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2030 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA fidad de escribano de registro del firmante del testimonio o Ja autenticidad de su firma, mas carece inclusive de posibilidad facticn de advertir In falsedad de la escritura matriz (1). DANOS ¥ PERIVICIOS: Responsabilidat Estado, Registro de la Propiedad. El estudio del titulo de propiedad resulta necesario para que se configure en el adquirente del derecho real tu buena fe, creencia, que consiste en Ja impecable conviccién dz estar obrurdo con arreglo a derecho, y que constituye presupuesto indispensable para obtener ta proteccién de Ia ley. Por otra parte, la indicada prudencia y pleno conocimiento de las cosas requeria también que —en cl caso— ta aclora hubiese tomado conoci- miento directo del inmueble que se le ofrecia como garantia, cuya ubica- cidn en el territorio de determinada provincia no se justifica que desco- nociera, ya que no podria invocar vitidamente la igndrancia dz In ley 4141 —que modified los iimites provinciales—; en consecuencia, el, hzcho daiioso tiene ese cardcter por una falta que le es imputable a la actora y no a la Provincia demandada (art. Lili dei Cédizo Civil) @). JORGE FERNANDO VADELL v. PROVINCIA ve BUENOS AIRES DANOS Y PERIUICIOS: Responsabilidad del Estado. Registro de la Propiedad. Resulta responsable ta Provincia demandada si el Registro d2 la Propieda:l —ignorando determinadas ventas y atribuyendo a una persona Ja plenitud de un dominio del que no fue titular— cumplié de manera defectuosa ias funciones que le son propias y que atienden, sustancialmente, a otorgar un conocimiento cabal de las condiciones de dominio de los inmuebles. Ello asi, pues quien contrac ta obligacién de prestar un servicio 10 debe realizar en condiciones adecuadas para Menar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumpli- miento o su irregular ejecucién. DANOS ¥ PERJUICIOS: Responsabilidad del Estado. Generalidades. La iden objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en Ja aplicacién por via subsidiaria del art. 1112 del Cédigo Civil que establece un régimen de responsabilidad “por fos hechos y las omisiones de los funcionarios pi- @) 18 de diciembre. Fallos: 296:397; 302:238; 303:851; causa “Zezza, Oscar y otros ¢/Buenos Aires, Provincia de, del 13 de junio de 1978, ©) Fallos: 270:404; 290-71; 296:397. DE JUSTICIA DE LA NACION 2031 bBlicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una manera itregular las obligaciones legales que les estén impuestas”. Ello pone en juego Ja responsabilidad extracontractual del Estado en el ambito del de- Fecho puiblico que no reqniere, como fundamento de derecho positivo, recurrir al art. 1113 del Cédigo Civil PANOS Y PERJUICIOS: Responsabilidad del Estado. Generalidades, La responsabilidad extracontractual det Estado en el ambito del derecho pUblizo no constituye una responsabilidad indirecta, toda vez que la acti- vidad de los drganos © funcionarios del Estado realizada para el desenvol- imiento de los fines de las entidades de las que dependen, ha de ser considerada propia de éstas, que deben responder de modo principal y directo por sus consecuencias dafiosas. ESCRIBANO. Si Bien no caben dudas de que el escribano, como fedatario, cumple una funcién publica por la investidura con Ia que el Estado lo somete a su Superintendencia (arts. 17, 35 y sigs. de ta ley 12.990), es evidente que nO se presentan las notas caracteristicas de la relacién de empleo piblico gue permitan responsabilizarlo por las consecuencias de su desempefio, ya ue no exists dependencia orgénica respecto de los poderes estatales cuyas plantas funcionales no integra, no est sometido al régimen de subordinaci jerdrquica que le es propio ni se dan a su respecto otras caracteristicas d: ‘stracién como puede serlo, en sit un vineulo permanente con ta admi medida, la remuneracién. ESCRIBANO, El escribano de registro es un profesional del derecho afectado a una acti vidad privada, pero con atributos que en parte lo equiparan a la gestién Paiblica, cuyos actos, vinculados