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CONFERENCIA 25 anys d’arquitectura catalana Reposicion de la polémica sobre el realismo Moderador: Helio Pirién Ponentes: Oriol Bohigas Josep M.* Fargas Helio Pinén Empezamos esta segunda sesién de la semana dedica- da a reflexionar sobre la arquitectura catalana poste- rior alos afios 50, con una intervencién que titulé “Re- posicién de la polémica sobre el realismo’ Ante todo quisiera hacer unas observaciones iniciales, para tratar de explicar el sentido de mi intervencién No sé si es una impertinencia, sial hacerme mayor me vuelvo puritano, oi es la falta de costumbre de hablar en pubblico, fuera de las audiencias habituales de la es- cuela, pero necesito justificarme... Encontré natural que me invitaran a intervenir en esta semana porque hace unos 5 aos ~y durante dos o tres~ me dediqué con cierta insistencia a este tema No soy persona que guste vivir de entretenimientos pretéritos, me gusta hablar de lo que estoy haciendo en cada momento: por lo que no me apetecia repetir cosas que tengo escritas, publicadas, y dichas en mu- chas ocasiones; pero tampoco podia negarme, por razones obvias. Entonces se me ocurrié que ¢l hablar sobre un periodo tan préximo en el tiempo, ¥ cuyos protagonistas mas directos estén en tan buen uso como los que nos acompafian hoy -y los que vimos ayer-, ofrecia la posibilidad de utilizarlos como diapositivas vivientes, como documentos 0 testimonios que pu- dieran enriquecer lo que yo dijera. Y ,por qué no? asi tenfa la coartada para repetir impunemente alguna de las cosas que creo que sé ya hace afios. Quiero advertir que mi intervenci6n no va a ser s6lo la de un moderador; me parece muy bien que en otros casos se haga asf, pero no me voy a limitar a moderar conversaciones, sino que también voy a aventurar al- gunos juicios. Esta decision de intervenir criticamente se me antoja tanto mas oportuna cuanto que en el acontecimiento de ayer (que a mi me satisfizo, no tan sélo como experto 0 aficionado al tema, sino como espectador con buen criterio), quedaron ias interven- ciones en términos de testimonio, sin que nadie quisie~ se profundizar mas, a pesar de que las preguntas de los, asistentes lo intentaran una yotra vez. Nose queria re~ mover las cosas, se prefirié dejarlas como estaban. Esto, cuando tiene Ia viveza del testimonio personal, esta muy bien, pero cuando lo lees en una especie de resumen, se convierte en un artfculo de suplemento dominical (como género, se entiende), donde se des- 4 cubre que el Grupo R fue un intento de recuperar la modernidad en el sentido amplio..., de reaccionar contra determinada arquitectura académica 0 eseo! tica, mas 0 menos identificada con determinado ciclo Pero a poco mas que hurgues en el tema, ves que este eclecticismo que ayer Balcells ex- plicaba diciendo que el Grupo R tenia una vertiente organicista, una vertiente funcionalista, y una vertien- te neoplasticista, es verdad, aunque no queda claro cual era el auténtico propésito: ,adénde se iba? y ;por qué? Lo moderno, en este momento, es un término demasiado genérico para fiarnos de él ‘Cuando me dediqué a este tema, encontré algunas es- tructuras mas 0 menos subterrdneas del Grupo R, y ciertos cambios de actitud que aludfan sobre todo a dudas (yo preferiria lamarlo asf). Por esto, y aunque el titulo de la conferencia que yo mismo propuse hace mas de un afio me parece bien, (sobre todo por lo que tiene de discretamente publicitario: “Reposicién de la polémica sobre el realismo”), ahora lo corregirfa, pro- poniendo en su lugar: “Genealogia de la duda”. Como luego veremos, y nos explicarén J.M.* Fargas y Oriol Bohigas, no estuvo tan claro que hubiera conciencia licida de lo que se estaba defendiendo: como ocurre casi siempre, cuando se teoriza la polémica, la polémi- ca ya ha pasado, Se trata, pues, de hacer la crdnica de unos aconte mientos que han ocupado pricticamente toda la déc: da de los 50. De modo que me veo obligado a hablar de la arquitectura de los anos 50 y no de los 60. En realidad, aunque el articulo de Bohigas “Cap a una ar- quitectura realista” es del aio 1962, la duda fund: ‘mental, la disyuntiva, o las alternativas fundamentales se produjeron en los afios 50. Voy a tratar de argumentar lo que digo mediante dos procedimientos clisicos en las exposiciones orales: el comentario de textos y la evocaciGn de unas cuantas vigenes. No me queda mas remedio (y, ademas, lo hago muy ‘gustoso) que empezar echando flores a Sostres, com- plementando los elogios que con tanta justicia se le hi- cieron ayer. Si hay algo que pocos discutiran es que el Grupo R estaba formado por una serie de arq inquietos, sin duda capacitados para hacer arq ra, con una aproximacién a lo que tenian entre manos mas 0 menos intuitiva, derivada de un sentido comin Helio Pinon, Josep M* Fargas y Oriol Bohigas que trataba de trascenderse y llegar a los ambitos de la cultura, de la ideologia, etc... Haba entre ellos al- guien capaz de elaborar un discurso absolutamente ri- guroso, comparable a los producidos por los mejores riticos de arquitectura de cualquier otro pais: Josep M.