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Lo primero que debemos preguntarnos es si existe la llamada Pos- dernidad y, en caso afirmativo,cudl es sv significado. Es un con to o una prictica?, una cuestin de estilo local?, un nuevo peri- o7, guna fase econdmica? ;Cules son sus formas, sus efectos, su ar? {Estamos en verdad més all de la era moderna, y en una épo- (digamos) postindustia!? : * Los ensayos que componen este libro se ocupan de éstas y muchas 1s cucstiones, Rosalind Krauss y Douglas Crimp definen el pos ernismo como una ruptura con el eampo esttico del moderismo. egory Ulmer y Edward Sai se ocupan del «objeto dela poseritica» la politica de Ia interpretacin. Frederic Jameson y Jean Baud. nl perticularizan el momento posmoderno como un modo nuevo, quizofénico», de espacio y tiempo. Otros, entre los que se en. ran Craig Owens y Kenneth Frampton, entarcan su origen en el fede los mitos madernos del progreso y la superioridad. Todos eriticos, excepto Jingen Hahermas, comparten una ci ecto de la modemidad es ya profundamente proble He aqui, pues, una coleccién de textos brillantes y pi 10s compuestos por autores del mayor prestigio intemmacional y que entan aclarar uno de los conceptos mas significaives de nuestro mpo Un msayo ® J. Habermas, E, Said, LA POSMODERNIDAD J, Habermas, J. Baudrillard, _E. Said, F. Jameson y otros LA POSMODERNIDA Edicion a cargo de a Foster ‘OTROS LIBROS KAIROS: ‘tia YSoautacno Tike nba demas” = lem enim eget ‘non Stimeme gu ead yn rein. APOCALIFSS Yo METABIOREFOSI eae ent rd ‘rn cra ee dt sen nro ‘Seo erie i ee ae Seca oe sl pm aver ord oe RSAYES SOREL DFSORDEN aac ey a ga oc lay qr hen See bse Enuinngeaeesotines En eagerness neh ie names enn ‘either chert ta Sap eres ete em ieee er EE mime een remo ‘in beer nr eget ot ai on sy an fot coat Dit Gobo eA Tsuna Pebucadr ede pei, Sei nat mi bx eis [hep mara fg, Pogo AF in Bray tee Abpeie| Bucci MO LA POSMODERNIDAD Jean Baudrillard, Douglas Crimp, Hal Foster, Kenneth Frampton, Jiirgen Habermas, Frederic Jameson, Rosalind Krauss, Craig Owens, Edward W. Said, Gregory L. Ulmer LA POSMODERNIDAD Seleccién y Prélogo de Hal Foster editorial kK Numancia, 117-121 (08029 Barcelona “Tal eign THE ANTE AESTHETIC. {ESSAYS ON POSTMODERN CULTURE “tae: la Fe © 1859 sav PRESS 1985 ty Eda! Ka A Prine tel: Ost 1985 Sipina ee Die 208 ‘Depo ea 82002008 erocuposl: ep, afr 2.0008 Bareonn neath y neuter, la 8), 0019 Bareana ‘omni iad bs ‘Rac eta sor igs rt ce st pe fessor a CADRG Ke pe rot Hopton ee) Sch ncn sr np on ie. wes Soe “Bless. Introduccién al posmodernismo Hal Foster Lo primero que debemos proguntamnes es si existe el amado posmodemismo y, en caso afirmativo, qué signifies {Es un concepto o una practica, una cuestion de estilo local, todo un nuevo periodo o fase scondmica? {Cusles son sus ormas, sus efectos, su lugar? {stamos en verdad més all de la eta moderna, realmente en una época (digamos) pos- ‘industrial? Los ensayos que componen est libro se ocupan de éstas ymuchas otras euestiones. Algunos erticas, como Rosalind Krauss y Douglas Crimp, definen el posmodernismo como ‘una ruptura con el eampo estético del modernismo, Otros, como Gregory Ulmer y Edward Said, se ocupan del «objeto Ge Ia poscritica» y la politica de la interpretacion en la actualidad. Algunos, como Frederic Jameson y Jean Bi drillard, particularizan el momento posmoderno como un mode nuevo, «esquizofténico» de espacio y tiempo. Otros, entre los que se encuentran Craig Owens y Kenneth Framp” ‘on, enmarean su origen en el dective de los mitos modernos ‘el progreso y la superioridad. Pero todos Js eritioos, ex- gota Jurgen Habermas, enen una ceeaeaen comin: Pero a pesar de los asaltos de pre, antl y posmodernistas or igual, el modernismo como prictica no ha fracasado, Por el contrario: el modernismo, al menos como tradiciéa, hha «ganado», pero la suya es una victoria pirrica que no se 7 diferencia de la derrota, pues ahora el modernismo ha sido absorbido en gran parte. El modernismo fee inicialmente un ‘movimiento de oposicidn que desafié el orden cultural de a burguesia y Ie wfalsa normatvidad (Habermas) de st his- toria. Hoy, empero, es la cultura oficial. Como observa Jameson, somos nosotros quienes lo mantenemos: $US pro- ducciones, ottora eseandalosas, estan en la universidad, en el museo, en la calle. En una palabra, ol modernismo, como escrbe incluso Habermas, parece muerte ie estado de cosas sugiere que solo exvediéndolo seria posible salvar ol proveeto moder. Este es el imperativo de fran parte del aro vital en la actustidad,y es también uno de los incentivos de este libro. Pero, ceémo podemos exce- To modesna? {Como podemos romper con un programa {ie onviere la crsis en un valor (maderaismo), 0 pro- fresa mis all dela era del Progreso (modernidad), 0 tans- rede a ideologia de lo transresivo (vanguardismo)? Po Ariamos dese, con Paul de Mai, que cada periodo sue ua ‘momento «moderna», un momento de crisis o ajuste de cuentas en el que como perlodo se cabibe, pero esto es considerarlo modemo akstorieament, casi como ine cate- sori. Cierto quo la palabra puede haber «pordido una referencia fia hstrica» (Habermas), pero la ideologia no fl modarnismo es una construceion cultural que se basa en condiciones especifiens; tiene un limite historio. Y uno de tos motivos de estos ensayos es trazar ess limite, seSalizar nuestro cambio, ‘Un primer paso es, pues, especiticar lo que pueda ser la modernidad, Su proyecto, eserive Habermas, ot el mismo due el de i lustracion: desarrollar las esferas de la ciencia, Ja moralidad y el arte «de acuerdo con au lien interna». Este programa sigue en vigor, por ejemplo, en el moder: nismo de posguerra otardio, con su acento én la pareza de cada arte la autonomia de la cultura en su conjuato, Pot Fico que fera en otro tiempo este proyecto disciplinario—y apremiante, dadas las incursiones del kitsch por un Lado y el {mtbito universtaro por el oo— lege sin embargo a osct- recer le cultura, «reficar sus formas, hasta tel punto que 8 006, al menos en el arte, un contraproyeoto en forma de anguardiaandrguica (acuden ala mente especialmente el dadaismo y el surrealismo). Este es el «mademismo» que Habermas opone al «proyecto de modemidad» y descarta com tna negaciOn de todas las esferas salvo una: «Nada {queda de un significado desublimado o una forma desestruc- {rada; no se sigue un efecto emancipatorion “Aunque reprimida en el modems taro, eta crevueta surealista» reaparece en el arte posmodemista (mas bien Se reafirma su critica de Ia representacion), pues el mpera- tivo del posmodernismo es tambien «cambia el objeto mismo». Asi, como eseribe Kraus, Ia prictica posmoder- rista «no Se define en relacion con un medio dado... sino mas bien en relacin con las operaciones logicas en una serie de términos culturales». De este modo he carmbiado la inisma naturaleza del arte, y tambien el objeto dela criti ‘como observa Ulmer, ha ganado fama una nueva prictica ‘paraliterariay que disuelve la linea divisoria entre formas ‘reativas y ritcas, De la misma maners se rechaza a vieja ‘oposicion entre teoria y practice, y especialmente, como spunta Owens, Ia rochazan los artistas feministas para quienes la intervencién crtice es una necesidad tactica, politica. El discurso del conocimiento no results menos tfectado: como eseribe Jameson, han emergido nuevos ¥ sextaordinarios proyectos en medio de las dseiplinas aca démicas. «{Hemos de considerar la obra de Michel Foo. taut, por ejemplo, como filosofia, histori, teria social 0 clenci politica?» (Lo mismo podriamos preguntarnos dela scritica literaria» de Jameson o Said) ‘Como atestiua ia importancia de un Foucault, un