenido, sino en caso de flagrante delito, correspondiendo la decisión sobre su
inculpación, prisión, procesamiento y juicio exclusivamente a la Sala de lo Penal del Tribunal
Supremo.
Las anteriores reglas serán aplicables a los adjuntos del Defensor del Pueblo en el cumplimiento de sus
funciones.
7.3.2. Incompatibilidades
La condición de Defensor del Pueblo es incompatible:
El Defensor del Pueblo deberá cesar, dentro de los diez días siguientes a su nombramiento y antes de
tomar posesión, en toda situación de incompatibilidad que pudiere afectarle, entendiéndose en caso
contrario que no acepta el nombramiento.
Si la incompatibilidad fuere sobrevenida una vez posesionado del cargo, se entenderá que renuncia al
mismo en la fecha en que aquella se hubiere producido
El Defensor del Pueblo estará auxiliado por un adjunto primero y un adjunto segundo, en los que podrá
delegar sus funciones y que le sustituirán por su orden, en el ejercicio de las mismas, en los supuestos
de imposibilidad temporal y en los de cese.
El Defensor del Pueblo nombrará y separará a sus adjuntos previa conformidad de las Cámaras en la
forma que determinen sus reglamentos.
8. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
8.1. COMPOSICIÓN
Los miembros del Tribunal Constitucional deberán ser nombrados entre Magistrados y Fiscales,
Profesores de Universidad, funcionarios públicos y Abogados, todos ellos juristas de reconocida
competencia con más de quince años de ejercicio profesional.
Los miembros del Tribunal Constitucional serán designados por un período de nueve años y se
renovarán por terceras partes cada tres.
En lo demás, los miembros del Tribunal Constitucional tendrán las incompatibilidades propias de los
miembros del poder judicial.
Los miembros del Tribunal Constitucional serán independientes e inamovibles en el ejercicio de su
mandato.
El Presidente del Tribunal Constitucional será nombrado entre sus miembros por el Rey, a propuesta
del mismo Tribunal en pleno y por un período de tres años.
8.2. COMPETENCIAS
El Tribunal Constitucional tiene jurisdicción en todo el territorio español y es competente para conocer:
a) Del recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley. La
declaración de inconstitucionalidad de una norma jurídica con rango de ley, interpretada por la
jurisprudencia, afectará a ésta, si bien la sentencia o sentencias recaídas no perderán el valor de cosa
juzgada.
b) Del recurso de amparo por violación de los derechos y libertades referidos en el Art. 53,2, de la
Constitución, en los casos y formas que la ley establezca.
c) De los conflictos de competencia entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de los de éstas
entre sí.
d) De las demás materias que le atribuyan la Constitución o las leyes orgánicas.
Están legitimados:
Las sentencias del Tribunal Constitucional se publicarán en el «Boletín Oficial del Estado» con los
votos particulares, si los hubiere.
Tienen el valor de cosa juzgada a partir del día siguiente de su publicación y no cabe recurso alguno
contra ellas. Las que declaren la inconstitucionalidad de una ley o de una norma con fuerza de ley y
todas las que no se limiten a la estimación subjetiva de un derecho, tienen plenos efectos frente a todos.
Salvo que en el fallo se disponga otra cosa, subsistirá la vigencia de la ley en la parte no afectada por la
inconstitucionalidad.
TEMA 3 - LA CORONA
1. FUNCIONES DE LA CORONA
Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.
2. LA SUCESIÓN
La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo
heredero de la dinastía histórica.
· Aquellas personas que teniendo derecho a la sucesión en el trono contrajeren matrimonio contra la
expresa prohibición del Rey y de las Cortes Generales, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona
por sí y sus descendientes.
· Extinguidas todas las líneas llamadas en Derecho, las Cortes Generales proveerán a la sucesión en la
Corona en la forma que más convenga a los intereses de España.
· Las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de
sucesión a la Corona se resolverán por una ley orgánica.
3. TUTELA
La tutela del Rey menor es un mecanismo que actúa en aquellos casos en los que el Rey es menor de
edad; es decir, en aquellos casos en los que accede al Trono una persona que teniendo derecho a la
Sucesión, es en esos momentos, menor de edad.
No debemos confundirla con la Regencia, que veremos en el apartado siguiente, pues mientras la tutela
solo actúa en el ámbito de la esfera jurídica privada de la persona del Rey, la Regencia constituye un
método de ejercicio de la Corona en nombre del Rey.
3.1. SUPUESTOS
En primer lugar será tutor del Rey menor la persona que en su testamento hubiese nombrado el Rey
difunto, siempre que sea mayor de edad y español de nacimiento.
En caso de que el Rey difunto, no lo hubiese nombrado, será tutor el padre o la madre, mientras
permanezcan viudos.
3.2. LÍMITES
No podrán acumularse los cargos de Regente y de tutor sino en el padre, madre o ascendientes directos
del Rey.
4. REGENCIA
La Regencia, como decíamos, actúa en los supuestos en los que existe Rey o Reina, pero no se
encuentra en condiciones de ejercer las funciones asignadas a su cargo. Esta imposibilidad puede ser
debida a dos causas, porque el Rey es menor de edad, o bien porque está inhabilitado para el ejercicio
de su autoridad.
- Ser español
- Mayor de edad.
4.1. SUPUESTOS
2. El pariente mayor de edad más próximo a suceder en la Corona, según el orden establecido en la
Constitución
En caso de que no exista ninguna persona a quien corresponda el ejercicio de la Regencia, estaremos
ante un supuesto de la denominada “regencia dátiva”, ( por contraposición a la anterior denominada
“legítima”) en la que pueden ejercer el cargo de Regente, una, tres o cinco personas designadas por las
Cortes Generales.
Como en el caso anterior, también se prevé el supuesto de que no haya ninguna persona a quien
corresponda la Regencia; en este caso también será nombrada por las Cortes Generales, y se
compondrá de una, tres o cinco personas.
5. EL REFRENDO
La institución del refrendo forma parte del régimen jurídico predicable del Monarca, como Jefe del
Estado. La idea de base es el principio de que el Jefe del Estado ostenta una serie de prerrogativas
derivadas de la necesidad de proteger su figura, e implica, la imposibilidad de someter al Rey a un
proceso judicial.
El refrendo es una de las consecuencias de esa situación jurídica. Si el Rey no tiene responsabilidad, si
no se le puede exigir responsabilidad, debemos rodear sus actos de una serie de cautelas que impidan el
ejercicio desmesurado del poder o la extralimitación de sus funciones.
De ahí que debamos trasladar esa responsabilidad a aquel órgano que le encomienda la realización de
sus funciones.
Por ejemplo, como sabemos la disolución de las Cortes es una prerrogativa y función del Monarca, que
solo él puede realizar. Sin embargo los supuestos de disolución están constitucionalmente
determinados, de modo que no cabe que la pueda realizar de manera aleatoria o discrecional porque
siempre, para poder realizar esa disolución, debe recibir la propuesta del Presidente del Gobierno, o en
un caso excepcional y constitucionalmente regulado, por mandato constitucional y bajo el refrendo del
Presidente del Congreso de los Diputados.
Por tanto, el refrendo actúa como un mecanismo de traslación de responsabilidad del Monarca al cargo
o persona que refrende sus actos, que es, en último extremo, quien asume la responsabilidad del acto
refrendado.
De forma inversa, podemos concluir que los actos reales realizados sin refrendo no tienen validez en
nuestro ordenamiento, salvo aquellos que expresamente están excepcionados de este requisito.
Esta institución arranca de la Constitución española de 1812, que exigía la firma de uno de los
denominados “Secretarios de Despacho” ( antecedente de los actuales Ministros” y los declaraba
responsables. Fue regulado como acto de validez del Rey en el año 1837.
5.1.REGULACIÓN CONSTITUCIONAL
El artículo 64 establece que los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su
caso, por los Ministros competentes.
Como indicábamos existen una serie de actos regios en los que no es precisa la realización del
refrendo. Se regulan en el artículo 65 de la Constitución y son los siguientes:
1. ORIGEN HISTÓRICO
La Constitución de 1978 recupera una denominación antigua para referirse al Poder Legislativo estatal,
en vez de asumir el nombre de “Parlamento”, de clara influencia británica, optó por el de “Cortes
Generales”.
El uso del sustantivo “Cortes” es reflejo de una tradición que se remonta en España a la época
medieval. Se denominaban así por el emplazamiento donde se celebraban las deliberaciones, (donde
estaba la Corte) y que, cuando tenían carácter extraordinario o solemne se llamaban “generales”.
El origen de la Institución, como la mayoría de los parlamentos europeos, tiene sus raíz en las
asambleas medievales. Fue en el ámbito eclesiástico donde se construyó el principio representativo, tal
y como fue entendido y desarrollado en la Edad Media; así, las primeras reuniones de los Comunes en
Inglaterra se llevaron a cabo en la sala capitular de la abadía de Westminster, hacia 1285.
En los reinos de la España medieval, desde el siglo XIII, e incluso en el primer período de la monarquía
absoluta, fue presidida por el Rey, y formada por los representantes de los diversos estamentos.
La regulación constitucional de las Cortes Generales se recoge en el Título III de la misma, artículos 66
a 96, ambos incluidos. En este Título encontramos tres partes diferenciadas que responden a una
estructura interna dedicada al tratamiento de los siguientes aspectos relacionados con la función
legislativa:
· Capítulo I- De las Cámaras. Artículos 66 a 80.
· Capítulo II- De la elaboración de las leyes. Artículos 81 a 92.
· Capítulo III-De los Tratados Internacionales. Artículos 93 a 96.
Mención aparte merecen los Reglamentos internos de ambas Cámaras, aprobados por ellas mismas en
aplicación del artículo 72. 1. de la Constitución que establece “las Cámaras establecen sus propios
Reglamentos”. Son los siguientes:
2.1. CARACTERÍSTICAS
Del análisis de la normativa anterior, cabe deducir las siguientes características predicables de las
Cortes Generales:
Las Cortes encarnan uno de los tres poderes clásicos del Estado, el poder legislativo. Aunque hayan
perdido en la vida política diaria el carácter preeminente con que fueron concebidas inicialmente por el
pensamiento liberal, su peso específico dimana de sus importantes funciones legislativas, financieras y
de control del Gobierno, y sobre todo, de su naturaleza esencialmente representativa.
Según el artículo 66.1, “las Cortes Generales representan al pueblo español”, lo que es lo mismo que
afirmar que sus miembros, los parlamentarios, son los representantes del pueblo. De ahí se deriva su
condición de inviolables.
Tal como recoge el artículo 23, los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos,
directamente o a través de representantes, libremente elegidos, con lo cual se puede deducir que el
órgano del Estado que por antonomasia representa al pueblo son las Cortes Generales.
b) Órgano representativo.
Son concebidas por la Constitución como un órgano cuya función primera es representar al pueblo
español (artículo 66.1).
Se componen por elección popular directa, con la excepción de determinados escaños del Senado, y
esta representatividad será fuente legitimidad de otros órganos del Estado y especialmente del
Gobierno, cuyo presidente ha de superar una votación de investidura en el Congreso.
Las Cortes son un órgano colegiado y su condición de órgano deliberante es connatural a todo
parlamento y deriva de su condición de órgano representativo del pluralismo político.
La publicidad está conectada con su condición de órgano representativo y deliberante, puesto que de
sus deliberaciones debe poder tener conocimiento el pueblo representado en Cortes.
La práctica de las sesiones de los plenos ha restringido mucho las sesiones plenarias secretas y casi han
desaparecido del panorama parlamentario. En cuanto a las comisiones, se celebran normalmente sin
presencia directa del público pero con la presencia de representantes de los medios de comunicación.
Sin embargo, las Ponencias que designan las comisiones legislativas para informar sobre los proyectos
de ley que remite el Gobierno, celebran sus sesiones de trabajo sin presencia de periodistas y sin
publicidad, para permitir el diálogo, la negociación y los compromisos entre los diversos grupos
parlamentarios.
e) Órgano autónomo
Como reflejo del origen histórico de las Cortes que surgieron con antelación al movimiento
constitucionalista: para el rey eran órganos de asesoramiento y apoyo, especialmente financiero, pero
para los miembros de la asamblea resultaba necesario asegurar cierta autonomía frente a la voluntad
regia.
f) Órgano permanente.
Las Cortes son un órgano con vocación de permanencia, aunque con un funcionamiento no continuo,
tanto por los períodos entre las sesiones como por la situación que crea su disolución o la expiración de
su mandato. Pero para tales supuestos, esta nota de permanencia se manifiesta en la función
parlamentaria de desempeñar el control político de la acción del Gobierno encarnada por la Diputación
Permanente, que existe en cada cámara.
g) Órgano inviolable.
El artículo 66.3 declara que “las Cortes Generales son inviolables”, lo que significa que las cámaras
disponen de protección jurídico-penal frente a toda interferencia o coacción que pudieran sufrir en su
actividad o en sus locales.
h) Órgano bicameral.
Es un órgano compuesto por el Congreso de los Diputados (también denominado Cámara Baja) y por el
Senado (también denominado Cámara Alta).
No obstante las Cámaras actúan de forma conjunta en casos constitucionalmente establecidos, siendo
presididas en estas ocasiones por el Presidente del Congreso de los Diputados.
Los casos en los que la reunión de las Cámaras es conjunta, se recogen en la Constitución en los
artículos siguientes:
i) Órgano legislador.
3. FUNCIONES Y COMPOSICIÓN
3.1. FUNCIONES
El artículo 66 de la Constitución española de 1978, señala como funciones genéricas de las Cortes
Generales las siguientes:
- Funciones jurídicas
- Funciones políticas
- Funciones Financieras
- Funciones relacionadas con la Corona
- Funciones internas
- Otras funciones
Las funciones jurídicas se refieren a las que tienen por objeto tanto la producción directa de normas
jurídicas como las que afectan a la modificación y actualización del ordenamiento jurídico del Estado.
Como hemos señalado anteriormente, el artículo 66.2 atribuye a las Cortes la potestad legislativa, que
incluye:
Por tanto, son funciones capitales de las Cortes todas aquellas que contribuyen a dictar, modificar,
ajustar o actualizar el ordenamiento jurídico del Estado.
Las Cortes Generales, como dijimos, son la representación política del pueblo, por tanto todas sus
funciones tienen una dimensión política.
En lo concreto, el Parlamento ejerce funciones políticas en los casos en que ejerce como una instancia
que controla o complementa decisiones políticas del Gobierno. La manifestación de esta acción se
recoge en el artículo 66.2. de la Constitución al establecer que las cortes controlan la acción del
Gobierno.
La Const. contempla como las principales funciones financieras de las Cortes la de prever y controlar la
actividad económica del Estado. Esto Se traduce en una serie de competencias específicas que son:
En todas estas actuaciones, como ya indicamos, las cámaras estarán reunidas en sesión conjunta, como
expresión de que la nación es una sola, y presididas por el Presidente del Congreso de los Diputados.
Son las siguientes:
· El artículo 57.3 de la Constitución prevé que, extinguidas las líneas llamadas en Derecho, las Cortes
proveerán a la sucesión en la Corona.
· El artículo 59.2 faculta a las Cortes a reconocer que el rey ha quedado inhabilitado para el ejercicio de
su autoridad.
· El artículo 60.1 las autoriza para nombrar tutor del rey menor.
· El artículo 61.1 dispone que la proclamación y el juramento del nuevo rey tendrá lugar ante las
Cortes.
· El artículo 61.2 establece que el príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, prestará el mismo
juramento.
En orden a garantizar la independencia y la soberanía de las Cámaras, ejercen las siguientes potestades
de funcionamiento interno, establecidas en el artículo 72 de la Constitución:
Al margen de las ya señaladas, encontramos en el Texto Constitucional funciones dispersas. Son las
siguientes:
· Acusación por traición y delitos contra la seguridad del Estado cometidos por el presidente y los
demás miembros del Gobierno: según dispone el articulo 102.2, sólo podrá ser planteada por iniciativa
de la cuarta parte de los miembros del Congreso.
3.2. COMPOSICIÓN
Como indicamos en su momento, las Cortes Generales son un órgano bicameral, formado por dos
Cámaras. Estas Cámaras son el Congreso de los Diputados( también denominada “Camara Baja”) y el
Senado( también denominada “Cámara Alta”). Analizamos sus respectivas composiciones a
continuación.
Se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal,
libre, igual, directo y secreto, en los términos que establezca la ley. Esta ley es la Ley Orgánica 5/ 1985,
de 19 de junio, de Régimen Electoral General, que ha fijado el número en 350 Diputados.
3.2.2. El Senado
La composición del Senado se recoge en la Constitución en su artículo 69. Según este artículo:
· El Senado es la Cámara de representación territorial.
· En cada provincia se elegirán cuatro Senadores por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto
por los volantes de cada una de ellas, en los términos que señale una ley orgánica.
· En las provincias insulares, cada isla o agrupación de ellas, con Cabildo o Consejo Insular, constituirá
una circunscripción a efectos de elección de Senadores, correspondiendo tres a cada una de las islas
mayores -Gran Canaria, Mallorca y Tenerife- y uno a cada una de las siguientes islas o agrupaciones:
Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma.
· Las poblaciones de Ceuta y Melilla elegirán cada una de ellas dos Senadores.
· Las Comunidades Autónomas designarán además un Senador y otro más por cada millón de
habitantes de su respectivo territorio. La designación corresponderá a la Asamblea Legislativa o, en su
defecto, al órgano colegiado superior de la Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo que establezcan
los Estatutos, que asegurarán, en todo caso, la adecuada representación proporcional.
Señalar por último que el Senado es elegido por cuatro años. Por tanto, el mandato de los Senadores
termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara.
Los Diputados y Senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de
sus funciones.
Gozan asimismo de inmunidad, puesto que durante el período de su mandato los Diputados y
Senadores gozarán asimismo de inmunidad y sólo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito. No
podrán ser inculpados ni procesados sin la previa autorización de la Cámara respectiva.
En las causas contra Diputados y Senadores será competente la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.
Los Diputados y Senadores percibirán una asignación que será fijada por las respectivas Cámaras.
Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo.
Nadie podrá ser miembro de las dos Cámaras simultáneamente, ni acumular el acta de una Asamblea de
Comunidad Autónoma con la de Diputado al Congreso.
El funcionamiento de las Cámaras se rige por el Reglamento interno de cada una de ellas. En este
sentido es importante recordar que son los siguientes:
“Las Cámaras establecen sus propios Reglamentos, aprueban autónomamente sus presupuestos y, de
común acuerdo, regulan el Estatuto del Personal de las Cortes Generales. Los Reglamentos y su
reforma serán sometidos a una votación final sobre su totalidad, que requerirá la mayoría absoluta.”
Las Cámaras se reunirán anualmente en dos períodos ordinarios de sesiones: el primero, de septiembre
a diciembre, y el segundo, de febrero a junio.
Las Cámaras podrán reunirse en sesiones extraordinarias a petición del Gobierno, de la Diputación
Permanente o de la mayoría absoluta de los miembros de cualquiera de las Cámaras.
Las sesiones extraordinarias deberán convocarse sobre un orden del día determinado y serán
clausuradas una vez que éste haya sido agotado.
4.1. ÓRGANOS DE LAS CÁMARAS
a) El Presidente
Funciones
El Presidente del Congreso ostenta la representación de la Cámara, asegura la buena marcha de los
trabajos, dirige los debates, mantiene el orden de los mismos y ordena los pagos, sin perjuicio de las
delegaciones que pueda conferir.
Los Presidentes de las Cámaras ejercen en nombre de las mismas todos los poderes administrativos y
facultades de policía en el interior de sus respectivas sedes.
Elección
El Presidente del Congreso de los Diputados y el Presidente del Senado, se eligen por mayoría absoluta
en primera votación. De no conseguirse, resultará elegido en segunda votación aquél más votado de
entre los dos que más votos hubiera obtenido en la primera votación.
b) La Mesa
Concepto
La Mesa es el órgano rector de la Cámara y ostenta la representación colegiada de ésta en los actos a
que asista.
Composición
La Mesa estará compuesta por el Presidente del Congreso, cuatro Vicepresidentes y cuatro Secretarios.
El Presidente dirige y coordina la acción de la Mesa.
Convocatoria
La Mesa se reunirá a convocatoria del Presidente y estará asesorada por el Letrado Secretario General,
que redactará el Acta de las sesiones y cuidará, bajo la dirección del Presidente, de la ejecución de los
acuerdos.
Funciones
· Adoptar cuantas decisiones y medidas requieran la organización del trabajo y el régimen y gobierno
interiores de la Cámara.
· Elaborar el proyecto de Presupuesto del Congreso de los Diputados, dirigir y controlar su ejecución y
presentar ante el Pleno de la Cámara, al final de cada ejercicio, un informe acerca de su cumplimiento.
· Ordenar los gastos de la Cámara, sin perjuicio de las delegaciones que pueda acordar.
· Calificar, con arreglo al Reglamento, los escritos y documentos de índole parlamentaria, así como
declarar la admisibilidad o inadmisibilidad de los mismos.
· Decidir la tramitación de todos los escritos y documentos de índole parlamentaria, de acuerdo con las
normas establecidas en el Reglamento.
