EUGENE IONESCO
EL PIM-PAM-PUM
(Traduccién de Alvaro del Amo)ESCENA 1
La escena representa una ciudad, la plaza. No
es una ciudad moderna, no es tampoco una ciu-
dad antigua. Es una ciudad sin ningiin rasgo es-
pecial que la caracterice. Le iria bien el estilo
de la época comprendida entre 1880 y 1920. Dia
de mercado. Mucha gente si se dispone de un
teatro grande. Mucha menos gente si se dispone
de un teatro pequefio. Con pocos actores se pue-
de producir la sensacién de que hay mucha gen-
te, o bien espaciando a los distintos personajes,
o bien creando un ritmo de entradas y salidas a
base de cambiar cada vez de sombrero, de para-
guas que cogen y dejan, de barbas que se quitan
y se ponen. Durante largo rato, la gente se pa-
sea en silencio. No parecen tristes ni alegres,
han hecho o van a hacer la compra.
Antes de que entren todos estos personajes,
que parecen venir del mercado, al fondo, vere-
mos el mercado con gente que compra y gente
que vende. Oiremos el ruido de las palabras y
un rumor, un clamor ininteligible.
Ambiente colorista. Campanas.
Si no hay figurantes suficientes, siempre se
puede, lo que serta incluso preferible, reempla-
35zarlos por marionetas o mufecas grandes {mani-
quies). Las marionetas pueden ser agitadas 0 no
segtin sean reales o pintadas.
Al acabar esta primera escena, si se manejan
marionetas de verdad, se volverdn, con expre-
sién de angustia, inmovilizadas, cara al publico
0, atin mejor, con los ojos fijos en el lugar del
suceso. Si se utilizan mutiecas inmoviles o pin-
tadas, deberdn desaparecer en la neblina gris
(como, por otra parte, les ocurrird también a las
marionetas de verdad de las que sdlo se apre-
ciardn los contornos, pues una semioscuridad
invadiré el escenario al finalizar la escena).
Antes de que aparezcan las Amas de Casa
Primera y Segunda, entra por la derecha, al igual
que las Amas de Casa, precediéndolas unos po-
cos pasos, un personaje que ellas ven: un
monje negro, muy alto, con capuchon, que atra-
yesard la escena y saldrd por el otro lado.
Las Amas de Casa Primera y Segunda entran
por la derecha.
AMA DE CASA PRIMERA.
Solo los monos pescan esa enfermedad.
(Sale el monje.)
AMA DE CASA SEGUNDA.
Felizmente, en casa tenemos perros.
AMA DE CASA PRIMERA.
Y gatos.
AMA DE Casa SEGUNDA.
Aunque son las personas quienes llevan el virus.
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AMA DE CASA PRIMERA.
{En las manos? ;Sin darse cuenta!
(Salen.)
AMA DE Casa TERCERA.
Mi marido me decia el otro dia que la mayor
parte de esta gente vive en Ja incoherencia. Ca-
recen de costumbres coherentes. Mueren a me-
nudo, al parecer.
AMA DE Casa CuaRTA.
Hagamos lo que conviene.
(Salen.)
AMA DE Casa QuINTA. (Entrando, con otra, por
la izquierda.)
Antano no habia mas remedio que lavar las
zanahorias. Si no, te transmitian la Jepra.
AMA DE CASA SEXTA.
Hoy en dia Jas patatas producen diabetes o gor-
dura extrema. Las espinacas son perjudiciales,
producen mucha sangre. Y las lentejas, un exce-
so de almidon. Las frutas, las ensaladas, como
todo lo que se ingiere crudo, desencadenan coli-
tis; si se cuecen, desaparecen las vitaminas, des-
aparecen los enzimas, puede ser mortal. El alco-
hol hace dafio, el alcohol alcoholiza. E] agua no
es buena, ni siquiera la de aljibe. Hincha el
est6mago. Lo puebla de ranas.
AMA DE Casa QUINTA.
