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LIBRO I. De LAS CAUSAS DEL ADELANTAMIENTO y perfeccion en las facultades productivas del trabajo; y del orden con que su pro- ducto se distribuye naturalmente entre las diferentes clases de] Pueblo. CAPITULO I. De la division del trabajo. Lis mayores adelantamientos en !as faculta- des, dprincipios productivos del trabajo, y la destreza, pericia, y acierto’ con que éste se aplica y’dirige en la fociedad no parecen efec~ tos de otra caufa que de la division del tra- bajo mismo, Esta. division cn Jos negocios en general de Ja fociedad se entenderé mas facilmente consi- derando el modo con que obra en Ciertas ma- nufacturas 6 artefactos particulares. Comunmen~ te se cree que esta division es mucho mayor en algunos negocios de poca importancia; pero se cree. asi no -porque. en realidad fea menos considerada y atendida cn los de mayor enti- dad, sino porque en aquellas manufacturas que se destinan 4 furtir 4 un. pequefio ntmero de gentes de cofas de poca importancia debe fer tambien menor el numero de Jos operarios, y 8 RiguezA DE LAS Naciones, por consiguiente todos los que se emplean en los diverfos ramos de aquella, obra por lo co- mun fuelen estar.dentro de una fola, cafa, a oficina, y aun 4: la vista de todo espeflador. Por el contrario en aquellas grandes manufac- turas destinadas @ proveer las exigencias gran- des del cuerpo en comun cada uno de los ra- mos particulares que abraza aquella labor em- plea un namero tan grande de operarios que es imposible juntarles en un folo obrador. Con dificultad podrémos ver de un golpe mas que 4 los que se emplean en’ un ramo. Aunque en estos pues en realidad pueda dividirfe la obra en un nimero. de partes mucho mayor que en los que se emplean en trabajos 6 labores de muy poca 6 ninguna utilidad, Ja division del trabajo no puede fer tan obvia; y por cons siguiente. es siempre menos considerada. Pongamos el exemplo en una manufaGura de pura vagatela, pero de cuya division de tra- bajo en sus operaciones es muy vulgar la no~ ticia, qual es la obra de la fabrica de alfleres: un operario de estos, no habicndo sido edu- cado por principios en su-oficid (que la di- vasion del trabajo. calificé. de distinto artefa€to) ni teniendo noticia del ufo de Jas maquinas que en él se emplean (4 cuya invencion did acafo motivo la division misma) apenas podria acabar, aunque aplicafe toda su industria. ,~an alfler al dia: por lo menos es cierto. que no podria hacer veinte. Pero en el estado en que en el dia se halla este oficio no folo es un artefa€to particular la obra entera 6 total de un alfiler,, sino que incluye cierto nimero de ramos, de los quales.cada uno constituye un oficio Lispro I. Cap. 1. 9 oficio distinto y peculiar. Uno tira el metal 6 alambre, otro lo endereza, otro lo corta, el quarto lo afila, el quinto lo prepara para po- nerle la cabeza; y el formar ésta requiere dos 6 tres distintas operaciones; el colocarta es otra operacion particular; es distinto oficio el blan- quear todo el alfiler; y muy diferente tambien «| de colocarlos ordenadamente en los papceles: conque el importante negocio de hacer un al- filer viene 4 dividirfe en diez y ocho 6 mas operaciones distintas: las quales en unas cofas se forxan por distintas manos, y.en otras una mano fola forma tres 6 quatro diferentes. He visto un laboratorio de esta especie en que folo habia empleados diez hombres, de los que cada uno por consiguiente exercia dos 6 tres distin- tas operaciones de ellas. Pero aunque eran muy pobres, y muy. mal provistos de las méquinas necefarias, quando se exforzaban 4 trabajar ha-~ cian cerca de doce libras de alfileres al dia. En cada libra habria mas de quatro mil de me- diana magnitud; por consigitiente estas diez per- fonas podian hacer. cada dia mas de quarenta y ocho mil alfileres: cuya cantidad partida en- tre diez tocaria 4 cada uno hacer al dia quatro mil y ochocientos. Pues si estos hubieran tra~ bajado feparada é independientemente , y sin haber sido educados por principios en el oficio