GACETA
tuacién que queda en firme seria hasta la
sentencia de primera instatcia inclusive, sin
sus notificaciones. *
En consecuencia, la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casacién en lo Civil, ad-
ministrando justicia en nombre de la Re-
pitblica de Colombia y por autoridad de la
Jey, casa la sentencia recurrida, de fecha 28
de ‘septiembre de 1934, dictada por el Tri-
bunal Superior de Medeliin, en el presente
juicio, y, en consécuencia, orden:
Devuéivanse los autos ‘al Tribunal de su
origen para que éste proceda como queda
JUDICIAL
129
dicho en el aparte final de la parte motivo
de este fallo en relacién con la causal ,de
nulidad apuntada,
No hay costas en el recurso.
Publiquese, notifiquese, e6piese e insérte-
se en la GACETA JUDICIAL.
Eduardo Zuleta Angel, Liborio Escalién,
Ricardo Hinestrosa Daza, Miguel Moreno J.,
Juan Francisco Miijiea, Antonio Rocha, Pe-
dro Ledn Rineén, Srio. en ppd.
MUTUO CON INTERES.—CONVERSION DE
EFECTUADO EN VIRTUD
En Colombia es absolutamenté nule, y ain
inexistente, la obligaeién contraida sin més
fandamento que un error de derecho, por-
que éste no puede aprovechar al que lo alega
para hacer una gananeia, si no concurren
también una capacidad legal, un objeto licito
¥ una causa juridiea distinta del error mis-
mo, aunque ella-no sea civil sino apenas na-
tural. De suyo el error de derecho no hace
perder a nadie sus bienes. Iria ello contra Ia
equidad. No es posible reeonocer mejor con-
dicién al que recibe lo que no se le debe que
al que paga lo que no debe. Tal reconccimien-
to’ valdria por un despojo. Habiéndose pagado
por error de derecho una suma mayor de Ia
que se debia, el exceso pagado tiene una f
causa que autoriza la repeticin de Io pag
do a pesar del principio legal de que el error
de derecho no vicia el consentimiento, A ne-
die ha de sorprender esta doctrina de la cor-
te, que no es extraiia en el derecho civil co-
Iombiano, Alli se observa que en multitud de
casos el legislador reconoce validez hesta
clertos limites, y niega eficacia de esos li-
mites en adelante. El solo error sobre un
punto de derecho, si bien no vicia el con-
sentimiento-segiin claro texto legal, tampo-
co es obstaculo para que se pueda repetir
lo pagado por error de esa clase, cuando el
ago no tiene por fundamento ni siquiere
tuna obligacién puramente natur
ser ajena del error la repetic
bidamente pagado, es justamente el error
tuna cosa esencial’ para que el cuasicontrato
del pago de lo no debido sea un hecho gene-
rador de obligaciones. El eédigo civil concede
la repsticién ain por error de derecho, euan-
do el pago-no tenia por fundamento ni si-
quiere ung obligacién puramente natural.
PLATA EN ORO.—REPETICION POR PAGO
DE UN ERROR DE DERECHO
“Corte Suprema de Justicia—Sala de Casacién civil
Bogoté, veintinueve de septiembre de mil nove-
cientos treinta y tinco,
(Magistrado ponente, Dr. Miguel Moreno Jaramillo)
Por escritura niimero setecientos cincuen-
ta (750), de dieciocho de enero de mil no-
vecientos trece (1913), otorgada ante el
cénsul general de Colombia en Paris, los se-
Hores Luciano Herrera y Delfin Martinez
hicieron constar que el segundo recibié del
primero, a titulo de mutuo con interés, la
suma de treinta’ mil pesos ($ 30,000.00) “en
moneda de plata de curso legal y corriente
en el pais”, al tipo del diez por ciento (10%)
anual. Se estipulé que los intereses serian
pagados por semestres vencidos y se dijo
que al vencimiento del término de cinco (5)
afios, a contar del primero (1°) de enero de
mil novecientos trece (1913), el mutuario
pagaria al mutuante “la expresada suma de
treinta mil pesos ($ 30,000.00) de ley en
moneda de plata de curso legal a la época
del pago, o en moneda francesa por su valor
equivalente al tipo dé cambio vigente en
Pasto el dia del pago, a eleccién del acree-
dor; que en caso de desacuerdo para la fi-
jacién del tipo de cambio entre la moneda
colombiana de plata y'los francos, los con-
tratantes defiriran al dictamen de dos co-
merciantes respetables nombrados uno por
cada uno de los contratantes o al gerente
del banco local, en su caso”.
Asimismo, dijeron las partes en la men-
ciohada escritura ntimero setecientos cin-
cuenta (750), que el sefior Martinez reci-
bié del sefior Herrera, a titulo de mutuo con
interés, la suma de veinte mil (20,000): fran-130 GACETA
cos, al siete por ciento (7%) anual, pagade-
ros los intereses por semestres vencidos,
“suma que el otorgante Martinez devolver
a Herrera después de cinco (5) afios, con-
tados desde el primero (1°) de enero en cur-
so en la misma moneda francesa estipula-
da”.
Con el objeto de asegurar el cumplimien-
to de las obligaciones arriba expresadas, el
sefior Martinez constituyé gravamen hipo-
teeario en favor del sefior Herrera sobre
dos inmuebles de su propiedad: una casa de
habitacién, ubicada en la ciudad de Pasto,
y una hacienda lamada “Cariaco”, ubieada
en el distrito de Consacé,
Esta eseritura fue registrada en Pasto el
veinticuatro (24) de marzo de mil novecien-
tos trece (1913), en los libros 2° y 8¢ de hi-
potecas.
Por escritura ntimero cuatrocientos trece
(418), de diecinueve (19) de julio de mil
novecientos diecisiete (1917), otorgada en
la notarfa 2 del cireuito de Pasto, los sefio-
res Luciano Herrera y Luis Maria Troya,
‘obrando aquél en su propio nombre y obran-
do éste como apoderado géneral del sefior
Delfin Martinez, hicieron varias declaracio-
nes.
EI sefior Herrera dijo que por haber reci-
bido del sefior Martinez la suma de veinte
mil (20,000) francos, cancela el gravamen
hipotecario constitufdo sobre la casa de ha-
bitacién perteneciente a éste, “quedando vi-
gente el gravamen hipotecario, constituido
en la hacienda de “Cariaco”, como caucién
del crédito de treinta mil pesos ($ 30,000.00),
en moneda de plata a la ley de 835 milésimos,
9 sean quince mil pesos ($ 15,000.00) en oro
legal, segdin la proporeién fijada en la ley.
sobre cizculacién monetaria, expedida por ei
congreso de 1916, suma que Martinez paga-
r6 el primero de enero de sil novecientos
veints”.
