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‘'y Lai) Ear yf 266 JORGE LUIS BORGES —ODRAS COMPLETAS al como Flaubert. Quienes dicen que su obra capital es la Co- rrespondencia pueden argtir que en esos varoniles volamenes esti el rostro de su dest oo ea ; Trek te Teste EL picaitnn 2p Auten Bony yh Lis “ ; (tots Bre, End b fait | DISCUSION 267 EL ESCRITOR ARGENTINO Y LA TRADICION * Quiero formulae y justiicar algunas proposiciones escépticas sobre el problema del escritor argentino ere a la dificultad o impos misma del problema. Creo que nos enfrenta un tema re- | torico, apto para desarrollos patéticos; mas que de una verdadera tad mental eniendo que se trata de una apariencia, de un si n seudoproblema. aminatlo, quiero consider es, Empezaré por una s in colaboracién de razona- contemporéneo, y son wn plinto de pa po. Es la solucién més comin y por eso pienso demorarme en} su examen, Ha sido propuesta por Lugones en FI payador, ahi se lee que los argentinos poseemos un poema clisico, el Martin Fierro, y que ese poema debe ser para nosou% los poemas homéricos fueron para los griegos. Parece dificil contradecir esta opinién, sin menoscabo del Martin Fierro. Creo que el Martin Fierroes la obra mas perdurable que hemos escrito los argentinos; y creo con Ia misma intensidad que no podemos suponer que el Martin Fierro fs, como algunas veces se ha dicho, nuestra Biblia, nuestro libro candnico. Ricardo Rojas, que también ha recomendado la canonizacién del Martin Fierro, tiene una pigina, en su Historia de la Iitera- ura argentina, que parece casi un lugar comin y que ¢s una astucia, Rojas estudia la poesia de los gauchescos, es aecir, la poesia de Hidalgo, Ascasubi, Estanislao del Campo y José Hernandez, y la deriva de la poesia de los payadores, de la espontinea poesia gauchos. Hace notar que ¢l metro de Ia poesia popular es gauchesca manejan ese metro, y acaba por considerar Ia poesia de los gauchescos como una continuacién © magnificacion de la poesia de los pa- yadores. \ vecson taquigrfien de wns cle ditada en el Colegio Libre de Estudios Supe: 268, JORGE LUIS BORCES—ODRAS COMPLETAS Sospecho que hay un grave error en esta afirmacién; podt es, no et Homero dle esta poesia, como eslabin Ricarclo Ja misma Historia de dor empez6 componie’ ie Vedado 2 10s pi lo versos endecastlabos, metro natural ores, que no percibian su armonta, co- surmonia del endecasilabo los lectores espa- holes cuando Garcilaso Io impon6 dle Italia, jendo que hay una diferencia fundamental entre la poe- le los gauchos y Iz poesia gauches fa comparar cual: r eoleccién de poesias populares con el Martin Fausto. Ivertir esa ico que en cl propésito de los poe. res del campo y de! suburbio versifican mor y de la ausencia, el dolor del amor, y lo hace: cambio, lo: ichescos cultivan un Jenguaje deliberada- popullares no ensayan. No qui cie los poeias populares sea un espafiol lecit que si hay incorrecciones son obra de Ia , quiero dl Enc Poesias de los pa de los gauchos, y en cambio necesitan poesia gaichesea, que ha pro- ido —me apresuro a repetislo— obras admirables, es un gé- 10 de presentarl mo dichas por , para que el lector las lea con una ento- nacidn gauchesea. Nada mas lejos de la poesia popular. El pue- blo —y esta yo k solo en los payadores de sino en ver ISCUSION 269 Yio no ocurrié asi, y tenemos una prueba (que na- die ha sefalado) en el Martin Tl Martin Fierro esta redactado en un espaol de entonai gauchesca y no nos deja olvidar durante mucho tiempo que es tun gaucho el que canta; abunda en comparaciones tomadas de astoril; sin embargo, hay un pasaje famoso en que el autor olvida esia preocupacién de color local y escribe en un es~ paitol general, y no habla de temas verndculos, sino de grandes Temas abstractos, del empo, del espacio, del mar, de la noche. Me refiero a la payada entre Martin Fierro y el Moreno, que ocu- pa cl