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Papeles irresponsables de Carmen Boullosa fy] Cintra ange Juan Pablos Editor Universidad Auténoma Metropolitana México, 1989 Nota: el dinleo juego que no lo es en este libro os adjudicar un texto s ‘Adolfo Castafion. Fajad Falerno sf ¢5 de este autor que gonerosamente lo presto para este libro. L “Una de cal —parece decirme— por las que van de arena”. Con este grito, o uno similar, el destino, el hado, la huella del paso del tiempo o aquello otro que no sé cémo nombrar, se ha de- Gicado con fervor a entregarme hojas con palabras escritas 0 impresas, hojas que alguien a quien no conozco decidié dese- char, o de a tiro aventar a la basura a cambio de las que yo he convidado a la muerte. Y qué digo hojas, suena demasiado ele- gante, Pero voy a explicar como ha sido toda la historia desde que empexi Un dia como cualquier otro, hace aproximadamente dos me- ses, al salir de mi casa enconixé al pie de la puerta de la entra da, antes de abrir, un montén de basura que barri sin darle la menor importancia, El dia siguiente me volvi a topar con lo mismo en el mismo lugar: un basurero, un hojerfo, un papele- rio que ése y més dfas s6lo barr{ ofendida, pensando que al- quien de maia voluntad lo habria aventado como el periédico, Sobrevolando la barda de la casa, seguramente con el ‘nico ‘objeto de molestarme. Pero una o dos semanas después, cuan- do el asunto ya no me irritaba sino empezaba a volverse una costumbre, me agaché a ver qué era lo escrito en una de esas hojas, una particularmente limpia, manuscrita con cuidadosa pluma fuente, que compartia su’ miserable lugar en el piso on servilletas rayonadas, con pedazos de papel impresos, con recortes de periédicos imposibles de identificar, con hojas de cuadernos ¥ otras arrancadas a libros. Ese dia la entrega era sumamente jugosa; tenia de todo, sin exagerar: recadds, cuen- tas, notas, muchas hojas “literarias”, hasta amenazas (Ia hoja que me llamé la atencién decfa “no perdonaré lareineidencia, te hablo a ti, Julio (o sea a mt, al que escribe esta nota), hablo en serio, teme mi castigo”, y observé el papelerio tratando de imaginar su procedencia. Tan variados eran los temas de que trataban y tan distantes los unos de los otros, que pensé en diversas fuentes, sospeché que habfan sido producidos-en va- rios lugares y por diferentes autores, ya que nada pareefa agru- parlos més que convivir aventados en la puerta de mi cass, Al fa siguiente no encontré una sola hoja tirada ante la puerta, ¥y pensé que, justo cuando empezaba yo a divertirme, me que- ‘aba sin jtiego. Pero no fue asf: varias claves ids me fueron dadas en poco tiempo, no s6lo el que hubiera un dfs de tregua en su envio, el mismo en que no dediqué ni un minuto a escri- bir por estar pensando en la “basura”” y en el que, por no es- ceribir, no tiré papeles, ocupada revisando el material que el destino, o algin aliado de él, me habfa enviado, y pude darme ‘cuenta de que la entrega diaria correspondfa, casi con precisién, a la entrega que yo habria hecho el dfa anterior al venerable ‘basurero 0 sus molestos sucedaneos: la libreta que no se vwuel- ve nunca a abrir, el papel que se deja olvidado, Ia nota que se guarda en el fondo de una bolsa y.que un dia desaparece, los recados. . . Tantos papeles que uno escribe sin conciencia al- guna, como se respira, se habla o se mastica. ‘Una duda me asalté: zy las hojas que yo escribo y tiro, dén- de van a dar? Comprendf que habfa un flujo del que nadie me habfa hablado, la marea de un silencioso mar de papel, imagi- no que bastante abundante, vivo, sin duda poderoso, obedien- te a razones poderosas que yo desearfa desentrafiar: .qué lleva un papel a cuél Iugar?; 2qué les otorga su nuevo domicilio? Empecé'de inmediato a especular torpes conjeturas: fue por el directorio del Pen Club que fui inscrita como puerto de ese rfo de papel? Probé con algunos amigos incluidos, preguntn- doles si en su casa amanecia parte del ruidero, del vocerfo que sus amos, después de provocarlo, han querido acallar ing- tilmente, pero lo negaron. Entonces, ,a quiénes llega? 