El sefior Troya, en su calidad indicada,
dijo que “‘ecepta ia presente cancelacién ¥
que verificard é 0 su mandante el pago de
la suma que queda a deber, que es de $ 15,-
000.00 oro legal en la fecha arriba estipula-
da y de acuerdo con la ley monetaria”,
Bsta escritura fue registrada en Pasto el
veintiocho (28) de julio de mil novecientos
diecisiete (1917), en el libro 2°
Por libelo de veintiocho (28) de mayo de
mil novecientos treinta y uno (1981), el se-
fior Luciano Herrera demandé al sefior Del-
fin Martinez para que éste fuera condenado
a-pagar a aquél “tanto la suma de nueve mil
JUDICIAL
pesos ($ 9,000.00) oro por razén del capital,
como la de quirientos cincuenta pesos oro
por concepto de intereses, mas los que se
devenguen has‘a el dia del pago, a razén del
diez por cignto (10%) anual”. Ademas pidié
el demandante la declaracién de que la ha-
cienda de “Cariaco” esta especialmente afec-
ta al pago del capital que se cobra y sus
intereses, en virtud de la caucién hipoteca-
ria expresamente constituida sobre dicho
fundo”. |
Entre otras cosas dice el demandante:
a)—Que el sefior Martinez le pagé el eré-
dito de veinte mil (20,000) francos; que el
acreedor cancelé la hipoteca sobre la casa
de habitacién perteneciente al deudor; que
continué' vigente el gravamen_ hipotecario
sobre la’hacienda de “Cariaco”, como cau-
cién del crédito de treinta mil pesos ($ 30,
000.00) de ley, o sean, se dijo, quince mil
pesos ($ 15,000.00) oro legal, segin la pro-
poreién jfijada en la ley de mil novecientos
diez y Seis (1916), y que esta aclaracién
fue aceptada expresamente por el apoderado
de] deudor, quien se oblig6 a pagar, “él o su
poderdante, esa suma de quince mil pesos
oro el primero de enero de mil novecientos
veinte’’.
'b)—Que posteriormente, y sin observa-
cién alguna, el deudor pagé al acreedor dos
cantidades por cuenta del capital: la prime-
ra de '$ 5,000.00 oro y la segunda de $ 1,-
000.00, y también parte por concepto de in-
tereses, por lo cual aquél debe a éste $ 9,-
000.00 oro legal y los intereses no pagados.
¢)--Que por causa de intereses el deudor
ha hecho al acreedor varios pagos, liquida-
dos Jos cuales de acuerdo con los apuntes
del iiltimo, el primero resta a deber la suma
de $ 550,00 y los intereses que se devenguen
hasta el’ dia del pago.
eh)—Que aclarada y concretada la obli-
gacién del deudor, por la escrituta niimero
cuatrocientos trece (413), de diez y nueve
(19) de julio de mil novecientos diecisiete
(1917), de entonces hasta ia época de la de-
mada’ el deudor no ha hecho al acreedor
observaci6n ni reclamacién algunas y que ha
efectuado los pagos por capital e intereses
“aceptando y reconociendo en todo, el tenor
claro y preciso de su obligacién, segin la
escritura citada, cuya copia ha reposado en
su poder”.
‘d)—Que “el derecho, causa o razén de
esta demanda consiste en que los contratos
generadores de esta accién son una ley para
os contratantes; en que lo que una persona
ejecuta a nombre de otra estando facultada
para ello, produce respecto del representado
iguales efectos que si hubiese contratado él
mismo; en que la ratificacién expresa o té-
iT eeGACETA
cita del mandante obliga a éste atin en aque-
llo en que su mandatario hubiere contra-
tado fuéra de los limites del mandato; en
que el mandatario que tiene la libre admi-
nistracién de los negocios del comitente tie-
ne facultad para novar y por consiguiente
para aclarar un contrato. En fin, en que ha-
biéndose denegado el sefior Martinez a cum-
plir las obligaciones que esos contratos le
imponen, corresponde al poder judicial ha-
cerlas efectivas, de acuerdo con las disposi-
ciones legales que rigen sobre la materia,
de las cuales haré especial apreciacién al
tiempo de alegar”.
Por escrito fechado el primero (1*) de
octubre de mil novecientos treinta y dos
(1982), el sefior Delfin Martinez contesté,
por medio de apoderado, la demanda que le
propuso el sefior Herrera.
El demandado acept6 que el 18 de enero
de .1913 quedé debiendo al demandante la
suma de $ 80,000.00 de ley, en plata; que esa
obligacién consta en la escritura’ ntimero
750; que se oblig6 a pagar intereses al tipo
del diez por ciento (10%) anual; que para
seguridad de ese crédito hipoteeé su ha-
cienda de “Cariaco”, pero que el gravamen
no fue anotado en’el cireuito de registro
correspondiente ni dentro del término legal;
que la clausula sobre equivalencia de mo-
nedas, consignada en Ja escritura nimero
418, no lo obliga por las razones que expre-
sara} que no debe al demandante la suma
de $15,000.00 oro, pues tan sélo le debe la
de $ 12,000.00 de la misma moneda, de los
cuales se han abonado, por capital e intere-
ses, cantidades que han solucionado la obli-
gacién casi en su totalidad; que debe tinica-
mente la suma de $ 2,500.00; que nunca ha
aceptado ni aprobado la conversién celebra-
da por Herrera y Troya sobre el tipo de
cambio, que se hizo constar en Ja eseritura
mimero 413; que ha hecho los pagos par-
ciales de acuerdo con el ‘contrato de mutuo
constante en la escritura niimero 650 (sic)
que honrada y legalmente cree su obliga-
cién no asciende a la cantidad aue dice el
demandante, porque la conversién de 1917
no nové la primitiva obligacién, o porque si
la nové, esa novacién es nula, y que, en con-
secuencia, niega y contradice la demanda
respecto de los hechos tachados en la con-
testacién y en cuanto se pide el pago de
$ 9,000.00 oro y los intereses correspondien-
tes.
Aparte las excepeiones que “resultaren
comprobadas en este juicio”, el demandado
propuso las siguientes:
1\—'Nulidad de la novacién celebrada por
el apoderado del sefior Delfin Martinez y el
doctor Luciano Herrera”, la cual consiste,
JUDICIA L 131
dice el opositor, en que el mandatario sefior
Troya extralimité su mandato no tomando
el parecer del mandante, como estaba obli-
gado a tomarlo, con lo que perjudicé los in-
tereses de éste. Dice que el mandatario no
tenfa poder especial para celebrar aquella
transaceién y que el pago debe hacerse de
acuerdo con el artieulo 206 del e6digo de co-
mercio. Cita ademés el articulo 1688 del e6-
digo civil.
