Lacan. Seminario 5. Cap. 20 Parágrafo 2 y 3 Cap. 22 Parágrafo 3 Cap. 26 Parágrafo 3

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LA DIALECTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA «que hoy quiero ilutrarles con un ejemplo, Que ejemplo? Es exigible que sea el primero, En efecto, silo que planteo es verdaderamente introductorio a todo lo ‘que se reiere ula estucturacion del inconsciente del sujeto por st relacion com el significante. hemos de encontrar nuestro ejemplo enseguida ‘Ya he mencionado agut lo que podemos seRilar en las primeras obser vaciones dela histeriatlevadas a cabo por Freud. Pasemas, pues, al ‘mento en que Freud nos habla del deseo por primera vez Nos habla de é1 a propdsito de los suefios. Hace tiempo les comen- 1é lo que Freud extrae del sueio inaugural de Irma, el sueRo de Iain yeccién. y no voy a tomarlo otra vez. Bl segundo sueBio es un suefio de Freud — porque también analiza algunos de sus suefos en la Traunelewnmng —ze sueno del to Joseph, Lo analizaré oto dia, porque ‘ex muy demostrativo e ilustra muy bien, en particular, el esquema de los ‘dos bucles entreeruzados — no hay mejor demostracion de os dos pisos fen los que se desarrolla un suefo, el piso propiamentesignificante, que ‘es el de la palabra. y el piso imaginario donde se encarna de alguna for- ima el objeto metonimico. Tomo, pues, el tercer suefio que Freud analiz6. Figura en el capitulo cuarto. "Die Traumentstellung”, "La transposicién del sueso", Esl suet de aquella a quien Hamaremos fa bella carnicera.! He aqut el sen — dice Freud. Quiero dar una cena, pero como provi siones slo tengo un poco de salmén ahumado. Quisirair de compas, pero me acuerdo de que es domingo por la tarde y todas las iendas es tin cerradas. Pienso en telefonear a algunos proveedores, pero el telé fono estéaveriado. De manera que he de renunciar al deseo de dar wna 1. Pua seguir is de ceca 3 Lacan optanos por una rade ao dl to Freud. Nel TT EL SUENO DE LA BELLA CARNICERA He aqui el texto del suefo, Freud anota escrupulosamente la forma en {que se verbaliza el texto de un sueno, y siempre y tnicamente a partir de esta verbalizacién, una especie de texto escrito del sve. le parece conce bible el andlisis de un sued, Le respondo, naturalmente, que s6lo el anlisis puede decidir sobre e1 sentido deestesuefo. En efecto, laenferma le habia replicado con este weit diciéndole — Usted dice que un sueno es siempre algo donde se realiza un deseo, aqui tengo las mayores dificultades para realizar mi deseo. Freud prosigue — Admito no obstante que parece a primera vista razonable y coherent, y todo lo contario del cumplimiento de un deseo, Pero, eles son los elementos de este suedio? Ustedes saben que los motivos de un suefo se encuentran siempre en los hechos de los dias EI marido de mi enferma es carnicero al por mayor: es un buen hom bre, muy activo. Le dijo hace algunos dias que estaba engordando de- ‘masiado y queria hacer una cura de adelgazamiento, Se levantaria tem prano, hari ejercicio, se atendria a una deta severa y no aceptaria mis invitaciones a cena. Ella fade, riendo. que su marido ha conocido, en la mesa de los habituales del restaurante donde come a menudo. & un pintor que queria toda costa pintar su retrato porque nunca habia en ‘contrado una eabeza tan expresiva, Pero su marido habia respondido, ‘con su habitual rudeza, que se lo agradecfa mucho, pero estaba persua dido de que el pintor preferiria, a todo su ostro. un pedazo del tasero de una bella muchacha. Mi enferma esté actualmeate may enamorada de su marido y siempre lo esti haciendo rabiar. También le ha pedido {que no le dé caviar. — ¢Queé puede querer decir esto? En realidad desea desde hace tiempo tener cada manana un empare- ‘dado de caviar, pero se niega este