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Diseso de tapa: Maria L. de Chimondeguy / Isabel Rodrigue Introdueciones y seleccién de articulos FLORENCIA LUNA / ARLEEN SALLES Decisiones de vida y muerte: eutanasia, aborto y otros temas de ética médica Traducctones: ALBERTO GIOIA - MARIA CRISTOF Revisién de textos: FLORENCIA LUNA - ARLEN SALLES EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES elvalle de las sombras". Aqui el que se mucre debe, sin duda, "no temer lo malo”, sea lo malo ser “despachado” con hastio 0 sélo ‘por Pin Aainde nos conduce ests? £1 ultraje del caso Debbie nos recuerda que nunca debemos abandonar el propésito cardinal de Ja atencién médica: salvar y mantener la vida y nunca danar matar intencionalmente. La otra leccién de este caso es que no debemos destruir la virtud de ese compromiso usando el arte médico para prolongar la vida y puritanamente rehusarnos a aliviar el sufrimiento, Esta distorsién es hoy muy posible, cuando el dominio teenolégico va unido a bajas tasas de disponibilidad de camas y a la mseria econémica de los hospitales, y cuando nuestra sociedad tiende a negar lo inevitable de la mucrte. Si los actos biomédicos para extender la vida se convierten en actos para prolongar la muerte, podemos obligar a ciertos pacientes a sobre- Vivir sus muertes, y podemos terminar repudiando la ética primaria de salvar Vidas y ser misericordiosos. Notas S cits over, Debbie". (Agus reproducido). “Supportive care for dying patients”, en Decisions to Forego Life- ig Treatment. ComisiGn del Presidente para el Estudio de Proble- mas Eticos en Investigacién Biomédica y del Comportamiento, The Patient as Person. New Haven, Conn.: Yale University Press, 1983, pag, 163. 146 Eutanasia activa y pasiva por JAMES RACHELS ‘Se considera que la distincién entre eutanasia activa y pasiva es crucial para la ética médica. La idea seria que es permisible, al menos en ciertos casos, no proveer tratamiento y permitir la muerte del paciente, pero nunca lo es tomar alguna acelén directa dirigida ‘@ matar, Esta doctrina paroce ser aceptada por la mayoria de los médicos, y es avalada por una declaracién adoptada por la Camara de Delegados de la American Medical Association (AMA), el 4 de diciembre de 1978: “La terminacion intencional de la vida de un ser humano por parte de otro —muerte mi Hosa— es contraria a lo que la profesién itica de la American Medical Association. consejo y jul disposicién del paciente y/o st No obstante, puede esgrimirse un fuerte argumento contra esta doctrina. A continuacién expondré algunos de los argumentos relevantes, y exhortaré a los médicos a reconsiderar sus ideas sobre l tema Cotiencemos con un tipo de situacién familiar: un paciente que se esl muriendo de céncer incurable de garganta suire terribles dolores, que ya no pueden ser aliviados en forma satisfac- torla, Sabe con certeza que moriré en los proximos dias, aun el se continGa el tratamiento actual, pero él no desea vivir esos dias ya gue el dolor es insoportable. Luego, pide al médico que ponga fin @ esto y su familia se une al pedido. Supongamos que el médico acepta no proveer cl tratamiento, y la doctrina convencional dice que puede hacerlo. La justificacion para que lo haga es que el paciente suire una terrible agoniay. ya que de todos modos morira, seria incorrecto prolongar innecesaria: mente su sulrimiento. Pero ahora obsérvese esto. Si uno simple. mente no prove tratamiento, al paciente le tomara mas tiempo morir y pucde sufrir més que si se cumplicra una accién mas directa, administrandole una inyeccién letal, Este hecho proporeio. 