· Programar las líneas generales de actuación de la Cámara, fijar el calendario de actividades del Pleno
y de las Comisiones para cada período de sesiones y coordinar los trabajos de sus distintos órganos,
todo ello previa audiencia de la Junta de Portavoces.
· Cualesquiera otras que le encomiende el Reglamento y las que no estén atribuidas a un órgano
específico.
Los Vicepresidentes
Los Vicepresidentes, por su orden, sustituyen al Presidente, ejerciendo sus funciones en caso de
vacante, ausencia o imposibilidad de éste. Desempeñan, además, cualesquiera otras funciones que les
encomiende el Presidente o la Mesa.
Los Secretarios
Los Secretarios supervisan y autorizan, con el visto bueno del Presidente, las Actas de las sesiones
plenarias, de la Mesa y de la Junta de Portavoces, así como las certificaciones que hayan de expedirse,
asisten al Presidente en las sesiones para asegurar el orden en los debates y la corrección en las
votaciones; colaboran al normal desarrollo de los trabajos de la Cámara según las disposiciones del
Presidente; ejercen, además, cualesquiera otras funciones que les encomiende el Presidente o la Mesa
c) El Pleno
Habrá en el salón de sesiones, del Congreso de los Diputados, un banco especial destinado a los
miembros del Gobierno.
Sólo tendrán acceso al salón de sesiones, además de las personas indicadas, los funcionarios de las
Cortes en el ejercicio de su cargo y quienes estén expresamente autorizados por el Presidente.
Las sesiones del Pleno tienen carácter solemne, y los trabajos técnicos se realizan en las comisiones de
la Cámara. Las sesiones plenarias de las Cámaras serán públicas, salvo acuerdo en contrario de cada
Cámara, adoptado por mayoría absoluta o con arreglo al Reglamento.
Las Comisiones son secciones de las Cámaras a través de las que se realiza la división del trabajo
parlamentario.
Será obligatorio comparecer a requerimiento de las Cámaras. La ley regulará las sanciones que puedan
imponerse por incumplimiento de esta obligación.
Las Cámaras podrán delegar en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación de proyectos o
proposiciones de ley. El Pleno podrá, no obstante, recabar en cualquier momento el debate y votación
de cualquier proyecto o proposición de ley que haya sido objeto de esta delegación.
· La reforma constitucional
· Las cuestiones internacionales
· Las leyes orgánicas y de bases
· Los Presupuestos Generales del Estado
- La Junta de Portavoces
- Los Grupos Parlamentarios
a) La Junta de Portavoces
Los portavoces de los Grupos Parlamentarios constituyen la Junta de Portavoces, que se reunirá bajo la
presidencia del Presidente. Este la convocará a iniciativa propia o a petición de dos Grupos
Parlamentarios o de la quinta parte de los miembros de la Cámara.
De las reuniones de la Junta se dará cuenta al Gobierno para que envíe, si lo estima oportuno, un
representante, que podrá estar acompañado, en su caso, por persona que le asista.
A las reuniones de la Junta deberán asistir, al menos, un Vicepresidente, uno de los Secretarios de la
Cámara y el Secretario General. Los portavoces o sus suplentes podrán estar acompañados por un
miembro de su Grupo que no tendrá derecho a voto.
Las decisiones de la Junta de Portavoces se adoptarán siempre en función del criterio de voto
ponderado.
Los Diputados, en número no inferior a quince, podrán constituirse en Grupo Parlamentario. Podrán
también constituirse en Grupo Parlamentario los Diputados de una o varias formaciones políticas que,
aun sin reunir dicho mínimo, hubieren obtenido un número de escaños no inferior a cinco y, al menos,
el quince por ciento de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hubieren presentado
candidatura o el cinco por ciento de los emitidos en el conjunto de la Nación.
En ningún caso pueden constituir Grupo Parlamentario separado Diputados o Senadores que
pertenezcan a un mismo partido. Tampoco podrán formar Grupo Parlamentario separado los Diputados
o Senadores que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan
enfrentado ante el electorado.
Los parlamentarios que no quedaran integrados en un Grupo Parlamentario, en los plazos señalados,
quedarán incorporados al Grupo Mixto.
Concepto
El órgano permanente de cada una de las Cámaras que garantiza la permanencia y continuidad de las
funciones asignadas a las Cortes Generales, es la Diputación Permanente.
Composición
En cada Cámara, por tanto, habrá una Diputación Permanente compuesta por un mínimo de veintiún
miembros, que representarán a los grupos parlamentarios, en proporción a su importancia numérica.
Funcionamiento
Las Diputaciones Permanentes estarán presididas por el Presidente de la Cámara respectiva y tendrán
como funciones la prevista en el articulo 73 de la Constitución, la de asumir las facultades que
correspondan a las Cámaras, de acuerdo con los articulos 86 y 116, de la Constitución en caso de que
éstas hubieren sido disueltas o hubiere expirado su mandato y la de velar por los poderes de las
Cámaras, cuando éstas no estén reunidas.
Expirando el mandato o en caso de disolución, las Diputaciones Permanentes seguirán ejerciendo sus
funciones hasta la constitución de las nuevas Cortes Generales.
Reunida la Cámara correspondiente, la Diputación Permanente dará cuenta de los asuntos tratados y de
sus decisiones.
5. EL TRIBUNAL DE CUENTAS
El Tribunal de Cuentas es el supremo órgano fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del
Estado y del sector público, sin perjuicio de su propia jurisdicción, de acuerdo con la Constitución y su
Ley Orgánica.
Es único en su orden y extiende su jurisdicción a todo el territorio nacional, sin perjuicio de los órganos
fiscalizadores de cuentas que para las Comunidades Autónomas puedan prever sus Estatutos.
5.2. FUNCIONES
El Tribunal de Cuentas ejercerá su función en relación con la ejecución de los programas de ingresos y
gastos públicos.
El Tribunal de Cuentas, por delegación, de las Cortes Generales, procederá al examen y comprobación
de la Cuenta General del Estado dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que se haya
rendido. El Pleno, oído el Fiscal, dictará la declaración definitiva que le merezca para elevarla a las
Cámaras con la oportuna propuesta, dando traslado al Gobierno.
a) El Presidente.
b) El Pleno.
c) La Comisión de Gobierno.
d) La Sección de Fiscalización.
e) La Sección de Enjuiciamiento.
f) Los Consejeros de Cuentas.
g) La Fiscalía.
h) La Secretaría General.
5.3.1. El Presidente
a) Representar al Tribunal.
b) Convocar y presidir el Pleno y la Comisión de Gobierno así como decidir con voto de calidad en
caso de empate
c) Ejercer la jefatura superior del personal al servicio del mismo y las funciones relativas a su
nombramiento, contratación, gobierno y administración en general.
d) Disponer los gastos propios del Tribunal y la contratación de obras, bienes, servicios, suministros y
demás prestaciones necesarias para su funcionamiento.
e) Las demás que le reconozca la Ley.
f) Resolver las demás cuestiones de carácter gubernativo no asignadas a otros órganos del Tribunal.
5.3.2. El Pleno
El Tribunal en Pleno estará integrado por doce Consejeros de Cuentas, uno de los cuales será el
Presidente, y el Fiscal.
El quórum para la válida constitución del Pleno será el de dos tercios de sus componentes y sus
acuerdos serán adoptados por mayoría de asistentes
Corresponde al Pleno:
Las Salas conocerán de las apelaciones contra las resoluciones en primera instancia dictadas por los
Consejeros de Cuentas en los juicios de cuentas, los procedimientos de reintegro por alcance y los
expedientes de cancelación de fianzas; y en instancia o por vía de recurso, de los asuntos que determine
la Ley de Funcionamiento del Tribunal.
5.3.6. La Fiscalía
La Fiscalía del Tribunal de Cuentas, dependiente funcionalmente del Fiscal general del Estado, quedará
integrada por el Fiscal y los Abogados Fiscales.
La Ley diseña el régimen jurídico del mismo, partiendo de tres principios que configuran el
funcionamiento del Gobierno:
· El principio de la dirección presidencial, que otorga al Presidente del Gobierno la competencia para
determinar las directrices políticas que deberá seguir el Gobierno y cada uno de los Departamentos
· La colegialidad y consecuentemente la responsabilidad solidaria de sus miembros
· El principio departamental que otorga al titular de cada Departamento una amplia autonomía y
responsabilidad en el ámbito de su respectiva gestión.
Desde estos planteamientos, en el Título I se regula la posición constitucional del Gobierno, así como
su composición, con la distinción entre órganos individuales y colegiados. Al propio tiempo, se
destacan las funciones que, con especial relevancia, corresponden al Presidente y al Consejo de
Ministros. Asimismo, se regula la creación, composición y funciones de las Comisiones Delegadas del
Gobierno, órganos con una aquilatada tradición en nuestro Derecho.
El Título II se dedica a regular el estatuto de los miembros del Gobierno -cumpliendo el mandato
contenido en el artículo 98.4 de la Constitución- y, en especial, los requisitos de acceso al cargo, su
nombramiento y cese, el sistema de suplencias y el régimen de incompatibilidades.
Igualmente se contienen las normas sobre nombramiento, cese, suplencia e incompatibilidades de los
Secretarios de Estado; y el régimen de nombramiento y cese de los Directores de Gabinete.
El Título III establece las reglas de funcionamiento del Gobierno, con especial atención al Consejo de
Ministros y a los demás órganos del Gobierno y de colaboración y apoyo al mismo. También se incluye
una referencia especial a la delegación de competencias, fijando con claridad sus límites, así como las
materias que resultan indelegables.
Por último en el Título V se regula el procedimiento para el ejercicio por el Gobierno de la iniciativa
legislativa que le corresponde, comprendiendo dos fases principales en las que interviene el Consejo de
Ministros, asumiendo la iniciativa legislativa, en un primer momento, y culminando con la aprobación
del proyecto de ley.
Finalmente, se regulan diversas forma de control de los actos del Gobierno, de conformidad con lo
establecido por nuestra Constitución y por nuestra jurisprudencia constitucional y ordinaria, con la
finalidad de garantizar el control jurídico de toda la actividad del Gobierno en el ejercicio de sus
funciones.
2.1. COMPOSICIÓN
El Presidente dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones de los demás miembros del
mismo, sin perjuicio de la competencia y responsabilidad directa de éstos en su gestión.
Incompatibilidades
Los miembros del Gobierno no podrán ejercer otras funciones representativas que las propias del
mandato parlamentario, ni cualquier otra función pública que no derive de su cargo, ni actividad
profesional o mercantil alguna.
Será de aplicación, asimismo, a los miembros del Gobierno el régimen de incompatibilidades de los
altos cargos de la Administración General del Estado.
Requisitos
Ser español
Mayor de edad
Disfrutar de los derechos de sufragio activo y pasivo
No estar inhabilitado para ejercer empleo o cargo público por sentencia judicial firme.
Dejamos para más adelante el estudio de la figura del Presidente del Gobierno, para centrarnos ahora
en el estudio de las figuras de los Vicepresidentes y de los Ministros.
Funciones
Al Vicepresidente o Vicepresidentes, cuando existan, les corresponderá el ejercicio de las funciones que
les encomiende el Presidente.
En la actualidad existen dos Vicepresidencias del Gobierno. Sus titulares son además Ministros,
respectivamente, del Ministerio de Presidencia y del Ministerio de Economía.
Nombramiento y separación
Son nombrados y separados por el Rey a propuesta del Presidente del Gobierno.
2.1.2. Los Ministros
Concepto y funciones
Los Ministros, como titulares de sus Departamentos, tienen competencia y responsabilidad en la esfera
específica de su actuación, y les corresponde el ejercicio de las siguientes funciones:
Además de los Ministros titulares de un Departamento, podrán existir Ministros sin cartera, ( es decir
que no tienen a su cargo un Ministerio) a los que se les atribuirá la responsabilidad de determinadas
funciones gubernamentales.
Nombramiento y separación
Los miembros del Gobierno se reúnen en Consejo de Ministros y en Comisiones Delegadas del
Gobierno.
a) El Consejo de Ministros.
Funciones
Funcionamiento
· A las reuniones del Consejo de Ministros podrán asistir los Secretarios de Estado cuando sean
convocados.
Las deliberaciones del Consejo de Ministros serán secretas.
· El Presidente del Gobierno convoca y preside las reuniones del Consejo de Ministros, actuando como
Secretario el ministro de la Presidencia.
· Las reuniones del Consejo de Ministros podrán tener carácter decisorio o deliberante.
· El orden del día de las reuniones del Consejo de Ministros se fijará por el Presidente del Gobierno.
· De las sesiones del Consejo de Ministros se levantará acta en la que figurarán, exclusivamente, las
circunstancias relativas al tiempo y lugar de su celebración, la relación de asistentes, los acuerdos
adoptados y los informes presentados.
Funciones
· Examinar las cuestiones de carácter general que tengan relación con varios de los Departamentos
Ministeriales que integren la Comisión.
· Estudiar aquellos asuntos que, afectando a varios Ministerios, requieran la elaboración de una
propuesta conjunta previa a su resolución por el Consejo de Ministros.
· Resolver los asuntos que afectando a más de un ministerio, no requieran ser elevados al Consejo de
ministros.
· Ejercer cualquier otra atribución que les confiera el ordenamiento jurídico o que les delegue el
Consejo de Ministros.
Funcionamiento
No obstante podrán ser convocados a las reuniones de las Comisiones Delegadas los titulares de
aquellos otros órganos superiores y directivos de la Administración General del Estado que se estime
conveniente.
La creación, modificación y supresión de las Comisiones Delegadas del Gobierno será acordada por el
Consejo de Ministros mediante Real Decreto, a propuesta del Presidente del Gobierno.
El Real Decreto de creación de una Comisión Delegada deberá especificar, en todo caso:
2.2. FUNCIONES
3.1. DESIGNACIÓN
El Presidente del Gobierno puede ser nombrado de dos formas, a las que denominaremos
respectivamente “ordinaria” y “extraordinaria”. Su regulación constitucional se recoge en los artículos
99, 101 y 113 y 114.
3.1.1. Ordinaria
1- El Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con
representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la
Presidencia del Gobierno.
3- Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su
confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se
someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la
confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.
Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato
hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas
elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.
3.1.2. Extraordinaria
Procede en el caso de pérdida de una moción de censura. En la moción de censura debe incluirse un
candidato a la Presidencia del Gobierno que será nombrado como tal por el Rey en caso de que
prospere la moción, es decir, en caso de que la moción de censura sea aprobada por la mayoría absoluta
del Congreso de los Diputados. De ahí que la moción de censura en nuestro país tenga la característica
de ser “constructiva”.
El nombramiento del Presidente del Gobierno se realiza por el Rey con el refrendo del Presidente del
Congreso de los Diputados.
El juramento se realiza ante el rey, jurando o prometiendo cumplir fielmente las obligaciones del cargo,
con lealtad al Rey, y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado.( Real Decreto
707/ 1979, de 5 de abril)
3.2. REMOCIÓN
- Dimisión voluntaria
- Pérdida de la confianza parlamentaria, al no superar una moción de censura o una cuestión de
confianza
- Renovación del Congreso de los Diputados
- Fallecimiento
3.3. FUNCIONES
Además de esas funciones genéricas corresponde al Presidente del Gobierno el ejercicio de las
siguientes funciones específicas:
Representar al Gobierno
Establecer el programa político del Gobierno
Determinar las directrices de la política interior y exterior y velar por su cumplimiento
Proponer al Rey, previa deliberación del Consejo de Ministros, la disolución del Congreso de los
Diputados, del Senado o de ambas Cámaras
Plantear ante el Congreso de los Diputados, previa deliberación del Consejo de Ministros, la cuestión
de confianza
Proponer al Rey la convocatoria de referéndum consultivo, previa autorización del Congreso de los
Diputados
Dirigir la política de defensa y ejercer respecto de las Fuerzas Armadas las funciones previstas en la
legislación reguladora de la defensa nacional y de la organización militar
Convocar, presidir y fijar el orden del día de las reuniones del Consejo de Ministros, sin perjuicio de lo
establecido en el articulo 62. g) de la Constitución
Refrendar, en su caso, los actos del Rey y someterle, para su sanción, las leyes y demás normas con
rango de ley, de acuerdo con lo establecido en los artículos 64 y 91 de la Constitución
Interponer el recurso de inconstitucionalidad
Crear, modificar y suprimir, por Real Decreto, los Departamentos Ministeriales, así como las
Secretarías de Estado. Asimismo, le corresponde la aprobación de la estructura orgánica de la
Presidencia del Gobierno
Proponer al Rey el nombramiento y separación de los Vicepresidentes y de los Ministros
Resolver los conflictos de atribuciones que puedan surgir entre los diferentes Ministerios
Impartir instrucciones a los demás miembros del Gobierno
Ejercer cuantas otras atribuciones le confieran la Constitución y las leyes.
Las relaciones entre el gobierno y las cortes generales se regulan en el Título V de la Constitución
española de 1978, artículos 108 a 116 incluidos.
Se articulan como mecanismos extraordinarios de control sobre la acción de Gobierno, por parte del
Congreso de los Diputados. Su regulación específica la indicamos a continuación.
El Presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el
Congreso de los Diputados la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de
política general.
La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los
Diputados.
Es un mecanismo extraordinario de control que puede ser ejercido por el Congreso de los Diputados
para exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la
moción de censura.
- La moción de censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de
incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno.
- La moción de censura no podrá ser votada hasta que transcurran cinco días desde su presentación. En
los dos primeros días de dicho plazo podrán presentarse mociones alternativas.
- Si la moción de censura no fuere aprobada por el Congreso, sus signatarios no podrán presentar otra
durante el mismo período de sesiones.
Si el Congreso adopta una moción de censura, el Gobierno presentará su dimisión al Rey y el candidato
incluido en aquélla se entenderá investido de la confianza de la Cámara. El Rey le nombrará Presidente
del Gobierno.
- El Presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, y bajo su exclusiva
responsabilidad, podrá proponer la disolución del Congreso, del Senado o de las Cortes Generales, que
será decretada por el Rey. El decreto de disolución fijará la fecha de las elecciones.
- La propuesta de disolución no podrá presentarse cuando esté en trámite una moción de censura.
- No procederá nueva disolución antes de que transcurra un año desde la anterior, salvo lo dispuesto en
el artículo 99, apartado 5 de la Constitución española de 1978.
En las situaciones en las que se producen los estados de alarma, excepción y sitio es en las que se
observa una especial coordinación y un marcado control de las Cortes hacia el Gobierno y viceversa, ya
que actúan de manera paralela. Recordamos lo ya analizado con respecto a la declaración de estos
estados.
No podrá procederse a la disolución del Congreso mientras estén declarados algunos de los estados
citados, quedando automáticamente convocadas las Cámaras si no estuvieren en período de sesiones.
Su funcionamiento, así como el de los demás poderes constitucionales del Estado, no podrán
interrumpirse durante la vigencia de estos estados.
Disuelto el Congreso o expirado su mandato, si se produjere alguna de las situaciones que dan lugar a
cualquiera de dichos estados, las competencias del Congreso serán asumidas por su Diputación
Permanente.
El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante Decreto acordado en Consejo de
Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido
inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto
determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración.
El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de
Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados. La autorización y proclamación del
estado de excepción deberá determinar expresamente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que
se extiende y su duración, que no podrá exceder de treinta días prorrogables por otro plazo igual, con
los mismos requisitos.
El estado de sitio será declarado por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, a propuesta
exclusiva del Gobierno. El Congreso determinará su ámbito territorial, duración y condiciones.
a) Eficacia
b) Jerarquía
c) Descentralización
d) Desconcentración
e) Coordinación con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.
a) Los órganos de la Administración del Estado son creados, regidos y coordinados de acuerdo con la
ley.
b) La ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, el acceso a la función pública de acuerdo
con los principios de mérito y capacidad, las peculiaridades del ejercicio de su derecho a sindicación, el
sistema de incompatibilidades y las garantías para la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.
c) Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión
proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.
d) Una ley orgánica determinará las funciones, principios básicos de actuación y estatutos de las
Fuerzas y Cuerpos de seguridad. Los Tribunales controlan la potestad reglamentaria y la legalidad de la
actuación administrativa, así como el sometimiento de ésta a los fines que la justifican.
e) Los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser indemnizados por
toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor,
siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos.
La ley regulará:
Tradicionalmente se distinguen fuentes del derecho en sentido formal y fuentes del derecho en sentido
material.
En la primera acepción del término, en sentido formal, entendemos por fuente del derecho la
concreción real de la potestad normativa originaria de determinadas instituciones. Es decir, la forma
que adopta la norma en su concreción.
En la segunda acepción del término, en sentido material, entendemos por fuente del derecho la
institución e instituciones que tienen la potestad atribuida de crear normas jurídicas.
Por tanto, en el primer sentido del término la ley es una fuente del derecho y en el segundo, las Cortes
Generales como órgano encargado de su aprobación.
1. Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios generales del
Derecho.
2. Carecerán de validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior
3. La costumbre solo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al
orden público y que resulte probada. Los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una
declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre.
4. Los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su
carácter informador del ordenamiento jurídico.
5. Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de aplicación directa en
España en tanto no hayan pasado a formar parte del ordenamiento interno mediante su publicación
íntegra en el B.O.E.
6. La jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado,
establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales
del Derecho.