fin de Ja segunda pane. Es como si el mismo Hernindez hubiera querido indicar la diferencia entre su poesia gauchesca y Ja genuina poesia de los gauchos. Cuando esos dos gauchos, Fierro y el Moreno, se ponen a cantar, olvidan toda afectacion gauchesca y abordan temas filosbficos. He podido comprobar lo mismo oyendo a payadores de las orilas; éstos rehiyen el versi- ficar en orillero 0 lunfardo y tratan de expresarse con co- rreccion. Desde nego fracasan, pero su propésito es hacer de 1a poesia algo alto; algo distinguido, podriamos decir con una sonrisa Ia idea de que la poest diferenciales argentinos y en color tocal argentino me parece tuna equivocacién, Si nos preguntan qué libro es mas argentino, ‘el Martin Fierro o los sonetos de La urna de Enrique Banchs, no hay ninguna raz6n para decir que es mas argentino el primero. Se diré que en La urna de Banchs no esti el paisaje argentino, la topogratia argentina, la boténica argentina, Ja zoologia ar gentina; sin embargo, hay otras condiciones argentinas en La ua. Recuerdo ahora unos versos de La urna que parecen escritos para que no pueda decirse que es un libro argentino; son los que icen: *... 1 sol en los tejados / y en las ventanas biilla. Ruiseno- res / quieren decir que estén enamorados." Aqui parece inevitable condenas: “el sol en los tejados y en las ventanas brilla’, Enrique Banchs escribié estos versos en un suburbio de Buenos Aires, y en los suburbios de Buenos Aires no-hay tejados, sino azoteas; “ruisefores quieren decir que es- tin enamorados"; el ruisefor es menos un pijaro de la realidad que de la literatura, de Ia tradicion griega y germénica. Sin em- argo, yo diria que en el manejo de estas imagenes convencio- rales, en esos tcjados y en e508 uisehores anémalos, no esta- ran desde luego Ia arquitectura ni la ornitologia argentinas, pero estin el pudor argentino, la reticencia argentina; la circunstancia de que Banchs, al hablar de ese gran dolor que To abromaba, al far de esa tue que Ucjado y dejado vacie ol 270. JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS mundo para él, recurra a imagenes extranjeras y convenciona- les como Jos tejadas y tos ruisenores, es significativa: significa- tva del pudor, de a desconfianag de las reticencas argentina le la dificultad que tenemos para las confidencias, para la inti- midad. , man dems, no sé si es necesario decir que la idea de que una li- teratura debe definirse por los rasgos diferenciales del pais que roduce es una idea telativamente nueva; también es nueva y arbitraria la idea de que los eseritores deben buscar temas de sus paises. Sin ir mas lejos, creo que Racine ni siquiera hubiera en- ndido a una persona que le hubiese negado su derecho al titu- Jo de poeta francés por haber buscada temas griegos y latinos. Creo que Shakespeare se habria asombrado si hubieran pretendi- do limitarlo a temas ingleses, y si le hubiesen dicho que, como inglés, no tenia derecho a escribir Hamlet, de tema escandinavo, © Macbeth, de tema escocés. El culto argentino del color local es tun ecient culto europeo que los nacionalistas deberian recha- zat por lorineo. He encontrado dies pasados una curiosa confirmacion de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color lo- cal; enconiré esta confirmacién en la Historia de la declinacion y caida del Imperio Romano de Gibbon, Gibbon observa que en él f0 Grabs por excelencia, en el Alcordn, que si hubiera alguna duda sobre Ia avtenticidad del Alcordn, bastaria esta ausencia de camellos para probar que es drabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como arabe, no tenia por qué sa- ber que los camelios eran especialmente arabes; eran para él par- te de la realidad, no tenia por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista arabe, lo primero que hubiera hecho és prodigar camellos, caravanas de camellos en cada pigi- 1a; me “rabe, estaba