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Capitulo COMERCIANTE O EMPRESARIO DE COMERCIO 85. Generalidades. Ya hemos indicado que el derecho comercial tiene por mi- sidn el estudio de una parte de la activie dad econémica -el comercio en sentido juridico-, de los sujetos que la ejercen, Tos instrumentos 0 medios de que se va- len y actos juridicos que celebran. ibemos también que nuestra disci plina juridica esta llamada a proporcio- nar las reglas legales cle organizacin de la empresa. Cuando la actividad mercan- til constitutiva de empresa se ejerce por luna persona natural, por un empresatio de comercio, la legislacién comercial le impone una serie de obligaciones al mis- mo tiempo que le reconoce ciertos dere- chos, lo que en su conjunto constituye el estatuto juridico del comerciante indivi dual. Resulta obligado entonces el estudio de este estatuto juridico, pues constituye Ja forma legal bajo la cual puede ejercerse la actividad comercial en este caso. ‘Queremos advertir que empleamos la denominacién de “empresario individual de comercio” para ser consecuente con las nuevas tendencias que inspiran nues tra rama juridica, pues, como bien apunta Felipe de Sola Canizares, “el comercian- te es el sujeto del derecho comercial tra- dicional; el empresario lo es del derecho comercial después de la evolucién en la que se ha construido juridicamente la no- cién de empresa”. Seecién I El estatuto juridico del empresario ‘de comercio 86. Nocién de estatuto. El empresario individual esta sometido a un conjunto dee reglas jurfdicas que determinan los re- quisitos 0 condiciones para que tenga ca- ricter de tal, las obligaciones a que esta "SOLA CASIZARES, FELIPE DE, Tratado de Deweho Comercial Comparado, 1, Barcelona, 1963, p. 31 84 sometido y los registros en que debe ex tar inscrito, Este conjunto de normas cons- tiruye el estatuto juridico del comerciante, empresario individual, que trataremos a continuacién, Parrafo 1 Requisitos para establecer la calidad de comerciante 87. Concepto de comerciante. El derecho comercial chileno se funda en el concep- to objetivo de los actos de comercio, los que si bien es cierto no estan definidos en el Cédigo de Comercio, se encuen- tran enumerados en su articulo 3° en una enunciacién que no es taxativa. El comer ciante se define entonces a partir de la idea del acto de comercio, siendo consi- derado como tal quien realiza habitual- mente actos de esta naturaleza, De acuerdo con la disposicién del ar- ticulo 7° del Cédigo de Comercio, “son comerciantes los que, teniendo capacidad para contratar, hacen del comercio su pro- fesion habitual”. Analicemos la definicién dada por el Gédigo de Comercio chileno, que parte de la nocién clasica de los pro- fesionales del comercio y que no se refie- re en general a todos los que lo ejercen. Andlisis de los requisitos. Para ser co- merciante, de acuerdo con nuestra ley positiva, se requiere reunir tres condicio- nes: capacidad para contratar, dedicarse al comercio y hacer de él su profesién habitual. a) Capacidad para contratar. Se trata de capacidad de ¢jercicio, esto es, de la aptitud legal para ejercitar los derechos de que se es titular y para contraer obli- gaciones validamente. No puede ser de otra forma, puesto que se trata de perso- nas que van a dedicarse al comercio. b) Dedicarse al comercio. Teniendo en cuenta el caricter objetivo del derecho comercial chileno, esto significa ejecutar Derecho Comercial actos de comercio, Se dedican al comer cio quienes ejecutan los actos mercant les enumerados en la legislacién positiva. La calidad del comerciante no nace de la voluntad de las partes, sino que proviene de la ley. Cuando la persona ejecuta los actos que ella califique de comerciales, tiene el caracter de comerciante. ©) Hacer de tos actos de comercio su profe- sin habitual. Este requisito de la habitua- lidad es muy importante, aunque no esté definido en la ley; se trata de una cues tién de hecho que debe decidir el jue7. Cabe preguntarse, sin embargo, si és ne- cesaria la repeticién de los actos para considerar que ellos determinan una pro- fesién habitual. De manera general, po- demos sefialar que si es necesaria la repeticién de los actos comerciales, por que se estima que su ejecucién constitu ye una profesién habitual, aunque en el fondo, como observa Ripert? hay aqui una redundancia: la profesién implica el habito de ejecucidn de ciertos actos. En cualquier caso, no es indispensa- ble la repeticién de los actos comercia- les, pues la ejecucién de un solo acto puede dar a la persona el cardcter de co- merciante; por ejemplo, un individuo compra un establecimiento de comercio que mas tarde cierra sin haber realizado ninguna venta. El animo profesional esta a la vista; Iuego el individuo es comer ciante. Por otra parte, no debe pensarse ‘que siempre que se ejecutan actos de co- mercio la persona tiene el caracter de co- merciante, pues a la repeticién de dichos actos debe acompaiiarse el énimo profe- sional; asi, el propietario de un edificio de renias firma habitualmente letras de cam- bio, lo que constituye un acto de comer- cio formal, pero no es comerciante. Una sentencia de la Corte Suprema de Chile’ ha definido, interpretando el * Riper, ob. ct, N°136, p. 8. Veanse Revista de Derecho y Jurisprudes \XXY, 2" parte, sece. Ip. 194, yen el mismo sen- tido, Gaceta de ios Tribunales, 1927, 1" sem,,N°20, p58, articulo 7" del Cédigo de Comercio, la expresidn “profesién habitual”. Ella dice: “Esta expresin (habitualidad, profesion habitual) supone la consagracién cons- tante de negocios propios del comercio y el dnimo de aplicar al giro de ellos una atencién habitual”. ‘Tampoco se requiere que el ejercicio del comercio sea notorio u ostensible ni que constituya la tinica profesién de la persona. Aparte de los requisitos que se despren- den de la definicién del articulo 7, existe otra exigencia o condicién para determi- nar la actividad del comerciante. Se trata de la actuacién en nombre propio que se deduce de los prineipios generales del de- recho privado y que algunos autores na- cionales consideran que no es necesaria.! Para ser comerciante se requiere en- tonces ejecutar los actos mercantiles en nombre propio y no en representacién de otra persona. Cuando una persona ¢j cuta un acto en representacin de otra, los efectos de este acto, es decir, los dere- chos y obligaciones que se generan, se radican en el patrimonio del representa- do y no en el del representante. Si un mandatario celebra actos de comercio en nombre de su mandante, no tiene la cali- dad de comerciante por no actuar en nombre propio. Los representantes de las sociedades comerciales no son por este solo hecho comerciantes, ya que acttian en representacién de la sociedad, que como persona juridica posee un patrimo- nio propio en el cual se radican los efec- tos de los contratos celebrados por sus mandatarios-representantes. Por ailtimo, diremos que segtin el ar- ticulo 8° del Cédigo de Comercio chile- no “no es comerciante el que ejecuta accidentalmente un acto de comercio, pero queda sujeto a las leyes de comer cio en cuanto a los efectos del acto”. Esta disposicién, que confirma el caracter ob- Jjetivo del derecho comercial chileno, r tera la exigencia de la ejecucin de actos “ Oravarkis AVILA, ob. cit, N° 114, p. 130. Ricardo Sandoval Léper con espiritu profesional para traer la ca- lidad cel comerciante. 