2—“Error de hecho, subsanable en cual-
quier tiempo”. Funda esta excepeién en que
la ley 65 de 1916 no fij6 tipo de cambio para
las obligaciones de particulares estipuladas
en monedas de plata, pues tal ley no esta-
blecié la proporeién del doscientos por cien-
to sino para las operaciones que celebrara
el gobierno por conducto de la junta de con-
versin y para percepeién de rentas y pago
de los servicios piiblicos. Adoptar en las
obligaciones civiles una equivalencia distin-
ta a la de los valores de las monedas al tiem-
po de celebrarse el contrato, es, dice el ex-
cepcionante, “demandar la’ restitucién de
cantidades de dinero que no se entregaron
en calidad de mutuo, o sea, pedir mas de lo
que se debe, y si se estipula o paga una
equivaleneia defectuosa, se incide en error
de hecho o de célculo, subsanable en cual-
quier tiempo, como antes se dijo”. ,
Abierto el juicio a prueba, demandante y
demandado adujeron las que estimaron con-
ducentes para apoyar sus puntos de vista.
En cartas del sefior Martinez, dirigidas al
sefior Herrera y al Banco de Bogofa en los
afios de 28, 29 y 30, reconoce deber nueve
mil pesos ($ 9,000.00) como saldo de capi-
tal. Reconoce también deber intereses (fo-
Tios 80 a 92).
En los extractos de cuentas presentados
por el deudor al ‘acreedor también aparece
reconocido en nueve mil pesos ($ 9,000.00)
el saldo de eapit:
Al absolver posiciones dice el deudor: que
la deuda en plata qued6 convertida en deu-
da en oro legal, pero que en la ‘conversién
hubo error porque en lugar de hacerla al
doscientos cincuenta por ciento, tipo corrien-
te en la época del contrato, la hicieron al
doscientos por ciento, por lo cual dice ha-
ber sufrido un perjuicio dé tres mil pesos;
que su apoderado sefior Troya no tenia fa-
cultades. para hacer la conversién; que no
recuerda haber recibido poco tiempo después
de otorgada la escritura de conversién una
copia de dicha escritura, pero que pasados
muchos afios vino a leer tal eseritura, cuya
copia conserva; que durante largo tiempo
no observé nada al sefior Troya respecto a
esa escritura, pero que al darse cuenta del
perjuicio que se le causaba por la conversién132 GACETA
hecha sin su voluntad, reclamé a su apode-
rado, quien le manifesté que habfa obrado
asi por la confianza que tenfa en la buena
fe del sefior Herreza y en la del doctor Gon.
zalo Miranda, que acompaiié al mandatario
en el otorgamiento de la escritura; que con
posterioridad a 1917 pagé al sefior Herrera
varias sumas a buena cuenta de la deuda, lo
que hizo sin haber cafdo en la cuenta del
error en que se incurrié al efectuarse la
conversién; que del afio de 27 hasta el de
81 no observé nada al sefior Herrera respee-
to al monto de la deuda, porque no habia
notado el error, y que estuvo dispuesto a
pagar a éste nueve mil pesos, en la creen-
cia de que era eso lo que le adeudaba; que
después de conocido el error ofrecié al se-
fior Herrera la suma de $ 5,000.00 para evi-
tar todo pleito, haciéndole notar que sola-
mente le debia dos mil seiscientos pesos;
ue fue su hijo Azael Ia persona que le hizo
notar el error, y, finalmente, dice el deudor
que el acreedor tenia por qué conocer la ley
sobre conversién, expedida en el tiempo en
que fue otorgada la escritura cuatrocientos
trece (413), tantas veces aludida, y agrega
que dicho acreedor debfa. conocer perfecta-
mente el tipo de cambio de la moneda anti-
gua, toda vez que cuando el contrato de mu-
tuo 'fue,celebrado, el cambio estaba al dos-
cientos cincuenta por ciento (250%) y euan-
do se otorg6 la escritura tltimamente men-
cionada hizo la conversién al tipo “del dos-
cientos cincuenta por ciento (250%).
El mandatario Luis M. Troya declara en
lo fundamental
Que el sefior Delfin Martinez, su man-
dante, en el mes de enero de mil novecien-
tos diez y seis (1916), si mal no recuerda,
Je escribié una carta que no conserva, en la
cual le hablaba sobre la cancelacién’ de la
hipoteca de acuerdo con las instrucciones
dadas ai doctor Gonzalo Miranda y que en
vista de eso hizo uso del poder general con
que le habia investido el sefior Martinez en
tiempos anteriores; que la cantidad de trein-
ta mil pesos ($ 30,000.00) plata antigua de
diez décimos a la ley de 0.835 milésimos,
fue convertida, “por raz6n ‘del cambio de
monedas de plata oro”, en la suma de quin-
ce mil pesos (§ 15,000.00), conversién ésta
en que el expresado declarante, sefior Tro-
ya, dice que el mandatario ni intervino, por-
que “todo lo hizo el doctor Miranda con el
doctor Herrera y el notario, pues en el mo-
mento de firmarla se me comunicé que esto
habian accrdado, o sea la conversién, de
acnerdo con una ley que el notario cité y
gue yo no recuerdo sobre este asunto y yo
firmé la escritura en la forma expresada y
JUDICIAL
tal como aparece, porque al proceder el doc-
tor Miranda en la forma que lo hizo, me
imagino que él habria hablado sobre eso con
don Delfin y yo no tenfa que hacer otra cosa
sino seguir las instruceiones del doctor Mi-
randa”; que el sefior Martinez no le sumi-
nistr6 bases’ e instrucciones escritas preci-
sas para el otorgamiento de la escritura, y
que cuando ‘aquél estaba en Bogoté, mani-
festé por cafta al declarante que habjan he-
cho mal la conversién; que Ia minuta para
la escritura, segin lo’ supo el testigo, fue
formulada por el doctor Miranda, pero que
no lo vio personalmente; que no le consta si
el sefior Herrera intervendria en la confec-
cién de tal minuta, y que el sefior Martinez,
desde su regreso del exterior, ha conservado
en su poder la copia de la eseritura 413 (fo
jas 117 y 118).
Rangel Manrique, antiguo contador del
sefior Martinez, depone que en los libros. de
contabilidad aboné una partida en francos
por deuda contraida a favor del sefior He-
rrera, e hizo la conversién en oro de la suma
que a aquél debia el sefior Martinez, pero
que, sin poder precisar a eudnto ascendia
dicho saldo, cree que la conversién se hizo
al cambio del doscientos por ciento, y, final-
mente, que tuvo noticia de que el sefior Tro-
ya, en su cardeter de apoderado general del
sefior Martinez, celebré una eseritura rela-
cionada con el crédito a favor del sefior He-
rrera, para lo cual juzga el testigo que el
sefior Martinez lo haya instruido, o, por lo
menos, a Ja persona encargada de confeccio-
nar la mijuta, pero que sobre esto nada pue-
de asegurar, porque nada le consta (folios
110 vuelta, 120 y 120 vuelta).
