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26 Viernes 18 de junio de 2021 | EL FARO DE MELILLA

Melilla

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COLABORACIÓN SANTIAGO MONTOBBIO
Poeta

M
E desvelo y para mitigar vo por tal como está dicho. Leer, tal
el insomnio y quizá ahu- como leo, me confirma en este sentir.
yentarlo cojo un libro En esta convicción. Leo en Cuaderno
que tengo a medias, que catalán, en la sección ‘De Barcelona’,
es la poesía de Dionisio Ridruejo -una y es un poema en que dice algo que
antología, la de Alianza Editorial-, a también yo he dicho en un poema y
medias y algo también por releer. sabe todo barcelonés, y es qué vistas
Porque el otro día que me llevé este li- del mar tienen en mi ciudad los
bro a un banco del Paseo de Gracia lo muertos, algo que no deja de causar
empecé por el final, por lo que en él se sorpresa y vuelves a pensar cuando
encuentra de su libro ‘Casi en prosa’. allí te encuentras. De esta manera -a
Porque recuerdo me agradó y no sólo su manera- lo dice Dionisio Ridruejo
eso, cómo lo sentí de interés en ese en su poema, titulado ‘Cementerio’:
como encontrado nuevo cauce en la “Los muertos están arriba/ sobre el
voz. Y leí también las ‘Elegías’, tam- mar, en sus bancales/ con muralla,
bién porque recuerdo su impresión. enriqueciendo/ pinos, cipreses y sau-
Leemos así. Leer es así. Ir al encuen- ces,/ romerales a tijera/ y rosas en sus
tro. Buscar. Buscar lo que nos llamó y rosales./ Los jardines de los muertos/
nos dijo. Leer, como la vida, cambia, y aireados y colgantes/ ven tanto mar
no es lo mismo para todos y ni siquie- infinito/ que la pena de dejarles/ es
ra es igual para uno mismo en cada como envidia. Los vivos/ se van pu-
momento. Un poema puede ser otro driendo en las calles,/ vueltos hacia
leído en otro momento, alcanzar otro la montaña,/ con humo y niebla en el
sentido en tu adentro, adivinarlo o valle”. Me agrada el poema que dedi-
sentirlo de otra manera. No leí la in- ca a Rusiñol: “Fuera el café de espejo.
troducción de Marià Manent a esta Ya se olvida/ la buhardilla de estufa y
antología seleccionada por Luis Feli- moza en cueros./ Solo queda el jar-
pe Vivanco y que escribió porque este dín, verde que verde,/ y cada vez más
último no alcanzó a escribir su prólo- verde y más adentro”. Y llego enton-
go. No la leí, quiero decir, el otro día ces a Casi en prosa, el final del libro
en el Paseo de Gra- por el que el otro día lo empecé. Quie-
cia, en el que fui a ro leerlo. Pero leo su primer poema y
buscar poemas y to- me detengo. Siento que quiero escri-
nos -tonos en la
voz- que recordaba.
Pero tomo la deci-
sión de leer con cal-
Dionisio bir algo de lo que hasta aquí he leído.
Éste es el primer poema que me trae
este sentir, que lleva por título, entre
corchetes, el de su primer verso, ‘Por
ma todo el libro, y
hasta por orden.