peculiar de cada uno, ninguno ciertamente hu- biera podido Wegar 4 fabricar veinte alfileres al dia, y. acafo ni aun uno folo: que es decir, que no haria ciertamente la-vicentesima qua- dragesima parte, y acafo Ja quadrimilesima oc- togentesima de los que al prefente fon capaces de hacer en*confeqiiencia de una division propia, Tomo l. 2 10 Rigueza pe Las Nactones, y de una juiciofa combinacion de sus diferen~ tes operaciones En todas las demas manufagturas y arteface tos fon muy femejantes 4 los de este oficio fri+ volo los efe&tos de la division del trabajo; aun~ que en muchas de ellas ni éste puede admitir tantas fubdivisiones, ni reducirfe 4 una fencilléz tan exA@ta de operaciones: no obstante la di- vision del trabajo, en quanto pueda fer admi-+ sible, produce ‘en todo oficio y arte un pros porcional adelantamiento de las facultades pro~ duflivas de él. Es de crecr que estas ventajas hayan sido caufa de la feparacion que vemos de oficios, traficos, y empleos. Esta feparacion se ve con mas generalidad y perfeccion en los paifes que estén elevados 4 mas alto grado de industria y cultura, siendo por lo comun obra de muchos en un estado culto lo que de uno folo en una fociedad ruda y poco cultivada. En todo pais culto y adclantado e] labrador no es mas que labrador, y el artefano no mas que artefano. Aun el trabajo necefario para produ. cir una manufaGtura completa se reparte por lo genera! entre muchas manos. ¢Quantos y quén distintos oficios no se emplean en qualquiera de los ramos de las manufa€turas.de lino, y lana, desde los que cultivan aquclla planta, y cui- dan del bellon hasta los blanqueadores y apren- fadores de los texidos, y hasta los tintoreros fastres? La agricuitura por su naturaleza no admite tantas fubdivisiones del trabajo; ni hay entre sus operaciones una feparacion tan com- leta como entre las de las manufafturas, Im- posible es feparar los exercicios del ganadcro y del labrador tanto como se feparan los mi- Lisro I. Cav. I. 14 nisterios del carpintero y del herrero. El que hila es por lo regular distinta perfona del que texe; pero-el que ara, el que caba, e] que siembra, el que siega, y cl que recoge cl gra- no fuele fer uno mismo: como que las dife- rentes estaciones del-afio van variando Jas oca- siones de -ufar fucesivamente de estas distintas especies de trabajo, es imposible que un hom- bre esté constantemente dedicado 4 una fola la- bor de ellas. La imposibilidad de hacer una fepa~ racion tan eniera de los diferentes ramos de la Jabor en la agriculura es acafo la razon porque el adelantamiento de las facultades productivas del trabajo en esta arte no siempre concuerda.con Jos progresos que se hacen en las manufacturas. Es cierto gue las Naciones mas opulentas exce- den por lo comun 4 sus vecinas tanto en eftas co- mo en la agricultura; pero es muy regular el aventajarfe mas en aquellas que en ella. Sus tier- ras se ven generalmente mejor cultivadas, y co- mo que se invierte .en ellas mas dinero y mas tra- bajo producen mas, 4 proporcion de la exten- sion, y. de la fertilidad natura) de su terreno: pero la superioridad de su produ€io rara vez excede de la proporcion de aquel mayor tra- bajo, y mas expenfas. En la agricultura el tra~ bajo del pais rico no siempre cs mas produc- tivo que el del pais pobre: 6 por lo menos nan- ca excede,tanto en lo fecundo como el traba- jo en las manufa€turas. El grano del pais rico no siempre podra tener el mismo grado de bon- dad , y caso que lo tenga no siempre podra fer tan barato en el mercado como lo puede fer el del pais pobre. El trigo de Polonia, en un mis- mo grado de bondad, es tan barato como el 12 Riqueza De tas NACIONEs, de Francia, sin embargo de la mayor opulen= cia, y mayores adclantamientos de esta altima nacion. El trigo de Francia en las provincias fe- races de este grano es tan bueno, y los mas anos casi del mismo precio que el de Inglater= ra, aunque en adelantamientos y en riquezas acaso Francia es inferior. 