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RESPONSABILIDAD DEL DUENO POR LOS DANOS CAUSADOS POR ANIMALES DE SU PROPIEDAD Responsabilidad civil extracontractual: casos en que se genera; elementos que Ja configuran. Corte Suprema de Justicia. — Sala de Ca- sacién Civil. — Bogoté, D. E., marzo on- ce de mil novecientos setenta y seis. (Magistrado_ponente: Doctor José Maria Esguerra Samper). Se decide el recurso de casacién inter- puesto por la parte demandada contra la sentencia de segundo grado proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Villavicencio el 20 de mayo de 1975 en el proceso ordinario de José Francisco Pe- reira contra Rosendo Baquero Gutiérrez, I Antecedentes 1. Conforme a la demanda iniicial y su correccién, Pereira pide que se condene al demandado a indemnizarlo de los dafios que varias reses de propiedad del segundo causaron en una sementera de maiz sorgo rteneciente al primero, y a pagarle los intereses corrientes de la cantidad en que se fije la indemnizacién, liquidados desde el dia en que los dafios se causaron hasta la fecha del pago, mas las costas del pro- ceso. 2. Los hechos en que se fundan estas pretensiones consisten en sintesis, en que ‘desde hace ms o menos dos meses”, mas de cincuenta reses de propiedad de Baque- ro Gutiérrez que éste tiene’en su finca de- nominada “Los Oraguatos” vienen pe- netrando diariamente en la sementera de Pereira en la finea “Titania”, comiéndose el mafz sorgo y destruyendo ‘las matas a su paso, con el resultado de que 10 hecté- reas se perdieron ya totalmente y otras 20 hectéreas se han perdido en un’ 80%. 3. En su respuesta al libelo, el deman- dado negé algunos de los hechos, acept6 otros y dijo oponerse a todas las pretensio- nes del demandante. Manifesté igualmente que el cultivo de sorgo del demandante es- ta en un potrero a orillas del rio Guamal, que no est cercado, y que en verano “todos los ganados de diferentes duefios bajan al rio porque no hay més bebederos, por lo cual las playas quedan en mancomun pa- ra los ganados porque el rio no se puede cercar”. El juez Promiscuo del Circuito de Aca- cias, a quien correspondié el conocimiento del proceso en la primera instancia, lo fa- M16 el 4 de noviembre de 1974 de esta ma- neva: - “19 Declarase que el sefior Rosendo Ba- quero Gutiérrez es civilmente responsable de los dafios que ganados de su propiedad causaron en el mes de enero de 1974 a los cultivos de maiz sorgo de propiedad de Jo- sé Francisco Pereira, que éste tenia en su finca Titania, también de su propiedad, finca ubicada’en jurisdiccién del Munici- pio de San Carlos de Guaroa; : “2° Condénase en consecuencia a Rosen- do Baquero Gutiérrez a pagar a José Fran- cisco Pereira el valor de los perjuicios ma- teriales que le causaron los animales del primero en el cultivo de sorgo del segundo, en cuantia de ciento treinta y tres mil no- vecientos pesos ($ 133,900.00) moneda co- rriente, mas los intereses legales desde el dia en que se causaron los dafios; dara Cots & cargo de la parte deman- la”, No. 2393 5. Apelada esta sentencia por la parte desfavorecida, el Tribunal Superior del Dis- trito Judicial’ de Villavicencio al desatar el recurso en la sentencia acusada, resolvid la siguiente: “Primero. Confirmar el punto primero de la sentencia recurrida; “Segundo., Revocar’el punto segundo de la misma providencia en cuanto efectia una condena en concreto y, en su lugar, Condenar en abstracto al demandado’ ai pago a favor del demandante José Fran- cisco Pereira, del valor de los perjuicios ocasionados y cuya liquidacién debe efec- tuarse en la forma. prevista por los articu- los 307 y ss., del Codigo de Procedimiento Civil, con arreglo a las bases consignadas en la parte motiva de este fallo; “Tercero. Sin costas por haber prospera- do parcialmente el recurso ...”. 