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LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS 1808 - 1826 Traduccién del inglés por JAVIER ALFAYA y BARBARA McSHANE EDITORIAL ARIEL, S. A. BARCELONA Capitulo 9 MEXICO, LA CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 1. PLATA ¥ sociepap Las revoluciones hispanoamericanas se realizaron a escala conti- izacién militar y pol no consigueron sincronizar sus hispanoamericana tuvo que contender con dos ¢1 iado pot los ejércitos de Esp © la inercia, de los criollos, y las embarazosas exigencias de las fu zas populares. Ninguno de estos factores aislado podia impedir per- manentemente la revolucién, pero en conjunto podan constituir un poderoso obstéculo; y, cuando el miedo de los criollos al populacho americano les hizo preferir Ia proteccién del ejército espafiol, la in- dependencia no pudo progresar sin est{mulos externos. Algunos pai ses, como el Rio de Ia Plata, estaban en disposicién de proporcionar ‘ese estimulo; otros, como Peri, dependian de recibizlo, Pero el est mul externo no siempre estaba disponible 0 era aceptable, Cuba ni La economia del azicar cubano, que estaba en jenia necesidad de Ia mano de obra esclava, el abasteci- negra de Haiti, yy Ia persuadié poner su confianza en una administracién col formada apoyada por na poderosa fuerza militar, En cuanto a tervencién exterior, en ausencia de un micleo revo Cuba era més fécil de defender que de atacar. También lo era Puerto 330 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS Rico, una isla fortaleza dominada por su sistema militar y practica- ‘mente inmune a la invasién, al menos a una invasién del tipo de las que los nuevos estados podrian intentar. Cuba y Puerto Rico perma- necieron como enclaves espafioles en una América independien ‘México era diferente y constituia un desafio més a Ia revo! americana. Dividido en sus objetivos, presa de sus conilictos inter México era propicio a una intervencin exterior. Pero no podia reci- birla. Lejos de los grandes centros de la revolucién en el sur, més allé del alcance de los libertadores continentales, México luché solo y su lucha nacié de si mismo. La revolucién mexicana se diferencia de las de América del Sur en dos aspectos vitales; empezé como una violenta protesta social desde abajo; y Espaiia tenfa mfs que perder en México que en cualquier otro lugar en América. México era una pura colonia. Los espafioles dominaban a los criollos, étos utilizaban a los indios, y la metrépoli explotaba a los tes. La liberacién iba a ser ardua en ia més valiosa de todas las po sesiones espafiolas. Durante el siglo xvirt la produccién de plata me- xxicana subi6 continuamente desde cinco millones de pesos en 1702, pasando por el boom de los afios de la década de 1770, durante 1 de doce a dieciocho millones de pesos al aiio, a llones en el afio de 1804. Por aquel enton- de América; y la zona roductora de plata en ‘el mundo entero, con una produccién anual de mas de cinco millones de pesos, que suponian un monto equi metales preciosos americans. Una concurtencia tinica de circunstan- cias creé este gran boom: una serie de bonanzas, una tecnologta ‘mejorada, la consolidacién de minas con grandes propietarios, la jada de Jos costos de produccién debido a la reduccién gubernamental de los precios de la pélvora y del mer exencién fiscal ' Lue 1780, la indusixia recibié grandes inyec derivado de un mayor desarrollo de la ‘economfa colonial. En 1789 el comerci nando asf con los monop. de Cédiz y de la Ciudad wre pot fin se extendié a México, termi urgamente ejercidos, de los consulados 1, D.A. Brading, Miners and merchants in Bourbow Mexico 1763-1810, Cx sminera de In plata eo el siglo xvi 1969), pp. 317333, «Mexican silver ival of Zacatecas, HAHR, T (1970) MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCTA AMERICANA 331 ‘menos capital pero més espfritu de empresa. La competencia bajé los precios para los consumidores; también bajé los beneficios. Los an- tiguos monopolistas empezaron a retirar sus capitales del comercio transatléntico y a buscar unos mercados de venta alternativos que prometieran mayores beneficios. Invirtieron en la agricultura, la mi- nerfa y Iss finanzas, con resultados ventajosos para la economia y para s{ mismos. En México habia unas inmensas fortunas privadas. En Ca- racas se consideraba rico a quien tuviera una renta anual de diez mil pesos procedentes del comercio agricola; en Peri, con su deprimida , pocas familias tenfan més de cua- colonia y la conexién vital con la metrépoli. El otto pilar de Ia economia mexicana era la hacienda. Muchas haciendas eran demasiado grandes para ser eficientes unidades de produccién. Las tierras mal utilizadas y la falta del estimulo de un de las privaciones rurales. Junto a las grandes fincas se encontraban Jos pequefios pegujales, minifundios que spenas sostenfan a una fa- ero las mejores tierras en Chalco, Puebla, el Bajio y Toluca, ‘eran propiedad de un relativamente pequefio grupo de espafioles y ctiollos. Las consecuencias del monopolio de la tierra se agravaron debido al aumento de la poblacién. Entre 1742 (3,3 millones) y 1793 2. Humboldt, Entayo politico, I, pp. 128-131; Brading, Miners and. mercbent, pp. 291-253 5. i, pe. 21 19, 332 LAS REVOLUCIONES 1 ISPANOAMERICANAS nes) el crecimiento demogréfico fue de alrededor del 33 por 4 Entre 1790 y 1810 la poblacién crecié de 4.483.564 a 6.122.354, prueba del répido crecimiento entze los indios, los mes tizos y otros grupos mixtos. Pero no habfa tierra para la nueva pobla- cién, pues las haciendas de los criollos y de Ja Iglesia invadfan las pequefias granjas para eliminar la competencia y buscar un abasteci- miento de mano de obra dependiente. La expansién de las haciendas y el crecimiento de la poblacién rural produjeron una situacién en la ‘cual el campesinado no podia alimentarse independientemente de las grandes fincas. Los terratenientes tenfan a los campesinos a su mer- Entre 1720 y 1810 les la escasez de matz baj de un producto que sustituyera al maiz; sufsia de periédi y heladas prematuras; y padecfa las consecuencias del monopolio de produccién de Jas grandes haciendas que podian hacer aumentar los precios mediante una distribucién cuidadosamente ada. efectos secundatios del hambre eran también feroces: epide dades y des6rdenes sociales que en las estadist de los crimenes urbanos.* Daban fuerzas i verdaderos precursores de la semibandidos, semirrevolucionarios ie robaban a los espafioles por smo era un sintoma del nuevo 1778 y 1810 las masas suftieron una subida vertiginosa de los precios del 1785, el afio del hambre, y 1810, el afio de la rev: pps 1SB.A72 at’ Gontlen, Pueblo en silo. Mivobstoria de San Jor de Gracia, Meio, 1968, pp. 6871. MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 333 fentonces cuando el bajo clero, que estaba muy préximo al pueblo, empez6 a darse cuenta del desesperado estado de los campesinos y a eomprobar las enormes desigualdades de Ia estructura agraria. Fl ‘bispo de Michoacén, fray Antonio de San Miguel, estaba convencido de que las raices de los males rurales eran més profundas que las se- quias y heladas y de que «la mala divisién de tierras ha sido una de Iss causas primeras de la misetia del pueblo».