4 esta: sin embargo de que las tierras de Inglaterra estan mejor cul- tivadas que las de Francia, y las de esta na- cion mejor que las de Polonia. Pero aunque un pais pobre, no obstante la: inferioridad de su cultivo , pueda en cierto modo competir.con el rico en la bondad y valor de sus granos, nunca podr4 pretender femejante competencia en Jas manufaéturas ; 4 lo menos quando éstas correspondan 4 las circunstancias del fuelo , del clima, y de la situacion de un pais rico. Las fedas de Francia fon mejores: y mas baratas que las de Inglaterra , porque las manufaftu> ras de feda (4 lo menos en las prefentes cir- cunstancias de los altos impuestos que se pagan en la introduccion de la feda en rama) no fon proporcionadas al estado de esta nacion: pero Jas de metales, y telas de lana de Inglaterra fon sin comparacion fuperiores 4 las de Fran- cia, y mucho mas baratas en igual grado de bondad. En Polonia se asegura no haber mas manufafturas que aquellas mas groseras , y do- mésticas sin las que pais ninguno puede fubsis~ tir Con cOnveniencia. - Este considerable aumento que un mismo niimero de manos puede producir en la cantidad de la Obra en confeqiiencia de la division del trabajo nace de tres circunstancias diferentes: Lisko I. Car. L 13 de la mayor destreza de cada operario particu- Jar: del ahorro de aquel tiempo que comun- mente se pierde en pasar de una operacion & otra de distinta especie: y por ultimo de Ja in- vencion de un namero grande de m4quinas que facilitan y abrevian el trabajo, habilitando 4 un. hombre para hacer Ja labor de muchos. En primer lugar el adelantamiento en des- treza hace que el artifice aumente la cantidad de .obra que es capaz de producir: y la divi- sion del trabajo, como que reduce la obra del hombre 4.una-operacion solay simple , y como que el. operario hace aquel oficio Unico destino de su vida, no puede dexar de anmentar con- -siderablemente la destreza del artifice. Un her- rero que por diestro que fea en el manejo del martillo no se haya acostumbrado 4 hacer cla- vos, si en alguna ocasion se vé -precifado.4 intemarlo , feguro es que apenas podra hacer al dia doscientos 6 trescientos clavos, y aun és- tos de muy mala figura y formacion. E] her- rero gue estubiese acostumbrado 4 hacerlos, pero gue no fuese este su Gnico oficio, rara vez, y esto haciendo los mayores exfuerzos, podria Iegar 4 fraguar al dia ochocientos. Yo he visto 4 varios mozos de edad como de veinte afios, que por no haber tenido otro oficio que el hacer clavos , quando lo exercian , podia cada uno hacer al dia mas cle dos mil y tres- cientos. El hacer un clawo es sin duda alguna una obra de las mas fencillas : una misma per- fona mueve los fuelles, exfuerza 6 modera el foplo fegun el fuego que se necesita, caldéa el hiervo, y forja las partes principales del cla- vo; y aun al formar la cabeza tienc que mu- 14 Rigueza DE Las Nacrongs, dar de instrumento, Aquellas diferentes opera ciones en que est fubdividido el trabajo de ha- cer un alfiier, 6 un boton de metal , son cada uma de por si mucho mas fencillas , y por con- siguiente es mucho mayor la destreza del opera- rio, como que no se ocupa en toda la vida en otro ministerio, La velocidad con que se forman algunas de estas operaciones en las ma- nufa€hiras excede 4 quanto puede figurarse uno que nunca las ha visto, fobre la destreza de la mano del hombre, En quanto 4 Jo fegundo la ventaja que se faca de aprovechar aquel tiempo que por. lo regular se pierde al pafar de una especie de labor 4 otra, es mucho mayor de lo que 4 pri- mera vifla puede imaginarfe, Es imposible pafar con mucha prefleza de una obra 4 otra quando la fegunda fe hace en sitio diftinto, y con inftrumentos enteramente diverfos. Un texedor de una aldea 6 lugar corto que at mismo tiempo cultive alguna porcion de terreno no podra menos de perder una gran parte de tiempo al pafar desde el telar al cam- po, 6 al volver desde ¢} campo 4 su telar. Quan- do las dos labores pueden hacerle en un mis- mo sitio no hay duda que se perderaé mucho menos tiempo, pero aun en efte cafo es la pér= dida muy considerable. No hay hombre que no haga