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OO O90d O9000 @00000000000 OGBOCOC mocooga i Baca, B, / Ecuesurga, E./ Tamarrr, J. M. Cooreéss ie le la Sorted, ¥paticla de Victimolein led cientifiog (SEV) DDOOOO HO HSODO TOOT AA DOOOOGOGH6O ‘Codigo de los derechos de las victima: de Administracién Pablica 2008 GARRIDO/REDONDOISTANGELAND, "Principios de eriminologfa", 2 ed,, Valencia 001. HASSEMER, tima del delito", en Anuario de Derecho ima~Compendiode victimologfa", Madrid HUGUES! McLAUGHLIN: MUNCIE, “Crime: Prevention and Community Safety” ere OaksiNew De 2002. JIMENEZ DE ASUA, “La llamada Victiniclogia’ en “Estudios de Derecho penal Criminologia”, Buenos. i da . "Comentarios al Cédigo Penal”, 3*ed., Painplona 2005, * ed., Valencia 2003, RODRIGUEZ MANZANERA. T., victima”, Mexico 1990, "ASTINEIRA PALOU, M. ‘Preveniry castigar”, Madrid SERRANO MAILLO, A, “Introduccién a la ctiminologta’, Madrid 2003, SHAFFER, S,, "Victimology: the vietim and his TAMARIT SUMALLA, JM, TAMARIT SUMALLA, JM, explotacién sexual”, 2° “zHasta qué punto cabe pensar victimolégicamente el ios de logia”, Valencia 2005, 3 Victims movement: an internacional ING, “Victims of crime”, Open University Press, joices tobe heard in the Criminal Justice ;nd victim-focused social work", London, WILLIAMS, B., “*Working with victims 0 crime", London ~ Philadephia 1999. Tema 2 Historia de la victimologia! 2.1, MEMORIAL DE AGRAVIOS: LA HISTORICA TOLERANCIA DE LA VICTIMIZACION Las dindmicas sociales mantienen un rasgo significative los tiempos, abierto hoy al andlisis y a la indagacién, y, si mpre tendié a “tolerar” a sus victimas. La realidad social de cién ha ‘sido histéricaniente afrontada con una mansedum- bre fatalista, un conformismo socialmente analgésico que contrasta con Ja rampante intransigencia que suele concitar el agresor. Siempre ha sido mds enérgico y abrumador el empefio por ocuparse del delineuente, y de ajustar sus cuentas penales, que el de ajustar cuentas sociales y solidarias con las victimas. 5 vitro, por ua nigna, engavrece fascia, no she dined aa vtna, Su ahista dea viima se raza como oarino personal, vlad y arsine, que lear resencia de suparveneo a dercia estonia, yon cys margenes, a sociedad amontena un ‘imerordelido de viciras saccades, gimadas,sunegidaso, snc or svatcestal uldad aropelégie, desiacac clsicamente por Frazer opicelégea, seg paste Gir iocedo es quela sciedadhaestaco més dspuestaaacepar areal veumizacin como _desgreia social orale cue aluchar por renivela eldafoiustameniecausado. Como ben seh ‘spuniado, i arbivaenca sail ete ldo superpne a a despactva compasion pol viine une Inearese adnizcié pore rac (Lame de Espinosa 1993, py 133). ‘Trascendiendo (y nunca del todo superando} la original implicacién sacrificial, la evolucién hist6rica de la victima se ha resumido como una + Capitulo elaborado por Myriam Herrera Moreno. Vid. Bibliografia (Temaa 2 y 3) és. 121 sigs 362), sobre la legitimacién social de la {ivimos en una coyunture de economfe sacrificial, (RAVINOVICH, fancién de lacual la segregacién de los ancianos, el hambre,elsida, SCOGO OG OVGOG NOOO PDEOOGDOODDPDOOGBC 52 MYRIAM HERRERA MORENO transicién de la pretérita venganza individual a la contemporé ‘$paracion socal de vstima (Caro, 2000), Desde el aventade sete (bien que reduccionista) de Schaffer, se estableve que én su Ndad de Oro, lavietimaera sefiora desu conflicto, y en dicha plenitud dotainical hack, usodeunampliomargen de alternativas—asf, vindicativas, condonativas 1977 pags 5-29, Christie, 1977). Sin ombargo, 0 de justicia “abduco” la personalidad de la indicacion, ésta se apaga defini- al. En la Edad Crepuscular de las victimas, la sociedad y sus institucio. nes se atienen al infractor, figura de rebeldia activa, que recive