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Antologia de CATES Re Eid ae ols S Selecci6n y prélogo de DANIEL SAMPER PIZANO AGUILAR Segunda reimpresién: febrero, 2011 Primera reimpresion: diciembre, 2014 © 1976, Daniel Samper Pizano © 2001, Daniel Samper Pizano © De esta edicion: 2014, Penguin Random House Grupo Editorial S.A.S. Cra. 5A No. 34A - 09 Bogota D.C. - Colombia PBX (57-1) 7430700 www.megustaleer.com.co LS.B.N.: 978-958-8061-65-2 © Cubierta: fotografias del Archivo Fotografico El Tiempo Todos los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducida en todo ni en parte, ni registrada en, 0 transmitida por, un sistema de recuperacin de informacién, en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecanico, fotoquimico, electrénico, magnético, electroéptico, por fotocopia, © cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Impreso en Colombia-Printed in Colombia Giaeveais tate Marinated Sidcolbeainn Ain't ees EL REPORTAJE MODERNO EN COLOMBIA El reportaje es una forma reciente de periodismo. En sus comienzos, el periodismo colombiano se valoraba por su capacidad dialéctica y por su nivel literario y politico. Mas tar- de, las infulas literarias —“escribir bien” desplazaron como valor central ala capacidad de exposicién ideoldgica, y enton- ces se desarroll6 un periodismo en que los literatos comuni- caban literariamente a sus lectores lo que sucedia en el mundo. Dentro de esta atmésfera de tipo académico, la redaccién en- golada era el valor mas admirado y se miraba a otras formas de trabajo periodistico un poco por encima del hombro. La entre- vista, por ejemplo, correspondia més bien a los suplementos culturales y, de todos modos, debia ser escueta y pomposa. Es decir, preguntas muy inteligentes para obtener respuestas mas inteligentes atin; si acaso, como complemento, un elogio de las cualidades publicas del entrevistado, que quedaba a cargo del reportero. La llamada “crénica” era un terreno de incierta geo- grafia donde se ubicaban varios y diferentes géneros periodis- ticos. Los primeros cronistas fueron historiadores de tono me- nor que relataron la Conquista y Colonia de las Indias en ver- siones donde se mezclaban mitos, verdades, acontecimientos trascendentales y chismes de parroquia. Modelo de crénicas, El carnero de Juan Rodriguez Freyre. Mas tarde, y por asimi- laci6n a este género, se siguié llamando también “crénica” a los relatos breves, agiles y sin pretensiones que contaban algin su- ceso del pasado, generalmente de poca monta pero con mucho contenido humano. Maestro de este tipo de crénicas fue Ca- 13 Antologia de grandes reportajes colombianos milo Pardo Umajia. Una tercera acepci6n de la palabra se ha utilizado también para designar cierto tipo de ensayos ligetos de corte literario, como los que integran el volumen de Luis Te. jada titulado con ese mismo nombre. Y, con el transcurso di los afios, la crénica ha llegado a set —en lo que seria Un cuar. to significado— una modalidad periodistica que algunos pre, fesores tratan de separar minuciosamente del tepottaje, En realidad el reportaje moderno es hijo de la entre. vista y la crénica, con la catalizadora influencia del cine, Y mu. chas veces resulta dificil separarlo por completo de sus Proge- nitores. Son fronteras borrosas las que se tienden entre ellos, y con frecuencia se escriben notas que podrian ser teportajes acronicados 0 entrevistas con rasgos de reportaje. A su vez, son distintos los tres de la noticia directa, austera e impersonal, don- de no queda espacio para intentar formas mas complejas de comunicacién o lucimiento. No vale la pena entrar en demasiadas consideraciones, definiciones y anotaciones para tratar de distinguir entre repor- taje y entrevista, y crénica y reportaje. Tampoco se justifica ela- borar una lista de caracteristicas de uno y otro géneros que per- mita examinar los materiales de dudosa ubicacién a fin de lo- calizarlos, como haria un botdnico con dos hojas parecidas, en su respectivo lugar. Es preferible referirse a las diferencias que existen en los extremos, mas que caer en la trampa de clasi- ficar lo que se halla en la desdibujada zona media. Este mismo criterio he aplicado en la seleccidn de esta antologia, donde hay, si se quiere, reportajes-reportajes, reportajes-entrevistas ye: portajes con visos de crénica. Me he limitado a marginar eje™ plos muy caracteristicos de crénicas —como pueden set la it yoria de los escritos de “Ximénez”— y de entrevistas, Te las de Ricardo Arbeléez. Pero he aplicado el beneficio de® duda a materiales que mezclan las caracteristicas del repo" je moderno con las de la crénica o la entrevista, porque © 14 El reportaje moderno en Colombia tos asuntos es imposible optar por formulas quimicas: un 47 por ciento de una y un 53 por ciento de la otra. Ateniéndonos a los prototipos, se observan diferencias muy grandes entre la entrevista simple y el reportaje. El repor- taje separa un hecho 0 un personaje y trata de recrearlo valién- dose de la referencia de detalles personales o circunstancias, de anotaciones impresionistas, de la pintura del ambiente con el fin de comunicar al lector una idea redonda sobre lo que es materia de la nota. Sus técnicas