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‘ai. Revista de Fiosfia, ° 26, 2002.77.85 La tradicién revolucionaria y su tesoro perdido ‘Resumen: Este ariculo part de a completa de a concepcidnarenatiana de ascii ata de mostrar como punto en el que converge lineas 4 preocupaciones de orden muy diveso. En Sobre ta revotucin emerge of dena al gue Arend se enfrend: por una pane, el carder contingent, limpevisible y espontinco de la accion Ia inhabi Tita para funder insiuciones durables y; por otra, las insttuciones durables paren imponet nites cualquier noci ftua, entendida come acto de Iterapsion 0 como nuevo inicio. Ye al il del tratamiento de este dlema, este anedlo pretend ‘mostrar que e esa oa Arendt entende tambien Ja acim revolucionara como iterupcion de los ‘moxemos process moderns derivados dela ro- ia acin humana pero que adquieren un cardter ‘qusi-ntua, Palabras clave: Revolucidn, liberia, politica _acein, performatvidad, atvida, 1. Sobre la revolucién FINA BIRULES* Abstract: This paper stan from the complexity ‘ofthe aendtan conception ofthe action an ries to show It as a point in which diferent and heterogeneous tines and concerns converge. Ia (On revolunon Aten faces wp tothe fllowing lemma: in on the one had, the contingent, ‘unpredictable and spontaneous character of ation Usable ic for ereatng lasting insiuions and on the ober lasting instations seem to st limits 0 any future ation i we understand i as a act of Imemupion of a a new beginning. Ad inthe course ofthe analysis oF this dir, the atcke Ines to show tha inthis work Arend also thinks on revoluion a an ineruption of the modem processes and the automatisms sarod by human sciion but runing out of conto Key words: Revolution. Frossom, Politics, Action, Performativity, Authority En 1961, en el prologo a su libro Entre ef pasado y fiauro, Hannah Atendt escibi La historia de las revoluciones —desde el verano de 1776 en Filadelfia y el de 1789 en Paris al otono de 1956 en Budapest—, que politicamente explica con detalle Ia historia secreta de Ja Edad Moderna, podria ser contada, en forma de pardbola, como la leyenda de un viejo. {esoro que, en las mds diversas circunstancias, aparece sibita e inesperadamente y desaparece de nuevo, en condiciones misteriosas diversas, como si se iratara de una fatamorganal Focha de recep: 2 julio 2002. Fecha de acepacin: 5 septembre 2002 Universitat de Barcelona birules trivium ghabes 1 Arendt, Hannah, ‘ne runfacoy gue poa haber sido una posible fuente de resistencia al ftaltaamo del silo XX, que,cn cambio, mo pd ser eombatido con ls heramientas dela revolueion que se ha converido en modelo de cualguir cambio en Ia Segunda modemidad, la frances La roditin evolucionara ys sor pen 79 En esta obra, Arendt, ficl a Ia idea segtin ta cual pensar tiene que ver con distinguir, rabaja ais- lando conceptos, siguiéndoles la pista, enmarcéndolos: asi que, en sus manos, el acto de teorizar tiene algo que ver con reencontrar,recuperar y destilar un sentido que se ha evaporado. En este con- texto, el pensar es casi un acto de memoria o de recuerdo. Esto es, Arendi trata de rastrear las hue~ as de tos conceptos politicos, hasta Hegar a las experiencias coneretas y, en general, también politicas que les dieron vida. Este tipo de pensamiento, que se traduce en continuas distinciones con- ceptuales, no s6lo intenta remediar el hecho obvio de que, en palabras de Mary MeCarthy, «en el ‘mundo modemo la mayoria de discursos estn rodeados de una suerte de contorno verbal borroso>"", sino que sugiere que el empleo corecto de las palabras no es una meta cuestidn de gramiética logica, sino de perspectiva histirica, ya que, en términos de Arendt, una scierta sordera a los significados lingiisticos... ha tenide: come consecuencia un tipo de ceguera ante las realidades a tas que corres ponden ‘Arendt nos recuerds: que kt palihra srevoluciGn», en su sentido literal, significa un movimiento recurrent, cilico, un retorne °: en sus origenes, como término astronémico,alcanzé una importan- cia creciente en el ambiti de Las viencias naturales, gracias a la obra de Copémnico, Sobre las revo~ luciones de los orbes cel vies. Lin exe contento, designaba el movimiento rotatorio de los cuerpos celestes, regido por loses stenas « cualquier influencia del poder humano, algo que concedta a las revoluciones un carictet «le tresistibiidad. Por decirio con