dispendio — o mejor. quizis no se concede esta licencia. Naturalmente, tendria enseguida ese caviar si se lo dijera a su marido, Pero le ha rogudo. por el contrario. que no se lo dé, para poder darle més la lata a este respecto, ‘Aqui, um parénesis de Freud. Esto me parece rebuscado, Esta clase de formaciones insuficients esconden por lo comiin motivos que no se ex presan, Pensemos en la manera en que los hipnotizados de Bernheim que ‘cumplen una misién posthipnétia la explican, cuando se les preguntan las zones, con un motivo visiblemente insficiene, en vez de respon: er: "No sé por qué lo he hecho”. El caviar de mi enferma seria un mati vo de esta indole, Advierto que esté obligada a erearse. en s vida un LA DIALECTICA DEL DESEO Y DE LA DEMANDA ‘deseo insatisfecho, Su suetlo demuestra este deseo como realmente no colmado. Pero, por qué necesitaba semejante deseo? (tra observacién de Freud, entre paréntesis. Lo que se le ha ocurtide hhasta ahora no ha servido para interpreta el suef, Inssto. Al cabo de ‘un ato, como conviene cuando hay que superar una resistencia, me dice que ayer fue a visita una de sus amigas, de quien se siente muy celo- sa porque su marido siempre habla muy bien de ella. Felizmente, la amiga es flaca, y a su marido le gustan las formas redondas. ;De qué hablaba pues esa persona flaca? Naturalmente, de su deseo de engordar Y le pregunté: “;Cusindo nos ivitaris oa vez? Siempre se come tan bien en vuestra casa.” ‘Ahora el sentido del sueio est claro, Puedo decile a mi enferma: “Es exactamente como si le hubierarespondido mentalmente: “Si, vamos! ‘Voy a invtarte para que comas mucho, engordes y le gustes ms toda- ‘via ¢ mi marido,;Prefeiria no dar ninguna comida més en mi vida!” El suefo le dice que no puede usted dar una comida, de forma que cumple ss deseo de no contribuir a hacer mas bella @ su amiga. La resolucién tomada por su marido de no aceptarinvitaciones a comer para no en- _gordar Ie habia indicado, en efecto, que las comidas mundanas engo dan.” Yaso falta una eoncordancia que confirme la soluciGn. Todavia no se sabe a qué corresponde el salmén ahumado en el sued. De ‘dénde viene que evogue usted en el sueno el salma ahumado?” — “Es, responde ella el plato predilecto de mi amiga.” Por easuaidad, co rnozco también a esa dama y sé que tiene con respecto al salmén ahu- ‘mado el mismo comportamiento que mi enferma en relacién con el ‘Aqui es donde Freud introduce el texto del sueio que supone otra inter: pretaciGn, que entraen la dialéctica de la identificaciGn, Se ha identificado ‘con su amiga, Si ella se ha dado en la vida real un deseo no realizado, es ‘como un signo de esta idemtficacion, es decir, en la medida en que se iden fffea conta otra. Creo que ya deben de percbir ustedes en este simple texto cémo se es- boza su lineamiento, Hubiera podido abrir cualquier otra péigina de la Traumdeurung y hubiéramos encontrado lamisma dialéctica. Este sueBo, que ha sidoel primero con el que hemos tropezado, nos mostra la dialéctica del seo y de Ia demands, que es particularmente simple en el histéxico, ‘Continuemos la lectura, para seguir hasta el final lo que este texto tan importante nos articula, En suma, es una de las primeras articulaciones 70 EL SUENO DE LA BELLA CARNICERA muy netas, por parte de Freud, de lo que significa laidentificacin histé rica. Precisa su sentido, Salto algunas lineas para no extenderme dma siado. Freud comenta en lo que se ama la imitaci6n histérica. la simpa- tia de histérico por el otro, y critica con mucha energia la simple reduc: ign del contagio histrico a la pura y simple imitacidn. El proceso de la idennificacian histérica, dice, es algo mas complejo que laimitactn his: 1érica tal como se suele representa, x como demostraremos con un ejen- plo se