Jacques Derrida 0 un Roland Barthes, el posmodernismo es difeil de concebir sin la teoria continental, en particular el es- tmucuralsmo y el postestrcturalisme, Ambos nos han lle vado # reflexionar en Ia cultura como un corpus de c6digos oomitos (Barthes), como un conjunto de resoluciones imagi- nari de contradicciones reales (Claude Lévi-Strauss). A esta lz, un poema o un cuadso no resulta necesariamente rivlegiado, y es probable que el arcfaclo sea tatado ‘menos como obra eh términos modersistas nico, simbo- 9 lico, visionario— que como un fex1o en um sentido postno- demista, «ya escrito», alegorico, contingent Con’este modelo ‘textual, resulta clara una estrategia postodernista: deconstruir el modemnismo no para ence- ‘taro en su propia imagen sino afin de abririo, de reeseri- birlo; abrir sus sistemas cerrados (como un museo) a la ciheterogeneidad de los textos» (Crimp), reescrbir sus téo- nicas universales desde el punto de vista de las «contra dligciones sintéticas» (Frampton... en una palabra, desafiar sus narrativas dominantes con el «discurso de Ios otros» [Owens)) Pero esta misma pluralidad puede ser problemética, pues el modernismo se compone de muchos modelos tnicos (D. HL. Lawrence, Marcel Proust...) ¥ entonces «habra tantas formas diferentes de posmodernismo como existieron mo- {dernismos plenos en su lugar apropiado, ya que los primeros son al menos reacciones inicialmente especticas y locales contra esos modelos» (Jameson). Como resultado, estas formas diferentes podrian reducirse ala indiferencia, a des- cartar el posmodernismo consideréndolo relativism (de la tmisma manera que el postestructuralismo se desdena como lanocién absurda de que no existe nada «fuera del texto»). Creo que deberiamos ponernos en guardia contra esta com= binacién, pues el posmodemismo no es pluralismo, la no- cion quijotesca de que ahora todas las posiciones en la cultura son abiertase iguales. Esta creencis apocaliptica de que nada marcha, de que ha legado el «fin de las ideologias» rho es mas que ei reverso de Ja oreencia fatal de que nada funciona, que vivimos bajo un «sistema total sin esperanza de roctficzcidn, la misma aquiescencia que Ernest Mandel denomina la «ideologia del capitalismo tardio»,. Esta claro que cada posicion sobre el posmodernismo 0 enel interior de éste, esti marcada por «afiliaciones» (Said) ¥ programas historicos. Ast pues, la manera de concebir el posmodernismo es esencial para determinar la manera en {que representamos el presente y el pasado, en qué aspectos se have hincapié y cudles se reprimen, pues iqué significa periodizar desde el punto de vista del posmodernismo? zAr- fgumentar que la nuestra es una era de la muerte del sujeto 10 (Gauiard) 0 deta perdi de Ins narratives dominantes {wers) amar ve vvimos enna sostedad de consumo tho hice dite a poscion Uateron) oes medio de una fedora ena que las humaridades som resimente Snsles (Seid)? Tals ideas ‘no son apocalptas indi Sesarolo dsiguals, no ruptras tetas y nuevos dempos {falverla mejor manera de conesbirel potmodernismo see, pues i de considrario como an cout de nodes eves F aniguos, cultures y econdmics, el no eneramente Zutonomey lo no dl odo determina, yd To inte feos ieridos en sin, Esto, pr lo menos cara et e- gyama de este co: dealigat Tas formas caturales las feuciones sociales emergentes (meson) y arguments la importance hacerlo ‘uturalient, laclso ahora existen posiciones esan- datiendasscorea del ponmoernismo: es posible spayat a fst como popllsta yatacar al moderismo como eit, porelcontari, apoyar al modrsismo como eltista cow. Sietindolo cultsra propiamonte dicha~ y atacar el por- mmoertismo como mero itch. Lo que als opiniones fiejan es qe el posmoderiso se considers publica: mente (sin duda con relacion a la anquitectura moderna) como un gio necesaio hacia Ia wtradilonm, Ast puss, eso bosquar revement on posmodemivma de epost Gi, alco que ania este Iiro ia politica cultural existe hoy una opsicon bésea entre sn poxmoderismo que se popot desonst el no {misma yoponsae al status gu, yun pomoderismo ge tepdia prmeo clog lsegndo! wa posmodemisna de resistencia otra. do teaeign Estos ensayos se ocupan “Piatpatments del primero, de a deseo de cabins bj ‘by su conexto social El posmoderisne de reaein sco aunque no es ico, fe singulariza dis asl denis, Este repudo,cuyos vooeros “is rides tl er sea los neoconversadores pero ve tnoonts eco en odas pate, enualgio: ome are menta Habermas de modo convncene, lu ieoconGere ee a ales prices culturales a) dé. To8_ miles. sock (eoderizacion). Con esta confusion de causa y efecto, la cultura vadversariay se demuncia incluso mientras se arma el status quo econdiico y politico... propone, en efecto, una nueva cultura «afirmativay En consecuencia, la cultura sigue siendo una fuerza, pero principalmente de control socal, una imagen gratuita te ada sobre el rosiro de la instrumentalidad (Frampton). Asi este modernismo se concibe desde un punto de-vists terapitigo, porno decir cosmético:comio un retorno a las Tdades dé la tradicion (en arte, familia, religion... El Tmodemismo ceduce a tn estilo (por ejemplo, ef «lorma- lismo» o el westilo internacional») y se condena 0 suprime ‘totalmente como un error cultura; s€ sluden los elementos: ‘re ¥ posmodemos y se preserva la tradiciin humanists. Pero, tqué es este Fetorn0 sino und resurreccion de las ~ ‘radiciones perdidas contrapuestas al modernismo, un plan maesiro impuesto a un presente heterogeneo? ‘Vemnos, pues, que surge un posmodernismo de resistencia como una contraprictica no sdlo de la cultura oficial del modernismo, sino también de la «false normatividad» de un posmodemismo reaccionario. En oposicién (pero no sola- mente en oposicion), un posmodernismo resistente se inte- resa por una deconstruccion critica de la tradicién, no por ‘un pastiche instrumental de formas pop o pseudohistoricas, ‘una critic de los origenes, no un retomno a éstos. En una palabra, trata de cuestionar mis_que de explorar_csdigas_ ales. explorailos mas que ocultaraliasiones sociales “polities. [Las ensayos que siguen son variados. Se tratan en ellos numerosos temas (arquitectura, escultura, pintur, fotogra- fia, misica, cinematografia...), pero como précticas trans- formales, no como categorias ahistoricas. Se emplean asi muchos imétodos (estructuralismo y postestructuralismo, psicoanalisislacaniano, critica feminista, marxismo...), pero ‘como modelos en confcto, no como «enfoques» diversos, Jurgen Habermas plantea los problemas bisicos de una illura heredera dé la Tustracidn, de modernismo y van- guardia, de una modernidad progresista y una posmoder- nidad reaecionaria, Afirma el rechazo moderno de la «nor 2 ativan por previene contra Ins eelses oegacionesn, Al Mimo daapo, dentncia el antinodernisme, (necsonaer Tajo) came rescconario. Opuesto tant gla e¥olision {lomo al reaceion,sboga pana nueva apropacion ern “Erpiojesin. Sp clea sentido, sin embargo, eta cca contradice la eqs una cris quo Keaneth Frampton considera con es foots ale erquicetura moderns, La uopioiaplicita on la Frostracion y programaien on el modernism ha conducigo Zin atistroe os telidos de las culluras no accidentals Sesqarados,Incindad ocldental edida ala mogalOplis {los anultectos poamodemos tenden a responder superf- Cialmente, con un tenmascaranienton poplista, un van gputdamo»eslisicoo una retrada en cddgoshermétcas. ie cambio, Frampton pide una mediacion ence de las forans de in eivilzacion modema y i catora local, una decontrccion muta dole tenis niveslesy 10 A bios regionals sis de la moderidad se sin sadicalmente a finales. _ ges A Snventayprincipios de los sesentn, cl moe fe ladon Peper como nue