Por tanto, clasificamos las fuentes de la siguiente forma:
FUENTES DIRECTAS
- La Ley
- La costumbre
- Los Principios Generales del Derecho
FUENTES INDIRECTAS
- La Jurisprudencia
- Los Tratados Internacionales
Esta tradicional clasificación de las fuentes que hace el Código Civil no se corresponde, sin embargo,
con la realidad del ordenamiento, entre otras razones porque no se cita siquiera una fuente tan
importante como son los reglamentos, aunque se puede entender una alusión al hablar de disposiciones
que contradigan otras de rango superior. Por ello hay que entender el término “ley” en el sentido de
norma escrita, cualquiera que sea el órgano de que emane.
Por otro lado, el sistema de fuentes es hoy mucho más complejo que cuando se redactó el Código Civil,
complejidad que deriva no sólo del valor de la Constitución como norma jurídica, sino también de la
aparición de dos nuevas clases de leyes, desconocidas hasta la Constitución de 1978: la Ley orgánica,
que se aplica para regular ciertas materias por su importancia, y la Ley de las Comunidades
Autónomas, que surge de haberse reconocido en ellas otra instancia soberana de producción de
Derecho. Por si esto fuera poco, la entrada de nuestro país en las Comunidades Europeas ha supuesto la
aplicación de un nuevo ordenamiento conforme al cuál, a parte del valor de los tratados internacionales,
aparecen los reglamentos comunitarios, con vigencia directa e inmediata en el Derecho español e
incluso con valor superior al de nuestras leyes, a las que derogan.
Un sistema de fuentes, de otro lado, supone la existencia de unas normas sobre las mismas fuentes, que
las ordenen o jerarquicen, asignando a cada su posición dentro del conjunto. Esta función la cumplen
los principios de jerarquía normativa y el de competencia.
Según el primero de ellos, recogido en el artículo 9.3 Constitución, la norma superior deroga a la
inferior y la inferior es nula cuando contradice la superior.
Por tanto, podemos establecer después de estas aclaraciones que el sistema real de fuentes del derecho
en nuestro país es el siguiente:
FUENTES DIRECTAS
- Primarias-
- La Constitución
- Ordenamiento comunitario
- Estatutos de Autonomía y Leyes Orgánicas
- Leyes ordinarias del Estado y de las Comunidades Autónomas; Decretos leyes y Decretos legislativos
- Reales Decretos y Decretos autonómicos
- Órdenes de las Comisiones Delegadas del Gobierno
- Órdenes Ministeriales
- Disposiciones de Autoridades inferiores
- Secundarias-
- Costumbre
- Principios Generales del Derecho
FUENTES INDIRECTAS
- Tratados Internacionales
- Jurisprudencia
2. LA CONSTITUCIÓN
La Constitución es la primera de las fuentes, es decir, la norma que prevalece sobre todas las demás.
Sin embargo, la cuestión que interesa dilucidar no es la evidencia de que la Constitución es una norma
jurídica sino si es o no directamente aplicable por los operadores del Derecho. Si esta discusión se
plantea es porque las constituciones actuales, además de regular los derechos y libertades básicas y la
organización de los poderes del Estado, recogen otra serie de preceptos que pretenden establecer una
tabla de valores conformadores de la sociedad entera.
La supremacía de la Constitución puede verse, no obstante, disminuida por el Derecho europeo, pues,
si en principio los tratados internacionales sólo son válidos si se sujetan a lo dispuesto en la
Constitución (artículo 95.1: “la celebración de un tratado internacional que contenga estipulaciones
contrarias a la Constitución exigirá á previa revisión constitucional”), aquella supremacía cede en el
supuesto contemplado en el artículo 93 de la propia Constitución, que establece que mediante ley
orgánica se podrá autorizar la celebración de tratados por los que se atribuya a una organización o
institución internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución.
Por razón de los procedimientos establecidos para su revisión, las normas constitucionales son de dos
clases:
- Las previstas en el artículo 168.1 de la Constitución. Su revisión se equipara con la revisión total de la
Constitución y se sujeta a un procedimiento que consiste en la aprobación de la iniciativa por mayoría
de 2/3 de ambas Cámaras, disolución de las Cortes, ratificación de la decisión por las nuevas Cámaras,
aprobación del nuevo texto por mayoría de 2/3 y sometimiento a referéndum.
- Las restantes que se pueden considerar jerárquicamente inferiores a las anteriores y su revisión se
realiza por un procedimiento más simple, recogido en el artículo 167 de la Constitución.
Las técnicas utilizadas para garantizar la supremacía de la Constitución sobre las demás normas se
organizan en nuestro país mediante un sistema de control concentrado en la que el control de la
Constitucionalidad de las leyes queda en manos de un solo órgano, el Tribunal Constitucional, frente al
denominado “sistema de control difuso”, utilizado en Estados Unidos y en el que, son los propios
jueces ordinarios, bajo el control último del Tribunal Supremo, los que determinan la
constitucionalidad de las normas con ocasión de su aplicación a los casos concretos.
Las leyes son aquellas normas de origen parlamentario, subordinadas a la Constitución, e irresistibles e
indiscutibles para los operadores jurídicos.
Dentro de las leyes parlamentarias, además de las leyes ordinarias, que se aprueban por el
procedimiento habitual y mayoría simple, la Constitución de 1978 ha introducido la categoría de leyes
orgánicas. Estas leyes se refieren a materias de especial trascendencia y requieren mayoría absoluta del
Congreso. Se refieren “al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que
aprueben los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la
Constitución” (artículo 81 Constitución).
También son leyes parlamentarias las leyes de las Comunidades Autónomas, es decir, las normas que
aprueban sus órganos legislativos sobre materias que tiene atribuidas y sobre las cuales tiene el
Tribunal Constitucional el control de su constitucionalidad.
Las leyes de las Comunidades Autónomas están subordinadas, además de a la Constitución, a sus
respectivos Estatutos de Autonomía. Esto significa que no están subordinadas a todas las leyes estatales
con las cuales se relaciona a través del principio de competencia, en lugar del principio de jerarquía.
Sin embargo, la Constitución ha previsto un conjunto de leyes estatales de conexión con los
subsistemas autonómicos, que por su naturaleza se imponen jerárquicamente a las leyes de los
Parlamentos de las CC.AA. y que son las siguientes:
Ø Los Estatutos de Autonomía, que son leyes orgánicas que se caracterizan, a partir de su objeto, en su
sistema de elaboración y modificación.
Ø Las leyes-marco, a través de las cuales “las Cortes Generales, en materia de competencia estatal,
podrán atribuir a todas o a alguna de las Comunidades Autónomas la facultad de dictar para sí mismas
normas legislativas en el marco de los principios, bases y directrices fijados por una Ley estatal”
(artículo 150.1 Constitución).
Ø Las leyes de transferencia o delegación, por medio de las cuales “el Estado podrá transferir o delegar
en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materias de
titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación”
(artículo 150.2 Constitución).
Ø Las leyes de armonización, por medio de las cuales “el Estado podrá dictar leyes que establezcan los
principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las CC.AA., aún en el caso de
materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general” (artículo 150.3
Constitución).
Se regula en el Título III, Capítulo II de la Constitución española de 1978 (artículos del 81 al 92).
El procedimiento se inicia con la iniciativa o presentación de proyectos o proposiciones de ley antes las
Cámaras.
- El Gobierno.
Se concreta en los proyectos de ley. Una vez aprobados por el Consejo de Ministros, se remiten al
Congreso de los Diputados, acompañados de una exposición de motivos y de los antecedentes
necesarios, para que éste pueda pronunciarse sobre ellos (artículos 87 y 88 de la Constitución)
Se ejercita por medio de una proposición de ley que puede ser impulsada por los grupos parlamentarios
o individualmente por 15 Diputados o 20 Senadores (artículo 87 de la Constitución).
- Las Asambleas legislativas de las Comunidades Autónomas.
Se realiza remitiendo a la Mesa del Congreso de los Diputados una proposición de ley y designando a
tres de sus miembros como representantes para que se encarguen de su defensa (artículo 87.2
Constitución).
- El Pueblo.
Conocida como “iniciativa legislativa popular”. Se encuentra regulada por Ley Orgánica 3/1984, de 28
de marzo. Para su ejercicio se exige un mínimo de 500.000 firmas acreditadas, y no procede en
materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter internacional, ni en lo relativo a la
prerrogativa de gracia (artículo 87.3 de la Constitución).
Una vez ejercida la iniciativa, si se trata de una proposición de ley, la Mesa de la Cámara la remitirá al
Gobierno para que pueda oponerse a su tramitación, para pasar después al Pleno de la Cámara, que se
pronunciará sobre su toma en consideración. Este trámite no se aplica a los proyectos de ley.
Tras la iniciativa tiene lugar la aprobación por el Congreso de los Diputados, siguiendo los trámites
siguientes:
- Toma en consideración
- Publicación
- Presentación de enmiendas
- Informe de una ponencia sobre el proyecto
- Debate y votación artículo por artículo
- Elaboración de un dictamen por la Comisión
- Debate y votación final en el Pleno
Para que los proyectos sean aprobados basta la mayoría simple, es decir, más votos a favor que en
contra, cualquiera que sea el número de abstenciones, salvo que la Constitución exija una mayoría
cualificada.
El procedimiento legislativo concluye con la sanción por parte del Rey, en cumplimiento del artículo
91 de la Constitución de 1978 que señala que “el Rey sancionará, en el plazo de quince días, las leyes
aprobadas por las Cortes Generales, y las promulgará y ordenará su inmediata publicación”, que deberá
hacerse en el BOE, según establece el artículo 2.1 Código Civil.
Según el artículo 81 de la Constitución española de 1978, son leyes orgánicas las relativas al desarrollo
de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueban los Estatutos de
Autonomía y el régimen electoral general y las demás previstas en la Constitución.
La Constitución exige una mayoría cualificada tanto para su aprobación como para su modificación o
derogación, mayoría que consiste en “la mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el
conjunto del proyecto”.
Las leyes ordinarias son aprobadas, modificadas o derogadas, por las Cortes Generales por mayoría
simple tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado y afectan a todas aquellas materias
sobre las que no exista reserva de ley orgánica.
3.4. LAS NORMAS DEL GOBIERNO CON FUERZA DE LEY:
DECRETOS-LEYES Y DECRETOS LEGISLATIVOS
El Gobierno tiene atribuida la facultad de dictar normas con rango de ley bajo las fórmulas de decreto-
ley y de decreto legislativo, también denominadas “normas con fuerza de ley”. Procedemos a su
estudio a continuación.
3.4.1. Decretos-leyes
Surgen a finales del siglo XIX y, si bien en principio tuvieron su fundamento en la concurrencia de
circunstancias excepcionales, actualmente se basan en razones de urgencia o como alternativa a la
lentitud de los trabajos parlamentarios.
La Constitución los regula en el artículo 86, estableciendo una serie de normas de necesario y obligado
cumplimiento:
Se regulan en el artículo 85 de la Constitución al establecer que “las disposiciones del Gobierno que
contengan legislación delegada recibirán el título de decretos legislativos”.
Las Cortes Generales, mediante leyes de delegación o de autorización, o bien delega en el Gobierno la
facultad de desarrollar con fuerza de ley los principios contenidos en una ley de bases, encargo que
realiza mediante la aprobación de textos articulados, o bien autoriza al Gobierno para refundir el
contenido de varias leyes en un único texto que se materializa en la aprobación de textos refundidos.
Los requisitos de la delegación, se regulan en la Constitución en los artículos 82 y 83, en los siguientes
términos:
- La delegación deberá hacerse por una ley de bases cuando se trate de formar textos articulados o por
una ley ordinaria de autorización cuando se trate de refundir varios textos en uno solo.
- La delegación puede contener cualquier materia, excepto la que deba ser objeto de regulación por ley
orgánica. La delegación no puede incluir la facultad de modificar la propia ley de bases, ni la de dictar
normas con carácter retroactivo.
- La delegación debe hacerse de forma expresa y con fijación del plazo para su ejercicio, sin que pueda
entenderse concedida de modo implícito ni por tiempo indeterminado.
- La delegación ha de hacerse de forma precisa, de forma que las bases han de delimitar con precisión
el objeto y alcance de la delegación, mientras que las autorizaciones para refundir textos legales deben
determinar si la delegación se refiere a la mera formulación de un texto único o si incluye el
regularizar, aclarar y armonizar los textos legales que han de ser refundidos.
- La aprobación ha de hacerse observando las reglas de procedimiento establecidas para los demás
reglamentos gubernativos. Merece recalcarse que antes de la aprobación del decreto legislativo, debe
informar el Consejo de Estado sobre su adecuación a la delegación, informe que tiene carácter
preceptivo pero no vinculante.
- Los textos resultantes de la delegación tienen el valor de normas con rango de ley en cuanto se
acomoden a los términos de la delegación, siendo nulos en todo aquello que no se acomoden.
- Una vez ejercitada la delegación, una ulterior modificación del texto articulado o refundido necesitará
una norma con rango de ley u otra delegación legislativa.
Los Tratados Internacionales, es decir, los acuerdos que el Estado español celebra con otros Estados, se
manifiestan en una gran cantidad de instrumentos (acuerdos, convenios, protocolos, canjes de notas,
etc.) y, al margen de las vinculaciones internacionales entre los países, son fuente del Derecho interno.
Su vigencia viene determinada por la publicación en el Boletín Oficial del Estado, artículo 96 de la
Constitución,: los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en
España, formarán parte del ordenamiento interno.
No obstante esta consideración como fuente del Derecho, al no intervenir el Parlamento sino el
Ejecutivo en la negociación y firma de los tratados, la Constitución establece un sistema de control,
artículos 93 a 96, en los siguientes términos:
Finalmente, un aspecto importante de los tratados internacionales lo constituye sus efectos: los tratados
modifican las leyes que les son contrarias, pero no a la inversa, es decir, no son modificables por leyes
posteriores sino que “sus disposiciones sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la
forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del Derecho
internacional” (artículo 96.1 de la Constitución española de 1978)
En el Derecho comunitario, existe un nivel de fuentes primarias, que hacen el papel de constitución, y
que son los tratados y demás actos posteriores que los han modificado o completado y que se integran
en ellos.
También se integran en este primer nivel los elementos normativos que han completado los tratados,
entre ellos protocolos como los que han establecido el Estatuto del Tribunal de Justicia de la
Comunidad o el Estatuto de la Banca Europea para las inversiones. También se integran en este nivel
los tratados de adhesión de los Estados no fundadores. Cada uno de ellos ha sido aprobado según la
normativa constitucional de cada Estado.
Los tratados comunitarios contienen dos tipos de normas: las de alcance general, que reconocen
derechos a los particulares, y otras que agotan su eficacia en las relaciones entre los Estados miembros
o entre éstos y las instituciones comunitarias. El Tribunal de Justicia de las Comunidades ha ido
definiendo las condiciones y requisitos que deben reunir las disposiciones de los tratados que tendrán
esta eficacia normativa directa y cuáles carecerán de ella.
En cuanto a las fuentes de segundo nivel, que son las que se fundamentan en las anteriores, el Tratado
de la Comunidad Europea, clasifica en cinco los actos que pueden ser emitidos por las instituciones
europeas: reglamentos, directivas, decisiones, recomendaciones y dictámenes.
- El reglamento tendrá un alcance general. Será obligatorio en todos sus elementos y directamente
aplicable en cada Estado miembro.
- La directiva sólo obliga a los Estados miembros en cuanto al resultado que debe conseguirse, dejando
a los mismos la elección de la forma y los medios.
- La decisión será obligatoria en todos sus elementos para todos sus destinatarios.
- Las recomendaciones y los dictámenes, se señala que no serán vinculantes.
3.7. EL REGLAMENTO
3.7.1. Concepto
Por Reglamento se entiende toda norma escrita con rango inferior a la ley dictada por una
Administración Pública.
Por rango inferior a la ley se entiende, en primer lugar, que aunque sea posterior el reglamento no
puede derogar a la ley y, por el contrario, toda norma con rango de ley puede derogar un reglamento.
También significa que no hay materias reservadas a la potestad reglamentaria en el sentido de que la
ley puede regular cualquier materia regulada anteriormente por el reglamento.
Esta posición ordinamental de la ley y el reglamento se expresa en el principio de reserva de ley.
- Reserva material de ley, que comprende las materias para las cuales exige la Constitución una
regulación por norma con rango de ley y que, por tanto, no pueden ser reguladas por normas
reglamentarias aunque no lo haga la ley.
- Reserva formal de ley, que significa que cualquier materia, cuando es regulada por ley ya no puede
serlo por un reglamento.
La diferencia de los reglamentos con los actos administrativos generales se plasma en que el
reglamento es una norma general y abstracta, no referida a administrados concretos, como los actos
administrativos.
Sin embargo, esta imposibilidad de reglamentos intuitu personae no impide que existan reglamentos
dirigidos a grupos concretos de administrados. Por este motivo, la diferencia entre reglamento y acto
administrativo general (que también puede ir dirigido a un grupo de administrados) se ha buscado en
otros criterios como el de la no consunción, que significa que el reglamento es una norma y como tal
no se agota por una sola aplicación ni por muchas; por el contrario, el acto administrativo general se
extingue en una sola aplicación, por numeroso que sea el grupo al que va dirigido.
3.7.2. Clases
Las clases de reglamentos se han estudiado clásicamente en función de su relación con la ley, por las
materias que regulan y por la autoridad de la que emanan.
Podemos clasificar a los reglamentos, al igual que la costumbre, en extra legem, secundum legem y
contra legem, que se corresponden con reglamentos independientes, ejecutivos y de necesidad.
- Los reglamentos independientes son los que regulan materias sobre las que la Constitución ha
previsto una reserva reglamentaria. En nuestro Derecho serían aquellos que regulan materias no sujetas
a reserva material ni a reserva formal de ley.
- Los reglamentos ejecutivos son los que desarrollan y complementan una ley, normalmente porque la
misma ley ha previsto un reglamento de estas características. Requisito procedimental de estos
reglamentos es el informe preceptivo del Consejo de Estado, dirigido precisamente a controlar la
fidelidad del reglamento con la ley que desarrolla.
- Los reglamentos de necesidad son aquéllos que dicta la Administración para hacer frente a una
situación extraordinaria. La razón de ellos se ha visto en la gravedad de las situaciones ante las cuales
la Administración puede dictar normas al margen de los procedimientos comunes para afrontarlas.
- Reglamentos administrativos son los que regulan la organización administrativa y los que se dictan en
el ámbito de la relación existente entre la Administración y determinados ciudadanos.
- Reglamentos jurídicos son los que establecen derechos o deberes en el ámbito de la relación de
supremacía general, es decir, la establecida entre la Administración y el conjunto de los ciudadanos.
c) Por su origen
Por razón de la Administración que los dicta, los reglamentos se clasifican en estatales, autonómicos,
locales, institucionales y corporativos.
- Los reglamentos estatales de mayor jerarquía son los dictados por el Gobierno, al que el art 97
Constitución atribuye el ejercicio de la potestad reglamentaria, y que revisten la forma de “Real
Decreto”. Subordinados a éstos y a las Ordenes de las Comisiones Delegadas del Gobierno, están los
Reglamentos de los Ministros, con la forma de Orden Ministerial, dictados en las materias propias de
su Departamento, y los reglamentos de las Autoridades inferiores, que revestirán la forma de
Resolución, Instrucción o Circular.
- Los reglamentos de las Comunidades Autónomas se denominan de la misma forma que los anteriores:
Decretos, del Consejo de Gobierno o Gobierno de la Comunidad Autónoma; Ordenes de los
Consejeros.
- En cuanto a los reglamentos de los Entes Locales, la Ley de Bases de Régimen Local de 1985
distingue entre el Reglamento orgánico de cada Entidad, por el que ésta se autoorganiza y las
Ordenanzas locales, que son normas de eficacia externa competencia del Pleno de la Entidad, así como
los Bandos, que el Alcalde puede dictar en materias de su competencia.
- Por último citamos los reglamentos de los Entes institucionales y los reglamentos de los Entes
corporativos, que están subordinados a los reglamentos de los Entes territoriales.
El procedimiento a seguir para la aprobación de los reglamentos estatales está regulado en la Ley del
Gobierno de 1997:
El Código Civil precisa que la entrada en vigor tendrá lugar a los 20 días de la publicación, salvo que la
norma determine otro plazo. Este plazo se inicia el día en que termine la publicación en el BOE y, en el
caso de los reglamentos de las Comunidades Autónomas, el día de la publicación en el Boletín o Diario
de la Comunidad.
La publicación de las ordenanzas locales tiene lugar en el Boletín Oficial de la Provincia y no entran en
vigor hasta que no se haya publicado completamente su texto y haya transcurrido el plazo de 15 días
desde que el mismo sea recibido por la Administración del Estado y de la Comunidad Autónoma
respectiva.
El reglamento puede ser derogado por la misma autoridad que lo dictó, que también puede proceder a
su modificación parcial. Lo que no se puede hacer ni la autoridad que lo dictó ni otra superior es
derogar el reglamento para un caso concreto, esto es, establecer excepciones privilegiadas en favor de
persona determinada. Es la regla de inderogabilidad singular de los reglamentos por la que las
resoluciones administrativas de carácter particular no podrán vulnerar lo establecido en una disposición
de carácter general, aunque aquéllas tengan grado igual o superior a éstas.
