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Fauiain sIN@neisre igi BISC. DEEFICACIA Se puede decir que la teologia de la liberacién latinoameri- cana es ya hoy un fendmeno suficientemente divulgado y “ conocido en el nuevo y en el viejo continente. Sin embargo, de su divulgacién y conocimiento nacen dos nuevos peli- gros exteriores. El primero es el de convertirse en un «boom», en una mercancia ampliamente aceptada en la compra y venta de nuevas «ideas» teolégicas por parte de los tedlogos de siempre; e] otro peligro es el que brota de las duras criticas a que esta siendo sometida tanto en am- bitos teologicos como extra-teolégicos. Aunque la critica es siempre previsible e incluso fructifera por lo que, inde- pendientemente de la intencién con que fue formulada, per- mite avanzar y clarificar la propia linea, el aleance que pa- recen estar obteniendo las invectivas contra la teologia de la liberacién obliga a sus artifices (si es que en este tipo de teologia es posible personalizar a la hora de buscar res- ponsables) a una profunda revisién de sus presupuestos. La presente obra de Miguez Bonino no puede menos de re- coger este reto de la critica que 6] califica de «desafio fe- cundo y significativo para todos los cristianos» y de «au- téntica llamada a un didlogo urgente sobre la verdad y e} poder de] evangelio, que por primera vez los cristianos de América latina dirigen a sus hermanos del resto del mun- do». José Miguez Bonino La fe en busca de eficacia Una interpretacién de la reflexion teolégica latinoamericana de liberacién ) AGORA Critica Religi6n Sociedad Ediciones Sigueme - Salamanca 1977 © Ediciones Sigueme, 1977 Apartado 332 - Salamanca (Espafia) ISBN 84-301 - 0451-8 Depésito legal: S. 66 - 1977 Imprime: Gréficas Europa Sanchez Llevot, 1. Teléf, *22 2250. Salamanca 1977 Contenido Prefaci0: wcecoenen sn x eweeeswassexaannaanepae vans sasenseersemesunen w EewENEAES Re 9} LetOdRCHON somonsgacomcnsceoneoscpyggguoyyeyee oem NUTR YS ySH CERRO EROS 1 I. gUNA NUEVA CEPA DE CRISTIANOS? 1, Mas alld del colonialismo y del neocolonialismo ......... 23 2. EI descubrimiento de nuestra realidad 0.0.0... 43 3. El despertar de la conciencia cristiana ... 62 4. La teologia de la liberaci6n ...........0cccecseeeeteeeeeeee 8 II. REFLEXION critica 5, Hermenéutica, verdad y praxis .c.ccccsecescescesveereseees 1 6. Amor, reconciliaci6n y conflicto ...........00::ccceeeeees 131 7. Reino de Dios, utopia y compromiso histérico ............ 161 8. Iglesia, pueblo y vanguardia. 0.0... ccccsseetesceseeees 183 Prefacio En el prefacio de la edicién original en inglés de esta obra mencionaba las dos razones que me hacfan vacilar en publicarla. Una, el rapido giro de los eventos histéricos que facilmente desubican la reflexién; el otro, el «éxito» de la teologia de la liberacién en el «mercado» nordatléntico, que amenaza con- vertirla en un nuevo «producto de buena salida». En lo que hace a lo primero, el problema es atin mds grave en estos momentos, pues se consolida cada vez mds en América latina una ideologia y una configuraciédn de poder que replantea en diversos terre- nos las prioridades y caracteristicas de la lucha por la libera- cién y consiguientemente, la reflexidn que brota de esa praxis. Esta revisién de instancias analiticas, ideoldgicas y tedricas ape- nas esté incohada: no era, pues, posible intentar actualizar esta obra en esa direccién. En lo que toca a las fortunas de la teologia de la liberacién en el mundo, en cambio, el boom inicial va cediendo paso a re- setvas, advertencias, cuando no a una determinada oposicién. En algunos niveles eclesidsticos, dentro y fuera de América la- tina, se ha lanzado una campafia concertada de des-autorizacién y condenacién. No es éste el momento o el lugar