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Geer: ; - “ jeg We Shana XN gee RE, ae Nh WE oo) Whe Ssh EL INCONSCIENTE ESTA ESTRUCTURADO- COMO UN POEMA (Metdforas de ta subjetividad) ee EL inconsclente es el emia oscuro del alma i humana, Latarea del psicoanlisis era justamente ituminar esa regidn de nuestra vida psiquica que es Jamas vasta y a mas importante. Los humanos po- demos definirnos como seres que vivimos en Ia penumbra, Si admitimos esta definicién del in- Consciente, debemos aceptar que en nuestra vida psiquica convivimos con un desconocido, un ex- traiio que puede ser un aliado, un ser ajeno, oun enemigo os casos en los que el inconsciente se comporta como un auténtico enemigo son frecuentes. En la literatura y el cine podemos encontrar metaforas ‘muy nitidas de este hecho psicolégico, en aquellas prodiucciones populares en las cuales un hombre una mujer fundamentalmente buenos y virtvosos tienen un “doble’, es decir, una réplica iéntica de shee ani re Da eee B para otro significante’, y otros més. ; i | i : : i 16 "7 ‘simismos, 0 como dicen ahora, “un clon"; que es, por el contrario, un canalla que comete toda clase de fechorias de las cuales tiene que hacerse res- ponsable el protagonista, y que ademas hace todo Io que puede para destruir al otro, a su alter-ego. A propésito de este tema en la literatura, hay una obra reciente, £/vizconde cemediado de Italo Cal- vino y, por supuesto, un gran clasico: £Ydoblede LA DMISION SUBJBTIVA En una novela de Robert Musil titulada E’hombre sin atributos, hay un bello y complejo personaje ‘que nos puede ayudar a entender este fendmeno de la divisién subjetiva. Es una mujer encantado- ra, ala que Ulrich, el protagonista, lama Bonadea (buena diosa}. Vamos a citar un pasaje en el que elnarrador la describe: {Lo que més profundamente satisfacia sus exigenciase3- pirltuales em la idea de una existencia noble y wanqsila jantoa su marido ya sus hijos, mientras que por lo bajo Ja apremiaba el oscuro reino del "no noe dejes caer en la tentacion’; con su estremecimiento amortiguaba et esplendorosa felicidad yla converta en tenueresplandor. Tenia un solo defect le conmoversedesordenadamen- tela simple mirada de un hombre. No era ujuriosa de- Clarada, ere sensual de manera semejante a como otras personas padecen otras molestias, por ejemplo, el sudar {dels manos, o ef cambiar féclmente de color; era una Aisposicién connatural, ante Ia cual se setia indefensa! Rober Musi, Aomive sn atbutos Barcelona, Ss Barr Patoes, 1993, p31 18 "ta. a ‘También en lostfoetas"podefios exigona presiones de este fenémeno. Hay ta poema de Fe- dro Salinas en el cual le dice a una mujer que ama: ~ “Sete estd viendo la otra, se parece a ti...” El poe- ta manifiesta un sentimiento distinto hacia cada uno de los dos seres que hay en ella, tal como lo ‘expresa en Jas Ultimas lineas: Yeomo i eres tf, a ggonas sino, teria (atone ue sera rts, i deiards que mate tue sigs sisted ele, Grbusera, float, porotan igual at {uc nadie ve acordard Sina yo de toque eras Yeendrd un dle ‘porque von < vendné™ argue cl mirarme aos oes due pienso en ella y la que ives que no eres a Este poema nos permite introducir una nocién psicoanalitica muy importante: "la division subje- tiva", El psicoanalisis propone que los humanos s0- mos sujetos divididos, es decir, que al mismo tiem- po somos el que somos y otro que desconocemos; y que, en general, aese otro lo perciben mas facil- ‘mente los demas que nosotros mismos. Una de las versiones de la division subjetiva es justamente la escisién entre consciente e incons- 3 Volto Stinas, La eaea ide, ratn de amory ago laments _Madeld, Bltoral ated, 195. ciente. sta cohtcepcién del inconsciente como un +> Otro que tiene autonomia de pensamiento, que - puede llegar a gobernar la voluntad y que pose ‘mayor injerencia en la vida pslquica que la con- ciencia misma, es una idea muy distinta a esa idea popular del inconsciente como el sétano del edifi- cio de la personalidad. Quizé una de las producciones literarias quueme- Jor nos puede servir para construir una metafora ‘dea division subjetiva sea Dan Quijote de la Mancha. ‘Don Quijote representaria el fascinante mundo in- consciente en el que la fantasia tiene valor de zea- liad; y Sancho, nuestra pobre y pragmética con- ‘Sin embargo, es inimaginable Don Quijote sin ‘Sancho; porque cuando el caballero empieza a ver cl yelmo de mambrino, abi esta su escudero para decirle que eso es una bacia de barbero; cuando Don Quijote ve unos gigantes enemigos, Sancho le {ice que son molinos de viento, Don Quifote no siem- prele hace caso a Sancho, aunque éste tenga razin, Pero de todos modos el papel de Sancho es muy importante, él funciona como el principio de reali- dad de Don Quijote, El Quijotepuede servimos como simil para repre=.