ead ain boy es abet de conflict idols (eobre tooo ULiterizacén): Si esta crisis se experiments como una reblion de ciluras enleriores, no extavo menos marcada por una roptura de ia cltra interior, incso en sus dom hos més excusivs, por ejemplo en escultra. Rosalind Kins dtalla como la lope de In excultura moderna oj en los aioe sesenta a su propia deconstucciony a ie del orden moderna de as ates batadat ene orden ea Tsimcion de lols ditoncadas eutdnomes. Ar fumenta que hoy la eseultura existe solo como un término Extn ecampo ekpandidos de forme, todas devadat eo {rctialmente. Evo, para Krause, constiaye In rvptura postmodernist: are Soncebido desde! punio de vsta de Structure, nodal medio, orentado al spunio de vata cl. tua También Douglas Crimp plante te existenia de una ruptra enel modeismo, en conereto con su definicion dat plano de representcio, Ea a obra de Robert Rauschenberg B ¥y otros, 1a superficie «natural, uniforme, de Ja pintura modernista es desplazada, mediante procedimientos foto- srificos, por ol emplazamiento completamente acultural, textural, de la imagen posmodemista. Crimp sugiere que esta ruptura estética puede sefalar una ruptura epistemolé- gica con la misma «tabla» o archivo» del conocimiento moderno. Esto es lo que explora con respecto a la moderna insttucion del musco, cuya autoridad descansa en una pre- suncién representacional, una «ciencia» de orjgenes que no se somete a escrutinio, Asi, afirma, la serie homogénen de ‘bras en el museo est amenazada en el posmodemismo por 1a heterogeneidad de los textos. Craig Owens tambien considera el posmodernismo como ‘una crisis de la ropresentacion occidental, su autoridad y sus afirmaciones universales, una crisis anunciada por los discursos hasta ahora marginados o reprimidos, el més sig- nificativo de los cuales es el feminismo. Owens argumenta que el feminismo, como eritica radical de los discursos ddominantes del hombre modemo, es un acontecimiento po- liteo y epistemologico; politico porque desafia el orden de Ja sociedad patriarcal, epistemologico porque pone en tela de jucio Ia estructura de sus representaciones. Observa que esta ertica, se centra en gran manera en la prictica con- tempordnea de muchas mujeres artistas, a ocho de las cuales se refiere La critica de la representacién se asocia, naturalmente, con Ia tworia postestructuralista, a Iz que aqui se refiere Gregory Ulmer, el cual argumenta que la critica, sus con- venciones de representaciOn, se transforman hoy como las artes lo hicieron con el advenimiento del modemnismo. De- talla esta transformacion desde el punto de vista del collage y el montaje (asociados con varios mademnismos); decons- ‘ruccion (especificamente la critica de la mimesis y el signo, asociada con Jacques Derrida); y la alegoria (ana forma que atiende ala materialidad histrica el pensamiento, asociada ahora con Walter Benjamin). Ulmer argumenta que estas practicas han conducido a nuevas formas culturales, ejem- plos de las cuales son los escrtos de Roland Barthes y las composiciones de John Cage. 4 Fredric Jameson contia menos en Ia disolucisn del signo vyla pérdida de representacidn, Observa, por ejemplo, que el pastiche se ha convertido en una boga omnipresente (sobre {odo en el cine), Jo cual sugiere que nadamos en un mar de Jenguales privados, pero tambien nuestro deseo de que nos hagan volver a tiempos menos probleméticos que el nuestro. Esto, a su ver, indica un rechazo a ocupar el presente © a pensar historicamente, negativa que Jameson considera feamo caracteristica de ia wesquizofrenia» de Ia sociedad de consumo. ‘Jean Brauctillard también relexiona sobre la disolucion contempordnea del espacio y el tiempo publices. scribe aque en un mundo de simulacion se pierde Ia causalidad: ef ‘objeto ya no sirve como espejo del sujto, y ya no hay una wescena», privada o publica, sino sélo informacién wobs- ‘cena. En efecto, el yo se convierte en un «esquizo», una ‘pura pantalla... para todas las redes de influencia». En un mundo asi descrito, la misma esperanza de resis- tencia parece absurda: una resignacion a la que objeta Edward Said. La posicion de la informacién —o igualmente de Ia crtica— no puede decitse que sea neutral: ga quién bbeneficia? Y con esta pregunta cimenta estos texios en el presente contexto, «la era de Reagan». Para Said, el cruce de lineas posmodemas es muy evidente: el culto del «ex- perto», la autoridad «del campo» so siguen manteniendo, En realidad, se asume técitamente una «doctrina de no interferencia» por la que las «humanidades» ya «politica» se mantienen alejadas entre si, Pero esto sélo acta para enrarecer a unas y liberar a ia otra, y para ocultar las afllaciones de ambas. El resultado es que las humanidades Megan a tener dos usos: distrazar la operacion nada huma nistica de fa informacion y «representar Ia marginalidad humana. Asi, pues, hemos cerrado el ciculo completo: la Tustracién, el proyecto disciplinario de modernidad, ahora 8 engaiioso; sirve para «congregaciones religiosas», no pera «comunidades seglares», y esto induce al poder estatal. Para Said (como para el marxist italiano Antonio Gramsci) semejante poder reside tanto en las instituciones eiviles como en las politcas y militares. Asi, como Jameson, Said 1s insta @ tener conocimiento de los aspectos shegeménicos» de los textos culturales y propoue Una contrapractica de interferencia. Aqui (en solidaridad con Frampton, Owens, ‘Ulmer..), ita estas entrategias: una critica de las epresen taciones oficiales, usos alternativos de las formas informa- cionales (como la fotografia) y una recuperacién de (la historia de) los demas. Aunque diversos, estos ensayos comparten muchas preo- cupaciones; una critica de Tn representacion (representa- ciones) occidental y las «supremas fceiones» modernas; un ddeseo de pensar bajo puntos de vista sensible ala diferencia (Ge los demés sin oposicidn, de la heterogeneidad sin jerar- quia); un escepticismo que considere las «esferas» auts- ‘omas de la cultura o «campos» separados de expertos; un imperativo de ir mas allé de las fliaciones formales (de texto a texto) para trazar afiliaciones sociales (la «densidad» institucional del texto en el mundo); en una palabra, una Yoluntad de comprender el nexo presente de cultura y'poli- tica y afirmar una préctica resistente tanto al modemnismo académico como a Ia reaccién politica Estas preocupaciones se senialan aqui con la ribrica can- tiestétican, cuya intencion no es una afiemacion mas de la negacion del arte ola represeniacidn como tales. El moder- nismo estuvo marcado por tales «negaciones», abrazado a la esperanza anarquica de un «efecto emancipador> 0 al suefo utdpice de un tiempo de pura presencia, un espacio ms alld de la representacion. No es de esto de fo que se trata aqui: todas estas crticas dan por sentado que nunca estamos fuera de Ia representacién, o més bien que nunca estamos fuera de la politica. Aqui, pues, «antiestética» no fs el signo de un nihilismo modemo —el cusl con tanta frecuencia transpredi6 la ley sélo para confirmarla— sino ‘mas bien de una critica que desestructura ef orden de las representaciones a fin de reinseribirias ‘La «antiestéticg» sedala también que la misma nocion de Ia estética, st red de ideas, se pone aqui en tela de juicio: la jdea de que la experiencia esiética existe separada, sin scobjetivo», ms alla de la historia, o que el arte puede ahora 6 producir un mundo a la vex (inte) subjtivo,concreto ¥ Universal, una totalided simbolica. Como Ia expresién posmodemismo», la wantiestetica» seta, pues, une posi fin cultural sobre el presente: json todavia validas las ategoriaa proporcionadas porlaesttca? (Por