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ISSN 0325-2221 Relaciones de la Sociedad Argentina d» Antropologia, T. XV, N. S. 1983, Bs. As. ADAPTACIONES MARITIMAS PREHISTORICAS EN EL LITORAL MAGALLANICO-FUEQUINO * Ernesto Luis Piana *°° Desde Ja época de Darwin (1839) y Fitz Roy (1839), los indigenas de los cantles magallanico-fueguinos han Iamado la atencién de los investigadores. Si bien existen noticias anteriores, el panorama de lejania extrema, clima incle- mente, desgarbo corporal, desnud:z, rudeza de costumbres y pobreza tecnols- gica que ellos trasmitieron convirtié a los fueguinos en “fésiles vivientes”, a los cuales a menudo se recurrid para ilustrar lo que se creia saber accrca de la Prehistoria, A partir de 1880, los Yémana y los Alakaluf se pusicron de moda en el campo antropolégico-fisico por algim tiempo (Garson, 1885; Sergi, 1887 y 1888; Mantegazza y Regalia, 1886; Martin, 1893-1894, etc.); el interés por la des- cripcién cultural fue més perdurable, y en ese campo se destacan los trabajos de Hyades (Hyades y Deniker, 1893), Martial (1888), Thomas Bridges (1884), Lothrop (1928), Gusinde (1937), Emperaire (1955) y otros. Estos autores corrigieron varios aspectos erréneos de las d Darwin y Fitz-Roy, pero los fueguinos siguieron constituyendo ej caismo cultural. Gusinde, aduciendo sélo endebles razones, afirmé (1924, pag. 42) que los Alakaluf y los Yamana eran “los Gnicos Hamados a darnos una respuesta segura y satisfactoria sobre algunos detalles de ciertas instituciones y costumbres de la época primordial de la humanidad, de los comienzos de la sociedad humana”. En consecuencia, Gusinde negé implicitamente que la cul- tura de esos pueblos hubiera evolucionado, Afios después, Imbelloni (1947) completé esa nocién con Ja de) arrinconamiento por obra del empuj? de pue- blos culturamente mas dindmicos. Esa tautologia fue coregida por Menghin (1960, pig. 9) al introducir, siquicra superficialmente, la consideracién del am- biente: la region extremadamente hostil “era apta, como pocas, para servir como ® Lefdo en el New World Maritime Adaptations Symposium, 48 t the Society for Amorican Archacology, Pittsburgh, 30 de abril Asociacién de Investigaciones Antropolégicas (Buenos Aires, Repiblica Argentina). Centro Austral de Investigaciones Cientificas (Ushuaia, Reptiblica Argentina). Annual Meeting of 3. 225 — tiltimo refugio a pueblos primitivos que debian 0 querian ceder a la presién de grupos mas fuertes”. Pese al interés tedrico de esas cuestiones, la investigacién se mantenfa en la especulacién etnolégica, sin buscar la confirmacién arqueoldgica. Las tinicas excepciones fueron Junius Bird en la década del treinta (Bird, 1938 y 1946) y Emperaire y Laming, dos décadas después (Empcraire y Laming, 1961). Ahora bien: Bird nunca publicé sobre el tema mas que datos breves e insuficientes, en tanto el mas extenso articulo de Emperaire y Laming se resentia por la ausenci:t de términos de comparacién. Durante mucho tiempo, el sitio Englefield resulté intrigante por su antigiiedad (aprox. 9000 afios AP), su aislamiento geogrifico v su singularidad tipologica. Hasta el comienzo de la década de 1970, en conse- cuencia, se tenia una idea relativamente clara sobre la manera en que los Ya- mana y Alakaluf explotaban hace un centenar de aiios el boscoso, frio y Iluvioso litoral maritimo en que vivian, p:ro se ignoraba casi por entero el proceso que habia precedido a la condicién observada por los etndgrafos, La situacion est4 cambiando en los tiltimos diez afios. En 1972 el investiga- dor chileno Omar Ortiz Troncoso localizé y excavé en las proximidades de Punta Arenas