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Cart Gustav UNG Osea CompLeta Vorumen 8 EDITORIAL TROTTA es y 83 Ah La eticibn de esta obra we ha realizado con la ayuda de pro Helvetia, ‘Fundacion suiza para la cura y de Erbengemeinschait C. G. Jung Cant. Gustav June ‘Onra Compuera be ta Funoaci6x C. G. Juve Toto omtoreat; Die Dinauik ous Use wussren (© Forroniat Trorra, S.A. 2008 ‘Trutrowo. st saa 0361 [8DovoRes Anatos, nana ta TRADUCCIEN, Dranito Gxctroo & Pener-Excieo tant av-a36t-298-3 (ouna comPLEtA) nex adcatet-a4e-» (vous #) Matra Iraesion, 8. CONTENIDO SOBRE LA ENERGETICA DEL ALMA L. Generalidades sobre el punto de vista neato fen la pie cologia A Introduccidn a. El sistema de valores subjetivo ‘i. La apreciaciGn objetiva de Ia cantidad IL La aplicacién del punto de vista energético A.El concepto psicolégico de energia B, La conseevacién de [a energia.. C. La entropia .. D. Energetisme y dinamismo IIL, Los conceptos fundamentales de la teoria de la libido A. Progresisn y regrosin« B, Extraversion ¢ introversi6n ww C. El desplazamiento de la libido... D.La ereacién de simbolos IV. El concepto primitive de libido LA FUNCION TRANSCENDENTE CCONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA TEORIA DE LOS COM EOS : EEL, SIGNIFICADO DE LA CONSTITUGION Y LA HERENCIA PARA LA PsIcoLoGta: nn : DETERMINANTES PSICOLOGICOS DEL COMPORTAMIENTO HU- iano . nnn A. Fenomenologia general B, Fenomenologia especial. INSTINTO E INCONSCIENTE LA ESTRUCTURA DEL ALMA 97 ut 17 118 123 129 ui 8. CONSIDERACIONES TEORICAS ACERCA DE LA BSENCIA DE LO. siquico La cuewién de lo inconsciente en la historia. 1B, [La importancia de lo inconsciente para la psicologt . La disociabilidad de la psique D. Instinto y voluntad E, Consciencia e inconsciente rR G H, {Co inconsciente como consciencia tiple asters of behaviour y arquetipo.. Reflexiones generale yperspectivas Epilogo . . 9. PUNTOS DE VISTA GENERALES ACERCA DE LA PSICOLOGIA DE Los SUES — 10, DE LA ESENCIA DE LOS SUESOS. 11, LOS FUNDAMENTOS PSICOLOGICOS DE LA CREENCIS EN LOS. spinsTus : os 12, Espigsru Y VIDA... 13. EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA PSICOLOGIA ACTUAL... 14, PSICOLOGIA ANALITICA Y COSMOVISION 1S. REALIDAD Y SUPRARREALIDAD . 16. EL PUNTO DE INFLEXION DE LA VIDA 17. ALMA Y MUERTE on 18. SINCRONICIDAD COMO PRINCIPIO. DE CONEXIONES ACAU= SALES. Brslogo Exposicion : Bi. Un experimen savage Apéndice . Los precursores de la idea de sincronicidad D. Conchusién Addenda 19, Sone siNCRONIEADAD, Wibegafin Indice wnomistics Iindice he noatores vu 161 161 168 175 180 186 192 201 217 227 237 281 299 319 339 359 383 387 403 ais ais 416 451 472 473 492 506 509 521 335 341 INTRODUCCION A LA EDICION ESPANOLA Enrique Galén Santamaria En Ja obra de Carl Gustav Jung abundan las referencias gnoscol6- sicas (relativas al conocimienco) y epistemoldgicas (relativas al co- nocimiento cientifico). No en vano la nocién de inconsciente rem te a la de consciencia, traduccién directa en nuestro idioma de la palabra latina conscientia, conocimiento. Desde sus primeros tex- tos, las conferencias dictadas en el club universitario Zofingia de los afios 1896, 1897 y 1898, de titulo bien explicito (Las zonas limitrofes de la ciencia exacta», «Algunas reflexiones sobre la psico- logfa» y «Reflexiones sobre la naturaleza y el valor del pensamiento especulativor) hasta el tiltimo escrito, ya péstumo, publicado origi- nalmente como «Acercamiento a lo inconsciente», el pensamiento junguiano presta especial atencién a las dificultades de objetivacién del fendmeno psiquico, que fenomenolégicamente se presenta como un hecho subjetivo. Qué otra cosa es la psicologia sino una ciencia del sujeto? Ahora bien, éc6mo mostrar la existencia de un sujeto objetivo inconsciente: el s{-mismo? Y, sobre todo, é&émo conoce Jung se presenta continuamente como un empirico. Y siempre fue esa su respuesta a quienes le tenian por mistico, cuando no visionario. Como cientifico natural en la frontera entre el positivis- ta siglo x1x, en cuyos dtimos afios cursa sus estudios de Medicina en la Universidad de Basilea, y