La carne es dafiina. Es puro Acido trico. Y el
pescado ataca a los nervios.
AMA DE CaSA SEXTA.
{Cue el pescado ataca a los nervios?
37AMA DE Casa QUINTA.
A causa del fésforo. Explota el fésforo.
AMA DE CASA SEXTA.
jEn Ja cabeza?
AMA DE CASA QUINTA.
Y los mejillones ;pueden producir la peste! Y las
ostras. Y los mariscos.
AMA DE Casa SEXTA.
Y los esparragos, mi marido ni probarlos, es
malo para el rifidn. El lo sabe. Es médico. Tiene
pacientes que sufren de esparraguitis.
AMA DE Casa QUINTA.
También estén las berenjenas, que no producen
mas que reuma.
AMA DE CASA SEXTA.
E] reuma es més triston que la peste.
(Salen.)
(Entran las Amas de Casa Tercera y
Quinta.)
AMA DE Casa QUINTA.
jAy, las berenjenas! jE] cancer, el cancer!
(Entran las Amas de Casa Séptima y
Octava.)
AMA DE Casa SEPTIMA.
Me ha dicho mi marido que va a haber gente
que va a subir a Ja Luna. Y més arriba aun.
58
AMA DE CaSa OCcTava.
Haria falta una escalera mucho, mucho mas
grande que las escaleras de bombero y cabeza
abajo, puesto que parece que la Luna esta aba-
jo, esta siempre del otro lado, pues de todos
lados se ve.
AMA DE Casa SEPTIMA.
Exactamente. Si se la ve de todos lados, zpor
qué no iba a estar de nuestro lado?
AMA DE Casa OCTAVA.
Es un riesgo que debemos correr. gCuantas jor-
nadas se necesitarian? Me refiero a las escaleras.
AMA DE Casa SEPTIMA.
No podrian. Perderian el aliento.
AMa DE Casa OcTava.
Habria descansillos, plataformas, en las esca-
leras.
AMA DE CASA SEPTIMA.
{Se imagina usted qué vértigo? Que la cabeza
esté cabeza arriba o cabeza abajo, nada impor-
ta, en lo que el vértigo se refiere.
AMA DE Casa OCTAVA.
Podrian instalarse sobre obuses. A caballo sobre
obuses. Montarian sobre el caballo que estaria
subido al obus.
AMA DE Casa SEPTIMA.
Moririan. Habria demasiado aire y les daria mu-
chisimo miedo. Moririan.
(Salen.)
59INDICACIONES PARA LA REPRESENTACION: En
vez de salir, las Amas de Casa pueden dar vuel-
tas al escenario, si las posibilidades técnicas del
mismo lo permiten.
INDICACIONES PARA LA REPRESENTACION: Debe
haber tantas intervenciones de hombres como
de mujeres; si las intervenciones de hombres son
mds numerosas que las de las mujeres, se au-
mentaran las de las mujeres, o viceversa, hasta
el momento en que se encuentran todos para
sorprenderse y horrorizarse ante el primer acon-
tecimiento catastrdfico: la muerte de un recién
nacido, por ejemplo, o la muerte de varios hom-
bres, o la muerte de varias mujeres. Es posible
que todos los personajes que se encuentran en
escena al comienzo de la pieza mueran cuando
el comienzo finalice, es decir, al cabo de unos
minutos. Sus cuerpos esparcidos cubrirdn el es-
cenario. No debe olvidarse la llegada silenciosa
del monje negro.
Los Hombres Primero y Segundo entran por
la izquierda.
Hompre PRIMERO. (Al Segundo.)
Todos somos idiotas, lastima, estamos goberna-
dos por imbéciles.
HomsrE SEGUNDO.
Habra que encontrar un remedio para tal situa-
cién. Un remedio que es, lastima, imposible de
encontrar.
HompreE PRIMERO.
No importa. Aun asi, prometo encontrdrselo.