para profundi- zat la dindmica de tales actitudes. En un sentido, cabe recibirlas con alegria y gratitud. En cuanto se trata de preguntas criticas dirigidas de buena fe en el esfuerzo por comprender, corregir, profundizar, forman parte de un mismo esfuerzo y no pueden sino ser fecundas. Las campafias de detraccidn, basadas a ve- ces en tergiversaciones mds 0 menos intencionadas y las manio- bras destinadas a quitar espacio a los tedlogos de la liberacién, 10 Prefacio no hacen sino manifestar la realidad del conflicto histético, el hecho de que es mds que una mera teorfa o especulacién Jo que estd en juego. Es por eso que, pese a su des-actualizacién, no me ha parecido del todo inutil volver a dar a la imprenta esta obra que fue originalmente un intento de presentar al mundo de ha- bla inglesa la nueva reflexién teolégica latinoamericana en rela- cién con las condiciones que la habian posibilitado y suscitado. No nos interesa primordialmente la teologia de Ja libera- cién como una «escuela» teolégica. No ha intentado serlo nun- ca. En la medida en que —involuntariamente— lo haya sido, o se la considere como tal, posiblemente ya haya comenzado su ocaso. Pero en la medida en que se trata de una tatea, la lucha por Ia liberacién, que nos confronta con tanta 0 mayor urgencia que hace cinco 0 diez afios —aunque en condiciones tal vez distintas— de ninguna manera ha pasado su hora. La reflexién critica y comprometida de los cristianos que han he- cho suya esta tarea y que la entienden como testimonio con- creto a la libertad que nos ha sido prometida en Jesucristo, con- tintia siendo prioritaria en América latina. Tomard diversas for- mas, tendrd lugar en diferentes contextos. Pero se esforzard siempre tras esa unidad que es siempre una tarea, una oracién y una esperanza: la estatura plena de una humanidad madura, tal como se dio en Jesuctisto. Al traducir al castellano —tarea extrafia pata el autor, que vuelve a encontrarse con su trabajo como un objeto que le es ya un tanto «extrafio»— no he podido resistir la tentacién de cambiar, reducir 0 ampliar aqui y all4 el texto inglés original. Tal vez las modificaciones reflejen a veces los desplazamientos en el pensamiento del autor y otras los de Ja situacién. En todo caso, no se trata de una verdadera revisién, lo que habria reque- tido prdcticamente una nueva obra. Con sus deficiencias, por lo tanto, entregamos estas paginas al pttblico de nuestra propia lengua, en la esperanza que sea de alguna utilidad en el largo camino que el reino de Dios marca en la historia, en marcha hacia su consumacidn. José Micurez Bonino Buenos Aires, Argentina Julio de 1976 Oe Introduccién Frente a la evolucién actual del imperialismo del dinero, debemos dirigit a nuestros fieles, y plantearnos nosotros mismos la adver- tencia que dirigid a Jos cristianos de Roma el vidente de Patmos frente a la caida inminente de esa gran ciudad: prostituida en el Jujo gtacias a la opresién de los pueblos y al tréfico de los es- clavos: «Salid, pueblo mio, partid: no sea que solidarios de sus faltas, vaydis a padecer sus plagas» (Ap 18, 4)1. E] parrafo citado centra la apelacién de un documento sin- gular, emitido en agosto de 1967 por dieciocho obispos de Asia, Africa, Europa oriental y América latina. Varios rasgos se desta- can en el Mensaje. Nacido en el nordeste brasilefio, no se inicia con una afirmacién doctrinal 0 eclesidstica sino con una caracte- tizacién de la ubicacién geo-social de sus autores: «obispos de algunos de los pueblos que se esfuerzan y luchan por su des- atrollo» y pasa a caracterizar esta situacién de «tercer mundo» como resultado de la opresién y explotacidn interna y externa. El tema central del documento, sin embargo, es el necesario transito de un orden socio-econémico al que considera injusto 1 Mensaje de obispos del tercer mundo. Citamos de la publicacién La iglesia latinoamericana y el socialismo, de INDAL (Information Do- cumentaire d’Amérique Latine), Lovaina 1973, dossier 8, pag. 28, par. 7. 