el futurista siglo xx, cuando desa- rrollara su obra entre 1900 2 1961, Jung atraviesa las revoluciones cientificas que jalonan el siglo xx y ofrece su aportacién en el Ambito propio de la psicologia, que desde el tiltimo cuarto del siglo XIX se quiere ciencia natural La formacién cientifico-natural de Jung, como se comprobard a lo largo de la lectura de este volumen, se fundamenta, mas allé de la biologia, quimica y fisica médicas, en la etologia, en lo que tiene de ciencia del instinto, y en la fisica, primero la termodinémica como niicleo de la energética, para seguir inmediatamente los desa- rollos de la fisica del siglo xx —relatividad, mecénicas cusntica y “ondulatoria— por sus consecuencias cosmolégicas y epistemol6gi- cas, Autodefinido amathematikos, su taslaci6n de la «funcién trans- cendente» de Weierstrass a su propia teoria psicol6gica o su interés por el nimero como arquetipo de orden revelan un conocimiento de las matematicas mas que casual. Las especificas necesidades conceptuales de la psicologta anali- tica, obliga a que los objetos de investigacién pertenezcan a las amadas ciencias del espiritu. En cuanto al lector, esta circunstan- cia puede crear confusi6n en mentes no informadas, dando lugar tanto a malentendidos como a usos de la obra de Jung muy alejados del propésito de su autor. En lo que a éste se tefiere, reali26 su inmersién como cientifico natural en el Ambito de las ciencias del espiritu siendo muy consciente de los limites del conocimiento es- tablecidos por Kant y con suficiente informacién relativa a a filo- soffa occidental, de Herclito —uno de sus fil6sofos preferidos— a Heidegger, de quien decia despectivamente que sus seguidores s6lo se encontraban en los psiquistricos, bien como doctores bien como internos. Sera sin embargo especificamente en la filosofia hermética donde Jung muestre especial erudicién. Su acercamiento al pensamiento oriental es més secundario en sus fuentes, pero no por ello menos ritil para la definicién de los fenémenos psicol6gicos y el establecimiento de los paralelismos a destacar segiin las necesidades de su investigacién. Taoismo, budis- mmo e hinduismo son referencias frecuentes, desde distintos puntos de vista, en su obra. No s6lo por el contraste ¢ identidad con occi- dente, no s6lo para contextualizar sus estudios alquimicos 0 am- pliar Ia simbologia iconol6gica en la investigacién de los suefios y la imaginacion activa, sino que en la propia médula de su pensa- jento puede percibirse ef eco oriental: sea el juego de opuestos taoista, el atmian hindd que describe su «si-mismo» o el sufrimiento como ignorancia, de marchamo budista, A fin de ewentas, su «sin= crovicidads es ef nombre que da al fundamento del 1 Ching. Ja importancia que Jung otorst al simbolo en todas sus formu- Jaciones y usos fe oblijst at extender su campo de vision mas alla del lominiy crucial de [a flosotia, como pens. ontol6gico, gno- pos psicologicos, 1 ntrira especia INTRODUCCION A LA LDICION LEPAROLA aplicarse a la indagacién concienzuda dle los simbolos religio- s0s, bien los conocidos gracias a fa historia y la etnologta, bien los trabajados con pasién por los tedlogos de las confesiones constitui- das, especialmente el cristianismo, orden simbélico de occidente. cuanto al otro gran repertorio de simbolos del hombre, las ar- tes, a pesar de la importancia que para Jung tiene la imagen gréfica, is que de las artes plisticas la iconologéa que ilustea profusamente algunas de sus obras est tomada de la historia antigua, la antropo- logéa cultural o la algquimia, cuando no de las producciones auténo- mas de su propia psique o la de sus analizandos. Mucho mas fre- cuentes son las referencias a la literatura, tanto popular como culta, con la omnipresencia de Goethe y su Fausto, aunque conociera las corrientes literarias de su tiempo, segtin se desprende de su peque- fio texto sobre Ulises de Joye: Jung intenta probar la objetividad de la psique, la realidad del alma, mediante la observacién de los fenémenos psicoldgicos defi- niidos segiin las hipétesis y categorias conceptuales de la