los sitios arqueolégicos Bahia Buena y Punta Santa Ana (Ortiz Troncoso, 1975, 1980); en 1975 excavamos el sitio Lancha Packewaia (Orquera, Sala, Piana, Tapia, 1977) y en los afios 1976, 1978, 1980, 1982 y 1983 hemos cumplido campafias de excavacién en el sitio Tiel (Orquera, Piana, Sala, Tapia, 1978, MSa, MSb). Estos dos tiltimos lugares estan en Ia orilla norte del canal Beagle. El fechado de Englefield esté ahora en duda (Ortiz Troncoso, 1979), pero hay datos muy sélidos y abundantes que afirman la continuidad de una adaptacién al litoral maritimo en el extremo sur americano desde por lo menos la segunda mitad del séptimo milenio AP. Bahia Buena y Punta Santa Ana son sitios fechados radiocarbénicamente entre 6410 y 5210 AP. En Tiinel se observan cinco momentos diferentes de ocupacién; el primero (6980 AP = 110) debe ser dejado de lado por corres- ponder a una breve penetracién de gentes no adaptadas al litoral maritimo y cuya descendencia en la regién no ha sido hallada, pero tal tipo de adaptacién aparece ya indudablemente en el Segundo Componente (ocho fechados radio- carbonicos que cubren el lapso entre 6200 AP + 100 y 5630 AP + 130). La tradicién representada en ese componente contintia en el Tercer Componente de Tiinel y el Componente Antiguo de Lancha Packewaia (4300 AP + 80 hasta 4020 AP + 70) y en el Componente Reciente de Lancha Packewaia (ocho fechados radiocarbénicos desde 1590 AP = 50 hasta 280 AP + 85). En el intervalo se produjo un Cuarto Componente de Tanel (2690 AP + 80), del que todavia no podemos decidir si se trata de un episodio en el proceso evolu- tivo general o de una intrusién de sitio. Tanto Bahia Buena y Punta Santa Ana como el Segundo Componente de Tune! muestran un momento inicial caracterizado por el consumo intensivo de lobos marinos, con neto predominio sobre el de guanacos, aves y peces y con ausencia de consumo de mariscos. Un segundo momento corresponde a la acu- mulacién de conchales de regular potcncia, En esto se repite la pauta obser- vada por Yesner (1980, pag. 734) en el Pacifico nororiental, si bien la distancia temporal entre el comienzo del aprovechamiento de pinnipedos y «1 comienzo de! aprovechamiento de moluscos puede haber sido en Tiinel de apenas un — 296 — on WALAKWULUP| [var Fane comm sicinte 08 banca RECIENTE asain vote DEL CANAL SUI0 couronentt oc Tas BEAGLE (MEO 1 SAHA Poze: 2e | 1 [Guatte Componente’ de Ténet| * Ponsonby &-- Ponsonby 8 [COMPONENTE ANTIGUO DE CANCHA PACKEWAIA Tercer Componente de Tune! | BAHIA BUENA, usa £ Sana ANA m1 ~ENGLEFIELO [seeunco COMPONENTE: DE TUNEL i Fase Magaliones ll Fucuna 1: Bosquejo de relaciones evotutivas entre los conjuntos arqueolégicos meneionados en el texto. centenar de afios, no de milenios. Junto con el consumo de mejillones, en las capas de conchal de Tunel aumenté la predominancia del consumo de lobos marinos sobre el de guenacos: datos relativos a sélo las tres primeras campafias indican no menos de 159 Arctocephalus australis contra solamente 8 Lama gua- nicoe. En Ja ultima campafia, empero, se han reunido datos sobre posibles va- riantes estacionales. En Englefield, Bahia Buena, Punta Santa Ana y Ttinel, el instrumental 6seo tuvo mucha importancia (en el wltimo lugar Hega al 40% del total de utensilios) y comprende puntas de arpén separables con base cruciforme, pun- tas de arpén multidentadas, punzones en hueso de ave, cinceles, etc. Una di- ferencia importante entre esos dos sitios reside en la abundancia de puntas dé proyectil almendradas bifacialmente retocadas, de obsidiana, en Englefield, Ba- bia Buena y Punta Santa Ana, en contraposicién con lo: hallado en