*Sostres. Me refiero, por ejemplo, asu articulo “El funcionalismo y la nueva plastica”! y también “Crea- cién arquitectonica y manerismo”. No tan solo son articulos escritos con gran agudeza tedrica y critica, sino que permiten ilustrar el cambio de actitud, 0 acento (si se quieren suavizar las cosas), que se produ- nla propia arquitectura de Sostres, y, desde luego en la arquitectura del grupo R en general Debo confesar que cuando empecé a estudiar este epi- sodio, me preguntaba por la naturaleza de la moderni- dad que el Grupo R invoca desde el principio. Y por a voluntad de trascender la evidencia, que se debe- ria exigir a quien se dedica a una labor intelectual, no me satisfacia el argumento de que hicieran una arqui tectura moderna tan solo respecto a la antigua; era de- masiado burda la explicacién. Llegué pronto a la con- clusidn (no hacia falta ser un ince para ello), de que habfa una conciencia general en un grupo acerca de que el Racionalismo habia producido unos frutos ex- celentes y unos maestros indiscutibles, pero que habia concluido su ciclo. Habia ocupado veinte aos, dando unos frutos que convenia recoger; pero su propuesta estaba, mas 0 menos, agotada. A lavez se habia producido, aqui, ya la emergencia de otra actitud: el organicismo; no de un organicismo be- ligerante, sino de otro mis moderado, més ecléctico: que estaria también en disposicién de reconocer estos logros del funcionalismo, y que alli llegé de la mano de Alvar Aalto, sin renunciar un pice a los logros del Movimiento Moderno, pues estaba dispuesto a rele- varlo, recogiendo la antorcha de la modernicad. Volveré luego a este argumento. Para respetar la cro- nologia, me referiré a “EI funcionalismo y la nueva n cuyo primer pardgrafo des- cribe (con gran precisién, como he dicho) el funcio- nalismo, y en el segundo apartado, que se titula “La arquitectura orgénica”, habla de la necesidad de hu- ‘manizacidn de la arquitectura, de la crisis del raciona- lismo filos6fico, del psicoandlisis, de Wright, de la ‘etnograffa, de la escultura y la pintura, de los neopri Initivistas, de la coneiencia histdrica del modernismo y de su faceta naturalista; de la valoracién de la arqui- tectura folklorica, y de la expresién nacional frente a Ia utopia de una arquitectura internacionalista. Estos son los argumentos que fundamentarian por una arquitectura orgénica Se refiere a Aalto (citando a Giedeon) como al gran arquitecto finlandés que ha sabido fundir la estandari zacién y lo irracional; y ello me recuerda los proyectos de Coderch para Sitges, en los aftos 40; esa voluntad de sistematizar el tipismo, desde un cierto folklorismo racionalista En fin, no quisiera aburrir con demasiadas referen- is. Ai menos un hecho se perfila con claridad: la con jencia de agotamiento del funcionalismo, que se re: conoce sobre todo a partir del uso y el abuso histérico de los elementos arquitecténicos: hecho que Sostres evidencia, al decir que puede ser tan anaerdnico util zar un brise-soleil sin sentido como seguir utilizando un front6n, En el ailtimo parrafo de “El orgénico regional”, Sos- tres caracteriza el organicismo como forma de recupe- rar lo conereto, renunciando a la solucién universa para recuperar la viveneia personal -territorial~. En. esta progresin de lo general hacia lo particular, Sos- tres apunta con discrecién, aunque sin vacilaciones, tuna posible via para recuperar la comunicacién con el, entorno prdximo, Repasando algunos de los papeles que he sacado de carpetas archivadas ya hace tiempo, podemos ver, por ejemplo, como en la conferencia que dio Sartoris en el Ateneo’, tanto en su titulo “Nueva arquitectura ru al”, como en el tipo de ilustraciones que la acot fian, se plantea la sistematizaci6n de lo vern términos similares a como lo habia asumido la arqui- tectura de Coderch durante la segunda parte de los afios 40. Vemos también como Sartoris barre para casa cuando dice que el racionalismo auténtico esta en la arquitectura popular (con un talante muy pareci- do al de las publicaciones del GATCPAC, en los afios apuesta culo, en (1) Cuadernos de Arquitectura 21, Barcelona, Marzo, 1956 (2) Laprimeraedicion se hizo en la Revista Pyrene. Junio, 1949, (Publicado de nuevo en el Boletin de Informacion de la Direc- cidn General de Arquitectura, Madrid. Julio, 1950). (3) Que se publicacon ligeros retoques en la Re Arquitectura, 9. Madrid. Diciembre, 1949. 25 30), y publica casas populares de Ibiza y algunos luga- res de Andalucia, como ejemplo de adaptacién al me- dio, de la auténtica racionalidad, sin formalismos, ni estilismos. Y digo esto porque es significativo que el primer arquitecto moderno que se invita sea Sartoris. Pero, de aquellos afios (concretamente de 1951), es un articulo de Oriol Bohigas, publicado en Destino, (el primero que escribe después de acabar la carrera) con, “Posibilidades de una arquitectura barcelo- En él se refiere a la tradici6n, no solamente entendida como declaracién abstracta de continuidad hist6rica, sino como proyeccién concreta de los mes- tres de cases, artifices de la arquitectura civil del siglo XIX, en Barcelona. Oriol proponta, como alternativa clasicista al edificio de viviendas, lo que a continua- cién describe como amontonamiento de dos 0 tres, palacios manieristas. Pero, a parte de esta curiosidad, ‘me interesa esta referencia porque introduce un cor cepto que esté implicito en el texto anterior de Sostres. Aqui se nos habla especialmente de la arqui- tectura barcelonesa, dndole un atributo de ciudada- nia, mas que de nacionalidad; aunque creo que barcelonesa, en este caso, es una metonimia de carala- na... Contrapone una arquitectura espe una ar- quitectura internacional: indistinta, transportable. Helio Pinon Este articulo provoca la indignacién de un arquitecto con algunos arios ms, Antoni de Moragas, quien