12 Introduccién y petimido por set ya incapaz de proveer las condiciones nece- sarias para una vida humana digna, a otro, mds solidario y fra- ternal. Dos principios doctrinales basicos rigen la posicién de los signatarios del Mensaje frente a esta coyuntuta histérica. Por una parte, la trascendencia del evangelio —y de la iglesia— los lleva a afirmar la libertad de la iglesia frente a cualquier orden politico, social 0 econémico: «La iglesia no esté casada con nin- giin sistema, cualquiera que éste sea». Por otra, la pertinencia del evangelio para la vida total del hombre mueve a Ia iglesia a apoyar en determinado momento histérico «al sistema politi- co, social y econédmico que, en un momento de la historia, ase- gura el bien comin o, al menos, cierto orden social». Estas afirmaciones no se quedan, sin embargo, en un plano meramente formal y doctrinario; se les da, por e) contrario, nombres concretos. La iglesia no esta ligada con ningun sistema, «y menos con ‘el imperialismo internacional del dinero’». Es es- pecfficamente el capitalismo, en su estadio actual de expansién impetialista, el que «deja de asegurar el bien comin en bene- ficio del interés de unos cuantos». Por lo tanto, la iglesia debe «separarse del sistema inicuo, presta a colaborar con otto siste- ma mejor adaptado.a las necesidades del tiempo, y mds justo». Este sistema es el socialismo, al que juzga «menos alejado de esta moral [de los profetas y del evangelio]», «mejor adaptado a nuestro tiempo y mds.conforme con el espiritu del evange- lio». Los obispos no ignoran, al lanzar su mensaje, los problemas que su decisién plantea. Tratan de prevenir claramente que su opcién fundamental no es ideoldégica ni politica: «Nuestra tinica fuente es la palabra del que hablo a los profetas y a los apdésto- les». Saben, ademés, que el socialismo que apoyan no es un fe- némeno homogéneo ni univoco, ni exento de debilidades. No se entregan a una descripcién pormenorizada del sistema sino que concentran su preocupacién en dos puntos: la justa distribucién de los bienes y «una humanidad nueva donde el honor no per- tenece al dinero acumulado entre las manos de unos pocos, sino a los trabajadores, obreros y campesinos». El repudio:al capitalismo.y el apoyo al socialismo constituye Introduccién 13 pata estos obispos a la vez el punto de Ilegada de’ un largo ca- mino, desde la Rerum novarum de Leén xu, en'el curso del cual la iglesia se planted y suftié agudamente la probleméatica creada por la moderna sociedad industrial, el surgimiento del proletariado y los proyectos socialistas. Peto es a la vez un pun- to de partida para una nueva relacién con un orden temporal, que requiere te-pensar elementos teoldgicos, estructurales y pas- torales. Inmensa tarea que no puede sino llevar tiempo, condu- cir por terreno resbaladizo y demandar enormes esfuerzos. No es, sin embargo, como el mismo documento lo sefiala, una de- manda inédita para los cristianos, que han vivido el trdnsito del imperio al feudalismo y de éste a la sociedad capitalista-bur- guesa. San Agustin, santo Tomas, y otros cristianos que tra- taron de responder reflexivamente.a las perplejidades de estos. trdnsitos, no fueron ajenos a las denuncias, los cuestionamientos y las imprecisiones que acosan a quienes creen hallarse hoy en una coyuntura similar. Lo que importa fundamentalmente, sin embargo, es saber si en verdad se justifica esta interpretacién de nuestra hora y por consiguiente, si el lamamiento de los die- ciocho obispos constituye una auténtica