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Traduecin de Liberalismo y democracia Joost F. Fensannez Saxri.tas por NORBERTO BOBBIO FONDO DE CULTURA ECONOMICA Dei, Neo Tiscaiiaue »slemeeracis / Newbetws Bobbio : trad. de F Fernaveter Sanilan, — Messen tc, 1980 Hips tT» them — (Cole. Bresiavion 170) Talo original Liberalism e democraais ISBN 9716-921 Fs 1. Democracin — Estudio y enseianiza 2, Liberalism Lee rninder Sumi, Jose Fate It See Mt LG JCISS.B7 LI Dewey 082.1 B86 VATS Distibucién mundial (©1985, 1986, Franco Angeli Libr st, Mili © 20083, Simoneli Editore sil, Min Titwlo original: Libralismo edemocazia D.R, © 1989, Fondo de Cultura Econ6mi Carretera Pieacho-Ajusco 297, 14738, Mexico, D.F nm fondodeculturaeconomica.com Empresa certficada so 90012008 Comentarios: edtorial@fondodeculturseconomica.com “Tel: (55)5227-4672, Fax: (55)5297-4640 Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derectos. ISBN 978-968-16:324-4 Impreso en México * Printed in Mexico I. LA LIBERTAD DE LOS ANTIGUOS Y DE LOS MODERNOS La rxtsteNcta actual de regimenes lamados liberal- democriticos 0 de democracia liberal, induce a creer {que liberalismo y democracia sean interdependientes. Por el contrario, el problema de sus relaciones es ‘muy complejo. En la acepeién mas comin de los dos términos, por “liberalismo” se entiende una de- terminada concepeién del Estado, la concepcién se- iin la cual el Estado tiene poderes y funciones limi- tados, y como tal se contrapone tanto al Estado absoluto como al Estado que hoy lamamos social; por “democracia”, una de las tantas formas de go- bierno, en particular aquella en la cual el poder no esté en manos de uno o de unos cuantos sino de todos, © mejor dicho de la mayor parte, y como tal se contrapone a las formas autocraticas, como la monarquia y la oligarquia. Un Estado liberal no es por fuerza democritico: més ain, histéricamente se realiza en sociedades en las cuales la participacién en el gobierno esta muy restringida, limitada a las clases pudientes. Un gobierno democratico no ge- nera forzosamente un Estado liberal: incluso, el Es- tado liberal clésico hoy est& en crisis por el avance progresivo de la democratizacién, producto de la ampliacién gradual del sufragio hasta legar al su- fragio universal. 8 LIBERTAD DE ANTIGUOS Y MODERNOS La antitesis entre liberalismo y democracia, bajo forma de contraposicién entre libertad de los mo- dernos y libertad de los antiguos, fue enunciada y sutilmente argumentada por Benjamin Constant (1767-1830) en el célebre discurso pronunciado en el Ateneo Real de Paris en 1818, del cual se puede hhacer comenzar la historia de las dificiles y contro- vertidas relaciones entre las dos exigencias funda- mentales de las que nacieron los Estados contem- pordneos en los paises econémica y socialmente més desarrollados, la demanda por un lado de limitar el poder, y por otro de distribuirlo, EL fin de los antiguos —escribe— era la distribuci6n del poder politico entre todos los ciudadanos de una misma patria: ellos llamaban a esto libertad. Elfin de los modernos ex 1a seguridad en los goces privados: ‘llos aman libertad a las garantias acordadas por las instituciones para estos goces.* Constant, como buen liberal, consideraba que estos dos. fines eran contradictorios. La participacién di- recta en las decisiones colectivas termina por someter al individuo a Ia autoridad del conjunto y a no hacerlo libre como persona; mientras hoy el ciuda~ dano pide al poder piblico la libertad como indi- viduo. Concluia: 3B, Constant, De la liberté de des modernes (1818), en Collection compléte des owareges, vol. TV, parte 7, Béchet Libraire, Paris, 1820, p. 253 (cr. it, en B. Constant, Introdusione « tradutione, de U. Cerro: ni, Samona y Savelli, Roma, 1965, p. 252) ‘ancien: comparte a celle LIBERTAD DE ANTIGUOS Y MODFRNOS 9 Nosotros ya no podemos gorar de la libertad de tos antiguos, que estaba constituida por