Capitulo 4
La narrativa
bordaremos en este capitulo algunas caracteris-
ticas de la narrativa, indicando algunos aspectos
teoricos de cada uno.
yeramos que esto permita a los docentes realizar
Jecturas criticas de los textos para asi poder no solo se
jeccionar sino también encontrar elementos de andlisis
para trabajar con sus alumnos a fin de realizar lecturas
cada vez mas profundas y productivas.
1-E] texto narrativo es historia
y es discurso
Para acercarnos al texto narrativo utilizaremos dos
categorias que, si bien en el relato se presentan indiso-
Jublemente unidas, a los fines del andlisis es convenien-
te tratarlas por separado. Estas categorias son historia
y discurso. Es historia lo que ha ocurrido, lo que se
cuenta, los acontecimientos que son comunicados a Jo
largo de la obra. Esta misma historia puede ser referida
por diferentes medios (pelicula, historieta, relato oral) y
de muy diferente manera dentro de cada uno de ellos.
Pero simultaneamente, la obra narrativa es discur-
so ya que los hechos se organizan siempre de determi-
nada manera en el texto. “Es la estructuracion y organi-
99
scarce con CassoneENTRE LIBROS Y LECTOREs 1
zacion lingtiistica del relato; una realizacién Particular
de las propiedades de la lengua. Es, pues, la enuncig.
cidn del texto” (A. Paredes. 93).
Seguiremos a Tomachevski*> (1925) para definir mag
claramente ambos términos: la historia es el conjunto
de acontecimientos vinculados entre si que nos son ¢o.
municados a lo largo de la obra; la misma seguiria un
orden natural. cronolégico, causal de los acontecimien.
tos, con independencia del modo en que han sido dis-
puestos u organizados en e] texto. E] discurso, en cam.
bio, propone un orden de aparicion en la obra, que re-
sulta ser el modo en que el lector se entera de lo sucedi-
do. El discurso es la construccion artistica.
En el nivel] del discurso no son los acontecimientos
referidos los que cuentan sino la manera como el na-
rrador nos los da a conocer. Una misma historia —la
de Caperucita, por ejemplo- puede construir textos 0
discursos diferentes. Podemos afirmar que es en el
nivel del discurso donde se juega mas claramente el
caracter literario que se le atribuye al texto. Como di-
Jimos al principio. ambos (historia y discurso) son
una unidad significante; no hay historia que pueda
ser analizada independientemente del discurso que
la presenta.
Nos interesa aqui trabajar especialmente el plano
del discurso por cuanto hemos dicho que es el que pre-
senta la construccion artistica del relato.
ma y argumento son los términos que utiliza Tomachevski
tos dos conceptos. Su planteo, si bien fue acunado en las
primeras décadas del siglo, es recuperado posteriormente por las
sucesivas teorjas de la narracin.
100texto literario
En el nivel del discurso pueden aislarse algunos ele
mentos que construyen la totalidad textual, Ne en él
donde se presenta el mundo ficcional creado, su ordena
cion, las condiciones del pacto fiecional, el narrador que
cuenta ese mundo y las caracteristicas del lector que
ese texto propone,
£1 escritor elige una construccién, presenta una orde
nacion de los hechos. Esta presentacién, puede realizar
se desde perspectivas distintas, desde diferentes puntos
de vista u ofrecer mas 0 menos descripciones. Asi es re-
cibido por el lector. En el discurso, entonces, Alguien (el
narrador) cuenta (con las caracteristicas ya enunciadas)
a Alguien (el receptor narrativo) una historia
2-E] pacto narrativo
En el mundo ficcional quedan suspendidas las
“condiciones de verdad referidas al mundo real en el
que se encuentra el lector antes de abrir el libro” (Po-
zuelo Yvancos, 89) y se trastoca toda nocién de reali-
dad. Este instante inaugura un pacto —propio de todo
discurso narrativo— en el cual el lector acepta lo que
el texto le propone y respeta las condiciones impues-
tas: acepta el “como si” de la ficcién. Para que este
pacto se realice el texto debe cumplir con la condicién
de verosimilitud ya vista. Para ello, acepta también
que el autor —que no aparece como persona real— se
disfraza constantemente, cede su voz a personajes
que son ~a veces— los encargados de narrar lo ocurri-
do y pueden llegar a ser muy diferentes a él. Si no
aceptamos esta propuesta no creemos en la ficcién,
deshacemos el pacto.
