dad se define menos como una imputacién
aun eulpable por una falta cometida en el
“pasion gue como wna aiygnasion 2 wna co-
lectividad de una misién para el futuro. La
tercera es juridica: propone una calificacién
yun régimen juridicos para esa mezcla de
naruraeza y cultura que es el medio, a tra-
‘és de la nocin de patrimonio, institucién
compleja que articula el sujeto y el objeto,
Jo privado y lo publico, lo local y lo global,
cl presente, el pasado y el futuro. En su re-
gistro del proyecto para el medio natural, el
jursta pensari en “patrimonio comin”, el
onomista calculari el “desarrollo sosteni-
ble” y el moralista pensar en “responsabil
dad para las generaciones fururas”. Segtin
Ost, tres maneras convergentes de asegurar
tan fururo para el medio natural.
El trabajo de Frangois Ost sin que sea una
alrernativa declarada por el autor-, puede
ser ubicado en una linea de andlisis! que
aborda la instituciones y concepciones de
ta modernidad, en tanto construcciones s0-
ciales, a partir de su inscripcin en la total-
dad social, con una mirada comprensiva,
‘que intenta situarse “aera”, de la crisis del
proyecto social y politico de la moderni-
dad, que no confunde complejidad con
complicacién, ni Ia toma como una moda
intelectual, sino que asume la crisis de la
ciencia y del paradigma modernos desde la
posibildad de rupeura y de apertura a nue
vias propuestas éticas y politicas que tien
ddan a lograr ese mundo mas justo, solidario
y arménico por el que muchos seguimos
propendiendo,
Maria Mercedes Maldonado Copello
| Néstor Garefa Canelini, Alejandro 2 Pensamas om a rabajos de
Castellanos, Ana Rosas Mantecén. Karl Pla, de Lois
| La cindad de los vinjeros, Travesias | Dumonte de Banvonner de
¢ imaginarias urbanos: México, J
| 1940-2000
UAM, Editorial Grijalbo
Mico, 1996, 119 pp. y una abundante
| iconografia de mis de siete fordgrafos y
tres fonds,
Desde hace va- |
Fios aos despla
zarse en Bogors |
se ha vuelto un
problema bas-
tante grave: el
transporte pii-
bilico, compues:
1 por buses de
todo tamafio,
taxis colectivos
¢ individuales,
se modernizé
muy dificilmente, el suck de vehiculos par-
ticulares crecié, la malla vial se degradd;
ademas, esta stuacién generd consecuencias |
ambientales y de salud publica no menos
preocupantes y nos lev6 a cambiar nue:
| tos comportamientos y usos de la ciudad.
arias soluciones son planteadas: la creacion
dde un metro, la modernizacin del stack de
buses, la reduccién del tiempo de transito
para Jos vehiculos particulares, la recupera
| cidn de las vias, a promocién de medios de
transporte no contaminantes como la bici-
cleta ete, Si bien la busqueda de soluciones
esti acompafiada por la realizacién de est
| dios muy técnicos (con mediciones de! | Zernitorios
163trdnsito y evaluacidn de costos de las dife-
rentes soluciones), de investigaciones (socio-
‘econémicas sobre la estructura del sector de
transporte, urbanistieas sobre el papel del
transporte en las formas de erecimiento de
la ciudad, antropolégicas sobre la cultura
de los conductores de buses), de campaiias
tendientes hacia una supuesta reflexibn co:
lectiva, como fue el caso con la recién jor-
nnada llamada “sin carros”, y que los medios
de transporte constituyen una temitica cada
‘vex més presente en la produccién artistica
de estos tiimos aos, la observacién y el
anilisis de este fendmeno queda todavia muy
“principiente”, sobre todo en cuanto a su
significado en la realidad cotidiana contem-
pordnea, en la construccién de una cultura
‘urbana en la capital colombiana, que como
las otras grandes capitales latinoamericanas
esté viviendo procesos sociales y culturales
bastante fuertes. El libro de Néstor Garcia
Canclini, Alejandro Castellanos y Ana Ro-
sas Mantecdn, a partir del caso de Ciudad
cde México, nos aporta elementos de reflexién
‘muy valiosos, més alli del placer visual que
nos procura la agradable combinacién del
texto con fotografias a blanco y negro, her-
‘mosas y numerosas, tomadas desde los afios
cuarenta hasta los afios noventa,
Este libro nos presenta los resultados de una
investigacidn de corte cualitativo sobre la