88. El interés de Ia definicion, Es intere- sante determinar cuando una persona tie- ne la calidad de comerciante, por cuanto ello implica una serie de consecuencias juridicas. Veamos algunas de elas: a) En cuanto a la capacidad, el Cédi- go de Comercio contiene reglas especiales Telativas a ciertas personas, que analiza- remos en detalle mas adelante. b) Los comerciantes estén sometidos a ciertas obligaciones: inscribir ciertos do- cumentos en el Registro de Comet evar determinados libros de contabili- dad y pagar ciertos impuestos especiales. La quiebra de una persona que ejer- ce una actividad comercial, industrial, agricola o minera es més severa que la de un suijeto que realiza estas actividades, 89. Gimo termina ta profesion de comer- cian, Cuando se trata de una persona natural, la profesién termina por su muer te 0 su retiro de la actividad mercantil, Tratandose de una persona juridica, su disolucién entraha el término de su pro- fesién 0 actividad comercial. Sin embar go, debe tenerse en cuenta que si bien el comerciante termina su actividad, las obli- gaciones mercantiles contrafdas durante el tiempo que la ejercfa, pueden originar la declaratoria de quiebra como deudor comprendido en el articulo 41 de la Ley N° 18.175, cuando ha cesado en el pago de una de elas, conforme al articulo 43 N® 1® del texto legal recién citado. Terminada la actividad mercantil, en materia tributaria, debe declararse el tér~ mino del giro y pagar el impuesto corres pondiente. Parrafo II La capacidad para ejercer el comercio 90. Normas de capacidad en et Cidigo de Comercio, Aparte de la disposicién del ar- ticulo 72, que exige a los comerciantes 86 pacidad para contratar, esto es, para obli- gatse por si mismos sin el ministerio 0 la autorizaci6n de otra persona, el Cédigo de Comercio chileno s6lo contiene algu- nas normas especiales relativas a los me- nores y a las mujeres casadas que se dediquen a la actividad mercantil. Toda persona natural capaz de obli garse por si sola puede, en consecuencia, dedicarse al comercio y adquirir ta cali- dad de empresario comercial, a menos que la ley le imponga alguna restriccién. A co tinuaci6n trataremos las reglas especiales de capacidad contenidas en la codificacién, comercial. Veremos separadamente la tuacidn de los incapaces, de los menores que administran su peculio profesional 0 industrial y de la mujer casada, 91. 1) Las incapaces. El Cédigo de Co- mercio no contiene ninguna disposicion que permita dilucidar Ia situacién de los incapaces en general, vale decir, de las personas que no pueden obligarse vali damente sin el concurso o la autoriza- cién de otra. El articulo 49 de la Ley N* 18.175, so- bre quiebras, permite llenar este vacio de nuestra codificacién mercantil. En efec- to, segtin la disposicién aludida, los in: paces slo pueden ser declarados en quicbra por obligaciones vélidamente con- trafdas por intermedio de sus represen- tantes legales 0 con autorizacién de la justicia, Resulta que el incapaz esta impe- ‘dido de obligarse por sf solo, debiendo actuar con el ministerio o la autorizacién de otra persona, en consecuencia, como no puede ejercer el comercio en nombre propio, no es un comerciante en el con- texto de nuestro derecho. 92. 2) Los menores que administran su peculio. De conformidad con la norma contenida en el articulo 10 del Cédigo de Comercio, los hijos de familia y los menores que administran su peculio pro- fesional en virtud de la autorizacién que les confieren los articulos 246 y 439 del Cédigo Civil, pueden ejecutar libremei te actos de comercio, quedando obliga- Derecho Comercial dos hasta la concurrencia de dicho pecu- lio y sometidos a las leyes comerciales. Esto significa que el menor adulto puede dedicarse al comercio y tener el carac- ter de comerciante. Ademds de la nor ma contenida en el articulo 10 del Codigo de Comercio, que permite for- mular esta aseveracién, el articulo 18 del mismo cuerpo legal dispone que “el me- nor comerciante puede comparecer en juicio por si solo en todas las cuestiones relativas a su comercio”. Aun mas, el ar ticulo 48 inciso 2° de la Ley de Quiebras expresa que la quiebra del menor adulto que administra su peculio profesional o industrial, comprende tinicamente los bie~ nes de este peculio. 93. 3) La mujer asada. Hoy dfa, en virtud de la Ley N° 18,802, de 9 de junio de 1989, la mujer casada es plenamente capaz, de manera que respecto de ella s6lo hay que preocuparse del régimen p: trimonial bajo el cual contrajo el matri- monio. EI tinico caso que requiere comentario es el de la mujer casada en régimen de sociedad conyugal, que ejer ce la actividad comercial separadamente de su marido, porque respecto del ejerci- cio de ese comercio se considerara sepa- rada totalmente de bienes. Segiin lo previsto en el articulo 11 del Cédigo de Comercio, la mujer casada comerciante se rige por lo establecido en el articu- lo 150 del Cédigo Civil. Esta tiltima nor ma, en su texto actual fijado por la Ley NN® 18.802, dispone: “La mujer casada de cualquier edad podra dedicarse libremen- te al ejercicio de un empleo, oficio, pro- fesion 0 industria”. La mujer casada, que desempene al giin empleo o que ejerza uma profesién, oficio o industria, separados de los de su marido, se considerara separada de bie- nes respecto del ejercicio de ese empleo, oficio, profesién 0 industria y de lo que en ellos obtenga, no obstante cualquiera estipulacién en contrario; pero si fuere menor de veintitin afios, necesitari auto- rizaci6n judicial, con conocimiento de cau- sa, para gravar y enajenar los bienes raices. 87 Incumbe a la mujer acreditar, tanto respecto del marido como de tercer: el origen y dominio de los bienes adq ridos en conformidad a este articulo. Para este efecto podra servirse de todos los medios de prueba establecidos por la ley. Los terceros que contraten con la mu- jer quedaran a cubierto de toda reclama- cién que pudieren interponer ella o el marido, sus herederos o cesionarios, fun- dada en la circunstancia de haber obra- do la mujer fuera de los términos del presente articulo, siempre que, no tra- tandose de bienes comprendidos en los articulos 1754 y 1755, se haya acreditado por la mujer, mediante instrumentos pti- blicos o privados, a los que se hard refe- rencia en el instrument que se otorgue al efecto, que ¢jerce o ha ejercido un em- pleo, oficio, profesién o industria separa- dos de los de su marido. Los actos © contratos celebrados por la mujer en esta administracién separa- da, obligaran los bienes comprendidos en ella y los que administre con arreglo a las, disposiciones de los articulos 166 y 167, y no obligardn los del marido sino con arre~ glo al articulo 161. Los acreedores del marido no tendran accién sobre los bienes que la mujer ad- ministre en virtud de este articulo, a me- hos que comprobaren que el contrato celebrado por él cedié en utilidad de la mujer o de la familia comin. Disuelta la sociedad conyugal, los bie~ hes a que este articulo se refiere entra- rn en la particién de los ganancial menos que la mujer 0 sus herederos re- nunciaren a estos tiltimos, en cuyo caso el marido no respondera por las obliga- ciones contraidas por la mujer en su ad- ministracién separad: Si la mujer o sus herederos aceptaren los gananciales, el marido responder a esas obligaciones hasta concurrencia del valor de la mitad de esos bienes que exis- tan al disolverse la sociedad. Mas, para gozar de este beneficio, deberd probar el exceso de la contribucién que se le exige con arreglo al articulo 177.” Ricardo Sandoval Léper Parrafo III Las prohibiciones y limitaciones para 94. Principio. Si bien es cierto que ain existe en nuestro régimen juridico-eco- némico el princi mercio, en el tiltimo tiempo se han venido imponiendo tales restricciones fundadas en intereses de orden general, que reservan ciertas actividades comer- ciales al Estado 0 a las empresas puiblicas dependientes de él. En consecuencia, el Estado, ejerciendo la direccién de la eco- nomia nacional, controla particularmen- te determinadas ramas de comercio (se habla entonces de comercios reservados) © bien toma ciertas medidas limitando el ejercicio del comercio para ciertos indi- viduos. Veamos estos diversos aspectos se- paradamente. 95. Los comercios reservados, El propio Estado se reserva para si determinado co mercio: transportes ferroviarios, fabrica- cién de moneda, fabricacién de armas, correos, telégrafos, etc. En Francia, por ejemplo, los comercios de tabacos y 6s foros son también reservados al Estado. La legislacién chilena mantiene el principio de la libertad de comercio; por ello, en la Ley N° 13.305, de 4 de abril de 1959, trata en su Titulo V de las “Normas para fomentar la libre competencia in- dustrial y comercial”. De conformidad con el articulo 172 de esta ley Hamada “anti- monopolios”, “no podra otorgarse a los particulares la concesi6n de ningin mo- nopolio para el ejercicio de actividades industriales o comerciales. Sélo por la ley podra reservarse a instituciones fiscales, semifiscales, priblicas, de administracién auténoma © municipales el monopolio de determinadas actividades industriales © comerciales”, Esta misma ley crea una comisién que debe determinar si alguna actividad constituye una infracci6n a sus disposiciones (art. 173), en cuyo caso encomienda al Consejo de Defensa del Estado que inicie el proceso correspon- 88. diente ante los tribunales. A juicio de un autor chileno,? “las reglas alli estableci- das (Ley N° 13.305) son notoriamente in- suficientes € inadecuadas para combatir las actividades y tendencias monopolisti- cas de Ia actual economia”. Mucho mas eficaz es la legislacién contenida en el Decreto Ley Ni 211, de 22 de diciembre de 1973 (que fija normas sobre la libre ‘competencia). Sin embargo, su estudio en particular excapa a nuestro propésito en este caso, 96. Las medidas relativas a determinado giro comercial Se trata aqui de una reserva de Ia actividad mercantil a favor de cier tos profesionales, de algunas formas de sociedades, 0 a la condicién de ser perso- na natural o juridica de nacionalidad chi- lena. Las siguientes actividades comerciales son reservadas en el derecho chileno en favor de las personas que se indican: a) La actividad bancaria, Reservada a sociedades anénimas que cumplan con la Ley de Bancos (D.RL. N’ 252, de 4 de abril de 1960). b) El seguro. Reservado a sociedades an6nimas nacionales de seguros seguin el articulo 4° del Decreto con Fuerza de Ley NP 251 de 20 de mayo de 1931 ©) La actividad de mariillero. Sélo pue- den ejercerla las personas naturales 0 ju- ridicas que aparecen inscritas en el Registro Nacional de Martilleros (art. 7° dela Ley N? 18.118) 4) La intermediacion sobre valores. Slo puede hacerse por corredores de bolsa 0 por agentes de valores y por Ios bancos y sociedades financieras (arts. 24 y 95 de la Ley N? 18.045, sobre Mercado de Valores). e) El comercio de farmacia. De confor- midad con lo que establecia el articu- TOLavARRIA AVILA, ob ct, N21, p. 136 LAGOS Ey, RICARDO, La Concern dl Po der ernimic, a. be Patio, 1961 Derecho Comercial lo 123 del Cédigo Sanitario (D.F.L. N® 226, de 15 de mayo de 1931), s6lo los farmacéuticos 0 quimicos farmacéuticos podian dedicarse al comercio de farma- cia, También podrian hacerlo las socie- dades legalmente constituidas en que formara parte como socio uno 0 més de estos profesionales. La direccién técnica dee la farmacia siempre debia estar a cargo de un quimico farmacéutico. En la actua- lidad, el Libro Sexto del Cédigo Sanitario, cuyo texto fue modificado por el Decreto Ley N° 1.085, publicado en el Diario Of- cial de 10 de julio de 1975, distingue cla- ramente entre la empresa comercial y el establecimiento de salud farmacia. Sien- do asi, el control técnico y la administra- cidn de la farmacia como establecimiento de salud estan a cargo de un profesional quimico farmacéutico, pero existe plena libertad para que cualquier persona na- tural 0 juridica pueda instalar farmacias, con tal que cumpla con las disposiciones legales y reglamentarias. Hay libertad para instalar la empresa comercial cuyo giro es la explotacién de una farma TO esta tiltima, en cuanto establecimiento de salud, debe quedar bajo la direccién téc- nica de un farmacéutico. Asi lo corrobora el articulo 4* del Reglamento de Farma- cias, Droguerias, Almacenes Farmacéuti- cos, Botiquines y Depésitos Autorizados, contenido en el Decreto Supremo del Mi- nisterio de Salud N° 466, publicado en el Diario Oficial de 12 de marzo de 1985. Finalmente sefialamos que el acceso a las actividades de corredor de propie- dades y de productos y a sus respectivos registros es libre para toda persona ma- yor de edad, legalmente capaz, no de- clarada en quiebra 0 sujeta a convenio con sus acreedores y que no haya sido condenada ni se encuentre actualmente procesada por delito que merezca pena aflictiva (art. 18 del Decreto Ley N® 1.953, de 11 de octubre de 1977, publicado en el Diario Oficial de 15 del mismo mes y aiio). En virtud de ese texto legal se de- rogé toda disposicién legal o reglamen- taria que estableciera otros requisitos limitaciones al ejercicio de las activida- 89 des de corredor de propiedades y de pro- dluctos, 97. Las prohibiciones de ejercer el comer- cio en la legislacién chilena, El articulo 19 del Codigo de Comercio dispone que los contratos celebrados por personas a quie- nes esté prohibido por las leyes el ejet cio del comercio, no producen accién contra el contratante capaz, pero confi ren a éste el derecho de demandar a su clecci6n la nulidad o el cumplimiento de ellos, a menos que se pruebe que ha pro- cedido de mala fe. Este precepto legal luce a error porque puede pensarse que existen personas a quienes les esté prohibido ejercer la actividad comercial, To que no es efectivo, toda vez que nues- tro derecho consagra ampliamente Ia li- bertad de comercio. Lo que ocurre es que esta norma contenida en el articu- lo 10 del Cédigo de Comercio estaba en armonja con el articulo 30 del Proyecto, que establecia la prohibicién de dedicar se al comercio respecto de ciertas perso- nas (corporaciones eclesiisticas, clérigos, los magistrados civiles, militares, aboga- dos, etc.), norma esta tiltima que fue su- primida al aprobarse el Codigo de Comercio. Lo que realmente existe en la actuali- dad son determinadas prohibiciones que afectan a ciertos comerciantes que no pue- den celebrar algunos contratos. Asi, cl ticulo 331 del Codigo de Comere prohfbe a los factores 0 dependientes de comercio (agentes auxiliares del empre- sario comercial) traficar por su cuenta y tomar interés en nombre suyo 0 ajeno en negociaciones del mismo género de las que haga por cuenta de sus mandan- tes, a menos que fueren expresamente autorizadas. Por otra parte, el articulo 404 del Cédigo de Comercio prohibe a los socios en una sociedad colectiva explotar por cuenta propia el ramo de industria fen que opere la sociedad y hacer sin el consentimiento de todos los consocios operaciones particulares, de cualquier es- pecie, cuando la sociedad no tuviere un género determinado de comercio. Ricardo Sandoval Léper En fin, los corredores de comercio no pueden ejecutar operaciones comer Giales por su cuenta o tomar interés en ellas, bajo nombre propio 0 ajeno, direc- ta o indirectamente. Asi lo dispone el ar- ticulo 57 del Codigo de Comercio. Los corredores de comercio son agentes auxi- liares del empresario mercantil, cuya sién es la de dispensar su mediacion asalariada y facilitarles la conclusin de sus contratos. Ellos ponen en contacto a las partes interesadas que contratan en- tre sf, pero no intervienen en los contra- tos mismos. Esta actividad de mediacién asalariada entre los empresarios de co- mercio es una actividad calificada de co- mercial. Ahora bien, lo que la ley les prohibe es ejecutar ellos mismos opera- Giones comerciales 0 tomar interés en ellas, por cuanto esto constituye una acti- vidad comercial distinta de la que les es propia. Finalmente, podemos sefalar que los empresarios de comercio pueden conve- nir prohibiciones para comerciar en un mismo giro. Se trata de prohibiciones con- vencionales en el sentido de que ellas tan limitadas a un determinado giro, a un lugar, comuna o departamento y aun cierto lapso, pues de no ser asi atenta- rian contra la libertad de trabajo. Seceién II Las obligaciones de los comerciantes 98. Razin de ser de las obligaciones. La ley ha impuesto ciertas obligaciones que pesan sobre las personas que ella califica de comerciantes, a quienes nosotros de- nominamos empresarios individuales de comercio. Tales obligaciones tienen por fundamento los actos y contratos que los comerciantes celebran con los terceros, las exigencias propias del comercio en materia de prueba de las obligaciones y de publicidad de estas mismas. Las obligaciones profesionales que deben cumplir los empresarios de come cio son fundamentalmente cuatro: la obl 90 gacién de evar cicrtos libros de contabi- lidad, la de inscribir determinados docu- mentos en el Registro de Comercio, la de inscribirse en registros especiales de- terminados, que no afecta a todos, y la de pagar patente municipal, que tampo- co es de orden general. Las estudiaremos separadamente. Parrafo I La obligacién de llevar libros de contabilidad 99. Fundamento y alcance. Es una obli- gacién que el articulo 25 del Cédigo de Comercio impone “a todo comerciante”. Se trata de un deber establecido en el inte- rés del propio comerciante, toda vez que la contabilidad deja constancia y compruc- ba los valores que el empresario de co- mercio posee, como asimismo lo que él adeuda. En consecuencia, es un elemen- to indispensable para conocer las opera ciones que el comerciante realiza dia a dia y el resultado de todo el ejercicio con- table: La legislacién comercial impone esta exigencia, por cuanto la contabilidad per- mite que los terceros conozcan asimismo la situaci6n de la empresa mercantil, cuan- do el empresario voluntariamente la daa conocer, 0 cuando la