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CiaDeeMa Fi ALAIN Bapiow Rucnap Roery ERNst Tucenpuar Gronce Stemex Piers Griwat, Manto Buncy, E, Baumnax, G, Deswuze Yornos Jost Manta Bexryro Greconio Kasunsiy Mawnn Hemeccen Pree ALvo Rovarn Gronces BaLaNoien ‘HANNAH AneNDr SOFIA Breve tratado de onto. logia transitoria Filosofia y futuro Problemas Enel castillo de Barba Aznt Los extravios de la libertad Crisis y reconstruecién de Ya flosofia Michel Foucants, fésofo Apocalipsis de la modernidad Spinoza: la politica de las Pasiones Introduccién a te metaftsica Como ta tuz tenue Eldesorden Hombres en tiempos de oscuridad LA VERDAD Y LAS FORMAS JURIDICAS Michel Foucault gedisa A modo de conchusién, podriamos decir que la indaga. ci6n no es en absoluto un contenido, sino una forma de ga. ber, situada en la conjuncién de un tipo de poder y cierto, contenidos de conocimiento. Quienes quieren establecer tuna relacién entre lo que es conocido y las formas polit, cas, sociales 0 econdmicas que sirven de contexto a ese co. rnocimiento, suelen establecer esa relacién por intermediy de la conciencia o el sujeto de conocimiento. Ea mi opi. nién, la verdadera conjuncién entre procesos econdmicg, politicos y conflictos de saber se hallaré en esas formas que son al mismo tiempo modalidades de ejercicio del poder y modalidades de adquisicién y transmisi6n del saber. Lain. dagacién es precisamente una forma politica, de gestién, de ejercicio del poder que, por medio de la institucién ju. dicial, pasé a ser, en la cultura occidental, una manera de autentificar la verdad, de adquirir cosas que habran de set consideradas como verdaderas y de transmitirlas, La inda- gacidn es una forma de saber-poder y es el andlisis de este tipo de formas lo que nos conducirs al anslisis mis estric- to de las relaciones que existen entre los contlictos de co- rnocimiento y las determinaciones econémico-politicas. 2 CUARTA CONFERENCIA (La sociedad disciplinaria y la exclusién) En a conferencia anterior procuré mostrar cuales fue ron los mecanismos y los efectos dela estatizacion de la jus ticia penal en la Edad Media. Quisiera que nos situésemos ahora a finales del siglo xvitty comienzos del x1x, en el mo- mento en que se constitaye lo que, en ésta y Ia préxima conferencia, intentaré analizar bajo el nombre de sociedad discplinaria, La sociedad contemporanea puede ser deno- mminada ~por razones que explicaré- sociedad disciplinacia, Quisiera mostrar cudles son las formas de préeticas penales que caracterizan a esta sociedad, cuales son las relaciones de poder que subyacen a estas précticas penales, y cusles son las formas de saber, los tipos de conocimiento, los tipos de sujetos de conocimiento que emergen a partir yen el espa- cio de esta sociedad disciplinaria que es la nuestra. La formacién de la sociedad disciplinaria puede ser ca- racterizada por la aparicién, a finales del siglo xvi y co- mienzos del xrx, de dos hechos contradictorios, o mejor di- cho, de un hecho que tiene dos aspectos, dos lados que son aparentemente contradictorios: la reforma y reorganiza- cién del sistema judicial y penal en los diferentes paises de Europa y el mundo. Esta transformacién no presenta las mismas formas, amplitud y cronologfa en los diferentes pafses. 9s En Inglaterra por ejemplo, las formas de la justicia py ‘manecieron relativamente estables, mientras que el cone do de las leyes,el conjunto de conductas reprimibles el punto de vista penal, se modificé profundamente, Em siglo xvut habia en Inglaterra 313 0 315 conductas tibles de levar a alguien a la horca, al cadalso, 315 deh. tos que se castigaban com la pena de muerte. Esto convents cl cédigo, Ia ley y el sistema penal inglés del siglo xvin et uno de los més salvajs y sangrientos que conoce Ia histor de la eivilizaci6n, Esta situaci6n se modificé profundam te a comienzos del siglo xtx sin que cambiaran sustaneil ‘mente las formas y la instituciones judiciales inglesas. Ey Francia, por el contrario, se produjeron modificaciones muy profundas en las instituciones penales manteniendo intacto el contenido de la ley penal. din qué consisten estas transformaciones de los siste- ‘mas penales? Por una parte, en una reclaboracién tedriea de la ley penal que puede encontrarse en Beccatia, Ben. tham, Brissot y los legisladores a quienes se debe la redac. ci6n del primero y segundo c6digo penal francés de la épo. ca revolucionaria, El principio fundamental del sistema teérico de lak penal definido por estos autores es que el crimen, end sentido penal del término, o mis técnicamente la infrac- ci6n, no ha de tener en adelante relacién alguna con la falta moral o religiosa. La falta es una infracci6n a la ley natural, ala ley religiosa, ala ley moral; por el contrari, clerimen o la infraccién penal es la ruptura con la ley, ley civil explicitamente establecida en el seno de una socic. dad por el lado legislativo del poder politico. Para que ha- ya infracei6n es preciso que haya también un poder poli- 36 ~ tico, una ley, ¥ que esa ley haya sido efectivamente for- ‘Antes de la existencia de la ley no puede haber jnfraccidn. Segiin estos tedricos, slo pueden sufrir pena fidades las conductas efectivamente definidas como re primibles por la ley. ‘Un segundo principio es que estas leyes positivas for rmuladas por el poder politico de una sociedad, para ser consideradas buenas, no deben retranseribir en términos positivos los contenidos de la ley natural, la ley religiosa olaley moral. Una ley penal debe simplemente represen- tar lo que es itil para la sociedad, definir como reprimible aque es nocivo, determinando asi negativamente lo que stil. B] tercer principio se deduce naturalmente de los dos primeros: una definicién clara y simple del erimen. El cr men no es algo emparentado con el pecado y la falta, es algo que damnifica ala sociedad, es un dafio social, una pertur- bacién, una incomodidad para el conjunto de la sociedad. Hay también, por consiguiente, una nueva definicién del criminal: el criminal es aquél que damnifica, pervurba lasociedad. Bl criminal es el enemigo social. Esta idea apa- rece expresada con mucha claridad en todos estos tedricos y también figura en Rousseau, quien afirma que el crim ‘al es aquel individuo que ha roto el paeto social. El exi- men y la ruptura del pacto social son nociones idénticas, ppor lo que bien puede deducirse que el criminal es con- siderado un enemigo interno. La idea del criminal como «enemigo interno, como aque! individuo que rompe el pac to que tedricamente habia establecido con la sociedad, es tana definicién nueva y capital en la historia de la teorfa del crimen y la penalidad. ” Si el crimen es un datio social y el criminal un enemig de la sociedad, se6mo debe tratar la ley penal a crimi ccémo debe reaccionar frente al rimen? Si el crimen es uty perturbacién para la sociedad y nada tiene que ver eon falta, con la ley divina, natural, reigiosa, etcétera, es clay que la ley penal no puede preseribir una venganza, la re dencién de un pecado. La ley penal debe permitir sélo reparacin dela perturbacién causada ala sociedad. Laley penal debe ser concebida de tal manera que el daio cause. do por el individuo a la sociedad sea pagado; si esto no fuese posible, es preciso que ése u otro individuo no pue. dan jams repetir el dafio que han causado. La ley penal debe reparar el mal o impedir que se cometan males seme- jantes contra el cuerpo social. De esta idea se extraen, segiin estos tedricos, cuatro ti- ppos posibles de castigo, En primer lugar, el castigo expre- sado en a afirmacién: «Ti has roto el pacto social, no per- teneces més al cuerpo de la sociedad, ts mismo te his colocado fuera del espacio de la legalidad, nosotros te ex. pulsaremos del espacio social donde funciona esa legal dad». Es la idea que se