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RENE DESCARTES DISCURSO DEL METODO EDICION BILINGUE ‘Traduccién, notas eintroduccién: Mario Caimi COLIHUE (cLAsICcA jescartes, René th per aitgeto del método.~ 18 ed. ~ Buenos Aires : Colibue, “8 p.j 18x12 em.- (ColihueClisica) Traduccion de: Mario Caimi ISBN 950-563-003-4 1. Filosofia Moderna Occidental . I. Titulo CDD 190 n: Mariano Sverdloff Coordinador de colec Equipo de produccién editorial: Cristina Amado, Marcela Diaz, Gustavo Novas y Damian Marrapodi. Disco de tapa: Estudio Lima+Roca LA FOTOCOPIA MATA AL LIBRO YES UN DELITO 1.S.B.N. 950-563-003-4 © Ediciones Colihue S.R.L. Ay. Diaz Vélez 5125 (C1H05DCG) Buenos Aires - Argentina www.colihue.com.ar ecolihue@colihue.com ar os 6 LL7 echo el depésito que marca la ley. thinttso EN Mn ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA vit INTRODUCCION NOTICIA SOBRE LA FILOSOFIA De Descartes UN suENO Contra lo que muchas veces dicen los historiadores acerca de la dificultad e inexactitud de las periodizaciones en la his- ‘oria, podemos hacer empezar el periodo aureo, el periodo clasico de la filosofia moderna, en la noche del 10 de noviem. bre de 1619 Descartes habia asistido a la coronacién del emperador Ferdinando I en Frankfurt. A su regreso de las ceremonias, cuando volvia a reunirse con las tropas de Maximiliano de Baviera, tovo que pasar algunos dias en Neuburg, un higar de Alemania, cerca de Eichstitt, recogido y solo.' En uno de esos dias le parecié que habia descubierto los fundamentos de una Ciencia nueva y admirable. Este descubsimiento lo leno de entusiasmo. La exaltacién continuaba hacia medianoche, cuan- do se retir6 a dormir; atal punto, que se sentfa en una especie de estado febril. Entonces, en esa noche del 10 de noviembre J. Otros suponen que esto ocurvid cerca de la ciudad de Ulm. Segui: mos a Genevitve Rodis-Lewis: Descartes. Biographic, 1995, que eita- mos por Ia traduccion de Isabel Sancho, Barcelona, 1996, p. 57 vill MARIO CAIME de 1619, tuvo, segiin relata su biégrafo Baillet,? tres suefios consecutives. No pretenderemos aqui hacer una interpretacion de ellos.’ Pero bien podemos detenernos en algunos de los elementos del tercero, con el solo propésito de ilustrar nues- tra exposicion. En ese suefio intervenia un extrano Personaje que aparecia y desaparecia; y habia también, como betas principales, unos libros: un diccionario, y una coleccion de poemas. E] sofiador hojeaba esta iltima, y se detenfa en una poesia que comenzaba.con el verso «Quod vitae sectabor iter: , es decir: (Qué camino tomaré en la vida? En el Aecionari estan presentes, en cierto modo, todos los poemnas del libro de poemas; con esa tinica herramienta que es el diccionario, se podrian reconstruir todos los poemas, y aun todos los otros libros de cualquier materia, si solo se supiera ordenar adecua: damente les palabras. Toda la variedad de la literatura y de las Giencias se unifica, asi, en un tnico libro’. Y éste abarca © contiene en si no sdlo todos los poemas del otro libro del ‘Adtien Baillet La Vie de Monsieur Des-Cartes 2 volimenes, 1691. Halle tems el texto, hoy perdido, de las anotaciones de Descar ies titladas Opiza. Citamos segun Sophie Jame: La nat de songs de René Dexarts, Paris, 1998, p. 23 y 5s. El texto se encuentra en Oeure di Deseartes publiées par Charles Adam & Paul Tannery, Paris: Vriny 1096 (en adelante citadas como AT), tomo X, pp. 179- : 4. Sigmund Freud confima la intexpretacion de alos gue ofrecis artes, véase «Brief an Maxim Leroy Uber einen See eeeeeee, trad city pp. 3094 3095. Le sigue en esta confirmacion Alfonso Reyes: «Breve apunte sobre los suetios de Descartes» p. 13. Sophie Jama ofrece una detallads in fexpretacin, pero no psicoanaitca ni losofica, sino etnologiea: La mutt de sng te Rene Desartes Pass, 998; Rodis Lewis, op. eit, p, 299, nota 28 y siguientes, mensions etuio psicoanaliticos de’ M. L. von (discipulo de C. G. Jung) y otros. 