tranquilo: sabia que podia ser arabe sin camellos, Creo que fos argentinos podemos parecer nos a Mahoma, podemos creer en la posibilidad de ser argenti- nos sin abundar en color local Séame permitida a Durante muchos de redactar el sat idados, aque- en que res deformacos por et horror de la pesadi ste-le-Roy; DISCUSION mn gos me dijeron que al fin habfan encontrado en lo que yo escribia al sabor de las afueras de Buenos Aires. Precisamente porque no te habia propuesto encontrar ese sabor, porque me habia aban- donado al sueno, pude lograr, al cabo de tantos afos, lo que antes usqué en vano. _ ‘Ahora quiero hablar de una obra justamente ilustre que suelen invocar 10s nacionalistas. Me reffero a Don Segundo Sombra de Giliraldes. Los nacionalistas nos dicen que Don Segundo Sombra.es €l tipo de libro nacional, pero si comparamos Don Segundo Som- tyra con las obras de l2 \radici6n gauchesca, 1o primero que nota- mos son diferencias. Don Segundo Sombra abunda en metaforas de Un tipo que nada tiene que ver con el habla de la campafa y st ‘con las metfforas de los cendculos contemporiineos de Montmar- We. En cuanio a la fa jstoria, es facil comprobar en ella fl influjo del Kim de Kipling, cuya acciGn esté en la India y que fue escrito, a sv ve in flujo de Huckleberry Finn de Mark ‘Twain, epopeya del Misisips. Al hacer esta observacion no quiero rebajat ef valor de Don Segundo Sombra, al contrario, quiero hacer resallar que para que nosotros tuviéramos esc libro fue necesario ‘que Guitaldes recordara la técnica poética de los cendculos france- ‘ses de su tiempo, y la obra de Kipling que habia leido hacia mu- ; Kipling, y Mark Twain, y las metéforas de los poutas franceses fueron necesarios para esie libro argentino, para jo que no es menos argentino, lo repito, por haber acepta- do esas infivencias. ‘Quiero sefialar otra contradiccion: los nacionalistas simulan ve nerat las capacidades de lz mente argentina pero quieren limitar el Gjercicio postico de esa mente a algunos pobres temas locales, C0: so si los argentinos s6lo pudiéramos hablar de orillas y estancias y 10 del universo. Pasemos a otta soluci6n, Se dice que hay una tadicion a la que debemos acogemos los escritores argentinos, y que esa Wra~ dicion es la literatura cspafola, Este segundo consejo es desde luego un poco menos estrecho que el primero, pero también tiende a encerramnos; muchas objeciones podrian hacérsele, pero basta con dos. La primera es ésta: la historia argentina puede de- fe sin equivocacion como un querer apartarse de Espafa, como un voluntario distanciamiento de Espafia, La segunda obje- ion es ésta: entre nosoiros el placer de la literatura espatiola, un placer que yo personalmente comparto, suele ser un gusto ad- ‘do, yo muchas veces he prestado, @ personas sin versaci6n Titeraria especial, obras francesas ¢ inglesas, y estos do gustados inmediatamente, sin esfuerzo. En cambio, ct he propuesto 2 mis amigos In leclure de libros espanol comprobado que estos libros les eran dificilmente gustables sin } 272 JORGE LUIS BORGES —OBRAS COMPLETAS izaje especial; por eso creo que el hecho de que algu- es afgentinos escriban como espafioles es ronio de una capacidad heredada que una prueba idad argent Lego 2 una tercera opinion que he leido hace poco sobre los (ores argentinos y Ia y que me ha asombrado cho. Viene 2 decir que n los argentinos, e tados del pasado; que ha habido como una s y Europa, Segin este singul s de Ia creacién; el jugar a ser evsopeos. fundada. Comprendo que muchos la nuestra soledad, de nuestra 0 fuera pani nado én muchas casos peleas y distanciamientos muy graves, Eno no ocurrca i estuviéeamos desvinculados de Europa. En lo que se refiere 2 la historia argentina, crco que todos noso: Ja sentimos profundamente; y es natural que la sintamos, porque esti, por la cronologia y por la sangre, muy cerca de nosot nombres, las batallas de las guerras pendencia, todo estf, en el tiempo y en la cerea de nosoxros. 