101
scarce cen CassoneENTRE LIBROS Y LECTORES |
] narrador
El narrador es quien, al construir el relato, asume
Ja fundacion del mundo ficcional, por lo cual, sus de-
cisiones afectan a todo el entramado textual: la histo-
ria, su estructuracién, la modalidad narrativa, el
punto de vista, el registro, la administraci6n de los
datos, el manejo temporal y espacial, las convencio-
nes retéricas; en una palabra, todos los elementos
que intervienen en el relato. Es la voz encargada de
entablar un verdadero didlogo con el lector, recono-
ciendo sus competencias y no subvalorando sus posi-
bilidades interpretativas.
Las marcas que el narrador deja en la narraci6n nos
obligan a separar al narrador (quien cuenta la histo-
ria) del autor (quien escribe el libro). Quien escribe no
es quien existe, decia Barthes. Esta voz que narra el
texto, como ya hemos dicho, no debe ser confundida con
e] autor empirico. Del mismo modo que se acepta el es-
tatuto ficcional del texto literario, también se debe
aceptar el estatuto ficcional del narrador, ya que este
también es un producto del discurso, construido por el
texto y deducido por el lector en el transcurso de la lec-
tura. Si nadie supone que Silvia Schujer “es” Oliverio,
ya que éste es tan ficcional como su primo Federico y el
conflicto planteado, del mismo modo, nadie puede creer
que “es” Graciela Cabal la que cuenta como experien-
cias personales las distintas situaciones que aparecen
en sus textos. Simplemente crea tanto la historia como
quien la cuenta.
Si no aceptamos esto estamos desficcionalizando la
literatura.
102El texto literario
22-El lector modelo
Lo mismo ocurre en el plano de la recepcién, donde
tambien es posible distinguir el receptor real del receptor
que acttia dentro del texto. Asi, no se confunde el “lector
real” o “empirico” —por ejemplo, Andrés, 15 afios, habitan-
te neuquino- del lector que prevé y construye el texto.
-\qui cobra importancia la idea de lector modelo, en
la terminologia de U. Eco, o lector implicito, en la de
lser. que es una de las ideas centrales para la mirada
teorica que relaciona al texto con el lector.
i] lector implicito es un concepto tedrico que obvia-
mente no guarda correspondencia con los lectores em-
piricos, sino que esta presente en la enunciacion mis-
ma del texto. {En qué lugar? En toda la extension tex-
tual: se va construyendo a medida que se desarrolla la
narracion.
Cuando la voz narradora construye el texto, elige de-
cir algunas cosas para construir su mundo de ficcién e
implicita otras, 0 sea, selecciona qué dice, qué calla, qué
vacios deja, qué blancos dibuja en ese mundo, esperan-
do que el lector en un acto cooperativo complete esos
blancos, construyendo el sentido textual. Para Eco esta
nocioén de lector modelo equivale a “las condiciones de
felicidad establecidas textualmente que deben satisfa-
cerse para que el contenido potencial de un texto quede
plenamente actualizado”.
(Qué sucede en tanto con el lector empirico? En el ac-
to de lectura, activa alguno de esos sentidos potenciales.
El concepto de lector implicito es fundamental para
la seleccién que haga el mediador de un texto. Al selec-
cionar estamos, de alguna forma, evaluando si los lecto-
res empiricos a quienes ofrecemos el material tienen
103ENTRE LIBROS Y LECTORES |
una historia previa de leetura, si poseen competencias
para un abordaye feliz y no frustrante. Y en caso de no
debemos prever estrategias que lo ayuden a
tenerk
scLoras y literarias, su enci-
amphar sus competencias
elopedia, para que puedan acceder a textos literarios
mas exipentes, Para que puedan generar lecturas cada
vez mas profundas a traves de la actualizacién de diver-
iiidos potenciales del texto, realizando una efec-
SOS
{iva cooperacion entre texto y lector.
