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Carl Gustav JUNG Biblioteca de Obras Maestras del Pensamiento Realidad del alma Aplicacién y progreso de la nueva psicologia ‘raduccién: Fernanoo Veta Y Fete JIMENEZ DE AStA LOSADA [ A EDITORIAL LOSADA BUENOS AIRES Titulo del orignal slemén: Wart der Sede 1 eicidn en Biblioteca de Obras Maestas del Pensamiento: enero 2003, (© Baitoral Losada, S.A, Moreno 3362, Buenos Aires, 1940 Diseribueiéa: Capital Federal: Vaccaro Sinchea, Moreno 794-9 piso (1091) Buenos Aires, Argentina Inerior: Distibuidora Bertin, Av. Vélez Sasfield 1950 (1285) Buenos Aires, Argentina ‘Composicin: Til dl Sur ISBN: 950-03-78183 Ques hecho el depssito que mavea la ley 11.723, ‘Marea y caaeteritieas gifieasregistradas en Ia Oficina de Patents y Marcas de ls Nacia Impreso on Argentina Priied in leonting El problema fundamental de la psicologia contemporinea Después de haber llegado el Medioevo, lo mismo que la Antigiiedad e incluso la humanidad entera desde sus comienzos, ala conviecién de que existe un alma sus- tancial, se formé en la segunda mitad del siglo x1X una psicologia *sin alma’. Bajo el influjo del materialism entifico, todo lo que no podia verse ni tocarse se tornd dudoso; mis ain, sospechoso por pertenecer a la esfera ‘metafisica. Sélo se consideraba cientifco y, por tanto ad- iisible, lo que se podia reconocer materialmente o dedu- cir de causas materiales perceptibles. Esta wansformaciéa se habla iniciado mucho antes, es decir, fae anterior al ‘matetilismo. Cuando la época gética, que se levantaba is y mas geogrifica y Glosdficamente sobre una estrecha base, llegé a su fin con la cardstrofe de la Reforma, la ver- tical del espiritu europeo qued6 cruzada por la horizon- tal de la conciencia moderna. La conciencia ya no se de- sarrollaba hacia fo alto, sino en anchura, tanto desde el + punto de vista geogrifico como desde el de la vision del ‘mundo. Fue la era de los grandes viajes y de la ampliacién cempirica del concepto del mundo. La creencia en la sus- tancialidad de lo espiritual cedié paulatinamente ala con- viccién, que se imponia cada vez més, de la esencial sus- 1 tancialidad de lo isco, hasta que ~en el curso de casi cua~_ ino silos— la conciencia aguda de los pensadores e inves tigadores europeos consideré el espritu en absoluta de ppendencia de la materia y de las causas materiales. Seria ciertamente equivocado afirmar que’ ese cam- bio fae debido ala flosofia oa las ciencias naturales. Hu bo en todo tiempo bastantesfildsofos y muchos natura- lists intligentes que, por gozar de una comprension su- petior ode un pensamiento mis profunde, no compar tian, sin protesta, esa inversién ieracional y aun se opo- nian a ela, pero como carecian de popularidad su resis- tencia results impotent frente ala ola iracional de quie- nes daban la preferencia general y sentimental alo fisco. No se crea que tan profundas transformaciones de la vi- sign del mundo proceden de refleiones racionales, pues no existe reflexion racional capaz. de comprobar 0 negar el esprit ola materia. Todo hombre intligente sabe hoy que ambos conceptos no son mas que simbolos, con los cuales se designan factores desconocidos, cuya existencia cxge 0 niega el humor dl temperamento individual o de los distntos espctus de la época. Nada hay que impida «specular intelectualmente considerando a la psiquis eo- ‘mo un complicado fenémeno bioguimico, y por lo tan- to, en tltima instancia, como un juego de electrones 0 que, por otra parte, explique la anarquia del interior de Jos étomos como un movimiento del espiritu Desde el punto de vista intelectual, la sustitucion de Ja metafsica del esptitw por una metaffsica de la materia, {que tavo lugar en el siglo xx, fue un mero escamoteo, pe- to desde el punto de vista psicoligico es una revolucién inaudita del concepto del mundo. Todo lo que tiene por condicién el mas allé se convierte en terrenal, toda just- ficacién y determinacién y aun toda explicaciOn, se aus ta Gnicamente a-limites empiricos; es decit, para hablar (8) con més precisién, al espirta ingenuo le parece que todo lo invisible interior se toma visible exterior y que toda va- loracién se