la participacion activa y constante en el poder colectivo. Nuestra li- bertad en cambio debe estar constituida por el gozo pacifico de la independencia privada? Constant citaba a los antiguos pero tenfa ante si lun oponente mas cercano: Jean-Jacques Rousseau Efectivamente, el autor de El Contrato Social habia ideado, bajo una fuerte influencia de los autores cli- sicos, una repéblica en la que el poder soberano, tuna vez constituido por la voluntad de todos, es infalible y “no tiene necesidad de proporcionar ga- rantias a los subditos, porque es imposible que el ‘cuerpo quiera perjudicar a todos sus miembros”.* No es que Rousseau haya levado el principio de la voluntad general hasta el punto de desconocer la necesidad de limites al poder del Estado; atribuirle la paternidad de la “democracia totalitaria” es una polémica tan trillada como incorrecta. Aunque sos- tiene que el pacto social proporciona al cuerpo poli- tico un poder absoluto, afirma que “el cuerpo sobe- ano, por su parte, no puede cargar a los siibditos de ninguna cadena que sea initil a la comunidad”* Pero ¢s cierto que estos limites no son anteriores a la aparicién del Estado, como lo propone la teoria de los derechos naturales, que representa el niicleo 2 Tr. city p. 252. 8 J. J. Rouseau, Du contrat social, I, 7 (tr. it. en J. J- Rousseau, Seritt politici, a cargo de P. Alatri, Utet, Turin, 1970, p. 734). Tr. city, Be THA. 10 LIBERTAD DE ANTIGUOS ¥ MODERNOS. doctrinal fuerte del Estado liberal. En efecto, aun tedo to que cada individue enajena de su poder, «cs solamente la parte cuyo uso es trascendente para midad ~concluye que--, el cuerpo soberano jer de esta importanciaS 8 Tr city p. 744. HI. LOS DERECHOS DEL. HOMBRE Ex pensupcesto filoséfico del Estado liberal, ent “Gido como Estado Timitado en contrapesicién al tado absoluto, es J doctrina de tos derechos del hombre elaborada por la escuela del derecho natural (o iumaturalismo) : la doetrina, de acuerdo con la cual el hombre, todos los hombres indistintamente ‘tienen por naturaleza, y por tanto sin importar su voluntad, mucho menos la voluntad de unos cuantos 6 de uno solo, algunos derechos fundamentales, como fl derecho a a vida, a la libertad, a la seguridad, a [a felicidad, que el Estado, © mis concretamente aquellos que en un determinade momento histérico detentan cl poder legitimo de ejercer la fuerza para obtener la obediencia a sus mandatos, deben_res- petar no invadiéndolos y garantizarlos frente a cual quier intervencién posible por Atribuir a alguien un derecho significa reconocer que tiene lafacultad de hacer o no hacer lo que le plazca, y al mismo tiempo el-pader-de resist, recu- rriendo en Gltima instancia a la fuerza propia o de los demés, contra el transgresor eventual, quien en consecuencia siene el deber (0 la obligacién) de a tenerse_de cualquier acto que pueda interferir_con la facultad-de. hacer_o eno hacer. “Derecho” y. “deber” son dos nociones que pertenccen al lenguaje .y en cuanto tales presuponen la exis- u w DERECHOS DEL HOMBRE tencia de una norma o regla de conducta que en e momento en que atribuye a un sujeto la facultad de hacer 0 de no hacer algo impone a quien sea abstenerse de toda accién que pueda en cualquier forma impedir el ejercicio de tal facultad. Se puede definir al iusnaturalismo como la doctrina de acuer- do con la cual existen leyes, que no.han sido pu por la voluntad humana y en cuanto tales son ante- riores a la formacién de cualquier grupo social, reco- nocibles mediante la bisqueda racional, de las que derivan, como de toda ley moral 0 juridica, “dere- chos y deberes que son, por el hecho de derivar de una ley natural, derechos y deberes naturales. Se habla del iusnaturalismo como del presupuesto “filo- séfico” del liberalismo porque sirve para establecer los limites del poder con base en una concepcién general ¢ hipotética de Ia naturaleza del hombre, que prescinde de toda verificacién