Encontrarselo cuando usted quiera.
60
Homere SEGUNDO.
Por mi, en seguida. Poder es saber.
Homsre PRIMERO.
Poder y saber son las dos facultades del hom-
bre. Del alma del hombre.
(Salen.)
(Entran por la izquierda los Hombres
Tercero y Ciarto.)
Hompre TERCERO. (Lleva un cochecito de nifio.)
Los domingos me toca a mi sacar a pasear a los
nifios en su cochecito, Tengo gemelos. Mi mujer
hace punto.
Hompre Cuarto. (Haciendo punto.)
A mi me pasa al revés.
(Salen.)
(Entran los Hombres Quinto y Sexto.)
HOMBRE QUINTO.
Le digo a usted que la cosa no iba demasiado
bien. Me encontraba como en medio de una es-
pesa niebla. Ya no entendia nada. Me sentia
agitado, una especie de impaciencia nerviosa y
muscular. No puede decirse que la cosa fuera
bien, en absoluto. No podia permanecer en la
cama, ni sentado, ni de pie. No podia andar por-
que me cansaba. No podifa tampoco quedarme
quieto,
HompreE SEXTO.
Tenia usted, sin embargo, una manera de solu-
cionar el problema. No muy agradable. Pero la
Unica alternativa.
61Hompre QUINTO.
gCual?
Hompre SEXTO.
Colgarse. Se podia usted haber colgado.
HOMBRE QUINTO.
Resulta peligroso.
Hompre SEXTO.
Implica un riesgo, si... Lo mio fue atin peor:
depresién. El mundo entero me parecia un pla-
neta lejano, impenetrable, de acero, hermético.
Como algo completamente hostil y extrafio. Sin
comunicacién. Todo cortado. Era yo el ence-
rrado, pero encerrado fuera.
Hompre Quinto,
{Donde estaba la tapadera? ,Fuera o dentro?
Homers SextTo.
Daba igual, yo era incapaz de levantarla. Pesa-
ba una tonelada. Toneladas y toneladas. De plo-
mo. No, de acero, como le decia hace un mo-
mento. Todavia el plomo puede derretirse...
HompreE QUINTO.
Yo nunca he podido levantar mas de sesenta
kilos. Y con més facilidad sesenta kilos de paja
que sesenta kilos de plomo. La paja, no Jo olvi-
demos, siempre es mas ligera.
Hompre SExTo.
Me pregunto a veces qué se puede hacer para
vivir. A veces duele, ,eh?, como dice mi amigo
Gastén.
62
HomsreE QUINTO.
{Seria preferible, quién sabe, morirse?
Hompre SEXTO.
No diga eso, trae mala suerte.
(Salen por la derecha.)
(Entran los Hombres Séptimo y Octavo.}
Hompre SEPtimo.
Nosotros no somos de los que se suben a los
astros.
Hompre OcTAvo.
Nosotros nada de astros. Desastres. Grandes de-
sastres, pequefios desastres.
Hompre SEPTIMo.
No son mas que técnicos superiores. Iran a la
Luna, iran a las estrellas. Iran mas lejos que
nosotros, pero no sabrén mds por eso. ,Cémo
ser la vista que desde alli se contemple?
Hompre OctTAvo.
Mas vasta que la nuestra.
Hompre SEPTIMO.
Si, pero gqué sabran sobre el todo? No sabran
nada sobre el todo. Lo que importa es el todo,
lo dems no es nada.
Hompre OcTAvo.
En efecto, la nada no cuenta mucho. (Breve pau-
sa.) Sin embargo, yo prefiero los pisos altos. Los
inquilinos de los pisos superiores disfrutan de
una vista mds elevada, mds amplia que los in-
quilinos de los pisos inferiores.
63Homsre Séptimo.
No siempre.
Hompre Octavo.
Y gcdmo es eso?
Homsre SEPTIMO, .