vivencia de os ciudadanos en los tiempos de
viajes (palabra escogida intencionalmente y
preferida a desplazamiento y a nomadismo)
‘metropolitanos cotidianos. Para N. Garcia C.,
esta vivencia tiene una légica propia, todavia
poco evidenciada y analizada cuando estos
tiempos se alargan cada vez mds y cuando
los medios de transporte se diversfican. El
anilisis de los microterritorios que en ellos
se constituyen y de los imaginarios que sus-
citan, permite también renovar la compren-
sién de las relaciones entre los ciudadanos y
las metrépolis que habitan, todo lo cual re-
leva de una lectura del espacio urbana, dis
tinta ala de los urbanistas 0 de los politicos
EL libro esté construido en tres partes prin-
cipales: una reflexién general de N. Gare
C. sobre el crecimiento poblacional y espa-
cial de Ciudad de México, apuntando a la
mportancia del transporte como espacio de
vivencia ciudadana y a la necesidad de
produccién de conocimientos sobre este
fendmeno, recordando los antecedentes y
objetivos de una investigacién que realizé
sobre el tema. En la medida en que la meto-
dologia adoptada en esta investigacién se
apoya en tun material fotogréfico (cl cual,
como se ha dicho anteriormente, est pre-
sentado en el libro) y filmico, una segunda
parte a cargo del historiador Alejandro Cas-
tellanos nos da a conocer una historia de la
fotografia mexicana, producto de los acon-
tecimientos politicos, de las innovaciones
tecnol6gicas, de la acogida por parte de la
prensa escrita a lo visual, de los contactos
con estéticas extranjeras y la afirmacién de
las locales; a través de este recorrido en el
tiempo el autor destaca la historia, mds es
pecifica, de la representacién forogréfica de
Ja Ciudad de México, En la tercera parte, N.
Garefa C. y Ana Rosas M. justitican més de-
talladamente la metodologfa adoptada en su
investigacién y exponen sus resultados.
Para plantear mejor sus hipétesis y su enfo
‘que, N. Garcia C, recuerda cuan impresio-rnante fae el crecimiento de Ciudad de Méxi
co a lo largo de la segunda mitad del siglo
Refirigndose a tedricos de las ciencias soci
les (de Certeau, Mauss, Augé), N. Garcfa
XX, volvigndose una metrépoli que aleanza | C, precisa que los viajes constituyen una
en 1990 los 1.500 km®. Esta extensién fs
corespacial lleva a caractersticas muy part
calares de los desplazamientos: se registran
37 millones de viajes-persona por dia, son
riltiple en la misma jornada (se menciona
1 caso de las mujeres de sectores populares
‘que trabajan, llevan los hijo, hacen compras, |
yy llegan a cumplir hasta 8 transbordos dia
rios), combinan distintos medios de trans-
porte: autobiis, taxi colectivo, metro,
inctusive carro individual (el metro no red
jo tanto como se esperaba el uso del carro).
Pero, ademas, estos viajes metropolitanos re-
presentan dos a cuatro horas diarias en las
jomadas de la mayoria de los viajeros. Esta
situacién tiene miiltiples consecuencias; en-
te otras, el hecho de que el ciudadano se
‘yuelve ms selectivo en sus actividades socia-
les dependiendo de su sitio, el metro retine
‘masas provenientes de clases sociales distin
tas, mientras la reparticién de st vivienda es
‘muy marcada por la segregacidn. Pero, lo que
llama especialmente la atencién del
antropélogo, es el hecho de que los medios
de transporte son también lugares donde se
vive, se percibe, se imagina la ciudad con sus
espacios y su gente, ala vez. que en sus seg-
-mentos, sus policentros, y su globalidad:
Al viajar en ellos los habitantes se apropian del
espacio urbano, atraviesan zonas gue no cono:
cen sino desde la distancia y la fugacidad del
vehiculo que los traslada. En ese movimiento,
van imaginando cémo viven ‘los otros.) por
eso nos interesa estudiar tanto la realidad de
Jos viajes como los imaginarios que suscita en
Jos viajeros
perspectiva nueva para la antropologia: son
‘como un hecho social total, a la vez. econd-
mico, juridieo, tecnolégico que implica
tuna relacién contractual entre sus participan:
tes y recapitula en cada individuo, aungue sea
vireualmente, el todo social, ls “empalmes y
conexiones’ de acontecimientos aislados.