palabra profética o una seduccién. ¢Es la opcién capitalismo/socialismo 1a enctucijada por la cual pasa inevitablemente hoy con hoy el peregrinaje del testimonio de Jesuctisto en la historia? Fue probablemente en el Chile de la Unidad Popular donde, la pregunta se planted con mayor urgencia y radicalidad.. Habia iniciado la sociedad chilena un camino singular de «trénsito al socialismo», y lo habia hecho bajo una alianza de fuerzas funda- mentalmente marxistas. La iglesia catdlica chilena, por su parte, eta la que primero habia tomado conciencia en el continente, aun a nivel jerdrquico, de la nueva problemética socio-politico- econémica. ¢Cémo responder al desaffo concreto que ahora se le planteaba? En abril de 1972, mientras la IIIT UNCTAD discutfa, un tanto estérilmenté, los distorsionados términos del intercanibio entre el mundo desarrollado y el subdesartollado, en la misma ciudad de Santiago de Chile, casi calle por medio, cuatrocientos cristianos latinoamericanos se teunfan en un anélisis: radical- mente distinto de algunos de los mismos problemas. Su apoyo 14 Introduccién basico —salvo discrepancias analiticas y tacticas— al programa de la Unidad Popular era evidente. Habja allf catélicos y pro- testantes, sacerdotes, monjas, un par de obispos, pastores y laicos, Ifderes campesinos, estudiantes y profesores universita- rios. La reunién se titulé «Cristianos por el Socialismo» y de- finié en estos términos su propio cardcter: --cristianos que a pattir del proceso de liberacién que viven nues- tros pueblos latinoamericanos y de nuestro compromiso préctico y real en la construccién de una sociedad socialista, pensamos nues- tra fe y revisamos nuestra actitud de amor a los oprimidos 2, Si nos referiremos frecuentemente a las posiciones asumidas por la reunién de Santiago, es porque consideramos que ella su- braya con particular fuerza la problemética y Jas decisiones que el «trdnsito» (el paso, la «pascua») requerido por el Ilamamiento de los obispos del tercer mundo trae aparejados. Se trataba, in- dudablemente, de una reunién de gente comprometida. La ma- yor parte se habia pagado su propio traslado a Santiago, en los medios mds econdmicos de transporte. Venian de las villas de “emergencia, de los cinturones industriales de las grandes metré- polis latinoamericanas o de los grupos estudiantiles; tenfan ex- petiencia de Jas luchas de campesinos, obreros y estudiantes. No pocos Ilevaban atin las marcas de persecuciones, cdrcel y torturas. Estaban claramente dedicados a un propésito: Ja trans- formacién de Ia sociedad latinoamericana, por un cambio revo- lucionario, hacia una sociedad socialista. Habfan llegado para buscar las formas de apoyarse, animarse y ayudarse mutuamente en el camino hacia esa meta, para explorar y profundizar juntos su comprensién y entrega a esa tatea. 2 Documento final, introduccién. El Documento final y 1a docu- mentacién del encuentro han sido publicados en el informe oficial, Cris- tianos por el Socialismo (Santiago de Chile 1972), del cual citamos, si- endo la numeracién de los pérrafos, El documento esté incluido tam- ién, junto con otra documentacién en el dossier de INDAL citado an- Sue y en el periddico Cristianismo y Sociedad (Montevideo) 31/ Introduccién 15 A medida que, uno tras otro, los participantes exponian, durante los primeros dias de Ja conferencia, las luchas por la liberacidn en sus distintos paises, se desplegaba un cuadro de necesidad, opresién, sufrimiento y represidn *. Pero no de des- esperanza o impotencia. Tras la tristeza por tanto dolor consi- derado innecesario y la indignacién por un sistema que sacrifica la vida y la dignidad de tantos millones, latia el gozo profundo y la alerta confianza de quienes no se estiman como «comba- tiendo