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ORIGENES REVISTA DE ARTE Y LITERATURA EDITORES: José Lezama Lima Magiano Atrrepo Lozano José Rovricurz Fro Todas las colboraciones. y traducciones son inéditas, ° Bjemplar suelto rs) Suseripeidn al afie 9 2.00 Suscripcién en el extranjero . , 2.50 Dirija la correspondencia a: ORIGENES, Calle B, entre 12 y 14, Reparto Almendares, La Habana, Cuba. SUMARIO Francis O, Martitessen: Los Cuartefos de Eliot. Juan Ramon Jiménez: Y el Arbol. Jorce Gumtin: El pajaro en la mano. Lino NovAs Catvo: jTrfmquenme bien abi a ese hombre! SOPLADO EN LAS DOS OREJAS Paty Vatery: Extracies del Log-Book de Monsieur Teste. NOTAS Especie de Actualidad. — Anipat Ropricuez: El centena- rio de Nietzsche. — Maisica. — Serarin Pro: Orquesta de Camara de La Habana. — Escultura. — Oscar GONZALEZ Hurtapo: Seis escultores. ORIG ANO I LOS CUARTETOS N el desarrollo de un artista cier- tas fases pueden aislarse y des- afiar nuestra comprensién de las mismas como conjuntos. Eliot ha completade ese ciclo con Little Gid- ding, y ahora percibimos en su total significade los experimentos que con Ja estructura poética iniciara, hace ocho afios, Burnt Norton. Ha hablado de estos cuatro poemas, que integran el ciclo, considerandelos como “cuar- tetos”, desarrollando en todos una téeniea de cinco partes encadenadas como la que aparece en Burnt Nor- ton. Tierra Baldia esta construida con el mismo procedimiento, pero bien vale la pena sefialar este con- traste. En su primer deseo por lograr una forma intensa de concentracién, LA HABANA, 1944 ENES NUM. 2 DE T. 8. ELIOT® el poeta climiné, en tal forma, las eonexiones que podemos muy bien decir de Tierra Baldia, que es uma antologia de les momentos culminan- tes de un drama. Pareeia como si el autor se hubiera empefiado en cla- horar su poema utilizando solamente las “piedras de imain” de que habla Matthew Arnold, 0, simpatizase con el dictado de Poe, que un poema no debe ser tan exteneo que no pueda Jeerse de una sola sentada. En los afios intermedios, Eliot le ha prestado (i) El-autor, Francis ©, Matthiessen, es un eminente profesor de Licerarura inglese y nor teamericana en In Universidad de Harvard, y se Je conceptia como uno de les critices de mas ri ger con gue cuenta su pais, El ensayo que pu- blicamos tiene Ia expresa autorizacién de su autor, y su insercién constituye una verdadeca compla- cencia pata los editores de Onisanus. 659] al problema més atencién, y recien- temente concluia que “en un poema cualquiera que fuese su extensién debe existir entre los fragmentos tran- siciones de una mas alta o lieuada in- tensidad, para comunicar el ritmo de una emocién fluetuante, que es esen- cial a la estructura musical del con- junto.” También enunciaba “una doctrina complementaria” a las “pie- dras de iman” de Arnold: Ja prueba de la grandeza de un poeta esta en la forma de redactar los fragmentos menos intensos, aunque, estructural- mente, sea la vital substancia de su obra. Ninguno de los cuartetos es mucho mas extenso que Ja mitad de Tierra Baldia, pero Eliot ha ineluido en ellos, todos los fragmentos transito- rios que anteriormente descartaria como “prosaicos”. Su intencién, mo- dificada fundamentalmente, explica el cambio. Los mondlogos de Pufrock o Gerontion, 0,'de laa diferentes per- sonm de Tierra Baldia ceden a las meditaciones del peeta. Las situacio- nes vividas de su Infierno estin se- guidas por los debates filoséficos de su Purgatorio. Eliot da a entender, claramente, las razones que condicio- nan sus muevas estructuras en el en- sayo que acabo de citar, La Musica de la Poesia, Como acontece siempre con él, este ensayo arroja la Iuz mas reyeladora acerca de snus intenciones poéticas; y es, por lo tanto, otra refu- tacién mas para aquellos que per- [90] sisten en Ja falacia de que no hay una armonia entre su obra de ereacién “revolucionaria” y su criticismo “tra- dicionalista”. Contemplando ahora la generacién pasada, deseubre que la poesia de nuestra époea se caracteriza por su “biisqueda de un idioma coloquial que sea propiamente moderno”. Eliot desarrolla cl mismo tema hacia