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nd ALA Dx SITER EPRODICTOR de reflexién schre la propia prictica docente y del devenir de una posicién politica que no habia sido previamente planificada, Elmaterial que se presenta se organiza en cuatro tiem- pos. En el primero se reflexiona en torno a la constitucién del carnpo dela biologia y de la.ciencia, ylos aportes desde el ferninismo y los estudios de género hacia este campo disciplinar. En un segundo momento se analizan los inea~ mientos curriculares dispuestos a pertir de la sancién dela EST para esta asignatura escolar. Luego, en una tercera sec- ci6n, se compare y analiza la experiencia de ensefianza de Biologia en uns escuela secundaria, y se exponen algunas escenas de las clases que permiten identificar imprevistos, conflictos, naturalizaciones y respuestas de lis estudiantes frente ala propuesta fulica. Finalmente, amodo de ciere, en el ditimo tramo se comparte una entrevista ala docente gue participé en este proceso, en la cual se despliegan las teflexiones finales las ensefianzas, preguntas y desafios que dejé la experiencia compartida. L : ‘ $s LA ISTE RePROBUCTAR 1 Los principales interrogantes que introduce la perspectiva de género en el campo disciplinary 1.1. La sexualidad y el género en la ciencia y en la biologfa Comenzaremos diciendo que existe un imaginario ins- talado en lz sociedad que vincula directamente el par de palabras “educaciéa sexual” con una asignatuta escolar particular, las Ciencias Naturales 0 la Biclogta. Qué catac- teristicas se le atribuyen a esta asignatura para posicionarla come Ja garante de “la verdad” acerca de la sexualided? En este primer apartado analizaremos los discutsos socta- les que refuerzan esta asociacién entre la sexualidad y la Biologia como asignatura escolar y como campo acadé- mico. Este vinculo estuvo histéricamente fortalecido por tuna definicién esencialista de “sexualidad”, muy arvaigada en nuestra sociedad, pero fuertemente problematizada pot laperspectiva de género. Es por eso que retomaremos algu- nas reflexiones sobre los sentides tradicionalmente dados alos cuerpes, las identidades y los deseos, y a sv relacién con el discurso ciertifico, para luego anallzar, en el segundo apartado, cémo infhayen en el Ambito escolar y en particu- laren la ensefianza de Biologia. ‘SALADS SISTEMARERCOUCTOR 1.1.1. Naturalizacién dela sexualidad {Qué imaginamos cuando pensamos en la sexualidad? iPuede limitarse a la préctica sexual? ;Qué es el “acto sexual"? ;Como, cuando y donde hay sexualidad? :Quié- nes tienen el poder de definirla? Qué y cémo ensefiamos yaprendemes acerca de la sexualidad a la largo de nuestras vidas? Comencemos entonces por reconstruir las miradas hegeménicas que rodean esta palabra, Desde las discipli- nas humanisticas se viene denunciando que la sexualidad es una de las dimensiones de fa vida social mas naturvlizada. Nosteferimos als actitud de asociar un hecho o un proceso histérico al plano de lo natural. Naturalizado en el sentido Ge aquello que no suele estar sujeto a analisis o duda por ser un aspecto habitual o “normal”, Lo que siempre fue y siempre serd. Y tambign interpretado con las caracteristicas atribuidas ala naturaleza: como perteneciente al orden de. Jo necesario en oposicién alo contingente, alo universal en oposicién a lo particular, Entonces, persiste atin un discurso sobre la “sexualidad natural”, que podria sintetizarse en uma clasificacién de los cuerpos y una lectuta lineal del vinculo entre cuerpo- género-deseo, reflejado en el siguiente esquema: (CUERPO (GENITALES) ENERO | bEsto Vagina ————}> feneniao —» Hombre Pone ie Macuino ———> jer Se trata deun eequema bindmica ‘ofrece dos opciones P ibles) en ei cual se presentan a su vez como exhaustivos fabarcan la totalidad. ne se puede estar por fueta) y exclue yentes entre si ‘si se es. una opcidn no