palabras de Octavio Paz: Revolucién es un shea que contiene la idea de tiempo ciclico y, en consccuencia, Ia de regularidad y repeticwn de los cambios. Pero la acepcién moderna no designa la vuelta lerna, el movi uisular de los mundos y de los astros, sino e] cambio brusco y defini- tivo, el tiempo crcl se rope ¥ un nuevo tiempo comienza, rectilineo... un haz de signifi- caciones muck. precimnencia del futuro, creeneia en el progreso continuo y en Ia perfectibilidacl de Li vspwcie. racionalismo, descrédito de la tradicién y la autoridad, huma- Asi, pues, inicialmentc en la primera modernidad a la palabra revolucién Je eran extrafias dos ccaracterfsticas que. en el s+ ahuluris heredado del siglo XIX, aparecen asociadas a ella: la novedad y la violencia. 2. Lallibertad entra en escens Asi, Arendt subray. qus st ew fos revolueionatios europeos y americanos del XVII fueron quienes aplicaron miciatoricaments la palabra revolucién al ambito politico, entendan todavia sus aeciones en términos dle restautacion de un orden de cosas pasado, de un retomo. ¥ eseribe que ti camente «durante el curw) ke amas revoluciones, sus actores Tlegaron a tener conciencia de la imposibilidad de la restauraviin » de la necesidad de embarearse en una empresa totalmente iné- 10 Palabras de Mary MeCarihy en -On Hannah Arendt» (Hil. M.A..comp.. Hana Arend: The Recovery of he Pubic World, Nueva York, St. Mamin’s res. Exist ira cast em Def hstoria ala acc. pp. 139 985). 11 Vease On Violence, Nueva Yors, Harcoum Brace and World 1965; actunlmenteen Arend, Hannah. Crile la replica, Modi, Taurus, 1973, pp. 145-0. 12 Koselcck, Reinhart, Futur psa, Pais, Barcelona 1993, pp. 7088 13 Paz, Octavio, Corriente alters, Mesico, Siglo XX1, 1981, p. 15, 80 Fina Biratés dita», y ahade que fue en aquel momento que «a propia palabra «revolucién» habia ad nuevo significado»'". Esto es, al omar conciencia de la imposibilidad de reanudar el hilo de la tra- dicién, Jos revolucionarios se apercibieron de la novedad absoluta, de la posbilidad de insituir un nuevo orden politico. De este modo, ya desde el siglo XVII, la idea central de revoluci6n apuntaba 4 la instauracién deta libertad, 0 To que es lo mismo, la fundacién de un cuerpo polfico que garun- tizase el espacio en el que la libertad pudiera manifestarse, aparecer. Oigamos de nuevo a Arendt: Desde 1 momento en que las revoluciones habian iniciado su marcha y mucho antes que aquellos que estaban comprometidos en ellas pudiesen saber si su empresa terminaria en vic- (oria 6 en desastre, la novedad de fa empresa y el sentido fntimo de su trama se pusieron de ‘manifesto tanto a sus actores como a sus espectadores. Por lo que se refiere a su trams, se trata incuestionablemente de 1a entrada en escena de la Hiberta A partir de estas palabras resulta claro que el fenémeno de la revolucién moderna no es asimila- ble @ un mero cambio de gobiemo, « una insurreccion o a la guerra civil, a pesar de la incapacidad de los revolucionatios para teorizar sus propias acciones. En su libro, Arendt parece celebrar la revolucién como una manifestacién de la capacidad casi milagrosa de los seres humanos de iniciar, de hacer aparecer lo inédito, de hacer saltar por los aires el continuum histérico. El acento ests, pues, en el establecimiento de un nuevo origen, en el inicio, en a fundacién, en la introduccidn de algo nuevo en el mundo, pero al mismo tiempo la revolucién es entendida también como el gesto de inte- rupeiGn de procesos desencadenados por la propia acciém humana’, ‘Como decia antes, con la revolucién entra en escena la libertad. Pero aclaremos que, en el con- texto de las reflexiones arendtianas, no se trata de la libertad como un atributo del pensamiiento 0 de la voluntad; cuando Arendt habla de libertad, en tanto que realidad politica, no esté indicando unas condiciones o atributos relativos a un individuo para ser considerado libre, sino unos prerrequisitos, del Ambito pablico. La libertad politica se da como realidad cuando los individuos tienen la posibi lidad de aparecer y de distinguirse en un espacio de pares por medio de ta palabra (lexis) y de la acciGn (praxis) Ser libre y actuar son una y la misma cosa, de modo que la libertad se convierte en tun atributo de la accién y por extensidn del espacio donde es posible la accién. La estera pablico- politica, recontémoslo, es la esfera del estar en comin, y no porque