147, de Dovm. La mayoria de estos nilio, por lp demés, son santos es decir que sélo con la habitual atencién pedidtrica Uevaran una infancia normal, Algunos, sin embargo, nacen con defectos congé- nites, tales como obstrucciones intestinales, que requieren opera- clones para sobrevivir. Algunas veces, los padres y el médico de- cidiran no operar, y dejar que el nifio muera. Anthony Shaw describe lo que ocuire entonces: es. ‘tomar decisiones concernientes a la vida y la muerte sobre bases irrelevantes. Considérese de nuevo el caso de nifios con sindrome de Down que para vivir requieren operaciones por defectos congénitos sin yelacion con el sindrome. A veces no se opera y el bebé muere, pero 48 operaciones en tales casos es, claramente, porque al mio tene sindrome de Down y los padres y el médico juzgan que, debido que dependa de la pregunta esencialmente irrelevante de si el tracto intestinal est4 0 no bloqueado. Lo que hace posftle esta situacién, por supuesto, es la idea de que cuando existe un bloqueo intestinal, se puede “dejar morir al niiic’, pero cuando no existe tal defecto no hay nada que pueda hacerse, porque uno no debe “matario", El hecho de que esta idea conduct a tales resultados como a decidir la vida o la muerte sobre bases irrelevantes, cs otra buena razén por la que la doctrina deberia ser rechazada. ‘Una razén por la que tanta gente piensa que hay una En ot primero, ‘Smith va a recibir una herencia importante ‘al le ocurre algo a su primo de seis atios. Una noche, mientras el nifo se est bariando, Smith entra sigilosamente al bafio, ahoga al nifio, y luego arregia todo como para que la muerte parezca accidental En el segundo, Jones también recibiré una herencia si algo le sucede a suiprimo de sels afios. Como Smith, Jones ae esconde dentro del bafio con la intencién de ahogar al nifio. Sin embargo, Justo al entrar, Jones ve que éste se resbala, se golpea la cabeza, Y cae boca abajo en el agua. Jones esta encantado; se queda 149. mirando, dispuesto a hundir la cabeza del nitio si fuera necesario; pero no lo es. Con sélo un leve movimiento espasmédico, el niio "Se ahoga “aceidentalmente”, mientras Jones observa sin hacer nada ‘Ahora bien, Smith mats al nifio, mientras que Jones “mera- mente” Jo dejé morir. Esta es la tnica diferencia entre ellos. gAlguno de los hombres se comporté mejor, desde el punto de vista moral? para llevarla a cabo. Y ai la decisién del médico era la correcta, el método usado no es en si mismo importante. “La politica de la AMA identifica muy bien el tema crucial: la 150 todo, zqué es la cesacién del tratamiento, en estas circunstancias, sino “la terminacién intencional de Ja vida de un ser humano por otro"? Por supuesto que es exactamente eso, y si no lo fuera, no tendria sentido. fe; mientras que si, simplemente, cesa el tratamiento, el cancer es la causa de muerte.” ‘Aqui es necesario plantear una serie de cut asi como alguien puede insultar a otro no estrechando su mano. Pero para el propésito de la evaluacién moral, éste es no obstante un tipo de accién, La decisién de dejar morir a un paciente es motivo de 151 ‘evaluacién moral, en la misma forma que la decisién de matarlo seria sometida a evaluacién moral puede ser evaluada como inteligente o no, compasiva o sddica, correcta 0 incorrecta. Si un médico deliberadamente deja morir a un enfermo que padece una enfermedad rutinaria curable, ciertamente el médico deberia ser Finalmente, los médicos pueden pensar que todo esto es sélo de interés académico: Ja clase de cosas de las que los filésofos pueden preccuparse pero que no tiene interés préctico sobre su propio trabajo. consccuencias legales Ue Io que hacen, y la cutanasia activa est Pero aun asi, 's también como las de Ja politica de la AMA —que ya he citado—, estan respaldando esta doctrina como un punto central de la ética médica. En esa declaracién, la eutanasia activa cs condenada, no Oeeeedeeteesa sary eee ae ue entre eutanasia activa 152, Y pasiva para satisfacer la ley, no deberian hacer nada més que eso. No deberia Uevarse al terreno moral. En particular, no deberian agregar autoridad y peso a la distincién, incorpordndola a declara~ clones oficiales sobre ética médica, NOTA ' Shaw, A., “Doctor, Do We Have a Cholee?" The New York Times Magazine, 30 de enero de 1972, pag. 54.

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