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__ Tomas Ibanez Selecaién de textos: Jiménez-Dominguez PSICOLOGIA SOCIAL CONSTRUCCIONISTA Primera edicidn, 1994 D.R. & 1994, Universidad de Guadalajara Direccidn de Publicaciones Calderén de la Barca 280, sector Juarez CP 44260 Guadalajara, Talisea, México Impreso y hecho enMéxico Prinied and made in Mexico ISBN 968-895-569-8 Para distribucién exclusiva én América Latine Capitulo 111 LA CUESTION METODOLOGICA® 1, MI TODO ¥ CONOCIMIENTO Entendida cn su sentida, mas amplio y mds cercano a su signilica- do ctimaldgico, la «anétodolagiar se define como cl conjunto de taalo Leardticas, conceptuales, como técricos que articnla una disciplina para alconzar sus fines. La warticulacién do ese canjunto de medios» pretende indicar, con la menor ambigiledad posible, cul es ef cuming que ¢s necesarin segnir para produciz el lipo de congcimicntos més adecuada a su objeto de andlisis, Ex obvio que si se adopta esta acepcidn del término smeio- dologfa» no queda mas remedio que proceder al estudio exhausti- vorde la fundamentacién y de las coracteristicas de una disciplina, de cara @ poner de manifiesto no s6lo la naturekeva de ses recur sos téenicos, sino también la estructura de sus teorids, asf como tos principios de racionalided que guian su quehacer conceptual, Exise, sin embargo, un sentido mas restringido y mas usual, gue limita Ia extension del conoepta de «metédologia» al conjunto de los provedimientos utilizados par fundamentar la aceptabili dad cientifica de los conocimientos claburadas on wna disciplina: En el bien entendide que mo es suficiente con deseribir estos. pro- cedimicntos, sino que deen ir acompanades de ta expsicidn a sus principios de racionalidad y de sus justificaciones exp Es esta segunda acepeién ta que se niliaard aqui, Sime eo, 400 es acccsario formular una precisién suplementiris para ‘Svotar com exactitad cl nivel de andlisis em ef que pretendo sitmr me. En efecto, existe cierta tendencia a cquiparar la metodolopin de wna disciplina con las idéeaicas cancretas «uc Constiluyen smog pamiento instrumental. ¥ es bisn conocido que la psicoleia social © caracteriza procisamence por la riques y la diversidad de bas me * Publiesde en: Mikes, 'T. Apreccimuciewer a he ysidotigtic rocndl Baroekoia Sendai 1992, iit téenicas que ha elaborado, o que ha importado y adaptado a partir de otras disciplinas. Sin menospreciar en absoluto el interés que revestir{a una exposicidn detallada de cada wna de esas técnieas, no es ésta, sin embargo, la Larea que me propango realizar aqui. Mi propésito consiste espeeificamente en plantear yen ana: lizar los problemas metadoldgicos con los que se encuentca canfron- tada la psicologia social, cm la cxacta medida en que la comprensiOn de la naturaleza de esos problemas puede ayudarnos a dar un paso més en la comprensidn del concept y de la maturaleza de la disc plina, En cfeeto, es tun ilusoria pretender acceder a 1a inteligencia de una disciplina prescindienda de un entendimienia de sus apeio- nes melodologicas, como ilusoria resultaria también fa pretensién de desligar la problemstica metodalégica de la disciplina de las de- més caracteristicas que conforman la psicologia social: » los'preblemas metodoidgiens, para ser correclamente en- icndicos, deben plantearse también en. su relscién eon ie cuestiones teGricas y précticas que gravitan sobre el estacio actual de 12, psicologia secial (Serrano, 1986, 9, 11). La racionatidad que subyace en la meiodologfa de Ia psieo- logia social es obviamente la racionatidad cientffica. Una de las ca- ractoristicas que se alribuye con mayor acicrio a ese tipo de racionalidad consiste, como es sabido, en cl carécler «democedti- co» de sus plantcamientos, En efecto, ef méode cientifico exige que ninguna de sus afirmaciones descanse sobre argumentos de samtoridads o sobre decisiones «arbilrarias,y que todas cllas-puc- dan ser eon rastadas por cunlquier persona que