3-1] narrador: figuras de la narracion
Hstas caracteristicas del relato narrativo estan rela-
cionadas con el narrador y sus modos de contar algo a
alguien, siempre con Ja finalidad de producir determi-
nados efectos, Estas opciones no son meramente forma-
les, sino que contribuyen a la produccién de sentido, en
tanto tienen una relacién solidaria con el mundo narra-
do, el tema, la perspectiva ideolégica y los efectos que se
busca producir en el lector,
Kstas figuras son producto de las convenciones de la
época y los lectores; en tanto participamos de estas con-
venciones aceptamos oO rechazamos, nos acercamos 0
alejamos de los modos de narrar vigentes.
3.1-La mirada del narrador
Esta particular actitud de la voz narradora es un as-
pecto fundamental de la estructura narrativa ya que.
segtin sea la cleccién, expresa concepciones de] mundo
al optar por contar algunas cosas y no otras, desde muy
cerca o desde muy lejos, desde adentro o desde afuera.
104oxto literario
Una forma posible de plantear la perspectiva es la
focalizacion externa, en la que la mirada que manda
es lade un narrador externo a la historia, que ve desde
atuera todo lo que pasa y transeribe lo que los persona-
jes dicen y hacen, Esta opcidn —conocida como narra-
dor omnisciente— ofrece la ilusién de objetividad, la
que. sin embargo, con la seleccién de las palabras esta
generando valoraciones, opiniones y recortes particula-
res de lo que cuenta. Las novelas del siglo XIX que no-
sotros conocemos (E/ Conde de Montecristo de Alejandro
Dumas, Los Miserables de V. Hugo) presentan un na-
rrador externo a los hechos que sabe todo de sus perso-
najes. conoce todo de la historia y expresamente lo men-
ciona (“Ya veremos mas adelante, lector, en qué termina-
ra esta historia”, por ejemplo). Fue propio de un estado
particular del desarrollo de la novela en occidente. Pa-
ra un lector poco acostumbrado este modo de narrar
puede resultar lento por la cantidad de informacion
tor Hugo es un ejemplo de quienes han
recurrido a tal tipo de narrador:
que brinda.
“Hagamos aqui un corto parénte unda vez
udios sobre la cuestion p
que el autor de este libro en sus e
nal y sobre la cadena legal, toma el robo de un pan como pun-
to de partida del desastre de un destino. Claudio el mendigo
habia robado un pan. Una estadistica inglesa demuestra que
en Londres, de cada cinco robos, cuatro tienen por causa in-
mediata el hambre.
Juan Valjean habia entrado en el presidio sollozando y
tembloroso; salié impasible. Entré desesperado; salio sombrio.
éQué habré pasado con su alma?"36
36. Victor Hugo, Los miserables, s/f, Barcelona, Editorial Provenza
10SENTRE LIBROS Y LECTORES I
Hay otras formas de focalizacion externa a os hechog
que pueden ser fija 0 variable. El PEmeTS ese caso en
el que un narrador se cine a un personaje y cuenta lag
cosas sometido a la vision de ese personaje, lo sigue y a
veces llega a confundirse con él. Tal es el caso de Mari.
na y la lluvia’®, de Laura Devetach, donde el efecto que
se crea es el de adhesion a un personaje del que tene.
mos una amplia percepcidn, tanto de lo que hace como
de lo que siente u opina frente a los hechos o frente a
otros personaje: .
E] segundo caso. una focalizacion externa variable, con-
siste en organizar un texto a partir de la mirada sucesiva
de distintos personajes: esta figura nos ofrece las variadas
formas de entender un mismo hecho desde perspectivas
diterentes. En El sol es un techo alttsimo®* de Liliana San-
trso, se generan amplias posibilidades de comprension
no solo de cada personaje sino también del hecho narrado.