86 que no s6lo a mf, o por lo menos lo imagino, porque no tengo da- tos precisos de los que pueda valerme para afirmarlo. .. ¥ PAPELES IRRESPONSABLES squién tiene lo que yo ya no quise tener, lo que sin darme cuenta regalé af mar sllencioso que empezé por quitarme el Decid dar las hojas a su publicacién, cuando el material contenido fuera legible, con la tiniea intencién de encontrar a sus verdaderos autores. Espero, compafieros escritores, cole- 2s, lectores, gente en general, que alguno de ustedes reclame sus hojas de basura y que a mi vez pueda, o recuperar mis de- {fectos volantes (porque siento un peligro én las espaldas, temo que sea Adolfo Casta‘ién quien guarde mi basura en su casa, identifique mi letra, me haga la ruindad de editarlo en libro —escogiendo, claro lo péor de lo peor—y arruine el poquitito nombre que me he ganado con tant{simo trabajo), o invitar a quien tenga mis horrendos papelitos a que los tire ‘por piedad en el merecidfsimo cesto de basura, reduciéndolos antes a pe- uefios fragmentos de papel, para evitar futuros problemas, Hoy he elegido para transcribir-tres textos entre los que imagino encontrar alguna relacién, primero un texto breve, aparentemente completo, que dice asf (fuera del tftulo no le agregué una sola palabra, nj siquiera le cambié una coma, est tal como venfa anotado con apretada letra en una servilleta de Linys): Sobre la existencia de los fantasmas “Eaté bien, el cura me ha dicho que no hay méa fantasmas ‘que aquellos que ya imagino: credmosle, pensemos que es cler- to, Entonees, 4a qué debo adjudicar las cosas que me ocurren? 4A mi imaginacién? No ta tengo tanta, por desgracia, si asi fuera yo hubiera sido un artista. Por otra parte, yo no tendria que imaginar las cosas que me ocurren, no ciertamente, no Hlenen nada que ver conmigo, ni con mis padres, ni con el mundo que me rodeé de nifio o de adolescente, ni en mi ma- trimonio, nién los largos aitos de mi viudea. . . ¥ no los habia 4 Los primeros sapftalos de Papeleireeponsebles fueron pubicados on 1966 en la vovna fo orquest. ee 10 (CARMEN BOULLOSA PAPELES IRRESPONSABLES 4 yo visto antes, . . Cuando uno sueria reconoce ta autorfa de Jos habitantes de sus suerios; cuando uno fantasea, reconoce ser autor de esas imaginaciones, Yo no me reconozco autor de los fantasmas, Es mds: no me interesan en lo absoluto, no me inguietan, no me emocionan: prefiero ver un Greco (ur Goya, oir a Beethoven, a Bach, ir a una puesta en escena de aigiin honesto director de teatro (los hay, los hay, no me cabe duda), 0 prender la videoeasetera para matar el tiempo. El cura no tiene raz6n, (Llamo cura al menso estipido in Jame sicoanalista que una mujer me recomend y lo llamo ‘menso estipido injame porque ella dijo “inteligente guapisi- mo —a ti nto te ha de importar— prestigiadtsimo"). Yo s6lo me encargaré de afirmar que los fantasmas existen. ¢Por qué? Porque los he visto. iY @ quién sino-a mile interesan?” Aqui terminaba de hablar la servilleta. Imagino que quien lo escribié era calvo y cejijunto. Y me adhiero a su opinién, s6lo que en doble medida: sf, es verdad que los fantasmas existen, si es verdad que a nadie més que a él y a mi interesan. Porque no son los fantasmas los que inquietaban a la auto- ra del siguiente texto que transcribo porque creo encontrar entre él y el anterior una cercanfa, si no moral, si fisiea. Dice ast De los vecinos “;Vecinos? Los hay de todo tipo. El mfo es un vecino singu: lar. No, pide tazas de azticar, ni molesta con miisica a todo vo- lumen, ni deja basura en el pasillo, ni tampoco (como me con- taron de uno) se orina en el rellano de la escalera, jOjald fuera asi! jFacilitarta tanto la convivencial Mi vecino Ilora, Llora, es un sefior Hordn que diario viste