disponga de los co- nocimicntos y de los medios adecwadas, Sin embargo, no es nada infrecuente que se equipare el cardeler «pablico» de la argumeat- ida cicatificay y a posibilidad de contrastacién wdemacritica», con la simple contrastacién emptrica de las afitmaciones: Bl Galasis én someter tedes los eanceptox tecricas a li de. mosiracion empirica es basicamente 10 que distingue al mé- tude cientifica de otras formas de indagacidn,.. (Crano y Brewer, 1977, p. 11, éafasis nuestro}. Se considera, en efecto, que la especificacién piblica de tos procedimientos utilizades y de los datos recogidos permite que ualquier persona esté, cn principio, en disposicion de comprobar la lidex de as afirmaciones y decidir por sf misma si son accpiables: toda elenciu se caracieriza por su preacupacién por de- mostrer, es decir, por fa voluntad de justificar sus alimacio- nes con argumentas publics dende (a empirico ocupa un lugar fundsmental (Matalon, 1988, p. 28), El énlasis que se pone insistentomente sabre «lo enpirico» distorstona sutilmente ef semtide de lx aeatilicidad, reduciéndolo csltictamente a su version positivista, En efecto, esta concepeién del método ciemtifice parti¢ipa plenamente de la wmetdfora pefonyo «metafora oculars (Borly, 1979), enla cual se concede ‘cho més peso a Ia wvistar (lectura de datas} que a la propia raxdn. Se olvide de esta forma que fa aegumentacién racional es tan «ps blica», tan «contrastable» y tan «verificables como pyeden serio Jos propios datos empiriens, Es cierto que el enjuiciamiento di valdex de un discurso racional pasa por una serie de presupuestos relacionados enn las reglas de la logics, con la coherencia interna y también con Ia cohrencia exterua, ¢s decir con el grade de compa: fibilidad del discurse cen Jos conacimientas ya adinitides conte vd- Jidos, Pero la coutrastaciin empirica ambien implica unu serie de presupulestos que na son, ellos mismos, «observabtesn mi contrast bles empiricameme, asi coma Is acuptaciin de convencianes pr vias, y la utilizacién de procedimientos cetivicas particulares: La prapia detinicion de to que debe contar efectivamente como wee hechow regulta den proceso de negociaetén ractona? en el que es- tan implicadas una seric de procesos iacerpretatives que ao pueden ser formalizados en su tovlidad. Né existe ninguna ravén por la cual 6! método cientilic lenga que ser conceptualiza ines dictados por la metifara ocular. Basta con reealear la nece ue oon d a daria publicidad y contrastabilidad de los procedimicntos wtilizados para construir las afirmaciones, sean éitar de tipe ndisciersives @ sd tia serapiricon, ‘Al afirmar que el métocls cientifie), entendido en su ve empiricista, descansa, Gl tambitn, sabre waa serie de convencton y de prestpuestes, name estaba refiricnds anicamente «la previ aceptacidn de las weglas de? jicego detinitorias de lo que debe constr legitimamene como demastracion empiricamcnts valida y por cnde dein que earece de dicha levilimidad. Nos estabamos re~ firicado ademas a que todo método integra neeesariamente una parte de cone nlos sustanlivos y de supuestes tedrieas, Se b dicho que todo métode resulta de fa concretivacidm de una.o de va ras (eorfis, 0, més gréfieamente, que wr mélodo ao ¢s sina u isorf puesta ea acto. Ne comparto Gsa pestura tan extrema par que considero que todo método conliova también wnas dimensiv- acs que presentan un clerle grado de aulononitd ea relacian can ua las teorias. Pero coincido, sin embargo, con la idea de que toda mé- todo encicrra ingredicntes tedticos que inciden sabre el tipo de acer- camienio a la realidad que puede proporcionarnos. Eneste sentidoes preciso recanocer: .. la dependencia de las hallazgos sustantives con respecto al métoda (Alvira, Avia, Calvo y Morales, 1979, p. 21} tin tipo de conocimientos bion determinad ‘Aunque sea el mismo objeto al que se apliquen diversos meétodas, 1o mas probable es que Ins conjuntes de dasas re- sultanies presenien una