son variadas, y habitualmente mezcla varias de ellas: el periodista puede aparecer como fi- gura de reparto a fin de apoyar el reportaje, se acude a los dialo- gos, a las observaciones personales que muchas veces legan a ser emocionales o muestran una toma de partido. Los detalles son, sobre todo, el arma principal del reportero. Detalles par- ticulares y especificos que le permiten, mejor que una historia psicolégica del personaje o una descripcién minuciosa de he- chos y lugares, sefialar puntos elocuentes de la materia. La entrevista, en cambio, se construye dentro del rigor de unas preguntas y unas respuestas. Es posible que muchas veces de alli se obtenga una idea completa del entrevistado 0 el hecho que éste relata y que, incluso, las respuestas sirvan pa- ra penetrar en el interior del personaje, como ocurre en la ex- celente y famosa entrevista que le hizo la revista Ercilla, de Chi- le, al entonces candidato presidencial Salvador Allende. Pero la entrevista, por ser el ejercicio extenso e intenso de una sola técnica periodistica —hacer preguntas, obtener respuestas y limitarse a presentar escuetamente unas y otras—, no permi- te la intromisién de otros elementos como descripciones, ano- taciones impresionistas, creacién de suspensos, etc. La entre- vista es una técnica que ha de usarse, principalmente, cuando el énfasis del material radica en el contenido de lo que respon- de el entrevistado, y las circunstancias o ambiente en que se desarrolla no resultan especialmente relevantes. 15 Antologia de grandes reportajes colombianos El redactor debe tener en cuenta que la férmula de pre- gunta-respuesta excluye o minimiza otra técnica fundamental, que es el relato. Muchas veces resulta més efectivo trasladar a relato lo que se indagé a través de preguntas y respuestas. Este punto forma parte de la cadena de decisiones que debe afron. tar un periodista antes de escribir el material que ha acumu- lado y que, a mi juicio, constituye la espina medular del éxito del trabajo. La crénica, por otra parte, resulta mas emparentada que la entrevista con el reportaje. Pero se diferencia de él, basi- camente, en que sus consideraciones casi siempre son de ca- racter general, muchas veces moralizadoras y de tono distin- to al del reportaje. El tono de éste es vivo, gil, incorpora dis- tintas técnicas al servicio de un relato que deberé tomar fuerza por si mismo, aunque para ello el redactor deba constituirse en parte del reportaje. La crénica, en cambio, esta ligada a la voz de quien la esctibe, es un flujo narrativo que recuerda un poco a los cuentos de la abuela. En la crénica no importan mucho los detalles y preci- siones, que son esenciales en el reportaje: fechas, nombres, ci- fras, lugares. El reportaje tomara a veces el camino més largo a fin de relatar un caso particular que permita formarse una idea general. La crénica abordara de una vez el concepto general. Un ejemplo claro puede verse en la pieza de Alegre Levy que trae esta antologia, porque alli aparecen mezclados con cierta claridad la crénica y el reportaje. Cuando Alegre habla de la guerra que hombres y buitres libran por los desperdicios de un basurero, trae una frase que es caracteristica del cronista: “Es una conmovedora lucha por la vida”. Concepto general, calificacién moralista. Tipicamente, un reportaje habria esco- gido la via mas larga y habria relatado un incidente particular en que, por ejemplo, uno de los hombres del basurero hubier@ El reportaje moderno en Colombia perseguido a un buitre Para pelearle | ici i ce los desperdicios, La im- presién del lector al final habria sido la misma: que se trata de i ‘ativo porque el pe- c ido al lector, al Paso que en el segun- do caso la inferencia corre a cargo de éste y, habiendo mayor Participacion suya en la recreacién de la realidad, se adquiere una més vivida idea sobre ella, tiodista lo ofrece ya digeri tee Cuando a la entrevista escueta empezaron a mezclar- sele elementos complementarios que ayudaran a dar una idea del ambiente o del Personaje, se estaba formando el embrién del reportaje moderno. Es interesante, por ello, observar la no- ta de “El Caballero Duende” con don Luis Cano que abre esta antologia. “El Caballero Duende” (Eduardo Castillo) empieza a sentir la asfixia, las limitaciones de la entrevista escueta ¢ in- troduce ya elementos de tono menor para tratar de crear una atmésfera en torno a ella. Esto ocurre hace mas de medio siglo. Pero puede decirse que se ve ya el afan de buscar una mixtu- ra de técnicas que amplie la comunicacién con el lector. Por otra parte, existia desde tiempo atras esa voluntad para narrar ocurrencias menores heredada de la crénica. Sila crénica tiene alguna importancia en el momento en que el pe- tiodismo empieza a buscar el camino que lo conducira final- mente al reportaje, es la de ofrecer un antidoto contra la so- lemnidad y la prosopopeya caracteristicas del periodismo colombiano. Desde las épocas de la Colonia se venian tocando temas tan ligeros y humanos como los que menea El carnero y esta tradicién costumbrista allana el camino para buscar més la fi- bra humana en los materiales. Es muy diciente, por ejemplo, Antologia de grandes reportajes colombianos