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Tzvetan Todorov LOS GENEROS DEL DISCURSO Traduccién Jorge Romero Leén Monte Avila Editores Latinoamericana P edicién, 1996 Titulo original Les genres du discours © Eprrions pu Seuit, 1978 D.R. © MONTE AVILA EDITORES LATINOAMERICANA, C. A., 1991 Apartado Postal 70712, Zona 1070, Caracas, Venezuela ISBN: 980-01-0865-3, Diseno de colecci6n y portada: Claudia Leal Autoedicién electronica: IMPRIMATUR, artes. gréficas Impreso en Venezuela Printed on Venezuela NOTA DEL AUTOR Los TxTOS QuE siguen son lo suficientemente explicitos en si ‘mismos para que sea necesario hablar aqui de ellos. Ademas, el primero puede ser leido como un programa que los otros tratardn de desarrollar € ilustrar. Estan agrupados en cuatro secciones. La primera es de cardcter general y tebrico: en ella se definen y se discuten las nociones de literatura, discurso y género. La segunda esta compuesta por estudios acerca de los grandes -géneros- literarios: la ficcién y la poesia, cuyo problema comin vendria a ser el de la representacion a través del len- guaje. La tercera seccién retine los andlisis de algunos textos particula- res; estos andlisis ban sido reunidos siguiendo una problematica co- mtin del lenguaje y del psiquismo bumano: parten del rechazo de una cierta idea de la interioridad e incluso de la oposiciOn entre lo exterior yo interior. Finalmente, la tiltima parte esta consagrada a los géneros no literarios, teniendo alli un lugar importante las cuestiones acerca de Jos niveles de andilisis y de la variedad de las formas verbales. Aunque estos estudios estén animadas por wn espiritic comtin, el cual tiene su origen en la idea de que la literatura es una exploracién de las potencias del lenguaje (de hecho la mds intensa), fueron escritos sepa- radamente, entre 1971 y 1977, de alli ciertas repeticiones, 0 al contra~ rio, clertas divergencias, que no deseé eliminar sistemdticamente, pues cree que cl proceso de formacién y de enunciacién de una idea puede (al menos) ser tan instructivo como su simple enunciado Nay algo perturbador en ta relectura de estos textos y que tal vez suscitard la reticencia de mi lector: me refiero al cardcter, en cierto ‘modo intermediario, de estos textos. No me interesa la pura especula- cidn, tampoco la descripcin de los hechos en sé. no me canso de pasar de wna a otra, Elcampo completo de la teoria literaria posee este estatus intermedio: doblemente tentado por una reflexion totalmente general y porel estudio conereto de tos textos. La misma ambiguedad se prolonga incluso en el estilo de la exposicion. Trato de alejarme tanto de un impresionismo que me parece inesponsable —no porque esté privado «de wna teoria sino porque no desea conocerla— como de un formalismo Lerrorista, en el cual todo el esfiwerzo del autor se agota en descubrir una nota atin mas precisa para una observacion a menudo pobre. Quisiera que mi discurso permaneciera permeable, sin por eso volverse informe; ‘pero, como se sabe, queriendo ganar en los dos campos, se corre el riesgo de perder en ambos: destino poco envidiable, al cual sin embargo no sabria renunciar LA NOCION DE LITERATURA ANTES DE SUMEKGIRNOS en el abismo de la pregunta acerca de qué es la literatura, ayudémonos de un ligero salvavidas: nuestra pregunta no es acerca del ser mismo de la literatura, sino acerca del discurso que, como el nuestro, intenta hablar de ella. La diferencia reside mis en el recorrido que en el objetivo final; pero, zquién sabe si el camino recorrido no es a fin de cuentas més interesante que la meta en si? Hay que comenzar por poner en duida la nocién misma de literatura no porque exista la palabra o porque se encuentre en Ia base de toda tuna institucion universitaria esta noci6n es obvia Se podrian encontrar, primero, las razones empiricas de esta duda. ‘Toclavia no se ha llevado a cabo la historia completa de esta palabra en todas las lenguas y en todas las épocas; pero una ojeada aun superficial sobre la cuesti6n revela que ella no ha estado siempre presente, La palabra literatura, en las lenguas europeas y en su