Leo ayer por eso la
introducción de
Ridruejo todos los caminos se va a Roma’: “Por
todos los caminos se va a Roma/ y en
todos los lugares, agotada/ la sorpre-
sa, la tierra es una misma/ con su cró-
Marià Manent. Nos ~ Poesía ~ tar en el libro so/ en un alcor subida con almendros,/ o en el nica luz rodando vaga/ o luciente del alba hasta
dice en ella que él ‘Retornos de lo acantilado con furiosas espumas,/ o airada en el crepúsculo./ Un mismo corazón se maravi-
no cree que lo me- vivo lejano’, co- la montaña, o apiñada/ junto a la catedral vieja; lla/ o se hastía, conversa o rememora/ llenán-
jor de Ridruejo esté en las ‘Elegías’, y nos llama mo yo también creo, o los comentarios sobre la en la vía/ de los sepulcros, junto al templo roto,/ dose de muerte y sedimento,/ llenándose de vi-
la atención sobre el lirismo -y la pureza del liris- poesía de Aleixandre en ‘Pasión de la tierra’, un o en las viñas cayendo hacia la playa./ Dios sabe da que disipa/ realidad con bruma de leyenda./
mo, podríamos decir- que se encuentra en otros libro que siempre me ha interesado. Recuerdas cuántas casas para nunca/ y cuántas duraderas Pero persiste en la pared el mapa/ de todo lo
poemas y otros libros, como en algunos de ‘Cua- recuerdos, convicciones, pensamientos. Y es- e instantáneas,/ y cuántas de verdad y de men- que ignoro. ¡Galería/ de libros por leer! ¡Ojos
derno de Rusia’ y ‘Los primeros días’, en los que tás, estoy abierto a apreciaciones y lecturas dis- tira,/ hasta que toda casa fue sobrante/ y fue un lucientes/ que no he mirado! Y queda el desen-
sí ve lo mejor de él. Leo los poemas de los libros, tintas. Pero siento y pienso, como digo, que hay bastante Dios tu solo espejo”. Y la estrofa con canto/ de haber sido en la sombra/ como una
hasta ‘Elegías’ -es decir, lo que no había leído-, y en el fondo de mí este poso desde el que siento y que termina: “Bienvenido a tu casa. Y tú, poe- narración interrumpida”. Quiero leer este libro,
aprecio este lirismo que comenta en su intro- tengo ya un modo de percibir y pensar a cada ta,/ que ya eres libertad y casa y tierra/ y pueblo volverlo a leer, ‘Casi en prosa’, y disfrutar y apre-
ducción Manent. Una introducción que tenía poeta. La poeta mexicana Irene Selser me escri- que se junta y se posee,/ ya nos los necesitas, ya ciar ese tono nuevo en la voz del poeta, esa voz
que escribir Luis Felipe Vivanco, de quien, por be y me pide algún poema para la revista mexi- los nombras,/ pero estás en tu casa y aún es bue- quebrada y hasta como raspada que encuentra
otra parte, he leído ya el primero de los dos to- cana ‘Diarios de Covid-19’. Recuerdo que cuan- no/ tener casa al extremo de la tierra/ e ir lle- para su decir -en que se encuentra diciendo, que
mos de su Introducción a la poesía española do leí lo escrito en primavera, en el encierro, se- nando la casa, e ir manando/ hombre libre y tiene de hallazgo y lo es y recordaba y me agra-
contemporánea. Los he disfrutado, pero tengo paré ya un poema, titulado ‘Juan Larrea’, y pien- morada verdadera/ y tierra y pueblo en la pala- dó. Los libros por leer. Estaban por leer los libros
también algo que decir -algo que he sentido. Es- so que puedo enviarle éste. Y así lo hago. Y antes bra viva/ hacia el cosechador que no se escon- de ensayos sobre los poetas españoles de Luis
ta lectura era también una memoria y el afecto leo el poema. Y me dice cómo, hasta qué punto de/ e ir ayudando aún a los que yerran/ y no lo Felipe Vivanco, y estoy en su lectura. Me queda
de una memoria y hasta una cuenta pendiente. están vivos en mí estos poetas, y tienen en mí - son aún, y necesitan/ a merced de la furia o del su segundo volumen, que empezaré por el final,
Es una memoria y el afecto de una memoria esto también quiero decir- una vida. Leo a partir olvido./ Y es bueno estar pensándote, poeta,/ pues su último capítulo es el que dedica a la poe-
porque me hacer recordar el entusiasmo con de ‘Elegías’ esta noche en la poesía de Dionisio en la costa de acero que es espera/ y en la casa sía de Dionisio Ridruejo, y es el que primero lee-