—~ sentarnos una dinamica psiquica deseable. Seria aquellaen la que hubiera un Sancho queno perdie~ ra nunca de vista la panza, que estiviera siempre atentoala realidad ya las necésidades, yun Quijo- te insensato y sofiador sin muchos miramientos por la realidad; siempre que no se vayan a invertir Jos papeles, es decir, que no vaya a convertirse San- 20 erat ny cho en el caballero y Don Quijote en el escudere, Desafortunadamente es un cuadro frecuente; hay ‘muchas personas en las cuales la dimensién san- chesca de la vida psiquica le ha dado un golpe de estado a la dimensién quijotesca, son bastante aburrides, Pero hay otros casos atin mas inquietan- tes son los sanchos sin Quijote, personas asende- readas, pragmatices, que solamente piensan en el estémago, en el sentido de la utildad o del deber. Hay otras produccioneslterarias ocinematogré- ficas muy interesantes en que nos pueden servir para hacer metéforas sobre otras producciones del inconsciente, por ejemplo, aquellas en las que un hombre fundamentalmente bueno es perseguidoto- da su vida por un erimen que no cometid, En esas peliculas el protagonista suele ser masculino y el que lo persigue es otro hombre, generalmente un representante de a ley. Por ejemplo, un polici que vamée all del cumplimiento de eu deber y asurme la perseeucién como un asunto personal, del que deriva un gooe particular. En estas peliculas se puede apreciar con nitidezlo que ocurre en un caso clinico extremo como la paranoia. El paranoico es un ser aque vive bajo persecucién permanente de un fan tasma inconsciente, que es un poco como el polic de la serie del perseguido: siempre lo encuentra donde quiera que vaya, nunca Jo sleanza, pero siempre esta respirdndole en el cue. Freud dice que en el origen de Ja paranoia hay en juego un deseo homosexual inconsciente, que el sujeto no reconoce como propio sino como tna amenaza que Jo persigue desde afuera, E a LA NECBSIDAD DE CAsTIGO Pero hay otros cuados tn pooo menos evidentes en ls cuales también el inoonsciente se eomperta como un verdagodespiadado, Todos conocemes a- gna de caas personas fundamentalmente buenas € inofensivas que viven su vida como pagando un crimen aro, coma si hubieran matado aun cara, dlrian algunos; o como sien una reencarnacién an” terior hubieran sido Jacl Destrpador, dian otros Eldescubrimiento del inconsciente hace innece. saris as explicaiones que recurren ala idea de tun més ala a hipétesis como la transmigraion de as alms para explicar la vocacin fatal de cier- tas personas. pricoandiss en estos caso orece una explicacion mas simple, mas satisactora y aque no solamente permite entender ests misterio fos caso, sino que arroja una luz lateral que per. rite iuminar tn costado muy interesante de las explicaciones tradicional. anos adecirio de una manera muy simple: el psicoandlisi eda larazon a estas explicaciones, pero no apela a otras vidas nian mas alla, sino que remite la explicacion a esta vida, a un mas aca, que seria otra manera de lamar al inconsciente Para queestoquede claro volvamos sobre lo que deciames hace un momento. Hay personas que “tienen pave’, como dira Garcia Marquee, esas que andan por el mundo como con una nube oscura que tiende una sombra permanente sobre sus vidas. Algunos dirian que estan pagando culpas de otraexstenca el pstcoanlisis dra totalmen 22 / te de acuerdo, pero con una salvedad, esa otra vida es la vida inconsciente, no hay necesidad de recurrir al argumento segi el cual las almas van mudando de un cuerpo a otro a lo largo de la his toria, Lo mismo ocurre con el simil segtin el cual esas personas estarian purgando un crimen atroz; 1 psicoanilisis diria: totalmente de acuerdo, la 16- gica es impecable, si una_persona exhibe una ‘isteriosa voluntad de buscar el castigo es porque se siente.culpable, y el que se siente culpable es ‘porque es culpable. Pero nuevamente el psicoané: lisis introduce una salvedad: no es necesario come- ter un crimen en la realidad para pasar la vida bajo el peso de una culpa brutal, basta con desearlo; mas atin, no es necesario siquiera que ese deseo se shaga consciente. Una persona perfectamente pue- de vivir toda la vida purgando la culpa de un cri- ‘men que no cometié y que ni siquiera se llegé @ enterar de que lo habia deseado. Estas personas en las que el inconsciente se comporia como un