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em Tome Roc 4 Ro TORRES aAvieme ( 3) Los sistemas educativos en las sociedades multiculturales Las luchas sociales desde mediados de! siglo xx, de manera especial a partir de la década de los sesenta, en favor del reconocimiento de minorias y mayorias sin poder, de denuncia del sexismo, racismo y apartheid, han dado como resultado, entre otras cosas, la presencia en los centros escolares de nifios y nifias de minorias, de gru- os étnicos marginados y de inmigrantes pobres de paises sin poder; al tiempo que se hicieron més visibles las personas que hasta hacia poco eran mas invisibles y/o no gozaban de aceptacién (las nifias, las personas de idiomas y culturas minusvaloradas y quienes sufrian discapacidades psiquicas y fisicas). Una vez logrado el derecho a la escolarizacion, el paso que tales etnias oprimidas y grupos sociales «stan dando es el de la revision de las identidades que les fueron otorgadas; que les fueron impuestas por los colectivos que venian controlando todos los resortes institucionales de poder. Sus identidades, siempre definidas en términos de déficit, de manera negativa, servian para justificar su vida cotidiana como personas explotadas y marginadas. Estébamos ante un modelo de definicién del otro, considerar > todas sus dife- rencias respecto al modelo hegeménico como carencias, como hat.os y rasgos per niciosos o signos de incultura. Se negaba el valor de todo lo diferente, de lo que se producia al margen de las estructuras y ortodoxias dominantes. Los grupos silenciados y colonizados luchan ahora también er el campo cultu- ral por el reconocimiento de su identidad, reivindican su derecho a ser y los logros que les permitieron subsistir y avanzar camo pueblos, etnias, colectividades, ete. Como antes subrayébamos, el término multiculturalismo destapa la existencia de una sociedad en la que existe conflicto entre comunidades que poseen culturas espe cificas que rivalizan entre si, que no se aceptan mutuamente, sino que mantienen grados importantes de conflicto y lucha por tratar de ser tenidas en consideracién, por aleanzar un reconocimiento positivo. La aparicién del concepto multiculturalismo responde a las estrategias que las sociedades desarrollan para responder a la plurali- dad y evitar la rivalidad y el conflicto entre comunidades culturales y politicas que comparten un determinado territorio. En la conformacién de cualquiera de los modelos de sociedad por los que se opte, las instituciones escolares junto con los medios de comunicacién de masas de- sempefian un papel muy importante’. A través de los procesos educativos y de los di- ferentes programas de entretenimiento € informativos realizados por los mas influyentes medios de comunicacién las nuevas generaciones asimilan la cultura de la comunidad a la que pertenecen y/o en la que viven, internalizan valoraciones sobre sus logros y earencias. 1, Sin olvidar otros aspectos de la politica vigente que condicionan una integracién real, coma la exis tencia de leyes penales que no diseriminen a las personas inmigrantes, o de leyes que aseguren unta no discriminacién en ta sanidad, en el mercado laboral, en Ia seguridad social, en la participacién en la poli= tica ¢, ineluso, en la participacion en el ejército y en la defense nacional / spume wake BoMAFE ¢ coral 191 2 ies PODER y EDUcACION’ , Dercebinnr LO Entenderemos por cultura los conocimientos, modalidades expresivas, creen- cias, valores, leyes, costumbres, rutinas y habitos que las personas adquieren por for- mar parte de una determinada comunidad y que les identifican como integrantes de ella y, ldgicamente, les permiten comprender y comunicarse entre si. Esta cultura, en ta medida en que cada pueblo recurriendo a ella logra solucionar sus problemas y darle significado al mundo en el que vive, va por ello a tratar de preservarla, desa~ rrollarla y divulgarla; por lo tanto, es también este acerbo cultural el que acaba con virtigndose en el legado cultural en el que la institucién escolar se basa para seleccionar los contenidos y ejemplificaciones que considera de mayor interés de cara a facilitar la integracién y el desarrollo de las nuevas generaciones. Es sobre la base de este bagaje cultural como las personas se socializan, conforman y adquieren las capacidades y conocimientos con los que participar en la esfera econdmica, las capacidades de simbolizacién y contenidos para entender y participar en el ambito cultural, las destrezas e informacién indispensable para asumir derechos y deberes en cuanto ciudadanos y ciudadanas, para intervenir en la vida publica y politic: Es también en las aulas donde se aprende a controlar la vida emocional y las rela- ciones interpersonales; asimismo, es mediante la participacién en estos procesos edu- cativos como aprendemos a compaginar los intereses individuales y los colectivos, a desarrollar una personalidad individual y a colaborar en el progreso de la comunidad. Tres modelos para afrontar la diversidad Ante la diversidad cultural que va a caracterizar e! encuentro entre pueblos y colectivos sociales que estuvieron viviendo aisladamente, pero que ahora se ven for- zados y/o estimulados a convivir, la institucién escolar puede optar por tres diferen- tes modelos con los que afrontar esta situacidn: 1. La asimilacién. 