propia ley permite que ella sea conocida por el ptiblico en general, como ocurre en el caso de las sociedades anénimas abiertas. Al ser asi, los terceros, en especial las entidades ban- carias y financieras, se inclinan por otorgar los créditos que el empresario requiere para el desarrollo de las actividades co- merciales. La obligaci6n de Hlevanza de contabi- lidad_por el empresario de comercio se justifica también porque es un instrumen- to necesario para calificar la quiebra del deudor que ejerce actividad comercial, industrial, minera o agricola, como quie- bra fortuita, culpable o fraudulenta. Los libros de contabilidad, siendo ins- trumentos privados, constituyen medios Derecho Comercial de prueba y no obstante que por su natu- raleza tienen mérito probatorio en con- tra de quien los lleva 0 suscribe, en las causas mercantiles que los comerciantes agiten entre si, hacen prueba a favor del comerciante, cuando son Ilevados de acuerdo a las exigencias legales (art. 35 C.deG. La importancia que el legislador le atri- bye a la contabilidad esta claramente ex- sada en el Mensaje del Poder Ejecutivo EI Congreso Nacional, cuando dice! "El Pr ecto considera la contabilidad como el espejo en que se refleja vivamente la conducta del co- ‘merciante, et alma del comerio de buena fe: El Cédigo de Comercio distingue bros de contabilidad que el comerciante std obligado a llevar y otros que faculta- tivamente puede tener. Al mismo tiem- Po, la normativa mercantil se ocupa de establecer ciertas exigencias formales en Ia Ilevanza de los libros de contabilidad, cuyo cumplimiento cobra importancia a la hora de atribuirles mérito probatorio a favor del comerciante y para el caso en que sea declarado en quiebra. Trataremos enseguida de los diversos libros de conta- bilidad, las exigencias de su regularidad formal y del secreto de la contabilidad, 100. La clasifiacin de los libros de com- tabilidad. Hemos dicho que hay una dis- tinci6n entre libros obligatorios y faculta- tivos. Los primeros son aquellos que el comerciante esta obligado a Hevar, en tan- fo que los segundos son aquellos que el comerciante puede llevar en ntimero y for- ma que dese. ¢Cudles son unos y otros? 101. a) Libros obligatorios. Estin indi- cados por el articulo 25 del Cédigo de Comercio, que sefiala que todo comer ciante esta obligado a llevar para su con- tabilidad y correspondencia: 1) El libro diario; 2) El libro mayor 0 de cuentas co- rrientes; * Véase el Mensaje del Codigo de Comercio, ced. cit, p16. a1 3) Ellibro de balances; 4) Ellibro copiador de cartas. En la prictica, el libro mayor 0 de cuentas corrientes no es uno solo, sino que son dos: un libro mayor y el otro de cuentas corrientes; el libro de balances se denomina libro de balances y de in- ventario, y el libro copiador de cartas no existe, sino que se le sustituye por un re- gistro de correspondencia recibida y des- pachada. Diremos algunas palabras sobre cada uno de los libros obligatorios en parti- cular. 102, 1) El libro diario, En él *se asen- taran por orden cronolégico y dia por dia las operaciones mercantiles que ¢j cute el comerciante, expresando detalla- damente el caracter y circunstancias de cada una de cllas” (art. 27 del Cédigo de Comercio). Es sin duda un libro impor- tante que constituye Ia base de la cont bilidad. 103. 2) El libro mayor. El Cédigo no lo define y presenta caracteristicas total- mente diferentes del libro diario. En el libro mayor se abren diferentes cuentas: a las diversas personas con las cuales el comerciante mantiene negocios (cuentas personales), a los diferentes objetos par ticulares que forman parte de sus nego- ios (cuentas reales) y las lamadas cuentas de orden, que son él registro de valores recibidos, transitoria o permanentemen- te, que no pertenecen al negocio 0 al sujeto, que conserva en calidad de dep6- sito 0 garantia y que no afectan las mayo- res 0 menores utilidades del negocio. 104, 8) El libro de balances inventa- rio, Tiene un doble objeto: inventario de los bienes fisicos con valor de tasacién (activo) y balance anual: resumen del ac- tivo y pasivo de las ganancias y pérdidas (art. 20 del Codigo de Comercio). 105. 4) El libro copiador de cartas. Este libro no existe; en la actualidad se le re- emplaza por el “archivo de copias de car- Ricardo Sandoval Léper tas’, Este archivo no tiene valor en juicio en favor del comerciante. 106. b) Libros facultativas. Se denomi- nan también libros auxiliares; los mas fre- cuentemente usados por los comerciantes son los siguientes: el libro de caja, el de bancos, ef libro de obligaciones por pa~ gar, el libro de obligaciones por cobrar, €l libro de adquisiciones y gastos, el libro de letras descontadas y el libro de letras en cobranza. Estos libros tienen bastante impor- tancia por cuanto forman la base de la contabilidad y son el antecedente nece- sario de los libros obligatorios. Sin em- argo, ellos no sirven como medios de prucba en juicio independiente de los libros obligatorios (art. 40 del Codigo de Comercio). ‘Veamos ahora los requi ben cumplirse al levar los, tabilidad. tos que de- dad. Los requisitos que deben observarse al llevar los libros de contabilidad dicen relacién con el idioma y con el timbraje, rubricaci6n y visacién a que estén some- tidos. 108. a) Idioma en que deben Uevarse los libros. El articulo 26 del Cédigo de Co- mercio establece que los libros deben lle- varse en idioma castellano. 109. b) El timbraje, rubricacién y visa- cién. Esto significa que una autoridad se encargue de timbrar 0 rubricar las hojas de los libros, para que sélo en ellas pue- dan hacerse las anotaciones contables. El Cédigo de Comercio nada dice sobre este particular, pero la Ley de Timbres y Es- tampillas ha venido a suplir esta deficien- cia estableciendo que los libros deben ser ‘timbrados por Impuestos Internos. La visacion de los libros es su revision por la autoridad administrativa. El Cédigo de Comercio guarda silencio también en esta materia. El estatuto organico del Ser vicio de Impuestos Internos autoriza a sus 92. inspectores a revisar los libros de contabi- lidad para fines de orden tributa 110. Bxigencias tributarias respecto de los libros de contabitidad. E Cédigo Tributario contiene determinadas exigencias relati- vas a los sistemas de contabilicad que los contribuyentes pueden emplear, a la obli- gacién de llevar contabilidad, a la forma como deben Ilevarse los libros, a su con- servacidn, a la necesidad de evar libros adicionales o auxiliares y a las medidas que deben tomarse en caso de pérdida inutilizaci6n de los libros. Al mismo tiem- po contempla una serie de infraccion que pueden cometer los contribuyentes al llevar su contabilidad y las sanciones que les son aplicables. Veamos algunos de estos aspectos tributarios de Ia conta- bilidad, no obstante que su estudio pro- fundizado y en detalle corresponde al derecho econémico. De conformidad con el articulo 16 del Cédigo Tributario, en los casos en que la ley exija llevar contabilidad, los contribs yentes deberdn ajustar los sistemas de ésta yllos de confeccién de inventarios a pr: ticas contables adecuadas, que reflejen cla- ramente el movimiento y resultado de sus negocios. Esta misma norma agrega que, salvo disposicin expresa en contrario, los ingresos y rentas tributables seran deter- minados segtin el sistema contable que haya servido regularmente al contribuyen- te para computar su renta de acuerdo con sus libros de contabilidad. No obstante, el contribuyente que ex- plote mas de un negocio, comercio o in- dustria, de diversa naturaleza, al calcular su renta liquida podra usar diferentes sis- temas de contabilidad para cada uno de tales negocios, comercios o industrias Dispone finalmente el articulo 16 que no es permitido a los contribuyentes cam- biar el sistema de su contabilidad que haya servido de base para el caleulo de su ren- ta de acuerdo con sus libros, sin aprob ci6n del Director Regional. La aplicacién de las normas del articulo 16 del Cédigo Tributario depende exclusivamente del juicio del Director Regional. Derecho Comercial Por su parte, la disposicién del articu- 10.17 del mismo cuerpo legal establece que toda persona que deba acreditar la renta efectiva, lo hard mediante contabi- lidad fidedigna, salvo norma en contra- rio. Agrega que los libros de contabilidad. debersin ser llevados en lengua castellana y sus valores expresarse en la forma sefia- ada en el articulo 18, debiendo ser con- servados por los