eemplo, ino Sx ahora ef modelo del gusto subjtivo amenazado por la fmedicion de masss, 0 el de Ta vision universal por el Surgimiento de otras culturas?) De una manera ms loca, la ‘antiestéica» también senala una prictica, de natralcza Aiscptinara ervzada, que es sensible als formas ealturales engranadas en na politica (por ejemplo, el arte feminist) © frraigadas en un ambito lcd es decir, formas que niegan 1a idea de un dominio esttico prvilegiado [Ls aventuras de la esttica consttuyen uno de los aran- des diseusos de la moderna: desde fa época de su auto- toms a través del warte por el are» hasta su posicioa como tia categoria negaiva necesari, una entica del mundo tal como es. Es este altimo momento (representado con brillan {exer los esetos de Theodor Adorno) el que resulta dificil de abandonar: la nocidn de la esttice como un intersticio Subversivo,extico en un mundo po lo dems instrumental ‘Ahora, it embargo, Bemos de considerar que también este espacio esttico se ecipsa, o mas bien qe sucicalidad es ahora en gran parte ilusora (y por ende instrumental). Ea {al caso, Ia estratogia de un Adorno, de «compromiso ne- sativon, podria requeri revision o rechazo, y habria que ‘dear una nuova estratzgia de intrferencia(asociada con Gramsci) Este, al menos, es el impulso de los ensayos que componen este libro. Semijante estratzgia sigue siendo, desde luego, romantica sino es consciente de sus propios limites, que’en el mundo actual son realmente esrcts. Pero, con todo, hay una cosa clara: ante una cultura de reaccion por todas partes se necesita una practica de te- aitenca aa — La modernidad, un proyecto incompleto Jurgen Habermas En la edicion de 1980 de ta Bienal de Venecia se admitio 4 Jos arguitectos, los cuales siguieron asi a los pintores y ineastas. La nota que sond on aquella primera bienal de farquitectura fue de decepcién, y podriamos describirla di- ciendo que quienes exhibieron sus trabajos en Venecia for- ‘aban una vanguardia de frentes invertidos. Quiero decir {que sacrificaban la tadicién de modernidad a fin de hacer stio aun nuevo historicismo, En aguella oeasidn, un critica del perisdico aleman Frankfurter Allgemeine Zeitung, pro- puso una tesis cuya importancia rebasa con mucho aquel Aacontecimiento en concreto para convertirse en un diagnés- tico de nuestro tiempo: «La posmodemidad se presenta claramente como antimodernidad». Esta aflrmacion describe tuna corrente extocional de nuestro tiempo que ha penetra- do en todas las esferas de la vida intelectual, colocando en Londen del dia teorias de postilustracién, posmodernidad e incluso posthistoria. La frase «los antiguos y los modemos> nos remite a la historia. Empecemos por definir estos conceptos. El térmi- ro «modemo» tiene una larga histori, que ha sido inves- jgada por Hans Robert Jauss!. La palabra «moderno» en wo de aw ear coripond innat 3 ns chara ae opto siti tit tt et prt itera ep her Yok Sl i ee ae eee ay ot lenin ae 19 su forma latina «modernus» se utiliz6 por primera ver en el siglo V a fin de distinguir el presente, que se habla vuelto ficialmente cristiano, del pasado romano y pageno, El tér ‘mino «moderno»,con un contenido diverso, expresa una otra vez la conciencia de una época que se felaciona con el pasado, la antiguedad, a fin de considerarse a si misma como el resultado de’ una transicién de lo antiguo a lo ‘Algunos escrtores limitan este concepto de emoderidad> al Renacimiento, pero esto, historicamente, es demasiado reducido. La gente se consideraba moderna tanto durante el periodo de Carlos el Grande, en el siglo XII, como en Francia a fines del siglo XVII, en Ia época de’la famosa ‘«querella de los antiguos y los modernosn. Es decir, que el término «moderno» aparecid y reaparecio en Europa exae- tamente en aquellos periodos en los que se formé la con- ciencia de una nueva época a través de una relacion reno- vada con los antiguos y, ademés, siempre que la antigdedad se consideraba como un modelo a recuperar a través de alguna clase de imicacion El hechizo que los clisicos del mundo antiguo proyecta- ron sobre el espirity de tiempos posteriores se_disolvio primero con los ieales de Ia Tlustracion francesa. Espectfi- ccamente, la idea de ser «moderno» dirgiendo la mirada hhacia los antiguos cambio con la ercencia, inspirada por le Ciencia moderna, en el progreso infinito del conocimiento y cl avance infinito hacia la mejoria social y moral. Otra forma de conciencia modernista se formé @ raiz de este cambio. El modernista romantico queria oponerse a los ideales de la antiguedad clisica; buscaba una nueva ¢poca historica y la encontré en la idealizada Edad Media. Sin embargo, esta nueva era ideal, establecida a principios del siglo XTX, no permanecié como un ideal fj, En el curso del ‘XIX emerpi de este espirius romantico la conciencia radica- lizada de modernidad que se liberé de todos los vinculos historicos especificos. Este modernismo mas reciente esta- blece una oposicién abstracta entre la tradicion el presente, y,en cierto sentido, todavia somos contemporineos de esa ‘clase de modernidad estética que aparecio por primera ver a 20 rediados del siglo pasado, Desde entonces, la sen distin- {ivade [as obras que cuentan como modemnas es «lo ntevo>, seri superado y quedara obsoleto cuando aparezca la fovedad del estilo siguiente, Pero mientras que To que esta Simplemente «de moda» quedara pronto rezagado, lo mo ‘demo conserva in vinculo secreto con lo clésio. Natural- fmente, todo cuanto puede sobrevivir en el tiempo siempre fa sido considerado clésico, pero lo enféticamente moderno ya no toma prestada la fuerza de ser un eldsico de la Jutorided de una época pasada, sino que una obra modema Hlega ser clisica porque wna vez fue auténticamente mo- dema, Nuestto sentido de la modernidad erea sus propios tinones de clasicismo, y en este sentido hablamos, por tgemplo, de modernidad clésica con respecto a la historia el arte modemo, La relacion entre «modemno> y «clsico» ha perdido claramente una referencia histrica fia, La disciplina de 1a modemnidad estética, Elespitit y Ie disciptina dela modemidad estitica asumié claros contornos en Is obra de Baudelaire. Luego la moder- nidad se desplego en varios movimientos de vanguardia y Finalmente aleanz6 su apogeo en el Café Voltaire de los dadaistas y on ol surroslismo, La modernidad estética se caracteriza por actitudes que encuentran un centro comin en una conciencia cambiads dal tiempo. La conciencia del tiempo se expresa mediante metaforas de la vanguardia, la cual se considera como invasora de un teritorio descono- cido, exponidndose a los peligros de encuenteos sibitos y Aesconcertantes, y conguistando un futuro todavia no ocu- pado. La vanguardia debe encontrar una direceién en un paisaje por el que nedie parece haberse aventurado todavia, Pero estos tanteos hacia adelante, esta anticipacién de un futuro no definido y el culto de lo nuevo signfican de hecho la exaltacin del presente. La conciencia del tiempo nuevo, que accede a la flosofia en los escritos de Bergson, hace 2 ‘mas que expresar la expericiencia de la movilidad en ta sociedad, la aceleracién en la historia, le discontinuidad en la vida cotidiana. El nuevo valor aplicado a lo transitorio, lo clusivo y lo efimero, la misma celebracioa del dinamismo, revela el anhelo de un presente impoluto, inmaculado y cestable Esto explica el lenguaje bastante abstracto con el que el temperamento modernists ha hablado del «pasadon. Las epocas individuales pierden sus fuerzas distintivas. La me- morla historica es sustituida por la afinidad heroica del presente con los extremos de la historia, un sentido del tiempo en el que la decadencia se