psicologta analitica, atendiendo al orden general que puede expresarse en le= yes. Elabora para ello su hip6tesis central de un inconsciente colec- tivo —psique de la especie en cada individao—, atemporal, aespa- cial y fuente del sentido objetivo. Los métodos de las ciencias del espiritu —comprensién frente a explicaciGn, historicidad frente a Icy natural, contingencia frente a necesariedad— le resultarsn i sustituibles pero no suficientes para su propuesta cientifica. De ahi que huyera del sistema, siquiera metodolégico, conformandose con el intento de atisbar una cierta validez a sus hip6tesis —ciertamente de largo alcance— sobre la base de los hechos delimitados cienti camente El cuidado de Jung por los aspectos epistemoldgicos tiene un cardcter eminentemente prictico. La variabilidad que ofrece la psi- cologia como ciencia, definida como esencialmente multiparadig- mitica, obliga a una especial atencién a los presupuestos te6ricos y personales puestos en juego. En psicologfa, y no digamos en psico- Jogia médica, se revela de la méxima importancia todo lo relativo a la «ecuacién personal». Por ello escribié Jung Tipos psicolégicos. Alli se habla de las actitudes basicas y de las funciones dominantes en cada individuo segiin fases y momentos vitales, gracias a las cuales experimentamos lo real y dirigimos muestros actos, Sirvan estas notas para introducir los textos que componen este volumen de la Obra completa. Se trata de escritos de importancia y extensidn diversas, fechados entre 1916 y 1954. Alauno de ellos, como «La funcién transcendente», escrita en 1916 y publicada ori- par xT INTRODUCCION A LA EDICION ESPANOLA ginalmente en 1957, 0 «Instinto e inconsciente», de 1919, donde se menciona por primera vez. «arquetipo», tienen un indudable interés histérico. «La estructura del alma» (1927) ofrece una imagen de los diferentes niveles de la psique —consciencia, inconsciente personal y colectivo— y sus distintos contenidos en interaccién compensatoria (del conificto a la complementariedad) a lo largo del ciclo vital. Ciclo deserito en términos generales en «Espiritu y vida» (1926), «El punto de inflexién de la vida» (1930) y «Alma y muerte» (1934). La dinémica biografica puede entenderse como tuna relacién més 0 menos agénica del yo, esto es, Ia consciencia, con la psique objetiva, auténoma, expresada en Jos instintos —«El significado de la constitucién y la herencia para la psicologia» (1928) y «Determinantes psicol6gicos del comportamiento huma- no» (1937) ademas de «lnstinto e inconsciente»—, los suefios —sPun- tos de vista generales acerca de la psicologia de los suefios» (1916) y «De la esencia del suefior (1945)— y los complejos —sL.os funda- ‘mentos psicoldgicos de la creencia en los espiritus» (1920) y «Con- sideraciones generales sobre la teoria de los complejos» (1934)—. Respecto al contexto histérico en que se desenvuelve toda biogra- fa, se encuentran en este volumen algunos articulos de temética cultural —Psicologia analitica y cosmovisiéne (1927), «El proble- ‘ma fundamental de la psicologia actual» (1931) y «Realidad y su- prarrealidade (1933). el conjunto sobresalen tres escritos, no solo exposicién de su psicologta sino una reflexién epistemologica, referida tanto a la problemitica de la psicologia como ciencia y a la dificultad de escribir la psique como hecho natural, no exclusivamente social 0 cultural, cuanto a la modificacién en a teoria del conocimiento a que obliga la introduccién de la nocién de inconsciente como psi- gue objetiva. El primero es el texto que abre esta seleceidn, «Ener sética del alma», fechado en 1928, antes de Ia aparicién del con- cepto de si-mismo. El segundo, «Consideraciones tedricas acerca de Ia esencia de lo psiquico», es la revision de 1954 del publicado en 1947 con el titulo de «El espiritu de la psicologiar, iniciada su etapa alquimica. Por iiltimo, «Sincronicidad como principio de conexiones acausaless, publicado reveladoramente junto al texto del fisico Wolfgang Pauli «La influencia de las ideas arquetipicas en las teorias cientificas de Kepler» en 1952, cuando Jung