Es importante entender que la mirada no es sola-
mente la eleccién de qué se va a ver y contar sino qué
opiniones. valores, juicios, elecciones ideolégicas se dan
a través de ellas.
En el final de El Club de los Perfectos?9 de Graciela
Montes puede observarse un narrador cronista que va-
lora y opina aunque a través de una forma impersonal:
“Cuentan también que en la casa de la calle Warnes ahora
crecen malvones.
Devetach, Laura, Marina J la Iluvia en La torre de cubos, Bue-
nos. Aires., Colihue, 1985/2000, Col. Libros del Malabarista.
38. Santirso, Liliana: El sol es un techo altisimo, Buenos Aires, Co-
. lihue, 1993. Col. Cuentos del Pajarito Remendado,
39. Montes, Graciela El Club de los Perfectos, Buenos Aires, Coli
hue, 1993, Col. Cuentos del Pajarito Remendado.
106El texto literario
fT aedea deli Eee
Y parece que es mucho mejor que antes.”
En cambio, el narrador de Historia de un primer fin
de semana", de Silvia Schujer explicitamente valora la
situacion a partir de la perspectiva elegida, exterior a
Jos hechos:
‘De entrada, la del primer fin de semana fue una historia
triste para Ricardo.
Y también para Maria
Para Violeta y para Daniela.
Yes que el primer fin de semana de nuestra historia, es la
historia del primer fin de semana.
Del primer fin de semana que Ricardo estuvo solo con las
nenas
Solo con Violeta y con Daniela.
Porque es la historia del primer fin de semana que Violeta
y Daniela se quedaron en la casa del papa:
Sin embargo, ahora que el tiempo pas6 para todos (porque
el tiempo siempre pasa para todos), la historia del primer fin
de semana se convirlié en un recuerdo grato. Gracioso.
Casi casi divertido.
Empezo un viernes a la noche.”
Entre los narradores internos a Ja historia, pode-
mos senalar aquellos cuya mirada esta limitada a un
solo aspecto de la historia, que es el que tienen posibili-
dades de conocer en tanto personajes que participan de
lo ocurrido desde un determinado lugar. Cuando el
alumno de £1 examen*!, cuento de Fernando Berton, ob-
40. Schujer, Silvia, Historia de un primer fin de semana,
Quirquincho, 1988. :
41. Berton, Fernando, El examen, en Veinte jovenes cuentiatas ar
gentinos, Buenos Aires: Colihue, 1986, Col. Leer y Crear
107ENTRE LIBROS Y LECTORES |
serva a los tres profesor
que no puede observar:
s cuenta lo que ve y supone Jo
que fumaba apaga el cigarrillo, Se levanta, Caming
salon, muy despacio. De vez en cuando me mira, Pare
pore!
ce preocupado. Se acerca a la ventana y mira la plaza. Sigue
mirandome, En sus ojos puedo darme cuenta que tiene proble
mas, Seguramente se peled con la esposa. Yo me hago el gil”
3.2-La voz del narrador
En terminos generales se puede hablar de narradores
que hablan de otros y de narradores que hablan de si mis-
mos. E] narrador externo (generalmente en 3ra. perso-
na) suele llamarse narrador no personaje. Es el narra-
dor de Los reyes no se equivocan*? de Graciela Cabal:
“Julieta termino de lustrarse los zapatos de ir a la escuela.
Cierto que ella hubiera preferido poner las zapatillas rosas
con estrellitas, las que le habia regalado su madrina para el
cumpleatios ntuimero seis.
Pero la mama dijo que esas zapatillas eran una pura hila-
cha y qué iban a pensar los Reyes Magos.”
Los narradores internos a los hechos son persona-
jes y pueden contar lo que les ocurre a ellos como pro-
tagonistas 0 ser testigos de lo que pasa. Esta forma de
contar puede crear la ilusion de acercamiento en el lec-
tor y, cuando esta en primera persona, sugiere con fuer-
42. Cabal, Graciela. Los reyes no se equivocan en Historias para ne
nas y perritos, Buenos Aires, A-Z Editora, 1995.
