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HOMENAJE de TARIA RICARDO ROJAS fallecidos el 27 y 29 de Julio de 1957 en Bs.As. BUSIGNANI - CALVETTI . FIDALGO - GROPPA - PANTOJA DEPARTAMENTO DE POLICIA PAPELETA mn GONCHAVO Su valor $6 cts. mp. yy ‘al de- Ae A enn y weino de xk@ dy ee ee a xe convhava por ante este Departamento de Polit ja con et seier Dono Mb zat oeer. re sh por cl término de. C2 «PPAGI EF». ~ grnendy por salarro Men. Hewes heasiebeentd 0 eet beg aed OF oy. 4 Lew. arate fe wont cinee crt oni pile Pe to de anos, firmamos por ale ef Comisarca are suseribe. Jujui, Gare ere 7F le 18 G- real exacts cumplduich bh hake E ESA veypl he Tana bogB mmcmaler ferrmvar. Por Pam br Cen mr Fe eee — Cn (Gry a 1957. Registro de ba propiedad sutelectual No. 348.643 Direecioa BUSIGNANI - CALVETTI - FIDALGO GROPPA . pant: ‘Oya Ay DEPARTAMENTO DE POLICIA PAPELETA mr CONCHAVO su valor $@ cts. np. vecino de -f-25A alti ina :¢ couvhava por ante este FS io de eon el Scior Don Mzstirr Bt. bey por cl término de MtCPPIALIEA..w J grnande por salarro Any wpe 1 p aside eb en cla _ agers at i Ven cinee suaahefs a los versie g SS t rd. cL exacto’ cumpidaicnlo de anbos, firmamos y } por ante el Comisarea ™ suscrib, oe iY exe7F ie J SR exe ° Pa ° Peon ha ge k Maclean GE eH. P hve ee . uh pom mewaler formar Year Wontar 7 Levies Co nas ANO it Marzo a Junie 1937 Registre de la propiedad intelectual No, 348-643 TARJA Ya sea en la forma indiyi 3 vidual det sayo i © en los considerandos sobre huchaesss° © del libro, ursencia de los’ manifiestos colectivos, ese oeet IA aaul y en todas partes insiste temente sobre los derechos 2 Sin tener Ja pretension de hace tu tes, se insiste convention. ¥ deberes de los escritores im agregar nada nuevo al fest agotado en lo que se refiere a su ceccn ‘com Penta ee eeeme de la cultura, queremos, sine mente, recalear conclusiones que no por viejas defend de toner ia Actualidad y el valida peder coovineeet que tuvieron en sus origenes " Si bien cambian las exigencias del medio en que al es. critor toca desenvolverse, entrando a considprar eota actualidad, vemos que sus deberes y sus derechoa ct par que provocan las definiciones individuales anhe {an J fuerza constructiva y solidaria de totus ios qe trabajan en un campo comin, como necesaria y ante, condicién para que cabalmente se cumplan unos a y Dejando de lado las posibilidades que ofrecen los in- numerables caminos analizados, esta es la muy feliz constante que se desprende de los numerosos pronun- ciamientos, libros y ensayos. Los deberes, demas est decirlo, nacen de la mayor o menor conviccién que tenga el escritor respecto de la eficacia que en sus manos pueda representar el oficio y la sensibilidad que posee, mas el grado de honesti- dad con que emplee ambas cosas y mas el inteligente conocimiento de lo que el medio exige de é1 y de lo que él pueda dejar de valedero en ese medio. También hay un deber de limite impreciso entre lo estricta- mente literario y lo generosamente humano; un de ber de solidaridad precisamente ubicado en el pm- bral de la prosa labrada o del verso medido: una ac- titud social, A rafz del acto pitblico en el que fueron entregados los premios a las obras de cultura, en su editorial “Los Intelectuales y la Libertad”, “La Prensa” del 20 de junio wiltimo, dice: “Amenazas, persecuciones, tor tura y cArcel, fué el tratamiento que se le dispens6 a mas de uno. Los que se vieron obligados a buscar asi- lo allende las fronteras, conocieron las amarguras del destierro, morales o materiales. El pais no ha recon- quistado todavia todos sus intelectuales préfugos por el “delito” de no querer vivir en la servidumbre. Es hora de pensar en ellos cuando se premia justamente a los que no perdieron la fe en la dignidad presente y fu- tura del hombre libre”. Esta actitud social, de miras tan elevadas, al par que enaltece armoniosamente su condicién de escritor y su dignidad de hombre, da de- rechos. De todos ellos, el mas elemental es el de exigir al me- dio un absoluto respeto a sui labor. Insistiremos en es- to y no puntualizaremos las imperiosas necesidades de indole material (organizacién gremial, casa de descan- 80, ediciones, etc.) porque es precisamente por lo que muchos excritores, al comprobar que la literatura