Snlurmieo homenafe dal enarenedie sel ieee ae an {ifiea sera puntual reflejo (en cuanto su enfoque seta viteroldgion tera 8, centrado en el ganador de la contienda eriminal : El esquema hist6rico se cierra con el : ‘se cierra con el pélpito esperanzado del. miento de una Nueva Edad de Oro de las Vietimas. Esta habria Patrocinada por la emergencia de la Victimologia. De este modo, ‘ictimologia no sélo ha propiciado una altruista mirada social « la Yotima. Acaso, ademas de ello, el advenimento de la Nueva Edad de Oro de las Victimas tenga que ver no poco con el redescubrimiento de la ia como un inédito y potencial “sujeto inquietante”. Pues es errs, el desempleo, el mercado extorsionador son imente legitimadora de la vietimizacién. ste ee HISTORIA DE LA VICTIMOLOGIA 53 La Vietimologia tiene la descortesia de hurgar en las convenciones sociales legitimadoras, Pone, asi, en evidencia como la pia indignacién social frente al vietimario ha sido, con demasiada frecuencia histérica, méscara convencional de una comiin apatia frente al destino y avatares personales dela victima. ¥ sefiala eémo, en demasiadas ocasiones, esas méscaras de indiferencia han revestido rasgos cientfficos, legales y judiciales. El punto de partida lo marca la Criminologia sociolégica, cuando, enarbolando a Dukheim, cae en la cuenta de que las vietimas, en cierto modo, constituyen una suerte de tributo efvico, el sacrificio que la libre interaccién comunitaria ha de rendir de un modo inexorable y que fan la complejidad social. Asi es como se erige en ica premisa cientifica lo que la experiencia de muchas personas ha evidenciado, con sentidas creces, a 1o largo de la historia: en buena medida, jas victimas penales son victimas civiles, como el dao victimizante es dafio colateral. La totalizadora cruzada social contra el delito resulta ser un idolo politico con los piés de barro’. gamos que la sociedad ya lo sabfa, o, al menos, ‘para su capote, — s, burgties 0 politicamente correcto— lo admitia intimamente. Pero s6lo en el momento y hora, —“Hora de la Victima” (Herrera Moreno, 1996)— en que los estudiosos extraen de ello conclusiones practicas, la “Hora de la Victimologia” (Tamarit Sumalla, 2005, pag. 27) no deja oir su vox inconfundible entre las Ciencias Sociales (Szabo, pag. 18 1977). Asf, la Victimologfa nace del desencanto: cuando el potencial penalmente disuasorio se pone en entredicho eritico, cuando las diferen- tes oleadas de la rehabilitacién criminal rompen acremente contra el muro del “nada funciona”, (Martinson 1974) cuando, en una suerte de crisis nihilista, el Derecho penal y la Criminologia sucumben al males- ‘estrategiag no pueden superar, ni aun apreciablemente reducir, las poderosas tendencias de los ofensores hacia la perseverancia en el comportamiento criminal (MARTINSON, 1974, pag. 49). OOOGSDO0D OOOO AD 54 MYRIAM HERRERA MORENO tar cultural, entonces, algin expe: ie say cularal entonces, agin experto mia de soslayo.y redescubre que Cada sciedas parece condonads a generar yaproduita, os vera, re varias, y bie sabe nuestro ‘Spero eldoairehebitador augue desencantos a quien loenarteiecon ambiciéninmodareda, Sn cimélogo cuando asume una area nay aticarte,Macla a mejoravicimelégia. La Victimologia se erige, desde entonces, en el. emaltimo bahuas optimismo antifico; pese a su carencia de vertebra y pita ingenuismo, pese a sus claros riesgos emotivistas y atin = a ‘Por mds recelos di légicos que suscite, nunca tos ge aunaron, con similar vehemencia ilusién, en un'conitin esfuetzo prosocial. Los lemas de los mds recientes Simposia Internacio. nales de Victimologia son, a este punto, sobradamente expres comunican la solicitud victimolégica ante la victima, Caring for Victims, (Amsterdam 1997); el deseo de superacién de