re- plica en Destino, diciendo que parecia mentira que los j6venes pensaran asf; él, que era un converso, reaccio- naba contra este articulo porque habia sufrido en su. carne lo que era hacer arquitectura neoclisica por no saber hacer otra cosa; y que cuando, por fin, alguien descubre la verdad, s6lo falta que los jovenes traten de enmendarle la plana, (me imagino que Moragas debid ver en Oriol una especie de postmodernista avant la lettre y pensé “estos jévenes, que tot ho fan malbé...”; y creo que este fue el origen de su amistad. A mi me parece que estas anécdotas son interesantes porque Constituyen la vertiente testimonial de la microhistoria, que hoy evocamos), ‘Oriol Bohigas: Moragas y yo nos conocimos en la en- trevista consecuencia del artéculo y de la carta, y a 26 nacié la propuesta de fundar el Grupo R; fue un mo- mento bastante crucial en cuanto a polémica y aconte- cimientos, Josep M.® Fargas: Aixi hem darribar a la conclusi6 de que en Moragas et va convertir, no?... L’hem de felici- tarl! Helio Pifén: En un escrito posterior, que contesta la ta de Moragas, hablas de que probablemente no se te ha entendido bien. No se trata de hacer un retorno indiscriminado al pasado sin més... pero, a pesar de todo, es mejor esto, que hacerlo inconsciente y de for- ‘ma incompetente. Quisiera comentar otro documento que escribes (Oriol Bohigas) cuando llega Alvar Aalto a Barcelo- na, en el aiio 1951. Se trata de un texto que fue difun- dido por Radio Nacional, en, un programa llamado “Perfil, revista de las Artes”? que explica un estado de opinién generalizado en aquellos afos: el gran Aal- to, hijo del funcionalismo, se va apartando de la ri dez que imponfa el racionalismo y logra introducir en eldisefo, ya de forma fundamental, no s6lo exigencias materiales y estéticas, sino incluso las puramente so- ciolégicas. Para concluir con calurosa bienvenida de los j6venes arquitectos barceloneses, que “de un tiem- po a esta parte, aferrados a la sana tradici6n finisecu- lar y aprendiendo la leccidn extraordinaria del funcio- nalismo, se han lanzado impetuosamente y con una fe extraordinaria a la nueva arquitectura organica” Prodigio de sintesis, las tres ultimas lineas: la sana tra- dicion finisecular (dels mestres de cases), la leecion ex- traordinaria del funcionatismo y la fe extraordinaria en la nueva arquitectura organica. Esto es lo que, de algiin modo, se desprendia de la mesa redonda de ayer. La mezcla de todos estos ingre- dientes es lo que configuraba el Grupo R. Pero, en, cualquier caso, podriamos decir que éste ¢s el sentir general de dos docenas de personas; y me refiero al sentido comin de 1a gente que en aquellos momen: tos se planteaba publicamente estos temas; no trato de sugerir que monopolizasen la verdad ni el ingenio. Puede confirmarse lo que digo, en este texto de 1952, que supongo que escribiste tui mismo, Oriol, con moti- vo del homenaje a Coderch, al ser premiado por su intervencién en el trienal de Mikén, en 1951’. Enma do por una camuflada alusidn a la arquitectura orgi- nica, se reproduce un dibujito que haria alguno de vo- sotros. (Oriol Bohigas: Pratmans6. Helio Pifion: jdebi figurérmelo!), en el que hay unos sefiores que se besan, las manos, y una orla de cuidada caligratia que dice “organizamos este besamanos al arquitecto Coderch por lo trienal”... Cada vez que aparece el prefijo or- ganico, se enfatiza con letas grandes, dejando los distintos sufijos en diminutos caracteres. Hasta este punto se contaba con la complicidad en torno a un cre- do estético que se sabia compartido. Podria seguir con pruebas testificales, pero me parece que, con lo visto, se puede concluir que la recupera- ccidn de la modernidad se hace, como decia al princi- pio, a partir de su identificacién implicita con el ‘organicismo, pero reconociendo todos los logros de! funcionalismo. Es decir: no se trata de un organicismo excluyente, sino que es un organicismo conciliador. Es sintomatico que sea Aalto el que mas frecuentemente esté en la mente, o en el lépiz, de quien escribe 0 pro- yecta. Y es que Aalto (0, por lo menos, este es su cli- ‘thé que mas se vende) supo coordinar los logros del funcionalismo con un organicismo tardio, en relacién con el de Wright ‘Ademés, Aalto podria significar una especie de sinte- sis de nacionalismo y modernidad; y esto me parece tan verosimil que, incluso, lo he utilizado como titulo de uno de mis libros. ‘A través de la referencia a estos cuatro textos, se pue- de ver como esta sintesis estd implicita en el proposito de la gente del Grupo R, y explicita en los escritos de Oriol Bohigas. Es decir, por una parte, es reconoci- miento de vernacularidad como actitud que da sentido ‘a.una conducta -instrumento de identificacién cultu- ral, ideol6gico e hist6rico- y, por otra parte, la volun- tad de incorporarse a la modernidad en el sentido am- lio. Parece que es una manera sensata de incorporarse a tuna modernidad sin el temor ao sin el prejuicio de ir inevitablemente retrasados. No olvidemos que la mo- dernidad arquitect6nica en sentido estricto se produ: ce, en Europa, en los aos 20, en Espafta, con el GATCPAC, en los 30; pero, después de pasados los 40, y de este intento de liberalizacién en los primeros, 50, [a cosa no era como para empezar a seguir hacien- do villes Savoies... Como se ve, pues, en principio, el Grupo R tiene un cariz organicista, aunque no beligerante; un organicis- ‘mo contemporanizador y dispuesto a reconocer todas las