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—@B ene La argumentacion en los debates televisados entre los candidatos presidenciales de Estados Unidos: la emocién como tactica de persuasién Anne-Marie Gingras Las falacias en el discurso politico" Los debates televisados entre los candidatos piesi denciales de Estados Unidos son momentos de gran. emocion durante las campafias electorales; atraen ‘una audiencia que en su mayorfa se orienta excep- cionalmente hacia emisiones de carécter politico, ¥ los medios de comunicacién hacen de este encuentro «1 espectaculo politico por excelencia, manteniendo, «interés y el suspenso respecto de los momentos Qashee, 2006, pa 89.98. Algidos de debates anteriores. Este tipo de combate electoral es una oportunidad para hombres y mujeres politicos para hacerse valer y para demostrar eu domi- rio del lenguaje, utilizando de forma alternativa, es: quives, ataques y tacticas de persuasi6n de todo tipo. ‘Tal vez por eso nos da la impresién de que un error garrafal 0 una actuacién particularmente brillante de luno u otro aspirante al poder puede causar cambios significativos en la opinion publica, a pesar de que las, investigaciones indican, en general, que los debates electorales poco cambian la eleccion de los votantes (Krauss, 1988, pags. 126-128; Trent, 1991, pigs. 232- 233). Este articulo es un anilisis sobre la argumenta- ion de los candidatos presidenciales norteamericanos en los tres debates televisados de la campafia electo- ral de 1992, asi como una reflexién sobre su lenguaje politico basada en la teorfa de la légica informal y de las falacias® para poner en evidencia las estrategias lin- gdisticas utilizadas por los candidatos. La exactitud de la logica informal y de las falacias| en el anilisis del discurso politico es incuestionable; varios trabajos sobre los procesos del lenguaje po- Iitico muestran que la caracteristica de este lengua- je son las falacias, a pesar de que no se identifiquen, como tales. Murray Edelman, por ejemplo (1971, pags. 65-81, 1991, pags. 109-116), identifica varios mitos y metaforas politicas que apelan dizectamente 6.(.) LA EMOGION COMO TACTICA DE PERSUASION /102 2 las emociones y al razonamiento ad populum. Trent y Friedenberg (1991) explican que la repeticién es una estrategia para contrarrestar el olvido inevitable de aquellos que apareéén en la television, ¢ identifican, de esta manera, el razonamlento ad nauseam, Denis ‘Moniexe (1992) analiz6 el «juego de las garantias», es decir, el argumento de autoridad y Ia «apelacion a los votantes», que se puede contar entre los argumentos ad populum. Ya que el término significa, ante todo, en- gafio, astucla y luego error de razonamiento, los dos, jcados a veces se mezclan: un error de légica se ‘vuelve un argumento falso y éticamente condenable. En este articulo, la definicién de falacia se aleja de aquella a la que hace referencia al aspecto engafioso del razonamiento; la cuestién de su validez ética 0 po- litica no se tendra en cuenta aunque sera objeto deuna reflexi6n en la conclusién. Las falacias constituyen una forma de argumenta- én ligada a las estrategias lingtisticas de los candi- datos a Ia presidencia, lo que Gilles Gauthier describe como eargumentacién periférican, pero 1io a que ideas, Las falacias componen la funcién erucial de la politica linguistica: crear significados, percepciones y generar confianza, Forman parte del discurso politico basado en. simbolos, generalizaciones, atajos, ataques y el recurso a sentimientos de todo tipo. Bl analisis de los tres debates entre George Bush, Bill Clinton y Ross Perot demuestra en primer lugar 102 / ANNE-MARIE GINGRAS {que las falacias se usan asiduamente en el discurso po- Utico. En 1986, Jason se cuestionaba sobre la frecuen= cia de las falacias en los debates politicos y analizé los debates de 1960" entre John Kennedy y Richard Nixon, y de 1984, entre Ronald Reagan y Walter Mon- dale, identificando en cada caso, entre 40 y 50 falacias. ‘Mi propio andlisis de los debates de 1992 me leva a considerar el discurso politico adoptado por los candi- datos como una composicién de procesos que tienen poco de argumento logico. En efecto, 800 falacias fue- ron identificadas durante los tres debates que duraron una hora y media, un promedio de 265 por debate -y hay que tener en cuenta que este anélisis no fue ex- haustivo. Apelacién a las emociones Durantelos tres debates dela campania presidencial de 1992, el recurso a las emociones fue la éstrategia mis utilizada; aproximadamente un tercio de las fala- cias son apelaciones al orgullo, la compasién, el coraje, el miedo, la confianza, ete. La importancia acordada 2 estos argumentos no sorprende. Si nos referimos a Jn obra de Murray Edelman, el discurso de las. cam- ‘paflas electorales recurve a la participacién popular y 45 Jason G, (1985), «Ave the flaca connmon? Alok a ee dabate ‘2a Govier (comp), Selaced es Logic and Communion, ‘one, Wadsworth, liga 20-38 6.