ee
En los dltimoxs meses han sido
UN NUEVO YACIMIENTO DEL Publicados sendos trabajos sobre el
BRONCE FINAL TARTESICO: poblamiento protohistérico de las
EL CORTIJO DE VAINA (CADIZ). | campifias del iérmino municipal de
NUEVA APORTACION AL _ | El Puerto de Santa Maria. Al libro
REPERTORIO DE RECIPIENTES | furesios y Fenicios en Campilia,
RITUALES METALICOS El Puerto de Santa Maria, Cadiz,
CON ASAS DE MANOS. Una apartacién a la cronalogia det
Bronce Final en el Occidente de
Europa, que da a conocer una
‘Bolette dé te Azoclacidn Espotiota de investigacién sobre este asenta-
Amigos de la Arquentogta. Homenaje a mienio realizada por Juan José
Hermeufrid Schubart, Madrid. 1995, Lépez Amador, Paloma Bucno
Pp. 123-135. Serrano, José Antonio Ruiz Gil y
Mercedes de Prada Junquera, se
une en esta ocasién un trabajo de similares caracteristicas sobre un yacimiento
cronolégicamente cercano -Vaina- estudindo por una de las firmantes de la obra
anterior.
Mercedes de Prada Junquera aborda el estudio de Vaina de manera con-
vencional, incidiendo en los diversos aspectos que condicionan el asentamiento
-geomorfolégicos- en los niveles antrépicos de ocupacidn -estratigrifices- y en
Ja cultura material documentads -cerimica y especialmeme un elemento bron-
elstico que es usado como pretexto para presentar de una forma més amplia el
yacimiento-.
Asi nos acerca a la realidad material de un poblado, que presume exten-
$0, Que conoce una cconomia de cunicter mixto con actividades agricola-gana-
deras y pesqtero-marisqueras. Un asentamiento humano que parece iniciarse
hacia el siglo VII a.n.c. y perdura hasta época almohade, con solucién de conti-
nuidad en fase turdetana.
El trabajo de esta autora aporta un amplio estudio del material ceramico,
con su correspondiente inventario, que abarca desde Las cerimicas a mano, de
wadicién indigena y vinculacién con el mundo del Bronce Pleno, hasta aquellas
a tomno, propias de la fase de contacto can fa cultura fenicia, Unas cerimicas que
Je permiten datar la ocupacién inigial, sobre la que se centra el estudio, entre los
sigles VIII y principios del V ane.
‘La preseneia de un elemento omamental -braseros- encuentra paralelos
tamio en la. peninsula como en Oriente. Entre los primeros -aunque a diferencia
de éste en contexto fidnebre- la pieza de la necrépolis orientalizante de La Joya
Mercedes de Prada Junquers,EE
en Huelva: entre los segundos descubre la autora paralelos en Egipto (Tell El
Amarna) que le permite centrar su cronologia en el siglo VII ane.
‘Con esta nueva publicacién continuamos engrosando él corpus necesa-
fio para el conocimiento de la regidn en un perfodo tan sensible y de tanta tras-
cendencia como es el bronce Final, trascendental en la evolucién de la peninsu-
lien los primeros siglos de su historia; en un espacio de gran importancia, cer
cano a Gadir y por tanto en estrecho contacto con las poblaciones cxégenas que
st acercan al Comercio de la plata tartésica: en un mundo problemuitico desde un
punt de vista éinico, que atin necesita de un gran impulso investigador para el
econocimiento de la realidad humana y autéctona, parte protagonista del periodo,
A nuestro juicio, la virtud de este trabajo reside en su aportacién docu-
mental. Por otra parte es en el apurtado de conclusiones donde encontramos una
interpretacién histérica excesivamente simplista y fuertemente mareada por una
concepcidn difusionista del fentmeno histérico mal conocido como
Colonizaciones,
En cualquier caso la dindmica de investigacién histérico-arqueolégica
que vive In ciudad de Et Puerto de Santa Maria.es la auténtica protagonista de fas
continuas aportaciones que se producen, que atin espera en los priximos meses
una importante novedad, vinculada a los trabajos:
de investigacién de otra de las autoras del libro | Lizaro Lagdstena Barrios
sobre Campillo: Paloma Bueno serrano. Universidad de Cai
A iniciativas del Consejo
EL VINO EN EPOCA Regulador de las Denominaciones
PRERROMANA EN de Origen Jerez-Xdrés-Sherry y
ANDALUCIA OCCIDENTAL Manzanilla - Sanlcar de Barrameda.
con la coluboracién de la Junta de
Diego Rutz Mata Andalucia, Consejcria de Industria,
Comercio y Turismo y la Direcciin
General de Comerrio, Consumo y
Arqueotogia det vino.