es algo muy distinto a un juego intrascendente, han lu- 147 chado y luchan desde antiguo y muchos artistas dolo- rosamente, hasta con el pago de sus Vidas, nos lo ham advertido. En las biografias, 0 en las mareas tumul- tuosas de los pueblos a través de los siglos, encontra- remos miles de edificantes paradigmas de lo costoso que ha sido para el hombre, el minimo paso con que avanz6 por el campo de la inteligencia “Los bArbaros modernos se erigen en despreciadores de la civiliza cién humana y hacen que todo parta de ellos, como si anteriormente nada hubiera existide, No cuentan para ellos ni los constructores de las catedrales que fueron uno de los momentos de la civilizacién humana, ni los monjes anonimos que, en la noche de la Edad Media, no dejaron extinguir la llama de la cultura y del ber. No cuentan para ellos, ni los pioneros del pensa. miento libre, Juan Huss, Savonarola, Esteban Dolet, que sacrificaron su vida por sus ideas, ni los fildsofos, ni los pensadores que abrieron nuevos horizontes al espiritu humano”. (Duclés, “Los Derechos de la Intell. gencia”, Montevideo 1939) Los derechos quedan fgualmente coartados, cuando sensibles o insensibles presiones econémicas y morales confluyen hacia la labor del escritor, Necedad, o egoismo “de los que se instalaron en 1a vi da como en un cémodo sillén”, seria no hacer caso a todas las advertencias que nos grita la historia. Y sin embargo, esto podrfa ocurrir al pretender desconocer los mas elementales deberes y derechos, No hace falta detallar cual es actualmente nuestra si- tuacién. Sdlo decimos que ni deberes ni derechos han sido plenamente observados y conquistados, (“El pa no ha reconquistado todavia a todos sus intelectuales”. La Prensa, pirrafo citado). Por Jo tanto el axioma atin es vilido: cualquier ataque a un escritor significa la constante amenaza para el resto de los escritores A esta altura de la evolucién cultural en nuestro pats, es necesario entrar de leno de una buena vez, a ana lizar limpiamente, entre todos, nuestros deberes y de- rechos y a tomar medidas que afiancen su libre ejer- cicio, Porque descontada la honradez, aseguramos que todos son lo suficientemente licidos y tienen la imprescindible calidad humana, como para evitar las dolorosas experiencias conccidas y trabajar por el fu- turo individual y colectivo, asentado en el horizonte de Ja patria, “Creemos que ha flegado el momento de que se coor- dinen esfuerzos en pro de todos, Ansiamos ver a los escritores unidos en un esfuerzo cultural que tenga mas altas miras que los intereses particulares o el afan de sobresalir politica o pdblicamente”. (“La Na- eién” — El Escritor y el Libro — 13 de Junio 1957). COYA Lo amasa imagen de dura greda un descarnado rumbo de tola y piedra. Lo alisa el viento de astada arena y de tan cerca, el cielo distanciado lo deja. El sol lo piensa sumisa lefia; sélo en el ojo la savia es tierna, Desde su manso estar entre ajadas ovejas el tiempo se le vuelve distancia y quena. Dura en la nada junto a minimas siembras hacia el quemado rio de las moliendas. Desde su alto lagar de sal y tierra dias iguales beben 8u opaca espera. MARIO BUSIGNANI - Jujuy 1956 Archivo Histérico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar 149 150 ERA UN SOLO HOMBRE fragmento episeulo. Calor te sblegaba con el creprisen y tarde de El calor s€ doblemrerminado otro dia de trabajo, junto a Toe pt mis om moaehadores ¥ rorreron. En el obraje se moviag: get: yes onan ‘era dia de pago. Dia forastero que corta de por m a de cortu og dio al mes. ar iiluefone ay Neencia para armi 8 Y recordar, 4, Esa noche hay Veer, modorra de la luna, al latido certero de ian a e nec hase frente a lat penetrable de la noche €n él monte que a fuer? rios, a la mesh ce: lon misculos al suefio, Esa noche lu vela de ine st jorir, continudndose en otra Hama que se alimenee® jece hasta Bor perdidas, Cuestién de mirarse extrafiados, com > coma my de contar, Contar largamente aquellas historign U2 ee fe lor hombres. Se sentiran cerca el uno del otro, con ple. pee Natisfecha y contacto silencioso. Tendran inmensas manag je uecir tan solo: hermano, Pero callan, Callan y tuman jont® mente hasta que el suefio revuelve la alpillera de los catres Y cara ai ciclo se entrezan como flor marchita