4. Contra esta interpretacion, Genevieve Rodis Lewis Sophie Jama han soe igjedia que contuviese todas las ciencias Véase Sophie Jama, op. cit, pp. 70 y 299. INTRODUCCION 1K sueiio sino ~en el caso ideal de un diccionario perfecto~ todos los poemas posibles. Solo la selecci6n y el orden de las pala- bras constituye la diferencia entre las diversas poesias. Ese orden esta determinado, en la poesia, por ciertas relaciones necesarias de métrica y de sintaxis, de un modo similar acomo el orden de los conceptos, en la argumentacién logica, esta determinado por relaciones de dependencia entre ellos. Asi es como interpreta su suefo el mismo Descartes, quien, todavia dormido, «juzg6 que el Diccionario no queria decir otra cosa que todas las ciencias reunidas».* En los suefios de aquella noche aparece también ese verso significativo, que se referfa al camino que se iba a seguir en la vida’. Descartes interpreta este elemento como una referencia a la unidad de ciencia y sabiduria’. Como si dijéramos, retomando nuestro anélisis anterior, que no sélo los libros de poesia y de teorfa, sino también los libros de moral y de sabi- duria practica podrian reconstruirse con aquel diccionario Unico. Pero ahora nos conviene a nosotros notar la inclusi6n, enel verso, de la palabra iter, el camino: el método. Si coloca- mos esta palabra en el lugar central de nuestra lectura; si le adjudicamos a ella la importancia decisiva dentro de la frase, ntonces la pregunta sofiada se nos aparece como una pregun. \ta por el método. Podemos concluir, entonces, que asf como toda la inmensa variedad de los poemas y de los textos posibles puede retrotraerse al diccionario tnico, asi también todos los cono- cimientos posibles confluyen y se unifican en un tinico méto- 5. A. Ballet, op. cit, tomo I, p. 83. Cit, por Jama, op. cit, p. 26. AT X, 184, 6. Cl. Discours de la méthode, AT VI, 10. 7, Ibidem. Véase Euenne Gilson: Rene Descartes: Discours de la méthode. Texte et commentaire par Etienne Gilson. Paris, Vrin, 5ta. edicién, 1976, p. 158 x MARIO CAIMt do. Si esto es asi, podemos decir que este suefio vino a mos: trarle a Descartes la unidad de la ciencia, es decir, que todas las ciencias son una, y que el método para la adquisicién de todas ellas es un método tinico." Esta conclusién resulta confirmada por otro escrito de Descartes, las Reguiae ad directionem ingenii, cuya fecha de re- daccion puede suponerse hacia fines de 1628 0 comienzos de 1629." En la primera de aquellas reglas observa Descartes que en la vida humana corriente es imprescindible cierta especia- lizacion. El hombre que trabaja haciendo una tarea pesada con las manos, el que labra la tierra, dificilmente alcance a tener la delicadeza de digitacién necesaria para ser un virtuoso en Ta ejecucién de la lira. Y asi parece que pasara con todas las artes: cada una de ellas requiere que el que la cultiva, si la quiere cultivar de manera excelente, se especialice mucho y tenga que resignarse a ignorar y abandonar otras artes igual mente interesantesy valiosas. Indebidamente, por una analo~ gia impropia y apresurada, generalizamos esa pecesidad de especializacion propia de las artes mecinicas, y la trasladar mos al terreno del conocimiento tedrico. Entonces, nos figu ramos que ahi también deberiamos especializamnos, y resig- amos a ciertas ignorancias, porque nos parece que tal espe- cializacion es el tinico modo de alcanzar un progreso del sa suefio: el poema que 4. Otro de los elementos de este mismo suefio: el p comienza «Est et non, es analizado indirectamente por Angel Kivarez Gomez: El ractonalismo del siglo XVI, Madvid, 2001, pp- 2 a eertentes yp. Alvarer Gomer interpreta este porma (que jos comentaristas suelen vincular con un principio de filosofia Ihlagoriea) como In oposieign dinléetica de pensar y ser, que resul- tard superada en el cogifo (Alvarez Gomez, op. city p- 51). or la tradue 9. Octave Hamelin: Le systeme de Descartes. Citamos pi Gon de Amalia Haydée Raggio: £l sistema de Descartes, Buenos ‘Aires, Losada, 1948, pp. 3 INTRODUCCION xt ber. Esto es, segtin Descartes, un error que est basado en la equivocada suposicién de que hay muchas ciencias diferentes, separadas en compartimentos incomunicados entre si, mutua- mente excluyentes, tal como ocurre con las artes mecanic Es un error: la ciencia es una sola, y corresponde a