2. El pluralismo superficial. 3. La educacién multicultural critica. La asimilacion En el primer modelo, el asimilacionista, la institucién escolar tiene la misién de evitar la diversidad cultural y linguistica e imponer una tinica lengua y cultura ofi- cial. Es preciso no olvidar que los sistemas educativos modernos fueron pensados, en gran parte, para promover la unicidad y homogeneidad cultural, lingiistica ¢ ideolé- gica. Una de sus metas era precisamente la de limitar la diversidad, propagar una de- terminada concepcién del conocimiento en todas y cada una de las parcelas del saber, un saber oficial; imponer unas pautas conductuales y de moralidad homogé- neas. Al igual que las industrias manufactureras trataban de estandarizar sus pro- ductos, las instituciones escolares debian uniformizar a las personas y culturas. Esta postura tuvo su mayor auge en los momentos en que se conforman los grandes Es- tados modernos. Tratar de dotar de una identidad politica, cultural y lingiiistica comtn a los diversos pueblos que conformaban el Estado era una de las grandes ta- reas que se le encomendé a la institucién escolar. Asi, por ejemplo, la obra de Dewey | 120 ofrece suficientes ejemplos de como se veia necesario «construir una cultura comuin» para lograr la vertebracién de lo que hoy conocemos como Estados Unidos de Nor- teamérica. Cada Estado-nacién construia sus propias nartativas a través de las que argumentaba la razén de su existencia y justificaba, asimismo, la ocultacién y/o minusvaloracién de lo que sélo se consideraba peculiar de una determinada zona territorial 0 pueblo sintegradon. Las distintas materias que componen el curticulo escolar tendrian entre sus funciones principales ayudar a conformar una cultura comin. De este modo, la en- sefianza de las matemSticas facilité la imposicién del sistema métrico decimal. Se logré asi la unificacion de los distintos sistemas de pesas y medidas que existian en un mismo territorio, al tiempo que se facilitaron los intercambios comerciales. Como consecuencta de la matematica promovida desde las instituciones escolares fueron desapareciendo unidades de peso como le arroba, la libra, el cuarterdn, la onza, la fa- nega, fa talega, el almud, la carga, el costal, etc.; unidades de longituid como la legua, el paso, la pulgada, el palmo, el pie, la vara, etc.; unidades de capacidad, como el cuartillo, la tinaja, la terrera, la cdntara, el pellejo, ete.; unidades de superficie como la yugada, el celemin, la cuartilla de tierra, la fanega, ete. La ensefianza de la histo~ ria contribuirfa a la imposicién de una tinica narrativa acerca del pasado y del pre~ sente de la comunidad. La seleccién de los eventos del pasado que se proponen como relevantes y de obligado conocimiento sirven a los poderes dominantes del momento para justificar la forma de organizacidn existente en la actualidad. En consecuencia, {os distintos bloques de contenido de esta materia tratan de argumentar las ventajes de haberse reunido los diferentes pueblos que componen el Estado para conformar un gran y poderoso pueblo. La ensefianza de la lengua y la literatura se convierte en el medio mas eficaz de imponer y hacer oficial un mismo idioma y una misma norma $tica; al tiempo, de un modo unas veces explicito, pero las mas de las veces por implicitos, se trata de convencer al alumnado de que las otras lenguas no oficiales son de eseasisimo valor, fo mismo que las producciones literarias que se sirven de ellas. La ensefianza de estas materias sirve asimismo para silenciar 0 desvalorizar @ aquellos escritores y escritoras de la lengua oficial que con sus escritos ponen de re- lieve temas conflictivos y denuncias de injusticias que los grupos sociales instalados en el poder no desean que afioren. Las asignaturas de geografia servian para refor- zar el vspiritu patridtico, ya que permitian aclarar a las nuevas generaciones las verdaderas fronteras de su territorio y contribuir a construir una identidad nacional, al tiempo que ayudaban a definir a la persona extranjera. No podemos olvidar que los mapas, a la vez que facilitan la comunicacién entre los pueblos, sirvieron de valiosisimo recurso para posibilitar la conquista y explotacion de los pueblos vecinos y lejanos. Las proyecciones cartograficas hasta época muy reciente eran propiedad de los ejércitos y, por ejemplo, los mapas topograficos de mayor escala, mas precisos y detallados, eran considerados documentos secretos. Las materias destinadas a la edu- cacién artistica ayudarian a legitimar unas determinadas obras de arte y estilos como los Unicos valiosos € idiosincrdsicos de la nacién; las restantes producciones sin reco- nocimiento ofiefal, lo maximo que lograban adquirir es el valor de «cultura populary. La etiqueta de’popular siempre aparece contrapuesta, de manera visible o latente, a la denominada «cultura oficial. De este modo, «cultura popular» es la denominacién 12i| ry con la que se refuerza todavia més la marginacién de todas aquellas experiencias, formas, artefactos y representaciones de determinados colectivos «sin poders que los grupos sociales hegeménicos desde posiciones institucionales de poder definen como de importancia menor o secundaria. Sin