El maridatario sefior Troya vuelve a de-
clarar diciendo que en la carta remitida des-
de Ipiales por el sefior Martinez en‘ el afié
de 1917, laquél autorizaba a éste para que,
de confotmidad con las instrucciones del
doctor Gbnzalo Miranda y en uso del poder
general mencionado, aceptara la eancelacién
de la eséritura de hipoteca, y que el sefior
notario, don Ezequias Ortiz, manifest que
se habia resuelto hacer la conversién de
plata enoro con apoyo en una ley que dicho
notario dit6. El testigo no recuerda si él ten-
dria autbrizaciones para aceptar la conver-
sin. Cree que se convino en lo anterior so-
lamente|por parte del doctor Miranda y del
seiior notario, “pues que por mi parte no
tuve sobre esto ninguna observacién de par-
te de lo§ otros contratantes, sino que tmica-
mente 7 después de haber firmado el doctor
Herrera, firmé la misma eseritura creyén-
dola legal, pues la insinuacién para ejecutar
la convérsién provino del notario y pensé
que de éllo don. Delfin no acarrearia ningin
Ccih
SY a
GACETA
perjuicio”. Agrega que el sefior Martinez,
ni de palabra ni por escrito, le ha dado or-
den para hacer la conversin de plata anti-
gua en oro. El sefior Troya rinde esta decla-
racién en el folio 121 vuleta y la ratifiea en
el folio 130.
En el folio 127 vuelta esta la escritura
niimero treinta y cinco (35), de veintidés
(22) de enero de mil novecientos diez y seis
(1916), otorgada en la notaria de Ipiales,
por medio de la cual el sefior Martinez con-
firié poder al sefior Troya para que, a nom-
bre del otorgante, “represetando su propia
persona, derechos y acciones, y guardando
en todo caso sus instrucciones, celebre, de~
palabra 0 por escrito, toda clase de contra-
tos, transaceiones y arreglos de cualquier
naturaleza...; y finalmente para que fuéra
de juicio haga todo cuanto el otorgante ha-
via...”
En el folio 131 vuelta se’halla esta certi-
ficacién:
“Los suscritos presidente de la junta li
quidadora del Banco del Sur y secretario-
contador, en favor de la verdad, certifican:
Que examinados los libros del’ extinguido
Banco del Sur, se encuentra que el tipo de
cambio sobre New York, en giros a la vista,
era de $ 243.00, plata antigua, de $ 0.835,
en el afio de 1918, De tal manera que, para
obtener cien pesos ($ 100.00) oro america-
no, se gastaban doscientos cuarenta y tres
pesos ($ 243.00) plata antigua; y que en el
afio de 1917 cien pesos ($ 100.00), oro ame-
ricano, en giros a la vista sobre New York,
costaban ciento cinco pesos ($ 105.00), oro
legal colombiano, En fe de lo cual se firma
en Pasto, hoy tres de diciembre de mil no-
vecientos treinta y dos. Manuel M. Nava-
rrete, presidente de la Junta Liquidadora.
Marcial Bedoya, secretario-contador”. Hay
un sello que dice: “Banco del Sur. Pasto.
Cuentas corrientes”. Se adiciona el anterior
certificado aclarando que en las épocas en
él indicadas, la relacién comercial de cam-
bio de la moneda de oro colombiano y la
moneda de plata de 0.885 de fino que circu-
16 en Narifio, era del doseientos cincuenta
por ciento (250%). En fe de lo cual se fir-
ma en la misma fecha, tres de diciembre de
mil novecientos treinta_y dos. Manuel M.
Navarrete—Marcial Bedoya”.
En el folio 133 vuelta se halla esta otra
certificacién:
“El suserito, Julio Bravo, comerciante, en
obedecimiento del auto de 28 de octubre de
1982 del juzgado 2° de este cireuito, certifi-
ca: que él tipo de cambio entre la moneda
de plata antigua de 0.835 de fino y la mone-
da legal de oro colombiano, en el afio de
1913, era el. de doscientos cincuenta por
K\ : .
JUDICIAL 133
ciento (250%); es decir, que para obtener
cien pesos ($ 100.00) oro legai se necesita-
ban doseientos cincuenta pesos ($ 250.00)
plata antigua. Que en lo referente al afio
de 1917, la plata antigua se hallaba desmo-
netizada, en virtud de la ley de 1916 que
mand6 recogerla; sin’ embargo, el comercio
continuaba aceptndola en sus’ operaciones,
més 0 menos al mismo cambio de doscientos
cincuenta por ciento (250%). Pasto, diciem-
bre 12 de 1932.—Julio Bravo”,
Los seiiores Artemio E. Burbano y Car-
los G. Lépez, nombrados peritos en el jui-
cio, rinden su dictamen en los folios 146 y
siguientes, en donde se lee esta conclusion:
“VII—Segin demostracién del cuadro de
liquidacién, se han pagado por concepto de
capital, la suma de seis mil pesos (§ 6,000.-
00) ; se ha cubierto el valor de los intereses
sobre el capital adeudado, y se ha pagado,
ademés, la cantidad de tres mil ochenta y
cineo pesos con diez y nueve centavos ($ 3,-
085.19), que deben abonarse a capital, que-
dando la deuda del sefior Martinez, segtin
la conversi6n, a la cantidad de dos mil no-
vecientos catorce pesos con ochenta y un
centavos ($ 2,914.81), como se demuestra
en el resumen'de nuestra cuenta”.
Los peritos tomaron por base las certifi-
caciones preineorporadas sobre tipo de cam~
bio y los informes que tomaron de otras ca-
sas comerciales de la ciudad de Pasto, en
cuyos libros aparece el mismo tipo entre la
plata y el oro.
Por orden del juzgado, los peritos amplia-
rén su dietamen en los folios 219 y 219 vuel-
ta. Alli dicen que aumentando la suma que
consta en los recibos agregados al expedien-
te y reconocidos por el sefior Herrera, reci-
bos que los peritos no conocian, lo que el
sefior Martinez debe al sefior Herrera por
capital, tomando el cambio a razén del 250%,
queda reducido a $ 2,519.31.