cavariacién nula o muy escasa (Fis ke, 1986, p. 68). La estrecha vinculacidin entre métodos, tcorfas y resultados fomenta la sospecha de que todo métada, lejos de constituir un ins- trumento «ncutro», conlleva una creactividad» intrinseca. Esto ha- ce muy dificil que sc pueda otorgar un significado preciso a una de las principales exigencias de la «objetividad» cientifica, exigencia que queda muy claramente formulada en las siguientes palabras: Fl supuesta fundamental de toda investigaciGn es que los datos abtenidos abedecen sl rasgo en que estd interesado el observacor y no al méiado empleada para obtener tales re- sultadas (Aivira, Avia, Calvo y Morales, 1979, p. 25) La necesaria conceptualizacion no positivinta del metodo cientifico pasa de forma ineludible por el reconacimiento de que todo conacimiento- resulta de la interarciée entre las caracteristi- cas del objeto a conacer y las propicdades del método utilizado para conocerlo, Esta afirmaciéa apunta hacia la impértancia que presenta ¢l cxamen critico de las métodos, de cara a dilucidar sus supuestos implicitos y las condiciones que imponen al conoci- miento construido con su ayuda. La nccesidad de prestar una atencién muy particular a la cuestién metodolégica adquicre atin mayor relevancia en psicolo- gia social [En efecto, no esta clara que el corpus de conocimientos, o si se prefiere, la parte sustantiva de la psicologia social, cumpla las cxigencias cientificas relacionadas can el progreso de los conoci- snientos, Asi por ejemplo, no parece segura que las teorias claboradas en la disciplina sean «conmensurabless, con lo cual se careceria de erilerios para confrontarlas entre sf y optar entré éllas (Greenwald, 197Sa). Tampoco es evidente que las teorfas psicosociales retinan las 114 propiedades requetidas para poder ser «refutadas» por la cxpericn-\ cia (Rakower, 1981), y, por fin, se pueden albergar dudas razonables sobre ¢l caricter ea ls medida en que puede tenes la Lento: ion de considernr que sus supuestos tedrices personales no impo- hon ea estos casos su forma a lox fenomenos investigados. Esta cihusténn de abjenividad puedo conducir de esta forma al insostent- ble principio de un empiricismo ateérico. ‘Oiro de Jos métodas que esté cobrando vigar ep la actuall- dad Gs él denominado aietaanalitise (Glass, 1978}, que pretende potenciar el caracter acumulativo de les conocimienios ‘produci- Hos en ciencias sociales. Se trata de hecho de una técnica Part wigrewar los datos producidis.por diversas invesligsctones sbre un ‘aigne tema, y eviraer conclustoncs que descansen sobte una sere de nivestipaciones en Tagur de versar sobre investigaciones aisladas. Ei diario sentido, es interesante observar que no s¢ (rata sino de tna nueva extensién del concepto de , Por otra parte, Ia observaciGn participan- te, las scdmaras ingenuas», el andlisis de discurso —en su version menos lingtifstica—, las historias de vida, los estudios de. archivos, clandlisis de conversaciones, la narrativa, los estudios de casos, cl andlisis institucional, van constituyende poco a paco una caja de hérramientas que se presenta como altcraativa a la metodologia cuantitativa dominante en psicologta social, No earcee de interés sefalar en este sentida que Donald T. Campbell, uno de los mejo- Tes cxpertos en técnicas cuanlitativas y en metodologia experi- 126 mental, ha terciada en defensa de los métodos evalitativos y no ha dudada cn dectarar hace pcos aos que: Me authiero a quienes reinvindican la importancas ce la Ber reneutiea para ins ciencas sociles (Campbell, 1986, 109). 