embargo, no siempre fue facil ni exitoso este proceso de asimilacién o in- corporacién de los colectivos sociales y culturales dominados en una narrativa hege- monica que se construia y reconstruia otorgando més valor a una determinada visién de la historia, a un especifico idioma y/o norma lingiiistica de los existentes en ese Estado. En la mayorfa de los casos en los que se aposté por esta politica, en mayor 0 menor grado, cada pueblo o cultura diferente de la hegeménica mantuvo algtin nivel de confrontacién para tratar de preservar su identidad cultural. Cuando esas culturas y lenguas que se pretendian asimilar estaban localizadas en un espacio territorial bien definido, se hacia més facil la resistencia a ese proceso asimilacionista. El problema se agrandaba cuando ese pueblo o cultura no disponia de un territorio especifico y sus integrantes tampoco poseian importantes resortes de poder econdmico, religioso, militar o politico. Este es el caso del puebio gitanc o de aquellos pueblos que fueron desposeidos de sus territorios y obligados 2 dispersarse Por el mundo como, por ejemplo, el pueblo palestino. E! pluralismo superficial Como una forma de solucionar los problemas de reconocimiento que deman- daban los grandes grupos sociales y culturales no hegeménicos, que eran mayorita- rios en un determinado territorio que compartian con otro mas reducido pero con todos los resortes de poder de su lado, se plantean las politicas de autonomia, La lucha por la autonomia politica y/o cultural, como ya vimos, tiene como objetivo tratar de lograr un estatus de igualdad con la cultura dominante. Cuando se comienzan a plantear este tipo de opciones autonomistas, es fre- cuente que los grupos politica y econdmicamente mas poderosos traten de resolver los conflicts que las comunidades y grupos sociales sin poder generan tratando de desplazar todas las miradas sdlo hacia la necesidad de un mayor reconocimiento; procuran orientar las reivindicaciones exclusivamente hacia la necesidad de recono- cer algunos valores culturales, la mayoria de las veces, sdlo en plan folklérico y tu- tistico (las fiestas populares, los dialectos e idiomas’ «familiareso, las danzas folkléricas...), cosificando identidades y, al mismo tiempo, obviando las condiciones materiales de vida de esos colectivos sociales y/o etnias desfavorecidas, la génesis de su situacién subordinada y marginada. Lo que se deja al margen es la consideracion de algunas de las raices que explican esas posiciones de marginalidad y subordina~ cién; es decir, en qué grado los modelos productivos, la politica linguistics, cultural, social y econdmica tienen responsabilidades. Centrarse solo en el reconacimiento es caer en un pluralismo superficial que puede servir incluso para acrecentar los nive- 2. En este caso se llegan incluso a fomentar los idiomas propias de esa comunidad, pero no se hace obli- gatorio su aprendizaje ni su uso El estatus de obligatoriedad sélo lo ticne el idioma oficial del Estado, no el de las autonomias, | 122 les de marginacién, para eclipsar y/o aplazar medidas de solucion mas urgentes. Este nuevo modelo de integracién fue el que orienté muchas veces el trabajo curricular en los centros escolares ubicados en el interior de las nuevas autonomias, llegando a caer en formulas de trabajo que podemos denominar como curriculo de turistas (To tres, 2000, cap. IV). En este tipo de propuestas escolares la informacion sobre comu- nidades silenciadas, marginadas, oprimidas y sin poder es presentada de manera deformada, con gran superficialidad, centrada en anécdotas descontextualizadas, etc. Su forma mas generalizada se traduce en una serie de lecciones 0 unidades didacti- cas aisladas destinadas a proporcionar al alumnado una toma de contacto con rea~ lidades y problemas de gran actualidad. Las situaciones sociales cotidianamente silenciadas y que, en general, se plantean como cuestiones problematicas en esa so- ciedad conereta en la que esta ubicado el centro escolar (las etnias oprimidas, las cul~ turas nacionales silenciadas, las discriminaciones de clase social, género, edad, etc.) pasan a ser contempladas, pero desde perspectivas de lejania, como algo que no tiene que ver con cada una de las personas que se encuentran en esa aula escolar, algo ex- trafio, exdtico o incluso problematico. Ademés, habitualmente se deja claro que su solucién no depende de nadie en concreto, que esté fuera de nuestro alcance; se sue- Jen contemplar un tipo de situaciones haciendo hincapié en que sobre ellas nosotros no tenemos capacidad de incidir. En la actualidad, el predominio de las politicas econdmicas neoliberales refuer- za este tipo de opciones descafeinadas, pues las identidades culturales y politicas son vistas como obstaculos de cara a un mercado nico, a una cada vez mayor homoge- neizacién cultural y lingiifstica que reclama el mercado. Pero también porque estos modelos economicistas no aceptan de buen grado un Estado comprometido con la defensa de los intereses de los grupos sociales y culturales no hegemonicos. Estos son quienes mas precisan de un Estado que proteja sus intereses y les garantice la crea- cidn de las condiciones que pueden dar lugar a una sociedad més justa y donde la igualdad de oportunidades no acabe siendo un eslogan