encuentra frecuentemente en estos autores ~Beccaria, Bentham, etcétera~ de que, en realidad, cl castigo ideal serfa simplemente expulsar a las personas, csiliarlas, destinarlas 0 deportarlas, La segunda posibilidad es una especie de exclusi6n, Su mecanismo ya no es la deportacién material, la transfe- rencia fuera del espacio social, sino el aslamiento dentro del espacio moral, psicoldgico, piblico, constituido por Ja opinién, Es la idea de los castigos al nivel de escanda- lo, la vergiienza, la humillacién de quien cometié una in- fraccién. Se publica su falta, se muestra a la persona pa- 8 blicamente, se suscita en el piblico una reaccién de aver sin, desprecio, condena. Fsta era la pena. Beccaria y los, demés inventaron mecanismos para provocar vergiienza y humillacién. La tercena pena es la reparacién del datio social, el tra bajo forzado, que consiste en obligar a las personas a rea lizar una actividad siti! para el Estado o la sociedad de tal manera que el daiio causado sea compensado. ‘Tenemos asi tuna teoria del trabajo forzado. Por iiltimo, en cuarto lugar, la pena consiste en hacer que el datio no pueda ser cometido nuevamente, que el in- dividuo en cuestién no pueda volver a tener descos de cau! sar un dafio a la sociedad semejanee al que ha causado, en hacer que le repugne para siempre el crimen cometido. Y para obtener ese resultado, la pena ideal, la que se ajusta en Jk medida exacta, es la pena del Talién. Se mata a quien ‘até, se confiscan los bienes de quien robs y, para algunos de os teéricos del siglo xvmt, quien cometid una violacién debe sufrir algo semejante. Henos aqui, pues, con un abanico de penalidades: de: portaci6n, trabajo forzado, vergiienza, escandalo pibli- co y pena del Talién, proyectos presentados efectiva. mente no s6lo por teéricos puros como Beccaria, sino también por legisladores como Brissot y Lepelletier de Saint-Fargeau que participaron en la elaboracién del pri- mer Cédigo Penal Revolucionario. Ya se habia avanzado bastante en la organizaci6n de la penalidad centrada en la infracci6n penal y en la infracci6n a una ley que repre~ senta la utilidad publica. Todo deriva de esto, incluso el cuadro mismo de las penalidades y el modo en que son aplicadas. 9 "Tenemos asi estos proyectos y textos, ¢ incluso decretos adoptados por las Asambleas. Pero si observamos lo que realmente ocurti6, cémo funcion6 la penalidad tiempo des- ppués, hacia el afio 1820, en la época de la Restauracién en Francia y de la Santa Alianza en Europa, notamos que el ma de penalidades adoptado por las sociedades indus- triales en formacién, en vias de desarrollo, fue enteramen- te diferente del que se habia proyectado aiios antes. No es {que la prictica haya desmentido a la teorfa, sino que se des- vid ripidamente de los principios teéricos enunciados por Beccaria y Bentham. ‘Volvamos al sistema de penalidades. La deportacién de- saparecié muy répidamente, el trabajo forzado quedé en general como una pena puramente simbolica de reparacién, os mecanismos de escandalo munca llegaron a ponerse en prictica; la pena del Talién desaparecié con la misma rapi- der y fue denunciada como arcaica por una sociedad que ‘refa haberse desarrollado suficientemente. F-stos proyectos muy precisos de penalidad fueron sus- tiuidos por una pena muy curiosa que apenas habia sido meneionada por Beccaria y que Brissot trataba de mane- ra muy marginal: nos seferimos al encarcelamientoy la pri- sion, La prisin no pertenece al proyecto teérico de la re- forma dela penalidad del siglo xvmt, surge a comienzos del siglo xix como una institucidn, de hecho, casi sin justifica- cidn tedrica. 