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GACETA tuacién que queda en firme seria hasta la sentencia de primera instatcia inclusive, sin sus notificaciones. * En consecuencia, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casacién en lo Civil, ad- ministrando justicia en nombre de la Re- pitblica de Colombia y por autoridad de la Jey, casa la sentencia recurrida, de fecha 28 de ‘septiembre de 1934, dictada por el Tri- bunal Superior de Medeliin, en el presente juicio, y, en consécuencia, orden: Devuéivanse los autos ‘al Tribunal de su origen para que éste proceda como queda JUDICIAL 129 dicho en el aparte final de la parte motivo de este fallo en relacién con la causal ,de nulidad apuntada, No hay costas en el recurso. Publiquese, notifiquese, e6piese e insérte- se en la GACETA JUDICIAL. Eduardo Zuleta Angel, Liborio Escalién, Ricardo Hinestrosa Daza, Miguel Moreno J., Juan Francisco Miijiea, Antonio Rocha, Pe- dro Ledn Rineén, Srio. en ppd. MUTUO CON INTERES.—CONVERSION DE EFECTUADO EN VIRTUD En Colombia es absolutamenté nule, y ain inexistente, la obligaeién contraida sin més fandamento que un error de derecho, por- que éste no puede aprovechar al que lo alega para hacer una gananeia, si no concurren también una capacidad legal, un objeto licito ¥ una causa juridiea distinta del error mis- mo, aunque ella-no sea civil sino apenas na- tural. De suyo el error de derecho no hace perder a nadie sus bienes. Iria ello contra Ia equidad. No es posible reeonocer mejor con- dicién al que recibe lo que no se le debe que al que paga lo que no debe. Tal reconccimien- to’ valdria por un despojo. Habiéndose pagado por error de derecho una suma mayor de Ia que se debia, el exceso pagado tiene una f causa que autoriza la repeticin de Io pag do a pesar del principio legal de que el error de derecho no vicia el consentimiento, A ne- die ha de sorprender esta doctrina de la cor- te, que no es extraiia en el derecho civil co- Iombiano, Alli se observa que en multitud de casos el legislador reconoce validez hesta clertos limites, y niega eficacia de esos li- mites en adelante. El solo error sobre un punto de derecho, si bien no vicia el con- sentimiento-segiin claro texto legal, tampo- co es obstaculo para que se pueda repetir lo pagado por error de esa clase, cuando el ago no tiene por fundamento ni siquiere tuna obligacién puramente natur ser ajena del error la repetic bidamente pagado, es justamente el error tuna cosa esencial’ para que el cuasicontrato del pago de lo no debido sea un hecho gene- rador de obligaciones. El eédigo civil concede la repsticién ain por error de derecho, euan- do el pago-no tenia por fundamento ni si- quiere ung obligacién puramente natural. PLATA EN ORO.—REPETICION POR PAGO DE UN ERROR DE DERECHO “Corte Suprema de Justicia—Sala de Casacién civil Bogoté, veintinueve de septiembre de mil nove- cientos treinta y tinco, (Magistrado ponente, Dr. Miguel Moreno Jaramillo) Por escritura niimero setecientos cincuen- ta (750), de dieciocho de enero de mil no- vecientos trece (1913), otorgada ante el cénsul general de Colombia en Paris, los se- Hores Luciano Herrera y Delfin Martinez hicieron constar que el segundo recibié del primero, a titulo de mutuo con interés, la suma de treinta’ mil pesos ($ 30,000.00) “en moneda de plata de curso legal y corriente en el pais”, al tipo del diez por ciento (10%) anual. Se estipulé que los intereses serian pagados por semestres vencidos y se dijo que al vencimiento del término de cinco (5) afios, a contar del primero (1°) de enero de mil novecientos trece (1913), el mutuario pagaria al mutuante “la expresada suma de treinta mil pesos ($ 30,000.00) de ley en moneda de plata de curso legal a la época del pago, o en moneda francesa por su valor equivalente al tipo dé cambio vigente en Pasto el dia del pago, a eleccién del acree- dor; que en caso de desacuerdo para la fi- jacién del tipo de cambio entre la moneda colombiana de plata y'los francos, los con- tratantes defiriran al dictamen de dos co- merciantes respetables nombrados uno por cada uno de los contratantes o al gerente del banco local, en su caso”. Asimismo, dijeron las partes en la men- ciohada escritura ntimero setecientos cin- cuenta (750), que el sefior Martinez reci- bié del sefior Herrera, a titulo de mutuo con interés, la suma de veinte mil (20,000): fran- 130 GACETA cos, al siete por ciento (7%) anual, pagade- ros los intereses por semestres vencidos, “suma que el otorgante Martinez devolver a Herrera después de cinco (5) afios, con- tados desde el primero (1°) de enero en cur- so en la misma moneda francesa estipula- da”. Con el objeto de asegurar el cumplimien- to de las obligaciones arriba expresadas, el sefior Martinez constituyé gravamen hipo- teeario en favor del sefior Herrera sobre dos inmuebles de su propiedad: una casa de habitacién, ubicada en la ciudad de Pasto, y una hacienda lamada “Cariaco”, ubieada en el distrito de Consacé, Esta eseritura fue registrada en Pasto el veinticuatro (24) de marzo de mil novecien- tos trece (1913), en los libros 2° y 8¢ de hi- potecas. Por escritura ntimero cuatrocientos trece (418), de diecinueve (19) de julio de mil novecientos diecisiete (1917), otorgada en la notarfa 2 del cireuito de Pasto, los sefio- res Luciano Herrera y Luis Maria Troya, ‘obrando aquél en su propio nombre y obran- do éste como apoderado géneral del sefior Delfin Martinez, hicieron varias declaracio- nes. EI sefior Herrera dijo que por haber reci- bido del sefior Martinez la suma de veinte mil (20,000) francos, cancela el gravamen hipotecario constitufdo sobre la casa de ha- bitacién perteneciente a éste, “quedando vi- gente el gravamen hipotecario, constituido en la hacienda de “Cariaco”, como caucién del crédito de treinta mil pesos ($ 30,000.00), en moneda de plata a la ley de 835 milésimos, 9 sean quince mil pesos ($ 15,000.00) en oro legal, segdin la proporeién fijada en la ley. sobre cizculacién monetaria, expedida por ei congreso de 1916, suma que Martinez paga- r6 el primero de enero de sil novecientos veints”. El sefior Troya, en su calidad indicada, dijo que “‘ecepta ia presente