una tinica facultad cognoscitiva, a una tinica raz6n. Esto tiene la inmen- sa consecuencia de que el ejercicio de esta tinica raz6n, aplica do de manera consecuente y suficientemente prolongada, nos llevaria al conocimiento de todo lo que humanamente pueda conocerse: no queda ni un rinc6n en el universo que pueda sustraerse al conocimiento. El universo entero esta al alcance del cognoscente que lo explora con la raz6n."" De modo que yano hay recintos de misterio, lugares inaccesibles, rincones remotos del universo que no se puedan aleanzar con el cono: cimiento racional; sino que el avance continuo por todo el Ambito de todas las ciencias, pasando por todos los conoci- mientos posibles, es algo tan inevitable, tan mecanico, tan natural como el contar y el ir progresando, al hacerlo, por los niimeros de uno a otro hasta Hegar a los que nos parecen mas remotos, y atin mas alld, porque ese progreso no tiene fin. La nica condicién para el progreso de un conocimiento a otro, es observar el orden de dependencia racional de los conoci mientos. Ante la magnitud de este descubrimiento, se entien- de y se justifica que haya caido Descartes en un estado febril 10. Contra esto ha sostenido Giambattista Vico que no se puede aplicar el método cartesiano al mundo civil (mundo de lo social y lo politico), donde slo hay verosimilitud, y no verdades racionales claras y distintas. Véase Damiani: «Las criticas de Vico a Descar- tes», pp. 46 y 47. Rey Pastor llega a sostener que si bien el metodo cartesiano es funcional en matematica, «no es aplicable a la reali- dad fisica, comp eja y proteiforme» (Rey Pastor, «Descartes y la Filosofia Naturals, p. 58); pero esto se debe, creemos, a la inter pretacién del método por parte de Rey Pastor y de otros fisicos experimentales, de la que hablaremos mas adelante. xt MARIO CAIMI de exaltacién; y se entiende también que al despertar, en la maiiana del 11 de noviembre, decidiese ir en peregrinaci6n al santuario de la virgen de Loreto para agradecer esta extraor: dinaria revelaci6n. En esta decision piadosa no podemos sino reconocer la conexion con Jo divino que tiene, para Descartes, este conocimiento recién alcanzado."! LA UNIDAD DEL SABER" ‘Asi, la consideraci6n de los suefios nos ha puesto ante el método cartesiano. Es probable que el orden histérico del de sarrollo del pensamiento cartesiano haya sido algo diferente del que hemos presentado aqui: primero descubre Descartes un metodo para todo problema geometric," luego descubre la unidad de las ciencias, y finalmente, en el Discours, se aleanza la generalizacion del método matemiatico, que se aplica a todas las ciencias, pues él es la «idea de una ciencia universal». for esta ciencia, nuestra naturaleza se eleva «a su maximo grado de perfeccién» (como dice en el Discurso), sin atenerse ya alos limites de ciencia alguna. Hemos dicho que ya en aquella primera de las Reglas para ladireccin de la mente, cuando Descartes hablaba de la unidad de la ciencia y la correspondiente unidad de la raz6n, comen- zaba diciendo que los hombres crefan, por experiencia, que habia que especializarse; que era imposible ser al mismo tiempo un virtuoso intérprete de la lira, y un labriego del campo. 71. Bsta conexién la admite el propio Descartes: Olympica, AT X p. 181. 72. Véase, sobre este tema, Ernst Cassirer: «Die Idee der «Einheit der Wissenschaft» in der Philosophie Descartes’», en: cnet Cassirer: Descartes. Lehre, Personlichkeit, Wirkung. (Stockholm, Hildesheim, 1978, pp. 39-68. ; 13. Beckman: Historia Des Carles ejusque mecum necessitudo. AT X, 331. 