en vano» sino librando «una buena batalla». Sufrimiento, sin embargo... ¢por amor de quién? Comu- nién... gen qué nombre? Compromiso... con quién? Para al- gunos de los criticos la respuesta es facil y definitiva: estos hombres se han entregado a una ideologia; han confundido el evangelio con la revolucién; han renunciado a la comunidad de fe en favor de la camaraderfa de los grupos y partidos politicos. E] encuentro habfa desencadenado, en efecto, desde su anuncio, una agitada polémica. Varios episcopados catdélicos —incluyen- do el chileno— se habian disociado de él. Movimientos dere- chistas, tanto catélicos como protestantes, lo habfan denuncia- do en un lenguaje acre. Por otra parte, la prensa religiosa in- ternacional segufa la reunién con interés. Numerosos observa- dores norteamericanos y europeos se hallaban presentes. Uno de ellos saludé Ja reunién como el evento més significativo en la historia del cristianismo latinoamericano *. Otro lo Hamé «un salto cualitativo» en la auto-comprensién del cristianismo occi- dental , , Para los participantes no habia dudas en cuanto a la iden- tidad cristiana de su compromiso. Los cristianos que se alinean por esta opcién —decian— encuentran las criticas y conflictos arriba mencionados 3 Cristianos por el Socialismo, 67-174, Coe 4 Una discusion critica de Jas reacciones y comentatios iniciales fren- te a Ja reunién se halla en Cristianismo y Sociedad, 33/34 (1972). _ 5G. Girardi, Los cristianos y el socialismo; de Medellin a Santiago, en Cristianos por el socialismo: exigencias de una opcién, Montevideo 1973, 68. 16 Introduccién + €xttafios y sorprendentes... Expetimentan una renovacién evan- gélica. Redescubren y revahian todos tos aspectos mds tradiciona- les del cristianismo... No sélo no dejan de-ser ctistianos sino que experimentan, por el contrario, una profunda renovacién de su fe y de su compromiso cristiano 6, Pospondremos para capitulos posteriores la continuacién de este debate. Por el momento, nos interesa tomar conciencia de lo que implica esta nueva conciencia de lo cristiano. eQué es esta «nueva especie de cristianos», como alguien los ha deno- minado? ¢De dénde surgen? ¢Cémo han Negado a la actitud que ahora sustentan? ¢Cémo dan taz6n del evangelio y de su fe? ¢Cémo explican su préctica en términos de la fe cristiana? La histonia, tal vez, ser4 la que dictaminard si «esta nueva for- ma de ser cristiano» representa una genuina percepcién de la obra del Espititu santo en nuestra €poca, una nueva edad en la marcha del evangelio a lo largo de la historia o un aborto de la profecfa, un callején sin salida de los tantos en que los cris- tianos se han encerrado a través del tiempo. De hecho, cristia- nos y no-cristianos igualmente se ven obligados en América la- tina a responder al désafio de esta nueva conciencia. Por su misma naturaleza no admite neutralidad; rebiisa ser meramente asimilada a categorfas tradicionales o ubicada junto a otros «productos» religiosos disponibles en el mercado, De ser cier- ta, exige una renovacién radical de la piedad, las instituciones eclesidsticas, la disciplina y Ja teologia. Si estd errada, debe ser desenmascarada y expuesta porque amenaza subvertir o desca- triar al menos a un significativo sector del cristianismo. EI presente estudio se propone, pues, explorar este nuevo tumbo, en la conviccién de que se trata de un desafio fecundo y significativo. para todos los cristianos, en todas partes, un au- téntico llamado a un didlogo urgente sobre la verdad y el poder del evangelio, que por primeta vez los ctistianos de América latina dirigen a sus hermanos del resto del: mundo. Abordaremos esta exploracién en dos etapas. En la primera, tratatemos de dar una visién del: nuevo ‘tumbo desde dentro, ®- P. Richard, El