Los origenes dei vine en Occidente. ee ;
Jerez de la Frontera, 1995, Cooperacién Econdmica, se ha
celebrado en 1994, en Jerez de la
Frontera un Simposio sobre los
Orfgenes del Vino en Occidente. Enire las ponencias presentadas se incluye la
que a continuacidn reseAamos, y a ella vamos a referirnos exclusivamente.
El trabajo aborda diversos aspectos. El primero, sobre las noticias mas:
antiguas sobre la vid y la uva y los sistemas de elaboracién. En base al trabajo de
D, Zohary y M. Hopf (“Domestication of Plants in the Old World”, Oxford
pp. 157-212.1993), analiza Ins diferencias morfoldgicas entre la ava cultivada -Vitis vinifera-
y In silvestre -Vitis sylvestris-, y los hallazgos mas antiguas que indica sm con
sumo, probablemente hacia el 32000. C, en los-niveles del Bronce Antiguo de
Jericé. ¥ desde medindos del milenio IIT hay evidencias arqueoldgicas de consu-
mo de vino en el poblado de Godin Tepe, en el [nin occidental. Pepitas de uvas
se han hallado también en tumbas del Imperio Antiguo egipcio, y durante la T
Dinastfa hay testimonios de la existencia de viiedos reales, Por las mismas
fechas se documenta en Grecia, y durante la época micénica ya constituyé un
producto muy preciado y excedentario que debié comerciurse. Asimismo se ofre-
cen datos sobre el proceso de claboracién en Egipto y en Grecia.
En cuanto al entomo de la Bahfa gaditana, andlisis antracolégicos del
‘Castillo de Dofia Blanca sugieren fa existencia Vitis, probablemente de época
prefenicia, yen una campafia de flotacién realizada en 1986, del corte Fo. 30, que
se trata de un basurero, In Vitis vinifera se constata en el sigho Vill a. c. Es pro-
bable que su claboracién se deba a la tecnologfa fenicia, aunque la uva se consta-
ta en diversos asentamientos de los milenios II y 1 a. c. andaluces.
El tercer aspecto que aborda el trabajo es el de las manifestaciones
arqueolégicas desde el siglo VII al Ill a. c., a través de lus &nforas de transpor-
te, copas de bebidas y jarras para escanciar vino, Se analizan las dnforas fenicias
del tipo R-I, que debieron contener vino y aceite, y a partir de comienzos del
siglo VIa, ¢, fas dnforas vinarias griegas -jonias y masaliotas- que alcanzaron las
costas del mediod{a peninsular por esta poca. A partir de aquf se plantea la intro-
duccién de vinos griegos de Quios, Samos o Miletos y su modo cultural de con-
sumo, por cl hallazgo de gran cantidad de copus de la Grecia del Este, Se sugie-
re que lox denominados Iebrillos, que a partir de mediados del siglo VI a. C. son
frecuentes, en parte se debieron emplear, como las criteras griegas -desde la
segunda mitad del siglo V hasta el tercer cuarto del siglo TV a. c.-, importadas
seguramente desde Ampurias y del sur de Italia, que son muy abundantes en los
centros turdetanos.
‘Otro apartido trata someramente del vino en los rituales funerarios, que
“nve un significade especial come ofrenda en los sacrificios incruentos ofrect-
dos a la divinided y en loz ctiltos fiinebres™, ¥ com ello se relacionan copas pin-
tadas del Bronce Final, copas gri¢gns, oinocdes de engobe rojo fenicios y jarros
de bronce tartésicos.