al comercio juridico privado, dan fe de esas relaciones privadas y no expresan Ia voluntad del Estado como éste Hormalmente la exterioriza a través de sus érganos, ESCRIBANO, La referencia conteni fa en la nota al art. 1112 del Cédigo Civil que men- ciona @ los escribanos entre los agentes piiblicos —ubicada en su preciso contexto temporal, por ser anterior a I vigencia de las Ieyes 1144 y 1983, que distinguen entre la fe publica notarial y Ja judi femente indicativa si se toma en cuenia que, aun en aquellas normas, los '— no es suficien- manos de registro tenian su regulacién junto a los escribanos secretarios —Stos si incuestionablemente funcionarios estatales— en el marco de las 2c FALLOS DE LA CORTE SUPREMA leyes destinadas a ordenar Ia organizacion de los tribunales bajo la gené- rica definicién de escribanos publicos. ESCRIBANO. Aun de admitir que la funcién fedataria sea Ia mas que realiza el notario, no puede ignorarse que concurre con otras que no ostentan ese cariicter y que son propias de su condicién de profesional inde: pendiente. Parece absurdo, entonces, que semejante dualidad se presente rascendente de las en quien se pretende definir como funcionario piiblico, como igualmente inaceptable que, necesariamente sometido como tal a una tipica subordinacién, Gisciplinaria, esta facultad del Estado pueda coexistir con el ejercicio de una superiniendencia a cargo de organismos corporativos como los que con- templa a ley 12.990. ESCRIBANO. El vinculo de la actividad notarial con el Estado dentro de un r coneesién no importa adjudicar a sus beneficiarios el rango de funciona- rios ptiblicos. imen de FALLO DE LA CORTE SUPREMA Buenos Aires, 18 de diciembre de 1984. Vistos los autos: “Vadell, Jorge Fernando c/Buenos Aires, Pro- vincia de s/indemnizacién”, de los que Resulta: 1) A fs. 40/45 Ia parte actora demanda a la Provincia de Buenos Aires para que se la condene a pagar las sumas que se vea obligada a resarcir en favor de Miguel Garcia Gémez en un juicio que éste le sigue, originado en los hechos que pasa a relatar. Dice que por escritura del 22 de junio de 1949 vendié al mencio- nado Garcia Gémez el inmueble constituido por la mitad N.O. de Ia manzana F, ubicado en la ciudad de Necochea, chacra N° 164, y que habia adquirido a Elias Sily. Esas compraventas —sostiene— fueron efec- tuadas sobre Ja base de antecedentes de dominio nulos que compro- meten la responsabilidad de la Provincia. DE JUSTICIA DE LA. NACION 2033 Tales antecedentes dominiales demuestran que mediante escritura del 27 de diciembre de 1906 Gervasio Abésolo compré la totalidad de la chacra 164 de Ia que comprendia numerosas manzanas, entre ellas, las identificadas con las letras “E” y “P° Posteriormente, Abasolo ven- di6 Ta mitad 8.0. de la manzana “EF” a J. N. Méndez y Cia, la mitad festante NE. a Juan Ayrolo y la mitad S.E. de la manzana “E” a José Koblitz. De tal suerte, s6lo quedé en su patrimonio la mitad N.O. de esta Ultima, El 17 de junio de 1914, Absisolo transfirié a su hermano Emiliano cl remanente de la totalidad de ta chacra 164. Al confeccionar la esert fara pertinente, el escribano José Exertier exchuy6 de la operacién “la mitad 8.0. de la manzana “E” que atribuyé a Méndez sin advertir que Jo adquitido por éste correspondia a la manzana “F” y no consides eee ————_—_— transmisién, Fallecido Emiliano Abdsolo se enajené por sus sucesores y en subas- ‘a, To que se denomina la mitad N.O. de la manzana “F" produciéndose nuevas irregularidades. En efecto, aquél no era propietario de esa fra eer ———————C Retistro de Ia Propiedad informé adjudicéndole Ia plena titularidad det dominio. No obstante estas circunstancias, el registro inmobiliario anoté el titulo de Emiliano Abésolo pese a mediar las defectuosas menciones consignadas por el esctibano Exertier y expidié Iuego un certificado rrr ——sert—s—S—ss—s—r—S——Ss—S= Para anotar luego su venta a Bilbao y Jaca. A partir de estos errores fe Produjeron transmisiones paralelas superpuestas sobre una misma fracci6n lo que determiné una serie de litigios entre los que menciona él seguido en su contra. Por estos hechos responsabiliza a In demandada, ya sea por los errores registrales como por la conducta de los escribanos intervinientes, 8 los que califica de funcionarios piblicos dependientes del Estado pro- vincial. 