se acerca a sus ochenta atios xi Energia pstquica El término energia aparece en los textos aristotélicos para caracte- rizar la actualizacién de una potencia, definida como dynamis. Se trata de Ia efectividad, de la operacin que rige la creacién y el ‘mantenimiento de los seres, sujetos @ una cuddruple causa en su despliegie © interrelacién: material, formal, eficiente y final. La nociGn aristotélica pasaré al latin significando fuerza (vis) y como tal serd tratada en las ciencias empfricas que empiezan a constituirse en la Edad Moderna. Para ellas, s6lo habré una causa, la eficiente. En 1807, el fisico inglés T. Young utiliza por primera vez la palabra wenergia» en su sentido moderno de «capacidad de trabajo» y durante los afios 1830-1850 no menos de doce cientificos inten- tan claborar independientemente este concepto, que sera clave en la fisica y comin a todas sus formalaciones (mecénicas lésica, ewén- tica, ondulatoria, relatividad, electrodindmica y termodinémica) Serd la termodindmica de los seres vivos, que estudian con pasién los médicos-fisicos de la Asociacién Fisica de Betlin (Meyer, Hel- mholtz, Du Bois-Reymond, Briicke...) de donde saldra la formula- cin operativa del concepto. J. R. Mayer presenta en 1842 los hechos probatorios de la conservacién de la energia, de la cual subraya su aspecto causal, y en 1847 H. von Helmholtz publica Sobre la conservacién de la fuerza, monografia en la que oftece la formulacién matematica de la energfa, explicitando su aspecto uni- ficador de los fenémenos propios de los distintos Ambitos de la fisica. Dos afios después, l inglés W. Thomson introduce el térmi- no «energia» para caracterizar esa magnitud —diferencidndola ast de Ia fuerza— y su colega escocés W. J. M. Rankine estableceré a partir de 1852 con su «funcién termodinamicar las formas de con- vertibilidad de los diferentes tipos de energfa fisica presentes en la naturaleza. A este autor se le deben las expresiones «ley de conser~ vacién de la energia» (1853) y «energética» (1855), teorfa de la energia que establece las leyes de la dinmica. El paradigma newtoniano —mecénica clasica—, que habia do- minado la idea de ciencia natural durante dos siglos, no tiene ins- trumentos para operar en el domino de la energfa, que sera estudia~ da en rclacin al calor. A raiz.de la publicacin en 1850 del escrito de R. Clausius «Sobre la fuerza motriz. del calor», en 1854 W. ‘Thomson da su nombre a Ia termodinamica, y durante la década siguiente Clausius levantaré el edificio conceptual de esta ciencia, «que postula dos leyes: 1) la energia del universo es constante (ley de conservacidn de la energfa) y 2) la entropia del universo tiende aun xu INTROBUCCION A LA LDICION CSPAROLA ‘méximo (a icreversibilidad es fundamento de la naturaleza). El de terminismo de la primera ley se conjuga con el indeterminismo de Ja segunda, la dindmica subsume a la mecénica y la naturaleza es definida segin dos componentes fundamentales: materia y energia, Con la definicién del cardcter estadistico de la segunda ley por parte de Maxwell en 1867 y su formulacién en el steorema H» de Boltzmann en 1872, la termodinamica no sélo ofrecié un modelo para la teoria fisica del campo sino que establecié una nueva for- mulacién de la ley fisica, que dejaba de ser determinista para pre- sentar una naturaleza parcialmente aleatoria, probabilista. ‘Un nuevo materialismo, no mecanicista, surge en los dltimos veinte aiios del siglo xx, como respuesta al impulsado por el grupo berlinés de médicos legados a la fisica desde la fisiologia y que aplican necesariamente las nociones energéticas a la fisiologia (Helmholtz), 1a ncurologéa (Du Bois-Reymond) y la psicologia (Wunde funda en 1879 el primer laboratorio de psicologia experi- mental). La generalizacién de la termodindmica, de la nocién de energia 7 sus transformaciones, constituye el niicleo de la , escrito en 1916, en plena crisis, y no publicado hasta 1957. La denominacidn «funcién transcendente» 1a toma Jung del cereador del andlisis matemético moderno, K, Weierstrass, Se trata de funciones de variable compleja que