sentido actual, es reciente: data apenas del siglo xIx. (Se trata entonces de un fenémeno hist6rico, para nada seterno? Por una parte, numerosas Jenguas (del Africa por ejemplo) no conocen un término genético para designar todas las producciones literarias; y ya no estamos en la época de Lévy-Bruhl para encontrar la explicacién de esto en la famosa 12 108 GENEROS DEL DISCURSO naturaleza -primitivas de estas lenguas que ignoraran la abstraccion y, de esta manera, a las palabras que designan al género y no a la especie. ‘A estas primers constataciones se agregaria la de la dispersi6n que conoce actualmente la literatura: frente a la gran variedad irreductible de escritos que tendemos a agregarle a la literatura, y dentro de pers- pectivas tan diferentes, ;quién se atreveria hoy a separarla de aquello que aparentemente no es literatura? Este argumento no es contundente: una nocién puede tener derecho a existir sin que le corresponda una palabra precisa del vocabulario; pero conduce a una primera duda sobre el carécter snatural de la literatura. Sin embargo, un examen te6rico del problema no nos brindaria una mayor tranquilidad. ;De d6nde nos viene la certeza de que una entidac como la literatura existe? De la experiencia: estudia- mos las obras literarias en la escuela y después en la universidad; encontramos este tipo de libros en tas tiendas especializadas; estamos acostumbrados a citar autores -literarios: en Ia conversaci6n corriente, Una entidad llamada cliteraturas funciona a nivel de las relaciones intersubjetivas y sociales; esto parece indudable. De acuerdo, Pero qué se ha demostrido con ello? £1 hecho de que en un sistema mis vasto, tuna sociedad y una cultura dleterminadas, exista un elemento identifi- cable, al cual uno se refiere través de la palabra literatura, demuestra ‘acaso que todos los productos particulares que asumen esa funcion participan de una naturaleza comin, la cual igualmente tenemos derecho de identificar? De ninguna manera. Llamemos -funcionals a la primera aprehensién de esta entidad, aquella que la identifica como un elemento de un sistema mas vasto, y como una unicad que -haces algo especifico dentro de ese sistema; llamemos estructural a a segunda, en la cual buscamos ver si todas las instancias que asumen una misma funcion participan de las mismas propiedades. Los puntos de vista funcional y estructural deben ser rigurosamente diferenciados, aunque podamos pasar perfectamente del uno al otro, Tomemos como ejemplo, para ilustrar la diferencia, un objeto distinto: la publicidad asume, cietamente, una funcién precisa en el seno de nuestra sociedad; pero la cuestién se vuelve mucho mas dificil a partir del momento en que nos interrogamos acerca de su identidad estructural: ella puede tomar préstamos de los media, visua- les y sonoros (y aun de otros), puede tener una duraci6n en el tiempo, ser continua o discontinua, servirse de mecanismos tan variados como la incitacién directa, la descripei6n, la alusion, la antifrasis, y asi sucesivamente. A la enticad funcional incontestable (admitamoslo por LA NOCION DE LITERATURA 1B ahora) no corresponde forzosamente una entidad estructural, Estructu- ay funci6n no se implican mutuamente de una manera estricta, aun si entre ellas las afinidades son siempre observables. Se trata mas bien de una diferencia de punto de vista que de objeto: si uno descubre que la literatura (o la publicidad) es una noci6n estructural, habri que rendir cuenta de la funci6n de sus elementos constitutivos; reciprocamente, [a entidad funcional llamada -publicidads forma parte de una estructura que €5, digamoslo, la sociedad. La estructura esté hecha de funciones, y las funciones crean una estructura; pero como el punto de vista es el que determina al objeto de conocimiento, la diferencia no es menos irreductible. La existencia de una entidad funcional denominada -titeraturas no implica en absoluto la existencia de una entidad estructural (aunque ella nos incite a buscarla), Ahora bien, las definiciones funcionales de la literatura (lo que ésta hace y no lo que ella es) son muy numerosas. No