Un apartado especial dedica el autor al capitulo de la obra de Columela,
“De los trabajos de campo”, dedicado a la vid y a la produccitn de vino, por su
referencia a los denominados campos ceretanos, que se sitdan en las campifias de
Jerez y El Puerto de Santa Marfa, y por su informacién acerca de las caracteris-SSS SSS SES
ticas de los suclos, los tipos de uva, fabricacién y rentabilidad de la produccién,
que no debfa diferir mucho de los siglos anteriores turdetanos. Columela posefa
una excelente informacién de los tratades de agricultura de su tiempo y de obras
mis antiguas -en total cita mds de cincuenta autores, entre ellos a Hesiodo y
‘Magén el Piinico, cuyo tratado de agricultura fue: seguido por autores romanos-,
ademds de un conocimiento préctico de la agricultura, lo cual justifica su inclu-
sién en este trabajo.
Por ultimo, se refiere a los lagares del siglo Ill a. c. excavados en el
Castillo de Dofia Blanca y en el poblado de Lac Cumbres, en la cima de la Sierra
de San Cristébal, que por ahora constituyen los vestigios mis antiguos hallados
en Andalucfa Occidental, Constan los lagares de dos piletas en donde se pisaba
lativa, que mediante caiios vertfan el zumo a otra situada aun nivel més bajo. En
telacitin a las piletas se hallan en Las Cumbres lugares de almacenamiento,
donde se hallaban depositadas un conjunto de dnforas. Ademds de los lazures, se
han excavade unas estructuras circulares que el autor las interpreta como homos
destinados para el cocimiento del mosto, segtin describe Columela.
Se trata, pues, de un trabajo que recoge aspectos sobre las evidencias del
vino desde época fenicia al siglo IN a. c. Mantiene la tesis de su introduccién por
los fenicios a partir del siglo WII a. c., 0 al menos su tecnologia, pese a la posi-
ble existencia de Vitis sylvestris en épocas anteriores, constituyendo un produc-
to preciado entre la poblacién indigena. La Vitis vinifera se constata, segiin los
resultados del Castillo de Doita Blanca, en el siglo VIE a. ¢. Resultan de gram
interés los lagares de ¢poca turdetana, que son los primeros conovidos en este
Grea. Un trabajo, en sum, preliminar sobre el que hay que seguir insistiendo,
dada su importancia como un factor econdémice de primer orden durante la pro-
tohistoria. Ea cuanto a las dnforas, es preciso desarrollar un proyecto de andlisis
de pastas de cerimicas para determinar talleres de producciém y su circulacién.
Sélo nos queda felicitar la iniciativa del Consejo Regulador por la erga-
nizucién de este simposio, que debe abarcar este
aspecto de la economéa antigua en épocas mils
recientes -romana y medieval:, y agradecer su Wives Parez
pronta publicacién, lo que no cs un hecho fre- |__Universidad de Cad
cuente,(EE
“RELATIONS ECONOMIQUES DE
LA BASSE ANDALOUSIE AVEC
LE MAROC ATLANTIQUE
(MILIEU DU XVe-MILIEU DU
‘Se wata de un estudio de las rela-
eiones econdmicas entre la Baja
Andalucia y la costa athintica
marroquf en un perfodo de tiempo
que comprende la segunda mitad
del siglo XV y la primera del XVI:
comercio, pesca, tnifico de escla-
vos, establecimientos en factorias,
ete, entre castellanos y portugueses:
con los musulmanes marroquies. El
objeto central del trabajo de este
prestigioso medievalisia de la
Universidad de Paris VIII es
demosirar como les puertos bajo-
andaluces -Cidiz, Sanlicar de
Barrameda, Puerto Real, Moguer y camo no, El Puerto de Santa Maria, mante-
‘nian estas relaciones.
En efecto, a fo lango del trabajo hay continuas alusiones a El Puerto de
‘Santa Maria y a su conexién con el litoral atlintico marrogui. En primer lugar, el
autor destaca en la bibliografia Ia importancia de los trabajos de D. Hipdlito
‘Sancho, especialmente su estudio de la colonia genovesa y sus trabajos sobre
Pedro de Vera y sus correrias por Berberia. En segundo lugar, se menciona la
importante relacién de ciudades noreafricanas que aparecen en el mapa de Juan
de la Cosa. Por dltimo, y este es quizés el aspecto que més nos interesa resefiar,
seftala la actuacién concreta de portuenses en ese espacio geognifico, Asi, en una
fecha tan especial como la de 1485, en plena guerra de Granada, nos encontra-
mos a Juan Jiménez de Sevilla, vecino de El Puctto de Santa Maria, que denun-
cia al Comegidor de Jerez cémo habia sido atacado por habitantes de Palos al
venir de Aguer con una carabela. Sicte aiios después, en junio de 1492, unos
habitantes de El Puerto de Santa Maria anuncian que una nave de su propiedad
ha sido atacada por piratas portugueses cuando se ditigian a Fedala con mercan-
cias para intercambiar por trigo y cebada. En 1494, cn el mes. dé mayo, ¢s un por-
tuense, Gonzalo de Olmedo, quien roba en Azemmour la carabela “Santa Maria
Ia bella”, propiedad de unas leperos.