Adviértese que en el primitivo dictamen
los peritos tomaron, entre otras bases, la
marcada por ellos con el mimero III, que
dice a
“{I1.—Durante el curso de la’ liquidacién,
al tipo de cambio indicado del 250% que con-
servamos hasta e] 1° de enero de 1920, por-
que en esta fecha, todo el comercio de esta
ciudad liquidé sus operaciones Ilevadas. en
plata a moneda legal oro, a razén del dos-
cientos por ciento, sin duda alguna por lo
dispuesto en el artfeulo 2° de la ley 100 de
1919, aparecen algunos recibos expresando
moneda oro, por euyo motivo de esos valo-
res no hemos hecho ninguna conversin”,
El veintiséis (26) de agosto de mil nove-
cientos diez y nueve (1919) dio el sefior
Herrera al sefior Martinez un recibo por136 GACETA
$ 5,000.00 en oro legal, “como devolucién de
parte de la suma de quince mil pesos ($ 15,-
009.00) oro legal que le habia dado a mutuo
por eseritura hipotecaria otorgada en la
ciudad de Pasto. Quedan en poder del sefior
don Delfin Martinez diez mil pesos ($ 10,-
600.00) oro legal...” ¥ el veintiocho (28)
de julio de mil novecientos veinticuatro
(1924) dio el mismo al mismo un reeibo por
mil pesos ($ 1,000.00) y dijo que la deuda
queda reducida a la suma de nueve mil pe-
sos ($ 9,000.00) en moneda legal. (folios
155 y 156).
Al absolver posiciozies dijo el sefior He-
rrera que al hacer la conversién se tuvo en
cuenta el cambio sefialado por el artfculo 4°
de la ley 65 de 1916.
El sefior juez 2° del cireuito de Pasto, por
sentencia fechada el nueve (9) de agosto
de mil novecientos treinta y tres. (1933),
condené al sefior Martinez a pagar al sefior
Herrera la cantidad de dos mil quinientos
diez y nueve pesos con treinta y un centa-
vos ($ 2,519.31) oro y los intereses de esta
suma desde la fecha de la demanda hasta
el dia del pago, a razén del diez por cien-
to (10%) anual. También resolvié el juez
que la hacienda de “Cariaco” est especial-
mente afecta al pago de la cantidad indica-
da y de sus intereses.
El seffor juez basé su sentencia en el ar-
tieulo 1511 del eédigo civil, pues admitié que
en el arreglo efectuado en e! aiio de 1917
hubo error de hecho, porque la sustancia 0
calidad especial del objeto sobre que vers6
el contrato fue diversa de lo que se crey6,
a causa, dice el sefior juez, de que los con-
tratantes creyeron que los $ 15,000.00 oro
legal tenfan la cualidad de ser equivalentes
a los treinta mil pesos de ley, “y no tenien-
do esa cualidad hay error en cuanto a la
sustancia; el que subsiste aun cuando sea
uno solo de los contratantes el que lo haya
sufrido”.
El apoderado del sefior Herrera ante el
tribunal de Pasto, en alegato de fecha tre-
ce (13) de octubre de mil novecientos trein-
ta y tres (1983), alega entre otras cosas
“que si esos errores u otros de hecho se hu-
bieran deslizado, tales errores no podrian
alegarse al presente, porque por disposicién
terminante y clara del articulo 1750 del c6-
digo civil, inciso I, el plazo para pedir la
rescisién en caso de nul:dad por. error o dolo
prescribe en cuatro afios contados desde el
dia de la, celebraciéa del acto o contrato,
disposicién que termina rotundamente toda
discusién sobre el particular... Es algo,
FUDICKAL
pues, sorpresivamente extrafio que el sefior
Juez hubiera aceptado que el error de hecho
alegado como excepeién fuera subsanable
en cualquier tiempo, en el sentido en que
acogié dicha excepcidn”.
El tributial superior de Pasto, en senten-
cia de once (11) de mayo de mil novecien-
tos treintaly cuatro (1984), declaré no pro-
badas las excepciones de nulidad de la nova-
cién y de error de hecho subsanable en
cualquier tiempo; condené al sefior Marti-
nez a pager al sefior Herrera las sumas de
nueve mil pesos ($ 9,000.00) oro por con-
cepto de capital, y de tres mil doscientos
cincuenta pesos ($ 3,250.00) oro por con-
cepto de intereses de dicho capital; declaré
que la hacienda de “Cariaco” no esté espe-
cialmente afecta al pago de las sumas que
cobra el sefior Herrera, y dispuso que las
costas de/la segunda instancia fueran co-
munes a los dos litigantes (folios 247 y si-
guientes) | .
Estimé jel tribunal que el error en el con-
trato engendra una nulidad relativa sanea-
ble por allt ranscurso de cuatro afios, ya co-
rridos enj este negocio; que en el contrato
de que da cuenta la eseritura nimero cua-
trocientos trece (413) de mil novecientos
diez y siete (1917) no se incurrié en nin-
guna de las causas de error que vician el
consentimiento; que la proporcién entre 1as
dos cantidades ‘pertenece a la categoria de-
nominada relacién, distinta de la sustancia;
que si el mandatario del sefior Martinez pu-
do incidir en error de derecho, porque cre-
yera que’ atin para las obligaciones particu-
ares contraidas en monedas de plata anti-
gua regia el cambio de doscientos por cien-
to, es evidente que el error de derecho no
sirve de! excusa ni vicia el consentimiento,
seneillamiente porque no es un error inven-
cible; que la excepcién de error subsanable
carece de fundamento, ya porque no se re-
fiere a ninguno de los casos en que el error
vieia el consentimiento, ya porque esa cau-
sal se propuso extemporaneamente, ya por-
que ha \habido ratificacién tacita del deu-
dor, y, finalmente, que la hipoteca no sub-
siste porque las dos escrituras de que va-
rias veces se ha hecho meneién han debido
registrarse no en Pasto sino en el circulo
de Sandona, como lo prescriben las ordenan-
zas de Narifio desde el afio de mil novecien-
tos nueve (1909).
Las dos partes interpusieron recurso de
casacién contra el fallo del tribunal; la de-
mandarite por cuanto se declaré que la ha-
cienda de “Cariaco” no est hipotecada al
sefior Herrera, y la demandada porque la
sentencia en lo principal le fue adversa.GACETA
Con el propésito de aprehender el espi-
ritu que informa la disposicién contenida en
el articulo 15 de la ley 65 de 1916, sobre
equivalencia de monedas para los negocios
entre particulares, quiso la corte conocer
la historia fidedigna de ese precepto legal,
y, al efecto, estudié muy detenidamente los
anales del senado y los de la cémara de re-
presentantes en el expresado afio.
Fue asi como la corte, obrando‘de su pro-
pio motivo, se enteré de los pormenores que
va a relata
El 21 de junio de 1916 present6 al sena-
do el doctor Pedro Blanco S., como secreta-
rio del ministerio del tesoro, encargado del
despacho, un proyecto de ley sobre acuiia~
cién y reacuiiacién de monedas, constante
de siete articulos. (“Anales del Senado”, ni-
mero 7).
‘Una comisién del senado —constituida
por los sefiores Guzman, Camacho, Sorzano,
‘Marquez, Carbonell y Lozano T.— propuso
el 16 de julio siguiente que se diese segun-
do debate al mencionado proyecto, con las
modificaciones contenidas en pliego aparte.