3. LAS POLEMICAS SOBRE EL METODO EXPERIMENTAL EN CIENCIAS SOCTALES Como ya he indicado, el metodo experimeatal ba sido sin lugar a dudas el método predifeeto de la psicologia soctal a partir del mo- menta en que s¢ instalé firmemente cn $4 seng durante la década de Jos.afios treinta. Los mufltiples perfeccionamigntos que se hat aportads a la experimentacién psieosacial desde sus tiempos pio- noeas, tanto en cuanta al contral de las condiciones experimenta- ios, camo a la.complejidad y cl rigor dc los diseics, ¥'4 la potencia y sofisticacién de los jnstrumentos de andlisis, no.han acallado, sin Embargo, las eriticas que se le han dirigido, nunqne si han servido para reafirmar en sus convicciones a aquellos que ¥°9 6% la expe- venentacién, sino una condicidn suficiente, sf por Io menos una condicién necesaria para garantizar Ja cienfificidad de ta disciph- a Tanto las ctificas como las valoraciones. posta PEI” sobre iodo Ia propia centralidad de este método para [a psicologia s0- tal, exigen que le dediquemos aqui una stencion muy particular. “A In lago de la década de los aiios sesenta y de les altos se- venta, hemos asistido a una auténtica proliferncién de Jos ataques ditigidos contra [a utilizacién del metodo experimental en cien- Gatsociales, Ast por ejemplo, se ha cuestionado [a relevancia s0- Gal que tienen. los conacimientos producidos @ través de este vretodo (Ring, 1967; Sheritf, 1970), la dimensién ética: del mismo, we decir, el grado en que respeta 10 que, de forma muy sintética, podriamos Hamar la dignidad humana (Kelman, 1965, 1967), las veatorsiones introducidas por el fipo de pobiacion que $& utiliza pare efocluar los experimentas, ¥ 1o#.s658 jntroducidos por el fnétoda de rectutaniento de las sijeios (UNE, 1969). El andlisis de lus caracteristicas de los sujetos, de las ateibuciones de significades 4 lag que proceden deatro de la propia situaciGn experimental, ast como de los roles que desempenan de formas estratégica en Cl la- oratorio, ha hecho decit algunos. investigadores he eh tinica 27 sujeto realmente ingenuo en kh situacida experimentalesel propio in- vestigador. En el marca de este conjunto de cucstionamicntas criti- cos, los debates que plantcan los problemas més sustantivos han girado en torno ala valider misma del pracedimiento experimental, Algunos de 165 aspectos que se han cuestionada afectan a ta Practica éxperimentalista pera la trascienden en la medida en que Sc trata de aspectas comunes a Jas diversas técnicas de medicién, o de los efectos generales de la cuantificacion. Asi por ejemplo, en- tre los aspectos que deshordan Ja estricta cuestiGa de la experi- mentacion, s¢ encuentra por una parte cl problema de la walidez de consiructom (Cronbach y Meehl, 1955), entendida como la ade- cuacion entre las variables tedrieas y su traduccin operacional y, Por otra parte, 1 «valides individual» (Matalon, 1988), cntendida como la diffcil transposicién de los resultados estadisticns confor- mados a través de un proceso de eagreguciinm de datoy individua- Jes. los procesos individuales que los han engendrado, Es abvio, en efecto, que el mismo praccso de agregacién puede introdueir importantes efectos distarsionantes acerca de lo que ocurre real- mente’a nivel de los individuos, Sin embargo, las dos cucstiones que alectan mas especificamente a la experimentacién en paicolo- ef social son las cuestiones relativas a la «valider intera» ¥ a la svalide: externas. Ambas hacen referencia de alguna forma al ca- récter «construides de la situacion experimental ¥, por lo tanto, a las implicaciones que se desprenden de la «artificialidad» de las situaciones analizadas, Otra de las cvestiones especificas a la experimentacion pai- cosocial se plantea en términos de la slenificacion de sus resulta. dos, Esta cnestién hace referencia tanto al problema téenico: de las pruebas de significactén estadistica como al problema mucho mids general de la significacién stestantiva de los dutos experimen- tales. Es precisamente este conjunto de cuestiones cl que se ex. pondra a continuaciin, Validez y urtificiatidad a) La polémica sobre la vaiider intema. No esti en mi inten- cién entrar en la filosofia de la experimentacidn ni tampoco en las detalles det procedimiento experimental, pero es pteciso recordar que la condici6n sine que nom para poder establecer la existencis de uma relacifn funcional estricta entre variables, o més precisa: 128 mente, para poder concluir 1a existencia de unos efectas causales entre variables, pasa por el estricio alsiamiente de esas variables respecta de todas los Factores que pueden incidir sobre cllas.