contribuyentes, junto con Ia documentaci6n correspondiente, mien- tras esté pendiente el plazo que tiene el Servicio para la revision de las declara- ciones. Ademas, queda establecido que el Director Regional puede autorizar la sustituci6n de los libros de contabilidad por hojas sueltas, escritas a mano o en otra forma, consultando las garantias ne- cesarias para el resguardo de los intere- ses fiscales; dichas hojas deberdn foliarse con numeracién corrida y timbrarse pre- viamente por el Servicio o la Tesoreria Aparte de los libros de contabilidad exigidos por la ley, los contribuyentes de- ben llevar los libros adicionales o auxilia- res que exija el Director Regional, a su juicio exclusivo, de acuerdo con las nor- ‘mas que dicte para el mejor cumplimien- to 0 fiscalizacién de las obligaciones tributarias. Finalmente, el articulo 17 del Codigo Tributario exige que las anota- ciones deben hacerse normalmente a me dida que se desarrollen las operaciones. En la disposicién del articulo 97, ubi- cada en el Titulo Il, relative a las infrac- jones y sanciones, del Libro II del Cédigo Tributario, se consagran las infracciones que los contribuyentes pueden cometer en lo relativo a la contabilidad y las san- ciones a que quedan afectos. Segiin lo prevenido en el articulo 97 N® 62, la no exhibici6n de libros de con- tabilidad de libros auxiliares y otros do- cumentos exigidos por Ia Direcci Regional de acuerdo con las disposicio- nes legales, la oposicién al examen de os mismos 0 a la inspeccién de los e: blecimientos de comercio, agricolas, in dustriales 0 mineros, 0 el acto de entrabar en cualquiera forma la fiscalizacién ¢ cida en conformidad a la ley, seran san- 93, cionados con multa de una unidad tribu- taria mensual a una unidad tributaria anual La misma disposicién legal en su N° 7" sanciona el hecho de no evar la conta- bilidad o los libros auxiliares exigidos por el Director Regional, de acuerdo con las disposiciones legales, 0 de mantenerlos atrasados, 0 de llevarlos en forma disti taa la ordenada o autorizada por la ley, y siempre que no se dé cumplimiento a las obligaciones respectivas dentro del plazo que sehale el Servicio, que no podra ser inferior a diez dias, con multa de una il tributaria mensual a una unidad tributaria anual. Finalmente, la pérdida o inutilizacién, de los libros de contabilidad y documen- tacién relacionada con las actividades afec- tas a cualquier impuesto, con una mula del 1% al 30% del capital efectivo, salvo que la pérdida sea fortuita y que el contri- buyente cumpla los siguientes requisitos: a) Dar aviso al Servicio dentro de los 5 dias siguientes, y b) Reconstituir la contabilidad den- tro del plazo y conforme a las normas que fije el Servicio, plazo que no podra ser inferior a 30 dias. En todo caso, agrega la disposicién, la pérdida o inutilizacién de los libros de contabilidad suspenderé la prescripcién establecida en el articulo 200 (del Cédi- go Tributario), hasta la fecha en que los libros legalmente reconstituidos queden a disposicién del Servicio. Para los efec- tos previstos en el inciso 1° del N’ 16 del articulo 97 se entendera por capital efec- tivo el definido en el articulo 2” N° 5 de la Ley de Impuesto ala Renta. 111. 0) Regularidad externa de tos bros, La legislacién comercial nada ha di- cho sobre la forma de Mevar los libros, limitandose a establecer ciertas prohil ciones en el articulo 31 del Cédigo de Comercio, que en el fondo tienden a guardar la regularidad externa. Los co- merciantes no deben alterar en los asien- tos el orden y fecha de las operaciones descritas; no deben dejar blancos en el Ricardo Sandoval Léper cuerpo de los asientos 0 a continuacién de ellos; no deben hacer interlineacio- nes, raspaduras o enmiendas en los mos asientos, etc.* 112. d) El secreto de la contabitidad Nuestro Cédigo de Comercio, celoso de- fensor de los principios individualistas del siglo pasado, estableci6 como un resguar- do a la libre competencia el secreto de la contabilidad, Las razones que movieron al legislador a establecer esta garantia son fundamentalmente dos: a) Para dejar a todos los comereian- tes en igualdad de condiciones, para im- pedir en esa forma que otras personas (comerciantes también) se aprovecharan de lo que consta en los libros de contabi- lidad ajenos, y b) Porque siendo la contabilidad el reflejo del estado de los negocios de un comerciante, podria ser muy perjudicial para él el hecho de que ésta fuese cono- cida en_un determinado momento; dria dejar de manifiesto una situacién precaria, lo que afectaria indudablemen- te su crédito. Pero esta concepcién original del C6- digo se ha ido limitando un poco. La ley orgénica de Impuestos Internos, la Ley General de Bancos, la legislacion sobre sociedades anénimas, han dado faculta- des a funcionatios de los respectivos ser- vicios para revisar la contabilidad. Desde ¢l punto de vista tributario, puede decir se que en la actualidad no existe este se- creto. Los inspectores de Impuestos Internos pueden revisar todos los libros, pero ellos estan obligados a mantener el secreto profesional. El mismo Cédigo de Comercio esta- blece excepciones al principio del secre- to de los libros de contabilidad. Sélo existen cuatro casos en que los tribuna- les de justicia pueden decretar la exhibi- ci6n total de la contabilidad. Existen ademas situaciones que autorizan una ex- * Vease, adem, el articulo 32 del Cédigo de Comercio, 4 hibicién parcial de ellos. Veamos separa- damente estas excepeiones al secreto de la contabilidad. 113. a) La exibicion general de tos libros de contabilidad. Consiste en mostrar al tri bunal que la ordena todos los libros de contabilidad para que sean totalmente re- visados por éste. Procedle en cuatro casos: 1) Suweesién universal. Cuando fallece un comerciante, sus herederos pueden pedir la exhibicion general de la contabi- lidad para los efectos de la particién de bienes. 2) Comunidad de bienes. Cuando ella existe el tribunal puede ordenar Ia exhi- bicién general s6lo en favor de los con- duefios. 8) Liguidacién de sociedades legles y co- rmerciales. La tinica sociedad legal es la so- ciedad conyugal, de manera que si se disuelve el matrimonio, procede la mani- festaci6n general de los libros. Las socie- dades comerciales pueden ser de personas © de capitales; en caso de liquidacién de ellas, procede esta excepcidn al secreto de la contabilidad. 4) En caso de quidbra, La quiebra es un procedimiento colectivo que corresponde a todos los bienes del deudor fallido para realizarlos y pagar a los acreedores. Tan- to el sindico de quiebras (que representa al quebrado) como el juez pueden prac- ticar el reconocimiento general de los li- bros de contabilidad del fallido. Finalmente, reiteremos que la exhi- bicién general s6lo procede en los casos que hemos sefialado y en favor de las per sonas que se indicaron, 114, b) La exhibicién parcial. Ella pro- cede en los casos en que en un juicio sea necesario el conocimiento de determina- dos asientos contables. Debe decretarse por el juez a peticién de parte interes da. Se limita s6lo a las operaciones con- tables que digan relacién con el juicio; se practica por el juez personalmenie en pre- sencia del dueho y en el lugar en que se Derecho Comercial evan los libros de contabilidad (art. 43 del Codigo de Comercio). He aqui la obligacién de los comer- ciantes de llevar libros de contabilidad, Algunas leyes especiales y el mismo Cédi go de Comercio exigen a determinados comerciantes la obligacién de llevar otros libros que los estudiados. 115. Valor probatorio de los tibros de con- labilidad. Los libros de contabilidad son instrumentos privados. Gonsecuencial- mente, el valor probatorio de ellos se rige por el articulo 1704 del Gédigo Civil. Esta s la regla general. Sin embargo, los bros de contabilidad, en ciertas condicio- nes, en atenci6n a la funcién mercantil que desarrollan, constituyen una excep- na las reglas del Cédigo Civil: hacen prueba en favor de la persona que los principio general contenido en el articulo 1704 del Cédigo Civil es que los instrumentos privados, los libros de con- tabilidad, hacen prueba en contra de la persona que los lleva. Esto porque en de- echo nadie puede crearse una prueba a su favor. No obstante, los libros de conta- bilidad hacen prueba en favor de quien los lleva siempre que se retinan ciertas condiciones. 