Esa comisién modific6 alguno de los articu-
los originales y propuso la inclusién de otros
nuevos, en forma que el proyecto vino a
quedar formado por 14 articulos. ("‘Anales
del Senado”, Nv 14), .
En la sesién del 19 de julio de 1916, el
senador Herrera rememoré répidamente las
leyes que han reglamentado este asunto
desde 1903 en adelante, y en la sesién del
2 de agosto del mismo afio propusieron el
mencionado senador y los sefiores Camacho
y Guerrero este articulo nuevo, que, modifi-
cado més tarde en la cdmara de represen-
tantes, lleg6 a ser el artfculo 15 de la ley
65 de 1916:
“Articulo nuevo.—Las obligaciones de
cualquier género que tengan por objeto can-
tidades de moneda antigua de plata a que
se refiere la presente ley, y que hayan sido
contrafdas en las secciones del pais a que
esta ley se refiere, sea cual fuere el lugar
donde deban cumplirse, asi como las contrai-
das en cualquier lugar y que deban cumplir-
se, en tales secciones, se pagardn en mo-
neda legal, computada al tipo establecido de
$ 200 plata por $ 100 oro, salvo el derecho
de los contratantes para-renovar y aclarar
sus convenciones, al ponerse en vigencia la
presente ley”.
En discusién el anterior articulo, el sena-
dor Herrera lo explicé y el senado le impar-
tié su aprobacién., (“Anales del Senado”,
Nos. 29 y 30).
Desde la sesién del 18 de julio de 1916
habia pronunciado el senador Herrera un
discurso en que anunciaba una modificacién
te
JUDICIAL 135
suya que abarcaria tres puntos, el segundo
de los cuales tendia a que se fijara por ley
el tipo del cambio para evitar especulaci
nes perturbadoras. Como el senador Mant
Ma preguntara al orador si a partir del pri-
mer, trimestre de estar en vigor la ley, el
tipo 'de cambio se mantendria o variaria, re-
plieé aquél: “Pudiera suceder que variara
en favor de la plata, y por eso convendria
dejar en la ley algin medio en manos del
gobierno para que no vayan a perjudicarse
los tenedores de plata. Esta ley, si en algo
puede favorecer a éstos, es principalmente
a las gentes pobres, que sern las tltimas
en ir a la ventanilla del cambista. Por eso
sostengo que no se haga la disminucién es-
peeifica de la moneda: extranjera que hoy
mismo no podria coligarse en menos del
200%",
Y como el senador Guzmén le observara
al orador que el tipo de cambio esta flue-
tuando todos los dias, éste contest6:
“,.. Ademés, la expresién general de tipo
de mercado rige en los centros en que hay
entidades financieras que, como las bolsas
de Paris y de Londres, registran momento
por momento en el Echo de la Bourse y en
otras publicaciones andlogas el movimiento
de los valores. Decir en Narifio, al tipo de
mercado, es decir segin la direceién det
viento, es decir lo inseguro, lo que no esta
determinado en parte alguna. En Cicuta se
fij6 con. antelacién el tipo del cambio hace
tres afios, y no hubo dificultad, ni ese tipo
difiere en mucho al que yo’ propongo”.
(“Anales del Senado”, N° 38).
En la sesién del 3 de agosto de 1916, el
articulo nuevo de los sefiores Camacho, He-
rrera y Guerrero, fue modificado por los se~
adores Camacho y Montafia en la forma
iguiente:
“Articulo 15.—Las obligaciones de cual-
quier género que tengan por objeto canti-
dades de moneda antigua de plata a que se
refiere la presente ley, y que hayan sido
contrafdas en las secciones de Narifio y del
Choeé o que deban cumplirse en aquellos lu-
gares, podrén pagarse en la moneda esti-
pulada si fuere de curso legal en el momen-
to del pago o en moneda legal, computada
al tipo de $ 200 plata antigua por $ 100 oro,
salvo el derecho de los contratantes para
renovar y aclarar sus convenciones”.
La modifieacién consistié en coneretar el
caso a las obligaciones que hayan sido con-
traidas en las seceiones de Narifio o del Cho-
¢6, 0 que deban cumplirse en aquellos luga-
res, y en sustituir el imperativo “se pagard
en moneda legal”, por esta facultad: “Po-
drén pagarse en la moneda estipulada si
fuere de curso legal en el momento del pa-
a136 GACETA
go, o en moneda legal en cantidad que equi-
vaiga al valor de la obligacién en la época
en que se contrajo”.
Al discutirse ia anterior modificacién, el
senador Montafia la explic6, ei senador He-
rrera la defendié y el senador Guzmén hizo
algunas chservaciones. Luégo fue aprobada.
(“Anales del Senado”, Ne 31).
Después que el proyecto sufrié tres de
bates en la cdmava de! senado, pas6 a la
mara de representantes, en la cual se le in-
trodujeron varias modificeciones, una de
las cuales consistié en climinar del artieulo
15 Ie tocante a la proporeién de $ 200 plata
antigua’ por $ 100 oro pare iiquidar las obli-
gaciones entre particulares,
La comisién de hacienda dé la cémara de
representantes dijo a este propésito:
“Finalmente queremos observar que una
vex fuére de curso legal les monedas de pla-
te antigua que circulan ahora en las seecio-
nes de Narifio y del Choc6, envolveria una
injusticia para los deudores de cantidades
ée esa plata el que tuvieran que cumplir sus
obligaciones en moreda legal computada al
cambio de doscientes por ciento (200 por
100). Mas resaltz esta injusticia si se tiene
en cuenta que dicha rata de cambio no se
fija para todo el tiempo que conserve el cur-
so legal dicha plata. Le equidad aconseja
buscar la equivaleneia en moneda legal del
valor de Ja ob!igacién en la época en que
se contrajo”. (““Anales de la Camara de Re-
presentantes, N° 103).
n la sesién del 23 de noviembre de 1916,
el representante Lipez propuso la siguiente
modificacién a! articulo 15, que fue aproba-
da y adoptada: ;
“Articulo 15.—lLas obligaciones de cual-
quier género que tengan por objeto canti-
dades de moneda de plata a que se refiere
la presente ley, y que hayan sido contraidas
en las seceiones de Narifio o del Chocé, 0
que deban cumplirse en aquellos lugares, po-
dran pagarse en la moneda estipulada si
fuere de curso legal en el momento del pago,
‘0 en moneda legal en cantidad que equival-
ga al valor de la obligecién en la época en
que se contrajo, salvo el derecho de los con-
tratantes para renovar y aclarar sus con-
venciones”. ("‘Anales de la Camara de Re-
presentantes”, N° 115).