aportaciones del funcionalismo. Pero, en texto de Sostres del aito 1955, titulado: “Creacién arquitects- nica y manerismo” , con la discrecién que siempre ha caracterizado a sus escritos (y no por ello con menos, lucidez 0 conviccién) se aboga por la renuncia a la ge- ialidad y a la revoluci6n personal 0 generacional, Aiin, ayer mismo, Sostres hizo una declaracién que ‘me parecié reconfortante, tanto por su contenido es- pecifico como por el sentido que adquiere en el marco del proceso de su pensamiento y su arquitectura: se- guia defendiendo el manierismo del Estilo Internacio- nal. Las actitudes internacionales que Sostres reivindi- cca son las que Richards defendia en Architectural Re-~ view, en los primeros afos cincuenta, invocando a la arquitectura corriente, normal: a una arquitectura no genial, o innecesariamente genial. Al final del articulo que comento, Sostres habla de Marcel Breuer como un “ejemplo de profesional perfecto, logrando salvar lun manierismo personal con un tono y una dignidad estética mas que suficientes” Oriol Bohigas: Es refercix a la primera época de Mar- cel Breuer, als EE.UU., no? Helio Pinon: Aixd esta escrit a any 55 Al margen, y aunque no supiéramos quién es Marcel Breuer, serviria la cita para ver qué se le valora: esta profesionalidad ligada a un manierismo de buen tono, inteligente. Pero, de todas maneras, la polémica toma nombres y cuerpo: por lo menos, toma piiblico, con la Publicacién de un articulo de Oriol Bohigas, en Serra 'Or, titulado: “Cap a una arquitectura realista”*, En el primer pardgrafo, “La nova polémica”, se desauto- tiza la actitud tardofuncionalista. El segundo aparta- do, “Els protagonistes de la polemica”, se refiere a la itrupcién de la obra del equipo BBPR, o de Vico Ma- gistretti, en el congreso de Oterl6, provocando un es- Candalo tal, que acabé con la desaparicién del CLAM; la aparicidn de revistas italianas con audiencia espe- Cifica y minoritaria, pero internacional, como Casabe- Ya y L’Architettura, que en sus propias palabras— “Hlancen un manifest inconformista contra les posicién tedricament tradicionals de L'Architecture d’ Aujourd- hui 0 Bauen & Wohnen’ Solo he querido hacer referencia al arranque de este articulo, que es una descalificacion fundamentalmen- te cultural de la actitud racionalista, coincidiendo con la que se da en toda Europa, ¢ incluso, en EE.UU. Es tuna especie de guifio a un cierto historicismo (recorde~ mos Ia actitud del grupo de Casabella, de los defenso- res del neo liberty y ciertas obras de Ph. Johnson). To- dos ellos adoptan una actitud ante el movimiento mo- derno formalmente menos agresiva que la que exhibe Oriol, en este articulo. Si se piensa en el brucalism in- lés, en los textos de Banham y en la arquitectura de los Smithson, se verd que no es un ataque frontal al movimiento moderno: se trata, més bien, del conven cimiento de que se ha agotado su repertorio iconogra- fico, por lo que hay que enriquecer vocabularios y si- tuaciones, aun conservando su matriz.conceptual y su base tedrica. En cualquier caso, la postura de Bohigas se inscribe en la revisién de la modernidad que desde estos dimbitos s¢ lleva a cabo. Los destinatarios mas cuallficados de los ataques de este articulo eran Josep M." Fargas y Enric Tous; Gi- raldez, L6pez Inigo, y Subfas, serfan los otros tres que completan la plana mayor de los arquitectos formalis- tas y amanerados. Es un escrito muy didéctico, en el que se puede leer; “es molt més dificil de construir, i molt més anacronic, un peu dret d’acer perfectament calibrat, sino es dis- posa d’un bon equip de maquinaria, que no pas fer de pedra una columna saloménica”. Esta es una de las frases limite del articulo, que refleja, en cambio, con fidelidad, la moral estética sobre la’ que se fundaba un realisme que trataria de recoger la tradicién constructiva ¢ iconogrifica vernacular, fuertemente arraigada incluso en los sistemas constructivos. El tex- to acababa con un homenaje a los maestros del racio- nalismo, que testifica la voluntad de no romper el cor- d6n umbilical que vincula el programa realista con la modernidad mas ortodoxa. He crefdo que serfa mejor hacer primero este esbozo historico, aun con el riesgo de hacerme pesado, para comentar después algunas imagenes. Su montaje per- mite, en algunos momentos, contraponer, enfrentar 0 simultanear las dos actitudes, y, en otros, sencillamen- te, dar mas informacién. No es una serie de oposicio- nes, por tanto, aunque alguna vez, acaso, abuse de la polaridad; siempre con fines demagdgicos, con lo que trato de garantizar la amenidad de la sesién. También he de advertir que no sélo he seleccionado imagenes de las arquitecturas de Bohigas-Martorell y Fargas- ‘Tous, sino también de Sostres, por raz6n de su impor- tancia en el episodio que comento. Nadie debe ver, pues, en la eleccién, atisbos de un presunto juicio de calidad absoluta. He optado por a personalizacién del enfrentamiento porque creo que, en un acto como éste, laeficacia diddctica puede compensar la ausencia de una visi6n panorimica, més propia de otras cele- braciones. (1) Destino. Barcelona: 20 enero, 1951 (2) Radiado en Radio Nacional de Espana, en Barcelona, et2de labile 1951 3) Ver nota con titulo “Un homenaj al arquitecto Coderch de Senumenat", publicada en larevista Destino, Barcelona, 9 febre- ro 1952. (4) Serra @Or, Maig, 1982. a Se trata de una obra de Sostres, de 1948: una casa uni- familiar en Bellver de Cerdanya. Recordemos los