vacio de contenido. Los mo- delos liberales son incompatibles con un Estado que protege a su ciudadania de la voracidad de los grandes monopolios econémicos. La lucha por el reconocimiento es algo que caracteriza, segun Fraser (20000), las movilizaciones de numerosos grupos sociales en torno a reivindicaciones bajo la bandera de la nacionalidad, la etnicidad, la raza, el género y la sexualidad. Luchas que esta autora denomina postsocialistas, dado que en tales planteamientos las dimen- siones de clase social quedarian en un lugar mas secundario. Estas luchas sociales vinieron en un primer momento centrandose en conseguir un reconocimiento de su lengua y cultura; reconstruir sus historias colectivas, que los grupos hegeménicos en el poder habian, en unos casos, silenciado y, en otros, mani- pulado para hacerles asumir que su falta de poder, las situaciones de marginalidad @ las que se veian abocados no eran otra cosa que el fruto de sus condiciones como seres inferiores. Las lineas discursivas colonialistas y explotadoras argumentaban la inferioridad de los colectivos sociales dominados aludiendo a sus capacidades inna~ tas, a que no les gustaba trabajar, que eran mas vagos, a que carecian de iniciativa, ete. por consiguiente, no podian aspirar a tener mayor poder 0 mejores condiciones de vida que las que en la actualidad disfrutaban. 123 | Estas luchas por el reconocimiento acostumbraron a centrarse en el redescu- brimiento de historias y, como reaccién al imperialismo, colonialismo o eurocentrismo y androcentrismo dominante, en exigir que se desterrasen todas aquellas informa- ciones, teorias, ideologias y legislaciones que se dedicaban a ignorarles 0 a deformar la realidad, consiguiendo justificar que las personas de estos colectivos no tenian derechos que reclamar ni justicia que exigir para abandonar las situaciones de ex- clusi6n en las que se velan inmersas. El esfuerzo de las personas de estos colectivos marginados y a los que desde el poder se venia condenando al silencio, al no dejarles espacios oficiales para de- batir sobre sus realidades, sus logros, sus aspiraciones y sus problemas, estuvo cen- trado en conquistar la presencia y el reconocimiento. Tengamos presente cémo, por ejemplo, en los momentos en los que el movimiento feminista lucha por los dere- chos de las mujeres uno de sus focos de reivindicacién en el sistema educativo es exigir la presencia de las mujeres en los libros de texto y materiales curriculares, en general. Los analisis de materiales se centraban en la cuantificacién del numero de hombres y mujeres que aparecian en las imagenes; incluso sz le prestaba mucha menor atencién a su presencia en los textos escritos. Con posterioridad, los niveles de exigencia se incrementan y pasan a demandar, ademas de mayor presencia de mujeres en las imagenes graficas de los libros escolares, que aparecieran desempe- iando tareas y puestos de trabajo que, en nuestra sociedad machista, ventan sien- do ocupadas exclusivamente por los hombres. Es a comienzos de los noventa ‘cuando nos encontramos ya con una propuesta de analisis de! sexismo en los libros de texto donde ya no basta con la presencia equilibrada de figuras femeninas y masculinas, sino que se exige que prestemos atencidn a qué lugares, tareas y roles desempefian las mujeres que aparecen representadas, qué dicen y qué se dice de ellas (Subirats, 1993). No podemos olvidar que una verdadera comprensién de las situaciones de si- lencio y marginacién obliga a tomar en consideracion las formas a través de las que éstas tienen lugar, 0 sea, detectar los discursos con los que tales colectivos son defi- nidos y las condiciones sociales y econémicas en las que desenvuelven su vida esas personas. Una mirada a la historia nos pone delante de los ojos cémo las mujeres, et- nias como la gitana, los pueblos del tercer mundo, ete. soportan situaciones de ex- clusién social, malviviendo en situaciones precarias ante una cierta pasividad de los hombres y grupos étnicos y naciones dominantes debido a los discursos explicati- vos con los que se vienen justificando sus realidades. Obviamente, los discursos culturales nunca estuvieron al margen de la econo- mia y la politica, Desvincular estas situaciones puede llevar a situaciones en las que la resolucion de tales injusticias se aleje atin mas. Asi, por ejemplo, numerosos con flictos de caracter nacionalista en el interior de Estados plurinacionales se agravan y complican endemoniadamente en la medida en que su obsesion por reconstruir y alcanzar un cierto reconocimiento les Heva a caer en esencialismos excluyentes, cuando lo que esas situaciones esconden, en la mayorta de las ocasiones, es que por el hecho de hablar un idioma con menos reconocimiento y vivir en un determinado territorio, las condiciones laborales y socioeconémicas, en general, son peores que las de quienes viven en otras partes de ese Estado y tienen otro idioma y otras formas | 14 de vida. Poner el énfasis en estas interrelaciones pondria de manifiesto la existen- cia de una sociedad con modos de funcionamiento injustos, pues, como Sen nos dice, {a justicia obliga a garantizar que todas las personas y colectivos dispongan de las condiciones para poder ejercer su libertad de accidi Los derechos politicos y