significado histérico“de ta fe cristiana‘en la praxis revolucionaria: Pasos 34 (1973) 4. Introduccién "7 siguiendo su propia dindmica y en sus propios términos. En la segunda parte, enfocatemos criticamente algunas de las. cuestio, nes que este nuevo rumbo plantea a Ia reflexién teoldgica. autor desea considerarse como alguien que, aunque ctiticamente, comparte la problemdatica y la btisqueda de quienes se han lan zado por este camino. El que lo haga criticamente, plantean: lo constantemente preguntas, no es en este caso una Testriccion oO neutralidad sino mds bien un compromiso més definido atin, porque una conciencia ctitica es de Ja esencia misma de 8 po- sicién que presentamos. No se trata, pues, de invitar al lector a un mero ejercicio intelectual o a una interesante excursién a algtin rincén exético del paisaje cristiano, sino de desafiarlo a fesponder al Ilamado de Cristo que, creemos, llama hoy a su pueblo a un nuevo éxodo, a un peregtinaje en la comprensién y la obediencia de la fe. . La comprensién del significado de esta nueva toma de con- ciencia requiere, al menos, cuatro dreas de andlisis. Ellas com- pletardn la primera parte de este libro. E| primer capitulo pro- cura-ubicar histéricamente al movimiento, contra el trasfondo de las etapas fundamentales de la historia del cristianismo en América latina. La afirmacién de que no existe tal cosa como un ‘cristianismo aparte o por encima de sus encarnaciones his- téricas concretas es una de las premisas del pensamiento que ptesentamos. Y estas concteciones se han dado en nuestro con- tinente en dos proyectos histéricos fundamentales: el colonia. lismo espafiol, ligado al catolicismo romano y el neocolonia ismo nordatldntico, relacionado con el protestantismo. El cristiano latinoamericano sélo puede alcanzar una clara conciencia de sf mismo en la medida en que descubre y analiza estas dos rela- ciones histéricas de su fe y se ubica con respecto a ellas. En efecto, la primera «ruptura» en la nueva conciencia cristiana latinoamericana se manifiesta en la voluntad de desprenderse del cristianismo colonial y neocolonial, con todo lo que ello implica. | otc afirmacién presupone, sin embargo, un determinado andlisis de nuestra historia y de nuestro presente. Andlisis, por lo demas, hecho a base de categorias socio-politicas. Es esto i que la nueva sociologia latinoamericana ha venido proponiendo 18 Introduccién en las dos dltimas déca das. La it i en esto ems Teunidn de Santiago lo expresaba ciedad 7. En el i deen ond capitulo pataremos de resumir los aportes : ‘anto inciden decisiva pCi I 1 mn i fe-obediencia de los cristianos comprometidos.. an Te opelén de Este comy i i ‘Ompromiso, a su vez, tiene un valor epistemoldégico ara | PF 2 para Ja reflexién teoldgica; abre las puertas a una nueva intel. encia d i genci ie fe ¥ clo en dos sentidos. Uno, ctitico: permite tiane eda el a Prep Ja accién y el pensamiento cris ‘iat yente del método analftico escogi ‘enmascarar las instancias de una deformacién eet Os cristianismo como instrumento de Opresion. Pero este aspecto d én. Pe no es un i mismo; fin en si mismo; es la sombra de una decisién positiva: Grupos cada vez més am histérica de su fe a parti: a Documento fi i 16; & pea ‘emo foal, insroduecién ¥ parte I, 1.1; cf. parte II, 2.4. Introduccion 19 metas manifestaciones de esta nueva reflexién teolégica, que ha dado en llamarse «teologia de la liberacién», procurando sefialar a Ja vez su unidad y diversidad. ¢Es posible establecer un didlogo significativo entre este nuevo rumbo y los temas teoldégicos tradicionales? Sera, en to- do caso, un didlogo critico y polémico en muchos aspectos. Su dificultad no reside exclusivamente en la diferencia de instru- mental analftico y de categorias