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FERNANDO MIRES ISBN 9977-83-047-9 E! presente libro analiza la presencia del indio, o indianidad, en la realidad latinoamericana. Si en los paises latinoamericanos no se toma en consideracién esa presencia, tanto el concepto de nacién como el de sociedad se convierten en simples alusiones retéricas. Y es que el tema de la indianidad es indispensable para una reformulacién mds completa de "Io nacional" y de "lo social". Dicho en términos breves: marginando el tema del indio, los conceptos de sociedad y nacién seran, por lo menos en América Latina, conceptos vacios. En visperas de la celebracién por los europeos de los quinientos afios del "descubrimiento" de América, queremos contribuir con esta obra a invertir esa celebracién y convertirla en una ocasién de meditacién. FERNANDO MIRES: nacié el 23 de febrero de 1943 en Santiago, Chile. Hasta 1973 fue profesor de Sociologia ¢ Historia de Chile en el Instituto de Soclologia de la Universidad de Concepcién. Desde 1975 se desempefia como docente e investigador en el Instituto de Clenclas Politicas de la Universidad de Oldenburg, Alemania. En 1978 obtuvo el Doctorado en Ciencias Econémicas y Sociales. En 1981 obtuvo el titulo de Privat Dozent en el drea de Politica Internacional, el maximo grado académico conferido por las universidades alemanas, Ha publicado numerosos articulos y ensayos en revistas especializadas, as{ como varios libros entre los que se encuentran: Cuba: la revolucin no es una isla (Bogots, Berlin 1978); Elsubdesarrolla del marxismo y otrosensayos (Montreal-Quebec 1984); En nombre de la cruz (San José 1986; Fribourg 1989); La colonizacién de las almas(San José 1987; Fribourg 1990); La rebelién permanente, México 1989); El discurso de la naturaleza: ecologia y politica en América Latina (San José 1991). D.ELI. Departamento Ecuménico de Investigaciones CONSEJO EDITORIAL Franz J. Hinkelammert Pablo Richard Carmelo Alvarez Jorge David Aryj EQUIPO DE INVESTIGADORES Elsa Tamez Maryse Brisson Arnoldo Mora Raquel Rodriguez Helio Gallardo EL DISCURSO DE LA INDIANIDAD la cuestion indigena en América Latina FERNANDO MIRES EDICION GRAFICA: Jorge David Anij PORTADA: Carlos Aguilar Quirés CORRECCION: Guillermo Mcléndcz, 980 M674d_Mires, Femando El discurso de la indianidad: la cucsti6n indigena en América Latina/ Femando Mires —la. od.— San José, Costa Rica, DEI, 1991 168 p.; 21 em. —(Coleccién historia de la ij y de la teologia) ISBN 9977-83-047-9 1. América — Ilistoria 2. Indios de América 1 Titulo TL. Serie echo el depésito de ley Reservados todos los derechos Piohibida la reproduccién total o parcial del contenido de este libro ISBN 9977-83-047-9 © Buitorial Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José, Costa Rica, 1991. Impreso en Costa Rica + Printed in Costa Rica PARA PEDIDOS O INFORMACION DIRIGIRSE A: EDITORIAL DEI Departamento Ecuménico de Investigaciones ‘Apartado 390-2070 SABANILLA SAN JOSE — COSTA RICA Teléfonos 53-02-29 y 53-91-24 Télex 3472 ADET CR Fax (506) 53-15-41 Contenido Introduccion... Capftulo I {Quién es un indio? (o la bancarrota de Ja etnologfa) .... 1. ,Quiénes son los ingios' 2. Diversas tendencias en ,. 3. yExisten las etnias? De la indianizacién de.Ja etnia a la etnizacién del indio .. 4, (Es la etnia un fenémeno secundario? 5. La miseria del evolucionismo etnoldgico 6. Del evolucionismo etnoldégico al evolucionismo hi Excurso: El mito del pecado original y el evolucionismo histérico ... 7. Lareacci6n anti-evolucionista 8. La magia de las estructuras .. 9. La etnologfa como arte poético . 10, Las nuevas olas: etnoecologia, etnodesarrollo Excurso: La superacién de las polémicas teéricas mediante la investigacién concreta: el caso de las culturas andinas. Canina I El descubrimiento del indio 1. El descubrimiento del indio por medio de su negacién 2. El descubrimiento del indio a través de la muerte ..... Excurso: yLas causas de la derrota? .... 3. El descubrimiento del indio mediante Ja esclavitud . 