se puede ser la otra! sone ar LoS FHNGPRES PERRET UE RTODE LA PERSPCT O GEARO EN AMPD SCL Y estiin jerarquizados (uno vale més que la otral: ei género masculine predomina sobre el femenino. Decimos que esta clasificacién y lectura lineal es esencialista porque se asume quelo que fundamenta a la identidad de géneroy al deseo sexo-afectivo de las personas es una supuesta esen- cia “inmodificable"; esencia que se “evidencia” en el “dato genital” presente en el cuerpo del bebé. Desde este para- digma, el cuerpo es el punto de partida. El cuerpo repre- senta al estado “mds puro”. El cuerpo es la manifestacién inds incuestionable de la “voluntad de una fuerza natural”. El cuerpo, entonces, determina el destino de esa persona, Sin embargo, esta lectura lineal tiene, como iremos viendo, diversos problemas. Desde el marco teérico y poli- tico que desarrollaremos en este trabajo —la perspectiva de género- diremos que este esquema es un modo entre otros varios de organizat los cuerpos, y uno particularmente opresivo. Sibien es la mirada hegemsnica y la que persiste ena actuslidad, no es la que necesariamente coincide con las experiencias vitales y cotidianas de la poblacin en stt conjunte. Diremos, por el contrario, que existe una enorme diversidad de deseos afectivos y erdticos, de identidades y expresiones de ser varén y mujer, ¢ incluso diversas cuerpos y genitales. Esta premisa es central en este trabajo y volve- remos sobre ella una y otra vez. Cada vez que en la ecografia de una persona embara~ zada se logra desentrafiar el misterio de si tiene o no pene, es decir si “es nene” o “es nena”, se activa toda une bateria de expectativas de genera bien diferenciables hacia aque- ‘la persona: rosa o celeste, débil fuerte, encantadora 0 valiente, cbjeto o sujeto de deseo, Se asume que si tiene unt ‘pene seri var6n, y desearé eventualmente penetrar vaginas, Si tiene vagina serd mujer, por ende deseard eventualmente set penetrada por un pene. Ademis de enfatizar en la base corporal de génera. esta determinacién genital de cuenta WAS MLA 08 im EP RODUCTOR del “coitocentrismo” que aparece en las nociones comunes en tomo a las pricticas sexuales. Bl deseo erdtico femenino no tiene el mismo valor social que el masculine en esta divi- sién: la predominancia del conducto vaginal y. en contraste, lainvisibilizacién del clitoris como érgano eréctil dedicado exclusivamente al placer es un ejemplo de ello, En nuestra cultura quienes aparecen como las voces autorizadas pare describir y prescribir la sexualidad humana son, principalmente, la religién y la ciencia posi- tivista. Ambas tradiciones se fandamentan, como veniracs diciendo, en una mirada esencialista de la sexualidad: Ja verdad de la sexualidad reside en tltima instancia en el cuerpo. En un largo y complejo proceso de construccién de sentidos, las instituciones religiosas y cientificas fueron dando forma a lo que aquf lamamos el discurso hegemé- rrico, Ambos discursos, muchas veces coincidiendo sobre cuestiones referidas ala sexualidad y alos roles masculinos y femeninos, y otras veces en tensién, fueron modificanda ynegociando sus postulados. También fueron disputando los sentidos con el Estado en la elaboracién de normativas referidas al disciplinamiento de los cuerpos. Por un lado, poderos identificar que la iglesia caté- lica, en tanto actor politico y referente mayoritario de los, valores religiosos er la Argentina, de gran incidencia en el, dmbito cultural y educativo, disputé en innumerables oca- siones los significadios sobre la buena sexualidad, La virgen, Marfa, como figura central del cristianismo, representa los valotes femeninos (Ia castidad, la piedad, la pasividad, la matemidad abnegads} opuestos ala promiscaidad de las, prostitutaso solteras. Como veremos més adelante, la jerar- quia eclesigstica jugé un papel central en la negociacién de sentidos