el fi- nal de Little Gidding, donde se le evi- dencia el verdadero equilibrio entre Ja “palabra usual” y la “palabra for- mal”. Sélo a trayés de la union de los contraries podemos lograr, El completo consorcio bailando entrelazados. Eliot, ne menos que Yeats, ha con- tribuido a restaurar en la poesia los tonos coloquiales que Ias formas or- namentales y la diceién de fin de si- glo habian aefixiado. Mas ahora Eliot 86 preocupa por el otro segmento de la unién, y subraya que “cuando se toca un punte donde el idioma poé' co puede estabilizarse, entonces le si- gue un periodo de elaboracién mu- sical”, Asi come Donne, en sus ul- timas obras, regresa al modelo con- vencional del soneto, del que se habia burlado en los ritmos rotos de sus primeros poemas, Eliot ahora cree que existe “una tendencia a retornar # modelos fijos, casi claborados”, después de un perfodo en que habian sido abandonados. La presente fase de su retorno pa- rece iniciarse con New Hampshire y Virginia, las breves evocaciones mu- sicales que retofian en sus impresio- mes renovadas de América, hace una déeada. El impulso para escribir una coleceién de poemas con nombres de Tugares se logré, en cambio, en cl mas ambicioso, Burnt Norton, que toma este titulo de un feudo de Gloucester- shire cerea del cual Eliot se hospedé. Los titulos de los otros tres cuartetos indican relaciones mas intimas: East Coker, en Somerset, donde vivid la familia de Eliot hasta su emigracion, a mediados del sigho xvi, a la costa de Ja Nueva Inglaterra; los Dry Sal- vages, grupo de rocas frente al eaho Ann, marean la parte de esa costa que el pocta conocié mejor; Little Gidding, asiento de la comunidad religiosa que establecié. Nicolas Ferrar y con el que estan asociados los nombres de George Herbert y Crashaw, un santnaria para los deyotos anglicanos, pero le re- cuerda al poeta también que, La Historia es ahora y es In- glaterra. Las formas ritmica: de Burnt Nor- ton son mucho més elaboradas que los breves Paisajes. Parcee que Eliot ha descubierto en la interrelacion de sus cinco partes un género de estruc- turacién que le satisface mas que la de sus otros experimentos anteriores, pues se adhiere a ella, con unos pa ralelismos tan asombrosos en los tres sucesivos cuartetos que una descrip- cién de la estructura de uno de ellos envuelve Ja de todos los demas, y nos revela las deliberaciones de sus inten- ciones. En cada poema podemos cor siderar el primer mevimiente como una serie de puntos y contrapuntos de un tema en versos de una irregu- laridad mayor que los de los drama- turgos jacobinos. En cada uno de estos primeros movimientos wn “pai- saje” presentado sirve de hase alrede- dor de Ia cual ae congregan los per samientos del poeta. El segundo movimiento eomienza con una tima muy convencional: en The Dry Salvages es una variante de una sextina, procediendo del clang de la campana de la hoya; en Little Gidding cada una de las estrofas de ocho versos termina con un estribillo, y asi Eliot sefiala eu renovacién de formas que al autor de Pufrock le parecerian agotadas. En los otros dos poemas también ilumina una ebser- vacién que ha repetido mas veces en sus Ultimos ensayos, “un poema, o, oa a fragmento del poema tiende qui: realizarse como un ritmo particular antes de llegar a una expresién ver- bal”. La rima de Burne Norton, que quizé se asemeja demasiado a la de East Coker, es el conjuro o encanta- miento musical mas puro que ha es- crito Eliot. La imagen primera, Ce bolla y safiros en el fange, procede del verso de Mallarmé, Tonnerre et (61) rubis aux moyeux, y el ritmo del poema donde sé encuentra ese versa, M'introduire dans ton histoire, obse- sioné a Eliot hasta dar Iugar a un contenido que, salvo este primer ver- so, é€s totalmente diferente al de Mallarmé. Continuando la rima en el segundo movimiente, Eliot ha atenuado el rit- mo para darnos sitbitamente un con- traste; y en The Dry Salvages, espe- cialmente en East Coker, ha llevado su experimento poético casi a la prosa? Esta era una manera de decirlo no muy satisfactoria Un estudio perifréstico en una forma poética gastada Que nos deja