arti- ‘culos del ato 49 (que son literalmente contemporé neos), cuando hace referencia a lo orgénico como modo de recuperar la singularidad; de adaptarse a lo regional, a las tradiciones constructivas. Incluso los, criterios'de construccién de las plantas, las fracturas volumétricas, el tratamiento de las superficies, que ya el plano anticipa con la preocupacién de las texturas, tratando de quitar todo lo que de abstracto pudiera te ner una arquitectura para recuperar esta condicién material mas préxima al uso; y, en definitiva, al indivi duo que lo puebla, son muestra de la asuncién de un organicismo vinculado a la regionalidad, como recu- peracién de lo especifico. Fijémonos en el uso de elementos de tradiciones cons- tructivas: algunos més abstractos como la pérgola-, ‘otros mds literales ~como los troncos de &rbol puestos como antepecho del baleén-; en la voluntad de tensio- nar determinados huecos recurriendo incluso al p quefio perfil laminado en el centro, para reforzar un dintel demasiado largo para el lefio, en el uso de la mamposteria en la valla, réplica de las construcciones, Han pasados unos afios; la Casa Agusti se acaba en 5 (si no recuerdo mal). Todo hace presumir que el proyecto era de los primeros 50y, porlo tanto, todavia, dentro de un Ambito tedrico enmarcado por el texto: “Funcionalismo y la Nueva Plistica”. Se observa una mayor distancia respecto a los elementos vernaculare: otradicionales: su uso es mas abstracto, mas sistemati co; las guias en las persianas de librillo les dan una di- mensién distinta de la que tendrian en la arquitectura tradicional; determinados elementos como la escale- ra, la articulacién de los dos voltimenes con el peque- fio porche que esté cubriendo un estanque, sefialan un distanciamiento de lo vernacular, paraielo a la asuncidn de artificios préximos a cierto organicismo europeo de ascendencia Aaltiana. Tal giro estético en la arquitectura de Sostres corrobora el episodio que he tratado de esbozar en la exposicidn previa; o, simple- mente, constituye su correlato formal. Conviene percibir la distancia tedrica y estética entre esta casa y la Casa Moratiel en Ciudad Diagonal, que se acaba én 1958; es decir, se proyecta en 1956, miei tras Sostres redacta el articulo: “CreaciGn arquitect nica y Manerismo”. Se trata de una arquitectura que se podria entender como un ejercicio del mejor estilo internacional; que no trata de ser revolucionaria; lo realmente nuevo se~ ria la decisiGn y sensibilidad con que arrastran cuestio- res que, no por manoseadas, dejan de ser nudos esen- ciales en el proceso y difusidn de la arquitectura mo- derna. Su componente programética tiene que ver con, la consciencia de que se est proponiendo una manera diferente de entender el espacio. Es bonito ver la me- moria con la que Sostres acompaia la publicacién de esta casa, donde justifica por imperativos econémi- cos la aparicién de las dos o tres paredes de torxana: la casa debia construirse con pilares metélicos y una losa de hormigén directamente apoyada sobre ellos. Para Sostres se trataba mas de una impureza que la men- cidn trataba de exorcizar, que de una habilidad 0 un, puro ejercicio de estilo: un modo hicido de asumir esa revoluci6n que protagonizaron algunos arquitectos de la generacién anterior. (1) En eln® 33 de Cuadernos. JM, Sostres, Casa Agusti 8 JM. Sosires, Casa Moratiel, fagana carrer Interior Facana jarat Entremos ya en las obras de nuestros invitados, ndgenes segtin una estructura de pa- res 0 polaridades: Estas son dos casas unifamiliares cuyos proyectos esta- rian en los primeros aftos 50: La Casa Guardiola de Bohigas y Martorell y, la Casa Mestre, de Fargas y ‘Tous. La propia configuracidn, la desaparicién de los limites del espacio, la traduccion de las texturas de la piedra en el suelo, como una especie de condensaci6n metaférica de la naturaleza que envuelve esta casa de Fargas y Tous; la vision de aquella disposici6n en el te- JM, Fargas i E. Tous, Casa Mestre rreno, con la gran cubierta como un manto que cubre el artefacto, casi haciéndolo desaparecer como objeto (alguna fotografia exterior, lo corroborara después). Frente a ella, el planteamiento tan conceptual (diga- ‘mos tan tipoidgico) de la casa de Bohigas, que tiene una traduccién fisica 0 volumétrica casi inmediata, como trasposicién del programa (estas dos unidades de dormitorios en la planta alta, articuladas por la es- calera que da al pequefo distribuidor); sazonando una voluntad explicita de asumir determinados t6picos de la arquitectura de Mies: espacio dentro-fuera, conti- nuidad en el tratamiento de materiales verticales que efectiian el cosido de espacios que solamente son dis tintos en cuanto a su acondicionamiento climético, en- tre otros (quien tenga alguna idea de las obras de estos dos arquitectos podria pensar que se han invertido los proyectos) J.M.