teolégicas de uno y otro inter- locutor sino —principalmente— la que emerge de las formas de conciencia y los compromisos concretos que (més 0 menos conscientemente) informan el pensamiento teoldégico. El diélogo debe, sin embargo, intentarse, no por diletantismo sino por la salud tanto de este nuevo camino como de la antigua cristian- dad; salud que, sin duda, debe pagarse a alto precio, pero que a todo costo hemos de buscar. La segunda parte del fibro procurard nuclear, en torno a cuatto focos teoldgicos, algunas de las preguntas planteadas por el andlisis de esta nueva conciencia y reflexién: el problema her- menéutico (la cuestién de la interpretacién del evangelio en nuestro tiempo), la relacién entre lucha y reconciliacién, Ja di- mensién escatolégica (la relacién entre lo «nuevo» que se quie- re construir mediante la accién politica y lo «nuevo» que el evangelio promete) y la cuestién eclesiolégica (¢dénde se halla la iglesia?). Dedicaremos un capitulo a cada uno de estos te- mas. Si en alguna medida este trabajo ayuda a los hermanos- adversarios a entablar un verdadero didlogo-polémica, habremos realizado nuestro objetivo. Ojalé que, mds importante ain, el Hermano-Adversario que nos encuentra en su juicio y en su gracia, nos conduzca més alla del conflicto, no meramente en imaginacién y en palabras, sino en la realidad y la verdad. 1 / ¢Una nueva cepa de cristianos? 1 Mas alla del colonialismo y del neocolonialismo Hace ya varios afios la revista Time publicé una serie de impresionantes testimonios fotogréficos de la «cristologizacién» de la figura del Che (Ernesto) Guevara. Por mas de quince afios, todos hemos visto ese casi «icono» que parecia multiplicarse in- cesantemente para presidir salas de reunidn estudiantiles, ma- nifestaciones o dormitorios, como una especie de deidad tutelar de Ja juventud. Escuché la identificacién cristolégica explicita por primera vez de labios de un joven cristiano latinoamericano, en la discu- sién que siguid a una representacién de un elenco vocacional. «¢Quién es, pues, Jesuctisto?», pregunté, entre confuso y es- candalizado, uno de los espectadores. «Para nosotros», respondié instanténeamente uno de los actores, «Cristo es el Che». No ha de sorprendernos, por cierto, el que la figura de Cris- to asuma el rostro de una persona —teal o imaginaria— que en un momento histérico parezca resumir mejor lo que la reli- gién cristiana o la humanidad més plena representan, experi- mentan o anhelan. Ha ocurrido a lo largo de la historia, En América latina estas identificaciones han sido muy comunes. Es- te o aquel misionero o sacerdote, el indio o el mestizo sufriente, cuando no algtin personaje o imagen del confuso y siempre se- mipresente trasfondo religioso indigena, han prestado sus ras- gos a las representaciones de Jesucristo. Lo que es nuevo y un 24 Una nueva cepa de cristianos? tanto escandaloso, es ue un grupo de cristianos e q grup tanos eligiera Pata esi ol a © y més atin, a algui ciencia y lucidez— ny, ideraba a sf nemo cien y ucidez. no se consideraba a sf mis Ite sino €volucionatio marxista, me austiane sino Curiosam lente, la extra id ido mutua ; ane bee ‘a atraccién parece haber sj x al Si ‘parte de la invocacién teligioso-humanista de Cristo el ch A di , - cificado con sus hermanos, que (probable: se le atrity A i Cuando lee uyera, estd la conocida frase: «Cuando fos cristae) : : . ‘Os esta copvergencia significa para un niimero j ¢ te de jévenes cristianos en América latin : esumitse’ en tres afirmaciones: * importante y cre- Creo que podria 1. «Un i te dont vom ucts que puede ser adorado y ptedicado apar. macién neve, yeni y un compromiso con Ja transfor. i tuestto contii i . otros. sen ; ‘ inente, no tiene mee, oe ido ° eilors en realidad, se torna