* Estas opiniones empe- de 1810-18 tuvo sus origenes en el hambre y la desesperaci : ‘La revolucién de independencia, como la revolucién francesa, estalla ‘en medio de una tempestad de altos precios»? palacios, todo ello contrastaba horriblemente con la pobreza de la mayor parte de la poblacién y las condiciones de «barbarie, abyeccién y miseria» a que estaban red in una poblacién de seis millones feufan s6lo el 18 por ciento de Ia po: ‘otalmente apartado del por ciento). La distin- nen y los que lo tienen todo [...] no hay graduaciones 0 medianfas; son todos ricos o miserables, nobles o infames»."" Tam- bién Humboldt observé «aquella monstruosa desigualdad de derechos 334 LAS REVOLUCIONES 11 ISPANOAMERICANAS y fortunas» que caracterizaba a México." Los espafiles y los criollos ‘compartian Ia riqueza, aunque no los derechos. En algunos casos era tinguir entre los dos grupos, porque 2 menudo perte- lias y posefan los mismos intereses. Pero en fe estaban concentrados en la 5 tad de ellos posefan una escasa 3s, que eran duefios niimero de los expaffoles en un setenta por uno, Como atrafa a machos inmigrantes, pero no todos tes y burdcratas 0 se enriqu rminas como el conde de Regla. Muchos tuvo siempre controlado por los espafioles, aunque una ver roto el monopolio con el comercio libre tuvieron que contentarse con meno Y estaban en posesin jo automético. Como cuestién politica, la metrdpoli se aseguré de que un rel mente pequetio niimero de espafioles mono Iglesia y controlaran la judicatura.!* Este poder politico compensaba la fuerza local de los 1 ser una pequefia minoria, Ja posicién de los espafoles dependia absolutamente del dominio con inuado de la metrépoli, y esto explica por qué tuvieron que actuar 14, Ibid. pp. 2224 15. Brading, Miners and merchants, np, 208 y 3183. MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA setvaba, en 1763, que ocuttia con frecuencia que los espafoles (1 ) dejaban a sus hijos grandes fortunas en el comercio y en 3po éstas quedaban consumidas 0 10s ctefan que los Y fa verdad es que su p superior a las gentes de col por la supervi vencia para mantenerse frente a los inmigrantes y para no d a las castas. Porque los cri pidamente como admi ue les procuraban a sus el poder y las oportunidades. Asi, hal tivalidad entre los criollos de Ja primera generacién y lo pafioles, y fue de los primeros de donde salieron rmuchi volucionarios. Los criollos necesitaban desesperadamente car blicos, y por tanto necesitaban controlar el gobierno. A pattir de la década de 1790 el resentimiento ctiollo se mediante la agitacién politica, En 1794 un pequefio grupo de conspiré «para levantarse con el reino en nombre de la in y la libertad». En 1799 un m dad de México poseia un gran potenci jos tenian una clara mayoria: «Los regidores 16. Gitado ibid, p, 209. 17, Citado por’ Misanda, Lar idear 9 lar dosituciones politics mexicanas, 14 nas 184185 336 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS en mimero de quince, eran antiguos mayorazgos, de muy corta ins- truccién en Jo general y los mds de ellos arruinados en sus fortunas 1] Los regidores perpetuos eran casi todos americanos, habiendo heredado estos empleos de sus padres, quienes los habfan comprado para dar lustre a sus familias, y por esto el Ayuntamiento de México puede ser considerado como el representante de aquel partido»."* Entre los alcaldes habia un cierto mimero de abogados radicales crio- Mos como Francisco Primo de Verdad y Juan Francisco Azcérate. Pero pot el momento los ayuntamientos los mantenfan a raya. Los indios mexicanos y los mestizos indianizados comprendian alrededor del 70 por ciento de la pobla ® Culturalmente atrasa- dos, embrutecidos y viviendo en la indigencia fisica y moral, mds bien un grupo sociocultural que exclusivamente racial. de su i it pagado por las comt indios, Io Esto proporcionaba unos ingresos considerables, y por lo tanto era de sumo interés para la corona identificar y conservar a una clase tri- endo a sus miembros separados de los blancos, pro- iéndoles llevar ropas espafiolas, poscer un caballo y tener armas, Siervos ante el estado, estaban también sujctos a jados y empobrecidos indios, adonde les acompafaban 0s (alrededor del 10 por ciento de la poblacién). como crudamente sefialaba Hum! ‘menos que se remediara, podia llevar j6n. Esta era por lo menos la previsién de Antonio de San Miguel, obispo de Michoacén, uno de los pocos vvoceros de los oprimidos cuyas opiniones preludiaron las de los in- surgentes Hidalgo y Morelos: |; cese Ia infamia a las gentes de Quitese el odioso impuesto del tributo persor de derecho con que han marcado unas leyes it 18, Alama, Historie de México, 1, p. 93. ‘MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 337 capaces de ocupar todos los empleos civiles que lo especial de nobleza; distibiyanse los bienes ra México una ley age segsin las cuales puede ustria nacional; concédase a los indios, a las castas y a los blan- cos plena libertad para domiciliarse en los pueblos que ahora per- sin embargo, subvei en el cual estaban i ido, los espafioles y los 1 12 de diciembre de 1804 Espafia declaré la guerra a Gran Bretafia, ¢ inmediatamente aument6 sus exi- gencias en las colonias. México eta un objetivo obvio. Un decreto del 26 de diciembre ordené el secuestro de los fondos de caridad en Mé- xico y su envio a Espaia, ia mexicana tenfa grandes recursos de capital. En parti- -gados de capellanias y los fondos de obras pias posefan acumuladas desde hacia grandes reservas finai dt, Ensayo politico, I, pp. 99:03; vse tam . eUn notble escrito péstimo del obispo de Mic in del Archivo General de le Nacin, 2° époce, V (1964), BD. 366 Ensayo. politico, pp. 54052. 