14. Asi Etienne Gilson: «Descartes en Hollande», p. 276. INTRODUCCION ill Veamos ahora la continuacién del texto de aquella regla I: Eso mismo creyeron también ellos respecto de las ciencias, y han pensado que, distinguiéndolas unas de otras segiin la di- versidad de sus objetos, era preciso procurar adquirir por separado cada una de ellas en particular, haciendo caso omiso de todas las demés. Y es evidente que en ello se han engafiado, Pues, supuesto que todas las ciencias no son nada mas que la sabiduria humana que permanece siempre una cidéntica por muy grande que pueda ser la diversidad existente entre los temas a los que se aplica, y que no toma de ellos mayor nime- ro de diferenciaciones que la que toma la luz del sol de la variedad de cosa: que ilumina, no hay necesidad de imponer alas mentes o espiritus ningin limite. Porque cl conocimiento de una sola verdad, como ocurre cuando se trata de la practi- ca de un solo arte, no nos aparta del descubrimiento de otra verdad, sino que mas bien nos ayuda a ello," Queda, de este modo, planteada la completa unidad del saber por encima de las diferencias de objetos y de las distin- tas ciencias. La raz6n es una, y su método es tinico. E] «buen sentido» -la raz6n, «la facultad de discernir lo verdadero de lo falso»~ no tiene grados, ni se presenta en ejemplares cualitativamente diferentes, que pudieran ser preferibles unos alos otros. Lo que.se nos presenta como variedades 0 grados de la luz natural, en realidad, son los grados de aprovecha- miento de los preceptos met6dicos; son los diversos grados de consecuencia, de cuidado, en la aplicacién de los preceptos met6dicos. «E] buen sentido es la cosa mejor distribuida del mundo: pues cada uno piensa estar tan bien provisto de él, 15. Regulas, 1, AT X, 360. Citamos por la edicién espafiola: Descar- tes: Reglas para la direcciin de la mente. Traduccién del latin, prélogo y notas por Francisco de P. Samaranch. Buenos Aires, 2da. ed., 1970, p. 32. xv MARIO CAM que aun aquellos que son los mas dificiles de contentar en toda otra cosa, no suelen desear mas delquetienen >"! En la cuarta de las Reglas para la direccion de la mente, Des- cartes define el método: En cwanto al método, entiendo por ello reglas ciertas y faciles cayaexacta observancia permite que nadie tome nunca como verdadero nada falso, y que, sin gastar indtilmente ning exfuerzo de inteligencia, llegue, mediante un acrecentamiento ciencia, al verdadero conocimiento de gradual y continuo ¢ © todas las cosas que fuese capaz de conocer: LA MATEMATICA UNIVERSAL El progreso del conocimiento mediante el uso de Tarasén no puede basarseen lo que los elementos por conocer tenga de pecalir, sino que debe basarse en To que los elementos por conocer y los conocidos tengan en comin, Reconocemos aqus aquella mosificacion de le actitud ante el conocimiente, ae encontramos en autores renacentistas ~particularmen ee Galileo-, y que consiste en la renuncia a conocer aquellas formas substanciales en las que se basaba, paralaclencis me dieval, lo propio y distintivo de cada cosa."* Para la nue 16. Discours de la méthode, AT VI, pp. 1 y 2. cr spa Bion m forismo CXXII: «Pues mi método para descubr rer casi Mos eon y no deja mucho al descollamiento individual, resolviendolo todo por reglas y demostraciones muy. firmes yprecisas» (Cit. por Hamelin, op. cit, p. 41s citames & Bacon por la traduccion de Clemente Hernando Balmori, nos Aires, 1949, p. 161). 17, Regulae, 1, AT X, 371 / 372; trad. cit, p. 46. a 18, «Hay fanciones individuales y particulars, propias de cada cons natural individual, tal como el razonas, para_Tos seres humanos; el Telinchar, para los caballos; el calentar, para el fuego, y asi a dems, Pero esias fonciones no se originan en la materia | for iguiente, deben originarse en la forma substancial». Gilson sornthen emtsien sec. 209, Cit, por Daniel Garber, op. cit, p. 86 INTRODUCCION xv ciencia no podemos conocer esta intimidad de las cosas, esta peculiaridad que cada cosa no comparte con ninguna otra. En cambio, si son el objeto propio del conocimiento aquellas ca- racteristicas que los objetos tienen en comin. Lo que tienen en comin todos los objetos es que son cuantitativamente astudiables y que pueden ser ordenados en ordenes naturales 0 artificiales."” Lo comnin a todo lo conocido y a todo lo des- nocido que pudiéramos encontrar es, entonces, el orden y la magnitud. La Regla I4 dice que la deduccién se basa en que puedo pasar de un elemento conocido a otros que no son toda- via conocidos, gracias a lo que los elementos ~tanto los cono: cidos como los desconocidos- tienen en comtin.” Es decir, la decuccién progresa gracias al orden y a la medida (o la canti- dag), que son lo que todos los objetos posibles del conoci miento tienen en comin: [E]n todo razonamiento, es por medio [...] de como conocemos la verdad de una manera e notar que las comparaciones reciben na comparacion cta.