alguna paufa aunque -pequetia para pafar la mano de un empleo 4 otro. Quando princi- pia la nueva obra rara vez le parece fuave de levar, y hasta pafado algun tiempo no se afin ciona 4 ella; no est4 para ello, fegun los mis- mos artefanos se explican, y por “algun rato mas bien es juego que aplicacion el principio de Lipro I. Car. I. 15 aquella labor. La costumbre de pararfe, 6 de hacer paufas, y la de una aplicacion floxa é indolente que naturalmente , y aun por nece- sidad, adquiere un artefano que se vé obli- gado 4 mudar 4 cada hora de labor y de ins- trumentos, y de emplear: fus manos en veinte modos de vivir, le hace por lo regular de= xado y perezofo, y aun en las ocasiones mas urgentes incapaz de una aplicacion vigorofa. Aquel defcuido, aquelia desidia en un punto tan importante como la destreza que no tie~ ne, es fuficiente caufa para limitar la canti- dad de obra que feria capaz de producir, En quanto 4 lo tercero y Gltimo , quién hhabré gue no conozca lo mucho que facilita y abrevia el trabajo la aplicacion y la maqui~ naria propia. Efta verdad no necesita compro~ barfe con exemplos, y asi folodiré, que la in- vencion de aquellas maquinas que facilitan y abrevian el trabajo parece debida en su origen 4 la division del trabajo mismo. Quando un hombre tiene puefta toda su atencion en un objeto folo efta en aptitud mas propia para des~ cubrir los medios mas oportunos y expeditos para tocar en el punto defeado, que quando su Imaginacion se disipa con la mucha variedad de materias; y como en confeqiiencia de la division del trabajo fixa su siencion natural- mente en un objeto folo y simple, uno 4 oiro de aquellos que se emplean en algun ramo par- ticular de un artefacto es muy regular gue en- cuentre ea breve con cl método mas facil y pronto de perfeccionar su operacion , en quanto lo permita la naturaleza de Ja obra que em~ prende, Una gran parte de jas maquinas em~ 16 Rroueza pe vas Naciones. pleadas en aquellas manufacturas en que se halla muy fubdividido el trabajo fueron en su origen inventos de algun artefano, que embebido siem- pre en una simple operacion, hizo conspirar todas sus ideas en busca del método y medio mas facil de hacerla y perfeccionaria. Qualquie- ra que se haya ocupado en visitar las oficinas de eftas manufacturas habra vifto muchas y buenas maquinas inventadas por los mismos operarios para facilitar cada uno el ramo peculiar de su obra. En las primeras maguinas que se inven- taron paratoftar 6 afar, fe ocupaba infepara- blemente un muchacho. en abrir y cerrar alter- nativamente la comunicacion entre el afador y el cilindro fegun que ascendia 6 descendia el embolo de ella: uno de estos muchachos de- feofo de ir 4 jugar con sus compaiieros notd que atando una cuerda desde la extremidad del valbo 4 puertecilla que franqueaba la comuni- cacion 4 la otra parte de la maquina el valbo podia abrirfe y cerrarfe sin su asiftencia, con Jo que quedaba en libertad para irfe 4 diver- tir con los otros nifios de su edad: y de efte modo uno de los mayores adelantamientos que se han verificado en estas maquinas desde su primer invento debié su descubrimiento 4 un muchacho que queria jugar con sus compajie- ros, y para confeguirlo necesitaba excufar-al- gun trabajo. No por efto podr& decirfe, que todos los adelantamientos de la maquinaria han sido in- ventos de los mismos que las \ifaron en sus oficios. Muchos de eftos progrefos han sido efelos de la deftreza de los que han hecho las maquinas mismas, habiendo tomado por oficio la Lisro I. Car. I. 17 la conftruccion de ellas: y algunos otros de la enetracion de los que llamamos filéfofos, f hom~ bres contemplativos en la especulacion filofofi~ ca, cuyo ministerio no es hacer sino obfervar todas las cofas; y quienes por este respe@lo fon 4 veces capaces de combinar las virtudes fisicas y activas de los objetos mas defemejantes y defunidos. Con los progrefos y adelantamientos de la fociedad la Filosofia y la especulacion llegé 4 fer, como qualquiera otro empleo, una ocupacion y deftino peculiar de cierta clase