Cuando el alba hincha el pecho, se acarician més los mates, mien. tras los bueyes trajinados parten solos con lo zorra a cuestag Es cia de encargue al fletero, al administrador, a cualquiera que vaya ai pueblo. La plata ha de llegar atada en un pafiuelo a la familig y de abi al almacén, Sabedores de so, los brazos se crispan con nueva fuerza ese dfa. El filo de las hachas est4 cortando la mafiana y rumbo al mont las alpargatas van calando una 4gil huella que algtin duende bo. rrar4 a la noche, Todo ésto sucede quincena por quincena, entre los hombres que destruyen la milenaria faena vegetal y crean otro ciclo necesario a su existencia. Pero aquella tarde o habfa mds calor o no encontraron cedrales en los cerros. ~iAurelio Quispe! —cay6 rotunda la voz del pagador— tomé, la cuenta de la proveeduria y el saldo, Aurelio, m&s conocido por “el chaquefio”, se quedé mirando los 85 pesos que el hombre puso en su mano. Mas adentro, el duefio del obraje escribfa en un libro grande. ——O.ga patron, deben estar equivocados, hace un mes que trabajo y es la primera paga. ~-Ah, yo no se Eso arreglate con el colorao, yo no se nada de €s0, respondié sin levantar la cabeza, Interrogado con el gesto, el que oficiaba de pagador, le mostré unas boletas — coca, carne, alpargatas... _-jClaro! ¥ ésto estd pagao con 60 cubos de cedro y 10 de qui- ' na! _—Miré, aqui no te vas a hacer el prepotente porque te voy a car... con un ademas brusco el colorao traté de intimidar al om eae. al chaquefio _,¥Y pa eso me han traido de Payo, pa trampearme? 1 HI patron dejé de escribir y levantandose dijo a todos lo allt estaban, segtin su mafiosa costumbre de irse sin terminar de pagar: . _No se paga mas, mafiana vuelyo — y comenzé a cosas para retirarse, arreplar, las EI chaquefio, enardecido y maldiciendo, salié del rancho que ser- yla de proveeduria, —Junas grandisimas, qué se habraén creido esos gringos basuras, ahura van a ver. Como un felino fué al quincho y volvié sin darles tiempo e salir y los paré de un grito: —jAqu{ me van a pagar lo que me deben o los rebano a los dos! No hacfa falta mas que mirar a Aurelio Quispe para buscar un lugar donde esconderse, Una soga de ira hab{fa envuelto el ran- cho, un machete palpitaba abriendo negras bocas y un resplan- dor filoso de hacha relampagueaba como v{bora. No habfa por donde salir, Ei chaquefio tapaba el lugar con su sombra. Mads cre- cida que los cerros, su figura se destacaba jadeante en la indeci- sa claridad. Era un solo hombre, y era todo. Nadie se movid, ni con gritos ni con amenazas, Sdlo los bueyes agradecian, con su acompasado rumiar, la diaria racién, La san- gre hecha un volcan, segufa martirizando las sienes de un hom- bre que se habfa jugado una carta brava. —iSalf gringo fiero, te voa capar! Pasé mucho tiempo asf. Una fogata dié salida a la noche, Era la mano estirada de la selva y con olor a monte profanado, que te- nia del cogote a aquellos hombres encerrados, como una vengan- za de los drboles, natural repulsa de la justicia elemental. Con un: jPAguele!, cerr6 la noche el capftulo del dia y un motor acelerado ponfa luego distancia entre obraje y duefio. Esa noche todos iban a pensar en €l chaquefio y a lo mejor a con- versar de 61, Tirados en el catre, algunos iban a sentir en la coca machacada, el pasar de otras tierras y otras cosas y otras voces, hasta que la voz intermitente de los rios vaya secando los oidos y el rumor del monte, asentado definitivamente sobre aquellos cerros, asuma el cierre del diario capftulo del hombre Aurelio Quispe fué despedido y volvié a Payo, donde habia traba- Jado antes, Todos lo sintieron porque era un buen zorrero y Por Que era bueno, como todos. Con el tiempo vendrian otras pagas ¥ los hachadores se acordarian de él, recreéndolo para una estre- la de soledad, allf donde la tierra se da eternamente y le yecuer da, de vez en cuando al hombre, que es su imagen y su luz. BENITO C. GARZON Joiny 1997 15t 182 a tac, om, evi Archivo Histérico de Rt EN LEDESMA Vengo a buscar uscarme, lo todo y : — pe ré, Aqui he : y staré, / Som bil i estoy y es Sia Bow gad de sombras ¢ ya pol 3 FETTE JORGE CALVE Esta es tg Muvia @pacible de Ledesma, febrero, Recordad cémo yacen cite las cos,

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