Si la casa esta situada al iniciarse una pendiente
y si los inquilinos superiores tienen sus venta-
nas, o sus buhardillas, o sus tragaluces en el
extremo de la pendiente, jlos ultimos pisos se
convierten en cuevas! La perspectiva es para
los demas. Los de abajo pueden ver desde mds
arriba.
(Salen.)
(Entrada de las Mujeres Primera y Se-
gunda.)
Mujer PRIMERA. . a
Mi cufiado trabaja en los reflejos incondiciona-
dos, en los condicionados siempre es mas facil.
MuJER SEGUNDA. .
No hace una mds que lo que se le pide. Pero
exigen muchisimo.
(Salen.)
(Entrada de los Hombres Quinto y
Sexto.)
Hompre QuINTO.
Siento como un renacer de la alegria. La ale-
gria, aqui llega. Es como si quisiera trepar des-
de los pies hacia el corazén. Pero, ay, tengo
hormigas en las piernas que le cortan el paso.
64
Hompre SExTo.
Amigo mio, yo ya no exijo el placer de vivir.
Me contentaria con la neutralidad. Mirar con
tranquilidad el espectaculo sin sufrir.
(Salen los Hombres Quinto y Sexto. En-
tran las Mujeres Tercera y Cuarta y los
Hombres Tercero y Cuarto. Los hombres
por la izquierda, las mujeres por la derecha,
como hasta ahora. Los Hombres Tercero
y Cuarto siguen llevando, uno, el punto, el
cochecito el otro. Ahora, el que llevaba el
punto empuja el cochecito, y viceversa.)
Homepre Tercero. (Al Cuarto.}
No hay porvenir.
Mujer Tercera. (A la Cuarta.)
Nada, nadie va a venir. Todo, eso si, por pre-
venir.
Muger Cuarta. (A la Tercera.)
Mas vale prevenir que curar.
Hompere Cuarto. {Al Tercero.}
Nada es realmente previsible.
Muyer Tercera. (A la Cuarta.)
Nada es realmente curable.
Hompre Tercero. (Al Cuarto.)
Ni siquiera lo previsible.
Muser Cuarta. (A la Tercera.)
Ni siquiera lo curable.
Hompre Cuarto. (Al Tercero.)
Sobre todo cuade lo previsible no puede pre-
verse.
65Muser TERCERA.
Lo curable se resiste, con particular energia, a
curarse. Es veneno.
(Entran los demds personajes, las muje-
res por la derecha, los hombres por la iz-
quierda y se detienen, mds o menos, a am-
bos lados de la escena, sin hablar y sin,
tampoco, simular que hablan. Su aspecto
debe ser mds bien distendido, miran, no se
mueven. El hombre vestido de negro, muy
alto, con capuchén, subido en invisibles
zancos, entra, como ya ha hecho antes, y
se detiene en mitad del escenario, tranqui-
lamente, sin que nadie demuestre advertir
su presencia.)
Hompre Cuarto. (Empujando el cochecito de
nifio, con los recién nacidos dentro, hacia la mi-
tad de la escena, de frente, mientras que el mon-
je se encuentra asimismo en el centro, pero atrds.
Al Hombre Tercero.)
Las campanas celebran el fina] de la misa. Antes
de que salga mi mujer, vamos a’ tomarnos la
copita.
Hompre Tercero. (Al Cuarto.)
Tu mujer tiene que encontrarse con la mia, en
la panaderia.
Hompre Cuarto. (Al Tercero.)
Guarda la labor en la cunita. No van a comér-
sela los nifios. (A la Mujer Cuarta.) Si es tan
amable, querida vecina, le importaria ocupar-
se un momento de estas criaturas?
(La Mujer Cuarta se acerca, seguida de
la Mujer Tercera.)
66
Mouser CuartTa.
Como esta usted, caballero?
Musser TERCERA.
No he visto atin a sus mellizos. Me han dicho
que son preciosos.
HomBre Cuarto.
Procure no despertarlos. El tiempo de tomar
una copita, con mi amigo.