Tiinel. Tam: bién hay guijarros con surcos y escotaduras (presumiblemente relacionados con 207 — ciples yaa gutaase gl etree sur ener meh Pats erase Toho Meas ae ‘Pata Sent hoa +9180 Engetitge Ficuna 2: Ubicacién de los principales sitios arqueolégicos mencionados en el texto. la pesca) y es de destacar la constatacién estratigrafica en Tumel de 12 presen- cia hace seis mil afios de hachas y otros objetos de piedra pulimentada y/o alisada, El resto del instrumental litico (con gran predominio de raederas y raspadores) es menos idiosincritico, Es evidente que «sos cuatro sitios —globalmente coetaneos— responden a un mismo tipo general de adaptacion genéticamente correlacionada. Sin em- bargo, entre Englefield y Tuinel hay diferencias estilisticas y porcentuales, en tanto Bahia Buena y Punta Santa Ana parecen hallarse en una posicién inter- media, Los datos son atin insuficientes para determinar si los cuatro sitios re- presentan una expansién desde una zona a la otra, o si por el contrario son producto de subtradiciones paralelas a partir de un origen comin. En cualquier forma, una punta de proyectil almendrada en obsidiana hallada en Tiel in- dica que entre ambas zonas hubo algtin tipo de contacto, En la zona occidental del estrecho de Magallanes existe luego un hiato en Ja secuencia conocida. En el canal Beagle, la continuidad del poblamiento est documentada en el Componente Antiguo de Lancha Packewaia y en el cuanti- tativamente mas pequehio Tercer Componente de Tiel, En ambos se advierte continuidad de las pautas adaptativas y tipolégicas que caracterizan al Segun- do Componente de Tiinel, pero también una notable diferencia: la gran abun- dancia de puntas de lanza Iiticas (12 a 16 em de longitud). Se trata de puntas lanceoladas y biacuminadas, talladas bifacialmente, confeccionadas a partir de grandes preformas nucleiformes de vulcanita basltico-andesitica. Esa abundan- cia esta relacionada con un importante aumento en el consumo de guanacos — 228 — URA Tipos de instrumental éseo y_ malacolégicos del Segundo Componente de Timel. Fila supe- rior: puntas de arpén multidentada y de base ‘iforme, y punzon hue- co, Fila del mm 3: cufias y cinceles. Fila inferior: cuchillo de valva, cuen- tas de collar de va'va, pendientes en eanino, columela y hueso de ave, y tubo sorbedor deconado. Ficura 4: Tipos de instrumental li- tico del Segundo Componente de ‘Tanel, Arriba: raspadores corto y largo, raederas bifacial y doble, y perforador. Hileras del medio: rae- deras y fragmento de biface. Abajo de con surco, guijarro con escotaduras y hucha. . ‘ 4 es Ficuna 5: Piezas del Componente Antiguo de Lancha Packewaia. (36 % del total de calorias consumidas) y no p-rece ser un fenémeno estacio- nal. Ese tipo de punta se repite en el practicamente no descrito sitio Ponsonby, mucho mis al norte (Laming-Empera tado en 3720 AP + 130. En la regién del canal Beagle, el proceso de poblamiento es rastreab'e sin dificultades, ya dentro de nuestra era, en la ya mencionada Fase Reciente del Canal Beagle (Orquera, Sala, Piana, Tapia, 1977). Para la zona occidental del estrecho de Magall-nes, con referencia al periodo tardio hay datos arqueolégi- cos tobr> el citio Vivian (Emperaire y Laming, 1961) y noticias extremadamen- te breves sobre otros, La Fase Reciente del Canal Beagle difiere del Componente Antiguo de Lancha Packewait por los reemplazos de las grandes puntas de lanza liticas por puntas de proyectil, de las grandes preformas nucleiformes por otras mas pequefias, y de las puntas de erpén éseas de base cruciform? por otras de cspiidén simple. El resto del instrumental litico y éseo sufrié pocas