vinculados ala educacién sexual, antes, durante y después de sancionada la ley de ESI. RCP ALES ERATE QUE NSOOVEE LA LISPLTNA BE ENERO EN CAMEO ASP Por otra lado, las ciencias (en particular las lamadas “duras”} también juegan un papel fundamental en los sentidos construidos sobre la sexualidad, por ende sobre Ja educacién sexual, y goza de una gran legitimidad al momento de estzblecer la “verdad” sobre ella. La medicina, con la autoridad epistémica que le brinda su supuesta new tralidad y objetividad cientifica, es vista socialmente como la més cupacitada para diagnosticar y tomar las decisiones importantes sobre los cuerpos. Si bien las pricticas en salud superan la mera aplicacion de conccimientos elaborados por Ia comunidad de cientificos, se representan como una técnica fundamentalmenie cientifica. Deacuerdo alos aportes de Menéndez (2988) el Modelo Médico Hegemsnico (MMH) consiste en “un conjunto de pricticas, saberes y teorias generadas por el desarrollo de Jo que se conace como medicina cientifica, el cual, desde fines del siglo XVIII, ha logrado dejar como subalterno al conjunto de practicas, saberes ¢ ideologias que dorainaban en los conjuntos sociales hasta lograt identificarse como la ‘inica forma de atender la enfermedad, legitimada tanto porla ciencia como por el Estado”. El autor caracteriza al modelo con los siguientes rasgos: biologicista, positivista, a-historico, individualista, pragmalico, mercantilista, de orientacién curativa, con una relacidn asimétrica médico- paciente, se concibe a le enfermedad como diferencia desviada-deficiente. De la mano del liberalismo se funda- ment en el principio de las libertades individuales, como la libertad de eleccién, consignando que la salud es una res- ponsabilidad individual, Asimismo, y paraftasaendo a Cze- resniay Freitas (2006), e discurso cientffico, laespecialidad y la organizacion institucional de las pricticas de la salud se citcunseriben a partir de conceptos chjetivos no de salud sino de enfermedad, y alli radica la diferencia entre una mirada de la salud como prevencién 0 como promacién. MAS ALLADEL Sse ermopucroR ee ae 21 papel central que juega la medicins en la regulacién delos cuerpos sexuados se verd en mayor profiunidad en el bro de esta misma caleccién destinado al abordaje de ia asignatura Educactén pare la Salud?. Sin embargo, aqui nos detendremos en algunos ejemplos que ayuden a ‘compren- der el modo en que el orden patriazcal se ensambla con el MMB, para de esta forma comprender la importancia de poner en cuestiGn este orden con una perspectiva critica Ge género, particularmente en la enseflanza de la ciencia dela naturaleza, , Comencemos entences por la profunda medicalizacién scl cuerpo de Ias mujeres, principalmente en lo concer. niente @ su capacidad reproductiva y a las decisiones per~ sonales sobre anticoncepcién, embarazo, partoy lactancia, En las primeras décadas del siglo XX en rtestro pais (yen congonancia con la tendencia europea) primé un pensa- miento higienista y eugenésico, y fueron principalmente lxs Intelectuales, médicos y estadistas quienes mostraron pre- ‘ocupacién por la expansiSn del “mal venéreo”, la inversion de losreles de géneroy la intensa. ciculacién de los cuerpos en una pais de reciente formacién. En este paradigma, a Jo largo del siglo las mujeres han sido objeto de distintas politicas y discursos sobre planificacién farniliat, no sélo pot parte del Estado, sino -y principalmente— por médicos y sacerdotes, a través de elementos de la industria cultural, como revistas, peliculas y programas de ty, que reforzaban su papel de autoridad moral (Felitti, 2009). Es posible ver con mayor claridad e] problema de dicha medicalizacién en lo que el feminismno viene denunciando como violencia obstétrica. Esta es, segtin la Ley 26.485 de 5 On este io, Educasin pada slid y gb, Es (Pele Faintod y Mata Busca, Homo Sapiens, lntetrogante sbre la perspeciva de génetw en le. Seludy seanalizan secuencin didéctiensapecticer +! 