reconoce de inmediato en Jo barbaro, Io salvaje y primitivo. Observamos la intencion anarquista de hacer estalar Ia continuidad de la historia, y ppodemos considerarlo como la fuerza subversive de esta rueva conciencia histories. La modernidad se rebela contra Jas fanciones normalizadoras dela tradicion; la modernidad vive de la experiencia de rebelarse contra todo cuanto es normativo. Esta revuelta es una forma de neutralizar las pautas de ia moralidad y la utllidad. La conciencia esttica representa continuamente un drama dialéctico entre el se- ereto y el escandalo pablico, le fascina el horror que acom- pata al acto de profanar y, no obstante, siempre huye de los resultados triviales de la profanacisn. Por otro lado, 1a conciencia del tiempo articulada en vanguardia no es simplemente ahistorica, sino que se dirige contra lo que podria denominarse tna falsa normatividad en Ia historia. El espiitu medemo, de vanguardia, ha tratado de usar el pasado de una forma diferente; se deshace de aquellos pasados a fos que ha hecho disponibles Ia erudicion ‘objetivadora del historicismo, pero al mismo tiempo opone tuna historia neutralizada que esta encerrada en el museo del historicisme, Inspirindose en el espiritu del surealismo, Walter Ben- jamin construye la relacion de la moderidad Gon Ia historia fen lo que podriamos lamar una actitad posthistoricista, ‘Nos recuerda la comprensién de si misma de la Revolucion Francesa. «La Revolucion citaba a la antigua Roma, de la misma manera que la moda eita un vestido antigua. 2 moda tiene olfato pera lo que es actual, aunque esto se nueva dentro de a espesura de lo que existié en otto tempo». Este es el concepto que tiene Benjamin de la Jezett, del presente como un momento de revelacién; un tiempo en el que estin cnredadas las esquitlas de una pre- Sencia mesiénica, En esto sentido, para Robespierre, la antigua Roma era un pasado cargado do revelaciones mo mentaness. "Ahora bien, este espiitu de mademnidad estética ha em- pezado recieniemente a envejecer, Ha sido recitado wna Vea fds ef 108 alos sesenta, Sin embargo, después de los se- {enta debemos admitir que este modemismo promueve hoy tina respuesta mucho mas débil que hace quince afios. Oc- tavio Paz, un compariero de viaje de la modernidad, observd ya a mediados de los sesenta que «la vanguardia de 1967 repite las accfones y gestos de la de 1917. Estamos experi- rmentando el fin de la ides de arte modemo», Desde enton- es la obra de Peter Birger nos ha ensefado a hablar de arte Ge uposvenguardian,término elegido para indicar el fracaso Ge Ia rebolign surrealista®, Pero, icual es el significado de este fracaso? {Sefiala una despedida ale modernidad? Con- siderandolo de un modo més general, jacaso la existencia de una posvanguardia significa que hay una transicién a ese endmeno mas amplio llamado posmodernidad? ‘De hecho, asi es como Daniel Bell, el mas brillante de los neoconservadores norteamericanos, interpreta las cosas. En ‘1 libro Las coniradicciones culturales del capitalismo, Bell argumenta que la ctsis de las sociedades desarrolladas. dde Occidente se remontan a una divisidn entre cultura y sociedad, La cultura modemista ha llegado a penetrar los valores de ia Vida cotidiana; la vida del mundo esta infeo- tada por el modemnismo. Debido a las fuerzas del moder- ism, el principio del desartolio y expresion ilimitados de |a personalidad propia, la exigencia de una auténtica expe- Fiencia personal y el subjetivismo de una sensibilidad hi- perestimulada han Hegado a ser dominantes. Segin Bell, este emperamento desencadena motivos hedonisticos irr” conciliables con fa disciptina de la vida profesional en so- cledad. Ademés, Ie cultura modernista es totalmente in- 23 compatible con Ia base moral de una conducts racionsl con finalidad. De este modo, Bell aplica la carga de la respon sabilidad para le disolucién de Ia ética protestant (fendmens ‘que ya babi preocupado a Max Weber) en la weullure adversarian. La cultura, en su forma modema,incita el odie contra las convenciones y virtudes de la vida cotidiana, que ha Ilegado a racionalizarse bajo las presiones de los impor: tivos econdmicos y administrativos, Hay en este planteamiento ung idea compleja que llama 4a atencién. Se nos dice, por otro lado, que el impulso de ‘modernidad esta agotado; quien se considere vanguarcists puede leer su propia sentencis de muerte. Aunque se conse dera ala vanguardia todavia en expansién, se supone que ya tno es creativa. El modernismo es dominante pero esta ‘muerto. La pregunta que se plantean los neoconservadores es éstai iedmo pueden surgir normas en la sociedad que limiten el lbertinaje,restablezcan la ética de la disciplina y el trabajo? {Qué nuevas normas constituirén ua freno de Ie nivelacion producida por el estado de bienestar social de modo que las virtudes de la competencia individual para ol éxito puedan dominar de nuevo? Bell ve un renacitnien ‘eligioso como la unica solucién, La fe religiosa unida a fa cn Ia tradicion proporeionsra individuos con identidades laramente definidas y seguridad existencial Modernidad cultural y modemizacion de Ia sociedad Desde luego, no es posible hacer aparecer por arte de ‘magia las ereencias compulsivas que imponen autoridad, En consecuencia, los andlisis como el de Bell solo abocan a luna actitud que se estd extendiendo en Alemania tanto coiio en Estados Unidos: en enfrentamiento intelectual y Politico con los portadores de la modernidad cultural, Ci. taré a Peter Steinfels, un observador del nuevo estilo que los 4 ectual en rneoconservagores han impuesto en la escent {og aos setenta: “Lalucha toma I forma de exponertods manifestacion de fo ‘que podria considerarse una mentalidad oposicionstay des. ubrir su elicn» para vinculara a las divers formes de fextremismo: trazar la conexion entre modemnisine ¥ nih. lismo..nie egulacién gubernamentlytolalitaism, entre crlia de los gastos en srmamentay subordinacion al co. ‘nism, ene la iberacionfemeninay lox derechos de los homosenuals y Is desiuccion de Ia familia. entre la (2 ‘quierda en general y el terorismo, antisemitismo 9 fas El enfoque ad hominem y In amargura de estas acusa- ciones intelectuales han sido tambien voceadas ruidosa ments en Alemania. No deberian explicarse tanto de acuerdo «on la psicotogia de los escritores neoconservadores, sino ‘que més bien estin enraizados en In debilidad analitca dela misma doctrina conservadora, El neoconservadurismo dirige hacia el modernismo cul tural fas incomodas cargas de una modernizacion capitalists on més © menos éxito de Ia economia y la soviedad. La octrins neoconservadora difumina la relacion entre el rato proceso de la modernizacidn social, por un lado, y el lamentado desarrollo cultural por el oto. Los neoconserva- ores no revelan las causas econdmicas y sociales de las acttudes alteradas hacia el trabajo, el consumo, el éxito y el cio. En consecuencia, atibuyen el hedonismo, Ia falta de identiticacion social, la falta de obediencia, el natcisismo, la retirda de la posicién social y la competencia por el éxii, Al dominio de la «cultura». Pero, de hecho, ia cultura in. terviene en la creacida de todos estos problemas de una manera muy indirecta y mediadora, Segin la opinion neoconservadora, aquellos intelectuales ‘que todavia se sienten comprometidos con el proyecto de modlerndad aparecen como los sustitutos de esas causes no analizadas. El estado de dnimo que hoy alimenta el neocon. sevadurismo no se origina en modo alguno enel descontento por las consecuencias antinémicas de una cultura que sale 25 dolor pat et uci ea ony Ered Saat el ie onto, iStecioa de eocigeereaais aca Sinetron resin brea iene mab