1) A fs, 54/60 contesta la Provincia de Buenos Aires. Opone la Excepeion de falta de legitimacién para obrar y pide subsidiariamente el rechazo de la demanda, 2034 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA Tras resefar los antecedentes registrales descarta su responsabili- dad, Ja que, en todo caso, sostiene que se originaria er: las menciones de las escrituras que crearon la superposicién de Tampoco Ia reconoce en Io atinente a la actuacién de los escribanos, a quienes niega el cardcter de funcionarios piblicos recordando las dife- rentes doctrinas claboradas acerca de la naturaleza de sus funciones. Pide, por ultimo, la citacién de los escribanos Exertier y Lands, ascripciones denunciadas. IL) A fs, 69 se desestima la excepcidn planteada y a fs. 96 so rechaza la citacién de terceros. IV) A fs. 135/36 la actora hace saber que la sentencia dicta en el litigio seguido por Garcia Gémez ha sido favorable al actor lo que deja expedita esta accién aun cuando no exista monto liquido del resar- cimiento a que se lo condené. Considerando: 12) Que el presente juicio es de la competencia originaria de esta Corte Suprema (arts. 100 y 101 de la Constitucién), 2%) Que a los efectos de precisar los antecedentes dominiales que dan origen al pleito, cs conveniente su relacién circunstanciada, la que, por lo demés, resulta suficientemente esclarecida en el dictamen pericial del esctibano Rubio. En el aiio 1906, el sefior Gervasio Abasolo adqui- rid la totatidad de la chacra 164, compuesta entre otras de las manza- nas “E” y “F” sobre las que se suscitardn las sucesivas controversias, y afios después, entre 1910 y 1911, vendi6 las fracciones S.0. y N.E. en que se dividia la “F” a Méndez y Cfa. y Ayrolo, y la S.E. —de las dos que conformaban la “E”— a José Koblitz. Slo quedé en su patti- monio, entonces, la individualizada como N.O. de la manzana “E” (ver posiciones puestas a la demandada, a fs. 153/55, respuesta 4%). En 1914 Abésolo vendié a su hermano Emiliano lo que se indica como remanente de la chacra 164. Para realizar esta operacién el es- 10 inmobiliario de 1a Provincia el certificado 3869 que, segiin lo afirma el perito, informé que Ia tota- lidad de la chacra pertenecia al vendedor lo que obviamente no co- rrespondia a la realidad dominial toda vez que se habian producido las ventas ya resefiadas, todas ellas inscriptas en el registro (ver posicio~ cribano José Exertier requirié del regi DE JUSTICIA DE LA NactON 2035 Res de fs. 153/55, respuestas 1° a 34; fs. 236/37, eseritura a fs. 43/ 46 de los autos: “Verga de Cherbet ¢/Garcia Gomez", agregados por cuerda). Por su parte, el esctibano Exertier, cuyo conocimiento de esas transacciones se desprende de la escritura, excluyé de la venta Ja frac. cién 8.0. de la manzana “E” —inexistente, por lo demas— confund dola con ta asi denominade de ta “F” que habia comprado Méndez, De tal manera y mediante inscripcién N° 94.545, serie B, del 28 de diciembre de 1914, Emiliano Abasolo se convirtié en “dueio” de la parte S.©. de la manzana “F” ya vendida, sin observaciones de parte del registro (ver posiciones, respuesta 5#), 3°) Que en 1924, la sucesién de Emiliano Abésolo enajend, en Subasta, a la firma Bilbao y Jaca lo que en la escritura se identifies como sector N.O. de la manzana “F”, Jo que constituia una denomina- cién incierta. Ese nuevo error notarial, esta vez del escribano Lando, crigin6 la superposicion de dominio sobre el angulo oeste de esa manzang (dividida como se sabe en fracciones $.0. y NE.). Tal escrituraciéy fue precedida de sucesivos pedidos de certificacién de dominio que gra- Wiaron decisivamente en ta suerte de los bienes. En efecto, el 12 de julio de 1923 y mediante oficio que figura a fs. 207 de los autos suceso. ios de Emiliano Abésolo, se indica que “en cuanto a lo deslindado Por la inscripcién 94.545 B “14°” (corresponde a la venta entre los Cre —“ ® sido enajenado”. 