‘Ya D. Hipélito Sancho, tal y como reconoce el profesor Rosemberger,
habia dedicado un breve esmdio a las relactones comerciales entre El Puerto de
Santa Maria y las plazas maritimas de Marruecos durante el siglo XVI. Ahora,
con ta nueva documentacién aportada en este aniculo se confirma cémo ta
XVle STECLE)".
B. Rosemberger.
Meridies, Revista de Historia
Medieval de la Universidad de
Cdrdeba, 0" 1, pp.83-127,
(Cérdoba, 1,994.2
misma comienza por lo menos en el dltimo tercio del siglo XV, mientras que para
el XVI Rosemberger también apunta nuevos datos, como los que nos aporta al
informarnos del papel de Ia villa portuense en el aprovisionamiento de las plazas
de Marruecos; as{ en 1549 el portugués Luiz de Loureiro compra en ella 40 botas
de vino, 1500 arrobas de aceite, 30 quintales de bizcocho, mil docenas de pesca-
dos secos, ajos, vinagre y otros bastimentos para trasladarlos a las posesiones
portuguesas norteafricanas. En ese mismo afio, D. Joan de Mendoza escribe
desde esta misma ciudad una carta a Maximiliano de Austria, en la que dice que
“de Caliz ban muchos nabioxs a Alarache y a Cale a corttratar con los Moros det
Xarife y de alli ban a Fez" y sprovecha la ocasién para indicar que en El Puerto
de Santa Maria se encontraban “dos nabios aparejados para partir” en esa direc-
cidn,
En fin, un importante conjunto de noticias sobre un tema apasionante del
que poco nuevo conocfamos desde que D. Hipslito
geepemesseeress Soe Matin
cuestién,
Este aniculo fue presentado por su
autor en cl Congreso Maria
Santisima de los Milagros entre la
GOBIERNO MUNICIPAL Y
FIESTAS RELIGIOSAS . LA
INTERVENCION DEL
AYUNTAMIENTO DE EL PUERTO
DE SANTA MARIA EN LA.
FESTIVIDAD DE LA VIRGEN
DE LOS MILAGROS, PATRONA
DE LA LOCALIDAD (1,675-1.825),
Jess M. Gonzalez Beltran,
Trocadero, 6-7, Cidiz. (1994-1995),
p. 6-84.
historia y ta leyenda celebrado en.
El Puerto de Santa Maria en 1,991,
con motive de la celebracidm de las
Bodas de Diamante de la
Coronacién Candénica de la Virgen
de Jos Milagros, patrona de la ciu-
dad, que organizé la hermandad de
la citada advocacién con la colabo-
raciin de la Casa Ducal de
Medinaceli, [a Inmobiliania Luis
Caballero, S.A., Diputacién de
CAdiz y Ayuntamiento de El Puerto
de Santa Maria, bajo In direccién de don Luis Sudrez Avila. El hecho de que, pese
a los afios transcurridos, las actas de dicho congreso no hayan sido editadas y la
saspecha de que no exista un plan al respecto esté Hlevando a algunos autores, en
uso de su legitimo derecho de propiedad intelectual, a publicar sus estudios en
otros medios, Se trata de algo lamentable porque cn cl citado congreso se hicie-
ron aportaciones de indudable interés e importancia para separar la historia de la.eee
leyenda en tomo al tema de estudio.
