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Gilles Lipovetsky y Sébastien Charles Los tiempos hipermodernos “Teadoccin de Antono-Prometen Maps EDITORIAL ANAGRAMA Tid de di gia Ceonsbypemdces ‘Stil Uwe gate Din de tor Jat ‘met Fos Lambe! Gay age (© EDITORIAL ANAGRAMA,S A. 2006 Pek delnCiw 58 san a4 so. 7 Dapp 93-2006 Pied in Soin 2209, on 74 - Pleo Toes PROLOGO. La obra de Gilles Lipovetsky ha influide profun- ddamente en la interpretacién de la modernidad. Con su primer libro, La era del acto (1983), preparé el te- rreno de lo que habria de imponerse en Francia con cl nombre de «paradigma individualist, Desde en- tonces no ha dejado de explorar minuciosamente las rmiikiples facetas dl individuo contempordneo: el in- sélico reinado de la mods, las metamorfosis de la ca, pero también la nueva economia de los sexos, la cxplosién del Iujo y las mutaciones de la sociedad de Esta atencién a lo més actual podria parecer complacencias no lo es en absoluto, y una de las vi tudes de su obra es que, pariendo de una descripcién Y tuna arqueologia minuciosas de los fenémenos, su- pera el antagonismo tradicional entre los antiguos y los modernos, entre los eufgricos y las Casandiras de la modernidad. En su trabajo no vemos aplicacio- nies univocas ni del modelo sprovidenciaistar de una 7 ‘modernidad que encuentra siempre en si misma los remedios de sus males y las ventajas de sus inconve- nientes ni del esquema catastrofsta del reinado con- temporinco de [a eran instrumentals, es decir, de ‘una racionalidad para la que ya no existen fines, sino slo medios. La segunda revolucién moderna (o hipermoder- nidad) que se esté produciendo ante nuestros propios «ojos no significa en absoluco la desaparcién de los fi- nes. Representa en tan pequefia medida el triunfo de- fintivo del materilismo y el cinismo que aistimos por el contrario a la consolidacién de una serie de scatimientos y valores tradicionales: el gusto por la sociabilidad, el voluntariado, la indignacién moral, la valorizacién del amor. Multitud de sentimientos y valores que no sélo se perpetian, sino que, legado el caso, se refuerzan en la profundizacién humanist del individualismo. Desde este punto de vista, la inter- pretacién de Gilles Lipovetsky podria parecer que se acerca al primer modelo, el modelo «optimista» de la rmodernidad, y aqui es un «mati» casi fundamental que no se base en un mecanismo invisible y provi- dencial, sino que prefiera describir los fendmenos de la reconstruccin y el steciclajer con toda la sutileea de sus pormenores. No hay ninguna apuesta metafsi- ca en la cuestin, antes bien una exposicién filuable de los fenémenos (a la que no puede aspirar ningu- ro de los dos modelos). Es el motivo por el que esta lectura de la moder- nidad, més compleja y menos univoca, no cae en una visidn idifica del presente. Esto es y resulta parad6ji- 8 a 0, para los ators lo mismo que para los inézpretes: scl hiperconsumo parece compatible con los valores del humanism, no es de ningin modo la panacea de la felicidad humana. ELindividua hipercontempors ands autsnomo, es también ms frigil que nu _ antes ns as romans yoga que tnd, la comodiad acl y experana de vida no restan nada a lo tigico de la existencia: antes bien, hhacen mis crucl el escindalo. En este libro, escrito en colaboracién con Sébastien Charles, Gilles Lipo- ‘ety medita sobre su itinraro intleceualy las dife- fentes crpas de su teabsjo; peto ademis hace una contribucién capital as intcrpretacidn de la segu da revolucién moderna, al escribir por primera ver los rasgor més caracteristicos-de lo-que nos reserva, para bien y para mal, chipermodern: E present volumen esconscaencia de los dive sos actos que el Collage de Philosophie ha consagrado al trabajo. de Gilles Lipovetsky. Sébastien Charles, profesor de filosofia de la Universidad de Sherbrooke (Canada), s ha encargado de su dreecin intelectual Prenae-HENRI TAvOILLOT El individualismo parad6jico Introduccién al pensamiento de Gilles Lipovetsky, por Sébastien Charles La condena del presente, analizada a largo plazo, es sin duda la eitica més tiv riindo los escrtores, fidsofos