humonos brindan a los individuos !o oportunidad de Hamar con energia lo atencién sobre sus necesidades generales y de demandar la adopcian de fos debidas medidas. (Sen, 2000, p. 188) Si asumimos que los colectivos sociales marginados y silenciados estan someti- dos a practicas econdmicas, laborales y sociales que tienden a reproducir su actual estatus, una politica comprometida con la justicia social obligaré a modificar y a tomar medidas en el mbito laboral y a disefiar medidas politicas que favorezcan una mejor integracion social. Mas, si observamos qué acontece en la actualidad, nos en- contraremos con que, con toda probabilidad, esos mismes colectivos suelen estar siendo bombardeados con discursos y prejuicios que tratan de justificar sus situacio- nes de exclusion social, afectando a las identidades que construyen esas personas, ast como a las interrelaciones que establezcan con otros grupos sociales mas privilegia- dos. Obviamente intervenir para corregir este tipo de situaciones de injusticia exige la reconstruccién de esos discursos de exclusién, la reevaluacion de esas identidades construidas desde el déficit, asi como la valoracion més positiva de aquellos produc- tos, artefactos, formas, lenguajes y tradiciones que no atenten contra los derechos de ninguna persona 0 colectivo social. Algo que va a permitir asumir y valorar positiva- mente la diversidad cultural. sLa gente que sufre tanto la injusticia social como fa in- justicia eeondmica precisa tanio de reconocimiento como de redistribuciOn» (Fraser, 2000a, p. 133). Lo cual no implica que en esta necesidad de reconocimiento y de re- distribucién no existan colectivos sociales que exijan mayores esfuerzos en una pers- pectiva que en otra. Asi, es probable que determinadas comunidades nacionales demanden mayor necesidad de reconocimiento cultural que transformaciones en la esfera de la economia y Ia produccion y, a la inversa, otras en las que son las situa~ ciones de injusticia distributiva las que generan mayores conflictos que la necesidad de un mayor reconocimiento. La educacion multicultural critica No es raro que las posturas multiculturalistas sean criticadas por apoyarse en esencialismos, en los que las identidades se consideran como algo fijo e inmutable; de ahi que una concepcién semejante acabe propugnando que todas las identidades me- recen respeto, que sus modos de vida son legitimos y tienen derecho a ser valorados y reconocidos. Sin embargo, no podemos olvidar que hay estilos de vida y comunida~ des que mantienen tradiciones y ritos que atentan profundamente contra derechos tan basicos como los derechos humanos y que se perpetian y arraigan porque no se acostumbran a someter a andlisis nia debate en situaciones de igualdad y libertad. Esencializar las diferencias o las identidades supone no asumir que sus peculia~ ridades e idiosincrasia son fruto de procesos historicos, de condiciones de vida y tradiciones que, si en un pasado se apoyaban en argumentos y/o en posiciones de fuerza que no facilitaban imaginar otras formas de vida, en la actualidad los proce- 125 | (a sos de globalizacién en los que estamos inmersos, asi como el mayor desarrollo cultural nos permiten constatar las tremendas injusticias que tales identidades vehiculizan. Comparemos la situacién de las mujeres hace trescientos afias y en la ac- tualidad, diferenciando incluso por paises, religiones y opciones politicas. Revisar esas posiciones esencialistas y fundamentalistas que explicaban el porqué de la subordina- cidn de las mujeres a los hombres es lo que permitié caer en la cuenta de que no nacieron para vivir sometidas al hombre y sin posibilidades de autonomia en todas las esferas de la vida, tanto publica como privada. Someter a revisién critica los esen- mos es lo que permite desenmascarar las operaciones mediante las que a un de- terminado colectivo social, sexo, etnia 0 raza se les venia convenciendo u obligando a conformarse en las situaciones de exclusion a las que estaban sometidos. La refle- xion critica permite detectar los discursos con los que se justificaba su inferioridad, sacar a la luz las practicas mediante las cuales se les impedia acceder a un puesto de trabajo remunerado y a un salario digno. Es imprescindible preguntarse qué tipo de politicas culturales, sociales y eco- némicas son aquellas que permiten reconocer identidades y valorar las diferencias que no atentan contra los derechos humanos. Algo que conlleva poner de manifies- to la continua reelaboracién de las identidades a través de mestizajes enriquecedo- res o de procesos de interculturalismo; es decir, asumir que las identidades son procesos abiertos, que deben servir para enriquecerse mutuamente todos los colecti- vos diferentes que comparten un territorio. «Las diferencias culturales pueden ser elaboradas libremente y mediadas democraticamente slo basandose en Ja igualdad social» (Fraser, 1997, p. 248). Es imprescindible, por tanto, tratar de conformar socie- dades en las que el multiculturalismo no se apoye en discursos y practicas esenciali tas y que, al mismo tiempo, se viva como un compromiso por hacer sociedades mas justas ¢ igualitarias. El sistema educativo en todas sus etapas tiene que prestar atencidn a los nive- les de intolerancia que se pueden