1 Motivacién de la sentencia impugnada 1. Estima el Tribunal que el caso deba- tido versa sobre la responsabilidad civil extracontractual que se atribuye a Baque- ro y gue es precisamente el previsto y're- gulado por el articulo 2353 del Cédigo Ci- vil, disposicién legal que establece presun- cién de culpa a cargo del duefio o usuario del animal o animales causantes del dajfio. Dicha presuncién, agrega, s6lo puede destrufrse mediante la prueba de una cau- sa “externa, extrafia, independiente e in- superable”, 1a cual echa de menos en este proceso. 2. Advierte luego que no sélo el deman- dado no produjo ningun medio de convic- cién que desvirtuara la presuncién legal de culpabilidad, sino que, por el contra- rio, ésta quedé reforzada “‘con las diferen- tes pruebas allegadas sobre la presencia de animales del demandado dentro del pre- dio y cultivo del demandante, en diferentes ocasiones”’. Tales pruebas son, entre otras, el infor- me de un agente carabinero, rendido al Comandante de Policia de San Carlos de Guaroa, en relacién con los dafios que aquél observé en los cultivos del demandante; 1a diligencia de inspeccién extrajudicial prac- ticada por el Juez Promiscuo Municipal de 6. Gaceta, GACETA JUDICIAL 61 San Carlos de Guaroa, asi como el dicta- men del perito que en’dicha diligencia in- tervino; y las declaraciones de los testigos, en especial las de Martiniano Céspedes, Rodrigo Gomez Quintero y Ricardo Cast 0. 3. Dice enseguida el sentenciador: “Es cierto que el demandado quiso demostrar que en esa zona por tratarse de una region ganadera, los animales se mantienen suel- tos y que por tanto no se le puede respon- zabilizar al duefio de los dafios que oca- sionen en cultivos ajenos no debidamente protegidos; que, por la misma causa, es necesario deiarles libres el acceso al’ rio que constituye su abrevadero natural, es- pecialmente en tiempo de verano; y que, sin aceptar el hecho de que hayan sido sus animales los que causaron el dafio, dadas las condiciones econémicas preponderan- tes en la region, la vietima no estd exenta de culpa'por no'haber cercado sus cultivos sobre la orilla del rio, Esta pretendida con- currencia de culpa no se encuentra erigida en causal de exculpacion para el duefio de Jos animales a los que debe hacerse objeto de vigilancia constante para contenerlos dentro de los lindes del potrero de soltura, ya que el menor descuido 0 negligencia puede dar lugar a ue se salgan, se extra- vien y ocasionen dafios en los predios ve- cinos, aun cruzando el caudal de los rios, como en este caso y sobrepasando predios colindantes por falta de una adecuada vi- gilancia y encerramiento debidos. Luego no es la falta de una cerea en un cultivo distante la causa del dafio sufrido por su duefio (se subraya), sino la de falta de di- ligencia (sic) en la guarda y vigilancia, arreglo de cercos, puertas, suministro de comida o pastos suficientes; en una pala- bra, la no comprobacién de una conducta ejemplar antes las circunstancias del he- cho que constituye una verdadera ausen- cia de culpa”. 4. Finalmente por cuanto concierne al monto de la indemnizacién pedida en la demanda, afirma el Tribunal que “los ele- mentos tomados en cuenta por el Juzgado para fijar el valor total del perjuiclo sufri- lo por el actor, no alcanzan la virtualidad suficiente a obtener ese fin”. En consecuen- cia el fallo recurrido debe ser modifica- 62 do “en el sentido de confirmar el punto primero y revocar el segundo para en su lugar condenar en abstracto al demanda- do’al pago de los perjuicios de los cuales se le declara responsable. . .”