lo que don Luis Cano, una de las figuras mas importantes del periodismo del siglo xx, sefiala en la entrevista con Eduardo Cas- tillo; “No me agrada en la entrevista, tal como se la suele com. prender, lo que hay en ella de intimo y personal”. Esa aversin por el tema humano, manifiesta en el duefio de un periddico, muestra hasta dénde habja rechazo por las corrientes que tra- taban de presentar una imagen més personal de los entrevis- tados. Era la oposicidn entre los temas mayores del periodis- mo —la politica, la discusién filos6fica, la religién— y los te- mas menores: la vida personal, los habitats, las costumbres, lo que hiciera reir lorar. La crénica, que si se ocupaba de estos temas menores, contribuyé a que la solemnidad de la prensa nacional abriera un poco sus puertas, con cierta sonrisa de re- signacién, para que se colara algo de las nuevas tendencias, Esas nuevas tendencias, a las que hacia alusién don Luis Cano, provenian de Europa —dque seguia siendo enton- ces la fuente cultural de la élite intelectual colombiana—, pero también de Estados Unidos. Es preciso darse cuenta de que, antes de terminar el siglo XIX, ya se habia producido en el pe- tiodismo norteamericano la primera gran revolucién del perio- dismo moderno: el amarillismo. Con todos sus defectos, entre los cuales no fueron extraiios la falta de ética, la demagogia y la irresponsabilidad, el llamado periodismo amarillo sacudié a Ja prensa norteamericana y ejercié un influjo en la de todo el mundo, que atin se prolonga. Dos grandes periodistas, como fueron Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst, desarrolla- ron la feroz batalla por conquistar a los lectores, que se tradu- jo en memorables excesos, como la guerra entre los Estados Unidos y Espajia, pero también en una atencion al rescate de Jos grandes temas humanos: “Los redactores de Hearst (y para el caso también los de Pulitzer) trataban de hacer tesaltar el hecho més sensacio- nal y pintoresco en el primer parrafo de su informacién: ¢ 18 El reportaje modemo en Colombia amor, el poder, el odio o la compasién eran los temas preferi- dos”’. Los ecos del petiodismo amarillo llegaron al colom- biano y se manifestaron en el timido deseo de trabajar mas los temas humanos. Gracias a ello se abrié un poco la rigida es- tructura de la entrevista —que era la tinica técnica entonces aplicada para los materiales de comunicacién con persona- jes—, y la crénica dispuso su predileccin por la pequefia his- toria y los temas menores. Ya estaban los genes basicos para que se produjera el nacimiento de una nueva forma de perio- dismo més apropiada para tratar temas y hechos humanos. Pero el reportaje moderno no se habria desarrollado si no hubiera sido por la influencia catalizadora —directa e in- directa— del cine. El cine no sélo se levanté durante el siglo xX como un arte distinto y original, sino que ha permeado con sus técnicas a la literatura, al teatro y al periodismo. El mon- taje cinematografico significé una ruptura total con las secuen- cias cronolégicas légicas, si se permite la expresi6n, agiliz6 las escenas, dinamizé la manera de contar las historias. Fuera de eso, y sin negar las posibilidades personales ni los estilos del director, lo eliminé como comentarista obvio de situaciones. Siel director de cine quiere “comentar” el material que esta re- latando al lector, ya no puede hacerlo con la frescura con que lo hacia el narrador literario, sino que debe acudir a formas so- fisticadas: la luz, el detalle en primer plano, el montaje, el soni- do, etc. El resultado es haber dejado al descubierto la accién congeladora del comentario. No hay duda de que las nuevas técnicas de narracién tuvieron que cambiar después del cine. Y tanto éste como aquéllas han terminado por modificar las del relato periodis- ' Edwin Emery, El periodismo en los Estados Unidos, Editorial F. Trillas, México, 1966, p. 413. 19 Antologia de grandes reportajes colombianos tico. Un buen ejemplo de ello es el spore mer Burgos ‘Maria Victoria Uribe, reina de belleza le Bogota en 1968, Tncluso dentro de su cardcter pretencioso —que lo tiene— hay una abierta inquietud por la basqueda de eeeniess Ey proxi- maa lo que en ese momento era la revoluci6n om narra. tivo latinoamericano. Hay que darse Cuenta de que Tres iristes tigres habia ganado un premio cuatro afios antes y que De don. de son los cantantes se publicé en 1967: dos novelas cinema- tograficas de dos enfermos del cine como Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy. eee El reportaje es un género relativamente reciente en Co- lombia. El periodismo nacional no despierta a este tipo de tra- bajos sino practicamente en la década de los cincuenta. Antes de ella es posible encontrar algunos trasuntos: entrevistas con elementos de reportaje, crénicas con visos de reportaje, noti- cias directas que recibian un tratamiento de narrativa. Juan Lozano y Lozano elabora, por los afios cuarenta, una serie de entrevistas bajo el comdn titulo de Mis contempordneos. Varias de ellas muestran ya signos de evolucién que las hacen despe- gar del esquema Pregunta-respuesta y encaminarse hacia la in- troduccién de otras técnicas y el complemento de relatos am- bientales