Hompre TERCERO.
Vamos a tomarnos una copita juntos.
(Antes de que los hombres salgan, las
mujeres se inclinan sobre los recién na-
cidos.)
HomBrE CuartTo,
Hasta ahora mismo, sefioras.
HomsBrRE TERCERO.
Y gracias. Ahi se queda también mi labor.
Musser Cuarta. (Mirando al interior del co-
checito.) .
Me han dicho que eran rubios. No tienen buena
cara estos niiios.
Homepre Cuarto. (Que habia dado un paso ha-
cia el fondo con el Hombre Tercero.)
7Ya no hay nifios rubios! ;Ni sonrosados tam-
poco!
Muyer Tercera. (Mirando al interior del co-
checito.)
Tienen un tinte violaceo. Estén completamente
negros. Duermen.
67HomMpBrE TERCERO.
{Violaceo?
Hompre CuartTo.
{Mis nifios completamente negros?
Muser TERCERA. (Tocdndoles, en el interior del
cochecito.)
Parece que tienen frio. No estaran bien tapados.
MUJER CUARTA.
Les toco y no se mueven.
MuserR TERCERA. (Mirando al interior del co-
checito.)
Cuchi, cuchi, cuchi.
Mugser CuartTa. (Tocdndoles.)
Estan helados. ;Ay, Dios mio!
HompRE CuarTOo.
{Cué esta usted diciendo?
Moser TERCERA.
Pero si estén muertos.
Muser CuarTa.
Han muerto asfixiados. ;Aaaaah!
Hompre TERCERO.
(Qué?
Hompre CuarTo.
Se encuentran perfectamente. (Mira al interior
del cochecito. Lanza un grito.) jMuertos!
Hompre Tercero. (Mira al interior del coche-
cito. Lanza un grito.)
jMuertos!
68
(Mientras las Mujeres Tercera y Cuarta
sé apartan, despavoridas, gritando y un
cierto revuelo empieza a agitar a los demds
personajes, el Hombre Cuarto exclama.)
Homere CuarTo.
jLos han ahogado, los han estrangulado! jHan
asesinado a mis hijos! Quién ha sido?
(Los demds personajes se acercan, con
los ojos como platos, despacio, al grupo
formado por los dos hombres y las dos
mujeres que rodean el cochecito.)
MUJER PRIMERA.
{Quién ha podido ser?
HompreE CuaRTo.
Yo sé quién ha sido. Los he dejado esta mafiana
al cuidado de mi suegra. Siempre ha tenido ma-
nia a estos nifios. Porque me detesta. Hace mu-
cho tiempo. Desde siempre.
» Muyer TERCERA.
jDice que ha sido su suegra!
Homsre TERCERO.
jNo es motivo suficiente para matar nifios!
MujeR CuarTA.
iY la madre, que atin no sabe nada!
Muger Quinta.
jAh, mi yerno, mi yerno! A él le hubiera retor-
cido el cuello. Pero no a los nifios. Ademas, jsi
no tienen nifios! Mi hija no ha querido. Pero yo
lo comprendo, en un arrebato de ira...
69Hompre SEXTo.
jEs una vergtienza!
HomBre SEPTIMO.
jEs mds que una vergiienza!
Hompre QuINTO.
jLas ancianas han sido siempre un peligro! ;Ase-
sinas, envenenadoras!
Homsre Cuarto. (A la Mujer Segunda.)
Has sido td, suegra, la que los ha matado.
Muser SEGUNDA.
Yo no he sido, te Io juro.
Hompre CuaRTo.
iCriminal! (Se precipita hacia la Mujer Segunda,
que cae.)
Hompre TERCERO. (Al Cuarto.)
No es para tanto.
Hompre Octavo. (Al Cuarto.)
Ella es inocente.
HomBrE PRIMERO.
Ha muerto.
Muzyer Tercera. (Al Hombre Cuarto.)
jAsesino!