cancelacién ¥ que verificard é 0 su mandante el pago de la suma que queda a deber, que es de $ 15,- 000.00 oro legal en la fecha arriba estipula- da y de acuerdo con la ley monetaria”, Bsta escritura fue registrada en Pasto el veintiocho (28) de julio de mil novecientos diecisiete (1917), en el libro 2° Por libelo de veintiocho (28) de mayo de mil novecientos treinta y uno (1981), el se- fior Luciano Herrera demandé al sefior Del- fin Martinez para que éste fuera condenado a-pagar a aquél “tanto la suma de nueve mil JUDICIAL pesos ($ 9,000.00) oro por razén del capital, como la de quirientos cincuenta pesos oro por concepto de intereses, mas los que se devenguen has‘a el dia del pago, a razén del diez por cignto (10%) anual”. Ademas pidié el demandante la declaracién de que la ha- cienda de “Cariaco” esta especialmente afec- ta al pago del capital que se cobra y sus intereses, en virtud de la caucién hipoteca- ria expresamente constituida sobre dicho fundo”. | Entre otras cosas dice el demandante: a)—Que el sefior Martinez le pagé el eré- dito de veinte mil (20,000) francos; que el acreedor cancelé la hipoteca sobre la casa de habitacién perteneciente al deudor; que continué' vigente el gravamen_ hipotecario sobre la’hacienda de “Cariaco”, como cau- cién del crédito de treinta mil pesos ($ 30, 000.00) de ley, o sean, se dijo, quince mil pesos ($ 15,000.00) oro legal, segin la pro- poreién jfijada en la ley de mil novecientos diez y Seis (1916), y que esta aclaracién fue aceptada expresamente por el apoderado de] deudor, quien se oblig6 a pagar, “él o su poderdante, esa suma de quince mil pesos oro el primero de enero de mil novecientos veinte’’. 'b)—Que posteriormente, y sin observa- cién alguna, el deudor pagé al acreedor dos cantidades por cuenta del capital: la prime- ra de '$ 5,000.00 oro y la segunda de $ 1,- 000.00, y también parte por concepto de in- tereses, por lo cual aquél debe a éste $ 9,- 000.00 oro legal y los intereses no pagados. ¢)--Que por causa de intereses el deudor ha hecho al acreedor varios pagos, liquida- dos Jos cuales de acuerdo con los apuntes del iiltimo, el primero resta a deber la suma de $ 550,00 y los intereses que se devenguen hasta el’ dia del pago. eh)—Que aclarada y concretada la obli- gacién del deudor, por la escrituta niimero cuatrocientos trece (413), de diez y nueve (19) de julio de mil novecientos diecisiete (1917), de entonces hasta ia época de la de- mada’ el deudor no ha hecho al acreedor observaci6n ni reclamacién algunas y que ha efectuado los pagos por capital e intereses “aceptando y reconociendo en todo, el tenor claro y preciso de su obligacién, segin la escritura citada, cuya copia ha reposado en su poder”. ‘d)—Que “el derecho, causa o razén de esta demanda consiste en que los contratos generadores de esta accién son una ley para os contratantes; en que lo que una persona ejecuta a nombre de otra estando facultada para ello, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo; en que la ratificacién expresa o té- iT ee GACETA cita del mandante obliga a éste atin en aque- llo en que su mandatario hubiere contra- tado fuéra de los limites del mandato; en que el mandatario que tiene la libre admi- nistracién de los negocios del comitente tie- ne facultad para novar y por consiguiente para aclarar un contrato. En fin, en que ha- biéndose denegado el sefior Martinez a cum- plir las obligaciones que esos contratos le imponen, corresponde al poder judicial ha- cerlas efectivas, de acuerdo con las disposi- ciones legales que rigen sobre la materia, de las cuales haré especial apreciacién al tiempo de alegar”. Por escrito fechado el primero (1*) de octubre de mil novecientos treinta y dos (1982), el sefior Delfin Martinez contesté, por medio de apoderado, la demanda que le propuso el sefior Herrera. El demandado acept6 que el 18 de enero de .1913 quedé debiendo al demandante la suma de $ 80,000.00 de ley, en plata; que esa obligacién consta en la escritura’ ntimero 750; que se oblig6 a pagar intereses al tipo del diez por ciento (10%) anual; que para seguridad de ese crédito hipoteeé su ha- cienda de “Cariaco”, pero que el gravamen no fue anotado en’el cireuito de registro correspondiente ni dentro del término legal; que la clausula sobre equivalencia de mo- nedas, consignada en Ja escritura nimero 418, no lo obliga por las razones que expre- sara} que no debe al demandante la suma de $15,000.00 oro, pues tan sélo le debe la de $ 12,000.00 de la misma moneda, de los cuales se han abonado, por capital e intere- ses, cantidades que han solucionado la obli- gacién casi en su totalidad; que debe tinica- mente la suma de $ 2,500.00; que nunca ha aceptado ni aprobado la conversién celebra- da por Herrera y Troya sobre el tipo de cambio, que se hizo constar en Ja eseritura mimero 413; que ha hecho los pagos par- ciales de acuerdo con el ‘contrato de mutuo constante en la escritura niimero 650 (sic) que honrada y legalmente cree su obliga- cién no asciende a la cantidad aue dice el demandante, porque la conversién de 1917 no nové la primitiva obligacién, o porque si la nové, esa novacién es nula, y que, en con- secuencia, niega y contradice la demanda respecto de los hechos tachados en la con- testacién y en cuanto se pide el pago de $ 9,000.00 oro y los intereses correspondien- tes. Aparte las excepeiones que “resultaren comprobadas en este juicio”, el demandado propuso las siguientes: 1\—'Nulidad de la novacién celebrada por el apoderado del sefior Delfin Martinez y el doctor Luciano Herrera”, la cual consiste, JUDICIA L 131 dice el opositor, en que el mandatario sefior Troya extralimité su mandato no tomando el parecer del mandante, como estaba obli- gado a tomarlo, con lo que perjudicé los in- tereses de éste. Dice que el mandatario no tenfa poder especial para celebrar aquella transaceién y que el pago debe hacerse de acuerdo con el artieulo 206 del e6digo de co- mercio. Cita ademés el articulo 1688 del e6- digo civil. 