4°) Que esa respuesta evidencia que el registro, pese a contar con medios para informar sobre anteriores transferencias —asi lo. prueban la mencién antedicha del estado de Ia chacra 136 y Jas constancias que Feconoce en la absolucién de posiciones—, ponian en cabeza de Emiliano Abésolo Ia titularidad de un bien que nunca le habia pertenecido tota mente, Este se reitera, segiin el petito, en otras piezas provenientes de esa reparticion que obran en el protocolo respectivo (certificado 39.676, del 31 de julic de 1924, y su ampliacién bajo N° 48,632 del 22 de septiembre de ese aio). Alli se comunica, por el primero, que la chae Sra consta en su integridad a nombre de Emiliano y por el segundo, emitido meses después, que ese dominio no se habia modificado en sus condiciones (peritaje de fs. 160/68). De lo expuesto, surge la evidencia de que el registro ignoré ta primitiva venta de Gervasio Abésolo a Mén. 2036 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA dez que involueré e! terreno que suscita el litigio y las posteriores de Emiliano atribuyéndole a éste a plenitud de un dominio del que no fue titular. Cabe seftalar también, que Ia venta de Bilbao y Jaca se anoté sin reservas pese a las incongruencias ya expuestas (posiciones de fs. 153/55, respuesta 74). 5) Que las consideraciones precedentes demuestran la responsa- bilidad de la Provincia toda vez que el Registro de la Propiedad, al in- currir en Jas omisiones sefialadas, cumplié de manera defectuosa las fun- ciones que le son propias y que atienden, sustancialmente, a otorgar un conocimiento cabal de las condiciones de dominio de los inmuebles En este sentido cabe recordar lo expresado en Fallos: 182:5, donde ef Tribunal sostuvo que “quien contrae la obligacién de prestar un servicio Jo debe realizar en condiciones adecuadas para Ilenar el fin para el que ha sido establecido, siendo responsable de los perjuicios que causare su incumplimiento o su irregular ejecucién”. Esa idea objetiva de la falta de servicio encuentra fundamento en Ja aplicaci6n por via subsidiaria del art. 1112 del Cédigo Civil que es- tablece un régimen de responsabilidad “por los hechos y las omisiones de los funcionarios piblicos en el ejercicio de sus funciones, por no cum- plir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les estan impuestas”. 6°) Que ello pone en juego la responsabilidad extracontractual del Estado en el Ambit del derecho piiblico que no requiere, como funda- mento de derecho positivo, recurrir al art. 1113 del Cédigo Civil al que ‘han remitido desde antiguo, exclusiva o concurrentemente, sentencias an- tetiores de esta Corte en doctrina que sus actuales integrantes no compar- ten (ver Fallos: 259:261; 270:404; 278:224; 288:362; 290:71; 300: 867). En efecto, no se trata de una responsabilidad indirecta la que en el caso se compromete, toda vez que la actividad de los érganos o fun- cionarios del Estado realizada para el desenvolvimiento de los fines de las entidades de las que dependen, ha de ser considerada propia de éstas, que deben responder de modo principal y directo por sus conse- cuencias dafiosas. 7°) Que no obstante, y a mérito de lo expuesto acerca de las actuaciones de los escribanos Exertier y Land6, debe establecerse si am- 2037 DE JUSTICIA DE LA NaCI bas fueron causa eficiente de los daiios por las fallas en que incurtiezon en Ta confeccién de las respectivas escrituras al denominar equivocada- mente las fracciones vendidas, Asi parece respecto de Exertier quien, conocedor de ias ventas anteriores —ignoradas, como se dijo en los er™r—e—s—s—SsesSesT——CSCS de de fs. 686/90 de los auios sucesorios de Emiliano Abisolo, debié excluit del denominado “remanente” Ja fraccién $.0, de la manzana “PY que a raiz de su intervencién fue vendida dos veces otiginandose la superposicién del dominio, pero no en lo que atafie a Lands. En efecto, ste, que se guis por los antecedentes del registro y en particular por la SiluaciOn registral respecto de aquella fraccién, cometié el error de auto. rizar el acto referente