traje para acudir a la oficina (30 donde trabaja? Le pregunta- ré la siguiente vez que lo encuentre), que diario saluda, que diario sube y baja tranquilo la escalera con cara de que no pa- sa nada, por lo menos nada terrible o inusitado, y que, creo, no tiene problemas econdmiicos, Ni sentimentales, Lo visitan varias muchachas. Llora, el infeliz, llora a diario, lora tanto que he estado ten- tada de tocar a su puerta y auxiliarlo, de ofrecer mi hombro para que en él se recueste y . .. jy me deje dormir, dormir a ds, Pero ni pensar en acercarme a él, Hora- Aunque también esté harto de sus lan- tos. 7Y las cosas que dice!: “ ; Ya no mds! No se acerquen més! iyano! ;Salgan de aqut! Hay veces, como hoy, que sus lagrimas y sollozos se entre- ‘mezclan con las palabras que yo debiera estar traduciendo det inglés al espariol: cold se vuelve ldgrima, apple se vuelve lagri- ma, music se vuelve ldgrima y hate y courage e incluso New York entero se vuelve ldgrima. ..”” Bsta hoja era de papel revolucién, escrita a maquina (bastante sucio el tipo, y la cinta dejaba mucho que desear). Yo lo que deduzco es que él y ella eran vecinos, o'son vecinos, no tanto por la aparente relacién que hay entre ellos y que a mis ojos salté desde el primer dia, sino por la siguiente hoja, que prdc- ticamente acaba de legar (hoja: bond, blanca, jllegé limpia! Ha de haber estado limpérrima en el escritorio del autor. Mé- quina de escribir marca rolls royce, o su equivalente, Como en los casos anteriores, el titulo es mio): Pureza de escritor “Uno gime y la otra hace barullo. Sélo porque mi tesdn de es- critor es to que mi pluma necesita para navegar por las tensas durezas de la hoja en blanco, puedo sobrevivirlos, Ella, en el departamento que queda a la derecha del mio, Elen el de en- frente. El lora, ella se queja: “‘;otra vez no me deja trabajar este imbécil!” ;Qué él no la escucha? No le dapudor (no creo que conozca el pudor: basta ver lo mal que viste). A pesar de ellos yo continuaré con mi carrera de eseri- tor.” 2 ‘CARMEN BOULLOSA Sa a Senin en realidad veeinos los tres, como yo lo creo? {Uste- des juzgue ‘A menos que el texto sea recuperado antes de su publicacién Guponiendo que algtin astuto escritor se adivine autor de Xt (ito de los titulos que adelanto) o que me sean facilitados Sinos papeles mas interesantes, éstos serdn los proximos temas otratar por los escritores andnimos, prolificos y dilapidadores {digo esto dltimo porque hay que recordar 1o caros que estén (repel bond, las serviletas, as hojas de libretas, el papel de faery otros materiales en que estos textos han sido plasma: tanO.ates de llegar a Ia puerta de mi honesto domicilio) que Jo transeribiré y publicaré cada dos meses en esta revista: Ne- ¥0 Hades ontricas de un escritor (venia on hoja bond, arran: cela libreta y escrita con Olivetti), Cémo, si quer‘aser esc (oe termind en funcionario y su contrapartida escrita en un iapel totalmente opuesto Cémo queriendo ser buen funclope. Pape tminé en escritor, Riesgos nocturrios de ser mujer, Por qué mejor ya no ‘escribo, Por qué todo, por que Porque: - ~. die ordimientos, asi como una lista interminable de nimeros temtOnieos escritos en tarjetas, pedazos de periodico, v reea- thos que, supongo, el destinatario no recibié.o si recibio tird a ia basura, pero no publicaré las notas de camicerfas (por cier- 46 ‘cocasas), de papelerias (abundantes), de librerfas (ni abun tO.stes ni escasss), ni tampoco los billetes rayados, @ quienes pretendo desde hoy dar el mejor uso, y algunos papeles que Pr Touro leer porque creo que para cualquiera, hasta para quien Jos escribié, son ilegibles. N.B. Hay un recibo telef6nico a nombre de Isabel Oscura ane, Mebane trae escrita la frase “ni creas que pagaré tu cuenta” {al eh venia doblemente subrayado) ereo. que puede ser de (eridad a Al o la poseedor-a de él. Tanto éste como otros par oles que interesen pueden ser recogidos en las