hay que creer que esta via conduce siempre a la sociologia: cuando un metafisico como Heidegger se interroga sobre la esencia de la poesia, aprehende igualmente una nocién funcional de la misma. Decit que -el arte es la puesta en obra de la verdad, 0 que -la poesia es la fundacion del ser a través de la palabra», equivale a formular un deseo sobre lo que el arte y la poesia deberian ser, sin pronunciarse acerca de los mecanismos especificos que los posibilitan a realizar estas tareas Aunque sea una funcién ontologica no deja de ser al fin y al cabo un: funci6n. Incluso, Heidegger mismo admite que la entidad funcional no corresponde a una entidad estructural, ya que por otra parte, en su investigacion, él nos aclara que, solamente se trata del gran arte. No disponemos de un criterio interno que nos permita identificar toda obra de arte (0 literaria), sino solamente de una afirmacién acerca de lo que una parte del arte (la mejor) deberia hacer Asi pues, es posible que la literatura no sea sino una entidad funcional. Pero yo no tomaré esa via y admitiré, corriendo el riesgo de decepcionarme al final, que ella también posee una entidad estructural ¥ buscaré saber cual es, Otros optimistas me han precedido, y puedo partir de las respuestas que ellos han sugerido. Sin entrar en el detalle historico, intentaré examinar los dos tipos de solucién propuestos mA: frecuentemente, Desde la antigtiedad hasta a mitad del siglo xvut, se presenta, implicita o explicitamente, la misma definicin en los escritos de los te6ricos del arte occidental. Observindola detenidamente, esta defini- cién contiene dos elementos en desacuerdo: genéricamente, el arte es 14 LOS GENEROS DEL DISCURSO, tuna imitaci6n, diferente segin ef material que se utilice; la literatura es imitaci6n a través del lenguaje, asi como la pintura lo es a través de la imagen, Especificamente, no se trata de cualquier imitaci6n, ya que uno no imita forzosamente las cosas reales, sino también las cosas ficticias, las cuales no tienen necesidad de haber existido, La literatura es una ficci6n: esta es la primera definicién estructural La formulaci6n de esta definicion no se realiz6 en un dia y se ha revestido sucesivamente de términos muy variados. Uno puede supo- ner que es esta propiedad de Ia literatura la que leva a Aristoteles a constatar que la poesia se ocupa mas de lo general y la historia de lo particular (Poética, 1451 b; al mismo tiempo, esta observacion apunta también a otra cosa): las frases literarias no designan acciones particu- lares, las Ginicas que pueden producirse realmente. En otra €poca se dirt que [a literatura es esencialmente mentirosa, falsa; Frye ha recor- dado la ambigitedad de los términos -fabula., ficci6n-, «mito», los cuales se aplican tanto a la siteraturae como a la -mentiras, Pero esto no es jus- to: estas frases no son mas -alsas+ que sverdaderas»; los primeros logicos modemos (Frege, por ejemplo) observaron ya que el texto literario no se somete a la prucha de la verdad, que él no es ni verdadero ni falso sino precisamente ficticio. Lo cual, hoy, se ha convertido en un lugar comin. 2s esta dlefinicién satisfactoria? Uno podifa preguntarse sino se es aqui sustituyendo la definicion de la literatura por una de sus conse- cuencias. Nada impide que una historia que relate un hecho real sea percibida de manera literaria; no hay que cambiar nada en su compo- sici6n, sino decirse simplemente que uno no se interesa en su verdad y que uno a lee -comor si fuera literatura. Uno puede imponer una lectura -literarias a cualquier texto: la cuestion de la verdad no seri propuesta -porques el texto es -literariow Mas que una definicion de la literatura, aqui nos es dada, de manera indirecta, una cle sus propiedades. Per puede uno observar esto en todo texto literatio? ;Acaso es por azar que aplicamos voluntariamente la palabra -ficcién- a una parte de la literatura (novelas, cuentos, obras de teatro) pero que lo hagamos mucho més dificilmente con la poesia, otra de sus partes? Uno querria decir que, al igual que Ia frase novelesca no es ni verdadera ni falsa a pesar