quienes en ella habitan tengan un {inico y comin objetivo, sino fundamentalmente porque todos los que en ella participan tienen algo fen comin: comparten el mundo, En la esfera piiblica secularizada el mundo es el espacio que hay entre los hombres, y no hay que olvidar que el mundo, a diferencia de los espacios que son resultado el trabajo de nuestras manos, no sobrevive a la realidad del movimiento que lo genera: no s6l0 se desvanece cuando los humanos desaparecen, sino también con la desaparicién de sus acciones. De 1 Arendt, Hanna, Ste kr eva 9.4, 1S. Sobre la revolucis, p29, 1G No tay que olvidar que Arendt se toma realmente en setio el cardtercontngeate de la sccm y s frapitidad, Basta recordar emo en La conc lumana (Paidés, Barcelona 1993, §25 y § 32) subeaya las frstaciones dela 2ccién —su carter ilimitado, imprevisiblee reversible y exeibe que por medio de la acc «se ineian procesos euyo resultado nose puede vain, de manera que la insegurad ms quel fragliad pasa a ser cl caréter decisivo de los asuntos humanoss. Em est sentido puede entenderse (y ast lo hace Margaret Canovan, «Amber escaltor. Arent et ‘action comme interuptions en Tasin,Eenne, ed. aah Arendt. Luma condition politique. Pais," Harmatsn 2001, pp. 108 ys.) la accinrevolocionaria como interupcién de los moderns procesos que smenazan el mundo amano, La radii revolucomaria ys son pend 81 ‘modo que el espacio de la politica se da potencialmente alli donde las personas se retinen, pero s6lo Potencialmente, no necesariamente ni para siempre, Se trata pues de tna posibilidad, no limitada a tun tiempo 0 a un espacio preciso, y Arendt lo sita en los momentos de interrupcidn de la historia: los consejos hingaros, la revolucién de los estudiantes, los episodios de desobediencia civil, ete. En Sobre fa revolucion Arendt hace coincidir este concepto de accién libre con la accidn revolue cionaria, y distingue entre «liberacién» —cuyos frutos serian la ausencia de eoercién y la posesin del «poder de locomociGn»— y «libertad». Asi, podemos leer: La liberacién de 1a necesidad puede ser condicién de la libertad, pero en modo alguno con- duce directamente a ella. Si hay una idea de libertad implicita en la liberacin slo puede ser ‘negativa y, por ello, la imtencién de liberar no se identifica inmediatamente con el deseo de libertad” Ni la libertad es, pues, resultado automético de la liberacidn ni el nuevo orden es consecuencia automitica del fn del antiguo, Sélo se puede hablar de revolueién cuando la libertad esta institu, «sto es, el concepto de libertad positiva remite ala capacidad coral de dar vida y de panticipar en un hnuevo orden politico. De este modo, Arendt parece decidida a afrontar la idea de un poder iri, siempre potencialmente presente ¢ idemificado con la libertad. De manera que el caricter potencial del espacio politico queda reforzado por la nocién arendiiana de pader. En tanio que dynamis el Poder no es pose‘do por los individuos individuaimente considerados, sino que, como hemes visto, consiste en relaciones y vive de ellas. ¥, precisamente por este motivo, no puede ser cedido 0 de gzdo en otros. A partir de ahi se entiende la critica 0 cl alejamiento de Arendt de ideas tales como las de soberania y representacién, o de la tradicién contractualista, El Gnico modo de pavimentar un espacio nuevo, de generar islas de seguridad en un océano de inseguridades o de interrumpit los pro esos que amenazan el mundo humano es mediante el poder de hacer promesas mutuas,alianzas Asi, Arendt distingue nftidamente entre el contrato social y el contrato mutuo: el llamado contrat ‘social es suserto entre una sociedad y su gobernante y consisteen un acto ficticio e imaginario en el ‘que cada miembro entrega su fuerza y poder aislade para constituir un gobierno; lejos de obtener un huevo poder, cede su poder realy se limita a manifestar su consentimiento a ser gobernado, En cam. bio el contrato mutuo, mediante el cual los individuos se vinculan para formar una comunidad, 3¢ basa en la reciprocidad y presupone la igualdad y «su contenido real es una promesa y su resultado ¢s ciertamente una sociedad, en el aniguo sentido romano de societas, que quiere deci aianza, Tal alianza acumula la fuerza separada de los participantes y los vincula en una nueva estructura de poder en viru de promesas libres y sinceras»". Hay, pues, que entender la libertad eomo liberacién del dominio y no como la mera liberacin de la necesidad En opiniGn de Arendt, en el mundo moderno Ia auténtica politica se manifiesta slo en aquellas as dela historia en las que parece suspenderse,interrumpirse, la progresidn temporal laliber- ‘ad politica tiene que ver, pues, con los momentos que se sustruen al orden de Ia dominacién més que con algén tipo de utopfa politica. Asi, podriamos explicar su lectura de la revolucisn «buena», Ia 1p. 20. 