(.) LA EMOCION COMO TACTICA DE PERSUASION /103 paradéjicamente, a la racionalidad; de hecho, bajo el pretexto de apelar a la raz6n, el discurso electoral est Meno de apelaciones a las emociones. Edelman explica, que aunque el electorado parece rechazar el recurso a las emociones porque considera socialmente inacepta- ble explotar lo irracional, el fervor emocional abunda ‘en las declaraciones politicas. La campafia electoral, consiste, por lo tanto, en utilizar las emociones en la discusién de las cuestiones de fondo (Edelman, 1980, pags. 135-137). No deberia sorprendernos el hecho de que la refe- rencia a profundas convicciones o a ciertos instintos constituyeran los resortes de la lealtad politica. Por lo tanto, hablando de la situacién econémica de su pais, ¥y aprovechando el orgullo de sex:la primera potencia mundial, el presidente Bush exclamé en el primer de- bate: «Bete pais no se esté desmigajando [not coming ‘apart at the seams], por él amor de Dios. Somos los Es~ tados Unidos de América>.* Todos los temas tratados durante los tres deba- tes y todas las cuestiones politicas incluidas en ellos recurren a las emociones, a temas més «humanos», como el sida, o a cuestiones mas técnicas como el bre comercio. Sin embargo, los asuntos exteriores merecerian ser destacados. Si los candidatos se des- tacan en el arte de suscitar emociones acerca de te- 118 Las cites von en nga ona ato original, peo fueron trad por el coordinador de mere en fein ela daria, 304 /ANNE-MARIE GINGRAS ‘mas abordados de una manera racional por los perlo- distas, no deberia ser complicado vincular el papel de los Estados Unidos en el extranjero a las emociones, ya que a menudo en estas cuestiones se suele apelar alas emociones, Por ejemplo: «Sx. Presidente: gc6mo puede usted contemplar las masacres en Bosnia y la limpieza étnica, o el hambre y Ia anarquia en Soma- far el poder de los Estados Uni- dos, incluida la fuerza militar, para tratar de poner fin a estos sufrimientos? (primer debate). Para responder negativamente a tal solicitud ba- sada en la compasién, un hombre 0 una mujer po- Mtica debe en primer lugar reconocer la legitimidad de la emoci6n, y luego utilizar una segunda emocién, ‘tan legitima como la primera, Recurrir a varias emo- ciones en un solo argumento suele ser bastante fre ‘cuente. En este caso, el orgullo y el temor se utilizan en tandem: «Los aviones estadounidenses estan con- tribuyendo a la asistencia humanitaria en Sarajevo, Son los Estados Unidos los que lideran la ayuda hu- ‘manitaria en Somalia. Sin embargo, cuando usted envia uno de nuestros hijos 0 hijas a la guerra, creo que deberia usted ser prudente y tener una adecuada planificacién militar» (George Bush, primer debate). Algunas emociones se usan s6lo ocasionalmente. La vergitenza, por ejemplo, va inevitablemente seguida de una Hamada al cambio, junto con una apelacion al orgullo 0 al coraje. a, y no querer uti 6.(.) LA EMOCION COMO TACTICA DE PERSUASION /105 Por timo, el recurso alla justa proporcionalidad de las cosas ~argumento ad modum- ya los sentimientos como la mejor guia de la razén ~sentimientos supe- rlores- constituye el tipo de recurso emocional menos frecuente. He aqui un ejemplo: «Ele tenido contacto humano con mucha gente y he visto mas pena y es- peranza, mas dolor y promesas que cualquier otro pretendiente a la presidencia este afio» (Bill Clinton, primer debate). ‘Ademés de recurriralas emociones, el segundo tipo deargumento utilizado (algo mas dela quinta parte de los argumentos identificados en los tres debates) es el ‘ad populum, es decir, el recurso a la popularidad, a los sentimientos populares ~incluyendo los prejuicios como una forma vinculada con el. recurso a las emo- ciones. Se trata de despertar el entusiasmo de las