2—“Error de hecho, subsanable en cual- quier tiempo”. Funda esta excepeién en que la ley 65 de 1916 no fij6 tipo de cambio para las obligaciones de particulares estipuladas en monedas de plata, pues tal ley no esta- blecié la proporeién del doscientos por cien- to sino para las operaciones que celebrara el gobierno por conducto de la junta de con- versin y para percepeién de rentas y pago de los servicios piiblicos. Adoptar en las obligaciones civiles una equivalencia distin- ta a la de los valores de las monedas al tiem- po de celebrarse el contrato, es, dice el ex- cepcionante, “demandar la’ restitucién de cantidades de dinero que no se entregaron en calidad de mutuo, o sea, pedir mas de lo que se debe, y si se estipula o paga una equivaleneia defectuosa, se incide en error de hecho o de célculo, subsanable en cual- quier tiempo, como antes se dijo”. , Abierto el juicio a prueba, demandante y demandado adujeron las que estimaron con- ducentes para apoyar sus puntos de vista. En cartas del sefior Martinez, dirigidas al sefior Herrera y al Banco de Bogofa en los afios de 28, 29 y 30, reconoce deber nueve mil pesos ($ 9,000.00) como saldo de capi- tal. Reconoce también deber intereses (fo- Tios 80 a 92). En los extractos de cuentas presentados por el deudor al ‘acreedor también aparece reconocido en nueve mil pesos ($ 9,000.00) el saldo de eapit: Al absolver posiciones dice el deudor: que la deuda en plata qued6 convertida en deu- da en oro legal, pero que en la ‘conversién hubo error porque en lugar de hacerla al doscientos cincuenta por ciento, tipo corrien- te en la época del contrato, la hicieron al doscientos por ciento, por lo cual dice ha- ber sufrido un perjuicio dé tres mil pesos; que su apoderado sefior Troya no tenia fa- cultades. para hacer la conversién; que no recuerda haber recibido poco tiempo después de otorgada la escritura de conversién una copia de dicha escritura, pero que pasados muchos afios vino a leer tal eseritura, cuya copia conserva; que durante largo tiempo no observé nada al sefior Troya respecto a esa escritura, pero que al darse cuenta del perjuicio que se le causaba por la conversién 132 GACETA hecha sin su voluntad, reclamé a su apode- rado, quien le manifesté que habfa obrado asi por la confianza que tenfa en la buena fe del sefior Herreza y en la del doctor Gon. zalo Miranda, que acompaiié al mandatario en el otorgamiento de la escritura; que con posterioridad a 1917 pagé al sefior Herrera varias sumas a buena cuenta de la deuda, lo que hizo sin haber cafdo en la cuenta del error en que se incurrié al efectuarse la conversién; que del afio de 27 hasta el de 81 no observé nada al sefior Herrera respee- to al monto de la deuda, porque no habia notado el error, y que estuvo dispuesto a pagar a éste nueve mil pesos, en la creen- cia de que era eso lo que le adeudaba; que después de conocido el error ofrecié al se- fior Herrera la suma de $ 5,000.00 para evi- tar todo pleito, haciéndole notar que sola- mente le debia dos mil seiscientos pesos; ue fue su hijo Azael Ia persona que le hizo notar el error, y, finalmente, dice el deudor que el acreedor tenia por qué conocer la ley sobre conversién, expedida en el tiempo en que fue otorgada la escritura cuatrocientos trece (413), tantas veces aludida, y agrega que dicho acreedor debfa. conocer perfecta- mente el tipo de cambio de la moneda anti- gua, toda vez que cuando el contrato de mu- tuo 'fue,celebrado, el cambio estaba al dos- cientos cincuenta por ciento (250%) y euan- do se otorg6 la escritura tltimamente men- cionada hizo la conversién al tipo “del dos- cientos cincuenta por ciento (250%). El mandatario Luis M. Troya declara en lo fundamental Que el sefior Delfin Martinez, su man- dante, en el mes de enero de mil novecien- tos diez y seis (1916), si mal no recuerda, Je escribié una carta que no conserva, en la cual le hablaba sobre la cancelacién’ de la hipoteca de acuerdo con las instrucciones dadas ai doctor Gonzalo Miranda y que en vista de eso hizo uso del poder general con que le habia investido el sefior Martinez en tiempos anteriores; que la cantidad de trein- ta mil pesos ($ 30,000.00) plata antigua de diez décimos a la ley de 0.835 milésimos, fue convertida, “por raz6n ‘del cambio de monedas de plata oro”, en la suma de quin- ce mil pesos (§ 15,000.00), conversién ésta en que el expresado declarante, sefior Tro- ya, dice que el mandatario ni intervino, por- que “todo lo hizo el doctor Miranda con el doctor Herrera y el notario, pues en el mo- mento de firmarla se me comunicé que esto habian accrdado, o sea la conversién, de acnerdo con una ley que el notario cité y gue yo no recuerdo sobre este asunto y yo firmé la escritura en la forma expresada y JUDICIAL tal como aparece, porque al proceder el doc- tor Miranda en la forma que lo hizo, me imagino que él habria hablado sobre eso con don Delfin y yo no tenfa que hacer otra cosa sino seguir las instruceiones del doctor Mi- randa”; que el sefior Martinez no le sumi- nistr6 bases’ e instrucciones escritas preci- sas para el otorgamiento de la escritura, y que cuando ‘aquél estaba en Bogoté, mani- festé por cafta al declarante que habjan he- cho mal la conversién; que Ia minuta para la escritura, segin lo’ supo el testigo, fue formulada por el doctor Miranda, pero que no lo vio personalmente; que no le consta si el sefior Herrera intervendria en la confec- cién de tal minuta, y que el sefior Martinez, desde su regreso del exterior, ha conservado en su poder la copia de la eseritura 413 (fo jas 117 y 118). Rangel Manrique, antiguo contador del sefior Martinez, depone que en los libros. de contabilidad aboné una partida en francos por deuda contraida a favor del sefior He- rrera, e hizo la conversién en oro de la suma que a aquél debia el sefior Martinez, pero que, sin poder precisar a eudnto ascendia dicho saldo, cree que la conversién se hizo al cambio del doscientos por ciento, y, final- mente, que tuvo noticia de que el sefior Tro- ya, en su cardeter de apoderado general del sefior Martinez, celebré una eseritura rela- cionada con el crédito a favor del sefior He- rrera, para lo cual juzga el testigo que el sefior Martinez lo haya instruido, o, por lo menos, a Ja persona encargada de confeccio- nar la mijuta, pero que sobre esto nada pue- de asegurar, porque nada le consta (folios 110 vuelta, 120 y 120 vuelta). El maridatario sefior Troya vuelve a de- clarar diciendo que en la carta remitida des- de Ipiales por el sefior Martinez en‘ el afié de 1917, laquél autorizaba a éste para que, de confotmidad con las instrucciones del doctor Gbnzalo Miranda y en uso del poder general mencionado, aceptara la eancelacién de la eséritura de hipoteca, y que el sefior notario, don Ezequias Ortiz, manifest que se habia resuelto hacer la conversién de plata enoro con apoyo en una ley que dicho notario dit6. El testigo no recuerda si él ten- dria autbrizaciones para aceptar la conver- sin. Cree que se convino en lo anterior so- lamente|por parte del doctor Miranda y del seiior notario, “pues que por mi parte no tuve sobre esto ninguna observacién de par- te de lo§ otros contratantes, sino que tmica- mente 7 después de haber firmado el doctor Herrera, firmé la misma eseritura creyén- dola legal, pues la insinuacién para ejecutar la convérsién provino del notario y pensé que de éllo don. Delfin no acarrearia ningin Cc ih SY a GACETA perjuicio”. Agrega que el sefior Martinez, ni de palabra ni por escrito, le ha dado or- den para hacer la conversin de plata anti- gua en oro. El sefior Troya rinde esta decla- racién en el folio 121 vuleta y la ratifiea en el folio 130. En el folio 127 vuelta esta la escritura niimero treinta y cinco (35), de veintidés (22) de enero de mil novecientos diez y seis (1916), otorgada en la notaria de Ipiales, por medio de la cual el sefior Martinez con- firié poder al sefior Troya para que, a nom- bre del otorgante, “represetando su propia persona, derechos y acciones, y guardando en todo caso sus instrucciones, celebre, de~ palabra 0 por escrito, toda clase de contra- tos, transaceiones y arreglos de cualquier naturaleza...; y finalmente para que fuéra de juicio haga todo cuanto el otorgante ha- via...” En el folio 131 vuelta se’halla esta certi- ficacién: “Los suscritos presidente de la junta li quidadora del Banco del Sur y secretario- contador, en favor de la verdad, certifican: Que examinados los libros del’ extinguido Banco del Sur, se encuentra que el tipo de cambio sobre New York, en giros a la vista, era de $ 243.00, plata antigua, de $ 0.835, en el afio de 1918, De tal manera que, para obtener cien pesos ($ 100.00) oro america- no, se gastaban doscientos cuarenta y tres pesos ($ 243.00) plata antigua; y que en el afio de 1917 cien pesos ($ 100.00), oro ame- ricano, en giros a la vista sobre New York, costaban ciento cinco pesos ($ 105.00), oro legal colombiano, En fe de lo cual se firma en Pasto, hoy tres de diciembre de mil no- vecientos treinta y dos. Manuel M. Nava- rrete, presidente de la Junta Liquidadora. Marcial Bedoya, secretario-contador”. Hay un sello que dice: “Banco del Sur. Pasto. Cuentas corrientes”. Se adiciona el anterior certificado aclarando que en las épocas en él indicadas, la relacién comercial de cam- bio de la moneda de oro colombiano y la moneda de plata de 0.885 de fino que circu- 16 en Narifio, era del doseientos cincuenta por ciento (250%). En fe de lo cual se fir- ma en la misma fecha, tres de diciembre de mil novecientos treinta_y dos. Manuel M. Navarrete—Marcial Bedoya”. En el folio 133 vuelta se halla esta otra certificacién: “El suserito, Julio Bravo, comerciante, en obedecimiento del auto de 28 de octubre de 1982 del juzgado 2° de este cireuito, certifi- ca: que él tipo de cambio entre la moneda de plata antigua de 0.835 de fino y la mone- da legal de oro colombiano, en el afio de 1913, era el. de doscientos cincuenta por K\ : . JUDICIAL 133 ciento (250%); es decir, que para obtener cien pesos ($ 100.00) oro legai se necesita- ban doseientos cincuenta pesos ($ 250.00) plata antigua. Que en lo referente al afio de 1917, la plata antigua se hallaba desmo- netizada, en virtud de la ley de 1916 que mand6 recogerla; sin’ embargo, el comercio continuaba aceptndola en sus’ operaciones, més 0 menos al mismo cambio de doscientos cincuenta por ciento (250%). Pasto, diciem- bre 12 de 1932.—Julio Bravo”, Los seiiores Artemio E. Burbano y Car- los G. Lépez, nombrados peritos en el jui- cio, rinden su dictamen en los folios 146 y siguientes, en donde se lee esta conclusion: “VII—Segin demostracién del cuadro de liquidacién, se han pagado por concepto de capital, la suma de seis mil pesos (§ 6,000.- 00) ; se ha cubierto el valor de los intereses sobre el capital adeudado, y se ha pagado, ademés, la cantidad de tres mil ochenta y cineo pesos con diez y nueve centavos ($ 3,- 085.19), que deben abonarse a capital, que- dando la deuda del sefior Martinez, segtin la conversi6n, a la cantidad de dos mil no- vecientos catorce pesos con ochenta y un centavos ($ 2,914.81), como se demuestra en el resumen'de nuestra cuenta”. Los peritos tomaron por base las certifi- caciones preineorporadas sobre tipo de cam~ bio y los informes que tomaron de otras ca- sas comerciales de la ciudad de Pasto, en cuyos libros aparece el mismo tipo entre la plata y el oro. Por orden del juzgado, los peritos amplia- rén su dietamen en los folios 219 y 219 vuel- ta. Alli dicen que aumentando la suma que consta en los recibos agregados al expedien- te y reconocidos por el sefior Herrera, reci- bos que los peritos no conocian, lo que el sefior Martinez debe al sefior Herrera por capital, tomando el cambio a razén del 250%, queda reducido a $ 2,519.31. Adviértese que en el primitivo dictamen los peritos tomaron, entre otras bases, la marcada por ellos con el mimero III, que dice a “{I1.