De tal forma que le parece necesario desa-
rrollar studios en esta perspectiva y ya no
sélo la macrosocial de los sociélogos y pla-
nificadores que consideran los viajes metro-
politanos como una de las formas de
reproduccién de la fuerza de trabajo y apro-
piacidn préctica del espacio urbano, median-
te cl traslado de los habitantes,
Para ello se elabord un método interesante:
reunir diez figuras de viajeros (choferes de
taxis y buses, repartidores de alimentos,
vendedores ambulantes, amas de casa, estu-
diantes, policfas de trinsito, fotdgrafos,
vestigadores nacionales y extranjeros), cada
tuna representada por 6 8 personas, y mos-
trarles una seleccién de 52 fotos y escenas
de peliculas (en un video de 20 minutos)
de los afios cuarenta y cincuenta y de la ac-
tualidad de la vida cotidiana, con especial
presencia de los diversos medios de trans-
porte, con el fin de recoger individual y co-
Jectivamente opiniones y relatos sobre lo
que se experimenta al desplazarse por la
metrépoli.
Un imaginario compartido entre todos se
cevidencié: la congestién, el tumulto, de un
lado, y lis manifestaciones de la diversidad | Zeanatonion
1Snan
Frage ain)
cultural y politica, del otro, Pero este imagi-
nario se diversifica tambien segrin el estrato
socioeconémico, el sitio de residencia, los
medios de transporte usados, las ocup:
nes, el tiempo de residencia en la ciudad. Y,
ademés, presenta varias ambigiiedades. Se
viaja por obligacién (yendo a su sitio de tra-
bajo 0 de estudio), pues en su tiempo libre
Ja preferencia es quedarse en casa, y el viaje
es mis bien virtual, gracias a los medios de
comunicacién. Pero hay también placeres de
Viajar expresados por quienes trabajan en la
calle y viven de ella: los taxistas, ls vende-
dores ambulantes,etc.,a pesar de los esfuer
zos que pueden requerir estas actividades.
Ellos valoran el sentido teatral de la vida |
puiblica con sus contrastes y su diversidad
‘cultural. Igualmente se manifiestan tanto la
rutina yeleansancio como ia fascinacién ante
el movimiento y variedad de escenarios. No
se olvida de relacionar esta ciudad con el
resto del pais, incluso del mundo. Es inte-
resante también lo que revela la percepeién
de los polictas:técticas,transacciones y des- |
‘ios son pedcticas alas que recurren los ciu- |
dadanos y que contribuyen ala construceién
de las culturas urbana y politica
Los autores concluyen en torno a la ciuda-
dlnja en fo que llaman “una ciudad postapo-
caliptica”. Para la enorme mayoria, la urbe es
tun objeto enigmstico y [] para vivir en ella la
gente elabora suposiciones, mito, artcula in
ferpretaciones parciales tomadas de diferentes
fuentes, con todo lo cual se arman versiones de
lo real que poco tienen que ver con To que po:
drfan decir las versiones llamadas explicacio:
res cientficas,
En estas elaboraciones los viajes desem
fan un papel determinante en la estructura-
in de gran parte del sentido que la ciudad
tiene para los sujetos y por tanto, de su cul-
tira urbana y del ejercicio de la ciudadani
Este trabajo, novedoso, sugestivo, estimu-
lante, invita a profundizar ciertos aspectos
de la cotidianidad metropolitana, por ejem-
plo, acerca del impacto de la vivencia de es-
10s viajes sobre otras vivencias, las de las
esferas privada y publica, en particular la la-
boral asi mismo, en torno a la interacciones
entre las diferentes formas de movilidad es.
pacial, desde Ia cotidiana que constiruyen
«estos viajes hasta la migratoria, pasando por
1a intraurbana. Finalmente, sobre las diver:
gencias y convergencias de lenguajes, mapas
fisicos y mentale, lecturas, de la ciudad que
tienen sus diferentes clases de actores: polit
0s, planificadores, cientificos y habitantes
‘Thierry Liille