. mm La demanda de casacién La parte recurrente propone un solo car- go, que funda en la primera causal, asi: Cargo tnico Se hace consistir exclusivamente en que el Tribunal “interpreté erroneamente 1a disposicin sustancial contenida en el ar- ticulo 2353 del Cédigo Civil’ La acusacién se apoya basicamente en que, como quedé demostrado mediante la inspeccién judicial practicada por el juez del conocimiento y las declaraciones testi- moniales que rindieron José Clavijo, José del Carmen Alfana, Benito Torres, Biasina Solano de Torres, Buenaventura Vargas y Luis Alfredo Rivas, el demandante no cer- ¢6 su sementera de maiz sorgo por el lado que linda con el rfo, omisién que, en con- cepto del impugnador constituye culpa, porque con ella se expuso imprudentemen- a que entrara el ganado que causd los dafios. Si el demandante “hubiera cerca- do, nada habria sucedido de lo que él alega en su demanda”. Es cierto, observa el recurrente, que, con arreglo al articulo 2353 del Cédigo Civil, del dafio causado por un animal se presu- me la culpa de su duefio o usuario; pero no lo es menos que, segiin ese mismo texto legal, la presuncion se destruye si se prue- ba culpa de la victima. Como el Tribunal no acepté que esta culpa, plenamente de- mostrada en el proceso exonera de respon- sabilidad, a juicio del impugnante, el ‘Tri- bunal incurrié en interpretacion ‘errénea del citado articulo. v La Corte considera De lo anteriormente expuesto se des- prende que tanto las partes como el Tribu- nal estan acordes en la situacién de hecho GACETA JUDICIAL No. 2393 que dio {ugar al presente litigio: Un gana- do vacuno perteneciente al demandado y que pastaba en su propia finca, destruyé en todo o en parte una sementera de maiz sorgo que tenia plantada el demandante en su hacienda ubicada en la cercanias de aquélla, Esa realidad no ha sido discutida. La controversia gira acerca de la culpa im- -putable a los litigantes en la produccisn del apuntado dafo. Si es a cargo del de- mandante por no tener cercados los terre- nos en donde habia plantado la sementera en cuestién, lo cual permitid que el ganado penetrase a ella y la dafiara; o si por el contrario, esa culpa es del demandado por no haber encerrado los potreros donde te- nia sus semovientes, a fin de impedir que éstos se escaparan y pudieran dafiar las fineas vecinas. Todo el debate gira, pues, dentro del campo de la responsabilidad civil extra- contractual, acerca de la interpretaciin que debe darse al articulo 2353 del Cédigo Civil cuyo primer inciso es del siguiente tenor: “El duefio de un animal es respon- sable de los dafios causados por el mismo animal, atin después que se haya soltado 0 extraviado, salvo que la soltura, extravio 0 dafio no puedan imputarse a culpa del due- io o del dependiente, encargado de la guar- da o servicio del animal”. En memorable sentencia del 12 de mayo de 1939 (XLVIII, pag. 27), reiterada poste- riormente en muchas ocasiones, la Corte clasificé los casos en que segin Ia ley se genera la responsabilidad por culpa aqui- Fana, y tal doctrina, aplicada a las perso- nas naturales, conserva atin toda su vigen- cia, por lo cual es el caso de acogerla una vez mas, “El titulo XXXIV del libro cuarto del C6- digo Civil consagrado a dar normas sobre la responsabilidad comin por Ios delitos y culpas, dividese por materias en tres par- tes: la’ primera, que son los articulos 2341 y 2345, contiene los principios directores de la responsabilidad delictual y cuaside- Tictual del hecho personal; la’ segunda, constituida por los articulos 2346, 2347, 2348, 2349 y 2352, reoula todo lo relativo a la misma responsabilidad por el hecho de personas que estan bajo el cuidado o de- pendencia de otro; y la tercera, agrupada baio los articulos 2350, 2351, 2353, 2254, 2355 y 2356, se refiere a la responsabilidad No. 2393 GACETA JUDICIAL 63 por el hecho de las cosas animadas e ina- nimadas”. La jurisprudencia que acaba de trans- cribirse como se dijo, ha sido reiterada por la Corte, entre otras, en las siguientes sen- tencias:'18 de noviembre de 1940 (L, pag. 441); 25 de febrero y 24 de junio de 1942 (LIL, pags. 87 y 658); 18 de octubre