de que describa un evento, la frase poética no es ni ficticia ni no ficticia: la pregunta no se realiza en la medida misma en que la poesia no cuenta nada, no designa ningtin hecho, sino que se contenta, a menudo, con formular una meditacién, una impresi6n, El témino especifico -ficci6n- no se aplica a la poesia LA NOCION DE LITERATURA 15 porque el témino genérico -imitacion« debe perder todo sentido pre- iso para que continite siendo pertinente; a menudo, la poesia no evo- ca ninguna representaci6n exterior, ella se basta a si misma, La cuestion se vuelve mucho mis compleja a partir del momento en que se presta atencion a géneros que, a pesar de estar considerados como menores, stn presentes en todas las literaturas del mundo (oraciones, exhorta- ciones, proverbios, adivinanzas, canciones infantiles) y que, evidente- mente, exponen problemas diferentes. ¢Acaso vamos a afirmar que es- tos géneros también .imitan-, 0 los vamos a descartar del conjunto de echos que hemos designado con el nombre de -literatura? Si bien todo lo que ha sido considerado como literatura no es obli- gatoriamente ficticio, inversamente, toda ficci6n no es forzosamente literatura. Por ejemplo, tomemos las “Historias de los casos de Freud: no seria pertinente preguntarse si todas las peripecias en la vida del pequeio Hans o del hombre de los lobos son verdaderas 0 no; ellas ‘comparten exactamente el estatus de la ficci6n: todo lo que uno puede decir es que ellas ilustran bien o mal las tesis de Freud, Tomemos un ejemplo diferente: ncluiremos en la literatura todos los mitos, ya que ellos son con toda certeza ficticios? Claro esta que no soy el primero en criticar a noci6n de imitacion en [a literatura o en el arte, A lo largo del clasicismo europeo se traté de corregirla para volverla mAs utlizable, Pues devino necesatio darle a este término un sentido mas amplio para que fuera conveniente a to- das las actividades enumeradas; pero entonces se aplic6 también a otras cosas, demandando como complemento una especificacién: la imi- tacin debe ser vartisticay, lo cual equivale a retomar el término y a de- finirlo desde el interior mismo de la definici6n. En algtin momento del siglo xvi se operé la inversion: mas que acomodarse a la antigua defi- nici6n, se propone otra completamente independiente, Nada mas indi- cativo al respecto que los titulos de los dlos textos que marcan los limites de los dos periodos. En 1746 aparece una obra de estética que resume el sentido comtin de la época: se trata de Les Beaux-Arts réduits a un ‘méme principe, del abad Batteux; el principio en cuestiOn es a imitaci6n de la bella naturaleza. En 1785 otro titulo le hace eco: el Essai de réunion de tous les beaux-arts et sciences sous la notion de Vaccomplissement en soi de Karl Philipp Moritz, Las bellas artes se encuentran de nuevo reunidas, pero esta vez. en nombre de lo bello, entendido éste como «in fin en si mismo: En efecto, la segunda gran definicion de la literatura se_sittia precisamente dentro de la perspectiva de lo bello; aqui, -gustar vence i 16 LOS GENEROS DEL DISCURSO ..instruir». Ahora bien, la noci6n de lo bello se cristalizard hacia finales del siglo xvi en una afirmaci6n del caricter intransitivo y no instru- mental de la obra. Lo bello, después de haber sido confundido con lo Stil, se define ahora por su naturaleza no utilitaria, Moritz escribe: -Lo verdacleramente bello consiste en que una cosa no significa sino lo que ella misma quiere decir; no designa ni contiene sino a si misma; ella es un todo en si mismo». Pero lo bello es precisamente aquello que define al arte: si una obra de arte tuviera por Gnica raz6n de ser la de indicar algo que Te es exterior, ella se convertiia en un simple accesorio; en cambio, en. el caso de Io bello, se tata siempre de que 1 mismo constituya lo cesencial, La pintura es el conjunto de imgenes que uno percibe en si mismas ¥ no en funcién de otra utilidad; la miisica, los sonidos cuyo valor reside en ellos mismos. En fin, la literatura es un lenguaje no instru- ‘mental, cuyo valor reside en si mismo; 0 como dijo Novalis, en ser «ina