¢ s0- tre sus relaciones, En efecto, el experimentador solo puede acce dera una plena garantia de que 1a relaciin observada existe cfeetWvameate, en la medida en que lasdnlear V2") wciones intro Gudides entre dos o mas estados del sistema qt esta investigando son precisamente las variaciones que dl mismo introduce y contro- Ta, con exefusién de cualquier otro elemeie debido a fuentes ma- rales a arbificiales de variaciéa, Tomada al pie de Je tetra, esta, exigencia es evidentemente imposible de cumplir cuando se teaba- ja con sujctos humanos, simplemente porque no hay dos sujetos que sean egirictamente equivafentes co. cuante. ‘al conjunio dc fuc- Tores que pueden incidir,.mils.0. menos directamente, sobre 1a8. va riables estudiadas. Sin embargo, los investigadores han articulade: gna seric de procedimicntas para acercarse 10 mas pasible 4 las condiciones sine qua nan de la experuicatacion. Fstos procedi- imientas pasan, como es bien conocido, Por jreutratizar los posibles efectos, que las evariables extrafas pueden cjercer sobre fas «va rabies explicativasn,-va sea Hjande, ‘edtrictamente el valor de &s8s srables para que-no diferencien las situaciOnes (wariables car poladase), ya sea igualando sus efectos én las distintas situaciones {evariables aleatoriasa). Depends entones del ingenio del experi mentador el que no intervengan obras variables perturbadoras, y &S el andlisis de los datos el que le informaré de si ha conseguido 0 10 njstar suficienmtemente ¢l sistema que ha construido de cualquier influencta interfiriente, Una de las condiciones basicas para que as Tauaciones experimentales sean estrictannents “comparables pasa, por le tanto, por la aleatorizacion cuidadosa Je, Tos sujetos investi- gados: La ateatorizacidn est diseniada para asegurer AVS. dentto Fe aiveles de wmprabaliidad especificads los Brak Seativamente equivaTentes antes de que SE 6S Hornet ae amaento (aterencia) (Greenberey Folger, 1988. P 81). ‘Queda claro, por lo tanto, que para conseguir poner de ma- nifiesto la influencia de los factercs experimentales, es decir, ta dristencia de una posible relaciéa entre is variables exphicalivas, ql diseao experimental noeesita eliminar [2 jafluencia de odes Tos Saolares parésitos, El geado on que esto se C0078 caracteriza prceisamente la vate itera del experiment (Campbell y Stat 129 ley, 1983). Lo que interesa destacar aqui es que esta validez inter- na tan sélo puede conscguirse, como se ha visto, ceranda estricta- Hoe Un sistema, ¢s decir, aisldndéle drasticamente del vxterion, de forma que cualquier efecto que se maniffeste en St Seno sea abso. lulamente tnelependiente de lo que pueda ocurrir fuera del sistema, Como ya se ha expuesto cn el @partado historingrafieo, a Boncipios dé los sescata varios investigadores plantearon cerise dor das acerca de si los experimentos habitualmente realizados en psi- cologia social ofrecfan en efveto las suficientes Barantias en cuanto acu valides interna, Asi por ejemplo, Orne llamo la atencién sobre slas-caracleristicas de la demandas;.e5 decir, sobre el conjunte de: ‘Sutiles indicadores que el experimentador inrradves inconsciente- mente en el planteamiento mismo de las situaci les, incitands a los sujeits a que $6. c corde con log resultados esperados (Orne, 1962), Por su parie, Rosenthal llamé Ja atencién sobre [a introduccién de variables ay Controladas, sefalando la existencia de sesgos debidos 4 lag pro- pias espectativas del experimentador Aestsg0 del experimen dor), ¢l cual influencia el comportamiento de los sujetos por medio de una serie de indicadores no verbales (Rosenthal, 1963a). Fl mismo-Rosenthal seaalo también Ja existeacia del sefecto del =pabermentadors, refiriéndose