Jesis Manvel Gonzilez Beltrin, profesor de Historia Modema de la
Universidad de Cadiz, estudia en este articulo la intervencidn del Ayuntamiento
de El Puerto de Santa Maria en la festividad patronal de In ciudad entre L675 y
1825. En ese perfodo de ciento cincuenta afos, la festividad de la Virgen de los
Milagros (8 de septiembre) conocié diferentes etapas. Desde 1675 a 1730, las
celebraciones eran organizadas por Ia persona que, con el permiso de la autori-
dades religiosxs y municipales, quisiese hacerse cargo de las mismas. En 1731
esa modalidad desaparece. EI nuevo concejo municipal resultante de la subasta
de los aficios pablicos locales por parte de la Corona, tras la incorporacién de la
ciudad a su jurisdiccidn en 1729, restablecié la alternancia bienal en la organiza-
cidm y financiacién de Ia festividad patronal entre ef cabildo eclesidstico y ef
ayuntamiento portuenses,
Este cambio es imerpretado por Gonzilez Beltrin como expresién del
interés de Jos nuevos regidores municipales, miembros de In oligarquia agro-
comercial, para reforzar su prestigio social y su poder en ta ciudad, inmedia-
tumente después de su acceso al poder municipal. La modalidad contrastaba con
lo anterior, en la que cada afio era un ciudadano pudiente quien organizaba y cos-
teaba lu festividad, pero Gonzdilez Beltran cree que en el fondo ambas modalida-
des alimentaban idénticas intenciones.
Gonzalez Beltrin sini su estudio en el comexto de las relactones ecle-
sidstico-civiles durante el Antiguo Régimen, que, si bien procuraban mantener el
sistema econdémico-social- politico existente, no estaban exentas de conflictos de
competencia. Las fiestas religiosas eran uno de los terrenos en los que mils se
manifestaba él interés de las autoridades eclesidsticus y civiles por ampliar su
prestigio social, y en conseevencia donde mds podia ponerse de relieve ta rivali-
dad entre ambos sectores, El autor desvela en su estudio las fricciones habidas al
respecto en el pertodo estudiado, asi como [a frustrada intencién del ayunta-
miento de El Puerto de Santa Maria de controlar en solitario Ia festividad patro-
nal en un claro afin por patrimonializar en su favor una manifestacidn religiosa.
a
que ¢l auitor siguiesc ampliando, Javier MaldonadoLe
El pasado aio 1.995 se celebrd en
JUAN FELIPE DEOVARZABALY | Vitoria cl Vi Congreso
OLASCOAGA: UN COMERCIANTE | Intermacional de Historia de
VASCO DE EL PUERTO DE SANTA | América: Lor waseos y América,
MARIA EN EL SIGLO XVIII, integrado por diversas. simposios.
En uno de ellos, el titulado
Maria del Carmen Borrego Pla, “Comerciantes, mineros y nautas:
we tit Jeai'te Hi Les vaseas en la economia ameri-
‘ongreso Internaci le Historia | cana”, presenté una ponencia Maria
a Suiice Lo ee del Carmen Borrego Pld, profesora
Y naulas Las vacos en lacoonants | 4° bron de América de la
eisnleania™, Universidad de Sevilla. En este ra-
bajo, publicado a finales de 1996, to
Vitoria (Alva), Universidad del activa investigadora vuelve a ocu-
Pais Vaseo, 1996. parse de tin aspecto de Ia historia de
El Puerto, como ¢s el de la Tegada
¢ integracién en la sociedad portuense del siglo XVIII de Juan Felipe de
Oyarziibal y Olascoaga, un vasco nacido en Ia pequefia aldea guipozeoana de
Astigarraga.
‘La autora divide el estudio en tres partes. En la primera se refiere a El
Puerto como plataforma y punto de convergencia de las nutas del Atlintico y tam-
‘bin nos habla de lus especiales condiciones que reunia esta ciudad, hasta tal
punto que le penmitieron desempefiar un importante pape! maritimo y comercial
Ademds la profesora Borrego Pid, nos aporta una visién muy general de
Jos ucontecimientos que se vivieron en el pais en el siglo XVIII, y nas explica
eéme afectaran a esta ciudad. Asismisme, se refiere a las actividades econémi-
¢as entonces predominantes en ella, destacando sobre todas la mercantil. Sin
embargo, las riquezas que se vislumbraban # partir del comercio con las Indias
no Hegarfan a esta ciudad en la medida esperada.