'No sélo la prisi6n, que no estaba prevista en el progrs- ‘ma del siglo xvuty que se generalizara durante el siglo zuiente, sino también la legislacién penal sulriré una for- midable inflexién en relaci6n con lo que estaba establecido en la teorfa, 100 En efecto, desde comienzos del siglo x1x y de manera cada ver més acelerada con el corre del sith I legila ién penal se iri desviando de lo que podemos lamar sautilidad social»; no intentaré sefialar aquello que es so cialmente itil sino que, por ef contratio, tratard de ajus tarse al individuo. Puede citarse como ejemplo las grandes reformas de la legislacién penal en Erancia y los demas paises curopcos entre 1825 y 1850-1860, que consisten en i oxganizacin de, por ait devitlo,creunstncas ate smuantes: la aplicacibn rigurosa de a ley, tal como se expo. te en el Cédigo, puede ser modifcada por decision del jez o el jucado y en fancién del individuo sometido a jui- cio. La utilizacién de las circunstaneias atenuantes, que assume paulatinamente una importancia cada vez mayor, falsea considerablemente el principio de una ley universal que representa tinicamente los intereses sociales. Por otra part, la penalidad del siglo xx se propone cada vex me~ nos definir de modo abstracto y general qué es nocivo para la sociedad, alejar a los individuos dafinos o impedir guercineidan en sus deltos. De modo ca vais isis tente, a penalidad de! siglo xrx tiene en vista menos la de~ fensa general de la sociedad que el control y la reforma pPsicol6gica y moral de las actitudes y el comportamiento de los individuos. Fsta es una forma de penalidad toral- mente diferente de la prevista en el siglo xvi, puesto que cl gran principio de la penalidad para Beccaria era que no habria castigo sin una ley explicita y sin un comportamien- to también explicito que violara esa ley. ‘Toda la penalidad del siglo x1x pasaa ser un control, no tanto sobre si lo que hacen los individuos esta de acuerdo © no con la ley, sino mas bien sobre lo que pueden hacer, 101 son capaces de hacer, estén dispuestos a hacer o estin a pun- to de hacer. ‘Asi, la gran nocidn de la criminologfa y la peitalidad de finales del siglo 21x fue el escandaloso conce rminos de teoria penal, de peligrosidad. La nocién de pel grosidad significa que el individuo debe ser considerado por la sociedad segiin sus virtualidades y no de sus actos; no por las infracciones efectivas de una ley también efect- va, sino por las virtualidades de comportamiento que ellas representan. Pel eldmo punto fundamental que la tora penal cues tiona atin mas profundamente que Beccaria es que, para asegurar el control de los individuos ~que no es ya reaccién penal a lo que hacen, sino control de su comportamiento en el mismo momento en que se esboza- la insttucién penal no puede estar en adelante enteramente en manos de un po- der auténomo, el poder judicial. : Con ello se Hega a cuestionar la gran separaci buida a Montesquieu -o al menos formulada por él— entre poder judicial, poder ejecutivo y poder legislativo. El con- trol de los individuos, esa suerte de control penal puni sobre sus virtualidades no puede ser efectuado por la jus- ticia, sino por una serie de poderes laterales, al margen de la justicia, tales como la polieia y toda una red de insticu- ciones de vigilancia y correcciénla policia para la vigilan- ciay las instituciones psicol6gicas, psiquistrias, crimino~ logicas, médicas y pedagégicas para la correccién. Es ast {que se desarrolla en el siglo x1% alrededor dela institucién judicial y para permitiele asumir la funcién de control so- bre la peligrosidad de los individuos, una gigantesca ma- quinaria de instituciones que encuadrardn a éstos a lo lar- 102 go de su existencia; insttuciones pedagdgicas como la es euela, psicoldgicas o psiquiatricas como el hospital, el asi: lo, eteétera. Esta red de un poder que no es judicial debe desempefiar una de las funciones que se atribuye la just cia a si misma en esta etapa: funci6n que no es ya de cast: gat las infracciones de los individuos, sino de corregir sus virtualidades. Entramos asf en una edad que yo llamatia de

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