de 1945 (LIX, pag. 97); 6 de febrero de 1944 (LVI, Pag. 29); 27 de octubre de 1947 (LXII, 4g. 86); 16 de diciembre de 1952 (LXXII, pagina '86); y 28 de febrero de 1958 (LXXXVI, ‘pag. 131). La responsabilidad civil extracontractual esta configurada por los tres elementos tradicionalmente aceptados por la jurispru- dencia y la doctrina, los cuales fluyen cla- ramente del texto de los preceptos legales que la regulan: culpa del demandado; da- fo sufrido por el demandante; y relacién de causalidad necesaria entre éste y aqué- Ma. Quien la invoca con el fin de obtener que por la via jurisdiccional se le resarza el dafio sufrido, debe afirmar en su deman- da la concurrencia de tales tres elemen- tos, concretados a la situacién factica res- pectiva, y demostrarlos plenamente. Hay cierto casos, sin embargo, en que Ia culpa se presume. El demandado sélo puede exo- nerarse de a responsabilidad consiguien- te, afirmando y demostrando que el dafio obedecié a fuerza mayor, caso fortuito 0 a lo que la doctrina francesa denomina la “intervencién de un elemento extraiio”, aue consiste en la culpa de un tercero 0 de la propia victima, Si ésta ultima culpa resulta ser la que originé el daiio en for- ma exclusiva, la mencionada exoneracién ser total; si por el contrario es apenas concurrente, ésta sera parcialmente pro- porcionada a la influencia que esa culva extrafia al demandado tuvo en Ia produc- cién del perjuicio. En este caso, el autor del dafio no podra exonerarse jamAs, total o parcialmente, de su responsabilidad civil, cuando se limita a demostrar su_ausencia de culpa en la ocurrencia del dajio. Cuando se trata de la responsabilidad mencionada en el tercer grupo, o sea por el dafio aue causen las cosas animadas 0 in- animadas a cargo del duefio o usuario de las mismas, ‘que es precisamente el caso objeto de esta litis, del eiercicio o desarro- Ho de actividades peligrosas, 0 de los ha- bitantes del edificio en el caso especial del articulo 2355, la ley establece una presun- cién de culpabilidad a cargo de tales per- sonas, como de vieja data lo ha reconocido Ia jurisprudencia de la Corte sin variacion alguna, Esa presuncién releva al damnifi- cado de su carga de probar la culpa; le bas- ta con demostrar el hecho u omisién, el dafio sufrido y la relacin de causalidad en- tre uno y otré. En este caso, pues, el respon- ‘sable mo se exonera de su obligacién de indemnizar demostrando que el dafio ocu- rrié sin culpa alguna de su parte; al efec- to debe acreditar alguna de los tres even- tos exonerativos mencionados 0 sea, caso fortuito, fuerza mayor o culpa exclusiva de un tercero o de 1a misma victima, como lo dispone el articulo 2357. En el caso concreto del articulo 2353 del Céd'eo Civil, o sus equivalentes, 1385 del Cédigo Francés, 2326 del Chileno, 1218 y 2052 del Italiano, 1124 y 1128 del Argen- tino, es decir de Ia responsabilidad presun- ta del duefio de animal propio 0 ajeno que tenga a su servicio, por los dafios que éste cause, cuyos remotos origenes pueden ras- trearse en Ia Lex Aquila y en la Ley XXII de la 7# Partida, coinciden todos los doc- trinantes en que ademas del caso fortuito y de la fuerza mayor, uno de los factores eximentes de tal responsabilidad es la culpa de la victima. (Cir. Fernando Vélez, Estu- dio sobre el Derecho Civil Colombiana. 