a la parte $.O. (inexistente) de la manzana “P, Srror que, en Ta prictica y en lo que interesa, significé reducit la super. Posicién ya existente aunque afectando Ja propiedad de un tercero, 1o due, aunque eventualmente podrfa comprometer su responsabilidad, no tiene repercusién para la suerte de este litigio 8°) Que ja cuestién suscitada conduce a la necesidad de indagar si la actividad del escribano de registro constituye una modalidad dentro de la categoria de los funcionarios piblicos, con Ias consecuencias le. Bales que de ello derivan y que son las que cabe considerar 0, por el contrario, el ejercicio de una profesién, bien que dotada del atributo de la fe piiblica y sometida a una particular relacién con el Estado que Se manifiesta a través del acto de la investidura, el control y Jas facul- —,——— ricter. 9°) Que dificultun la solucién del tema algunas disposiciones del -”—hrrr——“sessSSs—s—CCssNCSsCNCSCs_s—— tienen menciones no suficientemente explicitas acerca de quienes deno. mina escribanos 0 funcionarios piblicos, y también la referencia que Ce rr—r———=5FE—s—==e= en esa iitima clasficacién, No debe perderse de vista, por otra parte, gue cl ait. 10 de la ley 12,990 ha reconocido formalmente ese cardcter si. guiendo sus antecedentes, las leyes 1144 y 1893, 10) Que, no obstante, Ia sujecién literal a la norma no basta para cxplicar la condicién en examen, por lo que resulta necesaria una exé. sesis sistemética del estatuto juridico del notariado. En ese sentido, s 2038 FALLOS DE 1A CORTE SUPREMS bien no caben duda de que como fedatario cumple una funcién p por Ia investidura con la que el Estado lo somete a su superintenden (arts. 17, 35 y sigs. de la ley 12.990), es evidente que no se presentan las notas caracteristicas de Ia reiacién de empleo piblico que permitan responsabilizarlo por las consecuencias de su desempefo. En efecto, no existe dependencia organica respecto de los poderes estatales cuyas plan- tas funcionales no integra, no esti sometido al gimen de subordinacién jerdrquica que le es propio ni se dan a su respecto otras caracteristicas de un vineulo permanente con la administracién como puede serlo, en su medida, la remuneracién. 11) Que en tales condiciones, se lo puede definir como un pro- fesional del derecho afectado a una actividad privada, pero con atributos que en parte lo cquiparan a ia gestién publica, cuyos actos, vinculados al comercio juridico privado, dan fe de esas relaciones privadas y no expresan Ja voluntad del Estado como éste normalmente ia exterioriza a través de sus Srganos. 12) Que la referencia contenida en la nota al art. 1112 del Codigo Civil que incorpora entre los agentes puiblicos a “los escribanos, procu- radores y todos los empleados en la administracién del Estado” no ai tera lo expuesto toda vez que no cabe afirmar que contenga una inequi- voca mencién de los escribanos de registro. Contribuye a esta convic~ ciéa a cireunstancia de que al sancionarse el Cédigo Civil, no exis Ja separacion entre ta fe piblica notarial y la judicial, que s6lo se opera con Ia vigencia de las leyes 1144 y 1893, que siguen la orieatacién in- novadora de la ley orgénica del notariado espafiol de 1862, De tal ma- nera, la expresién —ubicada en su preciso contexto temporal— no es suficientemente indicativa si se toma en cuenta que, aun en aquellas normas, los escribanos de registro tenfan su regulacién junto a los es- cribanos secretarios —estos si incuestionablemente funcionarios estata- Jes— en el marco de las leyes destinadas a ordenar la organizacién de los tribunales bajo 1a genérica definicién de escribanos publicos (ley 1893, titulo XI, caps, 1, IT y Ti) 13) Que por otra parte y aun de admitir que la funcién fedataria sea la més trascendente de las aue realiza el notario, no puede igno: rarse due concurre con otras que no ostentan ese cardcter y que sor propias de su condicién de profesional independiente, Parece absurdo, DE JUSTICIA DE LA NACION 2039 entonces, que semejante dualidad se presente en quien se pretende defi- nit como funcionario piblico, como igualmente inaceptable