La vulneración de los límites a que está sujeta la aprobación de los reglamentos origina su invalidez y
es opinión mayoritaria que la invalidez de los reglamentos lo es siempre en su grado máximo, es decir,
de nulidad absoluta o de pleno derecho. Por tanto se impone la nulidad de pleno derecho de “las
disposiciones administrativas que vulneran la Constitución, las leyes u otras disposiciones
administrativas de rango superior, las que regulen materias reservadas a la Ley, y las que establezcan la
retroactividad de disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales”.
Un Derecho positivista, integrado por normas escritas de origen burocrático y producto de una
actividad reflexiva, como es el Derecho administrativo, es lógico que oponga resistencia a la admisión
de la costumbre como fuente jurídica caracterizada por dos elementos de origen social: un uso o
comportamiento reiterado y uniforme y la convicción de su obligatoriedad jurídica.
En Derecho español, la regulación general del artículo 1 del Código Civil reconoce la costumbre como
fuente del Derecho aunque tiene un valor limitado de fuente del Derecho administrativo.
En efecto, la admisión de la costumbre secundum legem, ( según la ley) incluyendo en este término
todas las normas escritas, y el rechazo de la costumbre contra legem, ( contra la ley) es algo que está
fuera de toda duda a la vista del art. 1.3 Código Civil, que cita a la costumbre después de la ley y antes
de los principios generales del Derecho: “la costumbre (…) regirá en defecto de ley aplicable…”.
Su aceptación como fuente del derecho administrativo está avalada, además por la circunstancia de que
la propia legislación administrativa invoca la costumbre para regular determinadas materias como son,
entre otras: el régimen municipal de Concejo abierto; el régimen de aprovechamiento y disfrute de los
bienes comunales; el régimen de determinados tipos de caza o los criterios para determinar la
propiedad de las piezas, la organización y funcionamiento de los Jurados y Tribunales de riego, como el
Tribunal de las Aguas de Valencia.
Por su parte, la práctica supone una reiteración en la aplicación de un determinado criterio en varios
casos anteriores, mientras que el precedente puede ser simplemente la forma en que se resolvió con
anterioridad un único asunto, análogo a otro pendiente de resolución.
Tanto las prácticas como los precedentes administrativos tienen una importancia real en la vida
administrativa, hasta el punto que la Administración está obligada a motivar aquellas resoluciones “que
se aparten del criterio seguido en actuaciones precedentes”.
Para algunos autores, los principios generales del Derecho se identifican con los principios del Derecho
natural; para otros no son más que los principios informadores del Derecho positivo, es decir, el arco de
bóveda del ordenamiento jurídico; para otros, finalmente, serían ambas cosas a la vez, como parece
desprenderse del artículo 1.4 Código Civil cuando señala que “los principios generales del Derecho se
aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento
jurídico”.
Además el Derecho administrativo español cuenta con un reconocimiento ya clásico de esta fuente en
la Exposición de Motivos de la L.J.C.A. de 1956.
La Constitución recoge todos los que se entienden por principios generales del Derecho en otros
sistemas, como la regulación de derechos fundamentales y libertades públicas del Titulo I, o los
principios de irretroactividad, de igualdad, mérito y capacidad para el acceso a la función pública, de
responsabilidad patrimonial de las administraciones públicas, etc.
3.10. LA JURISPRUDENCIA
Los Jueces y Tribunales se ven impulsados a seguir los criterios interpretativos sentados por los
órganos judiciales superiores por razón de coherencia o para evitar la revocación de sus fallos. Además,
la observancia del precedente judicial es una conducta jurídicamente exigible en virtud del principio
constitucional de igualdad, que prohíbe que dos o más supuestos de hecho sustancialmente iguales sean
resueltos de forma injustificadamente dispar, como ha reiterado el Tribunal Constitucional.
Es en la reforma del Código Civil de 1973-74 donde ya se menciona a la jurisprudencia para, aún sin
reconocerla directamente el valor de fuente del Derecho, sólo se establece que “complementará el
ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al
interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho” (artículo 1.6)
Dicho precepto hay que entenderlo ahora en el contexto de la Constitución de 1978, que ofrece la reali-
dad de una Justicia constitucional por encima del propio Tribunal Supremo.
Existen además otras dos fuentes de doctrina jurisprudencial que son fruto de nuestra integración
europea: de una parte, la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derecho Humanos y, de otro lado, son
vinculantes también para los Tribunales y autoridades españolas las decisiones del Tribunal de Justicia
de la Comunidad Europea.
El Poder Judicial se regula en el Título VI de la Constitución española de 1978, artículos 117 a 127, y
se desarrolla principalmente en las siguientes normas:
La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes
del poder judicial, independientes; inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la
ley.
Los Jueces y Magistrados no podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados, sino por
alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley.
Los Juzgados y Tribunales no ejercerán más funciones que las señaladas en el apartado anterior y las
que expresamente les sean atribuidas por la ley en garantía de cualquier derecho.
Es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales, así como
prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto.
La justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley, y, en todo caso, respecto de quienes acrediten
insuficiencia de recursos para litigar.
Las actuaciones judiciales serán públicas, con las excepciones que prevean las leyes de procedimiento.
El procedimiento será predominantemente oral, sobre todo en materia criminal.Las sentencias serán
siempre motivadas y se pronunciarán en audiencia pública.
La ley orgánica del poder judicial determinará la constitución, funcionamiento y gobierno de los
Juzgados y Tribunales, así como el estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados de carrera, que
formarán un Cuerpo único, y del personal al servicio de la Administración de Justicia.
El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno del mismo. La ley orgánica establecerá
su estatuto y el régimen de incompatibilidades de sus miembros y sus funciones, en particular en
materia de nombramientos, ascensos, inspección y régimen disciplinario.
El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo
presidirá, y por veinte miembros nombrados por el Rey por un período de cinco años. De éstos, doce
entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley
orgánica; cuatro a propuesta del Congreso de los Diputados y cuatro a propuesta del Senado, elegidos
en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos
ellos de reconocida competencia y con más de quince años de ejercicio en su profesión.
El Tribunal Supremo, con jurisdicción en toda España, es el órgano jurisdiccional superior en todos los
órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales.
El Presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del
Poder Judicial, en la forma que determine la ley.
El Ministerio Fiscal, sin perjuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por misión
promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del
interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la
independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social.
El Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios conforme a los principios de
unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción, en todo caso, a los de legalidad e
imparcialidad.
Los ciudadanos podrán ejercer la acción popular y participar en la Administración de Justicia mediante
la institución del Jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine,
así como en los Tribunales consuetudinarios y tradicionales.
La policía judicial depende de los Jueces, de los Tribunales y del Ministerio Fiscal en sus funciones de
averiguación del delito y descubrimiento y aseguramiento del delincuente, en los términos que la ley
establezca.
Los Jueces y Magistrados, así como los Fiscales mientras se hallen en activo, no podrán desempeñar
otros cargos públicos, ni pertenecer a partidos políticos o sindicatos. La ley establecerá el sistema y
modalidades de asociación profesional de los Jueces, Magistrados y Fiscales.
La ley establecerá el régimen de incompatibilidades de los miembros del poder judicial, que deberá
asegurar la total independencia de los mismos.
De todo lo dicho hasta el momento, podemos concluir que los principios constitucionales predicables
del Poder Judicial, y de la justicia, son los siguientes:
- Exclusividad jurisdiccional
- Origen popular de la Justicia
- Independencia de Jueces y Magistrados
- Sometimiento al imperio de la Ley
- Gratuidad
- Publicidad de las actuaciones judiciales
- Oralidad, especialmente en materia criminal
- Responsabilidad
- Unidad jurisdiccional
2.1. NATURALEZA
El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno del mismo. No es por tanto, un órgano
jurisdiccional, no dicta sentencias, sino de control del funcionamiento del Poder Judicial, es decir, de la
administración de Justicia.
Por tanto, el Gobierno del Poder Judicial corresponde al Consejo General del Poder Judicial, que ejerce
sus competencias en todo el territorio nacional, de acuerdo con la Constitución y lo previsto en Ley
Orgánica del Poder Judicial. Con subordinación a él, las Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, de la
Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de Justicia ejercerán las funciones que la ley les
atribuye, sin perjuicio de las que correspondan a los Presidentes de dichos Tribunales y a los titulares
de los restantes órganos jurisdiccionales.
2.2. COMPOSICIÓN
El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo
presidirá, y por veinte miembros nombrados por un período de cinco años por el Rey, mediante Real
Decreto refrendado por el Ministro de Justicia, previa propuesta formulada conforme a lo señalado a
continuación.
En este sentido, recordemos que la Constitución establecía que “el Consejo General del Poder Judicial
estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por veinte miembros
nombrados por el Rey por un período de cinco años. De éstos, doce entre Jueces y Magistrados de
todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica; cuatro a propuesta del
Congreso de los Diputados y cuatro a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de
tres quintos de sus miembros, entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y
con más de quince años de ejercicio en su profesión”.
Los doce miembros que conforme a lo dispuesto en el artículo 122 de la Constitución han de integrar el
Consejo entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales serán propuestos para su
nombramiento por el Rey de acuerdo con el siguiente procedimiento:
1. Podrán ser propuestos los Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales que se hallen en
servicio activo y no sean miembros del Consejo saliente o presten servicios en los órganos técnicos del
mismo.
2. La propuesta será formulada al Rey por el Congreso de los Diputados y el Senado, correspondiendo
a cada Cámara proponer seis Vocales, por mayoría de tres quintos de sus respectivos miembros, entre
los presentados a las Cámaras por los Jueces y Magistrados.
3. Los candidatos serán presentados, hasta un máximo del triple de los doce puestos a proponer, por las
asociaciones profesionales de Jueces y Magistrados o por un número de Jueces y Magistrados que
represente, al menos, el 2 por 100 de todos los que se encuentren en servicio activo. La determinación
del número máximo de candidatos que corresponde presentar a cada asociación y del número máximo
de candidatos que pueden presentarse con las firmas de Jueces y Magistrados se ajustará a criterios
estrictos de proporcionalidad, de acuerdo con las siguientes reglas:
a) Los treinta y seis candidatos se distribuirán en proporción al número de afiliados de cada asociación
y al número de no afiliados a asociación alguna, determinando este último el número máximo de
candidatos que pueden ser presentados mediante firmas de otros Jueces y Magistrados no asociados,
todo ello, de acuerdo con los datos obrantes en el Registro constituido en el Consejo General del Poder
Judicial conforme a lo previsto en el artículo 401 de la presente Ley Orgánica y sin que ningún Juez o
Magistrado pueda avalar con su firma más de un candidato.
b) En el caso de que el número de Jueces y Magistrados presentados con el aval de firmas suficientes
supere el máximo al que se refiere la letra a), sólo tendrán la consideración de candidatos los que, hasta
dicho número máximo, vengan avalados por el mayor número de firmas. En el supuesto contrario de
que el número de candidatos avalados mediante firmas no baste para cubrir el número total de treinta y
seis, los restantes se proveerán por las asociaciones, en proporción al número de afiliados, a tal efecto y
para evitar dilaciones, las asociaciones incluirán en su propuesta inicial, de forma diferenciada, una
lista complementaria de candidatos.
c) Cada asociación determinará, de acuerdo con lo que dispongan sus Estatutos, el sistema de elección
de los candidatos que le corresponda presentar.
4. Entre los treinta y seis candidatos presentados, conforme a lo dispuesto en el número anterior, se
elegirán en primer lugar seis Vocales por el Pleno del Congreso de los Diputados, y una vez elegidos
estos seis Vocales, el Senado elegirá los otros seis entre los treinta candidatos restantes.
5. Los restantes ocho miembros que igualmente han de integrar el Consejo, elegidos por el Congreso de
los Diputados y por el Senado, serán propuestos para su nombramiento por el Rey entre abogados y
otros juristas de reconocida competencia con más de quince años de ejercicio en su profesión, que no
sean miembros del Consejo saliente ni presten servicios en los órganos técnicos del mismo.
El Consejo General del Poder Judicial se renovará en su totalidad cada cinco años, computados desde
la fecha de su constitución. A tal efecto, y con seis meses de antelación a la expiración del mandato del
Consejo, su Presidente se dirigirá a los de las Cámaras, interesando que por éstas se proceda a la
elección de los nuevos Vocales y poniendo en su conocimiento los datos de escalafón y de Registro de
asociaciones profesionales de Jueces y Magistrados obrantes en dicha fecha en el Consejo, que serán
los determinantes para la presentación de candidaturas.
2.3. FUNCIONES
El Consejo General del Poder Judicial tendrá competencias en las siguientes materias:
Ø Propuesta por mayoría de tres quintos para el nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo y
del Consejo General del Poder Judicial.
Ø Propuesta por mayoría de tres quintos para el nombramiento de miembros del Tribunal
Constitucional cuando así proceda.
Ø Inspección de Juzgados y Tribunales.
Ø Selección, formación y perfeccionamiento, provisión de destinos, ascensos, situaciones
administrativas y régimen disciplinario de Jueces y Magistrados.
Ø Nombramiento mediante Orden de los Jueces y presentación a Real Decreto, refrendado por el
Ministro de Justicia, de los nombramientos de Magistrados del Tribunal Supremo, Presidentes y
Magistrados.
Ø Nombramiento de Secretario general y miembros de los Gabinetes o Servicios dependientes del
mismo.
Ø Ejercicio de las competencias relativas al centro de selección y formación de Jueces y Magistrados
que la ley le atribuye.
Ø Elaborar, dirigir la ejecución y controlar el cumplimiento del presupuesto del Consejo.
Ø Potestad reglamentaria en los términos previstos en el art. 110 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Ø Publicación oficial de la colección de jurisprudencia del Tribunal Supremo.
Ø Aquellas otras que le atribuyan las leyes.
Asimismo, el Consejo General del Poder Judicial deberá informar los anteproyectos de leyes y
disposiciones generales del Estado y de las Comunidades Autónomas que afecten total o parcialmente a
alguna de las siguientes materias:
Ø Determinación y modificación de demarcaciones judiciales y de su capitalidad en los términos del
art. 35 de esta ley.
Ø Fijación y modificación de la plantilla orgánica de Jueces, Magistrados, Secretarios y personal que
preste servicios en la Administración de Justicia.
Ø Estatuto orgánico de Jueces y Magistrados.
Ø Estatuto orgánico de los Secretarios y del resto del personal al servicio de la Administración de
Justicia.
Ø Normas procesales o que afecten a aspectos jurídico-constitucionales de la tutela ante los Tribunales
ordinarios del ejercicio de derechos fundamentales y cualesquiera otras que afecten a la constitución,
organización, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales.
Ø Leyes penales y normas sobre régimen penitenciario.
Ø Aquellas otras que le atribuyan las leyes.
Otras funciones atribuidas al Consejo General del Poder Judicial son:
Ø Ser oído con carácter previo al nombramiento del Fiscal General del Estado.
Ø Elevar anualmente a las Cortes Generales una Memoria sobre el estado, funcionamiento y
actividades del propio Consejo y de los Juzgados y Tribunales de Justicia. Asimismo, incluirá las
necesidades que, a su juicio, existan en materia de personal, instalaciones y de recursos, en general,
para el correcto desempeño de las funciones que la Constitución y las leyes asignan al Poder Judicial.
2.4. ÓRGANOS
- Presidente.
- Vicepresidente.
- Pleno.
- Comisión Permanente.
- Comisión Disciplinaria.
- Comisión de Calificación.
2.4.1. Presidente
Es además Presidente del Tribunal Supremo. Será nombrado por el Rey a propuesta del Consejo
General del Poder Judicial entre miembros de la Carrera Judicial o juristas de reconocida competencia,
con más de 15 años de antigüedad en su carrera o en el ejercicio de su profesión. Podrá ser reelegido y
nombrado por una sola vez para un nuevo mandato.
La propuesta del Consejo General del Poder Judicial se adoptará por mayoría de tres quintos de sus
miembros en la propia sesión constitutiva del mismo.
El nombramiento se llevará a cabo en Real Decreto refrendado por el Presidente del Gobierno y
prestará juramento o promesa ante el Rey y tomará posesión de su cargo ante los Plenos del Consejo
General del Poder Judicial y de dicho Alto Tribunal en sesión conjunta.
Será sustituido por el Vicepresidente en los supuestos de vacante, ausencia, enfermedad u otro motivo
legítimo.
El Presidente del Consejo General del Poder Judicial tendrá las siguientes funciones:
El Presidente cesará:
Ø Por haber expirado el término de su mandato, que se entenderá agotado en la misma fecha en que
concluya el del Consejo General por el que hubiere sido propuesto.
Ø Por renuncia.
Ø A propuesta del Pleno del Consejo, por causa de notoria incapacidad, o incumplimiento grave de los
deberes del cargo, apreciada por tres quintos de sus miembros.
2.4.2. Vicepresidente
El Vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial será propuesto por el Pleno de éste entre sus
Vocales, por mayoría de tres quintos de sus componentes, y nombrado por el Rey.
El Vicepresidente sustituye al Presidente y desempeña las demás funciones que le atribuyen las leyes.
2.4.3.El Pleno
Será de la competencia del Pleno del Consejo General del Poder Judicial:
Ø La propuesta de nombramiento por mayoría de tres quintos del Presidente del Tribunal Supremo y
del Consejo General del Poder Judicial y del Vicepresidente de este último.
Ø La propuesta de nombramiento de miembros del Tribunal Constitucional, que habrá de ser adoptada
por mayoría de tres quintos de sus miembros.
Ø La propuesta de nombramiento de Presidentes de Sala y Magistrados del Tribunal Supremo y
cualesquiera otros discrecionales.
Ø La propuesta de nombramiento de Presidente de los Tribunales Superiores de Justicia de las
Comunidades Autónomas.
Ø Evacuar la audiencia prevista en el art. 124,4 CE sobre nombramiento del Fiscal General del Estado.
Ø Resolver los recursos de alzada interpuestos contra los acuerdos de la Comisión Permanente, de la
Comisión Disciplinaria y de las Salas de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia y de los
órganos de gobierno de los Tribunales y Juzgados.
Ø Resolver los expedientes de rehabilitación instruidos por la Comisión Disciplinaria.
Ø Evacuar los informes previstos en la ley y ejercer la potestad reglamentaria atribuida por la ley al
Consejo General del Poder Judicial.
Ø Acordar, en los casos legalmente establecidos, la separación y jubilación de los Jueces y Magistrados
en los supuestos no previstos en el art. 131,3.
Ø Elegir y nombrar los Vocales componentes de las Comisiones y Delegaciones.
Ø Aprobar la memoria anual que con motivo de la apertura del año judicial leerá su Presidente sobre el
estado de la Administración de Justicia.
Ø Elaborar el presupuesto del Consejo General del Poder Judicial que se integrará en los Generales del
Estado, en una sección independiente.
Ø Dirigir la ejecución del presupuesto del Consejo y controlar su cumplimiento.
Ø Cualesquiera otras funciones que correspondan al Consejo General del Poder Judicial y no se hallen
expresamente atribuidas a otros órganos del mismo.
El Pleno se reunirá, previa convocatoria del Presidente, o en su caso, del Vicepresidente, en sesiones
ordinarias y extraordinarias con arreglo a lo que se determine en el reglamento de Organización
aprobado por el propio Consejo. En todo caso, deberá celebrarse sesión extraordinaria, cuando lo
soliciten cinco de sus miembros, incluyendo en el orden del día los asuntos que éstos hayan propuesto.
El Pleno quedará válidamente constituido cuando se hallaren presentes un mínimo de catorce de sus
miembros, con asistencia del Presidente o de quien legalmente le sustituya.
Anualmente el Pleno del Consejo General del Poder Judicial procederá a designar la Comisión
Permanente, que estará compuesta por el Presidente del Consejo, que la presidirá, y cuatro Vocales
elegidos por mayoría de tres quintos, por acuerdo del Pleno del Consejo General: dos pertenecientes a
la Carrera Judicial y otros dos que no formen parte de la misma.
Las reuniones de la Comisión Permanente sólo serán válidas con asistencia de tres, al menos, de sus
componentes, entre los que deberá encontrarse el Presidente o quien legalmente le sustituya.
El Pleno del Consejo General elegirá, anualmente, por mayoría de tres quintos, de entre sus Vocales, a
los componentes de la Comisión Disciplinaria, que estará integrada por cinco miembros. Tres de ellos,
elegidos entre los Vocales que pertenezcan a la Carrera Judicial, y los dos restantes, ajenos a ésta.
La Comisión Disciplinaria deberá actuar, en todo caso, con la asistencia de todos sus componentes y
bajo la presidencia del miembro de la misma que sea elegido por mayoría. En caso de transitoria
imposibilidad o ausencia justificada de alguno de los miembros, se procederá a su sustitución por otro
Vocal del Consejo de idéntica procedencia, que será designado por la Comisión Permanente.
Anualmente, el Pleno del Consejo General procederá a designar los componentes de la Comisión de
Calificación, que estará integrada por cinco miembros, elegidos en la misma forma establecida para la
Comisión Disciplinaria.