[..] Hay que a deno ples y evidentes solamente en todos los casos en que Io que s busca y lo que es dado participan igualmente de una cierta naturaleza." La homogeneidad, aquello que tienen en comin los obje- tos conocidos y los por conocer, muchas veces no es evidente y debe ser producida o preparada por el sujeto que quicre conocer.” El investigador tiene que hacer artificialmente una 19. El método matematico se reduce, en su esencia, al orden de las razones, segiin Jean Laporte: Le rationalisme de Descartes, pp. 9 y 10. Véase sin embargo, a continuacién, la advertencia de Luis Avenas (ldentidad y subjetividad, p. 71) sobre las ecuaciones y Ia identidad 20, Regulae, XIV, AT X, 438 21. Regulae, XIV, AT X, 439 y 440. Modificamos levemente 1a taduccién de Samaranch, pp. 123-124. 22. Regulae, XIV, AT X, 440. Trad. cit, p. 124. Comparese Cassirer: El problema del conocimiento, tomo I, p. 46: XVI MARIO CAIME preparacion de los objetos, de modo que éstos uedan some: terse a la regla metédica que exige que los objetos sean k mo géneos, para que sea posible el ejercicio de la dedueci6n. B modo en el que se prepara el material cognoscitivo pare ue se lo pueda estudiar deductivamente, es decir, el mo ode hacer salir a la luz aquellos elementos que todo objeto posible de conocimiento tiene en comtin con los objetos ya conoci- dos, es la matematizaci6n del objeto: la reduccion del objeto de conocimiento a unos términos cuantitativos con los que se de manera matematica. PT ntematizaionalague nos eferimos now te sn embargo, solamente sobre los objetos aislados, sino principal- mente sobre los problemas que se trata de resolver. En ee terreno de los problemas, matematizar consiste en expresar e problema en términos de una ecuacién. Luis Arenas ha ol se vado que ala mathesis universalisle pertenece un momento © identidad, por el cual los elementos del problema. se fispones en una ecuacion. La matemiética universal busca asi las ident dades subyacentes en la pluralidad aparente de los fenémencs para estudiarlos a éstos por medio de ecuaciones." Por tanto, a esencia de lo matematico, ademas del orden y la medida, abarca «la identidad y la proporcion».* EXTENSION UNIVERSAL DEL METODO Cuando Descartes descubri6 en 1619 la unidad de la cien cia, tenia 23 afios. A partir de entonces, se puso a desarrollar el método correspondiente a esa intuici6n fundamental obve nida en el suefio. Las reglas del método que va encontrando Jas aplica en distintos campos del saber. El resultado de esto es 23, Arenas: Identidad y subjetividad, p. 61. 24. Arenas, op. cit, p. 71 INTRODUCCION XVI una obra en latin que debfa tener tres partes: las Regulae ad directionem ingenii (Reglas para la conduccién del espirity)® Emn- pez6 a escribirla ya en 1619 y los estudiosos dicen que en la versin que conocemos debié de haber estado redactada a mas tardar en 1628." Descartes abandon6 en algtin momento la redaccién de las Regulaey la sustituy6 por algunos pocos pre-~ ceptos mucho mas simples y faciles, que son los que aparecen en el Discurso. EI plan de las Reglas preveia su desarrollo en tres partes: una primera parte dedicada al conocimiento de las naturale- zas simples; una segunda parte dedicada al conocimiento y la resolucién de problemas perfectos, es decir, problemas tan exacta y precisamente determinados que ya en el planteo mis- mo estaban todos los elementos para su solucién (por ejem- plo, los problemas matematicos); y la tercera parte, que qued6 inconclusa, iba a dedicarse a la resolucion de problemas im- perfectos, es decir, de aquellos problemas para cuya resolu- cin no son suficientes los elementos comprendidos en su plan- teo, sino que se requieren otros datos y conocimientos que no podriamos prever a priori Lo mis interesante de este texto de las Regulae, para los fines de nuestra exposicién, es esa tercera parte no escrita, que iba a contener la aplicaci6n de las reglas del método a la re solucién de los problemas imperfectos. La concepcion de esta tercera parte, aunque no Ilegase a desarrollarla, muestra que Descartes entendia que el mismo método que sirve para la resolucion de problemas matematicos, deberfa poder eplicar- seala resolucién de problemas de cualquier otra clase (inclu- 25. Publicadas en 1701, en las Opera posthuma, Amsterdam. En: Ocuores de Descartes publiges par Charles Adam & Paul “lannery, tomo X. Paris : Vrin, 1996, ocupan las pp. 349-488. 