1 curred on sec » 05a PES ERDGANTS QUEINTOEIKELA PERNA BE GEO EN CHAPO SOPRA proteccién integral de las mujeres’, aquella gue ejerce el personal de salud, principalmente médicxs y enfermerss, sabre el cvetpoy los procesos reproductives de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medica- zacién y patologizacién de los pracesos vinculados princi- palmentealametemnidad. Vale destacar que recientemente, ¥ytras las demandas de organizaciones de mujeres y de agen- {es de La salud, se sancioné en nuestro-pais la ley de parto respetado’, que busca visibilizar y a su vez exigir a todas las instituciones respetar los distinos derechos de madres, padzes ¢ hijxs antes, durante y después del nacimiento. Otro debate que genera atin tensiones en la sociedad, y que esté directamente telacionado a los derechos sexua- les y reproductives de las mujeres, es la imposibilided que estas tienen de interrumpir voluntariamente un embarazo de forma segura y Libre de estigmatizacién social. En nues~ tro pats, el movimiento de mujeres y de trabajadorxs de la salud viene exigiendo hace décadas* que el aborto sea legal, seguro y gratuito en las instituciones pablicas o que se garantize la libre distribucion de informacién y de pes- tillas abortivas (conocidas con el nombre de Misoprostol), como sucede en muchisimos paises’. Se fundamenta que se trata de un problema de salud ptiblica fntimamente atra- vvesede por injusticias de género y de clase social, haciendo 7 cy depron inte pam proved stsona yeaa lec contra letasees nostro ue deolen slates interpre’ Sano saz elo, say spans els oat sacle ei por kes aoa ys en “dds destin pegs deen rnd oligaanmte deta es tect lacneda on lems, lj pa part yl gaat, freorpsindaes nana Programa Min OBiglors 6. Pun risinoracon soba iri cha pollinate tr Arete supe live Hirde rn desde ley rao ae Mabel Blas pil tects sou). re sas actunatnron tp /fnmeneprdcte 2 Pusden wes KUten +hincapié en la autonomfa de las mujeres pars decidir sobre sus cuerpos y sobre dénde, cémo y con quién tealizarse un aborto, sin importar e] motivo del embarazo. Aqui el dis- curso religioso y fuertemente esencialista dela maternidad tiene un peso determinante tanto en el dtmbito legislative como ent la opinién publica. Pero no solo se medicalizan los cuerpos de las mujeres. La psiquiatria se dedicé durante décadas a “curar” a toda aquella persona cuyo génerou crientacién sexual no coincida con la asignada al nacer. Como ye. dijimos, detrds de estos intentos subyace un modo de leer los cuerpos que aqui denominamos “determinismo bioldgico”, es decir, la necesidad de que exista una coherencia, correspondencia y ‘permanencia entre las marcas del cuerpo y las expresiones de géneroy deseo, El modelo médico hegeménico tiende a “normalizar” --y en el mismo sentido establece su patolo- gizacién—a aquellas personas que no enicajan en la nonma heterosexual. Asf, podemos recordar el valor histérico que representé para gays y lesbianas que el 17 de mayo de 1973 la Asociacién Americana de Psiquiztria climinara.ala homosexualidad del Manual diagndstico y estadistico de los trastornos mentales, y que en el afio 1990 la OMS declarara esa fecha como el Dfa internacional contra la homofobia. “también durante décadas la psiquiatria fue elaborando ‘una larga lista de “parafilias”, es decir de practicas sexua- les consideradas come enfermedades por tener objetos de deseo o modos de excitacién “no convencionales” y por ello susceptibles de ser clasificadas como sintomas psiquitui- cos. La antropéloga Gayle Rubin fue de las primeras en poner en cuestién esta organizacién médica de los deseos, yen une de sus trabajos mas reconocidos (Rubin, 1989) claboré una detallada descripcién de la *jerarguia sexual” que regulaba la