Hompre PRimMERO, HomBRE SEGUNDO y MUJER
Quinta. (Al Hombre Cuarto, al tiempo que se
le acercan, amenazadores.)
jAsesino! ;Miserable!
70
Hompre CuaRTO.
Se ha caido sola. Yo ni siquiera la he tocado.
Hompre Ocravo. (Mirando a la Mujer Se-
gunda.)
jTiene un tinte violdceo, esté completamente
negra!
Hompre SextTo.
Esta mujer era mi benefactora. Me las vas a
pagar. /
(Se precipita hacia el Hombre Cuarto
con un cuchillo en la mano.)
Hompre TeRcERO. (Al Sexto, tratando de dete-
nerle.}
Cuando 61 dice que no ha sido... Se ha muerto
sola.
(El Hombre Sexto esté muy cerca del
Cuarto. El Hombre Cuarto cae.)
Hompre Cuarto, (Al caer.)
jAaaah! ;Muerto soy!
(Su cuerpo en el suelo, con los brazos en
cruz.)
Hompre Tercero. (Al Sexto.)
Has matado a mi amigo. jAsesino! ;Puerco!
Los Hompres Y LAS Museres. (Al Hombre Sex-
to, mientras avanzan hacia él, amenazadores,
menos el Hombre Segundo y la Mujer Quinta,
que examinan el caddver del Hombre Cuarto.)
jPuerco! ;Asesino!
Hompre SExTo.
No he sido yo, he fallado el golpe. Se ha caido
solo. Se ha como deslizado.
TtHompre SEGUNDO y MUJER Quinta. (Tras haber
examinado al Hombre Cuarto, que yace en el
suelo.)
jMiren! jEst4 completamente negro! jTiene un
tinte violaceo!
MujJER OCTAvA. :
No lo puedo soportar. ;Policia! (Se leva la
mano al corazon.) ;Aaaah, mi corazén!
(Cae, muerta.)
Hompres TERCERO y Ocravo. (Al Hombre
Sexto.)
jPuerco! ;Asesino!
HomBre QuINTO y MugeR SEPTIMA. (Se interpo-
nen, al igual que la Mujer Sexta.)
No ha sido él.
Muger SEPTIMA.
jSi él mismo ha dicho que moria solo!
(Durante este tiempo, los Hombres Pri-
mero y Segundo, asi como las Mujeres Pri-
mera, Tercera, Cuarta, Quinta y Sexta exa-
minan el cadaver de la Mujer Octava.)
HOMBRE PRIMERO.
Ya no se mueve.
MUJER TERCERA.
Convendria de todos modos llamar a un médico.
MusER SEXTA.
Habria que llamar a los bomberos. Voy a bus-
car a los bomberos.
(Se dirige hacia el fondo. Cae.)
72
Hompre SExTo.
No he sido yo. No he sido yo. Lo juro.
(Se derrumba, rodeado por los Hombres
Tercero, Quinto y Octavo y por la Mujer
Séptima. Es evidente que cuando los per-
sonajes rodean al Hombre Sexto, deben de-
jar un espacio abierto hacia el publico para
que veamos caer al Hombre Sexto. Los
Hombres Primero y Segundo, las Mujeres
Primera, Tercera, Cuarta y Quinta levan-
tan, después de haberla examinado, a la
Mujer Octava, que yace en el suelo, con
los brazos en alto.)
HOMBRE PRIMERO.
No es el coraz6n.
HOMBRE SEGUNDO.
Quiza sea el corazén.
MUJER PRIMERA.
iTiene un color fatal!
Muser Séptma. (Mirando al Hombre Sexto que
yace en el suelo.)
Ha muerto.
Mu3ER TERCERA.
EI cielo le ha castigado.
Hompre Quinto.
éNo se habra desmayado?
(Los personajes que rodeaban al Hombre
Sexto {es decir, el Tercero, el Quinto y el
Octavo, y la Mujer Séptima), asi como los
73