a la incidencia que podian tener en la situacion experimental las diversas Saracteristicas personales propio conductor del experimento (Rosenthal, 1963b). En re, we utnlas, 8© indicaba de esta forma que el propio exper mmentador constituia una variable perturbadora que adic habia Pensado en controlar, y que podfa introducir distorsiones sistema teas, ya sca.a través del eefecto del experimentadore, del «seseo del experimentadars o de las «caracteristicas de 1a demanda», Es- {¢ conjumto dé ertticas en relacion con la validez interna de los ex- perimentos origing una fuerte polémica entre quicnes negaban la existencia de esos supucstos efectos (Barher y Silver, 1968), y quic- nes replicaban a su vez los argumentos de los anteriores (Roscn- thal, 1968). En cualquier caso, 1a duda introducida par Orne y por afios sesenta y principios de los setenta, (Otra de los elementos que agudizs las dudas frente al método experimental fue la dificultad en replicar convenientemente los cx- Perimentes psicosociales, En efecto, la replicacidn exitosa de ug experimento, lejos de contribuir como lo ereen ciertos inductivis- 130 tas a incrementar la verosimilitud de las conclusiones que se han aicanzado, ene por objetivo principal confirsaar 18 validex interme whe la investigacion, es decir, contirmar que el scierres del sistema se ha realizado. con Ja suliciente estanquidad. Asi cs, la relacian Tetablecida mediante Un experiment? nternamente vélido cobra su verosimmilitud con base en las propias eaadiciones ‘experimenials ¥ no se afade absolutamente add Comprobando una y otra vez Ia exe & tencia de dicha relacion. 5 ‘embargo, los propios experimentalistas admiten que es practicament® imposible replicar com éxito Un Or periment de peicelogl& sovial: [La norma en psigologia sostal &% que no'sé cansigue reply ar (08 resultados... (Renny, 1985, P. 492). © el fracaso ea replicar les ‘resultados psicasociales, 820 ‘do to intenta un investigaoor critica, consttluye mas fe- se sntemnente i resl# ge Ta exceReIGR St e} campo de 18 paieatogts social (Baum, 1983, p. 1290), Featas eitas, que podrian amplarse hasta ja saciedsd, constituyen [2 inds implacable de las criticas ol experimentalisano obs sienicias 60- Gales, en 1a medida en que cugstionan la tue 10s ifiea pucda tener la experimentacien. En efecto, 4 pertir del cen que las relaciones cansates quedan cstablecid’s mediante un procedimiento que careee de validéz interna, porque nO, consigue aislar el sistema jnvestigado, se Lorna perfectamente intl reverie a la cxperimentaeion Ses b) La pelémica sobre ta’walidez' externa tos malenteniidos cyinicos. Es obvi que el problems ‘de la validez externa no mere: ‘ce at siquiera ser considerado Sno we tiencn buenas razones Para suponer que 1a valides interna hha sido ascgurada. Partienda del supuesta de que 5 “dg efectivamente una sufi ciente validez interna, muchos juvestigaciores han Teprochaco 1 Mntemente a los emperementabslas # incapacidad para poder redraes conclisiones peneralizables & Tas situaciones de la vida real: Sin duda, lag seckanes de 8 participantes en Uh experimen” Sane yen, en pace, una Foca He 1 ‘estructura Gt He tboratoria, Ein ta medida en que €st & radicalmente distinta ‘de tg estructura fucre al Inboratorio... <3 eseasamrente pros e pable que s¢-descubta nad U6, pueda set mransferide 8 las situaciones de In vida teal (Harcé y Seeards 1972. Pe a0). Fista manifestacion cs sin dude representative dé una CO rricate de apinidn, bastante extendida entre 1s pstedlogos saciae 13 [es que no coneibe otra justiticacién para la investigation que la de explicar #la vida real, de la gente real, en un mundo ral, Bota corriente de Opinién aceptarta la experimentacién en li medida en que sus resultados fuescn cfectivamente gencralizables a las situa. ciones reales. Para que esto fuesc Posible, se argumenta que las si tuaciones exporimentales deberfan perder algo de su actificiatidacd, acercandose lo. mds