26. Octave Hamelin: Le systeme de Descartes, p. 56. XVII MARIO CAIMt so los problemas empiticos).” Observamos aqui una exten- sién y universalizacin del método matematico, que resulta identificado con el método en general, y con la estructura misma de la razén cognoscente o luz natural. Llegamos asf a Ia concepcién de una matematica universal. Esta no se aplica solamentea los problemas que se trataban en la segunda parte de las Regulae ~a los problemas perfectos que la matematica plantea y propone, es decir, problemas integramente determi- nados en sus términos y de solucién completamente determi- nada- sino que se aplica también, como hemos dicho, a los problemas imperfectos, propios del saber en general. Se bo- rran aqui |os limites del método matematico. Es la misma raz6n la que esté operando de manera restringida en el trata- miento de problemas matematicos, y la que puede y debe ope- rar, sin restricciones, en el tratamiento de cualquier otro tema que pueda ser accesible al conocimiento humano. Ese descu- brimiento, esa intuicion que tiene una fecha en la vida del autor, es lo que por ahora justifica la extensién del método matemiatico. El método es, pues, el mismo que el de la matemitica; Descartes coincide aqui con Galileo." La matemitica deja de 27. Sobre la matematizacién, por la cual un problema imperfecto se convierte en perfecto, ver Patricio Grau: «El problema de Des- cartes y la experiencia, p. 229. 28. «La filosofia & scrilta in questo grandissimo libro che continua- mente ci sta aperto innanzi a gli occhi (io dico luniverso), ma non si pud intendere se prima non simpara a intender la lingua, e conoscer i caratteri ne’ quali @ scritto. Egli @ scritto in lingua matematica, ¢ i caralteri son triangoli, cerchi, ed altre figure geometriche, senza i quali mezzi € impossibile a intenderne umanamente parola; senza questi @ un aggirarsi vanamente per un oscuro laberinto Galileo: I Saggiatore, p. 184. Sobre las con cordancias y diferencias del pensamiento de Descartes y el de Galileo véase Lidia Peradotto: «Descartes y Galileo», y Tedfito Isnardi: «La Fisica de Descartes», citados en nuestra bibliografia. IntRoDUCCION XIX limitarse, entonces, a algunos objetos propios de ella: a los mimeros, a las cantidades y a las relaciones, para ampliar su aplicacién a todos los objetos cognoscibles: a todo lo que pue da ser er. general cuantificable w ordenable. No sdlo la canti- dad sino el orden (un orden que no depende de las cosas, sino que depende del que las conoce: un orden del conocimiento), esuno de los elementos esenciales de esta matematica univer, sal. La matematica universal no tiene un contenido determi- nado: todo es contenido de ella. Algunos de los criticos cientificos de Descartes (Isnardi, Rey Pastor) tienden a entender los preceptos del método coma procedimientos de investigacién cientifica que pretendieran sustituir a la observaci6n, la medicién y la experimentacién.” No advierten que el grado de generalidad de esos preceptos €s mucho mayor que el de cualesquiera indicaciones proce- dimentales; que en el fondo, el método no es mas que una codificacién de las leyes de la raz6n. Esta podra aplicarse lue- 0 problemas que exijan observaciones; y también es cierto que Descartes mismo la aplicara mal, y que pretenders poner deducciones basadas en Ptincipios metafisicos, alli donde con- venia poner observaciones, experimentos y mediciones. Pero esto no debiera distraernos del punto fundamental: el descu- brimiento de una especie de razén (la razén geométrica, o matematica) que, siendo una, abarca y puede abarcar toda la variedad de los conocimientos posibles, reduciéndola.a leyes racionales