variantes. Las puntas de proyectil muestran mucha variabilidad tipolégica, y algunas im- plic-n indudablemente la utilizacién de arcos (ya conocidos en la zona enanto mis tardiamente en 2690 AP). Las puntas de proycctil litieas son abundantes con referencia al primer milen’o DC, pero luego su uso entré en decadencia, Este dato arqueoldgico coincide con informaciones de origen etnografico y con la parale!a disminueién del consumo de guanacos registrada en Lancha Packewaia: los pinn‘pedos pro- poreionahan @ comienzos de la Fase Reciente del Canal Beagle ¢l 84% de las calorias consumidas, y al finalizar ella cl 91%, en tinto el aporte de los gua- . 1968 y comunicacién personal), da- 230 — Fieuna 6: Preforma hifae’al y puntas de lanza (cn d'stinto estado de terminacitin) del Componente Antiguo de Lancha Packewaia. nacos pasé del 12 % al 3 %. El aporte de las aves se mantuvo en un 3%, y el de peces y moluscos por debajo del 1% para cada uno de ellos (Saxon, 1979). Arqueolégicamente se perciben las primeras influencias ergolégicas euro- peas ya para cl siglo XVII, aunque el canal B agle fue oficialmente descubierto sdlo en 1830, La nocién de arrinconamiento sostenido por investigadores anteriores debe rer revisada. Las regiones que nos ocupan son indudab!em nte frias y Inuviosas, pero hay abundantes recursos naturales que permiten alcanzar dietas de ele- vedo valor calérico con las cuales contrarrestar Ja agresién climatica. En este aspecto, el litoral magallénico-fueguino sudoccident:l se inscribe bien en Jas ca- racteristicas de alta rentabilidad nutricional descritas por Yesner (1980) para otros litorales marftimos Ce latitud el'a, Consccuentemente, las estimaciones de poblacién disponibles para el siglo pasado sugieren una densidad relativamente elevada: mas de 30 veces a registrada para Patagonia continental y Ja subarea pampeana antes de Ja penetracién de los araucanos horticultores y pastoriles. De todas maneras, hay que sefialar dos hechos, El primero es que, pese a densidad relativamente elevada, Ja cantidad absoluta de indigenas nunca Yue grande: Jas cifras mas confiables para el mejor momento del siglo pasado no superan 17s seis mil personas entre yamanas y alacahifes. El segundo es que, si bien los recursos naturales era abundantes y existia dependencia a su respec: to, la diversificacién de fuentes de alimcnto no era suficientemente amplia: por ausencia de peces anfidromos no se practic2ba la pesc? fluv‘al, el acrovecha- miento de celéceos era solamente pasivo (cuando varaban moribundos) y ¢n cl frea no hay vegetales nativos de alto va'or calérico que permitier.n recolec- e -B1- Ficuna 7; Piezas del Componente Reciente de Lancha Packewaia Ficuna 8: Puntas de proyectil del Componente Reciente de Lancha Packewaia — 232 — ciones intensivas, Tampoco estaban dadas las condiciones para que se estable- cieran sistemas intensivos de intercambio con grupos vecinos. Por lo tanto, el aprovechamiento de Ia rica biota litoral carecia peligrosamente de alternativas. Por el momento no ¢s posible determinar con precision cual fue el origen de la poblacién que levé a cabo esta adaptacién al litoral magallénico-fueguino sudoccidental. Descartadas por razones obyias las conjeturas sobre lejanas mi- graciones, queda en pie como regién probablemente critica en ese sentido el sur de Patagonia continental, donde desaparece la barrera de los Andes. Sin embargo, a su respecto nuevamente existe insuficiencia de investigaciones; lo que se sabe sobre esa zona se reduce en la practica a las ya antiguas e incom- pletas publicaciones de Bird (1938) y de Emperaire y otros (1963). De todas