llegar a promover, en la medida en que se oculten, distorsionen o difamen culturas, creencias, costumbres, aspiraciones de colectivos humanos, cuyos miembros tienen derecho a convivir en cualquier lugar de este pla~ neta, Por consiguiente, una educacion verdaderamente democratica y respetuosa de los derechos colectivos y de la persona tiene que llevarnos a sacar a la luz las dife- rentes manifestaciones de discriminacién que se dan en nuestras sociedades. Entre éstas podemos distinguir siete modalidades (Moodley, 1999): 1. Discriminacién legal. Cuando las legislaciones otorgan distintos derechos en funcién de la pertenencia 0 no de los ciudadanos y ciudadanas a una deter- minada raza, género, nacionalidad o clase social. Un ejemplo tipico son las politicas de apartheid, y las de discriminacién en los derechos para acceder a puestos de trabajo y percepcién de salarios seguin se trate de hombres 0 mujeres. 2. Discriminacién cientifica. Este tipo de discriminacién se sustenta en discursos cientificos que tratan de argumentar y naturalizar comportamientos huma- nos distintos por pertenecer a una determinada raza, género, nacionalidad 0 clase social. Entre los numerosos ejemplos que cabe citar estan las investiga~ 1126 ciones cientificas que tratan de justificar capacidades mentales y destrezas diferentes a las personas de raza negra y a las de raza blanca, a hombres y @ mujeres, etc. (Torres, 2001, pp. 164-184). Discriminacién social. Se manifiesta en las dificultades reales que determina- dos colectivos sociales tienen para obtener un determinado puesto de trabajo y salario, vivir en determinados espacios geograficos, acceder a determinados lugares ser respetado y valorado. La situacién de marginalidad en la que viven se refuerza con los estereotipos y prejuicios que el resto de la poblaci6n tiene sobre cada uno de los integrantes de estos grupos y que contribuye a repro- ducir las actuales situaciones de pobreza y exclusion. Este tipo de discrimina- cidn es la que ejercen los ciudadanos y ciudadanas de las clases y grupos sociales privilegiados con independencia de lo que digan las leyes. Son las ex- clusiones sociales que se producen sobre la base de la ignorancia, prejuicios estereotipos introyectados, asi como de las ventajas puntuales que reporta la explotacién de las personas de los grupos marginados. Discriminacién cultural, Esta modalidad de discriminacion se apoya en de- terminadas jerarquias y valoraciones acerca de la superioridad de determi- nadas culturas y lenguas frente a otras. Una variedad de esta discriminacion es el eurocentrismo 0 el afrocentrismo, o sea, el considerar que las produc~ ciones culturales de un determinado pueblo, etnia o pais son superiores por definicion a otro; otro fendmeno es el caso de los imperialismos que utili- zaban la imposicién del idioma de la metrépolis como principal mecanismo de colonizacion. El hecho de reconocer que en los contenidos culturales que se valoran en la sociedad y se trabajan en las aulas de modo obligatorio exis ten voces silenciadas es una muestra patente de que sélo importa lo que hacen, por ejemplo, los hombres blancos occidentales sanos, guapos, cris tianos, de clase media y que viven en ciudades de pafses poderosos. Discriminacién econdmica, Es una de las principales formas de discrimina- cidn e incide directamente en todas las demas. En las sociedades capitalistas el tener menos posibilidades de obtener dinero suficiente para vivir con dig- ridad es algo que experimentan con demasiada frecuencia, por ejemplo, las personas pertenecientes a etnias minoritarias sin poder, un ouen grupo de mujeres, las personas de las clases bajas y de colectivos sociales excluidos. La pobreza es fruto de una injusta distribucion y aprovechamiento de los re- cursos de que dispone una sociedad. Discriminacién religiosa. Se manifiesta mas crudamente en aquellos paises en los que no existe una clara independencia entre los poderes puiblicos y las iglesias y religiones. Un Estado confesional tiene muchas mas probabili- dades que otro laico de generar diseriminaciones sobre las personas 0 co- lectivos sociales que no comparten esa religion 0 son ateos. Discriminacién psicolégica. Es ta modalidad de exclusion que se produce cuando las personas interiorizan un autoconcepto negativo sobre si mismos © sobre algun otro colectivo social. Cuando las personas introyectan una imagen negativa de si mismas, a través de sus interacciones con otras per~ sonas, limitan sus expectativas personales porque se sienten sin derechos ni 127 | reconocimiento. Entre las causas de esas introyecciones podemos citar las de vivir en un determinado territoria en el que quienes controlan los medios de produccién y de comunicacién mantiene conductas excluyentes, por ejemplo, sobre las mujeres, o sobre las personas de religién musulmana, 0 de etnia gitana, 0 inmigrantes de un pais pobre, o sobre quienes tienen al- guna discapacidad fisica y/o psiquica, o son de clase obrera o pertenecen a un colectivo social marginado y excluido. Este tipo de diferenciaciones en las modalidades de discriminacién estan muy interrelacionadas y muy dificilmente se encuentra un grupo humano o persona dis- criminada como fruto de una sola de estas modalidades. La distincidn de estas dife- rentes