—Durante el curso de la’ liquidacién, al tipo de cambio indicado del 250% que con- servamos hasta e] 1° de enero de 1920, por- que en esta fecha, todo el comercio de esta ciudad liquidé sus operaciones Ilevadas. en plata a moneda legal oro, a razén del dos- cientos por ciento, sin duda alguna por lo dispuesto en el artfeulo 2° de la ley 100 de 1919, aparecen algunos recibos expresando moneda oro, por euyo motivo de esos valo- res no hemos hecho ninguna conversin”, El veintiséis (26) de agosto de mil nove- cientos diez y nueve (1919) dio el sefior Herrera al sefior Martinez un recibo por 136 GACETA $ 5,000.00 en oro legal, “como devolucién de parte de la suma de quince mil pesos ($ 15,- 009.00) oro legal que le habia dado a mutuo por eseritura hipotecaria otorgada en la ciudad de Pasto. Quedan en poder del sefior don Delfin Martinez diez mil pesos ($ 10,- 600.00) oro legal...” ¥ el veintiocho (28) de julio de mil novecientos veinticuatro (1924) dio el mismo al mismo un reeibo por mil pesos ($ 1,000.00) y dijo que la deuda queda reducida a la suma de nueve mil pe- sos ($ 9,000.00) en moneda legal. (folios 155 y 156). Al absolver posiciozies dijo el sefior He- rrera que al hacer la conversién se tuvo en cuenta el cambio sefialado por el artfculo 4° de la ley 65 de 1916. El sefior juez 2° del cireuito de Pasto, por sentencia fechada el nueve (9) de agosto de mil novecientos treinta y tres. (1933), condené al sefior Martinez a pagar al sefior Herrera la cantidad de dos mil quinientos diez y nueve pesos con treinta y un centa- vos ($ 2,519.31) oro y los intereses de esta suma desde la fecha de la demanda hasta el dia del pago, a razén del diez por cien- to (10%) anual. También resolvié el juez que la hacienda de “Cariaco” est especial- mente afecta al pago de la cantidad indica- da y de sus intereses. El seffor juez basé su sentencia en el ar- tieulo 1511 del eédigo civil, pues admitié que en el arreglo efectuado en e! aiio de 1917 hubo error de hecho, porque la sustancia 0 calidad especial del objeto sobre que vers6 el contrato fue diversa de lo que se crey6, a causa, dice el sefior juez, de que los con- tratantes creyeron que los $ 15,000.00 oro legal tenfan la cualidad de ser equivalentes a los treinta mil pesos de ley, “y no tenien- do esa cualidad hay error en cuanto a la sustancia; el que subsiste aun cuando sea uno solo de los contratantes el que lo haya sufrido”. El apoderado del sefior Herrera ante el tribunal de Pasto, en alegato de fecha tre- ce (13) de octubre de mil novecientos trein- ta y tres (1983), alega entre otras cosas “que si esos errores u otros de hecho se hu- bieran deslizado, tales errores no podrian alegarse al presente, porque por disposicién terminante y clara del articulo 1750 del c6- digo civil, inciso I, el plazo para pedir la rescisién en caso de nul:dad por. error o dolo prescribe en cuatro afios contados desde el dia de la, celebraciéa del acto o contrato, disposicién que termina rotundamente toda discusién sobre el particular... Es algo, FUDICKAL pues, sorpresivamente extrafio que el sefior Juez hubiera aceptado que el error de hecho alegado como excepeién fuera subsanable en cualquier tiempo, en el sentido en que acogié dicha excepcidn”. El tributial superior de Pasto, en senten- cia de once (11) de mayo de mil novecien- tos treintaly cuatro (1984), declaré no pro- badas las excepciones de nulidad de la nova- cién y de error de hecho subsanable en cualquier tiempo; condené al sefior Marti- nez a pager al sefior Herrera las sumas de nueve mil pesos ($ 9,000.00) oro por con- cepto de capital, y de tres mil doscientos cincuenta pesos ($ 3,250.00) oro por con- cepto de intereses de dicho capital; declaré que la hacienda de “Cariaco” no esté espe- cialmente afecta al pago de las sumas que cobra el sefior Herrera, y dispuso que las costas de/la segunda instancia fueran co- munes a los dos litigantes (folios 247 y si- guientes) | . Estimé jel tribunal que el error en el con- trato engendra una nulidad relativa sanea- ble por allt ranscurso de cuatro afios, ya co- rridos enj este negocio; que en el contrato de que da cuenta la eseritura nimero cua- trocientos trece (413) de mil novecientos diez y siete (1917) no se incurrié en nin- guna de las causas de error que vician el consentimiento; que la proporcién entre 1as dos cantidades ‘pertenece a la categoria de- nominada relacién, distinta de la sustancia; que si el mandatario del sefior Martinez pu- do incidir en error de derecho, porque cre- yera que’ atin para las obligaciones particu- ares contraidas en monedas de plata anti- gua regia el cambio de doscientos por cien- to, es evidente que el error de derecho no sirve de! excusa ni vicia el consentimiento, seneillamiente porque no es un error inven- cible; que la excepcién de error subsanable carece de fundamento, ya porque no se re- fiere a ninguno de los casos en que el error vieia el consentimiento, ya porque esa cau- sal se propuso extemporaneamente, ya por- que ha \habido ratificacién tacita del deu- dor, y, finalmente, que la hipoteca no sub- siste porque las dos escrituras de que va- rias veces se ha hecho meneién han debido registrarse no en Pasto sino en el circulo de Sandona, como lo prescriben las ordenan- zas de Narifio desde el afio de mil novecien- tos nueve (1909). Las dos partes interpusieron recurso de casacién contra el fallo del tribunal; la de- mandarite por cuanto se declaré que la ha- cienda de “Cariaco” no est hipotecada al sefior Herrera, y la demandada porque la sentencia en lo principal le fue adversa. GACETA Con el propésito de aprehender el espi- ritu que informa la disposicién contenida en el articulo 15 de la ley 65 de 1916, sobre equivalencia de monedas para los negocios entre particulares, quiso la corte conocer la historia fidedigna de ese precepto legal, y, al efecto, estudié muy detenidamente los anales del senado y los de la cémara de re- presentantes en el expresado afio. Fue asi como la corte, obrando‘de su pro- pio motivo, se enteré de los pormenores que va a relata El 21 de junio de 1916 present6 al sena- do el doctor Pedro Blanco S., como secreta- rio del ministerio del tesoro, encargado del despacho, un proyecto de ley sobre acuiia~ cién y reacuiiacién de monedas, constante de siete articulos. (“Anales del Senado”, ni- mero 7). ‘Una comisién del senado —constituida por los sefiores Guzman, Camacho, Sorzano, ‘Marquez, Carbonell y Lozano T.