2 Ed. Tomo IX, N? 39, pag. 27; Alessandri y Somarriva, Fd. Nascimiento, §antiazo, 1942, Tomo IV, N° 1284, pag. 898; Planiol, ert, Esmein, Traité Practique de Dr Civil Francais, Paris 1920, T. VI, N° 601, pags. 820 y 821: Josserand, Cours’ de Droit Civil Positif. Francais, Paris, 1933, T. TI, Ne 521, pags. 282 y 283); Henri et. Lein Mazeaud, Traité Théorque et. Practique de la Resnonsabilité Civile, Delictuelle et Con- tractuelle, 3* Ed. Paris 1939, T. II, Nos. 1132 v 1133, pags. 98 y 99: Henri Leén y Jean Maseaud, Lecciones de Derecho Civil, trad. espafiola’ Luis Alealé-Zamora v Casti- lo, Buenos Aires 1960, Parte 2%, Vol. I, N°’ 594, pag. 342; Francesco Messineo, Ma: nual_de Derecho Civil _y Comercial. ‘trad. esnafiola Santiago Santis Melendo. Buenos Aires, 1971, Tomo VI, Nos. 13 y 25. pags. 506 y 526). La Corte, al comentar el men- cionado articulo 2353, ha dicho aue “el sis- tema legal concede al juez amplios poderes 64 para valorar, en conereto y a la luz de las probanzas, el hecho y las circunstancias determinantes del dafio, no sélo en Ja tarea de deducir hasta donde fue evitable, sino también en cuanto respecta a saber en qué medida la propia culpa de quien sufrié el perjuicio puede atenuar y aun suprimir la responsabilidad”. (Cas. Civil 19 de julio de 1961, XCVI, pag. 166). En resumen de lo expuesto, como doc- trina de la situacién regulada por el ar- ticulo 2353 del Cédigo Civil, cabe desta- car lo siguiente: a) Los dafios causados por un animal, “atm después que se haya soltado o extra- viado” comportan una presuncién de cul- pabilidad para su duefio o para la persona que de él se sirve; b) La referida presuncién tmicamen- te releva a quien la invoca del deber de probar la culpa del duefo o guardian del animal, porque el dafio y la relacion de causalidad con el hecho perjudicial debe probarlos en todo caso; ¢) Dichos duefio o guardian no pueden exonerarse de la referida presuncién de cul- pabilidad limitandose a afirmar 0 a de- mostrar ausencia de culpa de su parte en la ocurrencia del daiio; 4) Tal exoneracién o reduccién, segin el caso, de la obligacién de resarcir el per- juicio, segin el claro texto del articulo 2353 sélo tiene cabida en forma total, si el due- fio o el guardian demuestran plenamente un hecho positivo y concreto consistente en que el dafio causado por el animal obedece a fuerza mayor 0 caso fortuito o culpa ex- clusiva de un tercero, y en forma parcial, cuando también medi¢ culpa de la propia victima o de un tercero y en proporcién a Ta influencia determinante gue estos ha- yan tenido en Ia ocurrencia del dafio (ar- tieulo 2357 C. C.). Es obvio que si el per- juicio se produjo como consecuencia de culpa exclusiva del damnificado, el duefio © el guardian del aninial quedan exonera- dos totalmente de responsabilidad. Todo lo que se ha explicado acerca de Ja verdadera inteligencia que debe darse al precepto legal en cita, conduce a poner de relieve el error de internretacién en que incurrié el Tribunal al aplicarlo en el pre- sente caso. Dijo éste, en efecto, que “la cor currencia de culpas no se encuentra erigi- da en causal de exculpacién para el duenio GACETA JUDICIAL No. 2393 de los animales” que causen un dafio. Ese concepto equivocado del ad quem exige la rectificacion doctrinaria que se ha hecho en esta providencia y desemboca inevita- blemente en la prosperidad del cargo. De esta suerte debe casarse el fallo im- pugnado y dictarse, en instancia, el que aya de reemplazarlo, para lo cual ademas de las razones expuestas en el despacho del cargo, basta agregar lo siguiente: Es verdad aceptada en este proceso debido a falta de cercas en la finca del de- mandado, el ganado de su propiedad que alli se encontraba ocasioné dahos en una sementera de maiz sorgo que tenia el de- mandante en una hacienda, no colindante pero si situada a no mucha distancia de aquélla. Pero también lo es, y asi aparece del andlisis de las pruebas allegadas a los autos, que al terreno donde el demandante tenia la sementera de maiz que dafé el ganado de su contraparte, tampoco estaba cercado. Esa ausencia de cercados de los dos predios atribuible a sus duefios o ex- plotadores, fue la que ocasioné que el ga- nado causara Jos perjuicios cuya indem- nizacién se busca en esta litis, Es apenas natural que si cualquiera de esas dos fin- cas hubiese estado cercada esos dafios no se habrian podido producir. Esa