Será presidida y quedará válidamente constituida en los mismos términos previstos para la referida
Comisión.
Para la adecuada formación de los criterios de calificación de los Jueces y Magistrados, la Comisión
podrá recabar información de los distintos órganos del Poder Judicial y, en todo caso, recibirá un
informe anual elaborado por las correspondientes Salas de Gobierno de los órganos jurisdiccionales a
que aquellos estuviesen adscritos, que deberá fundarse en criterios objetivos y suficientemente
valorados y detallados.
Ø Juzgados de Paz.
Ø Juzgados de Primera Instancia e Instrucción, de lo Mercantil ( a partir del 1 de septiembre de 2004),
de lo Penal, de lo Contencioso-administrativo, de lo Social, de Menores y de Vigilancia Penitenciaria.
Ø Audiencias Provinciales.
Ø Tribunales Superiores de Justicia.
Ø Audiencia Nacional.
Ø Tribunal Supremo.
El Tribunal Supremo, con sede en la villa de Madrid, es el órgano jurisdiccional superior en todos los
órdenes, salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales. Tendrá jurisdicción en toda España
y ningún otro podrá tener el título de Supremo.
El Tribunal Supremo se compondrá de su Presidente, los Presidentes de Sala y los Magistrados que
determine la ley para cada una de las Salas y, en su caso, Secciones en que las mismas puedan
articularse.
Ø Primera, de lo Civil.
Ø Segunda, de lo Penal.
Ø Tercera, de lo Contencioso-administrativo.
Ø Cuarta, de lo Social.
Ø Quinta, de lo Militar.
1º) De los recursos de casación, revisión y otros extraordinarios en materia civil que establezca la ley.
2º) De las demandas de responsabilidad civil por hechos realizados en el ejercicio de su cargo, dirigidas
contra el Presidente del Gobierno, Presidentes del Congreso y del Senado, Presidente del Tribunal
Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Presidente del Tribunal Constitucional, miembros
del Gobierno, Diputados y Senadores, Vocales del Consejo General del Poder Judicial, Magistrados del
Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, Presidentes de la Audiencia Nacional y de cualquiera
de sus Salas y de los Tribunales Superiores de Justicia, Fiscal General del Estado, Fiscales de Sala del
Tribunal Supremo, Presidente y Consejeros del Tribunal de Cuentas, Presidente y Consejeros del
Consejo de Estado, Defensor del Pueblo y Presidente y Consejeros de una Comunidad Autónoma,
cuando así lo determine su Estatuto de Autonomía.
3º) De las demandas de responsabilidad civil dirigidas contra Magistrados de la Audiencia Nacional o
de los Tribunales Superiores de Justicia por hechos realizados en el ejercicio de sus cargos.
4º) De las peticiones de ejecución de sentencias dictadas por Tribunales extranjeros, a no ser que, con
arreglo a lo acordado en los tratados, corresponda su conocimiento a otro Juzgado o Tribunal.
1º) De los recursos de casación, revisión y otros extraordinarios en materia penal que establezca la ley.
2º) De la instrucción y enjuiciamiento de las causas contra el Presidente del Gobierno, Presidentes del
Congreso y del Senado, Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial,
Presidente del Tribunal Constitucional, miembros del Gobierno, Diputados y Senadores, Vocales del
Consejo General del Poder Judicial, Magistrados del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo,
Presidentes de la Audiencia Nacional y de cualquiera de sus Salas y de los Tribunales Superiores de
Justicia, Fiscal General del Estado, Fiscales de Sala del Tribunal Supremo, Presidente y Consejeros del
Tribunal de Cuentas, Presidente y Consejeros del Consejo de Estado y Defensor del Pueblo, así como
de las causas que en su caso, determinen los Estatutos de Autonomía.
3º) De la instrucción y enjuiciamiento de las causas contra Magistrados de la Audiencia Nacional o de
un Tribunal Superior de Justicia.
La Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo conocerá:
Primero. En única instancia, de los recursos contencioso-administrativos contra actos y disposiciones
del Consejo de Ministros, de las Comisiones Delegadas del Gobierno y del Consejo General del Poder
Judicial y contra los actos y disposiciones de los órganos competentes del Congreso de los Diputados y
del Senado, del Tribunal Constitucional, del Tribunal de Cuentas y del Defensor del Pueblo en los
términos y materias que la Ley establezca y de aquellos otros recursos que excepcionalmente le
atribuya la Ley.
De los recursos de casación y revisión en los términos que establezca la Ley.
La Sala de lo Social del Tribunal Supremo conocerá de los recursos de casación y revisión y otros
extraordinarios que establezca la ley en materias propias de este orden jurisdiccional. Conocerá además
cada una de las Salas del Tribunal Supremo de las recusaciones que se interpusieren contra los
Magistrados que las compongan, y de las cuestiones de competencia entre Juzgados o Tribunales del
propio orden jurisdiccional que no tengan otro superior común.
A estos efectos, los Magistrados recusados no formarán parte de la Sala.
Una Sala formada por el Presidente del Tribunal Supremo, los Presidentes de Sala y el Magistrado más
antiguo y el más moderno de cada una de ellas conocerá:
1º) De los recursos de revisión contra las sentencias dictadas en única instancia por la Sala de lo
contencioso-administrativo de dicho Tribunal.
2º) De los incidentes de recusación del Presidente del Tribunal Supremo, o de los Presidentes de Sala, o
de más de dos Magistrados de una Sala.
En este caso, los afectados directamente por la recusación serán sustituidos por quienes corresponda.
3º) De las demandas de responsabilidad civil que se dirijan contra los Presidentes de Sala o contra
todos o la mayor parte de los Magistrados de una Sala de dicho Tribunal por hechos realizados en el
ejercicio de su cargo.
4º) De la instrucción y enjuiciamiento de las causas contra los Presidentes de Sala o contra los
Magistrados de una Sala, cuando sean juzgados todos o la mayor parte de los que la constituyen.
5º) Del conocimiento de las pretensiones de declaración de error judicial cuando éste se impute a una
Sala del Tribunal Supremo.
La Audiencia Nacional, con sede en la villa de Madrid, tiene jurisdicción en toda España. La Audiencia
Nacional se compondrá de su Presidente, los Presidentes de Sala y los Magistrados que determine la
ley para cada una de sus Salas y Secciones.
El Presidente de la Audiencia Nacional tendrá la consideración de Presidente de Sala del Tribunal
Supremo, y los Presidentes de Sala, la categoría de Magistrado del Tribunal Supremo.
- De lo Penal.
- De lo Contencioso-administrativo.
- De lo Social.
En el caso de que el número de asuntos lo aconseje, podrán crearse dos o más Secciones dentro de una
Sala.
1º) Del enjuiciamiento, salvo que corresponda en primera instancia a los Juzgados Centrales de lo
Penal, de las causas por los siguientes delitos:
a) Delitos contra el titular de la Corona, su Consorte, su Sucesor, Altos Organismos de la Nación y
forma de Gobierno.
b) Falsificación de moneda, delitos monetarios y relativos al control de cambios.
c) Defraudaciones y maquinaciones para alterar el precio de las cosas que produzcan o puedan producir
grave repercusión en la economía nacional o perjuicio patrimonial en una generalidad de personas en el
territorio de más de una Audiencia.
d) Tráfico de drogas o estupefacientes, fraudes alimentarios y de sustancias farmacéuticas o
medicinales, siempre que sean cometidos por bandas o grupos organizados y produzcan efectos en
lugares pertenecientes a distintas Audiencias.
e) Delitos cometidos fuera del territorio nacional, cuando conforme a las leyes o a los tratados
corresponda su enjuiciamiento a los Tribunales españoles.
2º) De los procedimientos penales iniciados en el extranjero, de la ejecución de las sentencias dictadas
por Tribunales extranjeros o del cumplimiento de pena de prisión impuesta por Tribunales extranjeros,
cuando en virtud de un tratado internacional corresponda a España la continuación de un procedimiento
penal iniciado en el extranjero, la ejecución de una sentencia penal extranjera o el cumplimiento de una
pena o medida de seguridad privativa de libertad.
3º) De las cuestiones de cesión de jurisdicción en materia penal derivadas del cumplimiento de tratados
internacionales en los que España sea parte.
4º) De los procedimientos judiciales de extradición pasiva, sea cual fuere el lugar de residencia o en
que hubiese tenido lugar la detención del presunto extradicto.
5º) De los recursos establecidos en la Ley contra las sentencias y otras resoluciones de los Juzgados
Centrales de lo Pena¡, de los Juzgados Centrales de Instrucción y del Juzgado Central de Menores.
6º) De cualquier otro asunto que le atribuyan las leyes.
El Tribunal Superior de Justicia estará integrado por las siguientes Salas: de lo Civil y Penal, de lo
Contencioso-administrativo y de lo Social.
a) Del recurso de casación que establezca la ley contra resoluciones de órganos jurisdiccionales del
orden civil con sede en la Comunidad Autónoma, siempre que el recurso se funde en infracción de
normas del Derecho Civil, Foral o Especial propio de la Comunidad, y cuando el correspondiente
Estatuto de Autonomía haya previsto esta atribución.
b) Del recurso extraordinario de revisión que establezca la ley contra sentencias dictadas por órganos
jurisdiccionales del orden civil con sede en la Comunidad Autónoma, en materia de Derecho Civil,
Foral o Especial propio de la Comunidad Autónoma, si el correspondiente Estatuto de Autonomía ha
previsto esta atribución.
a) En única instancia, de las demandas de responsabilidad civil, por hechos cometidos en el ejercicio de
sus respectivos cargos, dirigidas contra el Presidente y miembros del Consejo de Gobierno de la
Comunidad Autónoma y contra los miembros de la Asamblea legislativa, cuando tal atribución no
corresponda, según los Estatutos de Autonomía, al Tribunal Supremo.
b) En única instancia, de las demandas de responsabilidad civil, por hechos cometidos en el ejercicio de
su cargo, contra todos o la mayor parte de los Magistrados de una Audiencia Provincial o de
cualesquiera de sus secciones.
c) De las cuestiones de competencia entre órganos jurisdiccionales del orden civil con sede en la
Comunidad Autónoma que no tenga otro superior común.
a) El conocimiento de las causas penales que los Estatutos de Autonomía reservan al conocimiento de
los Tribunales Superiores de Justicia
b) La instrucción y el fallo de las causas penales contra Jueces, Magistrados y miembros del Ministerio
Fiscal por delitos o faltas cometidos en el ejercicio de su cargo en la Comunidad Autónoma, siempre
que esta atribución no corresponda al Tribunal Supremo.
c) El conocimiento de los recursos de apelación en los casos previstos por las leyes.
d) La decisión de las cuestiones de competencia entre órganos jurisdiccionales del orden penal con sede
en la Comunidad Autónoma que no tengan otro superior común.
Le corresponde, igualmente, la decisión de las cuestiones de competencia entre Juzgados de Menores
de distintas provincias de la Comunidad Autónoma.
a) Los actos de las Entidades locales y de las Administraciones de las Comunidades Autónomas, cuyo
conocimiento no esté atribuido a los Juzgados de lo Contencioso-administrativo.
b) Las disposiciones generales emanadas de las Comunidades Autónomas y de las Entidades locales.
c) Los actos y disposiciones de los órganos de gobierno de las Asambleas legislativas de las
Comunidades Autónomas y de las instituciones autonómicas análogas al Tribunal de Cuentas y al
Defensor del Pueblo, en materia de personal, administración y gestión patrimonial.
d) Los actos y resoluciones dictados por los Tribunales Económico-Administrativos Regionales y
Locales que pongan fin a la vía económico administrativa.
e) Las resoluciones dictadas en alzada por el Tribunal Económico-Administrativo Central en materia de
tributos cedidos.
f) Los actos y disposiciones de las Juntas Electorales Provinciales y de Comunidades Autónomas, así
como los recursos contencioso-electorales contra acuerdos de las Juntas Electorales sobre proclamación
de electos y elección y proclamación de Presidentes de Corporaciones locales en los términos de la
legislación electoral.
g) Los convenios entre Administraciones públicas cuyas competencias se ejerzan en el ámbito
territorial de la correspondiente Comunidad Autónoma.
h) La prohibición o la propuesta de modificación de reuniones previstas en la Ley Orgánica reguladora
del Derecho de Reunión.
i) Los actos y resoluciones dictados por órganos de la Administración General del Estado cuya
competencia se extienda a todo el territorio nacional y cuyo nivel orgánico sea inferior a Ministro o
Secretario de Estado, en materias de personal, propiedades especiales y expropiación forzosa.
j) Cualesquiera otras actuaciones administrativas no atribuidas expresamente a la competencia de otros
órganos de este orden jurisdiccional.
Conocerán, en segunda instancia, de las apelaciones promovidas contra sentencias y autos dictados por
los Juzgados de lo Contencioso-administrativo y de los correspondientes recursos de queja.
También les corresponde, con arreglo a lo establecido en esta Ley, el conocimiento de los recursos de
revisión contra las sentencias firmes de los Juzgados de lo Contencioso-administrativo.
Conocerán del recurso de casación para la unificación de doctrina en los casos previstos en la Ley
reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa.
Conocerán del recurso de casación en interés de la Ley en los casos previstos en la Ley reguladora de la
Jurisdicción Contencioso-administrativa
1º) En única instancia, de los procesos que la ley establezca sobre controversias que afecten a intereses
de los trabajadores y empresarios en ámbito superior al de un Juzgado de lo Social y no superior al de
la Comunidad Autónoma.
2º) De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones dictadas por los Juzgados de lo Social
de la Comunidad Autónoma.
3º) De las cuestiones de competencia que se susciten entre los Juzgados de lo Social de la Comunidad
Autónoma.
Cada una de las Salas del Tribunal Superior de Justicia conocerá de las recusaciones que se formulen
contra sus Magistrados cuando la competencia no corresponda a la Sala a que se refiere el artículo
siguiente.
Una Sala constituida por el Presidente del Tribunal Superior de Justicia, los Presidentes de Sala y el
Magistrado más moderno de cada una de ellas conocerá de las recusaciones formuladas contra el
Presidente, los Presidentes de Sala o de Audiencias Provinciales con sede en la Comunidad Autónoma
o de dos o más Magistrados de una Sala o Sección o de una Audiencia Provincial.
Las Audiencias Provinciales, que tendrán su sede en la capital de la provincia, de la que tomarán su
nombre, extenderán su jurisdicción a toda ella.
Podrán crearse Secciones de la Audiencia Provincial fuera de la capital de la provincia, a las que
quedarán adscritos uno o varios partidos judiciales.
Cuando el escaso número de asuntos de que conozca una Audiencia Provincial lo aconseje, podrá
constar su plantilla de uno a dos Magistrados, incluido el Presidente. En este caso, la Audiencia
Provincial se completará para el enjuiciamiento y fallo, y cuando la naturaleza de la resolución a dictar
lo exija, con el número de Magistrados que se precisen del Tribunal Superior de Justicia. A estos
efectos, la Sala de Gobierno establecerá un turno para cada año judicial.
Del mismo modo, cuando así lo aconseje la mejor administración de justicia, las Secciones de la
Audiencia podrán estar formadas por cuatro Magistrados.
1º) De las causas por delito, a excepción de las que la ley atribuye al conocimiento de los Juzgados de
lo Penal o de otros Tribunales previstos en esta ley.
2º) De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones dictadas por los Juzgados de
Instrucción y de lo Penal de la provincia.
3º) De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones de los Juzgados de Vigilancia
Penitenciaria en materia de ejecución de penas y del régimen de su cumplimiento.
Las Audiencias Provinciales conocerán también de los recursos contra las resoluciones de los Juzgados
de Menores con sede en la provincia y de las cuestiones de competencia entre los mismos.
En el orden civil conocerán las Audiencias Provinciales de los recursos que establezca la ley contra
resoluciones dictadas en primera instancia por los Juzgados de Primera Instancia de la provincia.
a) De las cuestiones de competencia en materia civil y penal que se susciten entre Juzgados de la
provincia que no tengan otro superior común.
b) De las recusaciones de sus Magistrados, cuando la competencia no esté atribuida a la Sala especial
existente a estos efectos en los Tribunales Superiores de Justicia.
En la Villa de Madrid podrá haber uno o más Juzgados Centrales de Instrucción, con jurisdicción en
toda España, que instruirán las causas cuyo enjuiciamiento corresponda a la Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional o, en su caso, a los Juzgados Centrales de lo Penal y que tramitarán los expedientes
de extradición pasiva, en los términos previstos en la ley.
En la Villa de Madrid, con jurisdicción en toda España, habrá uno o varios Juzgados Centrales de lo
Penal que conocerán, en los casos en que así lo establezcan las leyes procesales, de las causas por los
delitos a que se refiere el art. 65 y de los demás asuntos que señalen las leyes.
En la villa de Madrid, con jurisdicción en toda España, habrá Juzgados Centrales de lo Contencioso-
administrativo que conocerán, en primera o única instancia, de los recursos contencioso-
administrativos contra disposiciones y actos emanados de autoridades, organismos, órganos y entidades
públicas con competencia en todo el territorio nacional, en los términos que la Ley establezca
En la villa de Madrid, con jurisdicción en toda España, habrá un Juzgado Central de Menores, que
conocerá de las causas que le atribuya la legislación reguladora de la responsabilidad pena¡ de los
menores.
En cada partido habrá uno o más Juzgados de Primera Instancia e Instrucción con sede en la capital de
aquél y jurisdicción en todo su ámbito territorial. Tomarán su designación del municipio de su sede.
a) En primera instancia, de los juicios que no vengan atribuidos por esta ley a otros Juzgados o
Tribunales.
b) De los actos de jurisdicción voluntaria previstos en la ley.
c) De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones de los Juzgados de Paz del partido.
d) De las cuestiones de competencia en materia civil entre los Juzgados de Paz del partido. El Registro
Civil estará a cargo de los Jueces de Primera Instancia y, por delegación de éstos, de los de Paz, de
conformidad con lo que establezca la ley, sin perjuicio de lo que se disponga en ella para los demás
Registros Civiles, en su caso.
a) De la instrucción de las causas por delito cuyo enjuiciamiento corresponda a las Audiencias
Provinciales y a los Juzgados de lo Penal.
b) Del conocimiento y fallo de los juicios de faltas, salvo los de competencia de los Juzgados de Paz.
c) De los procedimientos de "Habeas Corpus".
d) De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones dictadas por los Juzgados de Paz del
partido y de las cuestiones de competencia entre éstos.
En cada provincia, y con sede en su capital, habrá uno o varios Juzgados de lo Penal. Podrán
establecerse Juzgados de lo Penal cuya jurisdicción se extienda a uno o varios partidos de la misma
provincia, conforme a lo que disponga la legislación sobre demarcación y planta judicial, que fijará la
ciudad donde tendrá su sede. Los Juzgados de lo Penal tomarán su denominación de la población donde
tengan su sede.
Los Juzgados de lo Penal enjuiciarán las causas por delito que la ley determine.
Cuando el volumen de asuntos lo requiera, se podrán establecer uno o más Juzgados de lo Contencioso-
administrativo en las poblaciones que por ley se determine. Tomarán la denominación del municipio de
su sede, y extenderán su jurisdicción al partido correspondiente.
3.9.JUZGADOS DE LO SOCIAL
En cada provincia, con jurisdicción en toda ella y sede en su capital, habrá uno o más Juzgados de lo
Social. También podrán establecerse en poblaciones distintas de la capital de provincia cuando las
necesidades del servicio o la proximidad a determinados núcleos de trabajo lo aconsejen,
delimitándose, en tal caso, el ámbito de su jurisdicción.
Los Juzgados de lo Social podrán excepcionalmente extender su jurisdicción a dos o más provincias
dentro de la misma Comunidad Autónoma.
Los Juzgados de lo Social conocerán, en primera o única instancia, de los procesos sobre materias
propias de este orden jurisdiccional que no estén atribuidos a órganos del mismo.
En cada provincia, y dentro del orden jurisdiccional penal, habrá uno o varios Juzgados de Vigilancia
penitenciaria, que tendrán las funciones jurisdiccionales previstas en la Ley General Penitenciaria en
materia de ejecución de penas privativas de libertad y medidas de seguridad, control jurisdiccional de
la potestad disciplinaria de las autoridades penitenciarias, amparo de los derechos y beneficios de los
internos en los establecimientos penitenciarios y demás que señale la ley.
Podrán establecerse Juzgados de Vigilancia penitenciaria que extiendan su jurisdicción a dos o más
provincias de la misma Comunidad Autónoma.
También podrán crearse Juzgados de Vigilancia penitenciaria cuya jurisdicción no se extienda a toda la
provincia.
El cargo de Juez de Vigilancia penitenciaria será compatible con el desempeño de un órgano del orden
jurisdiccional penal.
Corresponde a los Jueces de Menores el ejercicio de las funciones que establezcan las leyes para con
los menores que hubieren incurrido en conductas tipificadas por la ley como delito o falta y aquellas
otras que, en relación con los menores de edad, les atribuyan las leyes.
En cada municipio donde no exista Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, y con jurisdicción en el
término correspondiente, habrá un Juzgado de Paz.
Los Juzgados de Paz conocerán, en el orden civil, de la sustanciación en primera instancia, fallo y
ejecución de los procesos que la ley determine. Cumplirán también funciones de Registro Civil y las
demás que la ley les atribuya.