debe a deducciones inconscientes, Si un médico ha puesto con fotras enfermas en una habitacién de hospital a un sujet que presenta tuna especie de temblor, no se sorprenderd al saber que este accidente histérico ha sido imitado(..). Pero este contagio se produce mis o me nos de la forma siguiente. Las enfermas saben por lo general — habe {que ver el peso que tiene esta observacin, no quiero decir tan solo en la Epoca en que se hizo, sino aun hoy para nosotros — mas casas las unas de las otras de lo que el médico puede saber sobre cada una de ella. se interesan tambien las unas por la otras tras fa vista del médien. Ob servacién esencial. En otras palabras, el objeto humano sigue viviendo su pequeta relaciGn particular con el significante, incluso después de que el observador, behaviorista 0 no, se haya interesado en su fotografia, Una de elas ha tendo hoy suerisis las otras saben perfectamente que na carta, ecordéndole sus penas de anor u otras casas semejantes, ha sido la causa. Su compasién se connueve, hacen inconscientemente Siguiente examen: si esta clase le motivos acarrea esta clase de crisis, y9 también puedo tener esta clase de crisis —anticulacién del sintoma ‘elemental con una identificacién de discurso, con una situacién artical dda.en el discurso —, porque vo tengo los mismos motives. Si se ratard de conelusiones conscientes,susctarian la angusta de que se producea la misma erisis. Pero las cosas ocusren en ono plano pstquico ¥ cond cen a la realizacién del sintoma temido. La identificacin no es. pues. simple imitacién sino apropiacién debida a una eiologia idénrica: expre: sa um “como si" debido a una comunidad que persste en el inconscien re. El término apropiacidn no esta del todo bien traducido, Es més bien tomado como propio. La histrica se identifica preferentemente con personas con quienes he tendo relaciones sexuales, 0 que tienen las mismas relacionessexuales con las mismas personas que ella La lengua es por otra parte, responsable de esta concepcién. Dos amantesforman uno, dice Freud. El problema planteado aqui por Freud es la relacin de identifica con la amiga celosa. A este respecto quiero atraer su atencién sobre lo si a LA DIALECTICA DEL. DESEO Y DE LA DEMANDA auiente — el deseo que encontramos desde los primeros pasos del andl Sis, y a partir del cual se desarollard la soluci6n del enigma, es el deseo ‘cam insatisfecho. En el momento de este sue, la enferma estaba preocu- pada por crease un deseo insatistecho, ;Cudl es la funcidn de este deseo insatisfecho? Leemos. en efecto. en el suefio la satisfaceidn de un ane, el de tener un deseo insatisfecho. Y lo que descubrimos con respecto a esto, es la subyacencia de una situaci6n que es lasituacidn Fundamental dl hombre cenire la demands y el deseo. ala que trato de introducirlesy les introduzco efectivamente a través dela histérica, porque la histéricaesté pendiente de esta excision cuya necesidad acabo de mostrarles entre Ia demands y el ‘deseo, Aqui, no puede ser mis claro. Qué demand ella antes desu suefo. en la vida? Esta enferma tan ena- rmorada desu marido qué pide? Amor las histricas, como todo el mun- do, demandan amor. salvo que en ellas esto es mas aparatoso. {Qué desea? Desea caviar, No hay mis que leer, qué quiere? Quiere que no le den La cuestisn es precisamente saber por qué, para que una histérica man- tenga un comercio amoroso que le sea satisfactoro, es necesaro, en pri- ‘mer lugar que dese otra cosa, y el caviar no tiene aqui otro pape! mas que el de ser otra cosa, y. en segundo lugar, que para que esta ota cosa cumpla bien la funcida que tiene la misiGn de cumplit, precisamente no se le dé Lo que su marido quisiera es darle caviar, pero probablemente entonces se «quedaria mis tranquil. piensa ella. ¥ lo que nos