338 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS truccién, que adelantaban dinero a los comerciantes, hacendados y propietarios y a quien deseara levantar un emprésito hipotecatio para cubrir la compra de propiedades u otros gastos, alcanzando el i més que las propieda- des, era Ja principal riqueza de la Iglesia mexicana, y éste era el principal lubricante de la economfa mexicana La mett6poli igno- taba ambos hechos: ésta era su locura iiltima. La consolidacién de vales reales, como se lamé al secuestro, atacé a Ja Iglesia en su capital, en el punto que més le afectaba. También atacaba a la to- talidad de las clases propietarias en la colonia. Comerciantes y pro- pietarios de minas, hacendados y propietarios de casas, los ricos y los poderosos, espafioles y criollos, tuvieron de pronto que redimir sus hipotecas y pagar sus deudas con los juzgados. La protesta y la re- sistencia fueron universales. Fueron més los criollos afectados que los espafioles, pero estos r porque la medida subvertia sus privilegios y poderes, Tal vez los més gravemente afectados fueron un gran niimeto de propietatios medias y pequefios, que no pudieron reunir capital con la suficiente rapidez y se vieron obligados a vender sus propiedades en términos al- tamente desfavorables. Muchos terratenientes importantes se vi en dificultades para reembolsa subastadas sus fincas. lero, que a veces viv gobierno que se lo pensara dos veces; Godoy no le dio satisfacién, pero en realidad el odiado decteto fue suspendido, primero por iniciativa del vitrey (agosto de 1808), y lue- formalmente por la junta suprema en Sevilla (4 de enero de 1809) Ja nada desdefiable suma de doce millones de pesos , ¥ Tos funcionatios que la sntus mil pesos de ct Migs Rese Toto Tore! of BA. Abad y Queipo, Evcrfor, en Joué Masia Luis Mora, Obras sueltr, México, 1963, pp, 231.232. MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 339 fue realmente enviado a Espa asta 1808-1809, evando ya no he bfa guerra con Gran Bretati EI secuestro de la riqueza de la Iglesia ejemplifica Ia politica co- lonial espafiola en la tiltima década del imperio, Esta medida descuida- da y oportunista alert6 a la Iglesia, dafié a la economia mexicana, y ocasioné una de las grandes crisis de confianza de la hist colonia, Reforzando esa politica, el virzey Iturrigaray rompié la uni- dad del frente peninsular en México e hizo que muchos espafioles se enfrentaran con la administracién, Como reaccién, el vitrey se hizo mds parcial en favor de los criollos. Pero estos habian sido demasiado ultrajados. Los mexicanos vieron esto como la diltima pruc- ba de su dependencia, Ia prueba de que eran «colonos na contentar la codicia munca satisfecha de los espatioles».2* Tenfan que alertarse ante Ja expoliacién de su pafs para proporcionar subsidios a una politica extranjera en la cual no tenfan interés; como fray Servando Teresa de Mier sefial6, «la guerra es més cruel para nosotros que para ella [Espafia], que al fin la hace con nuestro no tenemos necesidad sino de guardar neutralidad le la monarqufa espafiola a me- lucha por el diados de julio de 1808. Las poder entre los cric de un lado y Ia audiencia y virtey corrient vamos unidos, si queremos ser invencibles».*® El 9 de agosto sus- pendié el decreto de secuestro. Como no fue capaz de convencer, hizo més ofertas mbré a muchos para cargos civiles y militares y permitié la discusién publica del problema de a so- Los liberales criollos vocearon su oposicién a la autoridad junta en Espafia. Juan Francisco de Azcérate objets que Mé- xico deberia rehusar subordinarse a ningun de Verdad declaré que en ausencia del rey Ia sobera- pueblo; y propuso que se eligiera una junta nacional 27, ia de le revolucin de Nueve Expats, pp. 173245. ‘rey trriarey 9 los ovizenes de Ja inde. pp. 204255, 340 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERIGANAS ne representara a 1os cabildos, los capitulos de las catedrales y las comunidades indias. Fray Melchor de Talamantes mantuvo posi- ciones més radicales todavia y propuso realmente un poder criollo y la independencia nacional. El de Ciudad de México asumi6 el punto de vista de que durant de Fernando la soberanfa deberia tran: al vitreinato de Espafia, para ser ejercida pot las audiencias y los cabildos. Pero Ja audiencia, dominada por los espafioles, y atin todos los espafioles de México, rechazaban 503 puntos de vista, convencida de que ello implicaba un movimiento ha- cia la independencia y de que el virrey que toleraba semejante cosa se habia convertido en una amenaza para su poder y para sus privilegios. De este modo proyectaron un golpe preventivo para echar al virrey y 2 sus aliados criollos del ayuntamiento. La oo sufrido las consecuencias del secuestro. El lider era Gabriel de Yermo, un rico plantador de azicar vasco procedente de Cuernavaca, que se habia emparentado con una familia eriolla muy rica y que recientemente habia sido perseguido por doscientos mil pesos por Ja administracién, como consecuencia del decreto de secuestro.” Los golpistas actuaron el 15 de septiembre de 1808. El virrey fue detenido y enviado a Espafia; Primo de Verdad, Azcérate y otros tadicales criollos fueron encarcelados. Detrés de una serie de com- en forma de empr ‘1 arma militar del fue précticamente un ejército privado —los Voluntatios de Feman- do VII—, eclutada entre los empleados de los comerciantes espafioles, controlada por éstos y que constituia de hecho una guar MEXICO, CONSUMACIGN DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 341 tema de intendencias y todo lo que ello implicaba, tomaron el poder sa propia milicia. in mexicana empez6 asi con una reaccién est pensaban que era el final; en realidad era s6 célera criolla y popular resultante de su accién Hev6 iente a una nueva revolucién en 1810. Los conspiradores cricllos, entre ellos algunos oficiales de 1a milicia, conspiraban contra los espafioles. Los des6rdenes populares afiadieron una nueva dimen- i lucha, agravada como estaba por el empeoramiento de mnes en los campos y en las minas. Un verano seco en . Los campesinos sufrieron enormemente y lo jadores; el impacto se dej6 sentir en Ia industria minera, donde las mulas no pudieron ser nde Ia reciente prosperidad de las. mit rura suftieron un brusco pardn. Y fue aqui Ja primera revolucién violenta, bajo un Ifder que pro- cedfa de una antigua pero modesta familia mexicana, y cuyos capi- tanes eran mexicanos de primera generacién. 2. Los INSURGENTES ‘Miguel Hidalgo y Costilla, hi \dministrador de una hacienda, era un criollo frustrado como el resto de su clase, un cura que conocia de cerea Ja degradacién de las masas rurales. Dejé una exi- tosa y mundana carrera académica en el colegio diocesano de San Nicolés Obispo en Valladolid para convertirse en cura rural. En 342 LAS REVOLUCIONES 1 ISPANOAMERICANAS un pequefio programa industrial para estimular la aman por los pobresy de su ansiedad por ra un complejo agricola y minero te; posefa una estructura social lado para otto, e yun gran porcentaje de negros libres y mulatos.®® Aunque nadie perecta de de los propietatios de minas y haciendas y la pobreza de Ia clase tributaria, una gente que era lo suficientemente mévil como para encohtrar trabajo asalariado en minas y haciendas, pero cuyo pro el degradante tributo. para las acciones po- 2? A finales de 1809 lucionarios criollos: Ignacio pafiol y ahora oficial de la Miguel Dominguez, que tar er, y ottos miembros de las il uradas familias criollas de rango medio. Los. mo i peninsulares: querfan deponer a las autoridades, expulsar a los es- patioles y establecer una junta de gobierno criolla. A mediados de 1810, la conspiracién de Querétaro, como se 1a Tlamé, habia reclu- tado a Hidalgo, que pronto se convirtié en su lider.