y notas de impresién. “Ximénez”, Prototipo del cro- nista, tiene algunos trabajos a fines del decenio de los treinta 20 El reportaje moderno en Colombia Emilia Pardo Umaia, que fue la primera reportera co- lombiana y ademas uno de los grandes periodistas de su épo- ca, desarrolla ya, a fines de los afios cuarenta y durante el dece- nio siguiente, entrevistas que involucran nuevas técnicas y recursos. Su “Reportaje a la mama” tiene una primera parte plena de ambiente, detalles sobre el personaje y notas de ubi- caci6n, que debe inscribirse definitivamente dentro del género moderno. Pero la entrada franca del reportaje moderno se pro- duce con una generacién de Periodistas que retinen las condi- ciones para impulsar el género. Son Personas a quienes intere- sa més la reporteria que la columna personal, que han creci- do bajo la influencia del cine, que han leido a los novelistas norteamericanos, con su tremendo impacto de doble via sobre el periodismo, y que, sobre todo, conocen el valor de un mode- lo llamado Ernest Hemingway. Es curioso encontrar en casi to- dos los miembros de esa gran camada de reporteros ciertas ca- racteristicas comunes, como las de una cultura superior a la del promedio en el oficio, una vocacién por la nartativa contem- poranea y un especial interés por el cine. Varios de ellos, por estas mismas razones, han escrito novelas y cuentos y algunos incluso se metieron de lleno en el campo de la realizacion cine- matografica, De esta generaci6n a la cual se debe realmente la en- tronizacién del reportaje moderno en el periodismo colombia- no, forman parte Gabriel Garcia Marquez, Alvaro Cepeda Sa- mudio, Plinio Apuleyo Mendoza, Eduardo Zalamea, Paulo E. Forero y, algunos afios después, German Pinzén, Miguel Vi- lamil, Gloria Pachén, Marco Tulio Rodriguez, Alberto Za- lamea, Julio Roca, Alvaro Leal Gamboa, Ider Giraldo, Anto- nio Cruz Cardenas, Mike Forero... unos con més éxito que otros. Un poco antes habfan “abierto trocha” Felipe Gonzélez Toledo, Eduardo Camargo Gamez, Alvaro Pachén de la To- 21 Antologia de grandes reportajes colombianos tre... Posteriormente vendran otras “camadas”, y en las aly mas es preciso sefialar como hecho interesante la legada dey. rias reporteras. Debido principalmente a la importancig las facultades de Comunicacién Social, pese a sus falas, pezaban a tener en la preparacién de periodistas, y debido mas al alto porcentaje de mujeres que egresan de es. tades, los periédicos poco a poco vieron cémo aum, numero de redactoras en su némina. La mayor parte, como di. 80, provenientes de facultades de Periodismo; pero otras Ile. gadas de escuelas diferentes de la universidad 0 de origenes de alguna manera relacionados con focos culturales, como la cri tica de arte. Lo cierto es que las mujeres irrumpieron con un nivel de preparacién académica superior al del promedio da los varones, reclutados por lo general en la radio. Esto significs la llegada de un nutrido grupo de periodistas dedicadas al re. Portaje, entre las cuales hay varias que compiten ventajosamen- te con sus colegas del sexo opuesto. A esta misma generacién pertenecen varios reporteros muy conocedores del género que trabajan y que han logrado que la atencién del pablico se distraiga de las grandes figuras del comentario para posarse en ellos. German Castro Caycedo no sdlo es uno de los mas habiles, sino el mas conocido yel més premiado. Pero también hay nombres como los de Juan Gos- sain, Héctor Rincén, Javier Ayala, Henry Holguin, que han rescatado la importancia del “carga-ladrillos”, del reportero de planta. que em. ade. as facyl. lentaba ¢| Todo reportaje es una suma de trabajos y determina- ciones en la cual hay tres etapas fundamentales. La primera, el trabajo investigativo puro y simple. La segunda, la decision de qué técnicas se utilizaran para el enfoque final del material. La tercera, el proceso de redaccién y edicién del mismo. Esa labor de reporteria incluye numerosos aspector? problemas, cuya indole y cantidad estan determinadas pot a —_—— El reportaje moderno en Colombia caracteristicas del tema. El reportero debe observar no sdlo los puntos fundamentales de la investigacién que realiza, sino tam- bién saber captar —para poderlo recrear después— el am- biente de la escena, los detalles del suceso, el rasgo revelador del personaje. Esto exige una variedad de cualidades en él, entre las cuales la astucia y la psicologia son principales. El re- portero, decia sagazmente un comentario de The New York Times, “debe ser suficientemente agresivo como para pregun- tarle a una viuda acongojada si le disparé o no a su marido en el caso en que haya una posibilidad en un millon de que diga que si. Debe saber analizar los caracteres. Debe saber cuando alguien que dice que no puede hablar esta muriéndose de las ganas de hacerlo. Debe ser capaz de escuchar y, si es preciso, tomar notas mentales cuando la vista de una libreta y un lapiz puede paralizar a la fuente. Debe gastar horas interminables siguiendo pistas que no conducen a nada, en la confianza de que la préxima seré fructifera... El reportero debe ser una mezcla de agresividad, modestia, introspecci6n y obsesi6n de- lirante por los pequefios detalles”. El escdndalo de Watergate demostré toda la trascen- dencia que puede tener una eficaz labor de reporteria. Y pro- bo una vez mas que la curiosidad y la insistencia son las mejo- res armas del reportero. El periodista Richard Reeves comen- taba acerca de los dos reporteros que se convirtieron en los causantes principales de la caida del presidente Richard Ni- xon: “La reporteria con frecuencia no es mas que buenas pier- nas, y Woodward y Bernstein demostraron que tienen las me- jores piernas del oficio”>. El hecho de que hubieran interro- gado a 394 personas con el fin de recoger datos para su libro Los dias finales es una elocuente muestra. 