expresién por Ia expresiéns, Podri encontrarse una exposicién 1 detallada de esta inversion en la parte central de mi obra Teorias del simbolo Esta posicién ser defendida por los romnticos alemanes, quienes su vez la dejarn como legado a los simbolistas; ella dominard todos los movimientos simbolistas y post-simbolistas en Europa, Mas atin, se convertira en la hase de las primeras tentativas modermas de crear una iencia de la literatura, Ya sea dentro del Formalismo ruso 0 del New Griticism, se parte siempre del mismo postulado. La funcién poética es quella que coloca el acento sobre el -mensaje- mismo. én hoy es ka definicién dominante, incluso si varia su formulacién. ‘A decit verdad, tal definicion de la literatura no merece ser calificada de estructural; en ella se nos dice lo que la literatura debe hacer, pero de ninguna manera cémo llega a hacerlo, Sin embargo, la perspectiva funcional muy pronto va a ser completada por un punto de vista estructural: mis que ningiin otro, es el caricter sistematico de fa obra el tinico aspecto que nos hace percibirla en sf misma, Diderot ya defini de esta manera lo bello; luego se sustituira en seguida el término lo bello» por el de -formas, el cual, a st vez, ser reemplazado por el de ialistas tendlrin el mérito (y es por ello que fundan una ciencia de la literatura: la poética) de ser los estuclios del sistema literario, del sistema de la obra. La literatura es entonces un -sistema», tin lenguaje sistematico que, poniendo el acento en si mismo, estructura. Los estudios form LA NOCION DE LITERATURA deviene autotélico; esta es su segunda definicion estructural Examinemos también esta hipétesis. El lenguaje literario, ges el Gnico lenguaje sistematico que existe? Sin lugar a dudas, la respuesta es ne- gativa. No es solamente dentro de campos a menuco comparables la literatura —como la publicidad— que uno puede observar una orga- nizaci6n rigurosa, ¢ incluso el empleo de mecanismos idénticos (rima, polisemia, etc.), sino también dentro de campos que estin en principio bastante alejacos del literario. ;Acaso podemos afirmar que tn discurso judicial 0 politico no esti organizado, que no obedece a reglas estrictas? Por otra parte, no es por azar que hasta el Renacimiento y, sobre todo, en la antigiiedad greco-latina, al lado de la Poética se encontrara siempre la Retorica (es mas, habria que decir que la Poética no se estu- diaba sino después de la Ret6rica), la cual tenia la tarea de decodificar las leyes de los discursos no literarios. Se podria incluso ir mas lejos y cuestionar la pertinencia misma de una nocién como la de «sistema de la obra, precisamente a causa de la gran facilidad con la que uno puede siempre establecer tal -sistemas. La lengua no contiene sino un ngimero limitadlo de fonemas, y mais atin de raygos distintivos; las cate- gorias gramaticales de cada paradigma son poco numerosas: lejos de ser poco frecuente, la repetici6n es inevitable. Se sabe que Saussure formul6 una hipétesis sobre Ia poesia latina, segin la cual los poetas inscribian dentro de la trama del poema un nombre propio: el del desti- natario 0 el del objeto de la poesia. Su hipétesis llegaba a un impasse, no por falta de pruebas, sino mas bien por una sobreabundancia de las mismas. En un poema més o menos largo uno puede encontrar inscrito cualquier nombre. Es mas, por qué limitarse a la poesia: «esta costumbre era una segunda naturaleza de todos los Romanos cultos que tomaban la pluma para decir la pala qué solamente los Romanos? Saussure llegar incluso a descubrir el nombre de Eton en un texto latino que servia de ejercicio para los estudiantes de ese colegio del siglo x1x; desafortunadamente para él, el autor del texto era un «scholar del King’s College de Cambridge del siglo xv y el texto no fue adoptado en Eton sino cien aftos después. Debido a que tal facilidad se encuentra en todas partes, el sistema termina no estando en ninguna. Consicleremos ahora tuna prueba com- plementaria: odo texto literario es sistematico hasta el punto de que lo podamos calificar de autotélico, intransitivo y opaco? Se puede