que leí muy joven la obra crítica de Cernuda, y Ridruejo. Me quedo en el ‘Mensaje a Carles Ri- reciente y en el puro/ mañana del crear que ré. Pero habré leído primero su poesía. A solas,
más adelante y en otros momentos la alta y va- ba’. En este poema reemprendo su lectura esta siempre aguarda,/ ir poblándolo todo mientras sin guías. La poesía así. Quiero releer -si la en-
liosa labor de ensayo y memorialística de los po- mañana. El poema lleva este epígrafe: ‘En su ca- bebes/ con tus últimos ojos, palpitante,/ el co- cuentro- la poesía de Luis Felipe Vivanco tam-
etas del 27, extraordinarios también en esto. Es sa de Cadaqués’, y a continuación este verso de razón del mundo en su ribera”. A continuación bién, en el libro que tengo y he leído varias ve-
una memoria, y también una deuda, y una pre- Antonio Machado: “Porque faltó mi voz a tu ho- hay un ‘Mensaje a Azorín, en su generación’, del ces. Es también la antología de Alianza Edito-
gunta. Igual que atiendo y no soy indiferente a menaje”. Hace un tiempo La Vanguardia dedicó que quiero transcribir los versos que directa- rial. Vi con agrado la publicación en dos tomos
esta apreciación de Manent sobre la poesía de un artículo a esta casa de Carles Riba, que le re- mente a él -a Azorín- le dirige, por agradarme de su poesía completa, pero pese a interesarme
Ridruejo, soy sensible también a las apreciacio- galaron sus amigos y que al entregársela se le especialmente: “Y tú, Azorín, el más paciente,/ mucho no la compré en su día. Recordé ese olvi-
nes de Luis Felipe Vivanco, que además tienen, tributó un homenaje. Dionisio Ridruejo debió el de las cuentas, te quedabas/ luz de camino, do y la pedí unos años después. En la librería en
como ya esperaba, un alto interés. Pero a la vez escribir este poema, por lo que da a entender el entre las cosas/ que el sentimiento desampa- que la encargué me dijeron que ya no la entre-
pienso que cada uno se hace suyo a un poeta, y verso de Machado con el que lo precede, por no ra.// Entre las cosas, una a una,/ contador de gaban. Lo sentí. De muchos poetas he tenido
se lo hace a su manera, desde su sentir. Pienso poder estar en él. Me gusta el poema. Voy a las cosas claras,/ purificando el inventario/ con una antología o un libro, por se lo que aquí se en-
así en cuánto he vivido yo estos poetas de los transcribir una estrofa: “Y tú, poeta,/ sabes que libertad aposentada.// Realidad de gota a go- contraba, y luego, al poderse acceder a su poe-
que nos habla, y cómo mi sentir ya tiene sus con- es una casa de poeta,/ muy de después y rara y ta/ sin confundirse con el agua,/ agua del tiem- sía completa, la he comprado. No lo hice con la
vicciones, sus dudas, sus temores acerca de como sola./ ¿Cuántas casas han sido, poco a po- po tan serena/ que lo que copia lo detalla”. Leo, de Luis Felipe Vivanco, y lo siento. Por esto leer
ellos, y es desde éstos que son míos, los he he- co,/ mientras Ulises iba navegando/ buscando ya se ve, y me fijo en lo que me sale al encuentro, estos dos volúmenes con las notas de sus clases
cho, ido haciendo míos, a mi única manera, ine- libertad, tiempo hacia afuera,/ hacia afuera en lo que me llama especialmente. Leemos así. sobre poetas y poesía tiene algo de cuenta pen-
vitablemente. Pienso esto, como sé que hay buscando a Itaca -y puede/ que a Penélope mis- Leer es así. Leer es encontrar y descubrir, ir en- diente para con él. Los libros que se pierden, los
apreciaciones que te hacen recordar conviccio- ma, afuera siempre-/ antes de hallarlas juntas y contrando y descubriendo, también lo que no libros que no encontramos, los libros que volve-
nes tuyas, que tú también tienes, y te agrada en- en sí mismo,/ cuando la sed aún haciendo no- sabíamos -sobre todo lo que no sabíamos o aun- mos a leer muchos años después de haberlos le-
contrarlsa -que el lirismo de Alberti vuelve a es- che?/ ¡Cuántas casas! Y siempre y nunca. Aca- que lo supiéramos y recordáramos resulta nue- ído, en ellos está la vida por vivir. Por aún vivir.

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