% Como cura necesitaban refuerzos répidamente, y no podian esperarlo de sus com: criollos, porque éstos no estaban unidos acerca de la in- de que quizés hicieran menos preguntas. Allende tempranamente pi- 1s a Ja revolucién como came de necesatio hacerles creer que la insurrecién debfa llevarse a cabo para 35, Etic B, Wolf, «The Mexican Baio in the Eighteenth Centurys, Middle Ameri can Resecb institute. Pabii XVI (1855), pp. 177.200, 36. Hamill, 9. ct, pp. 103-11 MEXICO Y z 8 8 3 a x ® 344 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS ayudar al rey Fernando». Era un grave error de célculo y muchos de los revolucionarios criollos vivirian para lamentarse del tigre que habian soltado. Hidalgo no tenia dudas ni remordimientos: cteia que apelar a los indios no sélo era necesario sinc justo. Y du- rante 1810 hizo que sus obreros construyeran toscas armas. En septiembre de 1810 dos acontecimientos obligaton 2 tomar Ja delantera. Llegé un nuevo virrey, Francisco Javier de Venegas, veterano de la guerra de independencia espafiola e intran- sigente lider de la causa realista. Y la conspiracién de Querétaro fue descubierta y destruida, En Dolores, Hidalgo tuvo que activar la revolucién con mds rapide de lo que se habia planeado, y, como Jos criollos revolucionatios se habian desperdigado, no dudé en ape- lar al apoyo de las masas. Al amanecer del 16 de septiembre, apro- vechando que Ia muchedumbre procedente de la comarca acudia la misa del domingo, lanzé el grito de Dolores, ual probablemente no se hablé de in- dependencia pero cuyo significado fue claro para las generaciones venideras de mexicanos. Al extenderse el movimiento a través del Bajfo, millares de campesinos le prestaron su apoyo; a mediados de ctubre Jas hordas rebeldes alcanzaban un niimero de alrededor de sesenta mil personas. Eran principalmente indios y castas, atma- inzas y machetes. Después de la caida (28 de septiembre) fueron reforzados por mineros ¥ otros trabajadores urbanos, pero el movimiento nunca atrajo a criollos de la milicia y a una pequefia mi. . Pronto el grito fue inequivoco: «indepen- fl prescindir de ell local, a todos los europeos y a algunos ropiedades y el Tesoro en la 37. Cina MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 345 Alhéndiga, y concentrar all{ sus defensas. Esto sélo aumenté Ia sen- sacién de un conflicto de clase. Como relaté un observador: «El pue- blo ano [...] empezé a murmurar abiertamente que los ‘gachupines y sefiores’ querfan defenderse sélo a si mismos y abandonarlos a tllos al enemigo, y que incluso la comida estaba en su poder, de ‘manera que ellos podfan perecer de hambre».!* La maniobta fue técticamente muy torpe; simplemente convirtié la Alhéndiga en el centro de los espaiioles y del dinero, haciéndola doblemente atrac- tiva a los ataques rebeldes. El ataque tavo una incontrolada violencia, y convirtié a Guanajuato en un simbolo inolvidable. La matanza y Iutilacién de los defensores, el asesinato de los prisioneros tanto tiollos como europeos, el pillaje masivo y el asalto a la propiedad, Ia irteflexiva destruccién de Ia maquinaria minera, todo proclamaba el odio sociorracial que animaba Ja revolucién. La violencia pro- dujo una profunda impresién en el joven Lucas Alamén, quien quedé obsesionado por la «reunién monstruosa de la religién con el ase sinato y de muerte y de desolacién, que habiéndolo ‘ofdo mil y mil veces en los primeros afios de mi juventud, resuena todavia ‘dos con un eco pavoraso».** de Guanajuato, controlado por los eriollos, hizo una de- in publica después de la ie peninsulares cién entre ct noble, distinguida y cultivada gente de 1a ciudad; que los europeos estaban emparentados con los criollos, a través de matrimonios con Jas hermanas o hijas de étos; que eran buenos amigos entre sf y que hacfan negocios juntos. Affadia que sus intereses y los de los espafioles europeos estaban unidos y eran interdependientes, y afir- ‘maba que aquella desgracia concernfa a todo el murido.#° Peto perma- los espafiles capturados eran weinta cada tres noches a las vésie también Luis Castillo Ledén, Hidalgo, te vide 999, Il, pp. 4358. 9, c ‘and merchants, 318. 346 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS afueras de la ciudad, donde eran répidamente decapitados.#* Micn- twas tanto, en Ciudad de México, una organiz: alrededor de veinte criollos procedentes de las clases profesionales se formé después del grito de Dolores; lamados los Guadalupes, sirvieron a la revolucién como red de espionaje y canal de armas, informacién y propaganda. Sin embargo la participacién eriolla se dio en la periferia, El imiento de masas y luché por una revolueén profunda. Mantuvo la fidelidad de sus seguidores, ampliando constantemente el contenido social de su programa.*® Abolié el tributo indio, emblema de un pueblo oprimido. “Abolié también la esclavitud bajo pena de muerte. En México, donde Ja esclavitud era una institucién en dective, Ia. ab as que en derecho pertenecian a las comunidades sna proclama, Hidalgo ordené a los jueces y magistrados que rec gieran de modo inmediato las rentas debidas por los arrendatarios de las tierras pertenecientes a las comunidades indias y una vez que al, que las tierras fue- doles que las ran entregadas a los arrendaran en el futuro.t# La intencién era devolver las tieras a los indios e impedir su ; izarse mediante decreto alguno, ¢ AL. Gonatles, Pueblo on vil p. 72. 42, Emesto de In Tore Villy Lo «Guadalupess y la Independencia, Mézico, ‘Aorso Gara Ruiz, ldeario de Hida, Meio, 1955; Moats Gone 1, an, Andes ‘del Instituto Nacional de Antropologie | y tetener a sus seguidores. De este modo la destruccién y el saqueo s fueron endémicos en la revuelta. Era ésta una instantdnea redistribu- 4, campesino y para las bandas de guessilleros.7 * millén de éxic MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 347 ‘las guertas de independencia condoné el pillaje; lo consideraba como ‘un cebo legitimo para atraer a las masas campesinas a la revolucién ibn de Ja propiedad. Las haciendas tanto de eutopeos fueron robadas, y Ia marcha de las hordas indias iba acom- patiada del pillaje. A principios de noviembre de 1810 Ignacio de Aldama, uno de los més moderados of Hidalgo: «Los indios estén muy alzados: al pasar por el pueblo de Sen Felipe, he encontrado despedazados tres europeos y un ctiollo, todos con un papel de seguridad de V. E., y no permitieron que el cura les diese sepule i no se castigan estos excesos, €s menester prudencis; nosotros no tenemos otras armas que nos defiendan, y si empezamos a castigat, al necesitarlas no las hallamos».!