116. Requisitas que deben cumplir las li- bros de comercio para tener valor probatori. Las exigencias estén contenidas en el ar ticulo 35 del Cédigo de Comercio y son las siguientes: a) Juicio entre comerciantes; b) Causa de comercio, y ©) Que los libros se Heven de acuerdo alarticulo 31 del Cédigo de Comercio. a) Que se trate de un juicio entre comer- ciantes, Esta exigencia es légica, ya que si se le permite aun comerciante hacer uso en su favor de los libros de contabilidad, ¢s preciso que su contendor pueda con- tar con un medio de prueba igual, y esto s6lo puede ocurrir si el contendor es co- merciante, De esta manera quedan en igualdad de condiciones. Existen dos situaciones bien intere- santes: si una de las partes ¢s la sucesion de un comerciante o si una de las partes fue comerciante y dejé de serlo, pueden hacer uso de este medio de prueba a sir favor? La respuesta es afirmativa, siem- pre que se retinan todos los requisitos del articulo 35. Ejemplo: la ex Feria Rio- seco de Concepcién tenia un cliente con tun crédito de $ 1.000.000 en compraven- ta de animales. El cliente falleci6 sin can- celar la deuda. Con todos sus clientes la ex Feria celebraba un contrato de cuenta corriente mediante el cual se le daba un crédito para compra de animales que de- fa pagar en tal plazo. En consecuencia, en este contrato las obligaciones no son juidas y, por lo tanto, no puede cobrar ejecutivamente la deuda. Al morir el clien- te la Feria podria haber llamado a reco- nocer deuda a los herederos, pero éstos eran 11 y por lo tanto era imposible re- unirlos. Debié iniciar un juicio ordinario ¥en ese juicio se hicieron valer los libros de contabilidad. Se alegé por los herede- ros que ellos no eran comerciantes, pero se dijo que no importaba, porque eran herederos de un comerciante y, en con- secuencia, podian hacerse valer los libros si se reunian los requisitos legales. b) Cuando la cuestién controvertida debe solucionarse aplicando la legislacién comercial, estamos ante un juicio 0 causa de comarca. in otos terminds, cea se refiere a un derecho u obligacién nacido de un acto de comercio. Pero puede suceder que el acto sea mixto o de doble caricter. Se ha enten¢ dlo que el acto debe ser de comercio para las dos partes, que se trate de un dere- cho reglamentado por el Gédigo de G mercio. para ambos litigantes. En suma, en un juicio en que haya distinta ley de fondo para cada parte no cabe la prueba en favor de quien Hleva los libros. Légica- mente hay prueba en contra (art. 1704 del Cédigo Civil). ©) Que tos tibros se even regularmente, © sea, que se cumpla con el articulo 31 del Gédigo de Comercio. Ricardo Sandoval Léper 117. Relacién de los libros de contabili- dad con ta prueba testimonial Los articu- los 1708 y 1709 inciso 1? del Cédigo Civil establecen una limitacién a la produc- cién de la prueba testifical diciendo que no se admite prueba de testigos respecto de una obligacién que haya debido cons- tar por escrito; y que deben constar por escrito los actos y contratos que conten- gan la entrega 0 promesa de una cosa que valga mas de dos unidades tribut ias. Pero el artieulo 1711 del Cédigo Ci- vil establece una excepcidn a esta limitacién diciendo que cuando haya un principio de prueba por escrito, puede hacerse valer la prueba testifical, enten- diéndose por principio de prueba por escrito “un acto escrito del demandado © de su representante, que haga veros- mil el hecho litigioso”, Se ha planteado el problema de sa- ber si un comerciante puede hacer uso de la prueba testifical alegando tener en propios libros de contabilidad un prin- cipio de prueba por escrito. La jurispru- dencia ha declarado reiteradamente que esto_no es posible, ya que en el articu- lo 1711 se exige que el principio de prue- ba por escrito emane de la otra parte. El citado articulo dice en la parte pertinen- te: *...un acto escrito del demandado o de su representante...”. 118. Resultados de la prueba de los libros de contabilidad. Pucden presentarse las si- guientes posibilidades: a) Silos libros de ambas partes estan de acuerdo, hacen plena prueba, ya que ellos hacen fe en contra ya favor de cada comerciante (art. 35). b) En caso de desacuerdo. Como se tra- ta de medios probatorios igualmente fe- hacientes y contradictorios, se anulan. Fjemplo: mi libro dice que la mercaderi se debe; el de mi contendor, que ha sido pagada. Todo esto en el caso de que los libros revinan los requisitos del articulo 31. En esta situacién habri que atenerse a las demas pruebas rendidas por las par- tes (art. 36). 96 ©) Si los libros de una de las partes no han sido Uevados regularmente (\éase: con infraccién al articulo 31), carecen de va- lor probatorio a favor del comerciante que los lleva, El infractor queda entrega- doa lo que digan los del contrario si han sido levados en conformidad a la ley. Esto ¢s justo, pues s6lo se da valor probatorio alos libros que se ajustan a la ley. La ley, no obstante, no entrega al i fractor completamente a lo que digan los libros del contendor, partiendo de la base de que la falta de formalidades del artieu- lo 31 no siempre es seizal de mala fe; pue- de deberse a descuido o negligencia, etc. Es por ello que se permite que el infrac- tor produzca prueba a su favor por cual quier otro medio legal, para desvirtuar lo que arroja en su contra la contabilidad del contrincante. No debe olvidarse que los libros del contendor, a pesar de ser llevados en forma regular, pueden conte- ner falsedades (art. 34), 4) Siel comerciante que ha recibido orden de exhibir sus libros los oculta (0 los destruye o simplemente no los tiene), rige el articulo 33. En conformidad a este precepto, el comerciante que asi proce- de queda entregado por completo a lo que digan los libros de su contradietor, siempre que éstos estén arreglados cor forme a la ley; esto es asi porque hay aqui una evidente prueba de mala fe. El profesor Palma Rogers expresa en su libro de derecho comercial que si la pérdida o destruccién ha sido fortuita no tendria lugar la sanci6n vista, siempre que el comerciante pruebe el caso fortuito. 119. Prueba de los libros de contabilidad en contra del comerciante que las lleva. El articulo 38 dispone: “Los libros hacen fe contra el comerciante que los lleva, y no se le admitira prueba que tienda a des- truir Jo que resultare de sus asientos”. Esta regla practicamente confirma la norma del articulo 1704 del Cédigo Ci- vil, que es un principio universal en ma- teria de prueba, El articulo 38, en su parte final, expre- sa que no se admitira prueba tendiente a Derecho Comercial destruir lo que resultare de los libros. Esto pone en evidencia que este medio proba- torio se asimila a la confesién, ya que el articulo 402 del Cédigo de Procedimien- to Givil establece igual regla respecto de esta probanza. Se puede sostener que se trata de una verdadera confesién escrita. Para que opere la norma del articu- Jo 88 no es necesario que haya ni juicio entre comerciantes, ni causa de comer- Gio, ni libros regularmente Hevados. El articulo 39 del Cédigo de Gon cio contiene una norma muy importan- te: la indivisibilidad de este medio de prueba. Se trata del mismo efecto estu- diado en la confesién: si se acepta lo fa vorable, debe aceptarse forzosamente lo desfavorable. Asi, ¥. gr. supongamos que XX demanda a Z, comerciante, exigién- dole el pago de una obligacién emanada de un contrato mercantil. Z,niega el con- trato y es obligado por XX a exhibir sus libros de contabilidad; aparece de ellos que existia el contrato, pero que se habia pagado la mitad de la obligaci6n. Si XX acepta como prueba los libros de Z, debe admitir todo lo que arrojen dichos libros, tanto lo favorable como lo desfavorable. Evidentemente, XX puede rechazar esta prueba en su totalidad y hacer uso de otros medios probatorios a su favor. 120, Los libros de contabitidad como pre- suncin. Si los libros de contabilidad, por cualquier motivo, no hacen prueba, si ven, junto con otros medios probatorios, de base a una presuncién judicial. De aqui que es aconsejable presentar los libros aunque no hagan prueba. 