primitivas,” 29. Por eso, confunden el cuarto precepto con la indicacién de sfectuar siempre una induccion completa: Rey Pastor, p. 58; Isnardi, p. 99, 30. Se ha observado que son dos los motivos principales de la filosofia cartesiana: Ja «afirmacién de la razén como criterio fun. damental de verdad y fuente principal de conocimiento, y [el] des. cubrimiento de la conciencia como realidad primera y punto obliga: do de partica del filosofar (Frondizi: «La filosofia cartesiana y el xx EL METODO, PUNTO DE PARTIDA DE LA REFLEXION Una vez que hemos puesto al método en el lugar central del pensamiento, ya no podemos considerar conocimientoa cual- quier informacién, sino solo a la que haya sido obtenida de acuerdo con una elaboracidn del objeto, tal como la hemos descripto. Sdlo esos conocimientos son legitimos; s6lo ellos pueden integrarse en una ciencia. Las verdades que pudiéra mos llegar a conocer por mero azar, por muy importantes y profundas que fueren, serian, en realidad, completamente su- perficiales, y carecerian de valor como conocimientos. De nada nos vale acrecentar de manera caética el contenido de nuestro conocimiento, Obtenemos el conocimiento més intimo posi- ble delas cosas, no cuando las conocemos de casualidad y por ar, sino cuando las conocemos de manera metédica. Sélo en ese caso llegamos a la verdadera esencia de ellas. El camino para alcanzar el conocimiento es mucho mas importante que el contenido de uno u otro conocimiento que pudiéramos tener. Sélo el camino (el método) nos asegura fehacientemente que el conocimiento que tenemos es, efectivamente, conocimiento y no ilusién, Sélo la observancia de los preceptos del método ‘garantiza la solidez del saber. El método queda colocado asi en el punto de partida de la reflexi6n filosofica cartesiana. EL METODO REQUIERE UNA FUNDAMENTACION MAS PROFUNDA Descartes reconoce que su satisfacci6n por el método que ha hallado podria ser engafosa: «Sin embargo, podria ser que me engafiase, y que lo que tomo por oro y diamantes no sea Discurso del método», pp. LXXIX y siguiente). Si bien desarrolla- remos aqui principalmente el primero de estos motivos, el segun- do se impondra en nuestra exposicién por su propia importancia. INTRODUCCION Or mis que un poco de cobre y de vidrio. Bien sé cuan sujetos estamos a equivocarnos en aquello que nos ataiie, y también, cuan sospechosos deben sernos los juicios de nuestros amigos, cuando estan a favor de nosotros». «Puede ser que me enya. fe» Es decir, todavia no tenemos ninguna garantia de que este método que se nos ha presentado en forma de unos sue- fios y de una intuicion fundamental~ no sea mas que eso: una especie de suefto, una intuicién de un valor enteramente res- tingido al sujeto singular que la pose. Quiza el método re- sulte, incluso, enteramente inaplicable. En este momento de la argumentacion no tenemos todavia ninguna garantia de que no sea asi. Asilo reconoce aqui el autor. Todavia el método no es més que un acontecimiento en la vida del sujeto singular Descartes, una intuici6n, una ocurrencia que ha tenido y que leha servido para desarrollar algunos conocimientos, pero no puede darsele una validez definitiva y universal hasta que no selo haya examinado y fundamentado en principios primeros eindudables. Todavia falta hacer esa fundamentacion metaft. sica del método. En las Meditaciones metafisicasse encuentran y se establecen los primeros principios metafisicos que van a permitir funda. mentar de una manera definitiva y radical la reflexi6n cartesiana sobre el conocimiento. Las Meditaciones metafisicas se insertan en un contexto més amplio, que es el tema general del méto- do.