# Fuera del Bajfo, sin embargo, Hidalgo no pudo encontrar par- tidatios indios. Las corporativas y conservadoras comunidades i dias de México y de Puebla eran un material menos revoluciona! que el libre y mévil pueblo del Baj primero a los indios despolitizados y Lie colos aceon cure las muses pals mepo fuera del Bajfo tuvieron algin éxito. Las doctrinas ‘gualitarias y ol odio racial, el ataque a las propiedades y el saqueo de Guanaj simple niimero de las hordas rebeldes, causaron una profunda im- ién en el resto de México y una oleada de repulsién contra la fue condenado por Iss autoridades eclesisticas ¢ incluso por el obispo reformista Abad y Queipo, que objet que eran Jos criollos os que sufrian més pérdi sus propiedades, fuerza de trabajo y riqueza, y que la revolu simpatizantes y ent del gobierno co campesinos y a llevar la revolucién al extremo, lo cual demostré 46. Citado en Alanén, Historia, , p. 470. 348 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS no sélo en su reiteracién de las primeras reformas sino también Repudiado por la gran mayoria de los criollos, criticado fos oficiales criollos, Hidalgo tenia pocas posi Sus ochenta mill seguidores eran menos un ejérc isciplinada y sin preparacién, un verdadero inas de San Luis Potosf y Zacatecas, , 1a mayor parte de cuyos oficiales eran 6 evitar que Hidalgo y Allende se mo vieran hacia el norte y los encerré en los limites de Guanajuato, , fue demasiado pata Hidalgo. El ejército realista defender Ciudad de México, y el 17 de enero de 1811 derroté a fuerzas de Hidalgo en el Puente de Calderén. Hidalgo, Allende y l més al norte en una heroica : cayeron en una emboscada Fernéndez («Guadalupe Victorian) Jos Matamoros, la familia Bravo. Y habia un nuevo lider. La direccién de la revolucién social pasé a José Maria More- los, otro cura rural, cuya carrera lo acereé todavia més a los cam pesinos que la de Hidalgo, y que permanecié més ligado al sacer docio y a la religién, Morelos habfa nacido el 30 de septiembre de 1765 en Valladolid, Michoacén, hijo de una familia de mestizos po bres, siendo su padre un carpintero medio indio y su madre una * En su juventud trabajé en Ia hacienda de un tfo suyo, v posteriormente como mulero en la ruta de Acapulco a Ciudad de ‘México. Con un gran esfuerzo de mejorainiento se gradué en la uni 48, Alfonso Teja Zabre, Vide de Morelos, Mésico, 1959, p. 1. i Gtos los he retirado a la ‘MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 349 versidad de México y se convirtis en sacerdote en 1797. Fue des. tinado primeramente a una patroquia de Churumuco, una de las partes més miserables de Michoacén, en el corazén de la tierracalien- 4e, cuyo clima maté a su madre, y huego en 1799 cerca de Cat que no era mucho mejor. Como mestizo sin recu ‘una parroquia pobre en un lugar apartado; all trabajé durante once afios, mal pagado, cargado de trabajo, entre una triste y empobre- ida poblacién india; y alli fue padre de dos hijos, Achaparrado, basto y muy moreno de aspecto, Morelos tavo una breve preparacién revolucionaria, Después del grito de Dolores, turbedo por la cen- sura eclesidstica a Hidalgo, buscé al insurgente, quedé convencido or sus argumentos y le oftecié sus servicios.” Fue comisionado on el grado de teniente para reunir tropas en la costa sur y llevar la revolucién a Acapulco. Partiendo de la nada en octubre de 1810, 0 un affo creé un pequefio ejército, bien equipado y altamente dis- Giplinado; lo desplegé brillantemente por el sur de México, y puso Ja mayor parte de la costa bajo su control; fracasé en su intento de tomar Puebla y de este modo cortar las comunicaciones con Vera- ‘eruz, pero en noviembre de 1812 tomé la rica Oaxaca, con gran cons- ternacién de los realistas, Morelos intent6 librat a Ja revolucién de la embarazosa imagen sereada por el movimiento de Hidalgo, cuya anarquia y violencia hhabfan servido a la propaganda realista. Preferia una fuerza mévil de combate de dos informaba: «Con éstos cuento seguros, isfaccién [...] Cuento también con los naturales » que hacen muchos disciplinados, sirven de mucho en un ejérci ‘A Ja vez que intentaba tranqui 1ién publica con el pro- fesionalismo de sus fuerzas, Morelos también apelaba a amplias fuerzas sociales, propugnando una combinacién de nacionalismo me- xicano y de reformas esenciales, 49. Wilbert H. Timmons, Morelos of Mexico. Pris, 1963, p. 42, un buen estudio moderne. 50." Lemoine Vicia, Morelos, . 178 350 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS ‘Morelos fue el més nacionalista de todos los primeros revoluciona- ios, y su naciondlismo parece que se basaba, no en un cuidadoso céleulo sobre el grado cle madutez aleanzado por México, sino en lependencia del pais. Al contrario de su principal rival, Rayén, climin6 el uso del nombre de Fernando To que fuera, y hablé francamente de indepen- tificada, segin Morelos, porque los de la humanidad, durante tres i6n nativa, sofocado el desarrollo nacional de México y malgastado sus tiquezas y recursos; y uno de jetivos bésicos era que ningtin espanol pudiera permanecer en el co. A los criollos del ejército de Calleja les dirigfa [La Soberania, cuando faltan los reyes, sédlo reside toda Nacién es libre y esté autorizada para for- de gobierno que le convenge y no ser esclava de inspiré en la lucha guerra de guerrillas. nacional. E la que rest trose, ditigié un conmovedor manifiesto a sus tropas: en la Nacién [. mar la cl otro». El nacionalismo de Morelos también Los gachupines en todos tiempos se han empefiado en aba 4 los americanos hasta tenernos por brutos, incapaces de co do y todos lo h americanos son raleza y se puede asegurar sin engafio que por Jo menos en ito de mi mando cualquier soldado veterano puede suplir a céte- dea de general? El nacionalismo de Morelos tenia también un profundo contenido Virgen de Guadalupe era un s{mbolo tanto |; demostraba que Dios tenfa una particular y confirmaba un sentido de la identidad ell leccién por Me nacional. Morelos vefa a la independencia casi como una guerra santa en defensa de la ortodoxia religiosa contra los itreligiosos 51, Morelot, 3 de maroo de 1812, en Lemoine Ville, Morelos, p. 1995 véase tumbiéa Timmons, Morelos, p. 5 32. Morelos, 21 de noviembre de 1813, en Lemoine Vilicaha, Morcio, pp. 43% MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 351 Borbones y los idélatras franceses. En México, afirmé al obispo de Puebla, «somos més religiosos que los europeos», y manifestaba combatir por «la Religin y la Patrias, y que aquélla era «nuestra santa Revoluc Pero el pri | Hamamiento de Morelos era a las masas. Un isionero de Morelos, informaba asi sobre el vieron familia decente ninguna [...] hay 0s y fascinerosos fugitivos de sus patrias; cuando alguno se presenta, le preguntan ‘qué patria’, y debe responder ‘ta patria’ ».** EI nacionalismo de Morelos tenfa un contenido social gue era raro en aquel tiempo. En su proclamacién de Aguacatillo de noviembre de 1810 declaraba: «a excepcién de los europe los demés habitantes no se nombrarén en calidad de ii én proclamé que las tie- ser para Jos que las trabajaran, y que los campesinos deberian recibir unas rentas gobierno tirdnico y sus satélites, poner coto a su avaticia mediante 53. Morelos, 24 de noviembre de 1811 y 8 de febrero de 190. 