dice claramente Freud es ‘ue ella quiere que su marido no le dé caviar para poder seguir amndose con locura es decir. darse la lata, hacerse la putea sin cess. Estos elementos estructural, aparte de que nos estemos fijando en tonomia de la dimensisn significante como el traumatismo o Ia esee- na primitiva, ;Qué ex pues? — sino aquella vida que se capta en una horrible apercepeisin de si misma en su extraeza total, en su brutalidad ‘paca, como puro significante de una existencia intolerable para la pro: pia vida, tan pronto se aparta de ella para ver el traumatismo y la escena primitiva. Es algo de la vida que se e manifiestaa s{ misma como. cante en estado puro y no puede articularse de ninguna manera ni r= solverse. En cuanto Freud empieza a articular lo que es un sintoma, im pica el trasfondo del significante con respecto al significado en la for- macién de todo sintoma, Lo que hemos estudiado en estos itimos tiemposen el histérieo nos per mite situar ddnde se encuentra el problema del neuréico, Se debe a lare- Jaci del sigificante con la posicién del sujeto dependiente de la deman 4a, Ahies donde el histérico ha de articular algo que Iamaremos provisio- ralmente su desso.y el objeto de este deseo en tanto que no ese objeto de Ta necesidad, Esto es lo que me llev6 a insistir un poco en el suefo tlamado de la bella carmicera, LOS CIRCUITOS DEL DESEO Ase pone de manifiesto con toda claridad.y Freud Io dice en los mis ‘mos albores del psicoanlisis, ue para el hstéico se trata de hacer subsis- tir el objeto del deseo como distinto e independiente del objeto de toda neces. La relacin con el deseo, con su consttucidn. con su manten- ‘miento bajo una forma enigmética en el trasfondo con respect a toda de ‘manda, ese! problema de histérico. {Qué es el deseo de mi histérica? Es lo que le abre, yo no dria el uni verso pero s'todo un mundo que ya es bastante vaste. debido alo que po- {demos llamar la dimensién de histerialatente en cualquier clase de ser hu mano en el mundo. Todo lo que puede presentarse como pregunta sobre su propio deseo, lo que hemos llamado lax. el indecible deseo, he aqui por (que la histrica se encuentra de entrada en comunicaciGn. en el mismo ni vel, con todo lo que pueda ocurir de esta clase en todos sus hermanos y hermanas histéricas, y ah esté, como Freud nos lo articula. la base de identficacin histrica, Toda histérica se hace eco de todo To relacionado ‘on la pregunta sobre el deseo tal como se plantea de orm efectiva en al- 2unos otros, sobre todo en la otra histérica. pero también en alguien que puede no ser histéric sino ocasionalment, incluso de forma latente, en Ja medida en que en él se ponga de manifiesto una modalidad histériea de lntear la pregunta, sta pregunta sobre su deseo le abe el mundo a a histérica. un mundo 4e idemtticaciones que la pone en ciertarelacin con la mascara. quero \ecir con todo lo que puede, de una forma cualquiera. fijary simbolizar. de acuerdo con cierto tipo la pregunta sobre el deseo, Esta pregunta. que la emparenta con los histéricos, que constituye tna llamada alos histéri ‘os en cuanto tales, Ia identifica con una especie de mascara general bajo 1a cual se agitan todas las formas posible de falta ‘Ahora fos ocupamos del absesivo, La estructura del absesivo tal como trato de adentrarme en ella esti designada igualmente por una de terminada relacién con el deseo. No es la Felacién d, sino otra que boy Hamaremos 4, La elacin del obsesivo con su deseo esté sometda x lo siguiente. que cconocemos desde hace tiempo gracias a Freud a saber. el papel precoz que en él a jugado lo que se llama la Enrbindung. la desunién de las pulsio nes, el aislamiento de la destruccién, Toda la estructura del obsesivo est

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