que, nece- sariamente sometido como tal a una tipica subordinacién disciplinaria, esta facultad del Estado pueda coexistir con el ejercicio de una superin. tendencia a cargo de organismos corporativos como los que contempia la ley 12.990 (aris. 43 y sigt 14) Que, por tilimo, cabe recordar que la Corte definid el parti cular status del escribano de registro seftalando que “la reglamentacin 4 que puede someterse el ejercicio de las profesiones liberales, ofrece aspecto esencial tratdndose de los escribanos, porque la facultad que se les atribuye de dar fe a los actos y contratos que celebren conforme a las leyes constituye una concesién del Estado acordada por la calidad de “funcionario” © de “oficial puiblico” que cortesponde a los escriba- nos de Registro” (Fallos: 235:445). De estas conclusiones surge, reafir- mada, la naturaleza atribuida a la actividad notarial sin que obste a cllo la caracterizacién de su vinculo con el Estado dentro de un régimen de concesin toda vez que éste no importa adjudicar a sus beneficiarios el rango de funcionarios piblicos que tampoco aparece nitidamente per- filado en el pérrafo transcripto a través, tan s6lo, de las expresiones en- comilladas que contiene, 15) Que de acuerdo a Io expuesto corresponde ahora decidir so- bre Ja participacién que cupo a la Provincia demandada en la produc- ci6n de los dafios, que esta Corte estima en un 70% ya que la trascen- dencia de la conducta irregular del registro inmobiliario como causa de aquellos debe entenderse superior a la del escribano Exertier. El reclame del actor, que consiste en el reintegro de lo que se le condene a pagar en el juicio que le siguié Garcia Gémez no se traduce atin en suma li- Quida toda vez que no se ha cumplido con la etapa de ejecucién de aque- Ha sentencia y no media liquidacién practicada. Deberd, entonces, dife- Hirse la estimacién econémica del perjuicio para su oportunidad. Por ello, y lo dispuesto en los arts. 1112 y cones. del Cédigo Civit, Se decide: Hacer lugar parcialmente a la demanda seguida por Jorge Fernando Vadell contra Ia Provincia de Buenos Aires. Estése a lo esta- blecido en el considerando 15) sobre la fijacién del resarcimiento. Las 2040 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA costas se imponen en un 70 % a cargo del Estado provincial y un 30 % a la parte actora en atencién al resultado del pleito (art. 71, Cédigo Procesal) Grwaro R. Carrié — José Severo CaBa- LLERO — Cartos S$. Fayr — Auusro CfisaR BELLUSCIO — ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI. ARTURO ‘AQUILES DUFOUR v. NACION ARGENTINA JURISDICCION Y COMPETENCIA: Competencia federal. Por la materia, Varias La norma que establece 1a competencia federal en las causas en que Ta Nacién 9 uno de sus organismos autirquicos son parte, en cuanto tiene fundumentos en su condicién de tales, no es inexcusable y puede ser pro- rrogada por sus titulares; en estos casos Ta prérroga de jurisdic lida porque es ratione personae y no ratione materiae, Tal doctrina no re- sulta aplicable cuando, como en el caso —en el que el actor persigue el cumplimiento del contrato de prestacion de servicios profesionales que les unié a la cooperativa El Pampero de Vivienda y a la Secretaria de Estado de Vivienda y Urbanismo de la Nacién—, la competencia federal cor ponde no séle por razn de Ia persona (art. 29 inc. 6%, de la ley 48) sino por el cardcter contenciosoadminisirative de la causa judicial, que es dado por Ia circunstancia de ser parte en el conflicto un érgano de la Administracién Péblica y, fundamentalmente, por la naturaleza de las ni mas que han de utilizarse para resolver el pleito (art. 2% ine, 19, de la ley 48 y art. 45, inc. a), de Ia ley 13.998), DICTAMEN DEL PROCURADOR GENERAL Suprema Corte: Tanto la Camara Nacional de Apelaciones Especial en lo Civil y Comercial, como el sefior Juez a cargo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Federal N° 7, ambos de esta Capital, se declararon incompetentes en estas actuaciones (ver fs. 395 y 404/ 405, respectivamente)

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