34." Toid. pp. 167-168 © Morelos. Véase también ‘Tela Zabre, op. cit, pp. 210215. 352, LAS REVOLUCIONES H1SPANOAMERICANAS la destruccién de los medios que utilizan para hacer Ja guerra, y atrebatar a los ricos Jos fondos mediante los cuales apoyan al go- bierno».7 El programa que presentd al Congreso de Chilpancingo, tun pequefio organismo montado por Morelos para reorganizat la revoluciéa, era esencialmente politico, y planteaba la independencia absoluta, el apoyo para la Tglesi a por los diezmos, el respeto a la propiedad, las insttuciones representativas y republi canas, la separacién de poderes y un ejecutivo fuerte, con los cargos reservados para los americanos.®* Pero también se proclama- abolicién de la esclavitud, del tributo, de los privilegios y de todas las distinciones entre las clases. El 5 de octubre de 1813 ditigis tun segundo y definitive decreto aboliendo Ia esclavitud, que fue aprobado por el congreso. La Declaracién de Independencia fue formalmente hecha el 6 de noviembre de 1813. El Congreso era menos entusiasta con respecto a la politica social de Morelos, pero al afio siguiente el intento de imponer un sistema de tributacién sraduado segin los ingresos estaba entre los proyectos de éste. Pero ya estaba pasando el momento, El restablecimiento del poder del real, los reveses militares de Morelos, su degradacién por pa congreso, y su existencia clandestina como guertillero perseguido, pidieron al gran revolucionario elaborar més sus obj y producir un plan de reforma agraria antes de su trégico fin. El fracaso de Morelos se puede explicar hasta a Venegas. El nuevo pulque, que comprendia a los mexicanos, ten‘ fonia y estaba decidido a destruir a los insurgentes aunque México suifriera «sangre y fuego» en el proceso. Tenia sus manos atada prensa. Pero, en 1814, la testauracién de Fernando VII y smo proporcionaron de nuevo Ja linea dura, Los espatioles lo consideraron la vindicacién de su situacién en MEXICO, CONSUMACION DE IDEPENDENCIA AMERICANA 353 re para hacer la guerra total a Morelos; , enviaba a centenares de mexicanos al pelotén de ejecucién. Morelos ahora estaba huyendo. A despecho de su capacidad como jefe guertillero, cometié algunos errores estra- tégicos elementales, s en 1813 en to- tar la fortaleza de Acapulco, dejando libres a los realistas para redu- cir Jas bolsas de resistencia en el norte y luego volverse al sur en uuna posicién de fuerza. Pero en iiltimo andlisis Morelos fracas6. por- que, como Hidalgo, no recibié apoyo de los criollos. Al contratio que Hidalgo, lo buscé seriamente. A principios de Ia revolucién Morelos hizo un Iamamiento es- ppecial a los criollos y prometié a los que le apoyaran no sélo que sus propiedades serfan respetadas sino que altos cargos civiles y militares serfan puestos en sus manos. AAl contrario de muchos jefes guerzilleros, intent6 reforzar la estricta disciplina y no tolerar la insubordinacién en problemas sociorraciales. Desde el principio de su campaiia vio potiian ser confiscadas mediante orden expresa de los eles Siendo nuestro sistema proceder contra los ricos por razén de tales, ni ‘menos contra los ricos criollos, ninguno se atreverd a echar mano de sus bienes, por muy rico que sea, por ser contra todo derecho , principalmente contra Ia ley divina£? ieres,promlgé Gres ae mater ares y devastar los pueblos y haciendas colaboracioni Mientras Morelos estaba cogido en Acapulco, Calleja ut 26 el de Morelos, Tecpan, 13 de octubre de 1811, en Lemoine Villica, Mo 354 LAS REVOLUCIONES HL1SPANOAMERICANAS . respito pata reagrupar a las tropas realistas e incorpozar a los re- | fuerzos procedentes de Espafa, En diciembre de 1813 las fuerzas insurgentes sufrieron una grave derrota en Valladolid, seguida de un nuevo contratiempo en Puruarén. El congreso se convirtié en un organismo errante, tan preocupado por evitar Ja captura como sin embargo tomé la direccién del poder ejecutivo de ‘Morelos, mientras en otros sectores los rebeldes peleaban entre sf y se convertian en féciles blancos para el ejército realista. El Congreso doles una alternativa al despotismo espafiol de después de la restaura cin: la Constitucién de Apatzingén (22 de octubre de 1814), un documento sinceramente liberal que prevefa una forma de go! independiente y republicana, con un ¢j legi ‘Morelos considers Ia con como «impractica ble», y realmente ejercié poco inflajo en los acontecimientos. Durante 1815 el Congteso se vio obligado a tenet a las fuerzas real dole los t i capturado y Ilevado a la capital. Fue condenado por het icin y fusilado el 22 de diciembre de 1815, habiendo pasado fue cada vez mis un veda 321 los criollos dominaron por co ‘MIEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 355 to, y fueron ellos quienes mantuvieron el control social y los va- 5 coloniales, Ellos formaton con la Iglesia la fuerza més con- sociedad mexicana. Se hallaban en condiciones de se desviaba 0 descuidaba sus intereses. embargo, Ja inter- icanos, sino de los as. Esta fue la ironia final del dominio espaiiol 3. LA REVOLUCION CONSERVADORA La propia Espafa fue la primera en perturbar el delicado equi- librio de intereses que regia México. El 1 de enero de 1820 el general Rafael Riego dirigié una revuelta liberal en la peninsula; el 9 de marzo Fernando VII fue obligado a restaurar la constitucién de 1812 y a volver a convocar a las Cortes. Noticias de estos acon- tecimientos Iegaron a México a finales de abril. El 27 de mayo el virrey Juan Ruiz, de Apodaca proclamé la constitucién en la colonia, re fueron elegidos diputados mexicanos para las cortes nuevo régimen espaiiol, como en un desco de suicida, procedié a subvertir el mismo imperio que habia proclamado. Las fortes fueron un organismo més radical que su predecesor de 1812- 1814, y pronto se enajenaron los mds poderosos intereses mexicanos. La Iglesia fue el primer objetivo. En una serie de decretos promulga- dos en agosto y en septiembre de 1820 se restr Iglesia a tener propiedades, mediante la pro! imiento de nuevas capellanias y obras pi tmaitas_y se suprimieron tod: tias; fue abolido el fuero ed los casos criminales; te ordend a los obispos cumplir estas disposiciones, y se dio orden de detencién y confiscacién de las propiedades de conocidos opositores 4a constitucién, incluido el obispo de Puebla y otros prelados. lericales fueron conocidos en México, aunque no ‘plicados, en eneto de 1821; naturalmente, provocaron a Ia Igle- 63. Furiss, op. it, pp. 246250; James M. Breedlove, «Effect of the Cortes, 1810- 42, on church reform in Spain and Mexico, en Benson, Mero end the Cores, pp. 125-131; Schmitt, «The clesy and the independence of New Sprite, 336 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS sia, Los intereses seculares también se alarmaron. La extensién del sufragio a todos excepto a los indios y castas llevé a Ia eleccién de ayuntamientos populares y amenazé al control de la oligarquia criolla en el gobierno municipal. La ab Jos repartimientos y todas las formas a los intereses de de las audiencias de los mayorazgos, trabajos forzados stacaron -a de este tipo hubiera nec tonto sc privaron a si mismas de apoyo mi septiembre de 1820 abolis el privilegio de la 3 sus miembros por tribunales militares en en junio de 1821, después de muchos meses {to colonial fue abolido, Como declatarfa Iturbide, «las cortes patecian decididas a perder es tas posesiones».