— propuso el 16 de julio siguiente que se diese segun- do debate al mencionado proyecto, con las modificaciones contenidas en pliego aparte. Esa comisién modific6 alguno de los articu- los originales y propuso la inclusién de otros nuevos, en forma que el proyecto vino a quedar formado por 14 articulos. ("‘Anales del Senado”, Nv 14), . En la sesién del 19 de julio de 1916, el senador Herrera rememoré répidamente las leyes que han reglamentado este asunto desde 1903 en adelante, y en la sesién del 2 de agosto del mismo afio propusieron el mencionado senador y los sefiores Camacho y Guerrero este articulo nuevo, que, modifi- cado més tarde en la cdmara de represen- tantes, lleg6 a ser el artfculo 15 de la ley 65 de 1916: “Articulo nuevo.—Las obligaciones de cualquier género que tengan por objeto can- tidades de moneda antigua de plata a que se refiere la presente ley, y que hayan sido contrafdas en las secciones del pais a que esta ley se refiere, sea cual fuere el lugar donde deban cumplirse, asi como las contrai- das en cualquier lugar y que deban cumplir- se, en tales secciones, se pagardn en mo- neda legal, computada al tipo establecido de $ 200 plata por $ 100 oro, salvo el derecho de los contratantes para-renovar y aclarar sus convenciones, al ponerse en vigencia la presente ley”. En discusién el anterior articulo, el sena- dor Herrera lo explicé y el senado le impar- tié su aprobacién., (“Anales del Senado”, Nos. 29 y 30). Desde la sesién del 18 de julio de 1916 habia pronunciado el senador Herrera un discurso en que anunciaba una modificacién te JUDICIAL 135 suya que abarcaria tres puntos, el segundo de los cuales tendia a que se fijara por ley el tipo del cambio para evitar especulaci nes perturbadoras. Como el senador Mant Ma preguntara al orador si a partir del pri- mer, trimestre de estar en vigor la ley, el tipo 'de cambio se mantendria o variaria, re- plieé aquél: “Pudiera suceder que variara en favor de la plata, y por eso convendria dejar en la ley algin medio en manos del gobierno para que no vayan a perjudicarse los tenedores de plata. Esta ley, si en algo puede favorecer a éstos, es principalmente a las gentes pobres, que sern las tltimas en ir a la ventanilla del cambista. Por eso sostengo que no se haga la disminucién es- peeifica de la moneda: extranjera que hoy mismo no podria coligarse en menos del 200%", Y como el senador Guzmén le observara al orador que el tipo de cambio esta flue- tuando todos los dias, éste contest6: “,.. Ademés, la expresién general de tipo de mercado rige en los centros en que hay entidades financieras que, como las bolsas de Paris y de Londres, registran momento por momento en el Echo de la Bourse y en otras publicaciones andlogas el movimiento de los valores. Decir en Narifio, al tipo de mercado, es decir segin la direceién det viento, es decir lo inseguro, lo que no esta determinado en parte alguna. En Cicuta se fij6 con. antelacién el tipo del cambio hace tres afios, y no hubo dificultad, ni ese tipo difiere en mucho al que yo’ propongo”. (“Anales del Senado”, N° 38). En la sesién del 3 de agosto de 1916, el articulo nuevo de los sefiores Camacho, He- rrera y Guerrero, fue modificado por los se~ adores Camacho y Montafia en la forma iguiente: “Articulo 15.—Las obligaciones de cual- quier género que tengan por objeto canti- dades de moneda antigua de plata a que se refiere la presente ley, y que hayan sido contrafdas en las secciones de Narifio y del Choeé o que deban cumplirse en aquellos lu- gares, podrén pagarse en la moneda esti- pulada si fuere de curso legal en el momen- to del pago o en moneda legal, computada al tipo de $ 200 plata antigua por $ 100 oro, salvo el derecho de los contratantes para renovar y aclarar sus convenciones”. La modifieacién consistié en coneretar el caso a las obligaciones que hayan sido con- traidas en las seceiones de Narifio o del Cho- ¢6, 0 que deban cumplirse en aquellos luga- res, y en sustituir el imperativo “se pagard en moneda legal”, por esta facultad: “Po- drén pagarse en la moneda estipulada si fuere de curso legal en el momento del pa- a 136 GACETA go, o en moneda legal en cantidad que equi- vaiga al valor de la obligacién en la época en que se contrajo”. Al discutirse ia anterior modificacién, el senador Montafia la explic6, ei senador He- rrera la defendié y el senador Guzmén hizo algunas chservaciones. Luégo fue aprobada. (“Anales del Senado”, Ne 31). Después que el proyecto sufrié tres de bates en la cdmava de! senado, pas6 a la mara de representantes, en la cual se le in- trodujeron varias modificeciones, una de las cuales consistié en climinar del artieulo 15 Ie tocante a la proporeién de $ 200 plata antigua’ por $ 100 oro pare iiquidar las obli- gaciones entre particulares, La comisién de hacienda dé la cémara de representantes dijo a este propésito: “Finalmente queremos observar que una vex fuére de curso legal les monedas de pla- te antigua que circulan ahora en las seecio- nes de Narifio y del Choc6, envolveria una injusticia para los deudores de cantidades ée esa plata el que tuvieran que cumplir sus obligaciones en moreda legal computada al cambio de doscientes por ciento (200 por 100). Mas resaltz esta injusticia si se tiene en cuenta que dicha rata de cambio no se fija para todo el tiempo que conserve el cur- so legal dicha plata. Le equidad aconseja buscar la equivaleneia en moneda legal del valor de Ja ob!igacién en la época en que se contrajo”. (““Anales de la Camara de Re- presentantes, N° 103). n la sesién del 23 de noviembre de 1916, el representante Lipez propuso la siguiente modificacién a! articulo 15, que fue aproba- da y adoptada: ; “Articulo 15.