4. El descubrimiento del indio por medio de la evangelizaci Excurso: Atahualpa: el mito y el libro 5. El descubrimiento del indio por medio de la filosofia moderna, 6. El descubrimiento del indio a través de la afirmacién del préjimo ... 7. El descubrimiento del indio a partir: Capftulo III El autodescubrimiento del indio 1, El autodescubrimiento del indio por medio de la rebelién. El caso de Tupac Amaru .. 2. El autodescubrimiento del indio en su histori El caso del pueblo mapuche 3. El autodescubrimicnto de! El caso de los indios miskitos 4. El autodescubrimicnto del indio por medio de la resistencia. El caso de los pueblos amaz6nicos ..... Capftulo IV El redescubrimiento del indio .. 1, El redescubrimiento simbélico del indio.... 2. El redescubrimiento del indio por el indigenismo peruano.. 3. El redescubrimiento del indio por medio de la teoria de la revoluci6n: Mariategui ... Excurso: El colapso del indigenismo clasista 4. El redescubrimicnto del indio através de su cultura: Arguedas 5. El redescubrimiento del indio por el indigenismo mexican “6. El redescubrimiento del indio por cl Estado: Gonzalo Aguirre Beltrén ... 7. El redescubrimiento del indio por el neoindigenism« A manera de epflogo: indianidad y politica en América Latina Tntroduccién Este es el segundo libro de una trilogia cuyo propdsito es la recon- sideraci6n de antiguos-nuevos temas en el proceso de construccién de una nueva radicalidad social. El primer libro de esta trilogfa, El discurso de la naturaleza, fue publicado en esta misma editorial. El tercer libro, El discurso de la miseria, tratard el tema de la creciente informalizacion de las Mamadas sociedades latinodmericanas, EI presente libro analizar la presencia del indio, o indianidad, en la realidad latinoamericana., Se trata, como veremos, de una presencia multiforme, mutiespacial y multitemporal, irreductible a ser localizada 0 clasificada de un modo absoluto. No obstanté, si én los paises latino- americanos no se toma en consideracién esa presencia, tanto el concepto de nacién como el de sociedad pasan a ser simples alusiones ret6ricas. Eso significa que el tema de la indianidad, ademas de ser importante a una mejor comprensién de su actor: el indio, es también indispen- le para una reformulacién mds completa de “lo nacional” y de “lo social”. Dicho en términos breves: marginando el tema del indio, los Conceptos de sociedad y de nacién serdn, por lo menos en’ América La- tina, conceptos vacios: significantes sin significado pleno. Este libro comenzara plantedndose el problema de la crisis de la etnologia, 0, lo que es igual, la incapacidad de los etndlogos para definir su objeto de estudio ¢ investigacién. A fin de aclarar €l sentido de esa crisis intentaré realizar una revisi6n muy somera de los principales aportes etnolégicos modemos. Intentaré, asimismo, demostrar que la crisis de la etnologia es sdlo una parte de una crisis de mayores enver- gaduras, la que tiene que ver con la incapacidad de los estilos modernos de pensamiento para entender contextos poblados de actores imposibles de ser reducidos en los estrechos marcos de las teorias evolucionistas y/o historicistas, Ese capitulo tendr4 pues un cardcter introductorio. Los capitulos que siguen buscarén concentrarse en lo que yo entien- do como los tres principales momentos de la indianidad: el descubri- miento, el autodescubrimiento y el redescubrimiento del indio. El descubrimiento del indio no puede sino ser analizado desde el punto de vista histdrico. En ese capitulo trataré primero de demostrar que el indio fue una invencién del europeo y luego, analizar las distintas 9 formas que asumié esa invencién. El indio de Coldén; el indio de los guerreros; el indio de los mercaderes; el indio de los fil6sofos y de los tedlogos; etc., no seran vistos como indios distintos sino que como dife- rentes dimensiones de una sola invencién. Debo agregar que ese capitulo lo escribi gracias a la directa cola- boracién de mi esposa, Norma. Habiendo sido inventado ese ser humano bautizado como indio, fue obligado a reentenderse en aquel nuevo mundo que él nunca eligié. El capitulo tercero, “el autodescubrimiento del indio”, tratar4, en conse- cuencia, de la larga lucha de los asi