formas es util, de manera especial a la hora de las intervenciones para solventarlas, pues nos indican la necesidad de diversas medidas que hay que tomar: reformas legislativas, culturales y educativas, cientificas, sociales, econdmicas y labo- rales, Medidas que, a su vez, exigirian potenciar una mayor participacién democrati- a de la ciudadania en la gestién de los asuntos puiblicos. Un modelo pedagégico preocupado por hacer frente a este tipo de injusticias sociales obliga a asumir una filosofia de educacién multicultural critica, dejando de manifiesto un triple compromiso: + Contribuir al reconocimiento piblico de los grupos oprimidos, luchando con- tra su silenciamiento o la denigracién de las personas que los integran; sacan~ do a la luz como su situacién és consecuencia de la imposicién autoritaria de una determinada historia sesgada, de discursos que s6lo exaltan la cultura de los grupos dominantes. + Promover la tolerancia y el respeto mutuo como valores idiosinerasicos de la ciudadania democratica. + Facilitar la comprensién de las situaciones de exclusién y marginacién social destacando como las estructuras econdmicas, sociales y politicas generan y reproducen tales situaciones, en la medida en que al tiempo que benefician a unos colectivos perjudican a otros. El multiculturalismo, tal y como nos recuerda Guttman (2001, p. 371): Se refiere a un estado de la sociedad y el mundo que contiene gran cantidad de cultu- ras (0 subcuituras) que inciden unas sobre otras en virtud de las interacciones de los individuos que se identifican con (0 confian en) estas culturas. Por lo tanto, la institucién escolar desempefia un papel fundamental también en la conquista de sociedades mas justas y democraticas. En un modelo semejante al que acabamos de describir, tanto estudiantes como docentes contraen compromisos muy especificos. Asi, el alumnado estar obligado a: = Incorporar una perspectiva global. Asumir el andlisis de los contextos sociocul- turales en los se desarrolla su vida, asi como de los de las cuestiones y situacio- nes que sometan a estudio; atender a las dimensiones culturales, econdmicas, politicas, religiosas, militares, ecologicas, de género, étnicas, territoriales, etc | 128 (frente a una educacion mas tradicional en la que la descontextualizacién es tuna de las peculiaridades de la mayor parte de todo lo que se aprende). . Sacar a la luz las cuestiones de poder implicadas en la construccion de la ciencia, asi como las posibilidades de participar en dicho proceso. + Dejar patente la historicidad y condicionantes de quienes construyen la ciencia y el conocimiento; no silenciar sus biogratias para demostrar como Jas condiciones histéricas y los contextos sociales influyen en las tomas de decision que acompafian todo el proceso de investigacién y aplicacién del conocimiento. Esta condicidn es de capital importancia en las actuales so- ciedades informacionales « Incorporar la perspectiva histérica, las controversias y variaciones que hasta el momento se dieron sobre el fendmeno objeto de estudio; a qué se debie~ ron, a quiénes beneficiaban, etc. Incidir, por lo tanto, en la provisionalidad del conocimiento. = Integrar las experiencies practicas y aisladas en marcos de ondlisis cada vez més generales e integrados. Fs ésta una de las maneras de afrontar un co- nocimiento demasiado fragmentado que impide entender su verdadero sentido y significado. . Atender a dimensiones de justicia y equidad en las cuestiones objeto de es- tudio e investigacién. Convertir el trabajo escolar en algo que permita poner en practica y ayudar a la comprensidn de las implicaciones de diferentes po- siciones éticas y morales. « Promover la discusién de diferentes alternativas para resolver problemas y conflictos, y poder detectar sus efectos colaterales. = Evaluar y reflexionar sobre las acciones, valoraciones y conclusiones que se suscitan en los centros de ensefianza 0 en las que se ven comprometidos. = Aprender a comprometerse en la aceptacién de responsabilidades y en la toma de decisiones. Aprender a-asumir rigsgos y a aprender de los errores que se cometen. A su ver, el papel del profesorado se ve directamente afectado ya que estara obligado a: = Partir de y valorar la experiencia y conocimiento del propio alumnado, Fa~ cilitar la confrontacién de sus asunciones y de sus personales puntos de vista con los de otras personas para generar conflictas sociocognitivos que les obliguen a construir un conocimiento més objetivo y relevante. = Promover en las aulas el estudio de ejemplos positivos, de cémo se superan situaciones de marginacién y opresién. Ejemplos en los que se destaquen las posibilidades de superar situaciones de marginacién y opresién, de acceso a mejores condiciones. Este compromiso obliga a incorporar como contenidos del curriculo realidades en las que queden de manifiesto las oportunidades de participar en instancias de poder social, cultural y econdmico por parte de los grupos minoritarios étnicos y culturales. = Potenciar la personalidad especifica de cada estudiante; sus estilos y cara teristicas personales. Llegar a convencerse del valor positivo de la diversi 123] ( dad personal es algo imprescindible para llegar a asumir la de otros pueblos y culturas. « Emplear estrategias