ference toe maa ci rms et Seria eto ates anes tmae Stor nr pte nxepttar ase ain SS ae et pete i tradicion cultural, de lt integracion socal yao ne lizacion require ia adhesion «fo qus denon nce liad comuiatva, Pero las oeasctas de ent ee de modemizacion guiada por normas de racionalided core nomica y administrativa... en otras palabras, por nomiee ag ‘cionalizacion completamente distinas de as de le meek piliad comunicativa de las que dependen aguellas esferen Pero las doctrinas neoconservadoras, precisamente, das; {ian nuestra atencion de tales procesos Sociales: proyestan las causas, que no sacan a la luz, en el plano de una colts subversiva y sus abogedos. Sin dud la modernidad cultural genera tambiga sus pro- bias aporias. Con independencia de las conseouencies de la tmodemizacién social y dentro de la perspectiva del same 26 : ‘como pretexto de posiciones que o bien claman por una smoderidad, 0 bien rocomiendan el regreso # alguna forma de premordenidad, o arrojan radicalmente por la porda @ la modernidad, El proyecto de la Tlustracién La idea de modernidad ve unida intimamente al desarro- Ilo del arte europeo, pero lo que denomino «el proyecto de ‘modemidad» tan solo se perfila cuando prescindimos de la habitual concentracién en el arte. Iniciaré un andlisis di- ferente recordando una idea de Max Weber, el cual earac- terizaba Is modemidad eultural como la separacion de la saz6n sustantiva expresada por la religén y la tnetasica en tees esferas autémas que son la ciencia, ia moralidad y et arie, que Hlegan a diferenciarse porque las visiones det ‘mundo unificadas de ia religion y Ia metafisica se separan, Desde el siglo XVII, fos problemas heredados de esta visio nes del mundo mas antiguas podian organizarse para que quedasen bajo aspectos especiticos de validez: verdad, rec- titud normativa, autenticidad y belleza, Entonces podien tratarse como cuestiones de conocimiento, de justicia y moralidad, o de gusto. El discurso cientifico, las teorias de {a moralidad, la jurisprudencia y la producciéa y critica de arte podian, a su vez, institicionalzarse. Cada dominio de la cultura se podia hacer corresponder con profesiones eul- turales, dentro de las cuales los problemas se tratarian como preocupaciones de expertos especiales. Este tratamiento profesionalizado de la tradicion cultural pone en primer plano las dimensiones intrinsecas de cada una de las tres dimensiones de la cultura. Aparecen las estructuras de la racionalidad cognoscitiva instrumental, moral-practica y estdtca-expresiva, cada una de éstas bajo el conttol de ‘especialistas que parecen mas dotados de lgiea en estos aspectos coneretos que otras personas, El resultado es que ‘aumenta la distancia entre la cultura de los expertos y la del 2” publico en general. Lo que acrecienta la cultura a traves del luatamiento especializado y Ia reflexion no se convierte inmediata y necesariamente en la propiedad de la praxis cotidiana. Con una racionalizacioa cultural de esta clase aumenta ia amenaza de que el comin de las gentes, cuya sustancia tradicional ya ha sido devaluada se empobrezea mas y mas. EL proyecto de modemidad formulado en el siglo XVIII por los fildsofos de la Tustracion consist en sus esfuorzos para desarrollar una eiencia objtiva, una moralidad y leyes luniversales y un arte auténomo acorde con su logica inter- 1a. Al mismo tiempo, este proyecto pretendia liberar los po- tenciales cognoscitivos de cada uno de estas dominios de sus formas esotércas. Los fldsofos dela Hustracién querian utlizar esta acumulacion de cultura especializada para el enriquecimiento de la vida cotidiana, es deci, para ia orga- aizacién racional de la vida social cotidiana. Los pensadores de la Tlustracion con Ia mentalidad de un Condorcet ain tenian la extravagante expectativa de que las artes y las ciencias no solo promoverian el control de las fuerzas naturales, sino tambien Ia comprensién del mundo y del yo, el progreso moral, la justicia de la insttuciones & incluso la felicidad de los seres humanos. El siglo XX ha demolido este optimismo. La diferenciacion dela ciencia, la moralidad y el arte ha llegado a significar la autonomia de los segmentos tratados por el especialsta y su separacion de la hermenéutica de la comunicacion cotidiana, Bstadivisién, e el problema que ha dado origen a los esfuerzos para ‘cnegar» la cultura de los expertos. Pero el problema sub- siste:Zhabriamos de tratar de asirnos a las intenciones dela Ilusiracion, por débiles que sean, o deberiamos declarar a todo el proyecto de la modernidad como una causa perdida? ‘Ahora quiero volver al problema dela cultura artisties, ta haber explicado por qué, historicamente, In modemidad estétoa es s6lo parte de una modemidad cultural en general, 28 Los falsos programas de la negacién de la cultura Simplifcando mucho, dirfa que en la historia del arte rmodemo es posible detectar una tondencis hacia una auto fhomia cada vez mayor en la definicion y la practica del arte ncategoria de abelleza» y el dominio de los objtos bellos| se constituyeron inicielmente en el Renacimiento, En el ‘Guso del silo XVIII, la literatura, les bella ates y la miision fe institucionslizaroa como actividades independientes de In vida religiosa y cortesana. Finalmente, hacia mediados del siglo XIX, emergis una concepeién esteticiste del arte {pe alento al artista @ producir su obra de acuerdo con la lara conciencia del arte por ef arte. La autonomia de I ‘sfera estética podia entonces convertirse en un proyecto ‘eliberado: el artista de talento podia prestar auténtica ex- presion a aguellas experiencias que tenia al encontrar su propia subjtividad descentrada, separada de las obligacio- pes de la cognicidn rutinariay la accién cotdiana, ‘A.mediados de! siglo XIX, en la pintura y la literatura, se inielé un movimiento que Octavio Paz encuentra ya cam- pendiado en la critica de arte de Baudelaire. Color, lineas, onidos y movimiento dejaron de servir primariamente a la ‘ausa de Ia representacion; los medios de expresién y las ‘tenicas de produccion se convirtieron en el objeto estético. En consecuencia, Theodor W. Adomo pudo dar comienz0 ‘91 Teoria Estétea con la siguiente frase: «Ahora se da por sentado que nada que conciema al arte puede seguir dan- dose por sentado: ni el mismo arte, ni el arte en su relacién con la ttalidad, ni siquera el derecho del arte a existir. Y testo es lo que ol surrealismo habia negado: das Exisienz- rnekt der Kunst ats Kunst. Desde juego, ol surrealismo no habria euestionado el derecho del arte a existir si el arte ‘moderno ya no hubiera presentado una promesa de felicidad ‘elativa a su propia relacién «con el conjunto» de la vida Para Schiller, esta promesa la hacia la intuicioa estetice, peto no le cumplia, Las Cartas sobre la edueacién estética del hombre, de Schiller nos hablan de una utopia que va més allé del mismo arte. Pero en la época de Baudelaire, 29 quien repitis esta promesse de bonheur a través del ate, utopia de reconciliacién se he agrisdo. Ha tomado forma tuna relacin de contrarios. El arte se ha convertido en un espejo critica que muestra la naturaleza irreconciliable de los mundos esiéticos y sociales. Esta transformacién mo. semisia se realiz6 tanto mas dolorosamente euanto més 96 alienaba el arte de Ia vida y se retiraba en Ie intocabilidad de la autonomia completa. A partir de esas corrientes emocio~ nales se reunieroa al fin aquellas energias explosivas que abocaron al intento surrealista de hacer estallar Ia estera autarquica de arte y forzar una reconciliacién del ate Ia vida, Pero todos esos intentos de nivelar el arte y Ia vida, te flccion y la praxis, apariencia y realidad en un