preconcepciones y atad. z28, asi materiales como cientificas, Beyond Boundari (Montreal 2000), el atisbo de horizontes diseiplinares por descubrir New H. for Victimology, (Stellenbosch, 2003), y una aspiracién perfeccionista ante la tarea comtin Enhancing the sion, (Florida, 2006). Antes de llegar, sin embargo, a dicho punto de inflexién, del cual esta obra, en conjunto, se hace eco, la ie i ; 0, se hace eco, la Vietimologia tiene una historia que contar. De ella nos ocuparemos en las paginas que siguen, : 2.2, INVISIBILIDAD DE LA VICTIMA Se ha cuestionado el cardeter de primicia absoluta, la supues postulacién ex-nihilo de soluciones histéricamente inéditas, a cargo ao 2 Victimologia (Peris Riere, 1989), En el mismo sentido, se dice que la fmayoriade los pensadores que reflexionaron sobre el fonémeno.riminal Bigieton Vietimologia, sin saberlo (Rodriguez Manzanera, 1990, pag 5). en sea cientificamente imposible para el pensamiento penal sosla- yar toda referencia, siquiera cumplimentaria 0 estereotipada a la victima, lo cierto es que la carencia de expleito abordaje victimolégico constituye una dolorosa evidencia histérica’, Resulta esclarecedor revi sar las razones del olvido. * Lo cual avala la sis girerdiana da la legitimacién de la vi ‘intelectual: un texto esta mds dominado por el efecto de “ inistas, y,'~ 7 / HISTORIA DE L.A VICTIMOLOGIA 565 2.3. LA VICTIMA INVISIBLE ANTE EL DERECHO Y LA DOGMATICA PENAL Es incontestable que el anélisis de la victima resulta apenas transi- tado por los cientfficos del Derecho penal hasta bien avanzado el siglo XX. Solo la cuestién resarcitoria se hace objeto de cierta reflexién, subordinada ésta, casi invariablemente, a la construccién prioritaria de una doctrina aceptable en torno al papel de la pena y la funcién del Estado en la represién del delito. : Unicamente alaluzde los objetivos dogmaticos puedeentenderse con precisién el descuido dela victima, en las, por demés, apretadas agendas de los reformadores ilustrados, pritheros artifices del moderne Derecho penal. En efecto, una Dogmética que quiera ocuparse de clevar un conjunto arménico, sistemstico, y, por cima de todo ello, juridicamente seguro (Polaino Navarrete, 2004, pag. 243), no tendré mas remedio que coarse spistemoldgicamente ante todo lo que aporte de particularis- mo®. La abstraccién, en un sentido platénico, serd su recurso: a mayor nivel de normativizacién, mayor superacién cientifica del “lastre”, metodlogico y conceptual, que aporta la emotiva vitalidad de la victima (Herrera Moreno, 2005, pags. 88 y sigs). Asi, el pensamiento penal, desde su atalaya normhativizadora, se niegaa st mismo la agudeza visual suficiente para detallar a la victima: su macro-visién sélo le aleanzaré para atisbar la lesién social, la ofensa al bien jurfdico protegido. De tal manera, (Hassemer, 1990), el bien juridieo susceptible de proteccién no integra una categoria que ampare a la vietima, sino un ejercicio defensivo ante la ilegitimidad del control penal. La hipstesis de que, en cierto sentido, la vietima quedara imbricada en la entrania tedrica del fue abandondndose, conforme las doctrinas penales sacrificaban la perspectiva del interés subjetivo (Polaino Navarrete, 1974, pags. 118 y sigs). El signo de esa evolucién permite concluir que, en efecto, las prestaciones cientificas del bien juridico no se hayanconfiguradosinoacostade la victima (Esser, 1998),consuméndose una nueva versién, ahora dogmatica, de “sacrif ctimolégico, medida en que menos habla de él, en que es menos capaz de descubrir el principo que ss piblicoy privado, ‘que establece toda la diferencia cardcter sustantivo tanto como metodolégico ¥sistematico (POLAINO NAVARRETE, 2004, pag, 2000).

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