Como puede observarse, la modificacién
introducida por la cémara de representantes
consistié en suprimir el voeablo “antigua”,
en cambiar Ia conjuncién copulativa “y” por
la disyuntiva “o” al hablar tanto de Narifio
como del Chocé, y en sustitufr en las obli-
gaciones perticulares la equivalencia legal
entre $ 200 plata antigua y. $ 100 oro, ‘por
esta otra equivalencia mercantil: “en la mo-
JUDICIAL
neda estipulada si fuere de curso legal en
el momento del pago, o en moneda legal en
cantidad que equivalga al valor de la obli-
gacién en la época en que se contrajo”.
Vuelto al senado el proyecto con las mo-
dificaciones que le introdujo la cémara de
representantes, una comisién formada por
los senadores Guzman, Herrera y Camacho
propuso que se consideraran las reformas
introducidas por esta tltima corporacién.
(“Anales del Senado”, Ne 149),
El senado, en sesién del 2 de diciembre
de 1916, accedié a las modificaciones intro-
ducidas ‘por la eémara al artieulo 15, y éste
quedé tal como aparece en la ley 65 del
expresado afio. (“Anales del Senado”, Nv
130).
Las dos partes interpusieron recurso de
easaci6én contra la sentencia proferida por el
tribunal fle Pasto.
E} apoderado del recurrente Martinez. cita
como violadas numerosas disposiciones le-
gales, a.saber:
I—Los artfeulos 1509 y 2815 del e6digo
civil y 15 de la ley 65 de 1916, para sos-
tener que cuando se trata de pagos se pue-
de repetir atin lo que se ha pagado por error
de derecho.
Tl—Los articulos 2815 y 2817 del eédigo
civil y 15 de la ley 65 de 1916, para afirmar
que ninguna causa podria justificar el ex-
trafio aumento de la.cantidad debida cuan-
do apenas se trataba de hacer el cémputo
de una equivalencia de hecho segin la ley,
‘puesto que del que da lo que no debe no se
presunie que lo dona, a menos de probarse
que tuvo perfecto conocimiento de lo que
hacia, tanto en el hecho como en el derecho.
TII.—Los articulos 1450 y 2165 del cédigo
civil y 15 de la ley 65 de1916, para decir
que si puede explicarse Ta zctitud del sefior
‘Troya, apoderado del sefior Martinez, al re-
conocer mayor suma de la debida, como un
acto de donacién, tal acto no vale porque el
poder del primero no se extendia hasta do-
nar; porque el cédigo inhabilita al manda-
tario (“al poderdante”, dice equivocadamen-
te la'demanda) para donar, y porque la do-
nacién entre vivos no se presume sino en
los casos que expresamente hayan previsto
las leyes.
IV.—Los artfculos 1750, 1752, 1754, 2536
y 2317 del cédigo civil, para sustentar la te-
sis de que el término para repetir lo pagado
no es de cuatro afios, sino de dien 0 de vein-GACETA
te afios, segiin sea la aceién ejecutiva y or-
dinaria; que la ratificacién del sefior Mar-
tinez no existe por haber faltado el “a sa-
biendas” del error cometido, y que la ejecu-
cién_voluntaria de la obligacién contraida
implica conocimiento perfecto del deudor en
el hecho y en el derecho, con prueba a cargo
de la parte contraria,
V.—Los articulos 1510 y 1511 del ebdigo
civil, para asegurar que hubo error sobre
la identidad de la cosa especifica de que se
trataba; error también en cuanto a la su:
tancia o calidad esencial sobre que versaba
el contrato, y, subsidiariamente, error acer-
ca del principal motivo de las ‘partes para
contratar.
VI—Los artfculos 1750, 2518 y 2545 del
cédigo civil, para ohservar que suponiendo
no se tratara de pago de lo no debido, sino
de una nulidad relativa comin, la parte in-
teresada ha debido alegar tal prescripcién
en las instancias, pues el fallador no puede
declararla de oficio; que no es aplicable la
prescripcién de cuatro afios, porque el sefior
Martinez no es el actor, y que la nulidad co-
tmo excepcién puede hacerse valer en cual-
quier tiempo mientras subsista la accién, es
decir, durante veinte afios.
VIL—Los articulos 1502, 1508, 1509, 1510,
1511, 1524 y 1741 del cédigo civil y 15 de la
ley 95 de 1890, para alegar que una vez ad-
mitida la existencia de error, como la ad-
mitié el tribunal, la consecuencia Idgica, in-
mediata e ineludible es la de que al quedar
consignada en Ja eseritura 413 una deuda
adicional a la del mutuo, por valor de $ 3,-
000.00 oro, tal deuda adicional, tal obliga-
cién fundada en error, carece de causa, y
es, por lo'mismo, nula’de nulidad absoluta,
y aun inexistente.
VITI.—Los articulos 2221 del e6digo civil
y 15 de la ley 65 de 1916, para mantener la
teoria de que en el contrato de mutuo, salvo
naturalmente lo concerniente:a intereses, es
esencial que Ja restitueién se haga de lo
recibido, es decir, de otras tantas cosas del
mismo género v calidad, por lo cual la res-
titucién de $ 3,000.00 por eapital mayor de
lo recibido, no estando demostrada la desa-
paricién del error, implica un quebranta-
miento de los preceptos citados.
IX.—Los artfculos 1688 y 2159 del e6digo
civil, para argiiir que el mandatario sefior
Troya, por amplio que fuera su mandato
para la libre administracién de los bienes
del sefior Martinez, no estaba facultado pa-
ra hacer declaraciones sin causa, ni para
contraer obligaciones sin causa, por consti-
tuir unas y otras actos ilegales que la ley
saneiona con la nulidad absoluta.
JUDICIAL 137
El apoderado del recurrente sefior Herre-
ra, en la segunda instancia, limita su recur-
so de casacién al punto tercero de la sen-
tencia, en la cual declara el tribunal que la
hacienda de “Cariaco” no esta afecta al pa-
go de las sumas que cobra el sefior Herrera
al sefior Martinez.
El sefior Herrera y su apoderado desis-
tieron de este recurso por memorial dirigido
a la corte. Esta admitié el desistimiento y
declaré en firme la parte de la sentencia a
que él se refiere.
Se considera:
1
No puede alegarse ignorancia de la ley
para excusarse de cumplirla, después que
esté en observancia, ensefia ‘el articulo 56
del cédigo politico y municipal. En punto
de adquisicién del dominio manda el articu-
lo 768 del e6digo civil que el error en ma-
teria de derecho constituye una presuncién
de mala fe, sin prueba en contrario, Y dis-
pone el articulo 1509 de este mismo e6digo
que el error sobre un punto de derecho no
vicia el consentimiento. Estos principios son
incuestionables y se fundan en que el legis-
lador, por fazories de politica social, presu-
me a todos los colombianos conocedores de
todos los millares de leyes expedidas en la
reptblica,
El texto de la escritura némero cuatro-
cientos trece (413), de diez y nueve (19) de
julio de mil novecientos diez y siete (1917),
otorgada en la notaria 2* del circuito de Pas-
to, indica que el mandatario Luis M. Tro-
ya no gonocia los pormenores de la mencio-
nada ley 65. Es natural pensar que de ha-
ber conocido esos pormenores no hubiera
aceptado una liquidacién que, desplazando
a su mandante de la equivalencia comercial
admitida por el artfeulo 15, lo colocaba bajo
el imperio de los articulos'4* y 12.