de ciudadanos: y como qualquicra otro. empleo tambien eft4 aquella fubdividida en un nimero grande de ramos diferentes, cada uno de los quales da cierta ocupacion peculiar 4 distintas clafes de Filéfofos, cuya fubdivision de empleos en la Filofofia, asi co.no en los demas exerci- cios , perfecciona Ja deftreza, y ahorra mucho tiempo que se perderia de lo contrario, Cada uno pues de los individuos de la fociedad se hace mas experto, se produce mas obra en todo el cuerpo comun de ella, y las ciencias y ar- tes reciben. una perfeccion y aumento consi- derables, La multiplicacion grande de producciones, que en todas las artes dimana de la division del trabajo, es lo que en una fociedad bien ordenada produce aquella opulencia univerfal que se extiende hasta por las clases. inferiores. del pueblo. Todo trabajador , todo artefano tiene mas obra propia de que difponer que la que necesita para si mifmo; y qualquiera de los otros artefanos y trabajadores, como que se hallan todos en la misma situacion , estén en aptitud de cambiar gran: cantidad de fus Tomo I. 3 38 Rrqueza DE LAS Naciones. propios bienes por otra igual de los agenos, 6 por el precio, que es lo mismo, de igual can- tidad de los otros. El uno provee al otro de Jo que le hace falta, y este 4 aquel recipro- camente, y de este modo viene 4 difundirfe en todas hs clafes de la fociedad una pleni< tud general y admirable. Obfervense las conveniencias que disfruta un artefano , 6 un jornalero en un pais civili- zado y activo y se vera que excede 4 toda com- putacion el numero de gentes que concurren 4 fuministrarle aquellas conveniencias , procu- yandofelas cada uno con una parte aunque le- ve de su industria, Una capa, 6 una manta de lana, por exemplo, que cubre 4 un pobre Jornalero por grofera que sea es produccion del trabajo junto de una multitud de operarios diferentes. El pastor, el que fepara las clafes de lanas, el cardador, el tintorero , el hilan- dero, el texedor , el batanero , el fastre , y olros muchos, todos tienen que juntar sus operacio~ nes para llegar 4 completar una produccion tan grofera y tan basta. ¢Quantos tratantes y hharrieros ademas de esto no se habrian emplea~ do antes de aquella labor en transportar los materiales de unos 4 otros de aquellos mismos artefanos, que 4 veces fuelen vivir en pueblos muy distantes? Qué comercio, qué navegacio~ nes, quantos artifices y construttores de ma- rina, quantos marineros, quantos fabricantes de velas y jarcias, no se emplearian para cons ducir folamente las drogas , 6 ingredientes de que ufa el tintorero, Jas quales fuelen traerfe de las partes mas remotas del mundo? Y qué variedad de trabajos, y de laboratorios no se ne~ Lisro I. Car. 1. 19 cesita para formar Jos instrumentos del mas ru~ do y basto de aquellos artefaétos ? Dexando aparte lascomplicadas maquinas del buque det marinero, del batan del Jabandero, y del te- Jar def texedor, considerefe felamente que va- riedad de Jabores y de trabajo se requiere para Hegar 4 concluir aquella simple maquina de las tixeras con que ei esquilador corta la lana de una obeja.. El minador , el construétor del hor- no para fundir la materia mineral, el lefia- dor, el carbonero, el que hace la mafa del crifol, el que lo forma, e] obrero que asiste al horno, el del martinete, el forxador, el herrero, todos deben juntar fus artes refpec- tivas para producir et fencillo artefaéto de unas tixeras. Si pafamos 4 examinar del mifmo modo todas las partes de que conftan fus pobres ves- tidos, y el miferable aparato de su eafa, la afpera camifa que cubre fus carnes, los za~ patos que defienden fus pies , Ja cama en que defcansa con todos los articulos que la com- porien, el hogar en que prepara su rustico ali~ mento, el carbon de que ufa para este inten~ to facado de las entrafias de la tierra, 6 cor- tado de los duros troncos , y acafo conduci-~ do alli 4 expenfas de dilatadas navegaciones por inmensidad de mares; todos Ics utensi- hios de su triste cocina, el humilde fervicio de su mefa, el cuchillo, los platos de madera & barro , las diferentes manos ‘empleadas en pre~ parar su pan, y su-vino, la vidriera, 6 en- cerado que le sirve de abrigo, para que sin impedir la luz le referve det viento y dela llu- via, con todos tos conocimientos y maquinas que se necesitan para preparar aquel feliz y 20 Rioveza DELAS Nactones, preciofo invento, sin el que en las regiones frias apenas podrian habitar los humanos , » jun= tamente con los instrumentos innumerables de indispenfable ufo para todos los artefanos , y eperarios que fe emplean en tan diverfos mi- nisterios como fon necefarios para proporcio= nar4 un infeliz tan excafas conveniencias: si nos paramos, digo,4 examinar todas estas cofas, y 4 considerar la variedad de trabajo que se emplea en qualguiera de ellas, verémos palpa~ blemente , que sin la concurrengia de millares de hombres la perfona mas humilde de una fociedad civilizada no podria proveerfe de aguellas cofas que se tienen por mas baxas y defpreciables en el estado abatido de an pobre jornalero, en que vive gustofo y acomodado. Y 4 la verdad que comparada su situacion con el extravagante luxo del Grande no puede me- nos de parecer simple y frugal; pero con todo efo acafo es tambien cierto , que el obstentofo estado de un Principe Europeo no excede tan- to al de un rustico industriofo y fiugal, como el de este ultimo excede al de muchos Reyes Africanos, que fon duefios abfolutos de las vidas y libertad de diez mil, 6 mas falvages defnudos. CAPITULO II. Del principio que motiva la division det trabajo. Ea division del trabajo, que tantas venta- jas trae 4 la fociedad , no es en su origen efec= to de una premeditacion humana que preyea, y Lisro I. Cap. Il. 21 se proponga como fin intencional aquella ge~ neral opulencia que la division dicha ocasio~ na: es como una confequencia necefaria, aun= que lenta y gradual, de cierta propension ge- nial del hombre que tiene por objeto una uti- lidad menos extensjva ; la propension, es 4 fa- ber, de negociar, cambiar 6 permutar una cofa por otra. No es de nuestro proposito inquirir, si es~ ta propension es uno de aquellos principios ocultos de que en la naturaleza humana no puede darfe, en su linea, ulterior razon, 6 si es, fegun parece mas probable, una confequen- cia de Ja razon del hombre, de su difcurso, y de su facultad de hablar. Lo cierto es, que es comun 4 todos Jos hombres , y que no se encuentra en los demas animales , los quales ni conocen, mi pueden tener idea de contrato alguno. Dos perros que corren una mifma lie- bre, fuele parecernos, que obran con algun con= cierto. Cada uno de ellos la ostiga 4 veces Dacia su compafiero, 6 procura interceptarla quando el otro la echa hacia él; pero quién ha de dudar que esto ni es, ni puede fer efec- to de convenio entre ellos , sino de la concur~ rencia accidental de la propension de ambos h4cia un mismo objeto, y 4 un tiempo mismo. Nadie habra viflo que un perro haga con otro un cambio deliberado de un huefo que le haya ofrecido la fuerte. Nadie vié jamas 4 un ani+ mal significar 4 otro con sus gesticulaciones, y articulaciones guturales, efto es mio, aquello es tuyo; 6 yo quiero dar efto por aquello, Quan- do 4 un bruto falta alguna cofa que quiere con~ feguir de un hombre, 6 de otro bruto, no tie« 22 Rigueza DE LAs Naciones. ne mas medio de persnasion que grangear con alhagos la gracia de aquel de quien é\ aprehen- de que ha de recibir lo que busca. Un cachorro acaricia 4 su madre, y un perro procura con mil alhaguefios movimientos lamar la atencion de su duefio quando se sienta 4 comer, si ve que no le dan el alimento que necesita. El hom bre con una razon fuperior 4 aquel instinto usa de las mismas artes con sus hermanos, y quan- do no halla otro modo de inducirles 4 obrar conforme 4 sus intenciones, procura grangear= les la voluntad por medio de geftiones ferviles y_lifongeras. Pero no en todos tiempos se le ofrecen ocasiones oportunas de hacerlo asi. En una fociedad civilizada se ve siempre obligado 4 la cooperacion y concurrencia de Ja multitad, porque su vida toda apenas puede fer perioda