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August Wilhelm SCHLEGEL Poesia t (1801) Poesie (extracto); en: A. W. Schlegel, Die Kunstlehre (Kritische Schriften lund Reiafo, ed. de. Lohner, 1, Stuttgart, W. Kohlhammer Verlas, 1963, pp. 225-227. (Sesién vigésimo tercera)': Al ser preguntado por el soberano de usa sobre lo que la divinidad sea, el poeta Siménides hubo de tar un dia de reflexi6n; transcurrido este plazo, atin una prorro- de dos dias, Iuego de tres, etc., hasta que, como aqueél exigiera un lo certero, dio finalmente por respuesta: la cosa le parece mas os- cuanto més la pondera. Me inclinaria a contestar de modo simi- a la pregunta ,qué es poesia? y, como Siménides, creeria, de he- , haber dicho algo. Pues dio con ello a entender que la divinidad un pensamiento ilimitado, una idea. Vale esto. en efecto, para el te en toda su extensién: su finalidad, esto es, la direccién de sus as- jones, bien puede ser dada a entender en general; pero lo que ie y haya de realizar a lo largo del tiempo no llega a encerrarlo ingun concepto clasificatorio, puesto que es infinita. Mas en la poe- esto tiene lugar en grado atin mayor, ya que el resto de las artes, r la restriccién de sus medios 0 recursos para la representaci6n, si isponen de una esfera concreta que hasta cierto punto puede ser me- ida. El medio de la poesia es, empero, cabalmente el mismo por cu- medio logra el espiritu humano el conocimiento y se apodera, com- indndolas y expresdndolas, de sus ideas: la lengua. Tampoco esta, }or tanto, ligada a los objetos, sino que se crea los suyos propios; la més éxtensa de todas las artes, y, por asf decirlo, el espiritu uni- sal presente en todas ellas. En las representaciones del resto de las es se denomina poético a aquello que nos eleva por encima de la realidad habitual, colocandonos en el mundo de la fantasia; poesia lesigna en este sentido, asi pues, ante todo la inventiva artistica, el acto maravilloso por el que ésta enriquece la naturaleza; como el T Del curso conferenciado sobre ate y literatura que oftecié en la Universidad de Berlin, La primera publicacion de estas conferencias es més tarda, de 1884: J. Minor, Deuische Litteraturdenkmale des 18. und 19. Jahrhunderts, vol. XVI mo nombre indica: creacién y produccién verdaderas. Toda represen- tacidn material externa va precedida de otra interna en el espiritu del artista, a la cual se incorpora siempre el lenguaje como mediador de la consciencia, y puede decirse, por ende, que aquélla proviene en to- do momento del seno de la poesia. La lengua no es producto alguno de la naturaleza, sino impronta del espiritu. humano, que coloca en ella el origen y la afinidad de sus figuraciones y todo el mecanismo de sus operaciones. En la poesia, por tanto, se forma una vez mas, Io ya formado; y la ductilidad de su organismo es tan ilimitada como Ta capacidad del espiritu’ de regresar a si mismo por medio de refle- xiones elevadas cada vez a mayor potencia. No es, pues, de extraftar que la presentacién de la naturaleza humana pueda espiritualizarse y glorificarse mas en la poesia que en el resto de las artes, v que sepa ésta encontrar una via de acceso a las mas misteriosas regiones de lo mistico. No tiene ante si meramente el universo corpéreo perceptible, sino todas las formaciones artisticas; muy especialmente se atrae to- do Io que es poesia de nuevo a su naturaleza, que se transforma por ello en un bello caos, del que el amor y el odio 0, en otras palabras, el entusiasmo, el sentimiento poderoso y dominante de simpatia y an- tipatia, extrae y segrega nuevas creaciones arménicas. Se ha tenido por incomprensible y sumamente chocante que se haya hablado de poesia de la poesia, y, no obstante, es muy facil que, para aquel que iene en efecto un concepto del organismo interno de la existencia es- piritual, la misma actividad por la que en un primer momento se co suma algo poético, vuelva a su vez a consagrarse a su resultado. Sin temor a la exageracién puede decirse que, en sentido estricto, toda poesia es poesia de la poesia, pues da por presupuesto el lenguaje, ‘cuya invencién corresponde a la fabrica poética, que es en si un poe- ma siempre en devenir, en transformacién, nunca acabado, del géne- ro humano todo. Atin mas: en las épocas mas tempranas de la cultu- ra se dio a luz una visién poética del mundo en la que domina la fan- tasia, nacida en la lengua y hacia afuera de la lengua, e igualmente necesaria y fortuita como ella. Es la mitologia. Bs ésta, por asi decir- Jo, la potencia mas elevada de la primera representacién de la natura- leza llevada a efecto por medio del lenguaje; y la poesia libre auto- consciente que sigue edificando sobre su base, para la que el mito vuel- ve a convertirse en material que poetiza, que utiliza poéticamente, se haya, en consecuencia, en un escalén superior. Puede esto, por tanto, seguir atin adelante, pues la poesia no abarca del todo al hombre en ningtin periodo de su formacién (que realmente merezea ese nombre Y No sea mera especializacién y aniquilamiento de ciertas disposicio- nes); y, del mismo modo que es lo original remote, el arte primigenio y madre de las otras artes, Ia poesfa es también la perfeccién wiltima de la humanidad, el océano en el que todo desemboca de nuevo, por mucho que haya podido alejarse de él, 0 recibido en su periplo las, s diversas configuraciones. Inspira ya el primer balbuceo del nino , todavia més alld de a mds alta especulacién del fildsofo, permite nnfigurar visiones proféticas que otra vez vuelven a hechizar el espi- itu en medio de la vida, justo alli donde él se habia despojado de vida para contemplarse a si mismo, Ella es, asi pues, la cima de la ciencia, la lectora, la intérprete de aquella revelacién celestial, sna lengua de los dioses, como en razdn la denominaron los antiguos. Precisamente parque la poesia es lo mas presente en todo, lo que jo lo penetra, la comprendemos con mayor dificultad, de manera iejante a como no percibimos de especial modo el aire que respira- sy en que vivimos. Una nacién, una época, en la que la poesia ‘se haya desarrollado desde un primer comienzo sin perturbaciones, ‘aun en perfecta posesién de si misma, se aclarara menos que cual- uier otra acerca de su esencia: fue éste realmente el caso de los grie- 108, demasiado felices y favorecidos como para comprender su pro- pia poesia, Nosotros, cuya cultura no se ha desenvuelto en continui- dad desde la naturaleza sencilla, sino que ha arrancado a empeliones desde la confusa barbarie, y por ello se halla todavia aislada y desar- miénica en toda su extensién, podemos ir més lejos en profundidad Ia especulacién sobre este sujeto, de manera semejante a como las intenciones poéticas mismas se han vuelto sensiblemente mas especu- vas, como se mostrard en el andlisis de la poesia roméntica, ala ‘que, puiesto que empieza de nuevo a vivir, podemos observar con ma- ‘yor profundidad de la que en su gran época les fue posible a los maes- {ros ¢ iniciadores de la misma. (...)

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