—lLas obligaciones de cual- quier género que tengan por objeto canti- dades de moneda de plata a que se refiere la presente ley, y que hayan sido contraidas en las seceiones de Narifio o del Chocé, 0 que deban cumplirse en aquellos lugares, po- dran pagarse en la moneda estipulada si fuere de curso legal en el momento del pago, ‘0 en moneda legal en cantidad que equival- ga al valor de la obligecién en la época en que se contrajo, salvo el derecho de los con- tratantes para renovar y aclarar sus con- venciones”. ("‘Anales de la Camara de Re- presentantes”, N° 115). Como puede observarse, la modificacién introducida por la cémara de representantes consistié en suprimir el voeablo “antigua”, en cambiar Ia conjuncién copulativa “y” por la disyuntiva “o” al hablar tanto de Narifio como del Chocé, y en sustitufr en las obli- gaciones perticulares la equivalencia legal entre $ 200 plata antigua y. $ 100 oro, ‘por esta otra equivalencia mercantil: “en la mo- JUDICIAL neda estipulada si fuere de curso legal en el momento del pago, o en moneda legal en cantidad que equivalga al valor de la obli- gacién en la época en que se contrajo”. Vuelto al senado el proyecto con las mo- dificaciones que le introdujo la cémara de representantes, una comisién formada por los senadores Guzman, Herrera y Camacho propuso que se consideraran las reformas introducidas por esta tltima corporacién. (“Anales del Senado”, Ne 149), El senado, en sesién del 2 de diciembre de 1916, accedié a las modificaciones intro- ducidas ‘por la eémara al artieulo 15, y éste quedé tal como aparece en la ley 65 del expresado afio. (“Anales del Senado”, Nv 130). Las dos partes interpusieron recurso de easaci6én contra la sentencia proferida por el tribunal fle Pasto. E} apoderado del recurrente Martinez. cita como violadas numerosas disposiciones le- gales, a.saber: I—Los artfeulos 1509 y 2815 del e6digo civil y 15 de la ley 65 de 1916, para sos- tener que cuando se trata de pagos se pue- de repetir atin lo que se ha pagado por error de derecho. Tl—Los articulos 2815 y 2817 del eédigo civil y 15 de la ley 65 de 1916, para afirmar que ninguna causa podria justificar el ex- trafio aumento de la.cantidad debida cuan- do apenas se trataba de hacer el cémputo de una equivalencia de hecho segin la ley, ‘puesto que del que da lo que no debe no se presunie que lo dona, a menos de probarse que tuvo perfecto conocimiento de lo que hacia, tanto en el hecho como en el derecho. TII.—Los articulos 1450 y 2165 del cédigo civil y 15 de la ley 65 de1916, para decir que si puede explicarse Ta zctitud del sefior ‘Troya, apoderado del sefior Martinez, al re- conocer mayor suma de la debida, como un acto de donacién, tal acto no vale porque el poder del primero no se extendia hasta do- nar; porque el cédigo inhabilita al manda- tario (“al poderdante”, dice equivocadamen- te la'demanda) para donar, y porque la do- nacién entre vivos no se presume sino en los casos que expresamente hayan previsto las leyes. IV.—Los artfculos 1750, 1752, 1754, 2536 y 2317 del cédigo civil, para sustentar la te- sis de que el término para repetir lo pagado no es de cuatro afios, sino de dien 0 de vein- GACETA te afios, segiin sea la aceién ejecutiva y or- dinaria; que la ratificacién del sefior Mar- tinez no existe por haber faltado el “a sa- biendas” del error cometido, y que la ejecu- cién_voluntaria de la obligacién contraida implica conocimiento perfecto del deudor en el hecho y en el derecho, con prueba a cargo de la parte contraria, V.—Los articulos 1510 y 1511 del ebdigo civil, para asegurar que hubo error sobre la identidad de la cosa especifica de que se trataba; error también en cuanto a la su: tancia o calidad esencial sobre que versaba el contrato, y, subsidiariamente, error acer- ca del principal motivo de las ‘partes para contratar. VI—Los artfculos 1750, 2518 y 2545 del cédigo civil, para ohservar que suponiendo no se tratara de pago de lo no debido, sino de una nulidad relativa comin, la parte in- teresada ha debido alegar tal prescripcién en las instancias, pues el fallador no puede declararla de oficio; que no es aplicable la prescripcién de cuatro afios, porque el sefior Martinez no es el actor, y que la nulidad co- tmo excepcién puede hacerse valer en cual- quier tiempo mientras subsista la accién, es decir, durante veinte afios. VIL—Los articulos 1502, 1508, 1509, 1510, 1511, 1524 y 1741 del cédigo civil y 15 de la ley 95 de 1890, para alegar que una vez ad- mitida la existencia de error, como la ad- mitié el tribunal, la consecuencia Idgica, in- mediata e ineludible es la de que al quedar consignada en Ja eseritura 413 una deuda adicional a la del mutuo, por valor de $ 3,- 000.00 oro, tal deuda adicional, tal obliga- cién fundada en error, carece de causa, y es, por lo'mismo, nula’de nulidad absoluta, y aun inexistente. VITI.—Los articulos 2221 del e6digo civil y 15 de la ley 65 de 1916, para mantener la teoria de que en el contrato de mutuo, salvo naturalmente lo concerniente:a intereses, es esencial que Ja restitueién se haga de lo recibido, es decir, de otras tantas cosas del mismo género v calidad, por lo cual la res- titucién de $ 3,000.00 por eapital mayor de lo recibido, no estando demostrada la desa- paricién del error, implica un quebranta- miento de los preceptos citados. IX.—Los artfculos 1688 y 2159 del e6digo civil, para argiiir que el mandatario sefior Troya, por amplio que fuera su mandato para la libre administracién de los bienes del sefior Martinez, no estaba facultado pa- ra hacer declaraciones sin causa, ni para contraer obligaciones sin causa, por consti- tuir unas y otras actos ilegales que la ley saneiona con la nulidad absoluta. JUDICIAL 137 El apoderado del recurrente sefior Herre- ra, en la segunda instancia, limita su recur- so de casacién al punto tercero de la sen- tencia, en la cual declara el tribunal que la hacienda de “Cariaco” no esta afecta al pa- go de las sumas que cobra el sefior Herrera al sefior Martinez. El sefior Herrera y su apoderado desis- tieron de este recurso por memorial dirigido a la corte. Esta admitié el desistimiento y declaré en firme la parte de la sentencia a que él se refiere. Se considera: 1 No puede alegarse ignorancia de la ley para excusarse de cumplirla, después que esté en observancia, ensefia ‘el articulo 56 del cédigo politico y municipal. En punto de adquisicién del dominio manda el articu- lo 768 del e6digo civil que el error en ma- teria de derecho constituye una presuncién de mala fe, sin prueba en contrario, Y dis- pone el articulo 1509 de este mismo e6digo que el error sobre un punto de derecho no vicia el consentimiento. Estos principios son incuestionables y se fundan en que el legis- lador, por fazories de politica social, presu- me a todos los colombianos conocedores de todos los millares de leyes expedidas en la reptblica, El texto de la escritura némero cuatro- cientos trece (413), de diez y nueve (19) de julio de mil novecientos diez y siete (1917), otorgada en la notaria 2* del circuito de Pas- to, indica que el mandatario Luis M. Tro- ya no gonocia los pormenores de la mencio- nada ley 65. Es natural pensar que de ha- ber conocido esos pormenores no hubiera aceptado una liquidacién que, desplazando a su mandante de la equivalencia comercial admitida por el artfeulo 15, lo colocaba bajo el imperio de los articulos'4* y 12. La corte admite que el deudor y su man- datario incurrieron en error de derecho, fundada en el texto mismo de la escritura niimero’ cuatrocientos trece (418) y en al- gunas pruebas indirectas, —indicios y pre- sunciones—, como la freciente ignorancia de las leyes atin por parte de jueces y abo- gados; como el hecho de que no es lo ordi- nario ver a un deudor agravando su deuda sin ningin motivo especial, y como el de que un mandatario, singularmente si es modes- to empleado, no suele atreverse a desmejo- rar a sabiendas, y quizés ni ain a cambiar, Ja posicién juridica de su mandante, 138 GACETA Justa causa y real, objeto iicito, capaci- dad legal, consentimiento sin vicio, Estos son los cuatro requisitos que deben concu- rrir para que una persona se obligue a otra en contrato unilateral o para que varias personas se obliguen recfprocamente en con- trato plurilateral. No puede faltar ni uno solo de esos cuatro requisitos. La causa sin el objeto no alcanzazia a mévil contractual. El objeto sin Ja causa serfa una cosa mue- ble o inmueble, corporal o incorporal, pero sin actividad juridica mientras alguien no tratara de darla, de hacerla o de no hacerla. La causa no saldrfa del fuero interno y per- maneceria el objeto en su sér real 0 como mero derecho, si un individuo legalmente capaz no los movilizara en acto. Y la ca- pacidad legal no pasarfa de simple aptitud, aunque hubiera motivos y cosas, si no me- diara el consentimiento libre y limpio de error, fuerza y dolo, Es contrario a la raz6n pensar que el con- sentimiento aislado —sin error, fuerza 0 dolo que lo vieien— baste para que una per- sona se obligue a otra ror un acto de vo- luntad, como seria también absurdo imagi- nar que puedan surgir convenciones con la capacidad sola, con la causa sola, 0 con el objeto solo. Repftese que los cuatro requis tos han de hacerse compaiifa. De ahi que el articulo 1509 del cédigo civil, segiin el cual no vicia el consentimiento un error dé de- recho, sea prescripcién cuyo aleance no Ile- ga hasta considerar vilido lo que carece de cualquiera de los otros tres requisitos indis- pensables para que surja el contrato. Si éste no existe por falta de causa 0 de objeto, 0 si es nulo por falta de eapacidad, no vivird ni convaleceré porque haya consentimiento pleno o porque el error sobre un punto de derecho no haya viciado el ese consenti- miento. Si el error sobre un punto de derecho, por no viciar el consentimiento, diera eficacia a los contratos, bastarfa ignorar la ley, 0 in- terpretarla erréneamente, para sanear actos de incapaces y para reconocer validez a con- tratos sin objeto feito, sin causa, con falsa causa 0 con causa inmoral. ‘La severa férmula del juriseonsulto La- beon, juris ignorantia non prodest, si se la entiende en el sentido de que no mira a la concurrencia de los otros tres requisitos ne- cesarios para que haya concurso real de vo- luntades, es férmula no recibida en nuestro c6digo. Consagr6 éste el principio contrario, még de acuerdo con la justicia, En Colombia es absolutamente nula, y ain inexistente, Ia obligacién contraida sin més fundamento que un error de derecho, porque éste no puede aprovechar al. que le JUDICIAL alega para hacer una gananeia, si no con- curren también una capacidad legal, un ob- jeto licito y una causa juridica distinta del error mismo, aunque esa causa no sea civil sino apenas natural. De suyo el error de de- recho no hace perder a nadie sus bienes. Iria ello coritra la equidad. No es posible re- conocer mejor condicién al que recibe lo que no se le debe que al que paga lo que no debe. Tal reconocfmiento valdria por un despojo. En la ley 65 de 1916 se hallan los articu- los 49, 12 y 15, que asf dicen: “Articulo 4°.—El cambio se hard en la proporcién’ de doscientos pesos ($ 200) pla- apr cien ($ 100) oro inglés o moneda le- val “Articulo 12.—Desde la ejecucién de la presente ley, el cambio oficial para la per- cepeién dé rentas y para el pago de servi- cios piblicos sera el de doscientos por cien- to (200 por 100)”. “Artfeilo 15—Las obligaciones de cual- quier género que tengan por objeto cantida- des de monedas de plata, a que se refiere la presente ley, y que hayan sido contraidas en las séeciones de Narifio o del Chocé, 0 que deban cumplirse en aquellos lugares, podrén pagarse en la moneda estipulada ei fuere de curso legal en el momento del pa- g0, 0 en'moneda legal en cantidad que equi- vaiga al valor de la obligaci6n en la época en que Se contrajo, salvo el derecho de los contratantes para renovar y aclarar sus convenciones”. El error sobre un punto de derecho, que por fala causa hizo ineficaz la liquidacién del capital en cuanto excediera de $ 12,000.- 00, estitib6 en que el mandatario del deudor crey6 erréneamente en que para las obliga- ciones entre particulares se aplicaba la pro- poreién del doseientos por ciento, a que alu- den log artfeulos 4° y 12, y no la que resul- tara de aplicar el tipo de cambio a la época del corjtrato, como lo autoriza el articulo 15. ‘Al Hiquidar el crédito, las partes Negaron a unal cuantia-Imite, autorizada: por el ar- ticilo 15 de la ley 65 de 1916. Hasta ese li- mite, que segtin los'peritos es de $ 12,000.00, ningupa de ellas puede desconocer licita- Ja legitimidad de la deuda, ya por razon, del contrato celebrado en mil nove- cientgs trece (1913), ya por razén del ar- ticulo 15. El deudor no ha diseutido, ni po- arfa discutir fundadamente, sino el exceso, es décir, la diferencia entre $ 12,000.00 y $ 15,000.00. Ese exceso no esta amparado por los ar. tfeulos 4° y 12, aunque una sola de las par- tes, la acreedora, quiso guarecerlo en ellos. En ese exceso hay falsa causa. ¥ hallandose insojuto, no puede autorizarse su cobranza.

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