nuestro. one. unos, una época, la de un cristianismo des. vinculado de la i itgel i i Nncul gencia revolucionaria, ha pasado definitiva- 2. «Vivimos en la realidad socio-politica: comprende: j fide fet 1p! mOs, las metas que nos fijamos, el sentido de nucstea vida, estdi insertos en Jas dimensioy es de ese espacio. Por lo 5 in 1S I lones Cie d . Por términos de referencia de ese mundo», A saben ines no & c . , lano de Més alld del colonialismo y del neocolonialismo 25 3. «Lo que descubrimos en el Che est4 para nosotros rela- cionado con Jesucristo». Si nos preguntamos a qué se refieren, la respuesta parece facil: la dedicacién personal completa y hasta el sacrificio a la causa de Ja liberacién politico-social del hombre oprimido. En otras palabras: liberacién y revolucién les resultan una legitima transcripcién del evangelio. Por eso, pienso, no dijeron «Che Guevara es Cristo» —la divinizacién de un per- sonaje histérico—, sino «Cristo es el Che» —una encarnacién histérica de un propdsito divino manifestado en Cristo—. No nos corresponde a esta altura abrir juicio sobre la legi- timidad histérica, religiosa 0 politica de estas afirmaciones, sino tratar de explicitarlas y comprenderlas. Para hacerlo, debemos ubicarlas en varias perspectivas. La primera de ellas es histérica, pues es claro que las posiciones aqui sefialadas representan una ruptura radical en Ja auto-conciencia histérica de un grupo de cristianos latinoamericanos, la pretensién de iniciar una edad nueva en la historia del cristianismo en nuestro continente, la decidida adopcién de un nuevo proyecto histérico a la vez como presencia y vehfculo encarnacional de la fe cristiana en el mun- do contempordneo. Para que este propdsito se nos haga mas claro, es conve- niente ubicarlo en Ja sucesién de las etapas principales que el cristianismo hha vivido en América latina. En un reciente ané- lisis de la iglesia catdlica en Argentina, Gera y Melgarejo ha- blaban de tres tipos de liderazgo en la iglesia, que represen- taban a la vez concepciones diversas del papel del cristianismo y diferentes épocas en la historia de la iglesia catélica latinoa- mericana +, 1 Apuntes para una interpretacién de la iglesia argentina: Vispera 15 (1970) 59 ss, El intento mds amplio de interpretar la historia de la iglesia en América latina desde el punto de vista de una teologia de la liberacién es la obra del historiador y filésofo argentino Enrique D. Dussel en su libro Historia de la iglesia en América latina (Barcelona 1972), que incluye una amplia bibliograffa. Esté en curso un proyecto conjunto (CEHILA) para una obra histérica de mayor aliento, por un equipo de historiadores catélicos y protestantes, en una perspectiva si- milar. 26 Una nueva cepa de cristianos? 1. Lo: ici is i s «itadicionalistas», «derechistas» o «conservadores», > cw : " : yo fiiemo es el «integrismo». Sy concepcién de la iglesi Se retrotrae a la época de la colonizacién esparola ’ se ni i isti. se pure at ideal oe cristiandad. Este se expresa en el suefio ligiose poles na entte iglesia y estado («un Mmonismo re- mecha atico» segtin el modelo de la cristiandad colonial, I lo toda modificacién de las instituciones, En tiempos euge F erantes, que ocasionalmente alcanzan situaciones de influen nes de infl 2 U, . . neas mid coches Proatesistan, que se remonta a las Ii. ; le Espafia y posteri ilumini nei Esp iormente francés. Ms tarde asimild posiciones de los me jens «cristiano-demécratasy y tecientemente de suropea que predomind en el Vaticano 1. ‘utopa, principalmente de Europa cen: la iglesia y en una istinci a n clata distincién de lo i i 81080, y consiguientemente de la iglesia _ branes Politico y rele 3. ici i déecia a catolicismo

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