* Fargas: Em permets: quan nosaltres varem fer aquest projecte estavem imbuits per tota 'arquitectu- ra que en aquell moment s’estaba produint i, basica- ment, de Marcel Breuer i Richard Neutra. Perd nosaltres varem cometre la ingenuitat de creu- ren’s el programa tal com el client el va definir. Ell te- nia tres nenes i ens va encarregar: un dormitori de con- vidats, dues nenes en una habitaci6, i Paltre nen en una alia. ‘Tot era perfectament a mida; veureu que fins itotenel paratge esta representat un pato del marit (un Ci troén que llavors en deiem pato) un biscuter de la dona i una vespa de la minyona, i aqui baix hi ha una barca pintada, que era de la mida exacta del model que cll havia de tenir. Pero quan va arribar el moment de construir l'edifici, quan ja tenien feta la fonamenta- tot... tot..., fot... un dia ve el client i diu i, hem de fer una altra habitaci6. iu ara!! Una altra habitaci6? La meva dona ha quedat prenyada!! Ja‘em diras tu!! Ja no podiem en aquell moment comengar un altre projecte i va aparéixer aqué baix, al costat de la barca, tuna habitacié en el garatge, per a les minyones, A partir d’aquest moment Ia desil-lusié que vaig tenir en relacié amb la capacitat d’un client de definir el qué passarfa en el futur, no té mesura. Vaigarribarala conclusié de que creure’s excessivament el programa que et donen és tan perillés que et pot comportar el que un projecte que has fet amb tota la il-lusi6, sigui invalidat pel fet que la senyora del client hagi quedad altra vegada en estat... que hi té tot el dret... perd que. Tpenses: Fins a quin punt haig de creure un client?, ns a quin punt haig de fer un projecte amb un progea- ma per un moment donat? Potser no ens ho haviem de creure tant i haviem de fer coses per un perfode d'amortitzaci6 més llarg... En aquell moment, en canvi, estavem continuament exigint que ens diguessin, que volien, fins a extrems impertinents. Helio Pi6n: Sf, sf, est molt bé. La sorpresa devia ser desagradable perque no et po- dies fiar de la capacitat de previsi6 del client, perd agradable perqué vareu veure que aquest tipus d’ar- quitectura permetia eréixer, o modificar-se, sense al- teracions substancials. Josep M." Fargas: Si, si. 30 Helio Pii6n: Si ho arriben a demanar els propietaris de la casa Guardiola, haurien hagut de replantejar el pro- jecte, o bé d'estirar les dues habitacions, i Ilavors la sala d'estar seria massa gran; per tant, tornar acomen- car. Jo volia que quedés clar que, en un cas, el programa es construeix i, en 'altre, es disposa. Esa dir: en la Casa Mestre, la vinculacié al programa gairebé vindria do- nada per la necessitat d’ordenar-lo, perd sense donar laimpressis que estigués ordenat; en la Casa Guardio- Ja hi ha una clara assumpci6 de lartificialitat del gest de larquitecte: 1 programa esta absolutament cons- trenyit en una forma completament racional, aliena a les convencions mes intimes de Phabitatge Al ver los dos aspectos exteriores de las casas, se acusa todavia més lo que digo. Nada mas artificial que la foto de la Casa Guardiola; en cambio, en la Casa Mes tre hay una voluntad de casi desaparecer, de poner un ‘manto de arena encima, como si estas vigas fueran un accidente en el terreno, de modo que la casa no se afir- ‘ma como objeto encima de la loma. Bohigas y Marto- rell estaban afirmando toda la artificialidad de la casa Fespecto a una naturaleza distante, ordenada, con ese césped que una ducha diaria garantiza YY {qué no decir de los interiores de una y otra casa? La primera -la Mesire- nos habla de sus presupuestos fundamentales: la valoracién de los materiales en su propia plasticidad, la ausencia del concepto de sistema (por lo menos, en términos muy rigidos) como respon- sable -o agente contenedor— del espacio, frente al ca- Fécter sistematico, doctrinario, exclusivista y cerrado, dela segunda —la Guardiola, que se exhibe como una, macla de cubos, en los que las paredes, més que mu- Fos, son planos: y las ventanas, més que huecos, son cortes, Actitudes completamente istintas, exactamente in- G. Girdldes, P. Lépez Inigo iX. Xubias, Proyecto para la sede del COACB, 1” concurso versas a las que, con el tiempo, acabarian caracteri- zando la produccién de unos y otros arquitectos. Si los proyectos de estas obras eran de principios de década, en 1958 se convoca el primer concurso para el Colegio de Arquitectos de Barcelona. La revision de algunos de los trabajos presentados permitira conocer algunas tendencias de la arquitectura catalana cuando Ja década iba a acabar. Estos son los proyectos de Girdldez, Lopez Inigo y Su- bias, y Bohigas y Martorell; no los muestro simulta neamente para contraponerios, sino para ahondar en una actitud que se me antoja generalizada por estos afios. Los dos proyectos se parecen mucho, aunque el de Bohigas y Martorell, tiene un cierto pintoresquis- ‘mo; no s6lo por la palmera, sino por la aparicién espo- rédica de algtin balc6n o la variacién de los antepechos que tratan de singularizar ciertas actividades del pro- grama, tratando de enriquecer con ello, a pesar de la 3 , Bohigas iJ.M. Martorell, Proyecto para lasede del COACB, I" concurso. eo G. Girdldez, P. Lopez Inigo, X. Subias, O. Bohigas, JM, Martorell: Proyecto para la sede del COACB, 2 concwrso regularidad de la planta la frialdad de la arquitectu- ra moderna. El otro, en cambio, seria més rigurosa- mente moderno, en el sentido de edificio més univer- sal, sin concesiones, capaz de resolver cualquier tipo de actividad que se le inseriba. Se repite el concurso en el 59 por unas razones que no, sé si conozco bien ‘Josep M." Fargas: Si vols t’ho explico; de tota manera, suposo que tu ja ho saps. Resulta que a les bases del, concurs no quedava prou clar si realment s’havien de cenyir a Vordenacié que hi ha a !' Hotel Col6n i totes aquestes mansanes (encara que I’ Ajuntament ho tenia molt clar) i uns arquitectes se les saltaven a la torera (entre ells en Bohigas...). En canvi en Busquets se va cenyir a Pordenacié que semblava que volia 1A junta- ment. En Busquets ho va impugnar i va guanyar la impugna cid, ies va tornar a convocar el concurs. No sé si van pagar el primer concurs. Oriol Bohigas: Si, si que el van pagar! Josep M.