En el orden penal, conocerán en primera instancia de los procesos por faltas que les atribuya la ley.
Podrán intervenir, igualmente, en actuaciones penales de prevención, o por delegación, y en aquellas
otras que señalen las leyes.
Los Jueces de Paz y sus sustitutos serán nombrados para un período de 4 años por la Sala de Gobierno
del Tribunal Superior de Justicia correspondiente. El nombramiento recaerá en las personas elegidas
por el respectivo Ayuntamiento.
Los Jueces de Paz y sus sustitutos serán elegidos por el Pleno del Ayuntamiento, con el voto favorable
de la mayoría absoluta de sus miembros, entre las personas que, reuniendo las condiciones legales, así
lo soliciten.
Podrán ser nombrados Jueces de Paz, tanto titular como sustituto, quienes, aún no siendo licenciados en
Derecho, reúnan los requisitos establecidos en esta ley para el ingreso en la Carrera Judicial, y no estén
incursos en ninguna de las causas de incapacidad o de incompatibilidad previstas para el desempeño de
las funciones judiciales, a excepción del ejercicio de actividades profesionales o mercantiles.
Los Jueces de Paz serán retribuidos por el sistema y en la cuantía que legalmente se establezca, y
tendrán, dentro de su circunscripción, el tratamiento y precedencia que se reconozcan en la suya a los
Jueces de Primera Instancia e Instrucción.
Los Jueces de Paz y los sustitutos, en su caso, cesarán por el transcurso de su mandato y por las mismas
causas que los Jueces de carrera en cuanto les sean de aplicación.
TEMA 8 - ADMÓN. GNRAL. DEL ESTADO
LA ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
Esta Ley regula, en el marco del régimen jurídico común a todas las Administraciones públicas, la
organización y el funcionamiento de la Administración General del Estado y los Organismos públicos
vinculados o dependientes de ella, para el desarrollo de su actividad.
El modelo de Estado social y democrático de Derecho a que se refiere la Constitución española tiene
una singular trascendencia sobre el sistema de la Administración pública en general y, por tanto, sobre
la Administración General del Estado en particular.
En primer lugar, porque el artículo 103 de nuestra Carta Magna consagra, no sólo el principio de
legalidad de la actuación administrativa, sino también su carácter instrumental al servicio de los
intereses generales.
Por su parte, los intereses generales, de acuerdo con la doctrina del Tribunal Constitucional, deben
definirse a través de una acción combinada con las instituciones sociales y teniendo muy en cuenta los
legítimos derechos e intereses de los ciudadanos de acuerdo con el principio constitucional de
participación. Además, el artículo 9.2 de nuestra Norma Fundamental señala claramente que la
Administración pública debe remover los obstáculos que impidan la libertad y la igualdad de la persona
y de los grupos en que se integra. Y, por otra parte, el artículo 10.1 de la Constitución dispone
solemnemente que el libre desarrollo de la personalidad es uno de los fundamentos del orden político y
la paz social. Por eso, la Administración General del Estado, a través de sus diferentes modalidades de
actuación debe tener presente que el servicio a los ciudadanos es el principio básico que justifica su
existencia y que debe presidir su entera actividad.
El servicio a los ciudadanos exige, además, que la estructura y la planta de la Administración General
del Estado se ajusten a la realidad social y, por ello, debe reordenarse en función de los mismos, puesto
que tienen el legítimo derecho a saber cuáles son las competencias de cada Administración y a recibir
servicios públicos de calidad.
El servicio a los ciudadanos y a los intereses generales debe estar caracterizado, como ha dispuesto la
Constitución, por la objetividad. Es decir, la transparencia en la actividad administrativa debe ser, no
sólo una garantía para los ciudadanos, sino un criterio de actuación general del aparato público. Los
titulares de los diferentes órganos administrativos no son más que gestores de intereses ajenos, los del
cuerpo social, por lo que deben rendir cuentas de su gestión ante los ciudadanos.
Los Ministros, miembros del Gobierno y titulares del máximo órgano de la Administración General del
Estado, constituyen la pieza básica de la Ley. Su condición de responsables públicos hace que la Ley
les otorgue la capacidad de decisión sobre la definición, ejecución, control y evaluación de las políticas
sectoriales de su competencia, al tiempo que se distinguen de estas funciones, que son de naturaleza
indelegable, las que se refieren al manejo de los medios, que pueden desconcentrarse o delegarse en
otros órganos superiores o directivos.
Las Secretarías de Estado, que también son órganos superiores de la Administración, se caracterizan
por ser sus titulares cargos públicos que tienen encomendada esencialmente la función de transmisión y
seguimiento de las políticas gubernamentales al seno de la Administración.
Dependientes de los órganos superiores se encuentran los Subsecretarios, los Secretarios generales,
cuya existencia se prevé como excepcional, los Secretarios generales técnicos, los Directores generales
y los Subdirectores generales.
Como garantía de objetividad en el servicio a los intereses generales, la Ley consagra el principio de
profesionalización de la Administración General del Estado, en cuya virtud los Subsecretarios y
Secretarios generales técnicos, en todo caso, y los Directores generales, con carácter general, son altos
cargos con responsabilidad directiva y habrán de nombrarse entre funcionarios para los que se exija
titulación superior. Además, a los Subdirectores generales, órganos en los que comienza el nivel
directivo de la Administración General del Estado, también la Ley les dispensa un tratamiento especial
para subrayar su importancia en la estructura administrativa.
Con el objeto de ordenar la unidad de acción de la Administración General del Estado en la Comunidad
Autónoma, se integrará en la Delegación del Gobierno toda la estructura periférica del Estado que sea
necesaria en función de los diferentes ritmos de transferencias desde el Estado a las Comunidades
Autónomas.
Asimismo, con el objeto de garantizar la unidad de acción del Estado en el exterior, se incluye, por
primera vez en una ley general, el tratamiento de la Administración General del Estado en el exterior y
de los embajadores y representantes permanentes.
En cuanto a la denominada «Administración Institucional del Estado» se opta, en primer lugar por una
denominación genérica, «Organismos Públicos», que agrupa todas las Entidades de Derecho público
dependientes o vinculadas a la Administración General del Estado.
Partiendo del concepto general, se distinguen después dos modelos básicos: Organismos autónomos y
Entidades públicas empresariales. Los primeros realizan actividades fundamentalmente administrativas
y se someten plenamente al Derecho público; en tanto que los segundos realizan actividades de
prestación de servicios o producción de bienes susceptibles de contraprestación económica y, aun
cuando son regidos en general por el Derecho privado, les resulta aplicable el régimen de Derecho
público en relación con el ejercicio de potestades públicas y con determinados aspectos de su
funcionamiento.
Por último, la Ley trata de precisar, sólo para el ámbito de la Administración General del Estado y sus
Organismos públicos, algunas cuestiones que la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común no había podido resolver por las limitaciones
propias de ésta.
Señalamos por último el carácter de norma básica de la Ley, en cuanto al régimen jurídico de las
Administraciones públicas, y su objetivo de regular un procedimiento común, conforme a los mandatos
del artículo 149.1.18. de la Constitución.
La Administración General del Estado, bajo la dirección del Gobierno y con sometimiento pleno a la
Ley y al Derecho, sirve con objetividad los intereses generales, desarrollando funciones ejecutivas de
carácter administrativo.
La Administración General del Estado, constituida por órganos jerárquicamente ordenados, actúa con
personalidad jurídica única.
Los Organismos públicos tienen por objeto la realización de actividades de ejecución o gestión tanto
administrativas de fomento o prestación, como de contenido económico reservadas a la Administración
General del Estado; dependen de ésta y se adscriben, directamente o a través de otro Organismo
público, al Ministerio competente por razón de la materia, a través del órgano que en cada caso se
determine.
Los órganos que integran la Administración General del Estado y sus Organismos públicos extienden
su competencia a todo el territorio español, salvo cuando las normas que les sean de aplicación la
limiten expresamente a una parte del mismo.
1.1.2. Principios de organización y funcionamiento.
La Administración General del Estado se organiza y actúa, con pleno respeto al principio de legalidad,
y de acuerdo con los otros principios que a continuación se mencionan:
1. De organización.
a) Jerarquía.
b) Descentralización funcional.
c) Desconcentración funcional y territorial.
d) Economía, suficiencia y adecuación estricta de los medios a los fines institucionales.
e) Simplicidad, claridad y proximidad a los ciudadanos.
f) Coordinación.
2. De funcionamiento.
a) Puedan resolver sus asuntos, ser auxiliados en la redacción formal de documentos administrativos y
recibir información de interés general por medios telefónicos, informáticos y telemáticos.
b) Puedan presentar reclamaciones sin el carácter de recursos administrativos, sobre el funcionamiento
de las dependencias administrativas.
Los órganos de la Administración General del Estado y de sus Organismos públicos se crean,
modifican y suprimen conforme a lo establecido en la presente Ley.
Tendrán la consideración de órganos las unidades administrativas a las que se les atribuyan funciones
que tengan efectos jurídicos frente a terceros, o cuya actuación tenga carácter preceptivo.
Órganos directivos:
a) Los Subsecretarios y Secretarios generales.
b) Los Secretarios generales técnicos y Directores generales.
c) Los Subdirectores generales.
En la organización territorial de la Administración General del Estado son órganos directivos tanto los
Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas, que tendrán rango de Subsecretario, como
los Subdelegados del Gobierno en las provincias, los cuales tendrán nivel de Subdirector general.
En la Administración General del Estado en el exterior son órganos directivos los embajadores y
representantes permanentes ante Organizaciones internacionales.
Los órganos superiores y directivos tienen además la condición de alto cargo, excepto los Subdirectores
generales y asimilados.
Todos los demás órganos de la Administración General del Estado se encuentran bajo la dependencia o
dirección de un órgano superior o directivo.
Los estatutos de los Organismos públicos determinarán sus respectivos órganos directivos.
Corresponde a los órganos superiores establecer los planes de actuación de la organización situada bajo
su responsabilidad y a los órganos directivos su desarrollo y ejecución.
Los Ministros y Secretarios de Estado son nombrados de acuerdo con lo establecido en la legislación
correspondiente.
Los titulares de los órganos directivos son nombrados, atendiendo a criterios de competencia
profesional y experiencia, en la forma establecida en esta Ley, siendo de aplicación al desempeño de
sus funciones:
Las unidades administrativas son los elementos organizativos básicos de las estructuras orgánicas. Las
unidades comprenden puestos de trabajo o dotaciones de plantilla vinculados funcionalmente por razón
de sus cometidos y orgánicamente por una jefatura común. Pueden existir unidades administrativas
complejas, que agrupen dos o más unidades menores.
Los jefes de las unidades administrativas son responsables del correcto funcionamiento de la unidad y
de la adecuada ejecución de las tareas asignadas a la misma.
Las unidades administrativas se establecen mediante las relaciones de puestos de trabajo, que se
aprobarán de acuerdo con su regulación específica, y se integran en un determinado órgano.
2. ESTRUCTURA DEPARTAMENTAL
Como hemos señalado, la organización central de la Administración General del Estado, se articula en
torno a órganos superiores y órganos directivos:
Órganos superiores:
Ø Los Ministros.
Ø Los Secretarios de Estado.
Órganos directivos:
En la organización territorial de la Administración General del Estado son órganos directivos tanto los
Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas, que tendrán rango de Subsecretario, como
los Subdelegados del Gobierno en las provincias, los cuales tendrán nivel de Subdirector general.
En la Administración General del Estado en el exterior son órganos directivos los embajadores y
representantes permanentes ante Organizaciones internacionales.
Los órganos superiores y directivos tienen además la condición de alto cargo, excepto los Subdirectores
generales y asimilados.
Todos los demás órganos de la Administración General del Estado se encuentran bajo la dependencia o
dirección de un órgano superior o directivo.
Los estatutos de los Organismos públicos determinarán sus respectivos órganos directivos.
Corresponde a los órganos superiores establecer los planes de actuación de la organización situada bajo
su responsabilidad y a los órganos directivos su desarrollo y ejecución.
2.1.1.Los Ministerios.
La Administración General del Estado se organiza en Ministerios, comprendiendo cada uno de ellos
uno o varios sectores funcionalmente homogéneos de actividad administrativa.
Los Ministerios contarán, en todo caso, con una Subsecretaría, y dependiendo de ella una Secretaría
General Técnica, para la gestión de los servicios comunes previstos en la sección 4 de este capítulo.
Las Direcciones Generales son los órganos de gestión de una o varias áreas funcionalmente
homogéneas.
Las Subsecretarías, las Secretarías Generales, las Secretarías Generales Técnicas, las Direcciones
Generales, las Subdirecciones Generales, y órganos similares a los anteriores se crean, modifican y
suprimen por Real Decreto del Consejo de Ministros, a iniciativa del Ministro interesado y a propuesta
del Ministro de Administraciones Públicas.
Los órganos de nivel inferior a Subdirección General se crean, modifican y suprimen por orden del
Ministro respectivo, previa aprobación del Ministro de Administraciones Públicas.
Las unidades que no tengan la consideración de órganos se crean, modifican y suprimen a través de las
relaciones de puestos de trabajo.
Los Ministros son los jefes superiores del Departamento y superiores jerárquicos directos de los
Secretarios de Estado.
Los órganos directivos dependen de alguno de los anteriores y se ordenan jerárquicamente entre sí de la
siguiente forma: Subsecretario, Director general y Subdirector general.
Los Secretarios generales tienen categoría de Subsecretario y los Secretarios generales técnicos tienen
categoría de Director general.
Los Ministros, además de las atribuciones que les corresponden como miembros de Gobierno, dirigen,
en cuanto titulares de un departamento ministerial, los sectores de actividad administrativa integrados
en su Ministerio y asumen la responsabilidad inherente a dicha dirección.
1. Administrar los créditos para gastos de los presupuestos de su Ministerio. Aprobar y comprometer
los gastos que no sean de la competencia del Consejo de Ministros y elevar a la aprobación de éste los
que sean de su competencia, reconocer las obligaciones económicas, y proponer su pago en el marco
del plan de disposición de fondos del Tesoro Público.
2. Autorizar las modificaciones presupuestarias que les atribuye la Ley General Presupuestaria.
3. Celebrar en el ámbito de su competencia, contratos y convenios, salvo que estos últimos
correspondan al Consejo de Ministros.
4. Solicitar del Ministerio de Economía y Hacienda, la afectación o el arrendamiento de los inmuebles
necesarios para el cumplimiento de los fines de los servicios a su cargo. Estos bienes quedarán sujetos
al régimen establecido en la legislación patrimonial correspondiente.
5. Proponer y ejecutar, en el ámbito de sus competencias, los planes de empleo del Ministerio y los
Organismos públicos de él dependientes.
6. Modificar la relación de puestos de trabajo del Ministerio que expresamente autoricen de forma
conjunta los Ministerios de Administraciones Públicas y de Economía y Hacienda.
7. Convocar las pruebas selectivas en relación al personal funcionario de los cuerpos y escalas adscritos
al Ministerio así como al personal laboral, de acuerdo con la correspondiente oferta de empleo público
y proveer los puestos de trabajo vacantes, conforme a los procedimientos establecidos al efecto y
ajustándose al marco previamente fijado por el Ministerio de Administraciones Públicas.
8. Administrar los recursos humanos del Ministerio de acuerdo con la legislación específica en materia
de personal. Fijar los criterios para la evaluación del personal y la distribución del complemento de
productividad y de otros incentivos al rendimiento legalmente previstos.
9. Otorgar o proponer, en su caso, las recompensas que procedan y ejercer la potestad disciplinaria de
acuerdo con las disposiciones vigentes.
10. Decidir la representación del Ministerio en los órganos colegiados o grupos de trabajo en los que no
esté previamente determinado el titular del órgano superior o directivo que deba representar al
Departamento.
11. Resolver los recursos administrativos y declarar la lesividad de los actos administrativos cuando les
corresponda.
12. Cualesquiera otras competencias que les atribuya la legislación en vigor.
Los Secretarios de Estado dirigen y coordinan las Direcciones Generales situadas bajo su dependencia,
y responden ante el Ministro de la ejecución de los objetivos fijados para la Secretaría de Estado.
A tal fin les corresponde:
1. Ejercer las competencias sobre el sector de actividad administrativa asignado que les atribuya la
norma de creación del órgano o que les delegue el Ministro y desempeñar las relaciones externas de la
Secretaría de Estado, salvo en los casos legalmente reservados al Ministro.
2. Ejercer las competencias inherentes a su responsabilidad de dirección y, en particular, impulsar la
consecución de los objetivos y la ejecución de los proyectos de su organización, controlando su
cumplimiento, supervisando la actividad de los órganos directivos adscritos e impartiendo instrucciones
a sus titulares.
3. Nombrar y separar a los Subdirectores generales de la Secretaría de Estado.
4. Mantener las relaciones con los órganos de las Comunidades Autónomas competentes por razón de
la materia.
5. Ejercer las competencias atribuidas al Ministro en materia de ejecución presupuestaria, con los
límites que, en su caso, se establezcan por aquél.
6. Celebrar los contratos relativos a asuntos de su Secretaría de Estado, y los convenios no reservados
al Ministro del que dependan o al Consejo de Ministros.
7. Resolver los recursos que se interpongan contra las resoluciones de los órganos directivos que
dependan directamente de él y cuyos actos no agoten la vía administrativa, así como los conflictos de
atribuciones que se susciten entre dichos órganos.
8. Cualesquiera otras competencias que les atribuya la legislación en vigor.
Los Subsecretarios ostentan la representación ordinaria del Ministerio, dirigen los servicios comunes,
ejercen las competencias correspondientes a dichos servicios comunes, y en todo caso las siguientes:
1) Apoyar a los órganos superiores en la planificación de la actividad del Ministerio, a través del
correspondiente asesoramiento técnico.
2) Asistir al Ministro en el control de eficacia del Ministerio y sus Organismos públicos.
3) Establecer los programas de inspección de los servicios del Ministerio, así como determinar las
actuaciones precisas para la mejora de los sistemas de planificación, dirección y organización y para la
racionalización y simplificación de los procedimientos y métodos de trabajo, en el marco definido por
el Ministerio de Administraciones Públicas.
4) Proponer las medidas de organización del Ministerio y dirigir el funcionamiento de los servicios
comunes a través de las correspondientes instrucciones u órdenes de servicio.
5) Asistir a los órganos superiores en materia de relaciones de puestos de trabajo, planes de empleo y
política de directivos del Ministerio y sus Organismos públicos, así como en la elaboración, ejecución y
seguimiento de los presupuestos y la planificación de los sistemas de información y comunicación.
6) Desempeñar la jefatura superior de todo el personal del Departamento.
7) Responsabilizarse del asesoramiento jurídico al Ministro en el desarrollo de las funciones que a éste
le corresponden, y en particular en el ejercicio de su potestad normativa y en la producción de los actos
administrativos de la competencia de aquél, así como a los demás órganos del Ministerio.
8) En los mismos términos del párrafo anterior, informar las propuestas o proyectos de normas y actos
de otros Ministerios, cuando reglamentariamente proceda. A tales efectos, será responsable de
coordinar las actuaciones correspondientes dentro del Ministerio, y en relación con los demás
Ministerios que hayan de intervenir en el procedimiento.
9) Ejercer las facultades de dirección, impulso y supervisión de la Secretaría General Técnica y los
restantes órganos directivos que dependan directamente de él.
10) Cualesquiera otras que sean inherentes a los servicios comunes del Ministerio y a la representación
ordinaria del mismo y las que les atribuyan la legislación en vigor.
Los Subsecretarios serán nombrados y separados por Real Decreto del Consejo de Ministros a
propuesta del titular del Ministerio. Los nombramientos habrán de efectuarse de acuerdo con los
criterios establecidos en el apartado 10 del artículo 6 de esta Ley, entre funcionarios de carrera del
Estado, de las Comunidades Autónomas o de las Entidades locales, a los que se exija para su ingreso el
título de Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente.
Cuando con carácter excepcional las normas que regulan la estructura de un Ministerio prevean la
existencia de un Secretario general, deberán determinar las competencias que le correspondan sobre un
sector de actividad administrativa determinado.
Los Secretarios generales ejercen las competencias inherentes a su responsabilidad de dirección sobre
los órganos dependientes, contempladas en el apartado 2 del artículo 14, así como todas aquellas que
les asigne expresamente el Real Decreto de estructura del Ministerio.
Los Secretarios generales, con categoría de Subsecretario, serán nombrados y separados por Real
Decreto del Consejo de Ministros, a propuesta del titular del Ministerio.
Los Secretarios generales técnicos, bajo la inmediata dependencia del Subsecretario, tendrán las
competencias sobre servicios comunes que les atribuyan el Real Decreto de estructura del
Departamento y, en todo caso, las relativas a: producción normativa, asistencia jurídica y
publicaciones.
Los Secretarios generales técnicos tienen a todos los efectos la categoría de Director general y ejercen
sobre sus órganos dependientes las facultades atribuidas a dicho órgano por el artículo siguiente.