Ilamados indios para sobrevivir, tanto fisica como culturalmente, hasta nuestros dias. A fin de facilitar la comprensién del tema, trabajaré con ejemplos. Elegi, para el efecto, cuatro casos demostrativos: el de Tupac Amaru, 0 autodescubrimiento del indio por medio de la rebelion; el de los mapuches en Chile, 0 auto- descubrimicnto del indio en las distintas condiciones de su historia; el de los indios miskitos en Nicaragua, 0 autodescubrimiento del indio en las condiciones determinadas por una revolucién social; y el de los pueblos amazénicos, 0 autodescubrimiento del indio por medio de su resistencia en la defensa de su medio ambiente. Convencido de que la indianidad no es un objeto fijado ni en cl ticmpo ni en el espacio, pero tampoco la simple praxis india, sino que ademiés las formas en que los no-indios han continuado reinventando o redescubriendo al indio después del periodo colonial, me referiré en el ultimo capitulo a esos miiltiples redescubrimientos que todavia no han terminado, y que probablemente seguiran apareciendo durante un largo tiempo. Terminaré este libro con un breve epflogo en donde Ilevaré a cabo algunas reflexiones acerca de las relaciones entre el tema de la indianidad y la formulacién de una nueva radicalidad social, absolutamente impres- cindible frente a las exigencias que nos plantean los actores olvidados por una modernidad que, por lo menos en América Latina, ha fracasado en todos sus términos. Intentaré demostrar, por tiltimo, que sin un com- promiso radical con las luchas de actores politicos y sociales como los indios, viviremos siempre en naciones amputadas. Si lograré los objetivos que me he propuesto, es algo que no sé. Escribir un libro siempre im- plica una apuesta. Pero, después de quinientos afios, ya es ticmpo para intentarla. Por ultimo, quisiera dedicar este libro a mi madre. Oldenburg, junio de 1991. 10 Capitulo I ¢Quién es un indio? (o la bancarrota de la etnologia) éQuién es un indio? Si este libro se ocupa de aquellos habitantes de América a quienes se denomina indios, la pregunta es pertinente. Indios fueron designados por los “descubridores”, los habitantes de las —por equivocaci6n— Ilamadas Indias, El término indio es entonces un error garrafal. Sin embargo, es un error garrafal que se ha convertido en realidad. Porque nadie podria negar hoy que en nuestra América gxisten indios. Lo que, como yetomos: no es facil saber de antemano es “quién” es un indio. .. Enel momento en que los intios fueron “descubiertos”, no era di- ficil saberlo. Independientcmente a que muchos pucblos pro-cotombinos hablaran miiltiples idiomas, tuviesen distintos gobiernos, territorios, cos- tumbres, civilizaciones, y —sobre todo— muchas historias diferentes, todos fueron designados por el “descubridor” como indios. Indio era un Concepto homogeneizante que surgia no de alguna caracteristica propia, sino por referencia al que habia decidido “descubrirlo”. El indio era el no europeo en las Indias. El indio, entonces, surgia no como la afir- macién de si mismo sino que como negatividad de lo europeo. Los se- res humanos subsumidos en ese concepto eran despojados de sus parti- cularidades. El indio era el “otro mds alld de los mares”. éQuiénes son los indios? Muchas etndlogas y antropdlogos se han hecho Ia misma pregunta. Por ejemplo, en uno de los textos mejor documentados acerca de los indios Jatinoamericanos (1) sus autores, Wolfgang Lindig y Mark 1 Wolfgan Lindig-Mark Miinzel, “Die Indianer", Tomo II, Mine. und Siidamerika, Minchea, 1985. 