de ensefianza y aprendizaje fléxibles y participativas. Convertir jos centros de ensefianza en espacios en los que las tareas escola- res se lleven a cabo en grupos cooperativos de trabajo. + Prestar especial atencién a la integracién de estudiantes de diferentes grupos étnicos y niveles culturales, de distintas capacidades y niveles de de- sarrollo, Por consiguiente, comprometerse con una educacién multicultural critica im- plica asumir como punto de partida que vivimos en una sociedad racista; 0 sea, que las estructuras econdmicas, politicas, culturales ¢ ideoldgicas de nuestras comunida- des favorecen més a quienes pertenecen a una determinada raza, la blanca 0 caucd- sica, y son considerados por las leyes vigentes como ciudadanos y ciudadanas con plenos derechos. Para tratar de hacer frente a estas situaciones de injusticia, también a la educacién se le otorga un papel muy importante, pues se ve en ella la posibili~ dad de capacitar a las personas para desmantelar los discursos, practicas y estructu- ras que reproducen el racismo. Ahora, el énfasis se pone més en analizar los grados de justicia social a los que tienen derecho los ciudadanos y ciudadanas y en tratar de desvelar qué mecanismos son los que ayudan a perpetuar situaciones de desigualdad y desventaja social. Desde esta filosofia se pretende coger al toro por los cuernos, asumiendo que los modelos de organizacién, las estructuras de nuestras sociedades producen personas racistas. Para hacer frente a esta politica y cultura de la desigualdad es preciso desmontar de manera contundente todas las ideologias racistas, en especial las de corte biologicis- ta, que imposibilitan el andlisis y la puesta en cuestién de los modelos de funciona miento de que se dota cada sociedad, de sus estructuras politicas, econdmicas, culturales, militares y religiosas. Como pone de manifiesto Touraine (1995, p. 16) I multiculturalismo sdlo tiene sentido si se define como !a combinacién, en un terri- torio dado, de una unidad social y de una pluratidad cultural mediante intercambios y comunicaciones entre actores que utilizan diferentes categorias de expresiin, andlisis ¢ interpretacién. No obstante, hay que subrayar que tales intercambios tienen que establecerse desde posiciones de respeto y didlogo democratico. Algo para lo que es preciso un es- fuerzo con plena consciencia de las dificultades, dados los procesos de sccializacién a los que fuimos y estamos siendo sometidos constantemente y que vienen caracte- rizados por un notable absolutismo y fe en el monoculturalismo y eurocentrismo. Sin embargo, es preciso ser conscientes de las limitaciones del sistema educati~ vo para hacer frente a todos los males sociales. La historia nos ensefié que cuando algunos colectivos sociales se encontraban marginados, como por ejemplo las muje- res, para solucionar su situacién, no recurrieron exclusivamente a medidas en el sis- ‘tema educativo, sino que forzaron otras formas de discriminacién positiva en el resto de las esferas en las que se articula el funcionamiento de la sociedad: medidas en el | 130 Ambito de la produccién y de la economia en general, en el de la politica, en et . bito social y familiar y, por supuesto, en la esfera de la educacian. Es imprescindib, exigir el concurso de todos aquellos organismos econémicos, politicos, culturales y sociales que estan implicados en los modos de funcionar de nuestras sociedades. Es importante caer en la cuenta de que la solucién de los problemas de marginacidn re~ quiere intervenciones simultaneas y coordinadas en diferentes Ambitos y no sdlo en uno de ellos. Necesitamos politicas de mayor coordinacién entre los distintos minis- terios y administraciones, si realmente deseamos construir una sociedad mas huma- na, justa, solidaria y democratica. En esta direccidn es interesante la creacidn en 1997 en el Reino Unido por parte del gobierno de Tony Blair de la Unidad de Exclusién Social de cara a promover la in- tegracién de las medidas dirigidas a ayudar 2 todos los colectivos socialmente mas desfavorecidos. Entre las funciones de esa unidad estan las de pedir cuentas a los mi- nisterios correspondientes cuando stis politicas no parezean contribuir a terminar con la exclusién social. Con independencia del éxito que pueda tener esta medida propugnada por un gobierno laborista un tanto descafeinado, como es el presidido por Tony Blair, lo importante es caer en la cuenta de que la solucidn de los proble- mas de marginacién requiere intervenciones simultaneas y coordinadas en diferentes Ambitos y no sélo en uno de ellos. En una democracia, las personas tienden a conseguir aquello por lo que se mo- vilizan y, por el contrario, normalmente no consiguen aquellas cosas que no recla- man. Referencias bibliograficas BAUMAN, Z. (2003): Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madtid. Siglo xxl. ine FRASER, N. (1997): lustitia Interrupta, Reflexiones criticas desde Ia posicién epost- socialists, Santafé de Bogota. Universidad de los Andes y Siglo del Hombre. ~ (20000): «De la redistribucién al reconocimiento? Dilemas de la justicia en la era “postsocialista"s, New Left Review, 0, pp. 126-185. — (20006): «Nuevas reflexiones sobre el reconocimienton. 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