18 Sobre la resolu, pp, IT4175 19 ‘De modo que la pote endra algo que ver con el esablcer limites o diques eon copachad para interrampirprocesos presteriates?s Desde esta perspectirs. jsaliinn entender que Arendt hable de! «tesoro perdido de la tradicién revolucionarias, 0 yuc mess ck citar el verso de René Char: «Nuestra herencia nos fue legada sin testamento algumo». Las expeticnyta de la revolucién americans, del mismo modo que el movimiento de los Consejos Hiingam 1s: onstituyen los elementos de una utopia politica, sino que son leidos ‘como testimonios que tis vvunkin « recordar que en los margenes de la tradicién hegeménica, han texistido y todavia exisicn pote sliides politicas que se sustracn al orden del dominio”. en 4. Un legado sin testamente, Por diltimo, deseuria scubur mostrando algo mis del Iegado de ta revolucién americana que ‘Arendt quiere recuperar. Pura introxtucirlo, empleo unas palabras de Paul Ricoeur escritas en relacién 23. Cras dela repbtica 214 24 Véanse ls pp. 287 ys de lnexeelente monografla de Simona Fort, Vide de la mete, impo dea pois, Madd, Cae de, 2008 25 Para rend la evolucdn us sprendi6 de la evolucén frances necesidad deb histori y nos liherad dela wc, 26 «Die Ungarisehe Revolution und derotaliareImpeilisns, Munich, Piper. 19S trad, cast, Debuts, w” 6, 1997) 27 Véase Fort, Simona 0. 9.317, 84 Fina Biralés el concepto de 1o politico como el lugar donde se vinculan lo duradero y lo frdgil. Segin Ricoeur, ‘Arendt nos muestra «unos seres perecederos capaces de pensar la eternidad, pero que no gozan de inmortalidad alguna, son setes que pueden procurarse en un proyecto politico Ia tinica cuots de inmortalidad a su alcance»® Esta cuota de inmortalidad tiene que ver, si, con el papel de Ia memoria tantas veces sefialado por la propia Arendt, pero también y fundamentalmente con la posibilidad de dar vida a institucio nes estables. Pero, gcmo es posible concebir, en un émbito pablico secularizado, instituciones dota- das de autoridad sin derivar esta autoridad de alguna ley de leyes, eto es, de una fuente extrapolitica, tal como, por ejemplo, a divinidad o algtin absoluto? Volvamos a la especificidad del concepto de La gramética de Ia accign —Ia accién es la sola facultad humana que exige una pluralidad de hombres— y la sintaxis del poder —el poder es el unico atributo humano que se da en el espacio secular interhumano gracias al cual los hombres se ponen en relacién mutua— se ccombinan en el acto de fundacién en virtud de la prestacin y cumplimiento de las promesas, Jas cuales, en la esfera de la politica, quizés constituyen la facultad humana superior™ Recordemos que el acto de prometer era para Austin un ejemplo de acto performativo, estos, de acto de habla que, en e! momento de ser pronunciado, da lugar a algo que no existéa con anterioridad. ‘Arendt no sigue a Austin, si bien para ella la promesa es ejemplo de su concepto de accién politica, ‘dada su capacidad de afadir algo nuevo al mundo, asf como una de las vias para darle estabilidad. En La condicién humana, como hemos visto, se refiere a las promesas, a los pactos y a los contratos. ‘mutuos en términos de islas de seguridad en un océano de inseguridad. En una época que ha rechazado las legitimaciones externas y los fundamentos trascendentes, las ambiguas palabras del Preémbulo a la Declaracién de Independencia («Afirmamos que estas verds- des son evidentes por si mismas»), debidamente interpretadas por Arendt, nos ofrecen la posibilidad de pensar la fundacién sin anclarla en una instancia absoluta que la justifique o de pensar una auto- ridad no violenta de gobierno, La grandeza de la Declaracién de Independencia no consistria tanto en su filosofia, ni tampoco en el hecho de ser un argumento en favor de una accién, cuanto en el hecho de constituir el procedimiento perfecto para que una accién se manifieste en palabras. Arendt afirma:

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