ma- a8 0 de usar los sentimientos mas extendidos entrela poblacién (Walton, 1992, pag. 184) para conseguir su adhesin a un tema o suscitar su afecto 0 su compli- cidad. Asi, el candidato Rose Perot, aprovechanide la desconfianza del electorado campesino hacia los parti dos tradicionales y sus métodos de financiacién, afir- :mé durante su primer debate: «La principal diferencia ‘que me separa de mis competidores es que yo no soy ‘candidato gracias a uno de los dos grandes partidos. ‘Yo no soy candidato gracias al dinero del Political Ac- tion Committee, ode los lobbies extranjeros, 0 de cual- quier otro interés particular». Contina en el segundo 106 / ANNE: MARIE. GINGRAS debate: «Recordemos solamente que no tengo ningtin asesor de prensa (spin doctor). No tengo a nadie que cescriba mis discursos». BL argumento ad populun es aquel que utilizan hombres y mujeres politicos cuando se inclinan a fa- vor del pequeno, del contribuyente, de la viuda y del huérfano enfrentado a las grandes empresas o a la burocracia, al Congreso y a los lobbies extranjeros. La alusién ala solidaridad grupal es una forma de recutso ala popularidad, George Bush la utiliz6 en su primer debate: «che un vistazo a Oriente Medio; nos hemos alzado contra un tirano. Los Estados Unidos llegaron, uunidos como hace afios no ocurria, y expulsaron a este “tipo” de Kuwait a patadas», El argumento ad hominem El tercer tipo de argumento més utilizado duran- tte los tres debates es el ad hominem (alrededor del quince por ciento de todas las falacias), 0 ataques, personales. Este tipo de tactica debe ser estudiada teniendo en cuenta el contexto de la campatia pre- sidencial de 1992, Aunque es dificil jusgar hasta qué punto los discursos de los candidatos se han adapta- do al estado de énimo de un piblico encolerizado por los ataques personales, podemos ciertamente pensar que los candidatos y sus equipos se han encargado de preparar ataques cuya negatividad no pudiese vol- verse en su contra. Tres tipos de argumentos ad ho- 6.(.) LA EMOGION COMO TACTICA DE PERSUASION /107 ‘minem se han encontrado durante los tres debates: ataques de culpabilidad por asociacién, «hombres de aja» y ataques Indirectos. Por ejemplo, se asocié a Bill Clinton con el Congreso de mayorfa demécrata, con el expresidente Jimmy Carter euya desgracla es legendaria, y con los candidatos demécratas derro- tados en las elecciones anteriores, Walter Mondale y Michael Dukakis. Entre los argumentos ad hominem, los mas efica- ces son los relacionados con otros tipos de falacias. Como ejemplo, en respuesta a los ataques republi- canos dobre un reclutamiento que evit6, y un viaje 2 Mosca cuando era estudiante, Bill Clinton, usa el argumento ad hominem (culpabilidad por asociacién con los miembros de la derecha en el Congreso y en especial con Joe McCarthy), recurriendo al orgu- Io, al argumento ad populum y al doble llamado a Ia autoridad (Amiral Crowe y Prescott Bush): «Han puesto en dada mi patriotismo. Incluso invitaron a Ia Casa Blanca a algunos miembros de derecha del Congreso para conspirar sobre emo atacarme por haber viajado a Rusia en 1969-1970, como hicieron, mis de 50.000 eatadounidenses. Respeto sus servi- cios durante la Segunda Guerra Mundial, el servicio militar del seaor Perot, y el servicio de cada hombre y mujer que sirve bajo la bandera, como el almirante Crowe, que fue su jefe del Estado Mayor y que me apoya. Pero cuando Joe McCarthy atacé el patrio- 208 / ANNIE MARIE GINGRAS tismo de los habitantes de este pafs, estaba equi vocado y fue un senador de Connecticut amado Prescott Bush quien se levanté contra él. Su padre tenfa razén en oponerse a Joe McCarthy. Usted se ‘equivoca al atacar mi patriotismo. Yo me opuse ala guerra, pero amo a mi pals y necesitamos un presi- dente que una a este pais, no que lo divida. Tenemos suficientes divisiones. Quiero dirigir un pais unido» (primer debate) Los eandidatos han utilizado el argumento del hombre de paja (distorsién de la posicién de su opo- nente para poder criticarlo més facilmente). «Bn va- rias ocasiones, bajo este Gobierno el gasto aumenté més que la media de los iltimas veinte afios yél [Buch] le pidié al Congreso autorizar un gasto inferior al que realmente llevé a cabo» (Bill Clinton, tercer debate), Los argumentos ad hominem abusivos son la excep-

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