plano; los intentos de elimina la distincion entre artefacto y abjeto de uso, entre representacion consciente y excitacién espon ‘nea; los intentos de declarar que todo es arto y que todo el mundo es artista, retraer todos los criterias eigualareljuicio cestético con la expresion de las experiencias subjetivas todas estas empresas se han revelado como experimentes sin sentido. Estos experimentos han servido para revivire lluminar con més intensidad precisamente aquellas estruc- turas del arte que se proponian disolver. Dieron una nucva legitimided, como fines en si mismas, a ia apariencia come cl medio dela ficeidn, a Ia trascendencia de la obra de ate sobre la sociedad, al cardcter concentrado y planeado dela produccién artistica, asi como a la condicién cognoscitiva, especial de los jucios sobre el gusto. El intento radical de negar el arte ha terminado irdnicamente por ceder, debido ‘exactaments a osas eategorias a traves de las cuales It estétca de la Iustracion ha eircunserito el dominio de su objeto. Los surrealistas Iibraron In guerra més extrema, pero dos errores en concreto destruyeron aquella revuelta Primero, cuando se rompen los recipientes de una esfera cultural desarrollada de manera autonome, el contenido se dlspersa. Nada queda de un significado desublimado o una forma desestructurada; no se sigue un efecto emanecipador. ‘Su sogundo error tuvo consecuencias mas importantes. En a comunicacién cotidiana, los significados cognosctivos, 30 oe ins expocttvas morale, las expresionessubjetivasy las ln Steiones deben relacionarse ene si. Los procesos de Nnjecion necesitan ona tediion cltural que eubra ‘eft as eferas,copnosctvs, moral pricicny expresiva, En conseeuenca, una vida coldiana racionalizada diel Fneoe podria slvarse del empobrecimiento cultural me- its fa apertra de una sola esfea calfural el arte— reionando ti acceso a ano solo de los complejos de wepefmlonto especializados. La revuelia surealsta solo fbr eustimido'a una abstracion, En as eseras del conocimionto tcorético y Ie moralidad, cxiton pralelos a este intentofallid de lo que podriamnos famar Io falsanegacion de ia cara, slo que son menos promuncaos, Desde os emipos de os Jovenes Hegelian, Soha habla del negacin de a flosfia. Desde Mar, Io ‘Seat den elacion entre teoriay pritiea ha quedado usteada, Sin embargo, ls intelecuaes marxistas foma- fon un movimiento socal y solo en sis peieias hubo IRtnossectarios de leva a cabo un programa de negacion {la flosfia similar al programa sureaista para negar el fe, Un paralelo con os eroressurealistas se hace visible th estos programas cuando uno obsera las consocuencias dogmatism y ef rigorismo moral Una praxis cotidiane reifcada solo puede remediarse creando tna libre Interaceion de Io cognosctvo con los dlementos morales précticos yestéico-expresivos. Lari tecido no puede siperare obligando a solo una de esas tstere cultures altamentsextlizadas w abrise y hacerse ts ocesibles,Veros, en cambio, que bajo cies cireune fenclas, emerge una relacion entre las actividades terroris- tas yla extension excsiva de cualquiera de estas esforas en otros dominios: serian efemplos de ello las tendencias a estar la politica, sustuila por el rigorismo moral 0 fometero al dopmatsmo de sna doctrina, Sin embargo, fos fendmenos no deberan levamos a denuncat la in: teacioes del aii dela lusteacion supervsinte como inenconesenrazadas en una «razon terroitay* Quienes meten en el mismo saco el proyecto de moderidad con el a1 cettado de concioncia y la accidn espectacular del terrorista individual no son menos cortos de vista que quienes afirman que el incomparablemente mas persistente y extenso teroe bburocratico practicado en la oscuridad, en los sotanos de lg policia military secreta, y en los campamentos e instituci- tes, es a raison d'étre del estado moderno, sdlo porque esta clase de terror administrativo hace uso de los medios caerei. tivos de las modemnss burocracias, Alternativas Creo que en vez de abandonar Ia modernidad y su pro- yecto como una eausa perdida, deberiamos aprender de los terrores de esos programas extravagantes que han tratado de negara modernidad. Tal vez los tipos de recepeisn del arte puedan offecer un ejemplo que al menos indics la direceién e una sald. El arte burgues tavo, a la vez, dos expectativas por parte 6e sus publicos. Por un lado, el lego que gozaba dal arte debi educarse para llegar a ser un experto. Por otto lado, debia ‘también comportarse como un consumidor competente que utiliza ol are y relacions las experiencias estéticas con los problemas de su propia vida. Esta segunda, y al parecer jnocua, manera de experimenter el arte ha petdido sus implicaciones radicales exactamente porque tenia una rela: cid confusa con le acttud de ser experto y profesional ‘Con soguridad, la produccién atistica se secarla si no ee levase a cabo en forma de un tratamiento especializado de problemas auténomos y si cesara de sera prescupacién de expertos que no prestan demasiada atencion a las cues- tones exotéricas. Por ello los artistas y los erticos aceptan cl hecho de que tales problemas cen bajo el hechizo de lo que antes llame la «logica interna» de un dominio cultural Pero esta aguda delineacién, esta concentracion exclusiva enn solo aspecto de validez y la exclusin de aspectos de verdad y justicia, se quiebra tan pronto como la experiencia 32 Sas satoica ve leva a Ja hstria dota vid individual y queda eda por la vida oninaria, La rcepoion del art por et al logo, 0 por el «experto cotdano», va en tne it a inanin ‘diferent In recopetou dal sre por a del crico profesional "Afrecnt Weller me ha llamado la atencin hacia la sgdatn on que vu expesienca oxitioa quo no as onmarea {ededor de ls uiios ertcos de Tos experts del guso fc tener alterada Su sigifcacon: en euent lal expe- Tepca sein para iluminar una stacion de historia de ita y se elaciona con problemas ville, penetra en un jeee'Gs league gus ya'uo ex ol do In clea etiticn, nonce fa experanci esttca no solo renuova la inter. Rts de nuestas necesidades a cuya luz peeibimos el Mando. Impregne tambien naesres signficectones cognos- Shaves y nvestrasexpectaivas normativas y cambia le ma- Stra enue ts esos momentos se refer unos ores. Pondcé un eomplo de esto proceso. ota manere de recibir yrolacionarel ate we sugiere en ot primer volumen e In obra Las extroas de resistencia del Gontor germano-sueeo Peter Weis, el cual describe el ‘rocexo de reapropiacion del ae prventando on grupo de Trabsiadorespoleamente motivados, hamibrentos do o- tocimieno, cn Belin, en 1937, Se trntaba de jovenes ue, tredante sv edacion en una esevela noctirna, ads: rons medisinelectuales para sondear ia historia general social del are europea. A partir del revistnte efi de ‘tr mente objetive, eneamado en obras de arte que vlan tina y otra ven los miseos de Beri, empezaron a extract sus propos fragments de pedra que reunisron en el con- texto desu propio medio, el oval estaba muy slejado del de In educacion tradicional asi como del regimen entonces txisteie, Estos jovenestrabajadoresibany venan ere et fsificio dl arts curopeo y au propio medio, hasta que fueron capaces de ihuminer ambos. En ejemplos como est, que lustan la reapropiacién de Incaltra de los expertos desde el punto de vista Sel comin de |as gentes, podemos discernir un elemento que hace jimi 'a las intenciones de las desespradas rebeliones 33 surreaistas, quiz4 incluso mas que los intereses de Brecht, Benjamin acerca de eémo funciona el arte los cuales, aungug han perdido su aura, atin podrian ser recibidos de maneray iluminadoras. En suma, el proyecto de modemidad todavia, ‘no se ha completado, y Ia recepeion del arte