* Fargas: Aixd demostra que el Col-legi és un senyor... Va ser llavors amb en Gio Ponti, l’Alfred Roth..., que van donar el premii. 32 Helio Pifién: La coincidencia de planteamientos, y casi de solucisn, en los proyectos de Bohigas y Martorell, y de Girdldez, Lépez liigo y Subias, en el primer con- curso, seguramente propiciG y casi determin6, a parte Ja amistad que entre ellos habia, el que se presentaran, juntos a la segunda convocatoria. Su propuesta era, ahora, un edificio que recogfa los planteamientos fun- damentales del primero (en cuanto a lo que eral blo- que), pero se le quitaban accidentes y singularidades. Pero, en 1958, se produce un hecho significativo: los premios FAD (cuya tradicién se remonta a bastantes afios antes), se conceden, en arquitectura, a la Facul- tad de Derecho de Giraldez, Lopez Thigo y Subias, y, en interiorismo, a la tienda Jensen, de Paseo de Gra- cia, de Fargas y Tous. A partir de ello, podriamos in- terpretar que el internacionalismo no tan solo triunfa, sino que convence, y es capaz de hegemonizar la cultu- ra arquitect6nica mas restringida, fina y sutil, hasta el, extremo de reunir los dos premios que se daban aquel, afio. Pero hay un hecho, perteneciente a la micro-his- toria, que parece revelador: Bohigas era miembro del Jurado de los premios FAD, y estos dos premios como él me ha asegurado, se concedieron debido a su entusiasmo. Por tanto, y en contra de lo que pudiéramos pensar, por lo menos hasta aquella €poca, no tan solo no pue- de hablarse de una franca oposicién sino que habia un claro reconocimiento de la calidad arquitecténica, en su dimensién mas abstracta y menos relacionada con, ningtin credo o actitud concretas. Y,, en este sentido, habia que recordar que uno o dos afios antes, en 1956, (me lo recordaba Oriol, hace unos dias), Joaquin Ruiz, Jiménez, entonces ministro de Educacién, casi habi dado la consigna de que en los concursos para la cons- trucci6n de edificios docentes se premiara a la arqui- tectura moderna Alfinal de la sesidn de ayer, Moragas nos explic6, creo que muy bien, la evolucién del Grupo R; es decir: di- vulg6 bien su escrito que publics Serra d’Or, en el ato 63: “Els 10 anys del Grup R d’arquitectura” y tam- bién, un poco, su desaparicién como tendencia cultu- ral organizada. Sin discutir nada de cuanto qued6 di cho, estoy convencido de que el hecho de que la postu- ra oficial promoviera dos edificios tan rigurosamente modernos como el Edificio de la Escuela de Altos E: tudios Mercantiles, de Carvajal, y la Facultad de De- recho, de Giréldez, Lopez Inigo y Subfas, y ademas tan significativos para la ciudad, rest6 sentido a toda actitud reivindicativa de la modernidad. Hechos estos dos excursos, voy a seguir. Pero hay otro dato de micro-historia, que comentaba Fargas hace un momento: el proyecto de la planta del Decanato, del Colegio de Arquitectos de Barcelona, fue planteado por Fargas y Tous como reaccién al edificio de la Fa- cultad de Derecho. Josep M.* Fargas: Com a reaccié en paral-lel, no coma oposicis Helio Pinén: Si, son dos arquitecturas cuyas diferen- cias, vistas aqui, serian diffciles de marcar, incluso. para el propio Fargas; sus coincidencias no se limit bana aspectos de lenguaje, sino que afectaban al modo de entender la construccidn de la forma, y al pa- pel que en ello debfa desempefiar la técnica construc- tiva, Josep M.* Fargas: En aquest edifici haviem comengat a tenir la preocupacié de la coordinacié modular que IM. Fargas iE. Tous, Casa Ballbe després van exaltar potser excessivament, pero ja en parlarem. Perd a mi em preocupava, potser era infantil i tot, jno?, perd em preocupava que les juntes del paviment ho s‘avenien amb les dels sostres ni amb algunes que havien de ser molt marcades de la dels tancaments me~ tAl-lics i aixd a mi em causava una pertorbacid. Helio Si, como se ve, la diferencia estribaba en el grado de asuncién de los mismos principios, yen el uso expresivo del contenido teérico de los mismos, Josep M.* Fargas: Si que era molt minga, perd veuras {que hi ha una certa preocupacién perqué el perfil coin- cideixi amb la junta del terra. Aixd s’aconseguia a base d'insistir i tornar a fer plinols. Tenfem tant poca feina que ho podiem fer Helio Pifién: Voy a insistir en lo que decia antes, acer- ca de la duda. De aquellos afios (1958), coincidiendo en el tiempo con el proyecto del Colegio de Arquitec- tos, es el proyecto de Bohigas y Martorell para las ca- sas en la Calle Pallars, que supongo que todos cono- céis, Y aqui, la Casa Ballbé, que asus méritos arquitecténi- cos afade el de resistir como puede las preferenci: Y artisticas de la troupe de Ma les moradores. Josep M.