verdugo, a veces exhiben una misteriosa resignaci6n frente a la desdicha que permite sospechar que, secretamente, se sienten cculpables de algo, Este cuadro se presenta en mu- ‘chas versiones, todas ellas tienen un elemento en. ‘comin: es lo que podriamos denominar tna pro- funda necesidad de castigo, y ese castigo puede tomar muy diversas formas. ‘LA.COMPULSION AL FRACASO Hay personas que poseen todos los atributos para alcanzar lo que desean en un determinado campo y luchan denodadamente por conseguitlo, pero ‘cuando estan a punto de logrario, siempre, por al- guna misteriosa razén, fracasan. Algiin pequenio accidente, una equivocacién sutilen un momento preciso, y mucho tiempo de esfuerzo se ve malo- grado, ‘A.veces el inconsciente le permite a un sujeto llegar muy lejos y provoca el fracaso justamente ‘enel Ultimo momento, en el cual la derrota es mas ‘ostentosa. Esel caso que un colega relaté en un ate- neo clinico: una paciente suya habia hecho una brillante trayectoria en el ajedrez hasta llegar a disputar un campeonato nacional, el suefio de to- da su vida, y en la tiltima partida cometié el error ‘mas elemental de toda sti carrera, un yerro de prin- cipiante que era inconcebible en una jugadora de su talla, En un solo movimiento sacrificé la parti- a, el campeonato y su carrera como ajedrecista, Esa fuc la ultima partida que jugé en torneos. Hay otros casos que Freud describe en un articu- Jollamado “Los que fracasan cuando triunfan", Son aquellos seres cuyo derrambamiento subjetivo em- pieza justamente el dia en que conquistan lo que hhabian anhelado durante toda su viday cuando todo €l mundo espera verlos en una efusién de jabilo resultan hundidos en la depresién, Con alguna frecuencia llegan a los consultorios sujetos que, tras conquistar el lugar mas elevado de su carrera, 24 desarrollan.un cuadro de melancolia acompafiado de terribles autorreproches. También es frecuente ver en la vida cotidiana personas que, una vez que culminan una obra propia, producto de muchos afios de sacrificio, empiezan a actuar de una ma- nera incomprensible que provoca efectos catastro- ficos. Un testimonio de este fenémeno aparece con una claridad admirable en un poema de Alfonsina Storni que se llama Za tristeza, en este poema la autora se interroga por el Iugar donde nacié la tristeza, Primero enumera algunos lugares donde otros dicen que nacié y describe varias situaciones tremendamente tristes; al final dice: Pore yo pensaria que nacié la tristeza despucs de aquel momento-en que algo se lords (Quand el unfo de haber gustado la procza ro permite ain crear otra nueva duszn.® En realidad, son muchos los ejemplos que po- riamos traer para mostrar cémo el inconsciente puede comportarse como un verdugo. Hay un cua- dro que algunos psicoanalistas han denominado “neurosis de destino”, y tiene que ver con aquellos hombres buenos que son traicionados siempre por ‘sus amigos, o los bienhechores que siempre reci- ‘ben como pago la ingratitud, 0 aquellas mujeres a las que se les mueren todas sus parejas, Este cuadro también puede encontrarse bajo la forma de una épocaen la vida de una persona en la cual, > onan Storms, bests, Meo, aos Mefeanos Unies, 1979, p. 23. 7 ppor alguna misteriosa razén, todo le sale mal: sitiene ‘un empleo lo pierde, si tiene un auto se accidenta en él, si tiene una empresa quiebra, si tiene una pareja lo abandona... En estos casos es frecuente ‘que aparezcan las explicaciones de corte mégico ‘o animista que atribuyen estas rachas de desven- turaa un mal de ojo, aun maleficio o algo similar. Elcine y la literatura también se han ocupado de este fenémeno y, valiéndose de sus recursos, exa- .geran sus rasgos hasta la comicidad. METAFORAS DEL INCONSCIENTE Hay otras producciones cinematograficas 0 televi- sivas que nos servrian para hacer tna metéfora de otra version del inconsciente. Se trata de aque llas series en las que el protagonista es un ser pacifico, que se desdobla bajo ciertas circunstan- cias, que pueden ser lanoche oun estado de énimo, como el miedo o la ira. En £! hombre lobo encon- tramos un caso tipico de la literatura infantil, en cleual se nos presenta a un hombre que durante cl dia es una oveja mansa y en la noche se trans- forma en un lobo para los otros hombres. Hconde Draculase trata de un hombre que posee esas dos dimensiones: es un hombre culto y refinado y a la vez es un monstruo; sus vietimas predilectas son mujeres de una especial hermosura; no asesi- na a las feas, sino a las mujeres mas bellas. Este és un personaje fascinante que nos permite