integran néimeros transcen- dentes. Es decir, permiten establecer convergencias dentro de gran- des series que tienden al infinito. Para la experiencia de Jung inten- tando integrar contenidos conscientes ¢ inconscientes, cuya fuente parecia ser infinita, la nocién de funciGn transcendente era muy adecuada pues permitfa ver un sentido (una direccionalidad y un significado) alos diversos contenidos en compensacién. No en vano se entiende la funci6n transcendente de Jung como Ia articulacién de las cuatro funciones psiquicas —teorfa elaborada unos afios des- pues Si la psique se manifiesta como una fuente de imagenes, su dinamismo es fundamentalmente creativo, De abi que para Jung lo ineonsciente no tenga tanto que ver con Ia reptesiGn moral sino con la naturaleza y su feracidad, con lo que la indagacién psicol6- gica puede seguir lineamientos semejantes a los de la investigacién, fisica, Es decir, delimitar los hechos desde unos presupuestos te6ri- os y establecer hipétesis que gufen la investigacién, «La psique no tes en modo alguno un caos compuesto de arbitrariedades y casua- lidades, sino una realidad objetiva accesible a la investigacién por medio de métodos basados en las ciencias naturales (...) En la me- dida en que se trata de acontecimientos objetivos, éstos no pueden ser interpretados mas que como procesos energéticos (...) en virtud de los cuales pucden precisamente ser calificados de “fenémenos”, [sin que...] el aspecto energético abarque, 0 siquiera explique, la totalidad de la psiquer. Segiin esto, «la psique deberia poser un aspecto bajo el cual apareciera como niasa en movimiento, [que permitirfa pensar en...) una materia con una psique latente> (§ 441). Sus investigaciones sobre la sincronicidad se refieren precisamente a este particular. El objetivo de la psicologia es establecer conceptualmente esta realidad psiquica —Ia tinica realidad accesible directamente—. La rel cién de los procesos psiquicos con su base biolégica puede ser investigada en términos neuroldgicos y etoldgicos. En el primer caso, el objeto es el organismo material (el sistema nervioso como autorregulador), aunque, como trata en «Sincronicidad...», muchos hechos cuestionen nuestro sentido comiin al respecto. En el segun- xix INIROBUCCION A LA LOICION ESPAROLA do caso, jo relevante es la interrelacién vehiculada por los instintos entre ocganismos y del organismo con su medio, En «Determinan tes psicoldgicos del comportamicnto humano» (1937) Jung se refie- re a cinco grupos principales de factores instintivos: hambre, sexua- lidad, actividad, reflexion y creatividad. Si en 1919, en su «instinto ¥ atquetipo», habia definido el instinto como «forma tipica de la laccidnm cuya imagen seria el arquetipo, «forma tipica de la apre- hensién», en su texto de 1947 serd ain mis explicito: «No hay ningtin instinto amorfo, pues todo instinto tiene la forma de su situacién (...) La imagen representa el sentido del instinto» (§ 398). El propio arquetipo aparece como un instinto que presenta un polo psicoide —no representacional en cuanto biolégico-material— y otro espiritual —representacional en cuanto animico—. Jung es ex- plicito al respecto en su conferencia «Espiritu y vida» (1926): «La vida y el espiritu son dos poderes —o necesidades— entre los cua: les se halla el hombre. El espiritu da sentido a su vida y la posibi- lidad de desarrollarla al maximo. Pero a su vez la vida es imprescin- dible para el espiritu, pues la verdad de éste no es nada si no puede vivir» (5 648), Jung era muy consciente de la impopularidad que suponta ha- cer hineapié en nocin de expt. Como esribia a Pau en una carta de mayo de 1953, «en la historia moderna se ha considerado al espititu como parte intezrante de la psique y se le ha identificado con la funcidn del intelecto. De esta manera el espiritu ha desapa- recido por asf decirlo de nuestro campo de visién y ha sido substi- tuido por la psique, y nos resulta dificil conceder al espititu una autonomia y una entidad como las que asignamos sin ningin repa- 10a la materia». Sin embargo, es precisamente el espiritu como