En la segunda parte, la autora sitia al protagonista de la investigacidn en
este sigho XVIII que tantas ilusiones y esperanzas desperté en los cientos de emi-
grantes nacionales y extranjeros que Hegaron a la bahia de Cadiz tratando de
mejorar su situacién econdmica,
Diversas colonias de emigruntes sc asentaron en El Puerto alo largo de
toda la edad moderna, entre ellas destaca Marfa del Carmen Borrego a la colonia
vasco-navarra, én la que encuadra a Juan Felipe de Oyarzibal,
‘Sigue relutindonos [a autora cuales fueron sus comienzos en El Puerto
de Santa Maria, su primer trabajo como aprendiz en la casa de comercio con2:
Indias del sevillano Luis Ribera, con cuya hija, Gabriela, contracria matrimonio
Oyurzabal.
Un gran porcentaje de vascos solfa casarse con mujeres del lugar de
adopcidn, constituyendn estos enlaces un evidente camino hacia la integracién en
ta sociedad y en lu vida en general de la poblacidn, Este, al parecer, fue también
el caso de nuestro protagonista que, de comenzar sin nada, pasé por su gran espl-
itu cimprendedor y su habilidad comercial w-ocuparse del negocio de su suegro,
a participar en las flotas de Indias y a ocupar cargos. importantes en el cabildo
poruense, en el Santo Oficio de Ia Inquisicidn, y en el consulado de mercaderes
de Cadiz,
En Ia tercera y dltima pare de esta ponencia enconiramos ya a
Oyarzibal afianzado plenamente en su status social, pero esforzindose por seguir
manteniéndolo, Poco después de su matrimonio comenré a preocuparse por
demostrar que, desde tiempos muy lejanos, él-y su familia ostentaban el ruango
noble al ser originarios de una zona de Espafia, como era e] Pais Vasco, en la que
casi todos los pueblos gozaban del privilegio de hidalguia universal. Asf pues, en
1771, conseguirta ser recibido como hijadalgo por ¢l cabilda portiense, después
de mils de un lustro de grandes esfuerzos, Pretendié con ello demostrar que ya
era noble, no se puede hablar, por tanto, de afiin de ennoblecimiento, sino de dar
aconocer sus méritos y privilegios de nobleza a la ciudad que le habia ucogido
y en la que se habia integrado socialmente.
En 1795 mucre Oyarcdbal atravesando una desfavorable situacién eco-
némica, que coincide también con cierta decadencia en esta ciudad, debida la
libertad de comercio de 1778 y 4 la suspensidn del sistema de generains.
De todas formas Gyarzibal a lo largo de su vida en El Puerto lnché por
defender los intereses econémicos de la ciudad, no en vano, s¢ erigid en defen-
sor del tercio de toneladas para ella y siempre quiso conseguir, aunque no Heed
a verlo hecho realidad, que se restableciera el sistema de generalas por ¢l que Ia
ciudad podia intreducir géneros procedentes de América sin pagar adwana.
Muchos apellidos vascos figuraban entre los clientes de Oyarzibal, éstos
pasaron como él a formar parte de la historia de la
ciudad de El Puerto de Santa Maria. LeSiendo -como era y ¢s- una de las
ACTAS DE LAS I JORNADAS | comarcas vinicolas mds conocidus y
DEL VINO FINO. prestigiosas del mundo, ef Marea del
HISTORIA, ARTE ¥ Jerez ha sido durante muchos afios uno
MENTALIDADES. de los grandes ignorados de [a historio-
(grafin “académica”,
La deslumbrante historin de Cadiz capi-
Ayuntamiento de El Puerto de tal y su decadencia decimonénica o el
‘Sama Marfa, 1996. atractivo que conflictos campesinos,
como el de La Mano Negra o el “asalto”
de 1892 han ¢jercido en numerosos investigadores natives y forineos, habian
marginado tna historia mas prosaica, pero no menos importante, cual era la de
Ja formaciin de la modem industria bodeguer y la plena consolidacién del
capitalismo como sistema econdmico en la zona del “jerez”, donde se créa uno
de los focos econdmicos mis dindmicos de la Andalucia contemponinea.
Por estas razones, haste tiempos muy recientes, a historia del “jerez™
pnicticamente en manos de escritores y eruditos locales, hecha en un tono
amuble, sin apenas investigacién en fuentes originales y archivisticas y en las que
la cit repetida o la onécdota conocida eran una ¥ otra vez el lugar comin mas
frecuente. Sélo algunos trabajos de los hermanos De las Cuevas y ¢l monumen-
tal Jerez-Kerec-Sherish de Manvel Gangilez Gordon pueden considerarse las
amis notables cxcepciones a un panorama histeriogrdfico que empezaria a cam-
biar mdicalmente desde finales de la década de los aflos ochenta, cuando se crea
en la Universidad de Cadiz un Grupo de Investigacién, dedicado al estudio de Ia
formacidn y expansidn de] capitalismo en esta commrca.