todavia con una lucha intolerable Con las palabras y los significados, La Poesia no importa. No era recomenzar lo que uno habia esperado, La suspensién del conjuro tiene co- mo propésito el sorprendernos; pere aqui Eliot parece ir demasiado lejos, y arricega la caida provisoria de su forma en la insipidez de una expre- sién en demasia personal. La variante en Little Gidding subtituye una terza rima modificada en lugar de tal se- cuencia (donde el poeta en vex de una rima sostiene una alteracién de terminaciones masculinas y femeni- nas) en un pasaje que ofrece el tes- [62) timonio irrecusable del valor de la congruencia convencional. La tercera parte en cada poema tiene en comin ser una explicacién del movimiento. En Burnt Norton, es un descenso al subterraneo londinen- se, que viene a ser también un des- censo a la noche oscura del alma. En East Coker, la alusién a San Juan de ta Cruz es atin mas explicita. El poeta ordena al alma, esté guieta y espera sin esperanza Pues la esperanza seria esperar lo erréneo, tomando sus paradojas directamente del texto del mistieo espaiiol. En The Dry Salvages donde el grito final es, No os digo viajad bien sino viajad adelante, viajeros la doctrina de accién desinteresada es, evidentemente, la misma que Krishna le aconseja a Arjuna en el eampo de batalla; y nos recuerda Ja aseveracion de Eliot, en su ensayo so- bre Dante, que para él cl pocma mas grande” después de la Divina Come- dia es el Bhagavad-Gita. En Little Gidding el fragmento de movimien- to descrito cs “la ronda de la muer- te” de dos policias de vigilancia anti- aérea. La versifieacién de estos fragmen- tos ce la que domina en los pocmas en conjunte, un yerso yambico muy irregular, con muchas variaciones, predominantemente de tres o cuatro cesuras, pero con silabas que varian de seis a dieciocho. E] cuarto 'movi- miento, en todos los casos, ea un ver- so de arte menor come en Tierra Bal- dia, El quinto es un resumen y solu- cién de log temas, y se torna progre- sivamente mas complicado en los al- timos poemas, ya que los temas se acumulan y se congregan al final de Little Gidding. Nos hace dudar que al escribir Burnt Norton (inmediatamente des- pués de Asesinato en la Catedral) ya Eliot tuviese planeado esta coleecién. Durante los tres afios siguientes, La Reunién de la Familia absorbié en gran parte sus energias creativas, que al juzgar por las interminables revi- siones en el manuscrito, le causé mas quebrentos que cualquier otra cosa que él haya escrito, Con East Coker (en la primera de 1940) hizé au pri- mer ensayo paralelizado con una de sus obras anteriores. De nuevo, cl ejemplo de Donne es sugestive: cuan- do ha desarrollado una estrefa muy compleja ¢ irregular, se propone tinuarla hasta el final del poema. Pe- yo al proponerse un problema seme- jante, en un poema de doscientos verses, Eliot ha intentado algo mu- cho més exigente, donde el fracaso seria cosa innegable si los paralclos se mecanizan y los temas y ritmos en Iugar de ofrecer variaciones su- tiles, se repite monétonamente. East Coker, nos parece una pieza sin va- riabilidad. Asi como la gran canti- dad de versos prosaicos parece ser causada por un agotamiento parcial, asi igualmente la reaparicién de les temas de Burnt Norton, sugiere que el autor s¢ repite. Pero en conjunto Eliot ha resuelto el problema, y al renovar la forma ha logrado usarla sucesivainente por dos afios, en The Dry Salvages y Little Gidding. La diferencia entre la repeticién y la va- riacién esta en el ritmo; y estes dos Viltimos poemas reverheran con una ereciente riqueza musical. En cualquier diseusién de estas es- tructuras dos preguntas surgen insis tentemente: si el poeta tiene cans- ciencia de las analogias con la mu- sica y si éstas representan una con- fusion de las artes. Recordamos el comentario de Eliot sobre la defini- cién de Lawrence de “la esencia de Ja poesia” (en nuestra era de “actua- lidades rigidas y feas") como una “franqueza verbal que es rigida, es: téril, y rocosa”. Eliot observé, hace diez afios, “Esto me recuerda lo que he intentado durante muchos afios al eseribir poesia”; y trazd una