2 The New York Times, 11 de abril de 1976, p. D-19. . +The New York Times Book Review, 18 de abril de 1976, secci6n 7, p. 1- 23 Antologéa de grandes reportajes colombianos Una buena investigacién y una observacién inteligente de detalles y situaciones constituyen buen punto de partide para el reportaje. Otros reporteros ofrecen consejos adicio. nales, Gay Talese, una de las mas destacadas figuras del Nuevo periodismo, dice lo siguiente: “Trato de seguir a mis persona. jes sin entrometerme mientras los observo en situaciones Teve. ladoras, anotando sus reacciones y las de los demés ante ellos Intento integrar toda la escena, el didlogo y el talante, la ten. sin, el drama, el conflicto y luego procuro plasmarlo todo des. de el punto de vista de las personas sobre las que estoy tratan- do, revelando incluso, cuando sea posible, el Pensamiento de estos individuos mientras los describo. Esta tiltima Percepcién no se logra, evidentemente, sin la total cooperaci6n del suje- to"4. Talese afirma que ciertas situaciones en las que el per- sonaje termina por olvidarse del periodista pueden ser mas re- veladoras que muchas horas de entrevista, y encuentra mucha semejanza entre el reportaje moderno y el cuento. Muchas veces, la claridad acerca de las etapas restantes de la elaboracién del material —decisiones técnicas y redac- cién— se produce durante el proceso de investigacién. Alli se ilumina en un momento dado lo que seré el lead 0 parrafo de entrada y el punto de vista (enfoque de pronombres) que con- viene utilizar en el desarrollo del reportaje. Cuando esto ocurre, resulta mas facil encaminar la investigaci6n (asi sea ella simple- mente la formulacién de preguntas al entrevistado) por cuan- to esta dirigida a alimentar los materiales que exige la deter- minaci6n ya adivinada por el periodista. . De todos modos, una buena férmula de reporteria & la de ser “inquisitivo y preciso”, segiin aconseja Harty Fer 4 Gay Talese, Fama y oscuridad, Grijalbo, Barcelona, 1975, pp. 7-8: El reportaje modemno en Colombia guson, veterano reportero de la United Press Internacional que cubrio varias de las noticias mas importantes del siglo xx. Se- fala Ferguson que “los mejores reportajes resultan cuando el reportero ha acumulado un material tres veces mayor del que puede usar”. Y afiade algunos consejos mas para los reporteros jovenes: “La proxima vez que le asignen una entrevista formal, no hable slo con el sujeto asignado; converse también con algunos de los amigos y enemigos de él. (...) Usted tendra mas lectores si escribe acerca de gente mas que de situaciones. (...) Si logra captar firmemente a su personaje, esto brillara a tra- vés del material terminado”5, Lo mismo cuando se adelanta la etapa de recoleccién de datos, como en el momento en que se enfrentan las deci- siones y en el proceso de redaccién y edicién, es preciso tener en cuenta, cuando se trata de reportajes centrados en personas © personajes, que parte del sujeto es la circunstancia que lo ro- dea; y, cuando se trate de reportajes sobre acontecimientos, que éstos se originan o repercuten en personas. Buen ejemplo de reportaje sobre un suceso es el de Gabriel Garcia Marquez acerca de la escasez de agua en Caracas que incluye esta anto- logia; en una inteligente decision técnica, Garcia Marquez co- loca a un personaje como punto de referencia paralelo, con lo cual su nota gana en dinamismo y tensién. Terminada la etapa de recolecci6n de datos y obser- vacién de detalles, muchos reporteros saltan directamente al tercer momento y, sin detenerse a examinar cual sera el mejor tratamiento que pueden dar a su material, proceden a redac- tar la nota. Buena parte de los reportajes que sortearon con éxito la primera etapa, adquieren en la segunda —por omisi6n © por equivocacién en las decisiones— los vicios que termina- 5 Editor & Publisher, vol. 101, No. 45, 9 de noviembre de 1968, p. 40. 