empirica y de ‘toda. prueba histérica. En el capitulo 1 del Segundo ensayo sobre ‘rao civil, Locke, uno de los poten dol Shean, arts dal ota de cater leza descrito como un estado de_perfecta libertad © igualdad, gobernado por una ley de naturaleza que ensefia a cuantos seres humanos quieren consultarla ‘que, siendo iguales e independientes, nadie debe dafiar @ otro en su vida, salud, libertad © posesiones.t Esta descripcién es fruto de una reconstruccién hipotética de un supuesto estado originario del hom- 1 J, Locke, Two Treatises of Government (1690), TT, 6 (te. it, a cargo de L. Poreyson, Utet, Turin, 3c 1980, p. 281) ee DERECHOS DEL HOMBRE, 8 bre, cuyo iinico objeto es el de aducir una buena razin para justificar los limites al poder del Estado. En efecto, la doctrina de Ios dérechos naturales es Ia base de las Declaraciones de los derechos de los Estados Unidos de América (a partir de 1776) y de la Francia revolucionaria (a partir de 1789) mediante las cuales se afirma el principio fundamen- tal del Estado liberal como Estado limitado: El objetivo de toda ssociacién politica es la conser- vac de tos derechos naturales presi, dl hambee (art. 2.de la Declaracién de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, 1789). En cuanto teoria elaborada de diversas maneras por filésofos, tedlogos y juristas, Ia doctrina de los derechos del hombre puede ser considerada la racio- nalizacién péstuma del estado de cosas al que “ha evado, especialmente en Inglaterra muchos siglos antes, la lucha entre la monarquia y las demés fuer as sociales, concluida con la concesién de la Carta ‘Magna por parte de Juan sin’ Tierra (1215), donde las facultades y poderes que serén llamados en los siglos posteriores “derechos del hombre” son recono- cidos con el nombre de “libertad” (libertates, fran- chises, freedom), 0 sea, de esferas individuales de accién y posesién de bienes protegidas ante el poder coactivo del rey. Aunque esta carta y las sucesivas tengan la forma juridica de concesiones soberanas, de hecho son el resultado de un verdadero y propio Pacto entre partes contrapuestas referente a los de- rechos y deberes reciprocos en la relacién politica, decir, en la relacién entre deberes de proteccién “ DERECHOS DEL HOSTBRE (yor parte del soberano’ y debeves de obediencia (en fo que consis la “obligacién potitica de parte del sibdlite), Hamade convinnente pactum tubirctioms. En ana carta de his “libertades” el ‘objeto principal del acuerdo sou fas formas y Timites de ki obediencia, © sea, de la obligacién politica, ¥ correspondientemente, las formas y Tiuvites del de- recho de andar, Que estas antiguas comno por lo dems lis cartay coustitucionales octroyées de fas monarquias constitucionales de la época de la Restaurucién y otras (como el estatuto albertino de 1818) adopten Ia forma juridies de la concesién, que es un acto unilateral, mientras de hecho son el resultado de un acuerdo bilateral, es una forma ti pica de ficcién juridica, que tiene et objetivo de salvaguardar el principio de Ia superioridad del rey, y por tanto de asegurar la permanencia de I forma de gobierno monarquica, a pesar de la Megada de los Iitnites de los poderes tradicionales del deten- tador del poder supremo. Naturalmente, también en este caso, el curse his- térico que origina un deterininado orden juridico su justificacién racional se presentan de manera invertida: histéricamente, el Estado. liberal nace de continua y progresiva erosién del poder abso- iuto del rey. y en periodos histéricos de crisis aguda. de una ruptura revolucionaria (son ejemplares los casos de Inglaterra en el siglo xv y de Francia a finales del xvu) ; racionalmente, el Estado liberal es justificado como el resultado de un acuerdo entre individuos en principio libres que convienen en esta- blecer los vinculos estrictamente necesarios para una DERECHOS DBI. HOMBRE, ts convivencia duradera y pacifiea, Mientras el curso