fuficiente para grangearfe Ja voluntad de un corto niimero de perfonas. En casi todas las demas caftas de animales cada individuo de la especie, luego que llega 4 eftado de maduréz, principia & vivir en uno de entera indepen~ dencia, y en efte eftado natural puede decirfe gue en cierto modo no tiene necesidad de otra criatura viviente. Pero el hombre se halla siem= pre constituido, fegun la ordinaria providencia, en Ja necesidad de Ja ayuda de su femejante, fuponiendo siempre la del primer Hacedor: y aun aguella ayuda del hombre en vano la es= peraria siempre de la pura benevolencia de su préximo; por Jo que la confeguira con mas feguridad interefando en favor fuyo el amor propio de los otros,en quanto 4 manifeftarles que por utilidad de ellos tambien les pide lo que defea obtener. Qualquiera.que en materia Lraro I. Car. IL 23 de interefes eftipula de otro, se propone hacer efto: ,,dame tu lo que me hace falta, y yo te » daré lo que te falta 4 ti. Efta es la inteligen~ cia de femejantes compromisiones ; y efte es el modo de obtener de otro mayor parte en los buenos oficios de que necesita en el domercio de la fociedad civil. No de la benevolencia del carnicero, del vinatero, del panadero, sino de sus miras al interés propio es de quien espe~ ramos y debemos esperar nueftro alimento. No imploramos su humanidad , sino acudimos 4 su amor propio; nunca les hablamos de nueftras necesidades , sino de sus ventajas. Solo el men= digo confia toda su fubsiftencia principalmente 4 la benevolencia y compasion de sus conciu- dadanos: y aun el mendigo no pone en ella toda su confianza. Es cierto que la caridad de un pueblo compasivo le fuministra todo el fon- do de su subsisftencia; pero aunque efte prin- cipio sea cl que al fin de un analisis le pro-~ vea de todo lo necefario para la vida, ni se lo fuminiftra ni puede fuminiftrarfelo por el orden con que va el pobre necesitindolo. La mayor parte de sus urgencias ocasionales. se van remediando por el mismo eftilo que las del refto del pueblo, por contrato, por cém~ bio, y por compra. Con el dinero que se le da de limosna compra la comida: los veftidos viejos que uno le da los cambia por otros ufados tambien pero que Je vienen mejor, 6 los da en cémbio de albergue, de comida, 6 de dinero, con el que se habilita para comprar comida, 6 veflido, 6 para pagar cafa en que vivir, fegun lo exija su necesidad, 24 Rigueza DE LAs NACIONES, Como que la mayor parte de los buenos oficios que de otros recibimos, y de que ne- cesitamos, los obtenemos por contrato, 6 por compra, esta misma difposicion permutativa es Ja caufa original de la division del trabajo. En una tribu inculta de cazadores , 6 de pastores principia uno por exemplo 4 hacer arcos y flechas con un poco de mas destreza y primor que otro: cambia su obra por ganado, 6 por caza con sus compafieros; y encuentra al fin, que de esta manera puede adquirir mayor por- cion de aves, y refes que si fuefe él mifmo al campo 4 aquellos exercicios. Por amor 4 su propio interes adopta como pot oficio principal fuyo-la construccion de faetas y de arcos, y viene por ultimo 4 constituirfe como en una cla~ se de armero. Aventajafe otro en formar cus biertas para fus pobres chozas , 6 para encer- rar fus muebles, y por este medio principia 4 fer ati! de un modo particular 4 fas compa- eros : estos le remuneran aquel fervicio con caza y con ganado, hasta que halla las ven- tajas de su interes en dedicarfe enseramente a aquel empleo, y profefar una efpecie de carpinterfa ristica. Del mismo modo otro sé hace herrero, y curtidor otro, 6 aderezador de pieles que fon las vestiduras comunes del falvage. Y de esta fuerte la certeza de poder cambiar toda aquella parte de trabajo propio que excede de ‘fu confumo por la parte del produéto del trabajo ageno que 4 é! le hace falta , estimula al hombre para apticarfe 4 una ocupacion particular, para cultivar, y condu- cir 4 su debida perfeccion el talento , 6 genio que le habilita para cierta especie de Tbores. a

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