La corte admite que el deudor y su man-
datario incurrieron en error de derecho,
fundada en el texto mismo de la escritura
niimero’ cuatrocientos trece (418) y en al-
gunas pruebas indirectas, —indicios y pre-
sunciones—, como la freciente ignorancia
de las leyes atin por parte de jueces y abo-
gados; como el hecho de que no es lo ordi-
nario ver a un deudor agravando su deuda
sin ningin motivo especial, y como el de que
un mandatario, singularmente si es modes-
to empleado, no suele atreverse a desmejo-
rar a sabiendas, y quizés ni ain a cambiar,
Ja posicién juridica de su mandante,138 GACETA
Justa causa y real, objeto iicito, capaci-
dad legal, consentimiento sin vicio, Estos
son los cuatro requisitos que deben concu-
rrir para que una persona se obligue a otra
en contrato unilateral o para que varias
personas se obliguen recfprocamente en con-
trato plurilateral. No puede faltar ni uno
solo de esos cuatro requisitos. La causa sin
el objeto no alcanzazia a mévil contractual.
El objeto sin Ja causa serfa una cosa mue-
ble o inmueble, corporal o incorporal, pero
sin actividad juridica mientras alguien no
tratara de darla, de hacerla o de no hacerla.
La causa no saldrfa del fuero interno y per-
maneceria el objeto en su sér real 0 como
mero derecho, si un individuo legalmente
capaz no los movilizara en acto. Y la ca-
pacidad legal no pasarfa de simple aptitud,
aunque hubiera motivos y cosas, si no me-
diara el consentimiento libre y limpio de
error, fuerza y dolo,
Es contrario a la raz6n pensar que el con-
sentimiento aislado —sin error, fuerza 0
dolo que lo vieien— baste para que una per-
sona se obligue a otra ror un acto de vo-
luntad, como seria también absurdo imagi-
nar que puedan surgir convenciones con la
capacidad sola, con la causa sola, 0 con el
objeto solo. Repftese que los cuatro requis
tos han de hacerse compaiifa. De ahi que el
articulo 1509 del cédigo civil, segiin el cual
no vicia el consentimiento un error dé de-
recho, sea prescripcién cuyo aleance no Ile-
ga hasta considerar vilido lo que carece de
cualquiera de los otros tres requisitos indis-
pensables para que surja el contrato. Si éste
no existe por falta de causa 0 de objeto, 0
si es nulo por falta de eapacidad, no vivird
ni convaleceré porque haya consentimiento
pleno o porque el error sobre un punto de
derecho no haya viciado el ese consenti-
miento.
Si el error sobre un punto de derecho, por
no viciar el consentimiento, diera eficacia a
los contratos, bastarfa ignorar la ley, 0 in-
terpretarla erréneamente, para sanear actos
de incapaces y para reconocer validez a con-
tratos sin objeto feito, sin causa, con falsa
causa 0 con causa inmoral.
‘La severa férmula del juriseonsulto La-
beon, juris ignorantia non prodest, si se la
entiende en el sentido de que no mira a la
concurrencia de los otros tres requisitos ne-
cesarios para que haya concurso real de vo-
luntades, es férmula no recibida en nuestro
c6digo. Consagr6 éste el principio contrario,
még de acuerdo con la justicia,
En Colombia es absolutamente nula, y
ain inexistente, Ia obligacién contraida sin
més fundamento que un error de derecho,
porque éste no puede aprovechar al. que le
JUDICIAL
alega para hacer una gananeia, si no con-
curren también una capacidad legal, un ob-
jeto licito y una causa juridica distinta del
error mismo, aunque esa causa no sea civil
sino apenas natural. De suyo el error de de-
recho no hace perder a nadie sus bienes.
Iria ello coritra la equidad. No es posible re-
conocer mejor condicién al que recibe lo que
no se le debe que al que paga lo que no debe.
Tal reconocfmiento valdria por un despojo.
En la ley 65 de 1916 se hallan los articu-
los 49, 12 y 15, que asf dicen:
“Articulo 4°.—El cambio se hard en la
proporcién’ de doscientos pesos ($ 200) pla-
apr cien ($ 100) oro inglés o moneda le-
val
“Articulo 12.—Desde la ejecucién de la
presente ley, el cambio oficial para la per-
cepeién dé rentas y para el pago de servi-
cios piblicos sera el de doscientos por cien-
to (200 por 100)”.
“Artfeilo 15—Las obligaciones de cual-
quier género que tengan por objeto cantida-
des de monedas de plata, a que se refiere la
presente ley, y que hayan sido contraidas
en las séeciones de Narifio o del Chocé, 0
que deban cumplirse en aquellos lugares,
podrén pagarse en la moneda estipulada ei
fuere de curso legal en el momento del pa-
g0, 0 en'moneda legal en cantidad que equi-
vaiga al valor de la obligaci6n en la época
en que Se contrajo, salvo el derecho de los
contratantes para renovar y aclarar sus
convenciones”.
El error sobre un punto de derecho, que
por fala causa hizo ineficaz la liquidacién
del capital en cuanto excediera de $ 12,000.-
00, estitib6 en que el mandatario del deudor
crey6 erréneamente en que para las obliga-
ciones entre particulares se aplicaba la pro-
poreién del doseientos por ciento, a que alu-
den log artfeulos 4° y 12, y no la que resul-
tara de aplicar el tipo de cambio a la época
del corjtrato, como lo autoriza el articulo 15.
‘Al Hiquidar el crédito, las partes Negaron
a unal cuantia-Imite, autorizada: por el ar-
ticilo 15 de la ley 65 de 1916. Hasta ese li-
mite, que segtin los'peritos es de $ 12,000.00,
ningupa de ellas puede desconocer licita-
Ja legitimidad de la deuda, ya por
razon, del contrato celebrado en mil nove-
cientgs trece (1913), ya por razén del ar-
ticulo 15. El deudor no ha diseutido, ni po-
arfa discutir fundadamente, sino el exceso,
es décir, la diferencia entre $ 12,000.00 y
$ 15,000.00.
Ese exceso no esta amparado por los ar.
tfeulos 4° y 12, aunque una sola de las par-
tes, la acreedora, quiso guarecerlo en ellos.
En ese exceso hay falsa causa. ¥ hallandose
insojuto, no puede autorizarse su cobranza.