historico carina de un estado inieial de servidumbre 1 estados sucesivos de conquista de espacios de liber- tad por parte de los sujetos, mediante un proceso de liberacién gradual, la doctrina transita el caraino inverso, ya que parte de la hipétesis de un estado inicial de libertad, y slo en cuanto concibe al hom- bre naturalmente libre llega a constituir la sociedad politica como una sociedad con soberania limitada. En sustancia, Ia doctrina, bajo la especie de teoria de los derechos naturales, invierte el recorrido del curso histérico, poniendo al inicio como fundamento y por consiguiente como prius lo que hist6ricamente es el resultado, el posterius. La afirmacién de los derechos naturales y la teoria del contrato social, 0 contractualismo, estén estrechamente vinculadas. La idea de que el ejer- cicio det poder politico sea legitimo sélo si se basa en el consenso de las personas sobre las cuales se ejerce (también esta tesis es lockiana), y por tanto en. un acuerdo entre quienes deciden someterse a un poder superior y con las personas a las que este poder es confiado, deriva del presupuesto de que los indi- viduos tengan derechos que no dependen de la institucién de un soberano y que la institucién del soberano tenga como funcién principal el permitir 1 desarrollo méximo de estos derechos compatibles con la seguridad social. Lo que une la doctrina de los derechos del hombre y el contractualismo es a comén concepcién individualista de la sociedad, la concepcién de acuerdo con la cual primero est el individuo con sus intereses y necesidades, que toman 16 DERECHOS DEL HOMBRE a forma de derechos en virtud de una hipotética ley de naturaleza, y luego la sociedad, y no al con- trario como sostiene el organicismo en todas sus for- mas, de acuerdo con la cual la sociedad es primero que los individuos, 0 con la férmula aristotélica, destinada a tener un gran éxito a lo largo de los siglos, el todo es primero que las partes. El contrac- twalismo moderno representa una verdadera y propia mutacién en Ja historia del pensamiento politico do- ‘minado por el organicismo en cuanto, cambiando Ia relacién entre el individuo y la sociedad, ya no hace de la sociedad un hecho natural que existe indepen- dientemente de la voluntad de los individuos, sino un cuerpo artificial, creado por los individuos a su imagen y semejanza para la satisfaccién de sus intereses y necesidades y el mas amplio cjercicio de sus derechos. A su vez, el acuerdo que da origen al Estado es posible porque, de conformidad con la teoria del derecho natural, existe por naturaleza una ley que atribuye a todos los individuos algunos dere- chos fundamentales de los cuales el individuo pued desprenderse s6lo voluntariamente dentro de los 1 mites bajo los que esta renuncia acordada con la renuncia de todos los demés permite la composicién de una convivencia libre y ordenada. Sin esta verdadera y propia revolucién copernicana con base en la cual el problema del Estado ya no ha sido visto de la parte del poder soberano sino de la de los siibditos, no hubiera sido posible a doctrina del Estado liberal, que es in primis la doctrina de Jos limites juridicos del poder estatal. Sin individua- lismo no hay liberalismo. III, LOS LIMITES DEL PODER DEL ESTADO Hasta agui se ha hablado genéricamente de Estado limitado 0 de limites del Estado. Ahora es necesario precisar que esta expresién comprende dos aspectos diferentes del problema que no siempre se distinguen con precision: a) los limites de los poderes, 6) y de las funciones del Estado. Ambos son abarcados por Ia doctrina liberal, aunque pueden ser tratados separadamente. El liberalismo es una doctrina del Estado limitado tanto con respecto a sus poderes como a sus funciones. La nocién comin que para representar al primero ¢s el estado de derecho; la nocién comin para representar el segundo es el estado minimo. Aunque el liberalismo conciba al Es- tado tanto como estado