concehir perfectamente el sentido de esta afirmacin en el momento de aplicatsela al poema, objeto pleno en si mismo, como habria dicho Moritz; apero y la novela? La idea de que la novela es un str0z0 de vide 18 {LOS GENEROS DEL DISCURSO desprovisto de convenciones y, por lo tanto, de un sistema, esti muy lejos de nuestra perspectiva; adems, este sistema no vuelve al lenguaje novelesco «opaco:. Al contrario, este tiltimo sirve (al menos en la novela clisica europea) para representar los objetos, eventos, acciones, per- sonajes. Tampoco puede afirmarse que la finalidad de ka novela reside, no en el lenguaie, sino en el mecanismo novelesco, que lo -opacos, en. este caso, es el mundo representado, Tal concepci6n de ta opacidad (de lo intransitivo, del autotelismo), ¢no puede aplicarse también a cual- quier conversacion cotidiana? En nuestra época, varios ensayos han sido realizados para amalga- mar las dos definiciones de la literatura, Pero como ninguna, tomadas aisladamente, es del todo satisfactoria, su simple suma no bas hacernos avanzat. Para remediar esta debilidad hay que -articular- las dos, en lugar de agregarlas simplemente 0 mucho menos confunditlas. Desafortunadamente es lo que frecuentemente sucede, Tomemos va- rios ejemplos. En un capitulo de la obra de Wellek y Warren, René Wellek trata acerca de la snaturaleza de la literatura’. El sefiala primeramente que -el ‘medio mas simple de resolver el problema es precisando el uso parti- ‘cular que la literatura hace del lenguaje-, estableciendo asi tres usos principales del mismo: el literario, el cotidiano y el cientifico. Luego opone, sucesivamente, el uso literario a los otros dos. En oposicién al cientifico, el lenguaje literario es «connotativor, es decir, ambiguo y rico en asociaciones; opaco (al contrario del uso cientifico del lenguaje, en el cual el signo es -transparente, no llama la atenci6n sobre si mismo sefakindonos sin ninguna ambighedad su propio referente.; ¢s pluri- funcional: no solamente referencial, sino también expresivo y pragmé- tico (conativo). En oposici6n al uso cotidiano del lenguaje, el literario ¢s sistemdtico (el lenguaje poético organiza y concentra las fuentes del lenguaje corriente:) y autotélico porque él no encuentra su justificacion fuera de si mismo. Hasta aqui podriamos creer que Wellek ¢s partidario de nuestra se~ ‘gunda definicion de la literatura, Colocar el acento sobre una funcién cualquiera (referencial, expresiva 0 pragmitica) nos lleva lejos de la li- teratura, dentro de la cual el texto vale por si mismo (esto es lo que se denomina funcién estética, y era ya la tesis de Jakobson y Muka- rovsky en los afios teinta). Las consecuencias estructurales de estos puntos de vista funcionales son: la tendenciaal sistema y la valorizacion de todas las facultades simbéticas del signo. LA NOCION DE LITERATURA 19 Continta luego otra distincién, que aparentemente prolonga la oposici6n entre uso corriente y uso literario del lenguaje. -Es sobre el plano referencial que la naturaleza de Ia literatura surge mas claramen- tes, nos dice Wellek, ya que en las obras mas sliterarias: «uno se refiere a.un mundo de ficci6n, de imaginacién, Las aserciones de una novela, de un poema, o de una pieza de teatro no son literalmente verdaderas, no son proposiciones l6gicas-. Y es éste, concluye, el -rasgo distintivo de la literatura: es decir, la iecionalidad En otros términos, hemos pasado, sin siquiera damos cuenta, de la segunda a la primera definicién de a literatura. El uso literario ya no se define por su caricter sistematico (y por lo mismo autotélico), sino por la ficcion, por proposiciones que no son ni verdaderas ni falsas. ‘Quiere decir esto que la una iguala a la otra? Sin hablar de demostra- i6n, tal afirmaciGn merece al menos una formulaci6n, No hemos avan- zado mas del punto donde Wellek concluye que todos estos términos (organizaci6n sistemaitica, toma de conciencia del signo y de la ficci6n) son necesarios para caracteriz ira la obra de arte; la cuestion que nos planteamos es precisamente ésta:

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