121. Valor probatorio de los libros facile ativos. Los libros auxiliares no hacen prueba con independencia de los libros obligatorios. Esta es la regla general con- tenida en la primera parte del articulo 40. Esta regla es l6gica, pues los comercian- tes no estin obligados a levarlos, y por que se trata de simples complementos de los libros obligatorios. Excepcién. Cuando los libros obligato- ios se hayan perdido sin culpa del co- 7 merciante, los libros auxiliares hardn pruc~ ba, siempre que hayan sido Hlevados en regla. Logico es que el comerciante tiene el onus probandi de la pérdida fortuita de los libros. En todo caso, estos libros pueden ser- vir de base de una presuncién judicial, Todo lo dicho es en relacién con el valor probatorio en favor del comercian- te. Nada dice la ley sobre el que tengan en contra de él. Rige, entonces, amplia- mente el articulo 1704 del Cédigo Civil Valor probatorio del libro copiador de car- tas, Sabemos en la prictica que este libro no existe hoy en dia. Hl articulo 47 establece que s6lo po- dra pedirse la exhibicién de las cartas re- lacionadas con el asunto litigioso y que se hayan dirigiclo las partes. 122, Critica al sistema de nuestro Cidi- go. Nuestro cuerpo legal tiene a su favor el hecho de haber reconocido los libros de contabilidad como una obligacién para los comerciantes. Mas atin, tiene el valor © mérito de haberles atribuido valor pro- batorio. Pero, indudablemente, es incomple- to, porque: 1) No ha uniformado los sistemas de contabilidad. En la prictica hay sistemas que tie- nen principios diferentes; asi, el sistema norteamericano es diferente al inglés. 2) Falta la visacién de los libros de contabilidad, es decir, la revision peridi ca de los libros por una autoridad compe- tente, para comprobar la autenticidad de los asientos. No basta que los libros sean llevados regularmente; es menester que lo que se exprese en ellos sea verdad, 3) No hay una sancién inmediata y efectiva para quien Ileve irregularmente sus libros, 0 para quien no los lleve. La sancién establecida por la ley tributaria es para los efectos impositivos y nada mas, La tinica sancién que establece la ley es, como veremos oportunamente, indirec- ta: se refiere a la prueba ya la quiebra. 4) El Gédigo debis exigir que los bros de contabilidad fueren siempre Ile- Ricardo Sandoval Léper vados por profesionales. Hoy en dia la Ley del Colegio de Contadores exige que, a partir de determinados montos, ia con- tabilidad lleve la firma de un contador. Esta exigencia es muy importante en materia de quiebra; v. gr, sabemos que en juicio de calificacién de la quiebra los libros de contabilidad son el centro del proceso; ellos determinan si la quiebra ha sido culpable, fortuita o fraudulenta, Ahora bien, en la prictica, estos procesos terminan en su inmensa mayoria en el sobreseimiento, debido a que el desor den existente en los libros impide de minar a los peritos si ha habido o no malos manejos. Parrafo II La obligacién de inscribir ciertos documentos en el Registro de Comercio 123. Objeto. Con el objeto de resguar dar los intereses de los terceros que con- tratan con los comerciantes, ciertos actos por ellos celebrados estin sujetos a una determinada publicidad. Esta publicidad consiste en la inscrip- cién de estos actos © mejor dicho de los documentos en que ellos constan, en un registro especialmente creado para este efecto. De conformidad con lo prevenido en el articulo 20 del Cédigo de Comercio, en la cabecera de cada departamento se Hevara un registro en que se anotaran todos los documentos que, segtin el Co- digo de Comercio, estan sujetos a inscrip- cin. Lleva el registro el conservador de comercio, que en la generalidad de los casos es el mismo Conservador de Bienes Raices. ‘Veamos, someramente, cules son los documentos que deben inscribirse en el Registro de Comercio. 124, a) Los documentos que deben inscri- birse. Ellos estin enumerados en el articu- lo 22 del Gédigo de Comercio, aunque en otras disposiciones del mismo texto se im- 98, pone a los comerciantes igual obligacién, especto de otros documentos.’ A conti- nuaci6n.yeremos Ios casos contenidos en elarticulo 22 recién mencionado. De acuerdo con dicho articulo, las ins- cripciones deben hacerse en extracto y por orden de mimero y fecha, Ellas son las siguientes: 1) Las capitulaciones matrimoniales, el acto de separacién de bienes a que se refere el ‘articulo 1723 del Cédigo Civil, inventarios so- lemnes, testamentos, actos de particién, sen- tencias de adjudicacién, escrituras puiblicas de donacién, venta, permuta w otra de igual au- tenticidad que imponga al marido alguna res- ponsabilidad a favor de la mujer. Se trata de documentos de los que resulta en contra del marido y en favor de la mujer una responsabilidad de orden econdmico. El fandamento de esta obligaciGn de inscri- bir tales documentos radica en el hecho de que si el marido es comerciante necesario dar a conocer las responsal dades que éste tiene respecto de su mu- jer, pues ellas en el fondo limitan su ‘capacidad para recibir créditos. 2) Las sentencias de divorcio 0 separa- idm de bienes las liquidaciones practicadas para determinar las especies 0 cantidades que el marido deba entregar a su mujer divorciada 0 separada de bienes. E fundamento es el mismo que el sefialado en el caso ante- rior. Ademds, cuando la mujer es comer- ciante, puede conocerse asi cules son los bienes de su propiedad. 3) Las documentos justificativos de los aberes del hijo 0 pupil que esta bajo potestad del padre, madre 0 guartador. Se trata de una situacién similar a la examinada en el N® 1. El articulo 219 N®11 de la Ley dle Quiebras contiene la sancién en cas de omisién de la exigencia de inscri cidn de los tres primeros casos del articu- lo 28 del Codigo de Comercio. Estamos frente al caso de personas que adminis: * Véanse, ademas, el articulo 871 del digo de Comercio, sobre hipoteca de naves,y el articulo 5* de la Ley N* 18045, sobre Mercado de Valores, Derecho Comercial tran bienes que estén obligadas a resti- tuir mas tarde cuando el hijo de familia © el pupilo sean capaces. Es necesario proceder a la inscripcién de tales docu- mentos para impedir que los terceros sean inducidos a error sobre la solvencia de los padres 0 tutores comerciantes. La san- cin en el evento de no cumplirse esta obligacién esta contenida en el articu- Jo 219 N° 11 de la Ley de Quiebras; al igual que para los otros dos casos ante- riores, la quiebra se presume culpable. 4) Las escrituras de sociedad, sea colecti- va, en comandita 0 andnima, y tas en que los socios nombren gerente de ta sociedad en tiqui- dacién. Esta obligaci6n incumbe también respecto de las escrituras de disolucién de sociedades que se efecttien antes de ven- cer el término estipulado; las de prorroga de éste; el cambio, retiro o muerte de un socio; la alteracién de la razén social, y, en general, toda reforma, ampliacién 0 mo- dificacién del contrato (art. 7° N? 4° del Reglamento del Registro de Comercio). Ella también pesa respecto de las socieda- des de responsabilidad limitada creadas por la Ley N°3.918, de 1923, Ademés de ser una formalidad de publicidad, esta ins cripcién constituye una solemnidad inhe- rente a los contratos y actos indicados. 5) Los proderes que los comerciantes otor- quen a sus factores 0 dependientes para la ad- ‘ministracién de sus negocios. La importancia de esta inscripcién radica en el hecho de que ella permite saber quién es el manda tario del comerciante y los poderes de que esta investido. Aunque la ley no lo dice, las escrituras en que se revoque el nom- bramiento de estos mandatarios deben también inscribirse, pues esta inscripcién ‘cumple la misma finalidad de publicidad. 125, Plazos para inseribirls, Estas ins- cripciones deben practicarse en un plazo de 15 dias contado desde el otorgamien- to de los documentos, cuando el intere- sado ya tenga la calidad de comerciante, © bien desde que él empiece a ejercer el comercio cuando todavia no es comer Giante, En el caso de las escrituras de so- 99 ciedades el plazo de inscripcién en el Re- gistro de Gomercio es de 60 dias, conta- dos desde la fecha de la escritura social (art. 354 del Cédigo de Comercio). Vere- mos a continuacién la obligacién de los comerciantes de inscribirse en determi- nados registros, Parrafo III La obligacién de inseribirse en determinados registros 126. Durante la vigencia de la Ley N° 17.066, de 11 de enero de 1969, los comerciantes que tenfan un negocio es- tablecido estaban obligados a inscribirse en el Registro Nacional de Comercian- tes, Pequeiios Industriales y Artesanos de Chile, que ella habia creado. En virtud de la Ley N® 18.000, de 5 de junio de 1981, se autoriz6 al Registro Na- ional de Comerciantes, Pequefios Indus triales y Artesanos de Chile para que dentro del plazo de 120 dias, contado desde la fecha de dicha ley, optara por transforma se en organizacién gremial, con arreglo a las disposiciones del Decreto Ley N? 2.757, de 1979, o acordara su disolucién. La Ley N* 18.000, de 1981, dispuso ademas que vencido el plazo indicado en ella, sin que se hubiera efectuado su trans- formacién 0 acordado su disolucién, el Registro Nacional de Comerciantes, Pe- quetios Industriales y Artesanos de Chile se entenderd disuelto. Durante el tiempo que existié el Re- gistro creado por la Ley N? 17.066 de 1969, dlemostré ser una institucién titil para ve- lar por la ética profesional de los comer- ciantes registrados y para luchar contra el comercio clandestino. Obedeciendo el mandato de la Ley N? 18.000, de 1981, el Registro acordé su propia disolucién y no su organizacién como gremio, conforme al Decreto Ley N* 2.757, de 1979. 