11 Minzel, tropiezan con el problema de la definicién del “objeto” de su estudio. El problema aparece imposible de resolver cuando tratan de “encontrar” al indio en las sociedades agrarias de los Andes centrales, en donde las llamadas identidades indigenas se cruzan con las sociales (campesinos por ejemplo), con las nacionales, y aun con las regionales. El predominio de una identidad sobre otra —constatan los autores— no es un hecho precondicionado, pues ellas resultan de diversas conste- laciones, incluyendo las politicas. De acuerdo con distintas condiciones que varian en cada tiempo y lugar, a los habitantes de la regién les es més conveniente presentarse como indios, 0 como campesinos, 0 como peruanos. El problema se vuelve m4s complejo todavia si se trata de captar cémo un grupo humano se entiende a si mismo y cémo es entendido por la “sociedad exterior”. No son extraifos los casos en que una comunidad se entiende a si misma como india, pero desde el Estado es entendida como campesina, o viceversa. Finalmente, los autores cita- dos no encuentran més alternativa que Iegar a la conclusién de que “indio” no es mds que un sinénimo para designar a un determinado nivel social en el cual también se encuentran comunidades no indigenas (2). Sin embargo, ésta no es una respuesta al problema, puesto que bus- ca encontrar en lo sociolégico lo que no puede ser hallado en lo etno- légico. Si “lo indio” se convierte en un sinénimo de baja condicién social, se nos est4 diciendo que la condicién social del indio es baja, algo que sabemos, si bicn no se nos dice lo que es un indio (3). Acerca de lo dificil que es encontrar una definicién para el término “indio” nos da cuenta una breve investigacién realizada por P. Greishaber el afio 1985, cuyo titulo expresa el sentido del trabajo: Fluctuaciones en la definicién del indio (4). De esa investigacién se desprende que el concepto de indio es fluctuante, esto es, que debe ser permanentemente redefinido (5). Ahora bien, los criterios que se usan para la definicién también son fluctuantes, lo que se manifiesta en el caos que ofrecen las estadisticas demograficas. Lo m&s asombroso de estas fluctuacioncs resulta de la comprobacién de que no es la existencia del indio lo que determina una definicién, sino que la existencia de una definicién es lo que determina al indio. De este modo, el ntimero de indios en una regiOn, o en un periodo. varia notablemente de acuerdo con los criterios 2. Ibid,; pg. 85. 3. Para Carlos Guzmén Bockler: “el indio es pobre porque es indio, es decir, est4 en el sitio social que le corresponde”. En: “Historia liberaciGn”, en: UNESCO, Educacién, etnias y culturas en América Latina, México, 1989, pég. 51. 4. P. Grieshaber, “Fluctuaciones en la definicién del indio”, en: Historia Boliviana, Cochabamba, No. 5, 1985, pags. 45-65. 5.LomismohaconfirmadoM. Munzel parael caso de Paraguay. Siseutilizaranlosmismos Ctiterios en Paraguay que en Bolivia, en el primer pafs habrfa un promedio de indios que sobrepasaria al noventa por ciento de la poblacién. Sin embargo, los criterios utilizados en Paraguay calculan acifrade indios en jun tres por ciento! (M. Milnzel “Der vorlanfige: Seg der indianischen Funktiondr iiber den indianischen Medizinmann in Peripherie No. 20, julio 1985, Berlin, pag. 8. 12 que priman en cada definicién (vestimenta, lengua, pertenencia a una comunidad, actividad productiva, religién, etc.), Pero no sélo eso: el numero de indios también estd determinado por quién realiza las encues- tas. Asi se ha llegado a la conclusién que en Bolivia, cuando los encues- tadores no son bolivianos, el nimero de indios resulta extraordina- riamente superior a cuando lo son. 2. Diversas tendencias en la definicién del indio ‘Si tomamos en cuenta algunas definiciones de “lo indio”, veremos que ellas reflejan las principales tendencias etnolégicas de nuestro tiem- po, a saber: 1) La tendencia evolucionista y/o historicista, de acuerdo a la cual ‘se considera indios sélo a los descendientes de las culturas preco- lombinas. 2) La tendencia culturalista, que define a “lo indio” de acuerdo a determinadas propiedades culturales que se supone diferentes, ¢ ~* incluso antagénicas, a las de la “sociedad exterior”. +! 