Los Secretarios generales técnicos serán nombrados y separados por Real Decreto del Consejo de
Ministros a propuesta del titular del Ministerio. Los nombramientos habrán de efectuarse de acuerdo
con los criterios establecidos en el apartado 10 del artículo 6 de esta Ley, entre funcionarios de carrera
del Estado, de las Comunidades Autónomas o de las Entidades locales, a los que se exija para su
ingreso el título de Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente.
Los Directores generales son los titulares de los órganos directivos encargados de la gestión de una o
varias áreas funcionalmente homogéneas del Ministerio. A tal efecto, les corresponde:
1) Proponer los proyectos de su Dirección General para alcanzar los objetivos establecidos por el
Ministro, dirigir su ejecución y controlar su adecuado cumplimiento.
2) Ejercer las competencias atribuidas a la Dirección General y las que le sean desconcentradas o
delegadas.
3) Proponer, en los restantes casos, al Ministro o al titular del órgano del que dependa, la resolución
que estime procedente sobre los asuntos que afectan al órgano directivo.
4) Impulsar y supervisar las actividades que forman parte de la gestión ordinaria del órgano directivo y
velar por el buen funcionamiento de los órganos y unidades dependientes y del personal integrado en
los mismos.
5) Las demás atribuciones que le confieran las leyes y reglamentos.
Los Directores generales serán nombrados y separados por Real Decreto del Consejo de Ministros, a
propuesta del titular del Departamento.
Los nombramientos habrán de efectuarse de entre funcionarios de carrera del Estado, de las
Comunidades Autónomas o de las Entidades locales, a los que se exija para su ingreso el título de
Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente, salvo que el Real Decreto de estructura del
Departamento permita que, en atención a las características específicas de las funciones de la Dirección
General, su titular no reúna dicha condición de funcionario.
Los Subdirectores generales son los responsables inmediatos, bajo la supervisión del Director general o
del titular del órgano del que dependan, de la ejecución de aquellos proyectos, objetivos o actividades
que les sean asignados, así como de la gestión ordinaria de los asuntos de la competencia de la
Subdirección General.
Los Subdirectores generales serán nombrados y cesados por el Ministro o el Secretario de Estado del
que dependan. Los nombramientos se efectuarán entre funcionarios de carrera de la Administración
General del Estado y, en su caso, de otras Administraciones públicas cuando así lo prevean las normas
de aplicación y que pertenezcan a Cuerpos y Escalas, a los que se exija para su ingreso el título de
Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente, de acuerdo con los criterios establecidos en el
apartado 10 del artículo 6 de la LOFAGE y conforme al sistema previsto en la legislación específica.
Los órganos directivos encargados de los servicios comunes, prestan a los órganos superiores y
directivos la asistencia precisa para el más eficaz cumplimiento de sus cometidos y, en particular, la
eficiente utilización de los medios y recursos materiales, económicos y personales que tengan
asignados.
Corresponde a los servicios comunes el asesoramiento, el apoyo técnico y, en su caso, la gestión directa
en relación con las funciones de planificación, programación y presupuestación, cooperación
internacional, acción en el exterior, organización y recursos humanos, sistemas de información y
comunicación, producción normativa, asistencia jurídica, gestión financiera, gestión de medios
materiales y servicios auxiliares, seguimiento, control e inspección de servicios, estadística para fines
estatales y publicaciones.
Los servicios comunes se organizan y funcionan en cada Ministerio de acuerdo con las disposiciones y
directrices adoptadas por los Ministerios con competencia sobre dichas funciones comunes en la
Administración General del Estado. Todo ello, sin perjuicio de que determinados órganos con
competencia sobre algunos servicios comunes sigan dependiendo funcional o jerárquicamente de
alguno de los referidos Ministerios.
Los servicios comunes estarán integrados en una Subsecretaría dependiente directamente del Ministro,
a la que estará adscrita una Secretaría General Técnica y los demás órganos directivos que determine el
Real Decreto de estructura del Departamento.
3. ADMINISTRACIÓN PERIFÉRICA
Los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas representan al Gobierno en el territorio
de aquéllas sin perjuicio de la representación ordinaria del Estado en las Comunidades Autónomas a
través de sus respectivos presidentes.
Ejercen la dirección y la supervisión de todos los servicios de la Administración General del Estado y
sus Organismos públicos situados en su territorio.
Los Delegados del Gobierno dependen de la Presidencia del Gobierno, correspondiendo al Ministro de
Administraciones Públicas dictar las instrucciones precisas para la correcta coordinación de la
Administración General del Estado en el territorio, y al Ministro del Interior, en el ámbito de las
competencias del Estado, impartir las necesarias en materia de libertades públicas y seguridad
ciudadana. Todo ello se entiende sin perjuicio de la competencia de los demás Ministros para dictar las
instrucciones relativas a sus respectivas áreas de responsabilidad.
3.2. FUNCIONES
Los Delegados del Gobierno serán nombrados y separados por Real Decreto del Consejo de Ministros,
a propuesta del Presidente del Gobierno y tendrán su sede en la localidad donde radique el Consejo de
Gobierno de la Comunidad Autónoma, salvo que el Consejo de Ministros determine otra cosa y sin
perjuicio de lo que disponga, expresamente, el Estatuto de Autonomía.
En caso de ausencia, vacante o enfermedad, el Delegado del Gobierno será suplido, temporalmente, por
el Subdelegado del Gobierno de la provincia donde aquél tenga su sede, salvo que el Delegado designe
a otro Subdelegado. En las Comunidades Autónomas uniprovinciales, la suplencia corresponderá al
titular del órgano responsable de los servicios comunes de la Delegación del Gobierno.
Para el ejercicio de las funciones asignadas respecto de todos los servicios de la Administración
General del Estado y sus Organismos públicos, los Delegados del Gobierno en las Comunidades
Autónomas tienen las siguientes competencias:
1) Dirigir la Delegación del Gobierno; nombrar a los Subdelegados del Gobierno en las provincias y
dirigir y coordinar como superior jerárquico la actividad de aquéllos; impulsar y supervisar, con
carácter general, la actividad de los restantes órganos de la Administración General del Estado y sus
Organismos públicos en el territorio de la Comunidad Autónoma; e informar las propuestas de
nombramiento de los titulares de órganos territoriales de la Administración General del Estado y los
Organismos públicos de ámbito autonómico y provincial, no integrados en la Delegación del Gobierno.
2) Formular a los Ministerios competentes, en cada caso, las propuestas que estime convenientes sobre
los objetivos contenidos en los planes y programas que hayan de ejecutar los servicios territoriales y los
de sus Organismos públicos, e informar, regular y periódicamente, a los Ministerios competentes sobre
la gestión de sus servicios territoriales.
3) Proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana, a través
de los Subdelegados del Gobierno y de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, cuya jefatura
corresponderá al Delegado del Gobierno, quien ejercerá las competencias del Estado en esta materia
bajo la dependencia funcional del Ministerio del Interior.
4) Elevar, con carácter anual, un informe al Gobierno, a través del Ministro de las Administraciones
Públicas, sobre el funcionamiento de los servicios públicos estatales y su evaluación global.
5) Suspender la ejecución de los actos impugnados dictados por los órganos de la Delegación del
Gobierno, cuando le corresponda resolver el recurso, de acuerdo con el artículo 111.2 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del
Procedimiento Administrativo Común, y proponer la suspensión en los restantes casos, así como
respecto de los actos impugnados dictados por los servicios no integrados en la Delegación del
Gobierno.
7) Ejercer las potestades sancionadoras, expropiatorias y cualesquiera otras que les confieran las
normas o que les sean desconcentradas o delegadas.
Los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas coordinarán la información sobre los
programas y actividades del Gobierno y la Administración General del Estado en la Comunidad
Autónoma.
Los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas promoverán, igualmente, los mecanismos
de colaboración con las restantes Administraciones públicas en materia de información al ciudadano.
Los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas propondrán ante los órganos centrales
competentes, las medidas precisas para dar cumplimiento efectivo a lo previsto en el artículo 31 de la
LOFAGE, en relación con la organización de la Administración periférica del Estado.
Los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas son los titulares de las correspondientes
Delegaciones del Gobierno, dirigiendo, directamente o a través de los Subdelegados del Gobierno en
las provincias, los servicios territoriales ministeriales integrados en éstas, de acuerdo con los objetivos
y, en su caso, instrucciones de los órganos superiores de los respectivos Ministerios.
Ejercen las competencias propias de los Ministerios en el territorio y gestionan los recursos asignados a
los servicios integrados.
3.2.6. Relación con otras Administraciones territoriales.
Para el ejercicio de las funciones previstas en el apartado 2 del artículo 22, respecto de la Comunidad
Autónoma de su territorio, a los Delegados del Gobierno les corresponde:
3) En relación con las Entidades locales, los Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas
podrán promover, en el marco de las necesarias relaciones de cooperación con la respectiva Comunidad
Autónoma, la celebración de convenios de colaboración, en particular, en relación a los programas de
financiación estatal.
Para el mejor cumplimiento de la función directiva y coordinadora, se crea en cada una de las
Comunidades Autónomas pluriprovinciales una Comisión territorial, presidida por el Delegado del
Gobierno en la Comunidad Autónoma e integrada por los Subdelegados del Gobierno en las provincias
comprendidas en el territorio de ésta; en las de las islas Baleares y Canarias se integrarán, además, los
Directores Insulares.
A sus sesiones podrán asistir los titulares de los órganos y servicios que el Delegado del Gobierno en la
correspondiente Comunidad Autónoma considere oportuno.
3) Cualesquiera otras que a juicio del Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma resulten
adecuadas para que la Comisión territorial cumpla la finalidad de apoyo y asesoramiento en el ejercicio
de las competencias que esta Ley le asigna.
En cada provincia y bajo la inmediata dependencia del Delegado del Gobierno en la respectiva
Comunidad Autónoma, existirá un Subdelegado del Gobierno, que será nombrado por aquél por el
procedimiento de libre designación, entre funcionarios de carrera del Estado, de las Comunidades
Autónomas o de las Entidades locales, a los que se exija, para su ingreso, el título de Doctor,
Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente.
En las Comunidades Autónomas uniprovinciales el Delegado del Gobierno asumirá las competencias
que esta Ley atribuye a los Subdelegados del Gobierno en las provincias.
A los Subdelegados del Gobierno les corresponde:
1) Dirigir, en su caso, los servicios integrados de la Administración General del Estado, de acuerdo con
las instrucciones del Delegado del Gobierno.
3) Desempeñar, en los términos del apartado 2 del artículo 22, las funciones de comunicación,
colaboración y cooperación con las Corporaciones locales y, en particular, informar sobre la incidencia
en el territorio de los programas de financiación estatal.
4) Mantener, por iniciativa y de acuerdo con las instrucciones del Delegado del Gobierno en la
Comunidad Autónoma, relaciones de comunicación, cooperación y colaboración con los órganos
territoriales de la Administración de la respectiva Comunidad Autónoma que tenga su sede en el
territorio provincial.
En las provincias en las que no radique la sede de las Delegaciones del Gobierno, el Subdelegado del
Gobierno, bajo la dirección y la supervisión del Delegado del Gobierno, ejercerá las siguientes
competencias.
1) La protección del libre ejercicio de los derechos y libertades, garantizando la seguridad ciudadana,
todo ello dentro de las competencias estatales en la materia. A estos efectos dirigirá las Fuerzas y
Cuerpos de seguridad del Estado en la provincia.
Serán nombrados por el Delegado del Gobierno por el procedimiento de libre designación entre los
funcionarios de carrera del Estado, de las Comunidades Autónomas o de las Entidades locales, a los
que se exija para su ingreso el título de Doctor, Licenciado, Ingeniero, Arquitecto o equivalente, o el
título de Ingeniero técnico, Arquitecto técnico, Diplomado Universitario o equivalente.
Los Directores Insulares dependen jerárquicamente del Delegado del Gobierno en la Comunidad
Autónoma o del Subdelegado del Gobierno en la provincia, cuando este cargo exista, y ejercen, en su
ámbito territorial, las competencias atribuidas por esta Ley a los Subdelegados del Gobierno en las
provincias.
TEMA 9: LA ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO
En relación con la autonomía, hemos de establecer también el principio general derivado del artículo 2
de la Constitución. Este artículo establece que:
“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e
indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
Partiendo de esta afirmación, en la que aparecen los principios de unidad nacional, autonomía y
solidaridad territoriales, el Título VIII construye lo que se ha dado en llamar “ Estado de las
Autonomías”, una fórmula intermedia entre el denominado “ Estado centralizado” y el “Estado
federal”. La explicación de esta opción realizada por el constituyente tiene principalmente, las
siguientes causas.
b) Políticas. Si es cierto que España fue el primer Reino unificado de Europa, no es menos cierto que
las diferencias entre los pueblos que la integran crearon, a lo largo de la historia, profundas e
importantes divergencias en torno al grado de poder que conservaban éstos frente al poder central. La
solución vino por la creación de esta formula mixta donde se establece el principio de unidad, pero al
mismo tiempo, se reconoce el principio de autonomía de nacionalidades y regiones.
En relación con la Administración Local, como veremos, el grado de autonomía se aplica solo en lo
referente a la gestión de sus propios intereses, pero no participa del grado analizado anteriormente al
citar el artículo 2 de la Constitución.
El Título VIII de la Constitución establece además los principios básicos de la organización territorial
reiterando en su artículo 138 el principio de solidaridad y lo matiza en relación con los ciudadanos, en
su artículo 139 al establecer el principio de igualdad en materia de derechos y obligaciones en
cualquier parte del territorio.
Artículo 138
Artículo 139
- Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del
Estado.
- Ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen la libertad de
circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes en todo el territorio
español.
De todo lo anterior, extraemos las siguientes consecuencias sobre el estado de las autonomías:
Las entidades que son sujeto de autonomía no se hallan relacionadas entre sí en base al principio de
jerarquía o subordinación, sino que están estructuradas en base a los principios de independencia,
coordinación y competencia.
Hemos de entender que las diferencias entre las Comunidades Autónomas y los Municipios y las
Provincias, a pesar de estar enunciados todos ellos como sujetos de la autonomía son profundamente
divergentes. A modo de resumen diremos que:
Las Comunidades Autónomas tienen personalidad jurídica propia independiente del Estado siendo
auténticas entidades de derecho público y no simples órganos del estado o de su administración.
- Autonomía política. Pueden asumir y ejecutar decisiones políticas propias y diferentes a las del
Estado. Es una autonomía superior a la de las entidades provinciales y municipales, va más allá de una
autonomía meramente administrativa, con potestades legislativas y de gobierno.
- Autonomía normativa. Tienen potestad normativa, es decir capacidad legislativa.
- Autonomía administrativa. Además de aprobar sus propias normas de ordenación normativa sobre
materias de su competencia, están habilitadas para proceder a su ejecución.
- Autonomía financiera. Gozan de esta autonomía para satisfacer sus competencias, asignándoles la
constitución los recursos necesarios para la gestión de sus intereses, en coordinación con la hacienda
estatal y con la aplicación del principio de solidaridad con el resto de los españoles.
Los municipios y provincias también tienen autonomía para la satisfacción de sus fines, pero diferencia
de las comunidades autónomas tan sólo se trata de autonomía administrativa y financiera.
Como hemos señalado, el artículo 2 de la Constitución establece los principios de unidad, autonomía y
solidaridad. Otros han sido formulados por la doctrina en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Destacamos los siguientes:
La Constitución, artículo 9.1, establece que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la
Constitución y al ordenamiento jurídico”.
Las autonomías por tanto también están sujetas a la Constitución. Sus normas que respetar el principio
de jerarquía normativa debido a la constitución, las relaciones entre Estado y las comunidades
autónomas también deben someterse a la ordenación de la constitución, quedando derogadas todas
aquellas disposiciones que se opongan a ella. De este modo, como veremos, cuando una comunidad
autónoma incumpla las obligaciones que la Constitución y otras normas les impongan, el gobierno
podrá acordar las medidas necesarias para el cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la
protección del interés general.
Es el principio más básico de los que informan el estado autonómico. Nuestro constituyente enunció
una única soberanía, la indisoluble unidad de la Nación, que se atribuye sólo al pueblo español.
La autonomía supone la atribución de una serie de competencias a favor de ciertos entes, con carácter
general, para la gestión de sus respectivos intereses.
El Tribunal Constitucional reitera que “la autonomía es una potestad dentro del Estado, de naturaleza
política y no simplemente administrativa, pero diferente a la noción de soberanía”.
Se articula entre las distintas nacionalidades y regiones, así como entre éstas y la Nación española.
El principio de solidaridad va unido al de unidad y de autonomía. Es un factor de equilibrio entre las
nacionalidades y regiones y la unidad de la nación española y tiene por finalidad evitar los
desequilibrios en el desarrollo autonómico.
Se traduce en:
A diferencia del principio de solidaridad con el que se halla íntimamente relacionado, el de cooperación
no se menciona expresamente en la Constitución, ni se recoge tampoco de forma unánime por toda la
doctrina. El Tribunal Constitucional argumenta que se encuentra implícito en la misma esencia de la
organización territorial del Estado.
El artículo 145.1 de la Constitución establece que “en ningún caso se admitirá la federación de
Comunidades Autónomas”.
Si se permite lógicamente la potestad de suscribir convenios entre ellas. Pueden ser de dos tipos:
- Los convenios para la gestión y prestación de servicios propios de las comunidades autónomas, que
deben ser comunicados a las Cortes Generales.
- Los convenios específicos de cooperación, más relevantes, que imponen una previa autorización de
las Cortes.
- Las comunidades autónomas son corporaciones públicas de base territorial y de naturaleza política
- Tienen personalidad jurídica propia
- Son entidades territoriales que gozan de autonomía política mayor que la que gozan los municipios y
provincias
- Gozan de potestad legislativa y ejecutiva
- Son órganos constitucionales
a) Proceso general y voluntario: tiene naturaleza general porque la constitución en su artículo 143. 1 de
la Constitución, asigna a toda las provincias con características históricas, culturales y económicas
comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica, su posible
configuración en comunidades autónomas.
El carácter voluntario viene dado porque a la constitución entiende la autonomía no como una
obligación sino por el contrario, como un auténtico derecho dejándolo a la disponibilidad de los sujetos
implicados.
b) Proceso unánime: el carácter voluntario no ha provocado diferencias ya que todas las regiones han
optado por asumir la autonomía política máxima prevista constitucionalmente.
c) Proceso no uniforme: como consecuencia del principio de voluntariedad, existen varios modos de
acceso a la autonomía
e) Proceso flexible: las competencias asumidas por las comunidades autónomas no conforman una lista
cerrada
Los territorios que pudieron ejercer el derecho a constituirse en Comunidades Autónomas se establecen
en el artículo 143 de la Constitución. De este modo pudo ser ejercitado por:
Además se establece, en el artículo 144, la posibilidad de que territorios que no cuenten con ninguna de
esas características ( como es el caso de Madrid) se constituyan en Comunidades Autónomas previa
autorización de las Cortes Generales:
Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés nacional:
- Autorizar la constitución de una comunidad autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de
una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del Art. 143.
- Autorizar o acordar, en su caso, un Estatuto de autonomía para territorios que no estén integrados en
la organización provincial.
La consecuencia final de la opción ejercida por los territorios, es decir, las consecuencias de optar por
una u otra vía, se traducen en el nivel de competencias que pudieron alcanzar las recién constituidas
Comunidades Autónomas. Si la vía de acceso era la vía rápida la Comunidad podía acceder a las
competencias establecidas en el artículo 148 de la Constitución y también a competencias establecidas
en el artículo 149. Si por el contrario la opción se ejercía sobre la vía lenta, las competencias adoptadas
del artículo 148, solo podrían ampliarse una vez hubieran transcurrido cinco años y previa reforma del
Estatuto de Autonomía.
En este caso la iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al
órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes de los municipios cuya población
represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla.
Estos requisitos deberían ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al
respecto por alguna de las Corporaciones locales interesadas.
Una vez ejercida la iniciativa, el siguiente paso era la elaboración de un proyecto de Estatuto de
Autonomía. En este punto, establece el artículo 146 que “el proyecto de Estatuto será elaborado por
una asamblea compuesta por los miembros de la Diputación u órgano interinsular de las provincias
afectadas y por los Diputados y Senadores elegidos en ellas y será elevado a las Cortes Generales para
su tramitación como ley”.
Por tanto, tras la aprobación del proyecto de Estatuto, debía remitirse éste a las Cortes Generales para
su aprobación como ley orgánica, con lo que quedaba completado el proceso.
b) Vía especial
En este caso la iniciativa aparece recogida en el artículo 151 de la Constitución en los siguientes
términos.
La iniciativa del proceso autonómico debe ser adoptada, además de por las Diputaciones o los órganos
interinsulares correspondientes, por las tres cuartas partes de los Municipios de cada una de las
provincias afectadas que representen, al menos, la mayoría del censo electoral de cada una de ellas y
dicha iniciativa sea ratificada mediante referéndum por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los
electores de cada provincia en los términos que establezca una ley orgánica.
- Si se alcanzare dicho acuerdo, el texto resultante será sometido a referéndum del cuerpo electoral de
las provincias comprendidas en el ámbito territorial del proyectado Estatuto.
- Si el proyecto de Estatuto es aprobado en cada provincia por la mayoría de los votos válidamente
emitidos, será elevado a las Cortes Generales. Los Plenos de ambas Cámaras decidirán sobre el texto
mediante un voto de ratificación. Aprobado el Estatuto, el Rey lo sancionará y lo promulgará como ley.