y poetas desde la no- che de los tiempos. Ya Platén se inquietaba ante el deterioro de los valores y la aparicién de una raza de hicrro, la suya, que ya no tenia casi nada en comin con la raza de oro de los tiempos mitcos, poseedora de todas las virtudes, ¥ si hemos de creer a Plinio el Viejo, el mundo moribundo a cuyos siimos mo- :mentos pertenecia él estaba irremediablemente abo- cado a la ruina a causa del exceso de corrupcién. El eema de la decadencia o de la degradacién, re- cogido en el planteamiento religioso desde una pers- pectiva apocaliptica, no es ninguna novedad y cada cual encuentra icilmente las justficaciones de a de- sintegracin que eree que caractrizan mejor los defec- tos de su época. Ente los anciguos, la historia se pen- saba de manera cclca lo peor estaba ontoldgicamente inserito en los rayos de la rueda de la fortuna y su ad- 13 venimiento eneraba en lac regoria de lo necesatio. En el mundo cristiano, la Caida del comienzo y el Juicio de las postrimeras eran los dos fos que iuminaban tun presente tansitotio y considerado_ preseindible {Con la modernidad se produjo una rupcura, no ya para reinserbirel presente en el centro de ls preocu- paciones de todos, sino para invertir el orden de la temporalidad y traspasar del pasado af fsturo el lugar dela felicidad venidersy el fin del sulnsienco. Esta Tuptura esencalen la historia de la humanidad crsta Tid con la Forma de un discursoradicalmente opuesto ale a decadenca, alegando esta ver ls conquistas de la ciencia y sefialando las condiciones de un progreso infinicocayos herederostendefamos que ser nosotros. La mizén tendrfa que poder reinat en el mundo y creat \ascondiciones dela pas, la equidad yl justicia. Exe optimismo, que caractria precisamente ala flosfia de ls Luces y al cientifiismo del siglo X0X ‘carece ya de actualidad. Después de las catéstrofes de ‘que a sido restigo al siglo XX, la raxn ha perdido su dimensién positva y se ataca en tanto que instru mento de dominio responsable y burocrtio, y nues- tra rclacién con los tiempos, y concretamente con el fururo, esté ya marcada por esta critica, aun cuando perduren, en el fondo, restos dl paso optimism, s0- bre todo en el plano teenocientiico Desacreditados de la trascendenci remas_de representacic han convertido ext de conan Yeon son wn lnerembible cobse un sacke 9 um vvenda baa fondo examen fica expresin ima de ln seculaizacion moderna, Ge no habia podido marifarse anes tune, ada como esa po dacs gencalzaores {ue proogahun cn vd dls defects aco ea. $metimiento humano un principio superior, precisa- . “mente mena el ideal demoeriico militab en favor \ Peeve spre on de la calla la eee pada de las petsons ypulveiza + ip, Ling de igh o 286 [ine deb eioony Th 31 las solidaridades y conciencias de clase en beneficio de as eivindicacionesy preocupaciones personales. En cierto modo, Mayo del 68 podia verse como la apica- cin dela lgica dela moda ala Revolucidn. Este acon- tecimiento ¢5 un buen ejemplo de la oposicién entre un individualism hedonistayostentativo y los conser- vadurismos sociales de antafio que mantienen ls dfe- + sobre todo en el plano sexual. En lo més profundo, se até de una te- ‘yueltaconsistente en reconciliaey unica una cultura ‘onsigo misma y con sus nuevos prinipios bésicos. No tuna “criss de la civilzacin*, sino un movimiento co- a Jectvo para ibrar la sociedad dels normasculeaales rigidas del pasado y dar a luz una sociedad més dic mas diversa, ay cont xi tencis dela moda plenaa? cE Flames Hegado aun momento en el que la co- mercialzacién de las formas de vida no copieza ya con resistencias estucturaes,culturales 0 idcolopicas, yen el que las esferas de la vida sociale individual se ‘\teorgani a ‘consume Las dos primeras faxes del consumo hablan redundado en Ia creacidn del consumidor modemno, apartindolo de las tradiciones y destruyendo el ideal del ahoro; a kima fase es una extensin infinita del reinado del consumo, Que la légica dela moda y el consumo ha impregnado las erecientes dimensiones de la vida pi- renciaciones jerarquicas y autoritar * tid. p29) lend xp bid. 279)- Pats a neprcacin se Mayo