25 “Antologia de grandes reportajes colombianos ran por echarlo abajo, aun cuando cuente luego con una te. daccién y edicion exitosas. Son varias las preguntas que el reportero debe hacerse ante los materiales que ha acumulado antes de entrar a resolver el problema de redaccién. ¢Se prestan mas para emplear latée. nica rigida de pregunta-respuesta con una introduccién en que se presente al personaje y el medio? gO conviene utilizar, en forma intercalada, preguntas y respuestas con observaciones, descripciones, anotaciones de impresi6n? Hay materias que, aunque se investigaron formulando preguntas al personaje y obteniendo respuesta de éste, resulta mas adecuado relatar na- rradamente. ¢Conviene, para la ambientacién 0 el impacto del reportaje, que el reportero entre a figurar en la nota? Sies asi, eresulta mejor hacerlo en primera persona 0 en tercera perso- na? (Hay que tener en cuenta que en algunas oportunidades el ingreso del reportero como parte del reportaje resta impacto ala nota o resulta pretencioso.) Es mas acertado presentarlo como testimonio, vale decir, relatado integramente por el per- sonaje aunque con el obvio y dificil trabajo de edici6n que esto exige al redactor? A veces, incluso, es necesario determinar si el material debe convertirse en reportaje o en noticia directa. Si un re- portero acude a elaborar un reportaje humano con determi- nado personaje, y ocurre que éste le da a conocer una noticia de mucha trascendencia, se presentan tres opciones para esco- ger: involucrar la noticia dentro del reportaje humano; o hacer a un lado la posibilidad del reportaje humano y elaborar en cambio una noticia directa; o, finalmente, separar los dos ele- mentos. Lo primero casi siempre termina por minimizar lano- ticia; lo segundo sacrifica el reportaje; lo tercero permite Jouno sin perjudicar lo otro. Pero hay que insistir en que estas deci siones deben hacerse ante la situacién concreta y conviene ™ chas veces acudir al consejo del jefe de redaccién. El reportaje moderno en Colombia Aparte de las determinaciones que asuma sobre las téc- nicas que utilizar, determinaciones éstas que exigen mayor re- flexion cuando se trata de materiales dificiles, el reportero de- be tomar en esta etapa una decisién absolutamente clave: el parrafo de entrada o lead. Est4 comprobado por las investigaciones sobre lectura de periddicos y revistas que el impacto del titulo es definitivo para que el lector pase a leer el comienzo del reportaje, y que elcomienzo del reportaje es decisivo para que el lector continde ono con la lectura. Personalmente pienso que todo cuidado que se le dispense al /ead es poco. Un lead débil espanta a la mayoria de los lectores, que jamés llegardn a enterarse del resto del reportaje, por mejor elaborado que éste se encuentre. Un lead acertado, si bien no puede luchar contra un reportaje defi- ciente, al menos lanza al lector dentro del material con una fuer- te inercia. Algunos reporteros se esmeran en el lead hasta la obsesién —sana obsesi6n, por lo demaés—, como Pilar Tafur y Alegre Levy. Pero la mayoria descuidan un poco este punto neuralgico del reportaje. Sobre el lead se han intentado muchas clasificaciones y recomendaciones. Muchos textos desorientan al estudiante in- dicéndole que el parrafo de entrada debe responder las pregun- tas qué, quién, cémo, dénde, cundo y por qué. Se trata de una fa- lacia que hay que corregir, cuyo origen radica en un juego de palabras del inglés, que insiste en las cinco W’s: who (quién), where (donde), when (cudndo), what (qué) y why (por qué), y en la indispensable how (cémo). No es dificil darse cuenta de que encerrar las respuestas a estos seis interrogantes en un parra- fo de entrada, las mas de las veces contradice los principios de lecturabilidad segin los cuales los parrafos deben ser de una bre- vedad que algunos recomiendan no mayor de treinta palabras. Otros profesores se han apartado de las evidentes in- consecuencias de estos leads enciclopédicos y proponen, mas 277 Antologia de grandes reportajes colombianos bien, que en el parrafo inicial se respondan las preguntas més importantes, asi no sean las cinco en cuestién. En realidad, es preferible un enfoque netamente utili. tario sobre el /ead. La recomendacién seria mas bien la de dis. poner el /ead en forma que atrape al lector. Y tratar de que ¢| testo del reportaje corresponda al interés que le ha creado e| lead. Si para atrapar al lector conviene mas acudir a algunao algunas de las respuestas de las cinco W’s, por alli debe cons- ttuirse el /ead. Si resulta de mayor impacto empezar con una cita, éste debe ser el primer parrafo. O si, en ciertas ocasiones, una hilera de signos de interrogaci6n, o una sola palabra resul, tan el mejor anzuelo, no debe vacilarse en emplearlas, tenien- do en cuenta que el tremendismo es a la larga tan torpe como la falta de imaginacién. Muchos reporteros acuden a la fér- mula de un didlogo ficticio con el lector: “Cuando usted saca Ja caneca de basura a la calle nunca se imagina lo que va a suce- der después”. Del expediente de dirigirse al lector se abusa y echa mano en exceso por ser su uso relativamente facil. Peto también por eso se ha desgastado y ha perdido capacidad de comunicacién. Conviene, pues, emplearlo sélo en casos abso- lutamente recomendables. Uno de los buenos recursos que un /ead contribuye a desarrollar es el del suspenso. Bien manejado, el suspenso obli- ga al lector a devorar el material. Lo importante es que al final tenga una retribucién suficientemente gratificadora, pues, de Jo contrario, no caerd de nuevo en la trampa. Como elaborar el /ead, qué técnicas emplear en el re- portaje, qué punto de vista utilizar, si mezclar varios de ellos (relato montado con testimonio, por ejemplo), son algunas de las decisiones que debe estudiar y adoptar el reportero antes de pasar a la siguiente etapa: redactar, . Pocas veces se retinen en un mismo periodista cualid des de excelente investigador, acertado aplicador de técnicas El reportaje moderno en Colombia y gran redactor. Cuando se dan todas ellas estamos ante un He- mingway, una Lilian Ross, un Hersey, un Talese, un Collins, un La Pierre. Pero es posible conservar un equilibrio de nivel en- tre las tres etapas. Cada vez con mayor frecuencia se acude al periodismo colectivo en que un equipo investiga y otro redac- tay edita. Este tipo de trabajos resultan mas aplicables para reportajes investigativos o interpretativos que para materiales de contenido humano. Pero muestran cémo es posible descom- poner las funciones para obtener una nota més equilibrada. De todos modos, y aunque el material sea trabajado y escrito por una sola persona, ésta puede beneficiarse de una considera- cién colectiva de las técnicas que debe emplear y de la edicién final que reciba el material. De resto, debe obrar una materia prima irreemplazable pero susceptible de ser desarrollada, que se llama talento. La etapa de redaccién del reportaje es, por supuesto, tan importante como las anteriores. Es dificil, y no es el pro- posito de estas notas, sefialar como se debe escribir. Pero al respecto puede decirse que los mejores maestros son los tex- tos de buenos autores. Es cuestién de ésmosis. Si bien algunos consejos practicos contribuyen a enriquecer la redaccién, lo cierto es que el estilo y la capacidad de solucionar problemas técnicos menores sobre la marcha solo se logran cuando se de- sarrolle el talento para escribir. Y en este proceso resulta de gran importancia la lectura de buenos reportajes, buenos cuentos, buenas novelas, asi como la asistencia consciente a cine. De todos modos, algo que si puede sefialarse es la ne- cesidad de que marchen en la misma direccién en el sentido denotativo y connotativo del relato. En teoria de la comuni- cacién se entiende por sentido o significado denotativo aquel que ofrece el texto en cuanto a la definicién misma de las pala- bras; y por sentido connotativo, el que puede inferirse de la es- tructura del texto. El primero es un sentido légico y el segun- 29 Antologia de grandes reportajes colombianos do un sentido emocional, que nace del ritmo del escrito, de sus propiedades musicales, de su montaje. Una mejor comuni. cacidn con el lector se consigue cuando los dos sentidos man chan paralelos. El reportaje de Gloria Pachén de Galan inclyj. do en esta antologia es ejemplo de una nota en que corren en la misma direccién lo denotativo y lo connotativo. El montaje del material, con base en cortes ripidos, didlogos sueltos, im. presiones al yuelo, recorrido veloz sobre muchos Personajes, corresponde ajustadamente al tipo de acontecimiento que se quiere registrar: la inauguracién de una galeria con una reu- nion abigarrada a la que concurren numerosos intelectuales, donde se hacen y deshacen corrillos, donde se dicen geniali- dades pasajeras al borde del vaso de whisky... wee Uno de los valores periodisticos que actualmente sufre toda suerte de ataques es el de la objetividad. La objetividad se puede entender en dos sentidos: como una busqueda de la verdad, o como un total apartamiento emocional e ideoldgico del periodista frente a la noticia. No hay duda de que la segun- da es, al menos entre seres humanos, un mito. Toda noticia, to- do reportaje, esti lleno de decisiones de tipo personal de! pe- riodista, que van desde la escogencia del tema hasta el instante en que incluye un material, margina otto y organiza el primero en una forma determinada. Resulta, pues, dificil hacer total- mente a un lado los sentimientos o ideas del periodista que, aunque sea en forma inconsciente, influirdn en su nota. El con- tenido de objetividad como cualidad periodistica se ha reno- vado en el sentido de que se lo entiende ahora como Ia acti- tud profesional en favor de la verdad. Algunos reporteros con- sideran que esta actitud no es incompatible con la violacién del precepto del periodista ascético, que no toma parte ni partido 30 » Partici veo como si la cosa me afectane pon tomar posicién (y, en efecto, la tomo, a precisa seleccisn moral), y ante los me comporto con el desasimiento del imperturbable. Me comporto oprimi tao de ist . primi- da por mil rabias y mil interrogantes que antes de acometerlos or ime acometieron a mi, y con la esperanza de compren domifien nuestredestingrt eset a ells En una entrevista con la revista Time, la Fallaci ratificé estos conceptos. “¢Qué es la objetividad? Odio la palabra ob- jetividad. Siempre uso las palabras honesto y correcto”, sefialé. Y agregé entre otras cosas: “Mis entrevistas nunca son frias. Porque me enamoro de la persona que esté frente a mi, asi la odie. Una entrevista es para mi una historia de amor. Es una pelea. Es un acto sexual”7. La Fallaci tiene tantos admiradores como enemigos en el oficio, y el “estilo Fallaci” de reportaje fascina a unos y es- candaliza a otros. Se puede estar 0 no de acuerdo con ella. Pe- 10 lo cierto es que ha escrito varios de los mejores reportajes de los dltimos afios en el mundo. De todos modos, hay que se- falar la crisis de la objetividad como se la entendia hasta hace un tiempo. Ya lo dijo Bill Moyers, ex secretario de prensa de la Presidencia de los Estados Unidos: “En la Casa Blanca apren- di que de todos los grandes mitos del periodismo norteamert- aquel a quien escucho y sonalmente o hubiese de siempre, con base en un dieciocho Personajes no anatomista o del cronista 6 Oriana Fallaci, Entrevista 7 Time, 20 de octubre de 1975, «con la historia, Editorial Noguer, Barcelona, 1975, 9 p.47. 