maneras, algunos débiles indicios tipolégicos sugieren que Jos antepasados con- tinentales que iniciaron el proceso de adaptacién no habrian sido muy anterio- res a las manifestaciones halladas en Englefield, Bahia Buena, Punta Santa Ana y Tiinel. En esos lugares, la adaptacién al litoral maritimo y Ia explotacién ex- perimentada de sus recursos ya estaban bien logradas en la segunda mitad del séptimo milenio AP. Luego de esa transformacién aparentemente veloz, se observa una con- trapnesta suerte de equilibrio estable en torno de las pautas de aprovechamien- to adquiridas, con muy lenta deriva hacia f6rmulas que con menor invcrsién de esfuerzo permitieran lograr rendimientos semejantes, Hubo indudablemente algunas mejoras tecnologicas, pero también es verdad que decayeron —si no desaparecieron— la decoracién del instrumental éseo, el alisamiento de la piedra, las cufias pedunculadas, etc. Al menos en el Beagle es perceptible un creciente descuido en la terminacién de racderas y raspadores. El registro arqueolégico, consecuencia, no trasluce una tendencia univoca hacia el aprovechamiento mas intensivo del ambiente, sino lo que metaféricamente podria ser calificado como un conformismo con Ja situacién alcanzada, Como continuacién de nuestra vision panordmica, es posible suponer que a estabilidad se deberia, no a una cristalizacién cultural ancestral ni a una situacién de arrinconamiento, sino por el cont nas y/o externas, La abundancia de pinnipedos, guanacos, aves, moluscos, peces y algunos ocasionales ceticeos permitia sustentar una peblacién que en ningin momento Ilegé a aumentar en exceso, Por su parte, las caracteristicas desérticas de Patagonia continental y de Pampa —y las grandes distancias que cubrian— Hevaron a que esas otras regiones sirvieran como proteccién, no como fuente de presiones demogrificas. Es verdad que los Selk’nam del norte de Tierra del Fuego, cazadores de guanaco, equiparaban individualmente a yamanas y alacalufes en cifras de po- blacién absoluta y en densidad relativa, y que molestaban esporddicamente a los primeros. Pero tampoco Hegaron a constituirse en riesgo serio: el interior en el que vivian también contaba con recursos abundantes y su adaptacion —di- rigida hacia una zona ccolégicamente muy disimil— no los predisponia hacia una expansién continuada en direccién sur. Su economia y la de los Yamana eran mutuamente excluyentes. En sintesis: una vez logrado un grado aceptable de adaptacién, durante mucho tiempo no se hicieron sentir sobre los canoeros fueguinos incitaciones para el desarrollo de medios mas eficientes de explotacién del ambiente. Cuan- es fo a la falta de presiones inter- —233— do las presiones tinalmente se produjeron, ellas se debieron a la accién de los europeos: fueron demasiado violentas, repentinas, se ejercieron sobre una po- blacion numéricamente débil, y no dejaron ni ofrecieron caminos abiertos para cl soslayamiento 0 la reaccién, El resultado fue la virtual extincién de ambas etnias, Yamana y Alakaluf, a com‘cnzos de este siglo. BIBLIOGRAFIA Binn, Joxivs B, 1938. Antiquity and migrations of the early inhabitants of Patagonia, Geo- graphical Review, vol. XVII, Nueva York, pigs. 250-275. -1946, The archaeology of Patagonia. Handbook of South American Indians (compil. por Julian Steward), Burean of American Ethnology, boletin 143, tomo I, Washington DG, pigs. 17-24 Brupcrs, Thomas. 1884, Moeurs et coutumes des Fuéwiens. Bulletins de la Société d'Anthro- pologie de Paris, 3¢ serie, t. VOL, Paris, pigs, 147-168. Danw0y, Crrances. 1839. Journal and Remarks (1832-1836). 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