de 68 por Lipo, vse sChange Iv upon ‘elindvidstsme warpoligue, Poni, 39,1986, 32 blcy pivadaesun hecho evidence. No lo es menos fue Tor indvdos, patos de tel Museanenes tienen opinions cla er menor aa {Easy cada vor ms hcruantes: Pero nada ns auto 2 decir que la inconsancia de estos inviduos tes reprobble por sf misma, Los indviduos ver dha, son mis weubles en lo que se tefere a sts opi none, pero shad vere en esto un mal sBajo el tno de la moda total, el espiritu es menos firme, pero is receptive als ri, nenes estab pero mds Teante, Tangs seguro des ism, pero mis abies la diferencia, a la prueba, a la argumentacién del lena sino hiccramos mis que asimilarla aun proce fon compuracion de eandazai y de despeo- tulzaéns en realidad, ropca un eutsionameno mis exgene, tna mulplacén de los puntos de Vista subjetos el reuocen dela smiitud de ls_) bpiniones Ya po crecene semejana de tds, sino diversificacién de las pequefas versiones personales. Tas grandes os Sgicas se borran [1 en fa. vor de langlade sublet quid poco o als, poo cats y poco ree, pero ods aur roy tis clitah equ haben el fondo mms ovigialidad cuando fs veligionsy ls taco. nes prfuclan erent eolecivs de una homoge pide nmaclada? Por un lado se prosigue la obra de la Ilustracién, los individuos salen de su minorfa de edad, cada vez hid, 309 [ead sp bi, pp. 296-297), 33 Bu son mis capacs de ejtcer la erica libre, de nformar- te de pensar por sf mismes en un univers deodgio nel qudls horas ances : lsinegrado ¥en el que teorias el sentido no nflyen yen los eats) No por cll han desparccido Ts auaidade ntlernse, que ieshejin Ss tla peeenciands Deere n dttmento dela imposcén La opin sig niendo fur pero ss mis opaia que drnante Y conrbuye afr el sentient nia, Per 4M mismo tempo, nada le pert yu diferencia cm” tre informa e invoxicacn as woras mie roca: bolescas adquieren carta de naturaleza y se transfor- man en berelles (basa pens en la aripcion de los Mentos del 11 de septembre de 2001 alos servicios tesetonameicanoy, porno abla de todas Isto. ras conspirativas que se barajaron), las creencias urba- tas muliplcan ls seas sumentan como nunc, i dis pra oan de ace {OMNIPOTENCIA DE LA LOGICA CONSUMISTA? EI mundo del consumo parece inmiscuirse en nuestra vida diariamente y modificar nucstras rlacio- ries con los objetos y los setes, sin que por ello, y a ppesar de las criticas que se le hacen en este sentido, se llegue a proponer un contramodelo creible. Y, al ‘margen de las posturas criticas, pocos querrian real- ‘mente abolirlo de manera definitiva. No hay més re- 34 medio que constatar que su imperio no deja de cre~ cer: el principio del seffserice, la bisqueda de emo- cones y placeres, el cileulo utilitaro, la superficial ddad_de los vinculps parecen haber contaminado el onjunto del cuerpo social sin que ni siquiera la espi- rituaidad se haya librado, La religion, a su ver, se adapta al consumo olvidando el ascetismo en benefi- cio del hedonismo y el gusto por la festa, porencian- do. ms los valores de lasolidaridad y el amor que los de la contricién y el recogimiento, Y esto es igual- mente vilido para la dimension familar, las relacio- nes con la ética, la politica o el sindcalismo, incluso para las relaciones con la naturalera. La hipermoder- hidad funciona bien segin la l6gica Gel tetilaje pey- ce del pasad, pues nada parece escapar a su impe Ponemos otro ejemplo? En el marco del acceso de las mujeres al mundo de la auronomfa, se ha pre- ‘guntado por la conservacn de ciertas referencias tra- dlicionales, como sila obra igualitaria no hubiera le- ado al final de su ldgica, a saber, la indiferenciacion de los géneros. Pero hay que entender que si se man- tienen ciertas normas sociales o funciones tradiciona- les atibuidas a lo femenino es porque la ligica in- dlividualista las ha reciclado; las mujeres se las han apropiado para procurarse mas felicidad privada y no Porque constiuyan un resto arcaco del que conven dia desembarazars, al deci de las feminiseas. «Si las mujeres siguen manceniendo relaciones privilegiadas con el orden doméstico, sentimental 0 estético, ello no se debe al simple peso social, sino a que éstos se 35 wera que ya no suponen un obs io de libre de uno dde la cultura individualita-democritica desde donde se recomponen los recorridos diferenciales de hom- bres y mujeres.»