oficinas de os. Peipublicacion, donde he dejado en custodia el archivo de los papeles irresponsables. Pocos dias después de que el niimero anterior de esta revista entrara en circulacién, recibf una llamada urgente de la redac: cién, Debfa comunicarme con ellos. En cuanto me dieron el reeado lo hice. José Marfa me explicé: dos nombres (no re- cuerdo cudles, 10 juro) famosos, conocidos por todos, de esos fque ahora parecen estar en algo raro (jun estado mental, un @stado del énima, una especie de transmigracién de los cuer- pos en le tierra a otfo estrato del mismo planeta?) llamado Enize campifia y champafia, habian llamado alarmados por creer que papeles irresponsables de ellos anduvieran perdidos entre mis papeles irresponsables. Exigian a la redaccién de la “orquesta la pronta devolucién de ellos. a Los tranquilicé, era facil saber que papeles de esos no habia entre los mfos (por qué mios?, en realidad no toy su dueha, ni su destinataria siquiera, Es pura casualidad que estén con- migo). Como si mi palabra no bastara, pidieron fotocopias Ja redacci6n para revisar por sus propios ojos. Yo no me molesté, comprend{ que un error podia costarles casa y for- tune, carrera, poder y, 4por qué no?, gloria, Lo que me caus6 tristeza fue saber que los errores no parecian igualmente per. niciosos a mis compafieros escritores, Valuaban en menos sus palabras los constructores de mundos. Pero los escritores se equivocan al.no temer el material que ha legado a mi, Si su prestigio profesional les importa un.ble- o, no creo que les dé igual su casa y su fortuna, ;Den gracias de que sea yo la portadora del contenido de sus basureros! Algin otro seria capaz de venderlos o de ejercer sus vengan- zas haciendo Negar papéles a las manos apropiadas, iVaya que tengo conmigo papeles osos! El que hoy publicaré, por ejemplo, venfa escrito a mano sobre hojas de papel membretado (sé 'quién es el autor), el mismo nombre viene registrado en el directorio de escritores (conozco su lo- calizacion) y de publicarlo.con firma podrfan causar lo que él. més teme’ la disolucién de su matrimonio, Pero mi bondad lle- ia tanto éémo a alterar no sélo Tos pasajes en que seria re- conocible el autor, sino que hasta le eché una manita de guto 1 su estilo, considerando (0 espero que asf haya sido) que se trataba s6lo de las paginas arrancadas a un diario de escritor. No quiero presumir de que esté bien escrito, s6lo procuré ves- tirlo un poco. El texto dice ast: “Mucho medité acerca de la posibitidad de manejar el deseo con la voluntad: no serfamos las veletas que ahora sonios de “nosotros mismos. Porque yo desearta desear a la-raujer con quien vivo. Lo desearfa con toda mi alma, Pero el deseo es nds fuerte que mi deseo, que ml voluntad de deato, Si carde- ter libertario y rebelde no respeta otro orden que RO ¥ea el suyo y, geudl serd el suyo? gDe qué biota el deseo? No tiene orden, no tiene més sentido que el qué é dicta con su propio lenguaje, un lenguaje que'no es el de los humanos, que no.es. el lenguaje de la civilizaeion (;quién no ha visto a un hombre abandonar una mujer lena de encantos por otra imperdona- blemente fea y sin atributos?). Ahora habia yo decidido, por las artes que fueran, no dejar- me arrebatar por él. Primero intenté los recursos mds inocen- tes: no ver otra mujer que no fuera la m{a, no poner atencién en ninguna otra, cortar de tajo Ia cacerta. Pero no ta para no desear, ,.. Un olor en un elevadér puede obligar a un Hombre @ éambiar de ciudad, de nombre, de vida, incen- didndolo en la mds pura hoguera del deseo. Lo siguiente que intenté fue, ya prendado de deseo porotra ‘mujer, no hacerlo crecer adentro de mt, Lo venei unay otra vez: No siempre pude. Hay deseos que no hace falta cultivar para que crezcan como mata a la orilla del rho, El tiempo. noe 4o que gobierna al deseo, Ni el tiempo, ni las estrategias pueri- gute Te conta vontere ian Porque ya que pude vencer el deseo