3) Las tendencias estructuralistas, segun las cuales “lo indio” pasarfa a definirse de acuerdo al lugar que ocupa el llamado indio en una determinada estructura econémica y/o social. *- -La tendencia evolucionista es tan dificil de refutar como de com- probar, puesto que casi nunca se puede saber —después de 500 aflos— 8i la descendencia de los indios respecto a sus antepasados es directa ‘@ mediatizada. Por lo general, los matices biolégicos e incluso racistas que surgen de dicha tendencia, aparecen combinados con argumentos que caracterizan a las demds tendencias. Por ejemplo, Manuel Gamio definia al indio «como aquel que ademés de hablar exclusivamente (!!) su lengua nativa, conserva en su naturaleza (!!), en su forma de vida y de pen- ‘+ ‘sar, numerosos rasgos culturales de sus antecesores pre-colombinos y “ » muy pocos rasgos culturales occidentales (6). Si se piensa que la mayoria de los indios latinoamericanos usan. vestimentas que, siendo propias a su identidad comunal o regional, poseen un origen hispano-lusitano; que muchas comunidades adhieren a eligiones sincréticas; que hablan lenguajes reinventados, 0 que han perdido para siempre sus lenguajes originales; de acuerdo con la defi- ni¢idn de Gamio, habrfa poqufsimos indios en América Latina. Por eso, tenemos la sospecha de que esa definicién no es tan arbitraria como 6.M. Gamio, “Pafses subdesarrollados”, en: América Ind{gena XVIII, México, 1957. 13 parece, sobre todo si se tiene en cuenta que Gamio es uno de los fun- dadores de la escuela indigenista-integracionista que, para autocon- firmarse, necesita que los indios se integren a la sociedad nacional o, Jo que es igual, que sean cada vez menos. Lo haya querido o no Gamio, su definicién sélo sirve para reducir teéricamente el nimero de indios en su pais: México. La tendencia culturalista ha sido representada entre otros por J. Comas, para quien los indios son quienes poseen predominio de cultura material y espiritual peculiares y distintas de las que hemos dado en Hamar cultura occidental (7). De acuerdo con esa definicién lo indio solamente se entenderia como oposicién a “lo occidental”. Quizds sin saberlo, el autor, al propo- ner tal definicién, creaba un problema imposible de resolver pucs para definir lo culturalmente no occidental se habria visto obligado a definir lo occidental, empresa en la que —desde Hegel hasta nuestros dias— han fracasado todos los fildsofos. La definicién culturalista es una de las mas dificiles de sostencr. Sin embargo es la que posee mayores efectos practicos por cuanto me- diante ella el indio es entendido tal como aparece en la realidad: como el “otro”, diferenciado, opucsto, negado. Particularmente efectiva es la posicion culturalista para las Hamadas “teorfas del desarrollo”, pues el indio aparece representado como simbolo de “lo no moderno”, “atra- sado”, “arcaico”, “exdtico”, “subdesarrollado”, que son las formas como el lamado “desarrollo” determina al “otro”. La posicién estructuralista que inventa al indio como un ente de- terminado por estructuras sociales y/o cconémicas, estA representada por autores como Ricardo e Isabel Pozas para quienes Ja calidad de indio la da el hecho de que et sujeto asf denominado es el hombre de més facil explotacién dentro del sistema: lo demas, aunque distintivo y retardador, es secundario (8). Al ser definido de esa manera, el indio queda subsumido en rela- ciones de explotacién que lo determinan absoluamente. De nuevo nos encontramos cémo uno de los rasgos distintivos de “lo indio” es elevado a factor determinante, volviendo, como sefialan los autores citados, a todo lo demas, secundario, Resulta, por lo demas, obvio decir que el indio es explotado. Pero mas obvio es pensar que no todos los explotados. son indios. Por otra parte, tampoco es seguro que el indio sea el “hombre” de mds facil explotacién dentro de! sistema. Hay paises en que las relaciones comunitarias indigenas son tan fuertes que conforman 7. J. Comas, “Razén de ser del pensamiento indigenista", en: América Indigena No. 2, México, 1983, p4g. 18. 8. RI Pozas, Los indios en las clases sociales en México, México, 1971, pag. 16. 