* En el mundo del hiperconsumo puede reciclarse incluso el ama de casa 2s totalmente hegeménica la légica consumista, es capaz de absorberlo y reciclarlo todo con arreglo a su propia racionalidad? El funcionamiento del mun- do liberal, que genera mas beneficios, eficaca y racio- nalidad, parece justificar los temores de Heidegger cuando dentnciaba, a propésito dela ténica, el des vio de su sentido en provecho de una woluntad de voluntads, de una dindmica de poder que se alimenta (Ces misma, sin mas finalidad que su propio desaco- lo, La voluntad, que al principio estaba animada por el loable deseo de alviar ala humanidad de su sut- ‘mientoinmemoral, se ha transformado poco a poco en voluntad de poder, sin mis fnaidad que su pro- pio imperio sobre las personas y as cosas, yen lima instania ha producido este mundo nuestro, obsesio- nado por la técnica y el éxito. Idea recogida en nues- t1os dias por Taguieff que dice igualmente que la - gica de la edemiclon iene hha perdido toda fnalidad humana y que la eécnca ba declrado * Liporesy, Lats moe Pemanone eration dif in Glia, Par 19973 oad pL tre maj, Per seni rai de lofi, Anagran, arcana 19%, 36 en bancarrota todos los valores, y que estos dos facto- res conducen directamente a una forma de neonihi lismo. era no hace flea entutbiarindebidamence el pa- norama, porque no todo se reduce al puro consumo ni todo es recilable. Ciertos valores propios de la mo- dernidad, como los detechos humanos. por cjemplo, no se pueden poner en el consumismo puro. Otros valores esapan igualmente al mundo del consumo, como la preocupacién por la verdad o las relaciones. Si bien es cierto que la obsesién por la imagen de marca ha invadido el mundo intlecwal y empujado + 4 determinados pensadores a aceprar la exigencias del ‘marketing, no lo es menos que la honestdad inte- leceualy el interés por lo verdadero siguensiendo pa- stmonio del mayor, EnLfondo, den de besa i coos los ca, aia “ ampli elder conocido ye ritmo leno t oo amen toro se arene a cone 0, ete momentos peta ‘os imelcuessguen sind las ostinados fre dere del sid, come tls aa epi eto poco Gop ccbote decorate propia Cabo proc cngn: a space de commen fa ple ge {Tab ince, por mu propia natures ine blemente agtesanal y amante, sea el que oponga, de wer en cual i eatencia rid ena la vlidad = ala espectacularizacién del mundo,s* «Amore, ya esti ddichos he aqui otro dominio que escapa a la esfera del + Lipovty, «Monument inti, Le bt, 4,198, p47 37 interés al igual qu, en términos més genraes, todos LAETICA, ENTRE LA RESPONSABILIDAD dos valores de relacin que configuran buena parte de YY LA IRRESPONSABILIDAD Ja riqueza de nuestra vida privada. Precisamente ewan do la depredacion parece caracterizar nuestra relacién Zs signo del dominio de la barbaric esa hiper- con el mundo de los objetos y los sere, he aguf un ‘modernidad nuestra, que se caracteriza por el consu- dominio que se presenta como si funcionara de mane- ‘mo emotivo y la existencia de individuos preocupa- 12 roralmente desinceesada. El impetio del dinero no dos sobre todo por_su salud_y_su seguridad? Son «sl sepulturero dela afectividad, antes bien es lo que ‘muchos los que crtican esta sociedad nuestra, en la le presta toda su legitimidad, como si sincidramos la que no ven més que almas desamparadas, barbaric in- nessa de enconarn pce de nose un terior, derrota del pensamiento © imperfeccién del wundo cada vez mas regido por la eficaca y Ta racio- presente. Como si el niilismo en el que Nictsche lidad.