* Fargas: Segurament, una ies quals es vengués la casa Mestre és perqui neanys, la dona, quan hié gia. No sésiés per culpa del projecte o per culpa de Fentorn, ves a sa~ ber! O per culpa del marit... tenia un marit molt forero. Helio Estas dos imagenes, pueden ejemplificar bien como se han invertido las posiciones. No trato de 33 domeéstic: sacar de ello conclusiones demasiado definitiva Prefiero relativizarlo, recordando que este proyecto es contemporiineo al edificio de cristal, de la 1." con- Yocatoria del Concurso para el Colegio de Arquitec- tos, de Bohigas y Martorell Se ilega asi a los interiores del Colegio de Arquitectos, que se inauguré en el afio 61. Después de construir el edificio Busquets, que gané la segunda convocatoria del concurso, se encarga a una serie de arquitectos re- presentativos de las diversas tendencias, y reconoci- dos por la calidad de sus trabajos, una planta a cada uno, excepto a Federico Correa y Alfonso Mild que les encargaron dos, las dos de arriba. Nunca he sabido por qué. Josep M.? Fargas: Una ’havia de fer en Coderch, i’al- ira Ihavien de fer en Correa i en Mila. En Coderch va renunciar en favor d’ells que en aquells moments tre- ballaven practicament a casa seva, feien coses en col-laboracié a nivell de decoracié... all6 dels inte- riors de Hotel de Mar. Helio Pifién: Esta es la planta del Decanato de Fargas y Tous, como siempre ala izquierda, y a la derecha la de Bohigas y Martorell, J.M, Fargas iE. Tous, Planta del Decanato del COACB Josep M.' Fargas: Aqui, en Busquets, en fer aquest edifici, com he explicat abans, va ser molt prudent amb la seva expressi6, Es curiés perque és el primer cas que conec que va guanyar el concurs fent Panalisi de preferences arqui- tectoniques de cada un dels membres del jurat. Una de les coses que va tenir en compte (aixd potser molta ‘gent ho sap) és que alla on hi ha el fris d’en Picasso, ell hi va posar una trama exagonal perque I’ Anton Cume- Ila, que coneixia perfectament I’ Alfred Roth, li va di “Escolta noi, posa alguna cosa exagonal, perqué quan, ho vegil’Alfred Roth dira: aquest és el bo” Helio Pintn: Va haver-hi algd que va fer tot edifici amb trama exagonal; no devia estar per orgues. José M." Fargas: Vale, home! Fs que si tu et presen- tes aun concurs has de saber qui et jutjara, quines pre- feréncies té cadasct. Ell va fer un aspecte exterior amb 34 les formes manieristes d'aquell moment, perd jo diria que va utilitzar el modul d’una forma poe precisa, i en aquest sentit poc correcte, i nosaltres li varem voler es menar Ia plana. Segurament ens varem passar: fins i tot el despiece que hi ha en aquestes pastilles de la tau- la fa referencia a modulatge de les portes, les alca- des. Helio Piiién: ...Jo he aconseguit anar a veure’t quan eres Degi; parlar amb tu i sortir, sense deixar de tre~ pitjar una junta de la moqueta ‘Josep M.” Fargas: Hi havia una veritable obsessi6, ci ite altres coses perque era una cosa que s’estava co- ‘mengant a fer i segurament ens deixavem dominar per aquella falta d’experiéncia, (Aen Bohigas) —Jo et demanaria que intervinguess perqueé aixi acabarem abans, no? ‘Aqui ens varem comencar a plantejar una cosa a nivell intuitix: que és el control del rise. Qué vol dir aixo en el nostre despatx? Que quan fem alguna petita innovaci6, no massa per- que sing encara et surten més cabells blancs, una de les, coses que pot aclarir més si és una via possible 0 no, é dir-li al client (al Col-legi no li varem dir res, pero a (©. Bohigas iJ.M. Martorell, Planua de Visados del COACB amo de la casa Ballbé li varem dir: escolti, si vol que li fem aixd, oi que ens deixard jugar perqué és una expe- jéncia que ens interessa?).. Et pots arriscar perqué ho controles, no sé, s6n 400 m? en el quals massa problemes no pots tenir: si fracasses ho pots corregir. Ara, el que és lamentable, és que t'encarreguin una casa amb una fagana de 40.000 m?, decideixis un reves- timent perqué agrada, perqué esta dins d’una cosa més 0 menys neorealista, i després s'hagin de posar tunes xarxes a sota... Larreglar-ho costi un 150% del cost de l'edificiinicial Collons, em sembla que s‘ha de controlar el rise: qué passa quan faig un revestiment sobre un Durisol, 0 s0- bre un Ytong?! Oriol Bohigas: Esta bé aixd, Helio Pifion: Esta actitud de Fargas y Tous en el caso del Decanato les llev6 a apurar las divisiones en la car~ pinteria, la moqueta, ¢ incluso modular el tapizado de esta mesa. Josep M.* Fargas: No home no: perqué la pell té una ‘ida... la béstia no és tan gran: aixd no era un elefant. L’Oriol iel seu equip de fet van reaccionar de la matei- xa manera perd en una altra direcci6. Ara m’agrada molt aixo, perd en aquell moment em va emprenyar perqué vaig pensar: jo estic molt segur del qué faig; ara resulta que apareix aquest senyor i mira... Llavors co- ences a pensar i dius: no, nol! Pero basicament era eaceié clarissima al mani Aqui la pretensié que tenfem era de possibilitar modi- jcacions de canvi i aprofitament, i no ens varem ado- nar que una planta de direccié és el més estable que hi ha en un edifici d'oficines. Ells van caure en error contrari de pensar que en una planta d’oficines de sat, eta possible fer una cosa estable, que duraria sem- pre; naturalment va desaparéixer de seguida (al cap de Jos anys). En canvi la de deganat encara es manté, perque: no hi ha modificacions en les plantes de deg: nat, com no n’hi ha a qualsevol planta dalte direecié «una empresa d’oficines, Aixd va servir com una experiéncia per a nosaltres, pero no era realment la postura adequada a Pedifici.. Oriol Bohigas: Val la pena subratllar la importancia, jo dria tedrica i polémica, que en aquell moment van te- nir aquestes plantes dei Col-legi. Es una Ikistima que en la major part sthagin destruit i desaparcgut, per- qué haurien estat una radiografia forca important aquest moment. Es veritat, i hi esti molt d'acord, que les dues posi- F Correai A. Mild, Planta del Restaurante del COACB cions més radicalment oposades eren precisament aquestes dues plantes, reaccions diferents a l'edifici, al qual, gairebé tots el que feiem una planta, acusavem

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