31 Antologia de grandes reportajes colombianos cano, el mas grande es eldela objetividad”. Y también Vale indicar que la tendencia al compromiso con la Roticiaj pena tn z an desarrolla lon ma parte del tipo de periodismo que se Actualmen, en varios paises con notable adelanto en la materia, Ay, - Michael Johnson llama “Nuevo Periodismo! a.una franja yp, i co mis limitada de lo que otros califican como tal, es interegan, te el concepto suyo de que la nota principal de esta escucl,«. la intencién del escritor de ser personal, participante Y creat, vo en relacién con los sucesos sobre los cuales informa y = menta”®. Ciertamente, esta clase de compromiso oftece my, chos peligros que pueden acabar por convertir al reporter a simple comentarista, lo cual equivaldria a perder todo el tetre. no que se ha ganado al rescatar la importancia de la reporteria antes opacada por el brillo del periodismo de opinién. Sinem, bargo, es verdad que el reportero debe volcar toda su pasién, su escepticismo y su compromiso en los medios que deben lle. varlo a la biisqueda de la verdad, a lo que constituye la nuen objetividad. Para no tragar entero, para enjuiciar toda respues- ta mentirosa o evasiva, para penetrar més alla de la superficie acondicionada que procuran ofrecer las “fuentes oficiales’. El mismo cuidado que el reportero debe dispensar ala observacién e investigacion de detalles, es preciso aplicarloa la elaboracién final del material. Hay una serie de elementos que habitualmente se menosprecian en el manuscrito y que, sit embargo, contribuyen a un mejor “terminado” del reportaf La separacién de las distintas secuencias o temas del materi por ejemplo, generalmente se abandona a cualquier suerte. més usual es que se utilicen intertitulos que pocas veces ® decen a la necesidad de diferenciar determinadas pat'es ‘ texto y que més bien parecen regados al azar. Por lo dems 7B Michael L. Johnson, Ef Nuevo Periodismo, Troquel, Buenos Aires, 197°? 32 El reportaje moderno en Colombia estos intertitulos con frecuencia tienen contenidos inocuos, por lo que la misién que cumplen se limita al terreno puramen- te visual: evitar los espacios demasiado sobrecargados de texto sin cortes que descansen un poco al lector. No obstante, muchas veces es definitiva la técnica que se aplique para separar capitulos o temas, y merece mas aten- cién de la que se le presta. Es preciso recordar, ante todo, que la tipografia tiene un lenguaje y que se puede acudir —mante- niéndose, obviamente, dentro de las normas de legibilidad que descalifican los textos muy largos en negrita o cursiva— a re- cursos tipograficos para diferenciar materiales o para atribuir- los. Esto resulta particularmente util cuando se trata de téc- nicas combinadas ¢ intercaladas. Por ejemplo, un reportaje de personalidad que mezcle relato en tercera persona con relato testimonial en primera persona puede ir levantado en fuentes distintas para cada caso: redonda y negrita, redonda y bastar- dilla, redonda sin sangria y redonda con margen sangrado, etc. El intertitulo, por su parte, puede ser un excelente apo- yo para ciertos cortes, pero también —por la necesidad de dar- le un contenido en la frase que sirve a su propésito— puede constituirse en un estorbo. Hay textos que no aceptan la intro- mision de intertitulos como recurso para cortar temas, y que- dan més tersos valiéndose simplemente de espacios blancos a manera de intermedios, 0, incluso, de asteriscos. Un buen reportaje, que se investigé bien, que se consi- deré adecuadamente en cuanto a sus decisiones técnicas, que lleva un comienzo acertado y un desarrollo fluido, debe tener un final redondo. El final requiere atencién y cuidado, porque es la impresién de remate que va a quedar en el lector. Es al redactor lo que la media verénica al torero: sirve para subra- yar una faena, para retirarse con el aplauso de los tendidos. So- bre el adecuado remate de un personaje tienen mas clara no- cién los reporteros que dominan la narrativa. No hay duda de 33 Antologia de grandes reportajes colombianos que los reportajes de Garcia Marquez y Alvaro Cepeda inclyj, dos en este volumen terminan bien, redondos, cierran y echa lave al material. Otros, en cambio, pierden fuerza Porque i la tiene el ultimo parrafo, el ultimo concepto. Para que el ng portaje que tuvo un trabajo anterior importante culmine faeng con eso que Ilaman broche de oro, muchas veces es Preciso sa. ber cual seré el final antes de escoger el principio. A la Tetita. da debe separdrsele un lugar importante en la Preocupacisn del reportero. Para que el material termine, en vez de deshily. charse, de desangrarse, de acabar en punta. Para que no final. ce, en suma, igual a este prélogo. Daniel Samper Pizany 34

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