| lefa el porvenir de Europa hubieratriunfado efeetiva- Nada mis flso pues que pensar que el consumo ‘mente. En cierto modo, no es un juicio falso: el he- reina en todos los Ambitos. Nada més falso asimismo donismo individualist, al minar las instancias eradi- que creer que, reduciendo a los individuos al papel de cionales de control social y al expulsar del campo consumidores, aquélpropica la homogencidad social social toda trascendencia, priva de referencias a cieta eee ee cide sociedad, sino més bien replantearse la socia- ‘moderado que parece dar libre curso a codas las lu- ‘| lizacion en el contextohipermoderno, cuando aingin caubraciones posibles. ;Cémo guardar silencio ante la < discurso ideolégico tiene ya sentido y la desintcgracin prolferacion de las sectas, que seducen a personas de lo social ha llegado al maximo. No hay duda de que ‘mal que nos pese instruidas, 0 ante el retorno de lo ‘st en marcha una reomganizacin social, pero parte paranormal, cuando estos fenémenos habian sido tinicamente del deseo personal de los individuos. Los dlesprestigiados por la modernidad? Ya pueden remo- fs ‘tomos individuales no son reacis areencontrase,co- verse en su rumba Bayle y Fontenelle, que no por ello :municase,reagruparse en movimientos asociativos ca- ipermoderna que reorganiza —* fat racterizados por el egocentrismo, porque su adhesion ‘es mas/que uno de los as- es espontines, décil y parcial, totalmente de acue nla logica de la moda. Pero zbastan las reagrupacio- pectos posibles de la hipermodernidad. Es necesario nes arcisistas para formar una sociedad democritica y admitr igualmente que los(derechos humanos ho se ppromover el sentido de ls valores, cuando parece que hhan vivido nunca de manera tan comernda ce Jo tinico esencial sea el consumo? cen la actualidad, que los valores de la tolerancia y el 7 — 4 un . 39 <> respeto nose han manifesta jamis con tanta Fern ca en procter a ep ee ralizada de la violendia gratuita. Y, ademés, ze6mo jguardar silencio ante el hecho de que la mene nidad se haya construido en paralelo con wnaCnece- “idad éticd)cada vex mas acentuada? En lugar de la én catastrofista que se nos presenta habitual- ments, en la que la moral ha abandonado el espacio social, desbancada por el cinismoy el egoismo, con- viene subrayar, ante lx amenazasgeneradas pore de sarrolloteenocenficoy cl empobrecimiento de los _ ines proyectos, sad eta der aulciones dca y deontoldgicas, a nivl social, co- nico” inclaxo meditico Es verdad que la preo- ‘cupacién_ética_no se ya, como en el pasado, aes ee Ecc bao foo de ane mor indoors opt 2, que fancione fais aunida pot emionel que por Obligaiéno por sani y ques adap los ros valores de la autonomis individalaa”/Peo ea fe posmorlina que craters hoy anita soe dadesnosupone la deaprcin de tod valor Ec, ‘Aun cuando el sacerdoco del debery los abies vi toranos haya cada, apaccen nievasroulacio eae I iterpetacién de kc orl que propane Li venkyen L'ime de Teter: myth ir Meonarphons de Tub id op. spp. 5885 (Elana de a empresa mito © ‘lida, Memo del cbr ied pp 39-96) * Lipoway, eMart de mor ou rection dex alu ‘id, pp. 3131, [Muerte de a moral erst de anv res ti pp 3137) 40 nes, se recomponen prohibiciones, se rinscriben va- Jores que ofrecen la imagen de una sociedad sin re- lacién con la descrca por los desprecadores de la “permisvidad generalizada”. La liurga del deber des- garrador no tiene ya terreno social, per las costum- bres no se hunden en la anarquis el bienesar y los pl ceres eatin magnificados, pero la sociedad civil estt fvida de orden y moderacién; los derechos subjetivos gobiernan nuestra cultura, pero “no todo est permi- sida” »" ‘Como se ve, posmoraidad no es sinénimo de in- roraldad. Tres clementos permiten aprecar la per- sistencia de ideals éticos en el contexto individual ta. En primer lugar, la desaparicion de lx moral incondicional no se ha taducido en una prolifera- ci6n de conducts egostas en el conjunto del cuerpo socal, como lo demuestea la. multiplicacién de las asociaciones de ayuda mutua y de voluntarios. Por otro lado, el telativiamo de los valores no ha poten- ciado el nihilsmo, dado que perdura un fuerte ni- cleo de valores democrticos esenciales, nicl alre- dldor del cual ha araigado un firme consenso. Por ilkimo, la pérdida de ls referencias eadicionales no sc ha eraducido en el caos social anunciado, toda vez 4que la liberacin individual, en particular en el plano sexual, no se a traducido en anarquia absolut. ‘As las cosas, Ja responsabilidad individual no es * Liposealy, Le