- De no alcanzarse el acuerdo a que se refiere el apartado 2.º de este número, el proyecto de Estatuto
será tramitado como proyecto de ley ante las Cortes Generales. El texto aprobado por éstas será
sometido a referéndum del cuerpo electoral de las provincias comprendidas en el ámbito territorial del
proyectado Estatuto. En caso de ser aprobado por la mayoría de los votos válidamente emitidos en cada
provincia, procederá su promulgación en los términos del párrafo anterior.
- Asamblea legislativa, elegida por sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación
proporcional, y con funciones legislativas y de control.
- Consejo de Gobierno, con funciones ejecutivas y administrativas.
- Presidente del Consejo, elegido por la Asamblea de entre sus miembros, a quien incumbe la dirección
del Consejo de Gobierno, la representación máxima de la comunidad autónoma y la ordinaria del
Estado en ella.
Aunque en principio esta organización establece para aquellas comunidades de régimen especial, ha
terminado imponiéndose en todas y cada una de nuestras comunidades autónomas, con independencia
de si estamos ante comunidades que han accedido a la autonomía por la vía especial o por la del
artículo 143.
Todas las comunidades autónomas gozan de potestad legislativa y de una Asamblea al margen de cómo
hayan accedido a dicha autonomía, salvo los casos peculiares de Ceuta y Melilla.
La asamblea legislativa se denomina de diferentes maneras en los respectivos estatutos autonomía. Así
reciben la denominación de “Cortes” en Aragón, Castilla la Mancha, Castilla León, Navarra y
comunidad valenciana. Se denomina “Parlamento” en Cataluña, País Vasco, Andalucía, Galicia,
Baleares y Canarias. En Asturias recibe el nombre de “Junta general”. En La Rioja se denomina
“Diputación general” y por último se denomina “Asamblea” en Cantabria, Extremadura, Madrid,
Murcia, Ceuta y Melilla.
b) Al igual que en el Congreso de los Diputados, se ha establecido en los estatutos una barrera legal,
aunque varía su porcentaje. Murcia en la comunidad valenciana requieren 15%, mientras que en
Canarias, se exige un 3% de los votos válidos o un 20% de los votos en cada una de sus islas.
c) Es una competencia del Presidente de la comunidad autónoma. Desde 1991 se celebran el último
domingo de mayo cada cuatro años, pero Cataluña, País Vasco, Andalucía y Galicia tienen regulaciones
especiales.
d) Los escaños se distribuyen según las poblaciones respectivas en sus circunscripciones electorales.
En el País Vasco sus territorios disfrutan de un mismo número de diputados con independencia de su
población.
e) Autonomía reglamentaria.
i) Las funciones de las asambleas parlamentarias autonómicas son semejantes a las de las cortes
generales y podemos diferenciar las siguientes:
- Función presupuestaria
- Función legislativa
- Función de control del Ejecutivo autonómico
- Función de elección del Gobierno y del Presidente del Ejecutivo autonómico
- Función de participación en la reforma de la Constitución
- Función de participación en el control de constitucionalidad de la ley y sí disposiciones normativas
con fuerza de ley
- Función de participación en la composición del Senado
Como indicábamos, el artículo 152.1 de la Constitución señala que la organización institucional básica
será un consejo de gobierno con funciones ejecutivas, administrativas, y un presidente, elegido por la
asamblea de entre sus miembros y nombrado por el Rey, al que corresponde la dirección del consejo de
gobierno, la suprema representación de la respectiva comunidad autónoma y la ordinaria del Estado en
aquélla. El Presidente y los miembros del consejo de gobierno serán políticamente responsables ante la
Asamblea.
3.2.1. El Presidente
Será elegido por la Asamblea de entre sus miembros, siendo nombrado por el Rey, pudiendo resaltar las
siguientes fases:
Las funciones que desempeña el consejo de gobierno son plurales pudiéndose clasificar en dos grupos:
Los estatutos de autonomía reglamentan la responsabilidad civil y penal de los miembros del consejo
de gobierno que se instrumenta ante el Tribunal Superior de Justicia de cada Comunidad Autónoma.
Los instrumentos utilizados son los clásicos de cuestión de confianza y moción de censura.
Las Comunidades Autónomas no gozan de un poder judicial autónomo y diferenciado. El poder judicial
es un atributo exclusivo del Estado, que se extiende a todo su territorio.
- Sus competencias están delimitadas en el artículo 152.1 de la Constitución, siendo las más
sobresalientes del conocimiento de los recursos de casación, revisión y actos extraordinarios de
supuestos de derecho común en el ámbito de la comunidad.
- Constará además de los Presidentes de Sala y de los Magistrados que determine la ley para cada una
de las salas y en su caso de las acciones que puedan crearse dentro de ellas.
4.1. ENTIDADES
Las Entidades que forman la Administración Local, se clasifican en la Ley 7/ 1985, de 2 de abril,
reguladora de las bases del régimen local en entidades locales territoriales y no territoriales.
Son Entidades locales territoriales:
1. El Municipio
· Los Municipios son entidades básicas de la organización territorial del Estado y cauces inmediatos de
participación ciudadana en los asuntos públicos, que institucionalizan y gestionan con autonomía los
intereses propios de las correspondientes colectividades.
2. La Provincia.
3. La Isla en los archipiélagos balear y canario.
· La Provincia y, en su caso, la Isla gozan, asimismo, de idéntica autonomía para la gestión de los
intereses respectivos.
Gozan, asimismo, de la condición de Entidades locales:
1. Las Entidades de ámbito territorial inferior al municipal, instituidas o reconocidas por las
Comunidades Autónomas
2. Las Comarcas u otras Entidades que agrupen varios Municipios, instituidas por las Comunidades
Autónomas de conformidad con esta Ley y los correspondientes Estatutos de Autonomía
3. Las Áreas Metropolitanas
4. Las Mancomunidades de Municipios
4.2.PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES Y REGULACIÓN NORMATIVA
La Administración Local se regula constitucionalmente en el Capítulo II, Título VIII, artículos 140, 141
y 142.
Su contenido en es siguiente.
Artículo 140
Art. 141
1. La provincia es una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por la agrupación de
municipios y división territorial para el cumplimiento de las actividades del Estado. Cualquier
alteración de los límites provinciales habrá de ser aprobada por las Cortes Generales mediante ley
orgánica.
2. El gobierno y la administración autónoma de las provincias estarán encomendados a Diputaciones u
otras Corporaciones de carácter representativo.
3. Se podrán crear agrupaciones de municipios diferentes de la provincia.
4. En los archipiélagos, las islas tendrán además su administración propia en forma de Cabildos o
Consejos.
Art. 142
Las Haciendas locales deberán disponer de los medios suficientes para el desempeño de las funciones
que la ley atribuye a las Corporaciones respectivas y se nutrirán fundamentalmente de tributos propios
y de participación en los del Estado y de las Comunidades Autónomas.
4.2.2. Potestades
Todo ello, podrá ser de aplicación a las Entidades territoriales de ámbito inferior al municipal y,
asimismo, a las Comarcas, Áreas Metropolitanas y demás Entidades locales, debiendo las Leyes de las
Comunidades Autónomas concretar cuales de aquellas potestades serán de aplicación.
4.2.3. Capacidad jurídica
Para el cumplimiento de sus fines y en el ámbito de sus respectivas competencias, las Entidades
locales, de acuerdo con la Constitución y las leyes, tendrán plena capacidad jurídica para adquirir,
poseer, reivindicar, permutar, gravar o enajenar toda clase de bienes, celebrar contratos, establecer y
explotar obras o servicios públicos, obligarse, interponer los recursos establecidos y ejercitar las
acciones previstas en las leyes.
Las Entidades locales sirven con objetividad los intereses públicos que les están encomendados y
actúan de acuerdo con los principios de eficacia, descentralización, desconcentración y coordinación,
con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho.
Los Tribunales ejercen el control de legalidad de los acuerdos y actos de las Entidades locales.
4.3.4. Competencias
Las competencias de las Entidades locales son propias o atribuidas por delegación.
Las competencias propias de los Municipios, las Provincias, las Islas y demás Entidades locales
territoriales solo podrán ser determinadas por Ley.
Las competencias atribuidas se ejercen en los términos de la delegación, que puede prever técnicas de
dirección y control de oportunidad que, en todo caso, habrán de respetar la potestad de
autoorganización de los servicios de la Entidad local.
Las Provincias y las Islas podrán realizar la gestión ordinaria de servicios propios de la Administración
autonómica, de conformidad con los Estatutos de Autonomía y la legislación de las Comunidades
Autónomas.
La Administración Local y las demás Administraciones Públicas ajustarán sus relaciones recíprocas a
los deberes de información mutua, colaboración, coordinación y respeto a los ámbitos competenciales
respectivos.
Procederá la coordinación de las competencias de las entidades locales entre sí y, especialmente, con
las de las restantes Administraciones Públicas, cuando las actividades o los servicios locales
trasciendan el interés propio de las correspondientes Entidades, incidan o condicionen relevantemente
los de dichas Administraciones o sean concurrentes o complementarios de los de éstas.
Las funciones de coordinación no afectaran en ningún caso a la autonomía de las entidades locales
Real decreto 1372/1986, de 13 de junio, por el que se aprueba el reglamento de bienes de las entidades
locales.
· Decreto de 17 de junio de 1955, por el que se aprueba el reglamento de servicios de las corporaciones
locales
El análisis de su contenido principal se recoge en los siguientes temas a los que nos remitimos para su
estudio.
1. EL MUNICIPIO
1.2. Concepto
La doctrina jurídica maneja dos conceptos en relación con el Municipio. Son los siguientes:
- Criterio iusnaturalista
- Criterio legalista
El criterio iusnaturalista considera el municipio como una realidad histórica formada por una
comunidad de familias, para la consecución de todos los fines esenciales de la vida.
La doctrina imperante oscila entre ambas posturas entendiendo el Municipio como un ente público
menor, con personalidad jurídica, subordinado al Estado y territorialmente básico.
“El Municipio es la Entidad local básica de la organización territorial del Estado. Tiene personalidad
jurídica y plena capacidad para el cumplimiento de sus fines”
2. ELEMENTOS
A tenor de lo establecido en el art. 11.2 de la Ley 7/ 1985, de 2 de abril, que son elementos del
Municipio el territorio, la población y la organización. Procedemos a su estudio a continuación.
2.1. EL TERRITORIO
2.1.1. Concepto
El término municipal es el territorio en que el Ayuntamiento ejerce sus competencias.
La creación o supresión de Municipios, así como la alteración de términos municipales, se regulará por
la legislación de las Comunidades Autónomas sobre régimen local.
Requerirán en todo caso audiencia de los Municipios interesados y dictamen del Consejo de Estado o
del órgano consultivo superior de los Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas, si
existiere. Simultáneamente a la petición de este dictamen se dará conocimiento a la Administración del
Estado.
La creación de nuevos Municipios sólo podrá realizarse sobre la base de núcleos de población
territorialmente diferenciados y siempre que los Municipios resultantes cuenten con recursos
suficientes para el cumplimiento de las competencias municipales y no suponga disminución en la
calidad de los servicios que venían siendo prestados.
Sin perjuicio de las competencias de las Comunidades Autónomas, el Estado, atendiendo a criterios
geográficos, sociales, económicos y culturales, podrá establecer medidas que tiendan a fomentar la
fusión de Municipios con el fin de mejorar la capacidad de gestión de los asuntos públicos locales.
2.1.3. Denominación
Los cambios de denominación de los Municipios solo tendrán carácter oficial cuando, tras haber sido
anotados en un Registro creado por la Administración del Estado para la inscripción de todas las
Entidades a que se refiere la Ley, se publiquen en el Boletín Oficial del Estado.
La denominación de los Municipios podrá ser, a todos los efectos, en castellano, en cualquier otra
lengua española oficial en la respectiva Comunidad Autónoma, o en ambas.
2.2. LA POBLACIÓN
Toda persona que viva en España está obligada a inscribirse en el Padrón del municipio en el que resida
habitualmente. Quien viva en varios municipios deberá inscribirse únicamente en el que habite durante
más tiempo al año.
A) Concepto
El Padrón municipal es el registro administrativo donde constan los vecinos de un municipio. Sus datos
constituyen prueba de la residencia en el municipio y del domicilio habitual en el mismo. Las
certificaciones que de dichos datos se expidan tendrán carácter de documento público y fehaciente para
todos los efectos administrativos.
B) Datos
La inscripción en el Padrón municipal contendrá como obligatorios sólo los siguientes datos:
a) Nombre y apellidos.
b) Sexo.
c) Domicilio habitual.
d) Nacionalidad.
e) Lugar y fecha de nacimiento.
f) Número de Documento Nacional de Identidad o, tratándose de extranjeros, del documento que lo
sustituya.
g) Certificado o título escolar o académico que se posea.
h) Cuantos otros datos puedan ser necesarios para la elaboración del Censo Electoral, siempre que se
garantice el respeto a los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución.
C) Cesión de datos
Los datos del Padrón municipal se cederán a otras Administraciones Públicas que lo soliciten sin
consentimiento previo del afectado solamente cuando les sean necesarios para el ejercicio de sus
respectivas competencias, y exclusivamente para asuntos en los que la residencia o el domicilio sean
datos relevantes. También pueden servir para elaborar estadísticas oficiales sometidas al secreto
estadístico, en los términos previstos en la Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística
Pública. Fuera de estos supuestos, los datos del Padrón son confidenciales.
Con este fin, los distintos organismos de la Administración General del Estado, competentes por razón
de la materia, remitirán periódicamente a cada Ayuntamiento información sobre las variaciones de los
datos de sus vecinos que con carácter obligatorio deben figurar en el Padrón municipal, en la forma que
se establezca reglamentariamente.
E) Gestión
La gestión del Padrón municipal se llevará por los Ayuntamientos con medios informáticos. Las
Diputaciones Provinciales, Cabildos y Consejos insulares asumirán la gestión informatizada de los
Padrones de los municipios que, por su insuficiente capacidad económica y de gestión, no puedan
mantener los datos de forma automatizada.
Los Ayuntamientos realizarán las actuaciones y operaciones necesarias para mantener actualizados sus
Padrones de modo que los datos contenidos en éstos concuerden con la realidad.
Los Ayuntamientos remitirán al Instituto Nacional de Estadística los datos de sus respectivos Padrones,
en la forma que reglamentariamente se determine por la Administración General del Estado, a fin de
que pueda llevarse a cabo la coordinación entre los Padrones de todos los municipios.
El Instituto Nacional de Estadística, en aras a subsanar posibles errores y evitar duplicidades, realizará
las comprobaciones oportunas, y comunicará a los Ayuntamientos las actuaciones y operaciones
necesarias para que los datos padronales puedan servir de base para la elaboración de estadísticas de
población a nivel nacional, para que las cifras resultantes de las revisiones anuales puedan ser
declaradas oficiales, y para que los Ayuntamientos puedan remitir, debidamente actualizados, los datos
del Censo Electoral.
Corresponderá al Presidente del Instituto Nacional de Estadística la resolución de las discrepancias que,
en materia de empadronamiento, surjan entre los Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Cabildos y
Consejos insulares o entre estos entes y el Instituto Nacional de Estadística, así como elevar al
Gobierno de la Nación la propuesta de cifras oficiales de población de los municipios españoles,
comunicándolo en los términos que reglamentariamente se determinan al Ayuntamiento interesado.
El Instituto Nacional de Estadística podrá remitir a las Comunidades Autónomas y a otras
Administraciones Públicas los datos de los distintos Padrones.
F) El Consejo de Empadronamiento
El Consejo será presidido por el Presidente del Instituto Nacional de Estadística y estará formado por
representantes de la Administración General del Estado y de los Entes Locales.
El Consejo funcionará en Pleno y en Comisión, existiendo en cada provincia una Sección Provincial
bajo la presidencia del Delegado del Instituto Nacional de Estadística y con representación de los Entes
Locales.
a) Elevar a la decisión del Presidente del Instituto Nacional de Estadística propuesta vinculante de
resolución de las discrepancias que surjan en materia de empadronamiento entre Ayuntamientos,
Diputaciones Provinciales, Cabildos, Consejos insulares o entre estos entes y el Instituto Nacional de
Estadística.
b) Informar, con carácter vinculante, las propuestas que eleve al Gobierno el Presidente del Instituto
Nacional de Estadística sobre cifras oficiales de población de los municipios españoles.
c) Proponer la aprobación de las instrucciones técnicas precisas para la gestión de los padrones
municipales.
d) Cualquier otra función que se le atribuya por disposición legal o reglamentaria.
Las personas inscritas en este Padrón se considerarán vecinos del municipio español que figura en los
datos de su inscripción únicamente a efectos del ejercicio del derecho de sufragio, no constituyendo, en
ningún caso, población del municipio.
3. ORGANIZACIÓN
Los Concejales son elegidos mediante sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, y el Alcalde es
elegido por los Concejales o por los vecinos; todo ello en los términos que establezca la legislación
electoral general.
- Concejales delegados
- Juntas Municipales de Distrito
- Consejos Sectoriales
- Representantes personales del Alcalde en poblados y barriadas
- Comisión Especial de Cuentas
- Órganos desconcentrados y descentralizados
Las leyes de las Comunidades Autónomas sobre el régimen local podrán establecer una organización
municipal complementaria a la prevista anteriormente.
Los propios municipios, en los Reglamentos orgánicos, podrán establecer y regular otros órganos
complementarios, de conformidad con lo previsto en este artículo y en las leyes de las Comunidades
Autónomas.
3.2. EL ALCALDE
3.3.1. Composición
3.3.2. Funciones
3.4.1. Composición
La Comisión de Gobierno se integra por el Alcalde y un número de Concejales no superior al tercio del
número legal de los mismos, nombrados y separados libremente por aquél, dando cuenta al Pleno.
3.4.2. Funciones
Los Tenientes de Alcalde sustituyen, por el orden de su nombramiento y en los casos de vacante,
ausencia o enfermedad, al Alcalde, siendo libremente designados y revocados por éste de entre los
miembros de la Comisión de Gobierno y, donde ésta no exista, de entre los Concejales.
El Municipio, para la gestión de sus intereses y en el ámbito de sus competencias, puede promover toda
clase de actividades y prestar cuantos servicios públicos contribuyan a satisfacer las necesidades y
aspiraciones de la comunidad vecinal.
4.1. COMPETENCIAS
El Municipio ejercerá, en todo caso, competencias, en los términos de la legislación del Estado y de las
Comunidades Autónomas, en las siguientes materias:
Los Municipios por sí o asociados deberán prestar, en todo caso, los servicios siguientes:
a. En todos los Municipios: Alumbrado público, cementerio, recogida de residuos, limpieza viaria,
abastecimiento domiciliario de agua potable, alcantarillado, acceso a los núcleos de población,
pavimentación de las vías públicas y control de alimentos y bebidas.
b. En los Municipios con población superior a 5.000 "habitantes-equivalentes," además: Parque
público, biblioteca pública, mercado y tratamiento de residuos.
c. En los Municipios con población superior a 20.000 "habitantes-equivalentes", además: Protección
civil, prestación de servicios sociales, prevención y extinción de incendios e instalaciones deportivas de
uso público.
d. En los Municipios con población superior a 50.000 habitantes-equivalentes, además: Transporte
colectivo urbano de viajeros y protección del medio ambiente.
Las Comunidades Autónomas podrán cooperar con las Diputaciones Provinciales, bajo las formas y en
los términos previstos en la Ley, en la garantía del desempeño de las funciones públicas. Asimismo, las
Diputaciones Provinciales podrán cooperar con los entes comarcales en el marco de la legislación
autonómica correspondiente.
La Administración del Estado, de las Comunidades Autónomas y otras entidades locales podrán delegar
en los Municipios el ejercicio de competencias en materias que afecten a sus intereses propios, siempre
que con ello se mejore la eficacia de la gestión pública y se alcance una mayor participación ciudadana.
La disposición o el acuerdo de delegación debe determinar el alcance, contenido, condiciones y
duración de ésta, así como el control que se reserve la Administración delegante y los medios
personales, materiales y económicos que esta transfiera.
En todo caso, la Administración delegante podrá, para dirigir y controlar el ejercicio de los servicios
delegados, emanar instrucciones técnicas de carácter general y recabar, en cualquier momento,
información sobre la gestión municipal, así como enviar comisionados y formular los requerimientos
pertinentes para la subsanación de las deficiencias observadas. En caso de incumplimiento de las
directrices, denegación de las informaciones solicitadas o inobservancia de los requerimientos
formulados, la Administración delegante podrá revocar la delegación o ejecutar por sí misma la
competencia delegada en sustitución del Municipio. Los actos de éste podrán ser recurridos ante los
órganos competentes de la Administración delegante.
Las competencias delegadas se ejercen con arreglo a la legislación del Estado o de las Comunidades
Autónomas correspondientes o, en su caso, la reglamentación aprobada por la entidad local delegante.
4.4. ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
Los Municipios pueden realizar actividades complementarias de las propias de otras Administraciones
Públicas y, en particular, las relativas a la educación, la cultura, la promoción de la mujer, la vivienda,
la sanidad y la protección del medio ambiente.