14 verdaderos “‘cercos de resistencia” frente a las amenazas del exterior. Que después de quinientos afios de campafias de exterminio y “planes de desarrollo” las comunidades indigenas sigan existiendo, es una prueba, entre muchas otras, de la vitalidad de esas comunidades. Habria que investigar c6mo en muchos paises los sectores “negros” son mucho mas indefensos que los indigenas. O también: zen qué medida aquellos seres humanos que viven en las orillas de las ciudades, o aquellos nifios que duermen sobre el asfalto, son mas dificiles de explotar que los indios? Por tiltimo, habria que averiguar en qué medida los propios indios consideran todo lo dems que no sean las condiciones derivadas de su explotacién, como algo “secundario”. Una variante de las posiciones estructuralistas la ofrece uno de los més destacados representantes de las corrientes neo-indigenistas en México: G. Bonfil Batalla, para quien el indio no se determina tanto por relaciones de explotacién sino que por las condiciones que hacen. a su colonizacién. El propio concepto de indio no seria mds que un concepto supraéinico (9), que hace referencia a su condicién colonizada. El indio es el colonizado, ha repetido Bonfil Batalla en varios de sus trabajos. El indio, de ese modo, seria una invencidn “que significa el Tompimiento total con el pasado pre-colombino” (10). Mediante esa invencién, las culturas indigenas ..quedan impedidas de cualquier desarrollo auténomo al mismo tiempo que sus pautas de referencia originales pierden accleradamente vigencia, se opacan en el pasado para transformarse paulatinamente en mito o en nada (11). Ahora bien, a partir de la relacién colonizador-colonizado elaborada originariamente por Franz Fanon (12) para el caso africano, el indio, al lograr su supresién como colonizado, deberd desaparecer como indio, Jo que no significaria su desaparicién en cuanto etnia (13), La distincién entre indios y etnia ocupa por tanto un lugar central en la exposicién de Bonfil Batalla y, dada la productividad teérica que él de ahf quiere desprender, nos ocuparemos del tema muy pronto. Digamos por el mo- mento que la tesis de Bonfil Batalla se limita a sf misma en tanto él no intenta una definicién de étnia, a su juicio, el verdadero sujeto a ana- lizar, y noel indio, pues éste no serfa mds que una réplica del colonizado. Lo tinico que nos dice el citado autor es que “etnia es una categoria aplicable para identificar unidades socio-culturales especificas” (14), 9. G. Bonfil Batalla, “El concepto de indio en América: una categorfa de la situacién colonial”, en: Anales de Antropologia, México, UNAM, XI, 1972, pag. 110. 10. Wbid., pag. 115. M. Idem. 12. F. Fanon, Los condenados de la tierra, México, 1963. 13.G. Bonfil Batalla, op. cit., pég. 123. 14, bid., pag. 122. 15 caracterizacién que, al ser tan amplia, termina por tener muy poco valor declarativo. De igual manera, aun aceptando “a priori” el sentido su- praétnico del concepto indio, ello no Meva automaticamente a inferir que indio es un sinénimo de colonizado. Quizds el autor hace alusién al “colonialismo interno” o “endocolonialismo”, de acuerdo con la termi- nologia propuesta por Gonzalez Casanova (15), aceptada por muchos neoindigenistas (16). En ese sentido “endocolonialismo” es un concepto analdgico (respecto al de colonialismo) y, en algunos casos, sélo es metaf6rico. Por lo dems, no todas las relacioncs de desigualdad y de explotaci6n pucden ser asimiladas a la categoria de colonizacién, de modo que la supresién de las relaciones colonizadoras pucde que no Heve directamente a la supresién de lo indio, Incluso puede ser posible que las asf llamadas etnias (0 pucblos, o nacioncs) consideren necesaria la existencia de una categoria supractnica y, en este caso, la categoria indio puede tener un sentido unificador, politicamente necesario, La su- presién del indio mediante 1a supresién de la relacién colonizador- colonizado cs, en el mejor de los casos, una hipdtesis y no un axioma. Sin ser necesariamente falsas, las definiciones evolucionistas, cul- turalistas y estructuralistas, son por lo menos incompletas. ;Quicre decir €so que una definicidén correcta sélo puede resultar de una suma de las tres? El llamado Informe Cobo intenta, por ejemplo, incorporar los cle- mentos fundamentales de cada una cn una sola definicién: Las comunidades, pueblos y naciones indigenas son aquellas que po- seyendo una continuidad historica con la sociedad pre-colonial y pre- invasora, se consideran ellas mismas distintas de otros actores de la sociedad, ya sea prevaleciendo en aquellos