euler dr, Gallary Par, 1992 SL lial: spr El onpl del debe, Angra, Barons, 1398, a mas que un aspecto de la hipermodernidad y no se debe olvidar tampoco que la disolucién de las formas de encuadramiento de los individuos puede producir el efecto contratio. Con el hundimiento delos grandes discursos normativos de la moral aparecen fenémenos asociales desconocidos que ne son ajenos al individua- lismo irresponsableyinismo generalizado, negaciin ddl esfuerzo y del sacficio individual, comportamien- tos compulsivos, tifico de drogas y toxicomanias, vio- lencia gratuita, sobre todo contza las mujeres de los barrios periféricosEI reinado del hedonismo coincide sélo en parte conta era della responsabilizacién, LAS PARADOJAS DEL CUARTO PODER Sibbien la moral no ha desaparecido del campo so- cial, esté mas impuestaen él desde fuera, por los men- sajes que vehiculan los medios de informacién, que determinada desde dentro. Es cierto que las normas sociales no las dictan e imponen ya, como en el pasa ddo, el espiricu nacional, la familia o las Iglesia, y que las referencias proporcionadss por las instancias tra- dicionales se han vaciado de sentido y deben adaptar- sea la ligica de lo efimero, Es razonable también que nuestra sociedad, fascinada por lo frivolo y lo super- fluo, entre en su fase flexible y comunicacional, carae- terizada por l gusto por lo espectacular la inconstan- cia de las opiniones y de las movilizaciones sociales, ‘Nada original en este sentido, porque la critica habi- ‘tual de los medios de informacién, tipica de la Eseucla, ak Oe eT eld SH tin a. de Franefort y de los stuacionistas, consiste en atri- buses una omnipotencia que ha contrbuido a con- vetiros en instrumentos de manipulacién y aliena- cién de caricter totaliario cuya finalidad seria la justificacin dl orden establecido, del conformismo y de la estandarizacién de los individuos. Si bien hay ue admitie que los medios tienen un papel normal ory rcanoer que eu nflenca envi co na no es de ningiin modo insignificante, no hay que precipitarse y considerarilimitada su capacidad de ‘masificacién. En efecto, los medios de informacién pueden apoyar tal o cual comportamiento del pibico, pero no imponerlo, Una prueba de elo es que ainsi tencia en un mismo mensaje no siempre produce el efecto buscado (basta pensar en las campafas public tarias contra el tabaco, que no parecen haber modifi cado sensiblemente su consumo) ‘A pesar de todo, zno se podria conceder ala ca situacionista una buena porcién de legtimidad? No estamos atravesados de parte a parte por mensa- jes exteriores que condieionan y estandarizan nuestros comportamientos? No percbir los efectos positivos de fa liga de la moda y el consumo sera lo que nos ha vuelto poco a poco indiferentes a los mensajes publi- citarios ya los objets industrials. Este desimterés por ef mundo del consumo ha permjtdo a su vez la con- dquista de la autonomia personal - siones de eleccién individual y las fuentes de infor ‘macién sobre los productoSLcjos de ir al hombre uni- dimensional que veia Marcuse, la légica del consumo- ‘moda ha propiciado la aparicién de un individuo amo B \ be me + ataduras profundas, con personalidad y gustos fluc: ‘wances/¥ por estar asf constituido, necesita una mo- ral espectacular, la tinica capaz de conmaverle y ha- cerle obrar. Los medios de informacién se han visto “obligados a adopta la ldgica de la moda, a inscrbirse cn el registro de lo espectacular y lo superficial, y a va- lorar la seduccién y fa gracia de sus mensajes. Por eso sehan adaptado al hecho de que el rzonamiento per- (a pase cada vez menos por la discusién entre in uy f y Senor de su vida, fundamentalmente voluble, sin viduos privados y cada ver més por el consumo y las vias seductoras dela informacién, Si la negatividad de los medios de informacion, podria revalorizarse en funcién del peso relativo de su capacidad normalizadora, su positividad tampoco debe pasarse por alto, Porque en la hiscoria del indivi- dualismo modero(los medios de informacién. han ddesempefiado un papel emancipador fundamental al dlifundir en el conjunto del euerpo social los