127, Registros especiales. Algunas leyes imponen a los comerciantes la obligacién de inscribirse en registros especiales. Asi, Ricardo Sandoval Léper por ejemplo, el articulo 67 del Cédigo Tri- butario autoriza a la Direccién Regional dle Impuestos Internos para exigir a las personas que desarrollan determinadas ac- tividades Ia inscripcién en registros espe- ciales, como ocurre con el Rol Unico ‘Tributario, en el cual deben inscribirse to- das las personas naturales y jurfdicas y las entidades o agrupaciones sin personalidad juridica, pero susceptibles de ser sujetos ‘de impuestos, que en raz6n de su activ dad 0 condicién causen o puedan causar impuestos (art. 66 del Gédigo Tributario) La Ley de Alcoholes (art. 4") impone a los embotelladores de vino y champa- fas, comerciantes al por mayor en vinos y licores, importadores de licores y comer ciantes de alcohol para sus usos distintos de la bebida, la obligacién de inscribirse en registros de la Direccidn de Impuestos Internos “en el mes de enero de cada aiio”. Por tiltimo, seguin la circular N° 137, de $1 de diciembre de 1960, deben ins cribirse en el Registro de Especies Valo- radas los fabricantes y comerciantes de tabacos, las empresas de toda clase de trans portes, los dueiios de hoteles y toda clase de albergues, los fabricantes ¢ intermedia- rios de discos y demas piezas adaptables a instrumentos musicales de funcionamien- to mecanico, los dueiios de chubes, cas nos, etc., que expendan 0 usen barajas, como los fabricantes © comerciantes de ellas, los fabricantes y comerciantes de fosforos, cerillos o encendedores y los em- presarios de espectaculos ptiblicos. ‘Veremos en seguida la obligacién de Jos comerciantes cle pagar patentes co- merciales. Parrafo IV La obligacién de pagar patente municipal 128, Patentes municipates. El Decreto Ley N* 8.063, publicado en el Diario O! cial de 29 de diciembre de 1979, contie- ne el nuevo texto de la Ley de Rentas Municipales, derogando la ley anterior NP 11.704, de 1954. 100 De conformidad con el articulo 23 de la actual Ley de Rentas Municipales, el ejercicio de toda profesién, oficio, indus- tria, comercio, arte o cualquiera otra ac- tividad lucrativa secundaria o terciaria, sea cual fuere su naturaleza 0 denominacién, std sujeto a una contribuci6n de paten- te municipal. Grava con el mismo tributo de patente municipal las actividades pi marias o extractivas cuando en la explo- tacién media un proceso de elaboracién de productos, aunque éstos provengan exclusivamente del predio nistico (€j.: ase- rradero) y cuando los productos que se obtienen ‘de estas actividades primarias se venden directamente por los produc- tores en locales, quioscos, aunque sea den- tro del mismo predio y aunque no constituyan actos de comercio. 129. Valor de la patente municipal. El monto de esta contribucién se determi- na por un perfodo de 12 meses sobre la base del capital propio de cada contribu- yente. El valor asciende del 2,5 al 5 por mil del capital propio de cada contribu- yente, no pudiendo ser inferior a una ut dad iburaria mensual ni superior a 1.000 unidades tributarias mensuales. Para de- terminar el capital propio de cada con- tribuyente Ia ley sefala las siguientes a) El valor declarado por el propio interesado en la patente cuando se trata de actividades nuevas; b) El monto registrado en el balance al 31 de diciembre inmediatamente ante- rior a la fecha en que debe prestarse la declaracién, Por otra parte, las sucursales pagan una contribucién de patente municipal en proporcién al nimero de trabajado- res yal monto de la contribucién del es- tablecimiento principal. 130. Exenciones al pago de patente mu- nicipal. La mueva Ley de Rentas Munici- pales s6lo exime del pago de esta contribucién a las personas 0 entidades que realicen acciones de beneficencia, de culto religioso, de promocién de intere~ Derecho Comercial ses comunitarios, de difusién cultural, ar tistica 0 deportiva. Como puede apreciarse, las exencio- nes benefician timicamente a las activida- des que por sus objetivos no persiguen fines de caracter lucrativo. 131. Transferencia de la patente. El ar- ticulo 30 del Decreto Ley N’ 3.063, de 29 de diciembre de 1979, que contiene la Ley de Rentas Municipales, autoriza la transferencia de la patente cuando el es- tablecimiento que ella ampara cambia de dueno, Corresponde al nuevo propieta- rio hacer anotar ante la municipalidad respectiva la transferencia de la patente. 132, Responsabilidad por et pago de la yatente. De conformidad con el articu- Jo 31 de la Ley de Rentas Municipales, son responsables del pago de este tribu- to, ademas de los propietarios del esta- blecimiento, los administradores y regen- tes, aun cuando no tengan mandato constituido legalmente para la gestién del negocio de que se trate. 133, Caracteristicas de patente, Desde el punto de vista de su naturaleza juridica, ¢s necesario destacar que la patente es tuna contribucién o tnouto de cardcter municipal que se paga por el ejercicio de las actividades que la ley grava con ella. Consecuencia de lo anterior es que la patente municipal no constituye en rea- lidad un bien de propiedad del comer ciante 0 profesional que la paga. Sin ‘embargo, la ley faculta su transferencia slo enel evento de que el establecimiento que ella grava se enajene. Por esta misma ra- z6n no puede venderse separadamente el negocio que se trat Parrafo V La obligacién de emitir factura, su transferencia y el caricter de titulo ejecutivo de la misma 134. La factura en ef Cédigo de Comercio. EI negocio mas caracteristico que el em- 101 presario de comercio realiza con mayor frecuencia con sus clientes es la compra- venta, En efecto, a través de este contrato se realiza la circulaci6n de bienes que el comerciante ofrece en st actividad, y su- mado a la entrega de los mismos al consu- midor, se conereta el ingreso de ellos al patrimonio de este iltimo. De conformidad con el articulo 160 del Cédigo de Comercio, el comprador tiene derecho a exigir al vendedor que forme y le entregue factura de las merca- derias vendidas, y que ponga al pie de ella el recibo del precio total o de la par- te que se le hubiere entregado. Agrega que no reclamandose contra el conter do de Ia factura dentro de los ocho dias siguientes a la entrega de ella, se la ten- dra por irrevocablemente aceptada. La factura no ha sido definida en el Cédigo de Comercio y aparte de la dis- posicién citada, no hay otras de las cua- les pueda desprenderse un concepto de la misma." Tampoco es posible deducir de dicho articulo la naturaleza juridica de la factura, pero es importante deter minarla para establecer la normativa su- pletoria que le es aplicable, para fijar los principios generales del derecho que la orientan y a los fines de desentranar el sentido y alcance de las normas de fondo que la regulan. @Podria afirmarse que la factura es un titulo valor? Recordemos que los titulos valores son documentos en los cuales se representa un derecho literal y aut6no- mo, que puede ser exigido por el porta- dor legitimo, en la época prevista, mediante el ejercicio de determinadas ac- En doctrina se ha sefialado que ta “factura es el documento que emiten los contribuyentes afectos a los impuestos establecidos en la Ley sobre Impuesto a la Venta y Servicios, en Ia enajenacion de los bienes corporates muebles y/o prestaciones de servicios, afectoso exentos de este impuesto, que efectiien con cualquier persona natural 0 juridica, que hubiere adquitido los bienes para su reventa, Uso o consumo, 0 que tenga la calidad de presta dor de servicios’. Vease MARRE VELASCO, AGUSTI EL Contrato de Factoring, Editorial Juridica de C 1995, p. 197.

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