de derecho cuanto como estado minimo, se puede dar un estado de derecho que no sea minimo (por ejemplo, el estado social contempordneo) y también se puede concebir un estado minimo que no sea un estado de derecho (como el Leviatin hobbesiano respecto a la esfera econémica que al mismo tiempo es absoluto en el més amplio sentido de la palabra y liberal en eco- nomia). Mientras el estado de derecho se contra- pone al Estado absoluto entendido como legibus s0- lutus, el estado minimo se contrapone al estado miximo: entonces se debe decir que el Estado Ii 7 18 LIMITES DEL PODER, beral se afirma en la lucha contra el Estado absoluto en defensa del estado de derecho y contra el estado méximo en defensa del estado minimo, si bien los dos movimientos de emancipacién no siempre coin- iden histérica y précticamente, Por estado de derecho se entiende en general un Estado en el que los poderes piiblicos son regulades por normas generales (las leyes fundamentales 0 constitucionales) y deben ser ejercidos en el Ambito de las leyes que los regulan, salvo el derecho del ciudadano de recurrir a un juez independiente para hhacer reconocer y rechazar el abuso 0 exceso de poder. Entendido asi, el estado de derecho refleja Ja vieja doctrina, que se remonta a los clasicos y que fue transmitida por las doctrinas politicas me- dievales, de la superioridad del gobierno de las leyes sobre el gobierno de los hombres, segiin la formula lex facit regem,} y que sobrevive también en la época del absolutismo cuando la méxima princeps legibus solutus? fue entendida en el sentido de que el sobe- ano no estaba sujeto a las leyes positivas que él mismo dictaba, pero estaba sujeto a las leyes divinas © naturales y a las leyes fundamentales del reino. Ademis, cuando se habla del estado de derecho en el ambito de la doctrina liberal del Estado, es preciso agregar a la definici6n tradicional una determinaci6n subsecuente: la constitucionalizacién de los derechos naturales, 0 sea, la transformacién de estos dere- 1H, Bracton, De legibus et consuetudinibus Angliae, 2 cargo de G. E. Woodbine, Harvard Univenity Press, Cam- ‘bridge, Mass, 1968, vol. II, p. 33. 2 Ulpiano, Dig., I, 3, 31. LIMITES DEL PODER 19 chos en derechos protegidos juridicamente, es decir, en verdaderos y propios derechos positives. En la doctrina liberal estado de derecho no sélo significa subordinacién de los poderes piblicos de cualquier grado a las leyes generales del pats que es un limite puramente formal, sino también subordinacién de las, leyes al limite material del reconocimiento de algunos derechos fundamentales considerados constitucional- mente, y por tanto en principio “inviolables” (este adjetivo se encuentra en el articulo 2 de Ia consti- tucién italiana). Desde este punto de vista, se puede hablar de estado de derecho en sentido profundo para distinguirlo del estado de derecho en senti- do débil, que es el estado no despético, es decir, no regido por los hombres sino por las leyes, y por el estado de derecho en sentido debilisimo, como Io es el Kelseniano, de acuerdo con el cual una vez re- suelto el estado en su ordenamiento juridico, todo Es- tado es estado de derecho (y Ia misma nocién de estado de derecho pierde toda fuerza calificativa) Son parte integrante del estado de derecho en sentido profunde, que es el propio de ta doctrina liberal, todos los mecanismos constitucionales que im- piden u obstaculizan el ejercicio arbitrario e ‘leg timo del poder y dificultan o frenan el abuso, 0 el ejercicio ilegal. Los més importantes de estos meca~ nismos son: 1) el control del poder ejecutivo por parte del poder legislative o més exactamente del go- bierno al que corresponde el poder ejecutivo de parte del parlamento al que toca en iltima instancia el poder legislativo y Ia orientacién politica; 2) el con- trol eventual del parlamento en el ejercicio del poder

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