posible a las «situaciones naluraless. Hace aflos, Egon Brunschwick ya habia abopada en favor de ciertas viola, nes de las reglas impuestas por el disefio [uctorial con el fin de inerementar la «alide: ecoldgicus dé las investigaciones (Bruns. chwick, 1955), pero su propuesta pucde ser subsumida sin mayores distorsoncs bajo la exigencia, mas gencral, de una mayor avolidtes externa» de los experimentos. A pesar de la simpatfa que me merece la pretensién de e: licar «la vide real de las personas reales», no tengo més remedio eae cer dante con los experimontalistas, que la cxigencia de validez MleLna carece de sentido. _____ Enefecto, por propia definicién, ning experimenta puede Se Tepresentativo de la vida real, ni tiene sentida aleuno persepuir ese tipo de objetivo. La tutrza del método experimental, sea cual sea su campo de aplicacién, radica precisamente en su artificiail- dad deliberada y en su ruptura con las sondiciones ¢h que se dan Jos fendmenos abn situacién naturale: 1a artiicialidad és ts fuerza, y no la debilidad de los expe- fintenios (Herkowitz y Donnerstcin, 1982, n, 256) En efecto, no es solamente que las Situaciones naturales en- Slersen demasiadas interacciones para que se puedan discerniy las felaciones causales, sino que, segdn las coneepeiones xccalistase de la cousalidad, es obvio que las siluaciones naturales pucdan im- pedir literalmente que aparezcan ciertas rclacianes de causalidad efectivamente existentes, El propio Rom Harré ha contribuide 2 re. habilitar unu concepciin no-humana de la causalidad, expresada en términos de los «poderes» generativos que existen cfeclivamente en la propia estructura de la realidad y que pucden, eventualmen- 'e, no producir manifestaciones empiricamente observables sim. plemente porque otras «causas» interfieren con ellas y neutralizan ses posibles manifestaciones. Es tan sélo en situaciones absolute. mente santnaturales” donde #¢ pueden conseguir evidencias de See6 Cousas srealmentes. existentes. El hecho de que los experi- Mentos no putdan «decire nada sobre las situaciones naturales im Genstituye una de-sus-caracteristicas dofmitorias yo Pa lo tanto, pbsurde «pedir peras al olmor. La funci6n y Ja utilidad de los periments radica exclusivamente. 6n SU éapacidad’ de’ ‘contrasiar tinpiricantcete unas hipbtesit, preferentemen't causales, deriva- das de tearias ¥ adccimnow algo que nO. versa sobre 1a realidad si- vrarcpbre tax teorlas que elaboramos para explicar la realidad: Los experiments de laboralorio se orientan sianics tae te pais in eontrastanisn de hipotesis causates (Berke switzy Donnerstein, 1982, p. 247), wie un experimento ho debemas pregantarna si Foose ‘genta been fa realidad, sinc qué. Leora se sapone que Tepreseets vy sila representa bien (Grise7, 1975, p. 87). i ‘Al argumeatar a favor del metodo experimental, tomamas come axioma qué [a finalidad para la cual ee meétoda se cena mejor 48 lade contrastar tecrias mas que GetcOit jo _tal_y como. es. qaronsoo, Brewer y Carlsmith, Fl dco uso tegttimo det Inbaratorio es fa contrastacion de teria (Webster y Kervin, 1971, p: 268). Ein este sentido To que sf conviene potenciar es el arenismo ceperimentabs, es decir, at erado.en que clexperimento es capax de suscitar respuestas uanténticas» por parte de Jos. sujetos, y no el sreatismo mundano» por el que abogan 10s exponentes de la vali- dez externa (Carlsmith, Ellsworth y Aronso! 1976). ‘Sesalomos de paso que la reaceidn de Yos oxperimentalistas eg a veces contradictoria con sus PrOplOs principios, como nando Jones plantea por ejemplo que: el objetivo dltimo de ta psicotogia social consisis © prede- aie ieiegaducta en el entorno natpral..(Jones, 1985, P 66). puei es obvic que sila conducta fuese predietible on situaciones na Vnrales, sobraria el recurso ala artificialidad delosexperimentes. ‘© como cuando Henshel afirma que: siempre que se observe en e! Laboratorio un

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