funda en los hechos Es desesperante, en verdad, querer trata flosdfice ‘mente esta revolucién irracional. Mis vale no realizar se- ‘mejante tentativa, pues si hoy dia alguien atribuye el fe- nnémeno espirtual 0 psiquico a determinadas funciones slandulares puede estar seguro de que su piblico lo aten- derd y respetars; pero si alguien llegara a hacer el ensayo de explicar la desintegracién de la materia astral como emanacién del esprit universal, ese mismo piilico le compadcceri, considerindole loco. Y sin embargo, am- bas explicaciones son igualmente ldgicas, igualmente me taflsicas, igualmente arbitrarias y simbélicas. Desde el punto de Ia teoria del conocimiento es tan licto hacer descender al hombre de una especie animal como afimar {que las especies animales descienden del hombre. Peo ‘como es notorio, Dacqué pagé caro académicamente su pecado contra elespritu dela época. No se puede chan- ceat con el espirta dela época, pues éste equivale a una teligidn, mejor dicho a una confesién o un credo cuya irracionaidad no deja nada que desear y que ala vez ret ne la desagradable condicién de pretender ser considera: do como la medida absoluta dela verdad. 'No es posible abarcar el espritu de la época con las categoria de la rz6n humana, Es un ‘penchant’, una in- clinacién determinada por el sentimiento y que por cau sas inconscients ejerce una poderosfsima sugestion sobre todos los esptitus débiles arastrindolos consigo. Pensar de un modo distinto a la cortiente del momento tiene siempre caricter clandestino y molest, y es cai indecen- tc, enfermizo o blasfemo y por tanto socialmente peligro- +0 para el individuo. El que piensa por su cuenta, nada in- Sensatamente contra la cortiente. Def mismo modo que eT antes era natural suponer que todo lo existente nacid, a su tiempo, de la voluntad creadora de un Dios espritul, el siglo x0x descubrié a verdad no menos natural de que to do procede de causas materiales. Hoy no es la fuerza del alma la que construye un cuerpo, sino la inversa; es decir, Ja materia genera con su “quimismo” un alma, Esta inver sién causaria risa si no constituyera una de las grandes verdades del esprit de la época. Pensar asi es popular y, por consiguiente, normal, cientifico. Fl espirit debe ser Jmaginado como un epifendmeno de la materia. Todo concurre a esta conclusién, aunque no se hable precisa ‘mente del “espiritu’, sino de psiquis, ni de “materia” sino de cerebro, de “hormonas”, o de instintos o de impulsos. Fs contrario al espiritu de la época asignar al alma una sustancia propia, pues ello constiuiria una herejla. ‘Ahora venimos a descubrir que fue una arbitraria arrogancia intelectual de nuestros antepasados el pensar que el hombre tuviera un alma sustancial,el que esa alma fuera de naturaleza divina y, por consiguiente, inmortal; el que hubiera una energfa propia del alma que constrai- ria el cuctpo, mantendria su vida, curarla sus enfermeda- des, y la capacitaria para tener una vida independiente del cuerpo; el que existieran espirtus incorpéreos, que ten drian tratos con el alma constituyendo un mundo psiqui- co, mas alli de nuestra empirica existencia terrenal, de c yyaalma obtendria un conocimiento de las cosas esprit les cuyo origen no puede ser encontrado en este mundo visible. Pero la conciencia general no ha descubierto todavia due es igualmente pretencioso y fantistico suponer que la materia produzca de un modo natural al alma, que los ‘monos generen hombres, y que del conjunto armonioso del hambre, del amor y del poder haya surgido la Crtica dela razin para de Kant, o que las célalas cerebrales segre- lo} iguen pensamientos y que todo esto no pueda ser de otro ‘modo. éQué es, al fin y al cabo, esa materia omnipotente? Es, a su vez, un Dios, creador que ha renunciado a su an twopomerfismo, y ha adaptado, en cambio, la forma de tun concepto universal que todos ereen saber lo que signi fica. Es verdad que nuestro concepto general se ha ensa chado y ampliado enormemente, pero, por desgracia,s6 To en el espacio y no en el tiempo; de lo contrario tend ‘mos una sensibilidad histérica mucho més viva. Si nues- tra conciencia, en general, no fuese slo efimera sino his ‘rica, sabsiamos de divinas mutaciones similares ocurt das en los tiempos de la filosofia griega, lo que podria inducimos a ciertas crticas de nuestra filosofia actual. Pe- 19 el espiritu de la época impide esa reflexi6n de un mo ddo mis eficaz, No ve en la historia mas que un arsenal de argumentes apropiados, de modo que cabe decir, por ejemplo, “ya desde el viejo Aristteles.”, etetera En vista de estos hechos hay que preguntarse de dén- de ha recibido el espiritu de la época ese poder siniesro. CConstituye, sin duda, un fendmeno psiquico de la mayor importanci, un prejuicio tan esencial que no podemos abordar nuestro problema del alma sin antes haberle da- do satisfaccibn, Segiin expuse anteriormente, la iresstible incline ign a explicarlo todo como fenémeno fisico, correspon de a la evolucién horizontal de la conciencia durante los tikimos cuatro sighs. La tendencia horizontal es conse ccuencia de la reaccién contra la vertical exclusiva de la época gotic. Es un fenémeno de la psicologia de los pue- bos que, como tal, siempre permanece mis alli de la con- ciencia individual, Actuamos como primitivos, es decir, al principio, de un modo inconsciente, y slo después de largo tiempo descubrimos el porque hemos obrado asi an Entre tanto nos contormamos con cualquier case de ra- ‘ones inexactas. Si tuviéramos conciencia del esplritu de la época, sabriamos que nuestra preferencia por explicar- lo todo fisicamente se debe a que antes incurtiamos en el efecto de buscarle a todo una explicacin demasiado psi quica. Este conocimiento despertaria en el acto un sent do critico frente a nuestro “penchant”, Nos dirlamos: es ‘muy probable que ahora incurtamos en el error opuesto ¥; por lo tanto, caemos en el mismo defecto. Sobrestima- ‘mos las causas materiales y ceemos que sélo ahora dispo- rnemos de la explicacién acertada, porque imaginamos co- rnocer mejor la materia que el espiritu “metafisico”, Peto desconocemos la materia del mismo modo que descono- cemos el espiritu. Nada sabemos respecto a su esencia, Solo al Hegara este reconocimiento restableceremos la si- tuacién de equilibrio. No negamos con ello absolutamen- te la estrecha relacién de lo psiquico con la fisiclogia del cerebro, las glindulas y el cuerpo en general. Seguimos profundamente convencides de que el contenido de huestra conciencia esté determinado, en alto grado, por inuestras percepciones sensoriales. No podemos negar que la herencia inconsciente nos imprime caracteristicas inva- tiables, tanto fisicas como psiquicas, y nos impresiona profundamente el poder de los impulsos capaces de refre- nar, fomentar y modificar en algsin modo el contenido es- piritual. Incluso tenemos que confesar que cl alma huma- nna donde quiera que entramos en contacto con ella, es primero y sobre todo una fiel imagen de todo lo que Tla- ‘mamos materia, empirismo, terreno por su origen, finali- dad y sentido. ¥ finalmente cabe preguntarse si el alma no ser, sin embargo, un fenémeno de segundo orden, un llamado epifenémeno, totalmente dependiente del subs- rato fsico. Nuestra cordura préctica y condicion terrenal asi lo admiten, y s6lo nuestra duda respecto ala omnipo- 2} tencia de la materia podda inducimos a considerar cit camente este aspectocientfico del alma Se ha zeprochado a este modo de considerar el alma dl vico de reducir todo lo psiquico a una especie de se caecign glandular (as ideas serian, secreciones ceebraes) Y esto constitiia preisamente una paicolgia sn alt Consider as cal noes un fern ua co sa existente por Si, sino tna mera expresin de procesos del subsratofisic. Esos procesos tendrian el caricter de conciencia; de lo contatio no podria hablase de psiquis Ya que &tano exis, He aqui que laconciencia sera fa Condit sine qua non de lo psiguico, es deci, el alma mis: ima, Por tanto, todas las modemas “psicologis sn alma Son psicologias de la conciencia, en las que no exist lo psiguic inconsciente. No hay una psicologia modema si “ho muchas. Exo es extra, porque s6lo hay una mate rmitica, una geologia, una botinica, una zoologl, etc. En Cambio, as pscologias son tantas que una universidad norteameriana publica todos los aiios un grueso volu- men ttulado “Peholgis of 1930", ec. Creo que hay tan- tas psicologas como filosofs,y sucede con éstas lo mis: ‘mo que con las psicologias: no hay una sola sino muchas. Menciono esta crcunstancia porque existe entre la filoso fiay la pricologia un nexo indisoluble asegurado por et ensimblamiento de sus campos respectivos, brevemente dicho el objeto de la psicologia es el ala, el objeto dela filosofia es el mundo. Hasta hace poco tiempo la psicolo- sin era una parte especial de la Gosia, pero, ahora se acerca segin Nietzsche lo prdijera, un incemento de la Psicologia que amenaza con absorber a l filosofla, El pa recido intrinseco de ambas disciplinas consiste en que tn ta son rma sistema de opiniones sobre jetos que se sustraen a una experiencia totaly, por tan- toampoc pier wt conpesdidor centonet U3) por la razén empitica. Por so mismo incita al espetu es- peculativo a formar una opinin, que luego se realiza en tal medida y con tal diversidad que se necesitan, tanto en 1a ilosofia como en la psicologia, muchos gruesos voli ‘menes para poder reunir todos los distintos pareceres. [Ninguna de las dos dscipinas puede renunciar a a otra y cada una de ellas proporciona la suposicié ticita y ca- si sempre inconsciente de la otra La conviccidn moderna que sostiene la primacia de lo fio, conduce, en iiltimo término, a una “psicologla sin alma” donde lo psiquico no puede se sino un efecto bioquimico, No existe précticamente una psicologia cien- tifica modema que explique las cosas desde el punto de vista del espirita. Nadie podria atreverse hoy da a funds- mentar una psicologia cientifica sobre el supuesto de que ‘xista un alma independiente del cuerpo. Es, por lo me- ‘nos entre nosotros, sumamente impopular Ia idea de un ‘spirta en si, de un sistema universal del espiritu, que descanse sobre si mismo, que constituya la eondicién pre- via necesaria para la existencia de almas individuales au- ‘énomas. No debo, sin embargo, dejar de mencionar que ‘en el aio 1914 todavia asst a una sesin conjunta de la Aristotelian Society, de la Mind Asociation y de la British Pacboogical Society, a un symposizm en el Betford College de Londres, donde se discutié el problema: “éLas almas individuales estin 0 no comprendidas en Dios?” Si en Inglaterra alguien negara el caricter cientifco de esas sociedaes a las que pertenece la flor y nata de la inteligencia britinica, no encontraria, seguramente, eco alguno. En efecto, ft casi el tnico que quedé asombrado por esa discusién en que se reeditaron argumentos pro- Pios del siglo xa. Este caso demuestra que la idea de un cspiritu auténomo, cuya existencia se presupone como cosa natura, no ha fenecido en todo el mundo espiritual uy uropeo, ni se ha trnsformado en todas partes, como kit ‘notin orirado del Medioevo ELrecuerda de ese hecho puede infundimos, tl ver, valor para considera Ia posbilidad de una “psicologa Con am, osea de una doctin del alma basada en las posicin de que existe un espirinaauténomo. No debe amedrentamos la impopularidad de tal empresa, pues la hipotesis de exptitu no es mis fantsties que lade la ma tetia, Como no tenemos nila mis remota idea de cémo lo prgtico puede derivare de lo fic, y lo psiquico, sin embargo, existe, estamos en libertad de suponertarmbien como verdadero el proceso invers, o sea que la psiquis este generada por tn principio espictual tan inacesible ‘como la materia. Semejante psicologia, en verdad no se- ‘ia moderna, puesto que lo modemo es lo contrario, Por so tenemos que volver, nos agra 0 no, a la toda de nitestrosantepssados sobre el alma, ya que fueron ellos dienes establecieron tales supuestor De acuerdo con el anigno concept, el sla ert esencalmente la vida del cuerpo, el aliento vital una es pecie de energla vital, que durante el embarazo 0 el nai Imiento penetaba en lapses decir en el espacio, aban- onando el cuerpo que fallece con cl poster aliento. El fa es de por sun ente no espacial y, por exitir antes después de la vida corporal, ex también extatemporal, 0 sea pricticamentsinmoral. Desde el punto de vista de la psicologs centicn moderna esos conceptos son mer itsién, Pero como no

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