fue, pues, la culpa concurrente en que incurrieron ambos litigantes. En estas condiciones, se reduce la res- ponsabilidad por culpa presunta del duefio del ganado que consagra el articulo 2353 en la proporcion en que a los dafios con- currié la del damnificado. A falta de prue- ta concreta sobre la proporcionalidad de tales culpas concurrentes, debe entenderse que ellas obraron de por mitad, lo cual sig- nifica que el demandado s6lo debe indem- nizar el cincuenta por ciento de los periui- cios materiales sufridos por su demandan- te. Y como aunque la existencia de tales periuicios se encuentra plenamente acredi- tada la cuantia de los mismos no lo esta, es menester que ésta se determine median: te el procedimiento establecido por los ar- ticulos 307 y 308 del Cédigo de Procedi- miento Civil. Por consiguente, 1a Corte Suprema de Justicia. en Sala de Casacién Civil, admi- nistrando justicia en nombre de la Repti- blica de Colombia y por autoridad de la ley, No. 2393 CASA la sentencia impugnada y en su lu- gar Resuelve: 1° Declarase que Rosendo Baquero Gu- tiérrez es civilmente responsable de la mi- tad de los dafios que ganados de su pro- Piedad causaron en el mes de enero de 1974 en los cultivos de maiz sorgo de pro- edad de José Francisco Pereira; que éste nia en su finca “Titania” también de su propiedad, ubicada en jurisdiccién del Mu- nicipio de’San Carlos de Guaroa. 2° En consecuencia, condénase al de- mandado Rosendo Baquero Gutiérrez a pa- gar al demandante José Francisco Pereira Ja mitad de los perjuicios materiales que éste sufrié y a que se refiere la parte mo- GACETA JUDICIAL 65 tiva de esta providencia, cuyo monto sera determinado en la forma que ordenan los articulos 307 y 308 del Cédigo de Procedi- miento Civil. 3° En estos términos queda reformada la sentencia proferida por el Juez Promis- cuo de Acacias el 4 de noviembre de 1974. 4° Condénase al demandado al pago de la mitad de las costas de ambas instancias. Sin ellas en el recurso de casacién. Cépiese, notifiquese, insértese en la Ga- ceta Judicial y devuéivase al Tribunal de Villavicencio. Aurelio. Camacho Rueda, Ernesto Escallén Var- gas, José Maria Esguerra Samper, Germén Giral- do Zuluaga, con salvamento de voto; Humberto Murcia Ballén, Alfonso Peléez Ocampo. Alfonso Guarin Ariza, Secretarlo General. SALVAMENTO DE VOTO Mi disentimiento del fallo anterior fin- dase en que, por las breves razones que a continuacién expongo, el demandado no debi ser condenado a’ pagar el cincuenta or siento de los dafics padecidos por el demandante, sino solo la tercera parte. En efecto, si se’ tiene de presente que es de mayor grado la culpa del demandante que la de su adversario, aquella conclusion se- ria la equitativa, ‘Traténdose de tierras que estan destina- das a la ganaderia desde tiempo inmemo- rial y conociéndose 1a especial manera de explotar en aquellas comarcas tal renglén de a economia nacional, impénese a quien, con todo derecho, quiera dedicar parte de sus tierras a la labranza, la construccién de cereas que defiendan sus cultivos no s6- lo de sus propios ganados, sino de los de sus vécinos. Sembrar maiz 0 sorgo en zona, destinada exclusivamente a la ganaderta, sin previo cerramiento de la tierra labran- tia es imprudencia notoria que excede a la que cometeria quien pone a pastar va- cunos en sus propias tierras mal cercadas 0 sin cereos. A pesar, pues, de compartir la conclusion de que uno y otro de los litigantes obra- ron culposamiente por la omisién de alam- brar sus tierras, estimo que fue mayor la negligencia del’ demandante cultivador_y que, por ende, la condena impuesta al dé- mandado debié ascender s6lo a la tercera parte del dafio que aquél demuestre haber padecido. Bogotdé, marzo once de mil novecientos setenta y seis. German Giraldo Zuluaga,

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