moralidad estadounidense de la década de Jos 80 en relaci6n alas practices sexuales buenas o malas 2 cegin con quién, cdmo, ASnde y para qué se la practique. Dentro de las pricticas consideradas més buenas/naturales encontramos Ja heterosexual, el matrimonio mondgamo, practeador,intrageneracional, de dos, sin objetos, cota ‘tc. El sexo malo/antinatural es aquel que sea ~ siguiendo esta jerarquia cuestionada por la autora~ homosexual, sin matrimonio, promiscuo, intergeneracional, grupal, con objetos, no coital, ete. Asf, las personas juzgan su nivel de “aceptabilidad” sociel en relacién al grado y combinaci6n de estas pricticas. Por otro lado, el modelo médico hegeménico también. ce dedicé a explicar los factores y las curas frente al “pro- blema” de las personas transgénera. Nos referimos a aque- lias personas qui expresn una identidad de género dife- ente ala asignada al nacer segain su configuracién genital. Porlo general, han tenido que convivir con un cuerpo, una fmagen y une socializacién incongruente con To que reat mente piensan y sienten. Hasta hace pocos afios en Argen- ‘ina, las personas trans no podfan cambier su nombre y “sexo” (femenino omasculino) en los registros ‘identificato- rios oficiales porque era dbligatotio contar con ma genitali- daé “acorde al sexo legal” reclamado. A su vez, las Tlamadas *cinugias de resignacién sexual” se encontraban prohibidas en Argentina bajo una legislacidn que establecfs “no llevar ‘a cabo intervenciones quirtirgicas que modifiquen el sexo del enfermo, salvo que sean efectuadlas con posterioridad a una autcrizacién judicial”. La sancién dela Ley de Identi- dad de género (N'26:743] en el 2012 modifies por completo este paradigma que patologizaba 2 las personas trans, quie~ nes ahora pueden modificar estos datos del DNIsin. acudiz a ningiina autorizacién médica o judicial. Esta normative también establece que en el caso de que las personas lo soliciten, Ja adecuacién corporal pueda realizarse a tra- és de procedinsientos médicos tales como intervenciones B “ee IEMA REPRODUCTOR _ uirdsgicas parciales o totales y/o tzalamientos integrales hormonales. Con este caso vemos que las fronteras de lo legitimo y lo tlegitimo en torno a los usos del cuerpo van, reconfigurandose en las distintas etapas histsricas, de la mano de las nuevas regulaciones piiblicas y también en consonancia con el desarrollo de tecnologias de interven- ign corporal, que actualizan el debate bivético (Farji, 20:5). Un tiltimo ejemplo sobre el pape! predominate de la cienefa y la medicina en la regulacién de los cuerpos son Jas intervenciones: -quinirgicas a bebes recién nacidos inter- sexuales. Nos referimos a aquellas personas que nacen con variaciones por cromosomas, gdnadas o genitales que difieren del promedio fenenina o masculino, Un ejem- plo de estas variaciones es cuando el tamaio del pene es “demasiado” pequefio o cuando el clitoris es “demasiado” grande, tanto como para penetrar, Seguin la Organizacién ‘Mundial de la Salud (OMS), con dicha condicién nace una de cada 2000 personas en el mundo y se estima que el ix de 1a poblacién tiene alguno de los so sindromes esociados a la intersexualidad. En general a estos bebés se los opera tem- Pranamente para “normalizarlos” y dichas intervenciones Suelen tener efectos muy significativos en Ja salud integral de esas personas, que suften rautilaciones y tratamientos de por vida dolorosos sin su consentimiento. Los casos de las personas intezsexuales (es exréneo llamarlas “herma- froditas” ya que no poseen “ambos sexos” en simultdneo) plantem un interrogante sobrela complejidad y diversidad que existe en el propio campo de "Ia biologta” como para poder plantear un criterio clare que distinga entre machos yhembras en la especie humana. Sin extendernos mas en los niveles de injerencia de la

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