Dos Seminarics celebrados en el seno de la UIMP- “EL jerez en los tilti-
mos tres siglos” y “Una historia social del vino"-, dirigidos por miembros de este
Gripe, han mostrade los considerables avances que por historiadores del mismo
y por otros estudinsos se han realizado, en este campo, en los diltimes afiox.
Al margen de estos “encuentros”, el Ayuntamiento de El Puerto, desde
hace también algunos afios, viene patrocinando distintas iniciativas para promo-
cinnar este sector Vinntero -tino de los pilares de la economia local- y entre lis
que merece destacarse las citas anttales organizadas alrededor del “vino fino”.
Fruto de Jas primeras Jornadas celebradas, a mediados de mayo de 1995, son las
nctas de las misthas, recientemente publicadas y que redinen las cuatro interven-
ciones “teéricas” que abricron las sesiones de trabajo.
En primer lugar, s¢ recogen en las Actas la conferencia pronunciada por
Juan Guerrero, director del Archivo Histérice de Gonzilee Byass, centrada en la
Javier Maldonado Rosso (ed).Ee
historia del fino “Tfo Pepe", una de las principales sefias de identidad de esta
importante empresa jerézana. Utilizando documentacién de su archivo, Guerrero
‘comenta los origenes de la sociedad y el apoyo que su fundador -Manuel Maria
Gonzalez Angel tuve de su tio don José Pea, en cuyo recuerdo bautizé 3 su
mejor fino, Un vino -el Tio Pepe- que segdn nos eventa, ha Ilegudo a ser el pre-
ferido de la propia reina de Inglaterra y cuyas primeras partidlas embotelladas
datan del temprano ufo de 1855,
De Javier Maldonado es el segundo trabajo de las Actas. Recién lefda su
espléndida tesis doctoral sobre La fornacidn dei capitalismo en el Maro def
Jerez, aqui nos explica los comienzos del “fino” como un tipo de vino diferen-
cindo, Después de comentar las distintas teorias sobre ¢l particular {Gonzilez
Gordon, Soto Molina, los hermanos De las Cuewns), Javier Maldonado recurre a
fuentes hasta ahora inéditas de los propios archivos privados de lus bodegas
(Osbome, Sandeman, Delgado Zuleta) para resaltar las dificuliades que sc
encuentra el investigador ante las ambiguas terminologfas, que sobre los tipos de
vinos, s¢ emplean en las mismas, De todas formas, sittia fuera de toda duda que
fue-el cambio de gusto de los consumidores britinicos, lo que propicié la deman-
da de este tipo de vino en fos mercados intemacionales,
Por ultimo, las trabajos de Alberto Ramos y Juan Ramén Cirici se
refieren a una faceta apens todavia desbrozada de este mundo: fa influencia de
las corrientes ariisticas contemponineas en la publicidad y las etiquetas de las
boiclius de vino, Después de una serie de consideraciones generales sobre la tea-
ria publicitaria, comienza Alberto Ramos destacando la significative presencia de
las mis conocidas imagenes del costumbrismo andaluz y espafol, (torus, fla-
Menco, etcétern) en estas etiquetas. com un cambio mds pronunciado en los afos
centrales de este siglo, cuando los mensajes y Ins imigenes se simplifican, para
destacar lo que verdaderamente interesa difundir- la bodega y la marca.
Juan Ramdin Cirici, por su parte, sitda las imégenes de las etiquetas en el
contexto artistico de la Espafia de la época (naturalismo preciocista y regionalis-
mo), finalizando su trabajo -y las Actas- con unos breves, pero atinados comen-
tarios, sobre los que quizd sean los dos sfmbolos mas conocides del “jerez”: el
tora de Osbomie y Ia silucta del ‘Tio Pepe”, imigenes que han superade ya bi
frepresentacién del “fino”, para convertirse en lox
mejores reflejos de todo un periodo histérico de | Diego Caro Cancela
fuestro pals.