inda- gar la relacién que existe entre el deseo erdtico y la pulsién de muerte; y también sobre ese otro 26 fenémeno misterioso que es el odio de ciertos hom ‘res hacia la belleza 0, mas precisamente, hacia las mujeres bellas. En estos personajes de la literatura se hace re- ferencia a dos seres distintos, incluso contrarios, ‘que conviven dentro de un mismo cuerpo que se alternan, En algunos casos, cada uno de ellos tie~ ne una existencia independiente que ignora la de! otro, No hay en esto ninguna diferencia con lo que l psicoanalisis ha descubierto; hay sujetos que bajo los efectos del alcohol u otras sustancias toxi- cas suffen un verdadero desdoblamiento, aparece otra personalidad radicalmente distinta en ellos. Esto ocurre a pequefia escala en todo el mundo, pero hay sujetos en los que se produce un cambio rradical de personalidad, se transforman en otros. Uno de los fenémenos que se volvié inteligible gracias al descubrimiento del inconsciente tiene que ver con los efectos de la hipnosis. Ciertos ex- perimentos que se hacen bajo este estado pueden. ‘ser medios muy simples para demostrar que existe clinconsciente, Todos hemos visto los programas de espectaculo en los que una persona con una gran capacidad de sugestién hipnotiza a alguien y le da una orden; por ejemplo: “dentro de un ‘momento yo lo voy a despertar, una vez despierto usted va a realizar la siguiente accién (y le orde- za que haga algo absurdo), pero no va a recordar ‘que yo se lo ordené”. Luego el hipnotizador des- pierta al hipnotizado y un moimento después esa persona ejecuta la orden absurda que le dieron, sin saber por qué Io hace. 2 Lo mas interesante de todo es que después de haber ejecutado la accién, cuando se le pregunta Por qué hizo eso, la persona no dice que fue por In orden que le dieron en estado de hipnosis, por- que no la recuerda; y, en general, tampoco dice ‘que no sabe por qué lo hizo; sino que trata de dar alguna explicacién, lo cual produce un efecto chi. toso para el auditorio que vio el experimento y sabe que la razén no es la que esta tratando de inventar, sino la orden hipnética que no recuerda. Pues bien, Freud descubre que los humanos so- mos seres muy chistosos, que creemos saber las razones por las cuales hacemos cada cosa; sin ‘embargo, la mayor parte del tiempo actuamos co- ‘mo la persona del experimento, ejecutando érde- nes de Otro, sin tener conciencia de ello, creyendo que cada acto nuestro es producto de nuestra vo- luntad, EL HOMBRE NO ES EL AMO DE SU CASA Si a cualquier persona se le pregunta por qué eli- ‘816 estudiar lo que estudia, o por qué se enamoré de su pareja, o por que procede de esta manera y no de otra, siempre dara alguna respuesta. El psicoanalisis propondria que no nos apresuremos a creer en nuestra libre autodeterminacién. Vamos ‘a decirlo de esta manera: Freud deseubre que “el hombre no es el amo de su propia casa”, es decir, gue el hombre en su casa es un siervo. Un siervo, todos lo sabemos, es alguien que no es dueio de su voluntad, su voluntad pertenece 28 a su amo. La diferencia entre un empleado y un siervo es que el empleado puede desobedecer, aunque le cueste el empleo; un siervo, en la época de la esclavitud, no podia negarse a obedecer por- que era castigado, incluso la desobediencia podia Iegar a costarle la vida. Lo que resulta muy des- narcizante del hallazgo freudiano es que, con fre- cuencia, cuando cualquiera dice: “yo quiero hacer esto, o decidi hacer aquello’, sin saberlo, esta obedeciendo drdenes que, ademas, desconoce. La imagen no es nada halagiena, porque obe- decer érdenes, aunque estemos de acuerdo con cellas, es algo incémodo; tener que obedecer ércde- nes con las que estamos en desacuerdo es humi- lante y degradante; pero tener Ia certidumbre de estar obedeciendo drdenes que desconocemos es algo siniestro, porque equivale a sentirse posefdo por una voluntad oscura de la cual somos un objeto ciego. Eso es exactamente lo que nos dice Freud con la frase “El hombre no es el amo de su En la historia del cine-arte hay un momento bellisimo en el cual un personaje hace una meta- fora de esto que estamos diciendo, Se trata de la version de Romeo y.Julieta que llevé a la pantalla grande Franco Zefireli, En esta pelicula hay una escena en la que Romeo, hijo de Montesco, com- prueba que el joven de la familia Capuleto esta ‘muerto; entonces grita desesperado: "/Soy un ju- guete del destino!” Con esta memorable expresién, el personaje nos ‘sugiere que en alggin lado estaba escrito que sobre 29

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