valores del hedonismo y la libertad Al sacralizar el derecho a a autonomia individual, al promover ana cultura rla- cioua), al celebrar el amor al cuerpo, los placetesy la felicidad privada, los medios se han convertido en x disolven le las tradiciones y de agentes disolventesded-frerea de las eradicionesy lesan angi de dae de has moses i gorintas y de Tas grandes ideologias politias.) Mas auin, al permitr el acceso a una informacién cada vez nds divesficada ya puntos de vista diferentes, l pro- + Lipovely, Mamas de cle bia op. cit, p98 (emer lcudaben .15) 44 oneruna gama de opciones extemadament varia [oc medio han poo aporat sls indvideos ona Imayr autonom de penumient y de acin lpr. nis gu vier au propia opin are una ca < ida de fendmenon en crecient inca. Su papa formador ha sido. determinant, por ejemplo, ene pina pole. Mas que ver en ells a ioe responses de lr denaturation del dbae pablo, sera preferible valor avorablemene sin fluencia en la! maduracion politica dean elecorado a vez menos enclaustado ideals. ery fos argumentos de los partidos que compiten, lo cual to puede ino concibuit al debate democrtco Por ora parte, nuestas sociedades no se caractrizan por al consenso, sino por la discusién permanente, y a ésta los medios contribuyen en no pequetia media. Privadas de tracendencia, de aurridad reconocida tuniversalmente, se ven abocadas al ancagonismo per- manente de los dscursos, sobre un telén de fondo de cstabilidad democritc, libertad iguadad que cons tiuye una pltaforma de idealescomunes, pataforma sin embargo problemitica porque estos dos princ- pis pueden recibir interpretaciones opuests. No ex- Perimentamos pues el imperio de la uniformacién de tas conviccionesy los comportamientos, La homoge- neizacin de los gustos y los modos de vida no se ex tai aca vida play socal cmsnsa Jos confictos continian, pero a través de una pacifi: zi indiidula dl dcbave clei a eT" (ais an cone Tenemos on simple en et peachndis ete, Le Aemacrncter a como para dar temonio dl ees consumia la pce dl dope Js los depones de ao seo, oasis en se as bulimias y anorexias, la obesidad, las compulsiones y atieones, Destcan dos tendency eontadicori Por ad, yen na medida sin precedes snd vids se pracupan pos oerpo etn ebsionades porlahigeney lsu, ysesometen ls presctipc. nes meaty ania, Pr el oo, proline pc ‘oles individual contumo deseo sco ‘portamientos anérquicos. El hipercapitalismo aparece scompafado de un hiperindvidaiome acount, le Bhd dest mimo, unas ces prudent cela Ores dordenado, desu yxsecbsEn el nt XV vetso funcional de la ténica aumentan Jos comport \ se clonal, El hiperindviduaismo cine werd an te con la interiorizacién del modelo del amia sree Tainan devatione eee ee calismo), sino también con la desestcucturacin de lg 58 formas antiguas de la segulacidn sacial de los compor- rovmalacin tecnica y de deigadura scl la coca fipemedera fbrica cn el mismo movimiento cor diny dl deorden a indcpendenei la dependencia subjtiva, la moderacién y la desmesura. Te primera maoderndad er exema por la me- diacin' de lo ideolgio-policos la siguente lo © tnisagu de lo politico, en viral dels tecnologts, Ion medig, la ronomia el wibanisno, d conse, ‘componen, un poco por todas partes, fa nueva isonomia de las democracias liberales. No todo funciona con exceso, pero nada, de un modo w ‘otto, estd yaa salvo de la ligicas de lo extremo. Todo discurte como si hubigramos pasado de la sa spose a la era shiper». Nace otra sociedad moder- ta No se waa ya de iaundo de la wadicion dlernizar la modernidad misma, de racionalizar lara Cionalizacin, es decir, de destruieefecivamente los ‘atcafsmose y las rutinas burocritcas, de poner fin a las sigideces instcucionalesy los obsticulos prot cionistas, de Jeslocal simular fa com- petencia-FI volumraismo del wradiante porveni> ha Sido reemplarado por dl acivismo empresa, por una cpliacdn del cambio, de l-sefoema, de bo adapracin despunvisa de horizonts de confianza y de grandes concepciones s. Por todas partes se pone el acento en la obligacion de moverse, en un hipercam- L ere 59

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