territorios 0 en parte de ellos. Ellas constituyen actualmente un sector no dominante en la so- ciedad y estén determinadas a preservar, desarrollar y transmitir a ge- neraciones futuras sus territorios ancestrales y su identidad étnica, como base de su existencia cotidiana como pueblos de acuerdo a sus propios patrones culturales, institucionales, sociales, y sistemas lega- les (17). La definici6n citada es un esfuerzo serio por incorporar todos los “elementos visibles” de lo indio. Es evidente, por ejemplo, que busca equiparar el criterio de la descendencia histérica con el de la dominacién social y con cl de Ia diversidad cultural. Incluso es posible advertir que la descendencia histérica aparece desprovista de tonos evolucionistas, dejando abicrtas posibilidades para que sean los propios indios quicnes decidan (0 no) situarse en Ja linea de una tradicién pre-colombina. De 15. P. Gonzdlez. Casanova, Democracy in Mexico, New York, 1970. Sociologia de la explotacién, México, 1975. 16. Por ejemplo, S. Varese, “Die amazonischen Bthnien und die Zukunft der Region”, en: Entwicklung sperspeltiven, 30, Kassel, 1987, pgs. 8-9. 17."Study of the Problem of Diskrimination against Indigenous populations”, tomo V, en: UN DOC efCN4, 1986-1987, pag. 29. 16 igual manera, el criterio de dominacién tampoco es de indole estruc- turalista. Por ultimo, la diversidad cultural no es presentada como el simple negativo de la supuesta “cultura occidental”, sino en referencia a la autoafirmacién de las sociedades indias. No obstante, aun esta muy bien trabajada definicién ofrece obs- téculos. Por ejempto, no nos dice si, faltando algunos de sus “elementos”, Jo indio sigue persistiendo. gSon sus elementos constitutivos 0 provi- sorios? ,Queda abierta la posibilidad para que sean agregados nuevos “elementos”? Por otra parte, el criterio de no-dominacién nos parece demasiado ambiguo en tanto no queda claro qué se entiende por domi- nacién. Por tiltimo, y quizds este es el obst4culo mds grande, esta defi- nicidn de lo indio podria ser aplicada sin ningiin problema al concepto de etnia, algo que autores como Bonfil Batalla rebatirfan rotundamente. Al parecer, consciente de esas limitaciones, el Informe Cobo agrega que ésta es apenas una definicién provisoria. Eso también es importante. Poco a poco los cientificos parecen comprender que lo provisorio y lo inseguro, lejos de ser debilidades, constituyen presupuestos del quehacer cientifico. En ese sentido no nos parece anticientifica la confesién de un antropdlogo mexicano cuando a la pregunta: “;Quiénes son los indios?”, responde: “Paradéjicamente, y a pesar de medio siglo de indi- genismo internacional, no lo sabemos” (18). UQuiere decir esto que debemos contentamos con no saber quién es un indio? De ninguna manera. Incluso ya sabemos algo. Sabemos, por ejemplo, que indio no es un concepto absolutamente definible, y esto es asi porque cl indio no es un objeto 0, mds bien dicho: sélo puede ser un objeto para quien intenta definirlo. Para s{ mismo, el indio siempre serd un sujeto. También sabemos que la nocidn de indio es una nociébn fluctuante, y que ella debe cambiar de acuerdo con las diferentes posiciones de lo indio en diferentes periodos histéricos y en diferentes paises. Por ultimo, también sabemos que indio es una nocién referente, pues se deduce a través de los antagonismos que ha producido y que la producen; porque lo indio es diferente frente a “lo espafiol”, a “lo nacional”, a “lo moderno”, o a sf mismo. Pero todavia queda algo por saber: si lo indio es una nocién supraétnica, afirmacién segiin la cual fo indio como tal inicamente seria un sobre-concepto cuya existencia ficticia ocultaria la verdadera: la étnica, 3. zExisten las etnias? De la indianizacién de la etnia a la etnizacién del indio Que el concepto indio, al ser globalizante despoja de sus parti- cularidades a los grupos llamados indios, parece ser uno de los aciertos 18. Andrés Medina, “Identidad étnicay conciencianacional”, en: México Indfgena,No. 23, aio IV, Segunda época, julio-agosto 1988, pg. 5. 17

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