108El texto literarto
, el valor de la experiencia y se torna mas “convineen
te Por ejemplo, el narrador de Bi desertor de Maree
jo Eckhardt
Soy un desertor de Malvinas. Un desertor anacronico Un
VA. un pseudo-desapareetdo en falsa aceton. La accion debe
rveraz, veraz a traves de los cuerpos, del valor, de la ofren
recital de tu pulsof Aun hoy, no lo se. Lo cierto es que, desde
perspectiva, desde mi cobardia, deserté durante wna bata
la cuerpo a cuerpo contra los gurcas. Bsa falsa accion me sal
vo la vida.”
En el extremo de este modo de narrar esta el mond-
logo interior en el que el narrador deja “Muir su con
cencia™, ofrece, no solo el hile de las acerones, sino el ht
lo de su pe
Mento, sus percepeiones, sus recuerdos
Si bien es dificil encontrar este po de narrador en lah
teratura para chicos, hay intentos de ofrecer alos lecto
res noveles formas de narrar diferentes a las que el
mercado Jos Gene acostumbrados y, en ese sentido, el
narrador de Algo aqui adentro*, de Silvia Schujer nos
permite acercarnos a ellas:
Yo no se la pedi. Ast que... ni loco se la hubiera pedido, Pero
ahora si que estoy [rito, Porque va a venir a buscarla dentro de
un rato y jestos malditos tornillos que no aparecen! Tambien
squién me manda? Todo porque el bobo de Julian dio que aden
tro de las guitarras electricas hay pilas. Y vo que le digo que no
y apostamos una caja de chicles y claro, para averiguarlo (uve
‘se
eckhardt, Marcelo, E/ de:
Los naranjas de Quipu
44. Schujer. Silvia, Algo aqui adentro, en Oliverto Junta Preguntas
Buenos Aires, Sudamericana, 1988, Col, Pan Flauta
tor, Buenos Aires, Quipu, 192, Col
109
scarce cen CassoneEnTRE LIBROS Y LECTORES |
que destornillarla y abrirla. ;Mi primo me mata! Y bueno. El me
la dejo porque quiso. Yo no se la pedi. Pero jpor qué tenia que
pasarme esto? Justo con Federico que ademas no es uno cual-
quitera. Porque los primos hermanos son mas que primos. Sobre
todo Federico. Ahora no va a querer prestarme mas nada. Ni me
va aacompanar ala pista de patinaje. Ni va a querer que yo
lo ayude a ordenar los cables de sus instrumentos.”
3.3- El tiempo de la narracién
Sin desdefiar las profundas discusiones que tal cate-
goria ha provocado, queremos senalar solamente el va-
lor fundamental que el tiempo tiene en la narrativa y
como el discurso se carga de nuevos efectos estéticos se-
gun el uso del tiempo que se elija. Al cuento, a la nove-
la, el tiempo nunca les es ajeno porque el lenguaje es
temporal, se desarrolla en la sucesion y también porque
los hechos de Ja historia se desarrollan en el tiempo. Por
ello, el discurso narrativo organiza y administra de al-
guna forma el tiempo de los hechos en la historia y asi
“crea una nueva dimension temporal”.
Si la historia presenta una serie de hechos que se su-
ceden en un orden légico causal, el discurso puede orga-
r esos hechos en una sucesion temporal diferente:
+ de una manera cronolégica, tal como se suceden
(atin cuando no haya coincidencia entre el tiempo de la
historia y el tiempo del discurso),
+ de una manera anacronica retrospectiva —hacia el
pasado- en donde se presenta una narraci6n en la que se
inserta una segunda narracién temporalmente anterior,
+ de una manera anacré6nica prospectiva —hacia
el futuro- en donde se insertan fragmentos de anticipa-
cion de lo que va a pasar.
ni
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