*° Los grupos de intereses reaccionaron enérgicamen te. Una vez que la oligarquia criolla se convencié de que Espafia no podia seguit garantizéndole un control aristocrético, como ya antes ‘dado cuenta de que por si sola no podfa mantener el orden preparé a promover la sndencia para conservar Ja st en el criollo Agustin de Tturbide nacié en iadosa educacién su adre, y alrededor de la misma edad —quince afios— se cor i iva® Era un hombre en ‘armonfa con su medio ambiente, y cuando es se presenté inmediatamente como voluntai y vio confirmada su decisién cuando sus propias haciend: cupadas por fos insurgentes. Desde 18 insurgentes, hacfa Ja guerra a los mexicanos, sino a unos rebeldes que querfan cexterminar a los europeos, destruir las propiedades, cometer ex- 64 Roe 1. Cail, Mexican manip lon form, 1810182, on sso, Mea ind the Spo Coes p82 *e ‘Macaulay, «The army of New Spain and the Mexican delegation to the Somin Carn ids 15. ne ES” ky, Tbde of Mex, Dhan, N.C 1982, op. 8 y 23. MEXICO, CONSUMACIGN DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 357 esos, escamecer las leyes de la guerra y las costumbres humanas, ¢ incluso desatender las précticas religiosasy.*" Fuera cual fuera la verdad, el corone! Iturbide era un modelo de Ia posicién criclla: abortecta Ia revolucién social y ayud6 a destruinla, sin estar com pletamente satisfecho con el régimen espafol, en parte porque era ‘mexicano, pero principalmente porque vio frustradas sus posibii- dades. En 1820 Iturbide fue nombrado comandante del ¢jéscito rea lista del sur con el encargo de derrotar a Guerrero y a los restos de las guerrillas. Hizo un simulacro de lucha, pero durante la cam- palia, en el curso de 1820, empez6 a elaborar un plan de independen- cia, que ponia el énfasis en la necesidad de impedir el derramamiento de sangre y expresaba su preocupacién por Ia religién catélica, En febrero de 1821 estaba dispuesto y el 24 de ese mes publicé ‘el «Plan de Iguala», redactado por él mismo, pero que representaba los los que estaban amenazados pot Espafia y cuya colabora- seguida: la Iglesia, declaraba Ia independencia espafioles y mexicanos eran iguales, lidas, y los cargos péiblicos abiert los habitantes de la Nueva Espafa, sin di africanos, fa monarquia con opcién a todo empleo, segin su mérito y virtudes».*® El plan convocaba a los espaiioles pata que aceptaran a México como su patria. Y a los me- xicanos les preguntaba: <¢Quién de vosotros puede decit que no desciende de espaiiol?». La respuesta, por supuesto, era simple: Ja ‘mayor parte de la poblacién. Pero el nuevo régimen buscaba Ia acep- , no el beneficio de éstas. EI Plan garantizaba Ia estructura social existente. La forma de gobiemno seria tuna monarqufa constitucional. Las propiedades de Ia Iglesia, los privilegios y las doctrinas se conservarian. Los derechos de pto- piedad y de catgos piiblicos serfan garantizados a todos que los tenfan, con la excepcién de I inciones de castas abo- los habitantes: «Todos los como Mora dieron su aprobacién a Iturbide lo mismo que antes 67. Tid, p. 34. 68. Plan"ée Igual, 24 de febrero de 1821, en Alani, Historia, V, p. 740 358 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS hablan desaprobado a Hidalgo Pero el resultado fue una amarga decepcién para los verdaderos revolucionarios, quienes, después de argos afios de luc minos que estaben dientes, el Plan como la mejor de las limitadas opciones y como un medio de mejorar las cosas. Y sus tropas ayudaron a formar , Pero tenfa una brecha en sus defensas. Alamdn se burlaba habia més oficiales y misicos que sol- un gran mimero de enemigos. ablemente un problema militar. Los ofi- ciales estaban insatisfechos con los ascensos y la paga. Y los me- xicanos se resentian continuada presencia de los espaiioles, muchos de los cuales adoptaban actitudes provocativas y se amotinaban, y a los que consideraban como incompatibles con la se- guridad y la independencia. El centro de la agitacién era Veracruz. La ciudad estaba en poder de los mexicanos, pero la San Juan de Uhia continuaba ocupada por un grupo de re pafioles, que asf controlaban Ia entrada del mayor puerto de México. era Antonio Lépez de Santa iniciativa expulsar a Ia fuerza rea- dados rasos. Tenfa tam! Tenia que haber atencién del emperador, quien ces6 a Si 1822 y Ie ordené ir a informar a la capi ‘Anna en noviembre de Santa Anna se sublevs 10 en todo su poder». Habia sido uno de los pri- s de Agustin I. Ahora lucheba por una repiblica ta que gobernaba mal y abusaba del congreso. Con contra un 75, Roberson, Tuwbide, p, 222 MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 361 ria ide6 el Plan de Veracruz deposicién de Agustin I, la sarantias. El comandante de jo Echavarti, fue el siguiente en , el Plan de Casa Mata (1 de ; apelaba a un nuevo congreso para que arrebatara Ty, mientras tanto, daba la autotidad a tos go- ‘en cada provincia, En febrero se consiguié un acuerdo con los realistas en Veracruz para realizar un esfuerzo con- junto contra el emperador. De este modo, oportunistas, republicanos s se unieron en una campafia que pronto red T a Ciudad de México. El emperador perdi escaso de ingresos, aliados e ideas, abdicé el 19 de marzo de 1823. Su error bisico hi tomar lo imaginario por real, convertirse en una i de rey en vez de ser s6lo un caudillo, El obispo de Puebla, su admirador y partidario, siempre le habfa aconsejado ue «no desmontara de su caballo», en otras palabras, que gobernara como el dictador militar que era. Al final fracas6 por no recordar . En mayo embarcé para Ttalia en una fragata inglesa. Después de una estancia en Inglaterra volvié a México, un aiio més tarde, esperando una rehabilitacién; fue apresado y fusilado a los dos dias de desembarcar. La caida de Tturbide revels las fallas de la unin. La divisién ibidistas favoreci6 a los republicanos. En 1823 leg6 al punto de donde habtan partido Ia las revoluciones en Hispanoamérica. Pero, ahora ! general republicano Guadalupe (6 de diciembre de 1822), berales y provincianos, unidos por intereses indus- estando intactos. Los de Ciudad de México, sus ir la milicia local por un ejército fijo, 76, Morier « Canning, 19 de noviembre de 1824, PRO., F.O, 50/6, 362 LAS REVOLUCIONES H ISPANOAMERICANAS restringit la soberanfa del gobierno central mediante los derechos de los estados. Tal como se reflejaba en