analo- gia con les ltimos cuartetos de Beethoven. Eso na quiere decir que haya alguna vez intentado copiar li- teralmente los efectos de un arte di- ferente. Pero reconoce que la poesia, como la miisiea, es un arte temporal, no espacial; y ha pensado mucho en (63] este tema, como Jo demmestra e] pa- rrafo final de La Musica en la Poesia: Creo que un poeta se favorece con el estudio de la mrisica: s6lo que no podria deeir qué cantidad de conocimientos de téenica mu- sical seria la descable, ya que yo mismo no poseo un conocimiento téenico. Mas ereo que las propie- dades musicales que mas deben interesar al poeta, son el sentido del ritmo y el sentido de la ce tructura. Me parece que si un poeta trabajase siguiendo muy de cerca las analogias musicales, el resultado seria un efecto de arti- ficialidad. Pere insiste y esto tiene relacién in- mediata con sus intenciones que “cl uso de los temas repetidos es tan na- tural a la poesia como a la musica”. Trabaja con esta suposicién a través de sus cuartetos; y si ha demostrado que “hay posibilidades de transicio- nes en un poema comparable a los diferentes movimientos de una sin- fonia o un enarteto”, o, que “hay po- sibilidades de arreglos contrapuntis- tieos de sujeto-materia”, inicamente lo descubriremos a través de una ex- periencia repetida de series comple- tas. Todo lo que quisiera sugerir es la forma que los temas predominan- tes asumen en eu interrelacién y pro- gresion. Burnt Norton, comienza con una meditacién eobre el tiempo. Presen- ta muchos puntos de vista contras- tantes. Los versos estan empapados [64] de reminiscencias de los fragmentos de Herdclito sobre el flujo y el mo- yimiento. Algunos de los fragmen- tos sobre Ja duracién nos recuerdan que Eliot siguié las conferencias de Bergson en la Sobornne, en el in- vierno de 1911, y que escribié enton- ces un ensayo criticando su durée réelie, observando “simplemente, no es lo definitive”. Otros versos sobre la aprehensién del tiempo a través de la consciencia sugiere aquel aspec- to de Bergson que mds estimulé a Proust. Mas Eliot al construir su poe- ma compara el concepto del tiempo, como mero continuum, con el cristia- no, dificilmente paradéjico, que con- sidera al hombre viviendo “dentro y fuera del tiempo”, y aunque sumer- zido en el flujo penetrando lo eterno por su aprehensién de la existencia eterna dentro y sobre el tiempo mis- mo, Pero atin para el cristiano las ac- titudes que le salvan de las presiones del flujo con poco frecuentes, aunque eélo ellas pueden redimirle del triste desgaste de una existencia que de otra manera estaria desprovista de iluminacién. Eliot rememora un ins- tante, peculiarmente intenso, de su nifiez cuando se encuentra en un jar- din de rosas, que de diferentes mo- dos usé previamente como simbolo del nacimiente del deseo. Sus imp! eaciones son complejas y hasta am- bignas, ya que plantean el problema de discriminar entre una visién y una mera ilusién. Se capta, aqui, més directamente, las otras variantes de la conquista del tiempo. Al reflexionar sobre la prolongacién del tiempo en cl movimiento, Eliot recoge una'ima- gen que aparece en La Marcha Triun- fal: “En el punto sereno de un mun- do en movimiento”. Esta nocién de “un punto mateméticamente puro” (come lo ha definide Philip Wheel- wright) parece ser en nuestra cosmo- logia el equivalente poético del “Mo- tor inmoévil” de Dante, otra forma de simbolizar una liberacién imtempo- ral de “las presiones exteriores” del mundo. Empero, otra variacién mas ea el fragmento sobre el jarrén chino, en la seccién final. Aqui Eliot, en una concepeién comparable a la de Wallace Stevens (en la Anéedota del Jarrén)}, ha sugerido como el arte conquista el tiempo, Sélo por la forma, el moide, Piieden las palabras o la misiea pe- netrar La inmovilidad, como un jarrén chino inmédwil Se mueve perpetuamente en su in- movilidad. Burnt Norton es el poema mas den- so filoséficamente de esta coleccion, y una explicacién adecuada del des- arrollo de los temas de Eliot requiria un examen minucioso. Con la pri- mera frase de East Coker, “En mi principio esté mi fin”, Eliot