es s6lo uno de al menos tres de sus aspectos. El proyecto apunta a ung ‘nueva vinculacién diferenciads de [a cultura moderna eq luna praxis cotidiana que todavia depende de herencias vi tales, pero que se empobreceria a través del mero tradicio. nalismo. Sin embargo, esta nueva conexién sdlo puede es. tablecerse bajo la condicidn de que la modernizacién social sera también guiada en una direocion diferente. La gente ha Ge llegar a ser capaz a desarrolar instituciones propias que pongan limites ala dinamica interna y los imperativos dein sistema econdmico casi auténomo y sus complementos ad sministrativos. ‘no me equivoco, hoy las oportunidades de lograr esto no son muy buenas. Mas © menos en todo el mundo ocei. ental se ha producido un clima que refuerza los provesos de modemnizacién capitalista asi como las tendencias crit cas del modernismo cultura. La desilusin por los mismos fracasos de esos programas que pedian Ie negacion del arte ya ilosofia ha llegado servir como pretexto de las pos ‘iones conservadoras, Los jovenes conservadores» recapitulan Ia experiencia bbisica de Ia modernidad estética. Airman como propias as revelaciones de una subjetividad descentralizada, emanci- pada de los imperativos del trabajo y la ullidad, y con esta experiencia salen del mundo moderno. Sobre la base de las actitudes moderistas justfican un entimodernismo irrecon- ciliable. Relogan a Ia:esfera de lo lejano y lo areaica los ppoderes espontineos de la imaginacion, la propia experien- cia y In emocion. De manera maniquea, yuxtaponen a Ia razén instrumental un principio solo accesible através dela evocacion, ya sea la fuerza de voluntad o la soberanta, el Ser o la fuerza dionisiaca de lo pottico. En Francia esta linea conduce de Georges, a través de Michel Foucault, Jacques Derrida. Los «vicjos conservadores» no se permiten la contamina: 4 jn del modernismo cultural. Observan con tristeza el de- lve de la razon sustantiva, Ia diferenciacion do la ciencia, fa moralidad y el arte, la visién del mundo entero y su facionalidad meramente procesal y recomiendan una retia- fra una posicion anterior a la modernidad, El neoatisto- telismo, on particular, disruta hoy de cierto éxito. Ante la jaematica de la ecologia, se permite pedir una étiea fEosmoldgica. (Como pertenecientes a esta escuela, que se trigina en Leo Strauss, podemos citar las interesantes obras de Hans Jonas y Robert Spaemann). Finalmente, los neoconservadores acogen con beneplt- «ito el desarrollo de Ia ciencia moderna, siempre que ésta no febase su esfra, Ia de llevar adelante el progreso técnico, el {recimiento capitalist y 1a administracién racional. Ade- nis, recorniendan una politica orientada a quitar la espoleta leontenido explosivo de la modernidad cultural, Segia tna tesis, Ia ciencia, cuando se la comprende como es {ebida queda irrevocablemente exenta de sentido para In ‘rientacion de las masas, Otratesis es que la politica debe mantenerse 1 més alejada posible de las exigencias de Jistileacion moral-practica, Y una tercora tesis afirma Ia pura inmanencia del arte, pone en tela de jucio que tenga un foatenido utdpico y sefala su cardctar ilusorio a fin de limitar a Ia intmidad Ia experiencia estetica. (Aqui podria- ‘os mencionar al primer Wittgenstein, el Carl Schmitt del periodo medio y el Gottiried Bonn del ultimo period). Pero on el decisivo confinamiento de la ciencia, la moralidad y ‘arte a esferas auténomas separadas del comin de las sgenies y administradas por expertos, lo que queda del pro- Jeeta de modernidad cultural es solo lo que tendriamos si abandonéramos del todo el proyecto de modernidad. Como sustsucion uno sefala tradiciones que, sin embargo, se consideran inmunes a las exigencias de justficacién (nor- sativa) y validacion Naturalmente, esta tipotogia, como cualquier otra, es una simpliicacién, pero puede que no sce del todo intl para el anilisis de las confrontaciones intelectual y politicas con- lemporéneas. Me temo que las ideas de antimodernidad, junto con un toque adicional de premodernided, se estén, 35 popularizando en los circulos de Ia cultura alternativa, Cuando uno observa las transformaciones de la conciencia dentro de los partidos politicos en Alemania, resulta visible tun nuevo cambio ideoldsico (Tendenz wende). Y ésta es la alianza de posmodernistas con premodemistas. Me parece que no hay ningiin partido concreto que monopolice el Ultraje a los intelectuales y la posicidn del neoconserva- durismo. En consecuencia, tengo buenas razones pare agra: , basado exclusivamente en la produccién, y, por otro lado, ia provision de una «fachada compensatoriam para cubrir las dsperas realidades de este sistema universal Vemos asi edificios cuya estructura no guarda ninguna re- lacion con la escenogratia wrepresentativan que se aplica tanto en el interior como en el exterior de la construcci¢n. 38 Hace veinte afos, la interaccién dialéctica entre civili- zacién y cultura todavia proporcionaba la posibilidad de mantener cierto control general sobre la forma y la signifi cacion de la estructura urbana, Pero en ias dos allimas , retirandose a mundos de en- sueo nostilgicos 0 fantasmagéricos inspirados por el her- metismo catérico de las éperas de Wagner. ‘Sin embargo, la vanguardia progresiva emerge con plena fuerza pooo despues de inicio dl siglo, con el advenimiento dol futurismo. Esta critica inequivoca del ancien régime da ‘origen a las principales formaciones culturales positivas de los afios veinte: purismo, neoplastcismo y constructivismo, Estos movimientos consttuyen la ultima ocasion en la que ol vanguardismo radical es capaz de identificarse sincera- mente en el proceso de modemnizacion. En Ia inmediata 40 possuera tra J primera confagracion mundial —ala gue fra pare poner fina tos las getty ls nfo ia Stonia, fa medina y Tn indséoia parcianeoafemar la romes beradora del proyecto modern, Pero en os aos teint, of atrao prevaleciontey In nseguriad erica de Ins masas reste urbanizads, os rastonoscaustdos pola guerra, In revluciony la dopresion econimict,sepuidos porunasibitay oacal ncandnd de eae picesonat frente a las crisis globales politicas y econdmicas, todo esto induces un estado de cosas en el sue low inereses tanto Gal captaismo monopoles como ee estado estn, por primera ver en Ta Rtore modern dvoriaos de fos Emplis liberadores de la maderizsion cual, La 6 Ulaacon universal y Ta cltra mundial no puede serie somo bass para sustentar el mio del Hstadon, une reaccdn-formacionsucede otra como los fundadotes de Yanguardia histrios sobre las pide de a ueta ev spafola. Ente estas resccfones, os a menor de ella a reat aacion dela estou neokanina coma soit del pro. Yecto moero exltsralmente Horan, Confundo pola inervencion del etal en la polcay la cular, los trtriores protagonists de inguin de Ta modernzacion Soctoultua ecomiendan ahora una retrada estrtiglcn del proyecto de transformar totsmente Ta reullad ersten, Esa rune se predice en In creencin do que mientras persist a lucha ente tocialismo y capitalism (con la police manipladora de ia esti de sas que este con Fico compora neceseiaent) el mundo modern no pus &: sical a prev de desrola mac- tura marginal, Iiberadora, vangardsta que romperte (0 habla del rompimieno) Son i historia dela repeson burguesa. Creana a Pare pour ar, esta positon fe pre: usta pimero como ona holding ater'ea La Vang. diay et kash, escrito por Clement Greenberg en 1939 Estconsayo conclaye do uns manera més en sig con las palabras: «Hoy not volvemos al socialism simplemer te par a preservaion de suaiuer cultura viva la e tengros derecho ahora" Greenberg volvo formula 4

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