*! Son, por una parte, la primera aplicacion de los precep- 31, Octave Hamelin adopta un orden diferente del nuestro, en su exposicion de la filosofia de Descartes, y pone la metafisica al comienzo (Octave Hamelin: Le systéme de Descartes, op. cit., trad. cit, P. 29 ss.). Asi debe ser, sin duda, en una exposicidn sistemitica sintética, Pero nos ha parecido mas conveniente para la exposi- cin, y més cercano al pensamiento cartesiano, tal como nosotros Jo entendemos, poner al método, o mas bien, a la razon natural, en ellugar central, y darle a la metafisica la funcién de fundamentacion dtima de aquélla. El método es, para Hamelin, «una propedéutica 2a MARIO CAIME tos del método y, al mismo tiempo, son la fundamentacion de Ia validez de la luz natural de la razén. Con ellas, el método adquiere una legitimidad radical ¢ irrefutable. S6lo con esta fandamentacién metafisica el conocimiento se convierte en ciencia en sentido estricto, dejando de ser una mera opinion muy probable.” Es imprescindible Hevar a cabo esta fundamentacién, pues hasta ahora veniamos admitiendo la validez del método por una raz6n tan vaga como la del suetio del 10 de noviembre.” INTUICION Y DEDUCCION El progreso del conocimiento consiste, asi, en integrar en un tinico sistema racional del saber, regido por un método tinico, todos los saberes parciales de las ciencias particulares lop. 5) ra parte, el método y Ja metafis filossfica» (cp. cit, p. 116); por otra parte, el mat : tienen, en el precepto primero, una. shave comin» lp te pi Por su parte, Etienne Gilson parece dar algtin sustento a m peste tesis coando sostiene que todo el Proposito de las Mel ne etafivieas es shacer aceptar discretamente os principios de la cer eanae Goons Bae tar Tele We le pede mia dons formation du systime cartésien, p. 210). De manera semejante, Daniel Garber: «Semel in vita», pp. 83, 92 y 98, considera que las Medita ciones ‘son la fundamentaci6n de una fisica contraria a la de la escolastica aristotélica, y no solamente una refutacién del escept cisme. Conta nuesta interpretacién, ente otros, Georges Dicks op. cit., pp. 3-4: el propésito de las Meditaciones es establecer algi absohitamente cierto 7 , tal punto que quien no hubiera demostrado Ia existencia de Dios no podria tenerun conoeimiento lero mi sun de fe verde des de la geometria (Srcundae Responsiones, AT VII, 141) Sontra esto, dice Jean Laporte que «desde su entrada en esce: na, el método hos hace descubriv Iz verdad de todos sus postle dos». Pero el mismo autor dice esto porque incluye en el método su fundamentaci6n metafisica a partir del cogito. Véase Jean Laporte: Le rationalisme de Descartes, p. 19. INTRODUCCION Jot Este progres del conocimiento se efectia por dos actividades del espiritu que Descartes distingue en las Reglas para la con- duccién del espiritu: «S6lo dos vias se abren a los hombres para conocer una verdad cierta: la intuicién evidente y la deduc- cion necesaria»." Estas dos actividades del espiritu no son mas que el uso espontaneo de la raz6n natural.” La intuicién es una inspeccién inmediata del espiritu que tiene por objeto las naturalezas simples, es decir, aquellos ob Jetos para cuyo conocimiento el cognoscente puede valerse de conceptos o representaciones que sean a su vez simples, No puede haber error en este conocimiento intuitivo; el conoci miento intuitivo abarca de una sola vez, instanténeamente, ‘odo su objeto de una manera clara y distinta y no da ugar a ningiin error. La caracteristica propia del conocimiento intui tivo es la evidencia.™ Pero no todas las naturalezas son natura- lezas simples. Muchos de los objetos de conocimiento son extremadamente complicados, y s6lo son accesibles a parti de una larga cedena de condiciones que conducen a ellos. En este aspecto de nuestro conocimiento se aplica la otra activi dad del espiritu, es decir, la deduceién Por deduccién «entendemos toda conclusion necesaria deri- vada de otras cosas conocidas con certeza»."” Esta conch se efecttia por un movimiento continuo e ininterrumpido ion del HM. Regulas, XI, AT X, 425. Igualmente Regulae, 111, AT X, 368. 45.Gilson, op. cit, p. 195 y sig. 56. Regulac, VIN, AT X p. 394, y Regulae XII, AT X 420: En cuanto nuestro fensamiento alcanza algo de una naturaleza sim Ple ya de ello debemos concluir que la conoce toda enteray pues Si no fuese asi, no podria llamarse simple, Aquella naturalezs en la que hay algo que conocemos, y también algo que ignoramos, Por eso mismo es una naturaleza compuesta. (Cit, por Laporte, op. cit, p. 26.) 47 Regulae, WW, AT X, 369; trad. cit, p. 44,

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