extiende su meditacién del tiempo a Ja his- toria, En esa frase, que se asemeja a la de Heraclito, “El fin y el prin- cipio son comunes”, el poeta también sefiala su atraccién retornante por la reconciliacién de los contrarios que caracteriza a ese filésofo pre-socrali- co. Eliot maneja estas palabras en un doble sentide. Esta pensando his- téricamente; como lo demuestra la primera parte, esta rememorando la coneepeién del arden y de la armonia que un Tomds Elyot, del siglo Xvi, ex- pone en su Libro del Gobernador. Y hacia el final del poema, los temas de Ia historia y de la familia se unen en una frase, “El hogar es de donde partimos”. Mas la continuidad que le preocupa no es simplemente la de Ja raza. Piensa también en vivencias religiosas: en mi principio, en mi na- cimiento, esté implicito mi fin, la muerte; no obstante, en el reverso cristiano de los simbolos, esa muerte puede significar un nuevo nacimien- to y la frase culminante de East Coker es, “En mi fin esta mi prin- cipio”. Segin su pensamiento se complica al estudiar los significados multiples de la historia, y como los momentos de significacién e iluminacién divi- den al “mundo del tiempo”, Eliot pesa también el traneeurrir de la his- toria del individuo; y sus reflexiones se tornan profundamente personales cuando se enfrenta con las desilusio- nes de la vejez, Critica el “valor mitado” de todo lo que nos ensefia {65] la experiencia, ya que el habito de Jo convencional puede restringirnos y cegarnos cuando el momento es llegado, “nuevo y espantoso”. Cuan- do el alma esta cnfcrma, aprenderd sélo con Ja ayuda de la humildad, si acepta la paradoja que ha desarro- Mado San Juan, y Marvel en Didlogo entre el Alma y ef Cuerpo, que “nuestra nica salud cs la enferme- dad”, El hombre Megara al término de su noche de oscura ausencia slo si aprende que “debe ir por el mino del desposeimiento”. Las tres partes centrales de East Coker son de lo mas sombrio que ha escrito Eliot, y termina declarando que su carrera, que ha transcurrido entre dos guerras, son ‘“veinte afios en gran parte malgastados”, El ries- go de esa declaracién consiste en que nos expone a una falsa humildad, y la flojedad de los versos contrastan pobremente con el fragmento compa- rable, en Burnt Norton, sobre lo que ir la forma. Pero se gana al adqui el contraste es, estructuralmente, in- tencional; y con le frase: “El hogar es de donde partimos”, surge la re- flexién punzante de que los viejos deben ser exploradores “en otra in- tensidad. Para hallar otra union”. Es menester que experimenten una “desolacién vacia” semejante 2 la del mar; y al elaborar esta imagen en el verso final de East Coker, cl pocta nos prepara para la transicién mas conmovedora de toda la coleccién. 166] Buea ie Day Saleages contibaza ton una comparacién entre el rio y el mar, entre las dos fuerzas que més han condicionadg el sentido del ritmo de Eligt. Seria couvenieute que loa eriticos nacionalistas de la escuela de Van Wyck Brooks (quienes afirman que Eliot ha abandonado sus raices, ya que no incluye en sus poemaa cl decorado realista del Medio Oeste), notasen que el rio es “el gran rio”: primeramente, la frontera; después, el transportador “util, indigno de confianza” de cmbarcaciones; mas tarde un problema que el constructor de puentes ha de resolver; y, final- mente, algo “casi olvidado” por los habitantes de la ciudad. Este frag- mento nos da una percepcién de la naturaleza de las fuentes ritmicas del poeta; y como ha rastreade su ma- terial bajo la superficie de los deta- Wes para recapturar su experiencia originaria. La importaneia del rio para Eliot es cvidente si leemos lo que escribié un periédica de San Luis en el afio 1930: Presiento que significa algo haber pasado Ja nifiez a orillas del gran rio, algo que no pueden compartir aquellos que le desco- nocen. Claro, mi familia proce- dia del Norte, de la Nueva In- glaterra, y he vivido muchos aiios fuera de los Estados Unidas: pero Missouri y cl Mississippi han dejado en mi una impresién mds profunda que cualquier otra par- te del mundo.

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