el pensamiento de José Marfa Luis Mora, un eclesiéstico convertido en reformador, el nicleo del programa liberal era la oposiciGn a los privilegios corporativos; los liberales intentaban crear una nueva soci y modelada sobre las bberalismo mexicano no suponia un rechazo de los valores dando la preferencia a los de Francia, Gran Bretafia y los Estados Unidos; al contrario, detivaba muchos de sus caracteres de la Tus. tracién espatiola y de las Cortes de Cidiz. Y operaba dentro de! armazén de la sociedad existente. En muchos de los asuntos bé- Ia pro- zacién no habia unas claras actitudes de partido, aunque el mexi més sensible ante los valores y necesidades empresariales, ‘Alamén, era un conservador puro. ‘Las fuerzas que habfan echado @ Tturbide convocaron una asam- blea constituyente, que elabord una constitucién republicana (octubre importado de Jos Estados Unidos. Respondi 10 de México y a Ia desconfianza provincia sxico; prolongaba el impulso dado al federalismo por Ja constitucién espafiola y las cortes de 1812-1820; y reflejaba los especificamente los fueros de la Iglesia y del ejército. Como Juérez TT. Haley op. ity pp. 10847 y 215289 78. Nettie Loe Benson, La diputcion provincial » el federalism mexiceno, Mé co, 1955 MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 363 comenté més tarde, Ia constitucién de 1824 fue . Guadalupe Victoria, un respetado simbolo de la resistencia al orden colonial, fue elegido primer presidente cons- titucional con el apoyo de los liberales de la revolucién. A su vez ierno de consenso, incluyendo en é1 al con- servador Lucas Alamén y al liberal federalista Miguel Ramos Arizpe. Con la ayuda de créditos procedentes del mercado de dinero de Lon- Mé asut La América Centrs independencia, Sus q1 sector industrial o minero, Guatemala tuvo que convertirse en un rincén semiolvidado del imperio, con su economia dependiente de las declinantes exportaciones de afil, con sus asuntos desatendidos por la metrépoli. Una minorfa de blancos vivia del trabajo de una sa de indios, mestizos y mulatos, y esos mismos blancos estaban didos entre unos criollos que posefan unas medioctes tierras espaiioles que monopolizsban los cargos lucrativos. En 1811-1812 Ja insurgencia mexicana tuvo repercusiones en Guatemala y hubo revueltas en San Salvador, Leén y Granada. Pero la aristocracia local y Ios hacendados, hombres como José del Valle, permanecieron ‘al margen y continuaron colaborando con las autoridades espaiiols, primero con los constitucionalist luego, desde 1814, con solutista Fernando VII. La revol in liberal espafiola de 182 itucios ales, representacién en las Cortes es- pafiolas, gar mnales. Muchos guatemaltecos crefan que esto eta poco préctico en una sociedad compuesta principalmente por campesinos analfabetos, y su reaccién frente al liberalismo espa a la de la élite mexicana. Ademés, el Plan de Iguala es en Guatemala. En cualquier caso no podia ser ig- i a no era hombre para defender ‘aun imperio agonizante. La inestal politica provocd desérde- nes sociales, agitacién entre el pueblo bajo, aumento de la crimina- lidad, y rebeliones indias en 1820, todo lo cual atemorizé a hombres como Valle ¢ hizo que pensaran que Espafia_ya no era capaz de pro- tegerlos o de mantener el orden social. Si ellos no aprovechaban la oportunidad y controlaban los acontecimientos, las fuerzas popula- res podian hacerlo, Este era su temor. Asi, la independencia fue un caso de autoayuda; como dijeron el gobernador Gainza y los atis- técratas provincianos, «para prevenir las consecuencias que serfan las provinciss del sur. seguido una via menos violenta hacia la 364 LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS teniblesen el cao de que Is proclamase de hecho ef mismo pue Pero gqué era Guatemala? Mientras que unos pocos patriotas defendian la independencia total, la mayor parte de la gente tenia s6lo un débil sentido de la identidad. Las provincias individuales em- pezaron a declarar la unién con México, proclamando de Guatemala, La empobrecida ¢ inestable condicién de su pais, combinada con las amenazas Tturbide, que consideraba a Guatemala como una colonia de México, levé a los guatemaltecos a buscar Ia proteccién de su més poderoso vecino y cambiar su inde- pendencia por una situacién favorable junto al emperador. En enero de 1822 una mayoria de ayuntamientos vors porque Guatemala fuera anexada a México, en la esperanza de unirse a un negocio en alza y pata beneficiarse de una representaci ‘congreso mexicano. Pero el movimiento fue un error i porque México era una Asamblea Nacional ituyente declaré soluta de las cinco provincias de Costa Rica, Gua ido contra el centro y las provincias Iuchando entre si, En 1838 América Central se desintegté en una quintuple con- fusion. 4, «EL MISMO FRAILE EN DIVERSA MULA» México fue gravemente dafiado por Ia guerra de independencia. Posiblemente perecieron seiscientas al 10 por ciento de la poblaciéa. La produccién min: a menos de una cuarta parte, Ja agriculture a la El comercio con Europa y el lejano blo sufrié como consecuenci te se desorganiz6, El pue- del estancamiento y de la , ty de adem, 1 de won. 121, Lis B. Bangs, Jost det Valle of " mediarios. Los norteamericanos tuvieron més MEXICO, CONSUMACION DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA 365 Jo mismo le pasé al gobierno. A finales de 1823 la administracién Jera estaba en un completo desorden. ‘emancipacién comercial sigui6 inmediatamente a la indepen- dencia politica. Un decreto del 15 de diciembre de 1821 abrié Mé- ‘xico al comercio con todas las naciones, con una tarifa uniforme ‘del 25 por ciento. La mayor parte de los comerciantes espatfoles se iaron a Espafia o a Cuba y fueron reemplazados por extranjeros, sy norteamericanos, que empezaron a abastecer etior directamente, sin intervencién de inter- al desviarse de la capital y evitar as{ la saturacién del mercado y los precios bajos, evando sus productos directamente a las provincias del norte a pero en 1826 los recibos aduaneros estaban en alza y habjan aumen- tado los barcos (399 barcos de los Estados Unidos en puettos me- prueba de la recuperacién del comercio eran importaciones, no exportaciones, inctemento. Las exportaciones continua- preciosos y unos pocos productos agri- lla, algodén y curtidos. La mayor parte de éstos eran europeos, y como tales pi odiosos para los insurgentes», quienes bloquearon también el camino 1 los mercados.® La industria mexicana no podia competir ni en calidad ni en precios con las mercancias extranjeras. Las manufacturas artesanales de peto eta demasiado tarde para contener Ia podredumbre; y 1829 prohibiendo las mercancias extranjeras que compitieran con las, 80, Capitén Rich al comodoro Oven, 30 de enero de 1824, PRO., FO. 30/8 Mackessie «Canning, 24 de julio de 1824, en Humphreys, Consular’ reports, pb el fomenio de

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