1g 8 adicion argentina? Creo que podemos contest went y que no hay problema en esta pregunta. Creo que a tradicn es toda 1a Ul fay creo tambien que tenemos derecho a esta tradi los habitantes de una u ot ion farniliar, muy te cor tuna superiori« ¥ contesta que no; dice que sobresalen dan dentro de esa cultura y 2 ella por una devocion | | | DISCUSION 23 que a.un occidental no judio, innovar en Ia cul 1D mismo podemos decir de los irlandeses en la cultura de ingla~ terra, Tratandose de los irlandeses, no tenemos por qvé suponer | ratura y 1a filo- nicas se deba a una preeminencia racial, ies (Shaw, Berkeley, Swift) fueron descendientes de inglese 1A personas que n0 te fin embargo, les bast6 el hecho de sentirse irlandeses, dis- Innovar en Ia cultura inglesa. Creo que Tos argenti- fos, ios sudamericanos en general, estamos en una situacion | Analogs; podemos manejar todos los temas europeos, manejarios | supetsticiones, con una imeverencia que puede tener, y y3_ | ine, consecuencias afortunadas. que Lodos los experimentos a ices; creo que este problema de la tradicion iplemente una forma contemporénea, y fu- faz del eterno problema del determinismo. Si yo voy a tocar inesa con una de mis manos, y me pregunto: zla tocaré con imano lzquierda 0 con la mano derecha?; y vego Ia toco con la 3s deterministas di obrar de de Jo argentino es .y que toca ‘embargo, si fa hubiera toca in dicho 1d mismo: que habia do con la mano izquierda me hab: Estado obligado a tocadla con esa mano. Lo mismo ocure con Todo | 5 1 hagamos con Shakespeare. Creo, ademas, que todas estas discusiones p: sitos de ejecucién literaria estin basadas en el error de supon: Que las intenciones y los proyectos impoxtan mucho. Tomemos e! ing: Kipling dedico su vida a escribir en funci6n de determinados ideales politicos, quiso hacer de su obra un insiru- mento de propaganda y, sin embar in de su vida hubo de Confesar que la verdadera esencia de la obra de un escritor sucle ser ignorada ie; y ecordo el caso de S Tos viajes de Gulliver quiso levantar un testimoni idad y dej6, sin embargo, un libro para ninos. Plat6n di ppoelas son amanuenses de un dios, que los anima contra su volun- {ad, contra sus propésitos, como el imén anima @ una serie de ani- we debemos pensar todos los temas, ¥ 274 JORGE LUIS HORGES—OORAS COMPLETAS no podemos concretarnos a Jo argentino para ser argentinos: por- que 6 ser argentino es una fatalidad y en ese caso lo seremos de cualquier modo, 0 ser argentino €5 una mera afectacion, una mascara. ‘Creo que si aos abandonamas a ese sueho voluntario que se ma la creacion antstica, seremos argentinos y seremos, también, bucnos o tolerables escritores. DISCUSION 275 NOTAS 1, G. WEUs ¥ LAs PARABOLAS: The Croguet Player, Star Begotten Este aio, Wells ha publicado dos libros. El primero —The Cro- quet Player— describe una regién pestilencial de confusos panta- nos en {a que empiczan a ocurrir cosas abominables; al cabo comprendemos que esa region es todo el planeta, El otro —Siar Begotien— presenta una amistosa conspiracién de los habitantes de Mane pra eegenerar In humanidad por medio de emisiones de tayos cosmicos. Nuestra cultura esti amenazada por un scna- cimienio monstruoso de la estupidez y de la crucidad, quiere sig. nificar el primero; nuestra cultura puede ser renovada por una generacion un poco distinia, murmura el otro. Los dos dos, parabalas, los dos libros plantean el viejo pleito cle las 2 rias'y de los simbolos, “Todos propendemos a creer que la interpretacién agota los bolas, Nada mas falso. Busco un ejemplo elemental: el de ignora que a Edipo Ie interrogé In Esfinge i tiene cuatro pies en al mediodia y ures en la tarde?". Nadie tampoco ignora que Edi- po respondié que era el hombre.

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