por otras, el que yo tenia por ella, por mi adorada mujer, por la que me ha dado el nombre que tengo, 'a que es madre de mi vida, la que es absolutamente todo pare mb, la mujer que yo amo, dej6 de ser deseable a mis. ojos, Per- id, sin dejar de sonreirme como siempre, todo atributo ante mf. Nuestro adorado lecho se volvié un suplicio, su lengua en mi cuerpo una presencia repulsiva y dspera, sus caricias un eres una price Ne uso esta cdmica imagen sin con- [a us0 para buriarme i thes ita ine plait demi... jAnte mi de sia no 8 fil (y wi no felt el deseo,.Lo que no puede hacerse, lo que ninguno puede ae le ee cree oe gra un ser humano, es provo- 0: uedo. hacer, nacer don el ilerlo, ponevlé nomsba cree cae na El deseo es un ala suelta: la ex- que ain necesidad de cuerpo —— de su camino no tiene légical Qué otra cosa podta yo hacer ante eso, ya que conducirl me parecta imposible? ;Cortarto de mi vidal jBlthinatar he ner cara de que no lo habfa conocido nunca, eal decision, broté de mi memoria ta lectus no me lev muchas horas encontrar ++, ain saber que algin dia me atreverta a usarlo, Usé, digo, la receta para gobernar la rats del deseo. Sali al Jardin de mi casa, puse mi cara frente a la més brillante de to- 6 CARMEN BOULLOSA das las plantas bajas ), deslizéndola frente a ella, legué a 10 que el Pequefio Larousse Hama cuello y et diccionario de 1a eadernia nudo, el punto en que el tallo se vuelve ratz, y aht, venciendo todo’ recato, diré que inflamado de.amor por mt mujer, fui escarbando con los dientes la tierra hasta llegar a la punta de la ratz, la que el Pequefio Larousse Hama cofia y el Fiecionario de la Academia. . ..? jalé con toda la fuerza de mi cuello, sosteniéndola con mis fuertes mandibulas y, cuando me dirigia a enterrar la planta junto al mds opaco de todos los Grbolee del jardin, ella salld de la casa, jnunca le he visto mas hermosa’, jella era dechado de todas las virtudes!, jsus pechos reluefan como estrellas bajo el algodén de su camisén ligero! } sus piernas parectan besarme en la distancia, volviendo mi ‘cuerpo entero de deseo. . “Ant, perdt la fuerza. Dejé caer la rats al piso y sin necesi- dad de abrir y cerrar los ojos, sin tener que recurrir a un par- padeo, la imagen toda cambio ante mis ojos: ells era una se- fore ligeramente subida de peso, una sefiora furiosa, enojada, Invatisfecha, cubierta con un burdo chal y un fiofo camisén de tela, Sus pies parectan hinchados bajo las pantuflas cursis. —{Dénde estés?—, me dijo. 'No sé de donde saqué fuerzas para contestar: Aqui sentado, mirando las estrellas. .. porque en efecto, el golpe de verla como todos los dias con- tra fa que Wego vestida de deseo, la que podria yo ver en ella, me habia doblado las corvas, obligindome a sentarme en la tierra hiimeda, Carifiosa como es siempre, se senté a mi lado, pero no la que yo desearta que ella fuese, sino lade siempre, la misma fora que no puede ya més detener mi corazén sin rumbo, mi corazén de poeta.” Reitero mi peticidn: si alguno de ustedes tiene algin papel itresponsable mio en su escritorio, devuélvamelo (,o%iste, \ ‘Adolfo? Regrésame mis borradores si eres ti el que los tienes. 2 Palabra ininteligible. [PAPELES IRRESPONSABLES ta Prometo regalarte a cambio un falso manuscrito de Proust en realidad es una carta de George Sand algo irreverentemen- ‘Ye altorada por m{— que hice en papel japonés un dia que es taba de ociosa). Por si las dudas, este mes ‘he quemado cuanta pasura se me ha salido de las manos, incluyendo una libreta encuadernada en papel verde, pero ‘ni asi he podido evitar el artibo de papeles irresponsables a la puerta de mi casa. Tendré tie pedir una beca para ordenazlos, transcribitlos y especular ‘con.todo el tiempo del mundo a quién demonios pertenecen. Mientras Iega la beca, me contentaré con transcribir un par cada dos meses para SU ‘publicacién aquf, en la orquesta.

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