una consciencia mas amplia el factor fundamental del despliegue de la Humanidad y del individuo, y la respuesta a esa psicologfa sin alma propia de un mundo desencatadoy resuado del reduccionisme mecanicista desde el que se aborda la comprensién no sélo de fendmeno humano sino de la misma materia, vee ‘Unus mundus En 1952, el mismo afio que se publica Respuesta a Job, sale a la venta la cuarta entrega de los «Estudios del Instituto C. G. Jungs. Su titulo, La interpretacién de la naturaleca y la psique . Compues- to por dos artéculos, uno lleva la firma de Jung, «Sincronicidad como principio de conexiones acausales», el otro es de W. Pauli, premio Nobel de fisica en 1945 y uno de los promotores cientificos Xxx INTROBUCCION ALA ADICION LSPANOLA de Instituto desde su fundaci6n en 1948, y trata sobre «La influen: cia de las ideas arquetipicas en las teorfas cientificas de Kepler». Un paicdlogo y un fisico unian sus fuerzas, sumergigndose cada cual en tl Ambito profesional del otro, para ofrecer una imagen de la rea- lidad y del conocimiento de mayor amplitud que la habitual "Aunque ya el joven Jung habja sefialado en su conferencia Zo- fingia de 1897 que «el alma es una inteligencia independiente de ‘espacio y tiempo» no sera hasta 1930, en su necrologta de R. Wil- helm, cuando presente timidamente su idea de Ia sincronicidad: La ciencia del I Ching radica precisamente no en el principio de ‘ausalidad, sino en un principio hasta ahora innombrado —por no texistir entre nosotros— que yo he denominado tentativamente prin- ‘ipio sincronistica (...) Entre nosotros esta forma de pensar desapa rece de la historia de la filosofia con Heraclito, hasta que, con Leibniz, volvemos a percibir un lejano eco de la misma, Pero en el {nterin no se extinguid, sino que pervivis entre los claroscuros de la especulacién astrolégica». Pasarin veinte afios mis antes de que Jung presente adecuadamente su hipétesis juvenil. “Jung debe a Wilhelm, quien le impuls6 a que escribiera un comentario al texto de alquimia taoista El secreto de la Flor de Oro, haber alcanzado el punto central de su psicologia, Ia idea de si- mismo. Alli puede leerse: «El centro de gravedad de Ia personali- ddad no es mas el yo, que es un mero centro de conscieneia, sino un punto, por asf decir, virtual entre lo consciente y lo inconsciente, al que cabe designar como sé-mismo». Es la primera menci6n del ar- quetipo de la individualidad psicol6gica, al que dedicars una inves tigacién pormenorizada en Aion, publicado en 1951. En esta dl ‘ma obra Jung sefiala que «el punto de vista puramente bioldgico 0 cientifico-natural no es recomendable en psicologia, en la medida en que es principalmente slo de orden intelectual» y donde esti ausente la nocién de valor (sentimiento). En las tltimas paginas escribe que starde o temprano la fisica at6mica y la psicologia de lo inconsciente llegarén a aproximarse de modo significativo, pues ambas, independientemente y desde lados opuestos, asedian el Ambito transcendental, la primera con la idea del atomo, la segun- da con la del arquetipo (...) Psique y materia son uno y el mismo mundo, y la una participa de la otra, pues si no su accién reciproca se:‘a imposible. Por lo tanto, sila investigacién pudiera avanzar lo suficiente, tendrfamos que llegar a una coincidencia iima de los conceptos fisicos con los psicol6gicos». Fl libro publicado eon Pauli ‘es un primer paso en esa direccién que, tras Mysterinm contunctio- nis, culmina en su texto sobre los OVNI en 1958. xx Puede rastrearse la investigacién junguiana sobre la sincronici- dad —el término para significar la coincidencia de sentido entre extados piquicos y fies no ligadoseauslmenne— en la eorres- pondencia que Jung mantiene desde los afios treinta del siglo xx Con fscs de la tlle de Pal, susdscpuls Joan ews co Jos pioneros de la parapsicologia los psicSlogos Rhine, Abrams y el Psiquiatra Smythies. Comenta todo ello también con sus amigos y pos o con invesigadures como Bball mano Rhine que le envian sus cuestionatios, ° Jung conocia a Pauli al menos desde el aito 1931, cua deriva su dscpula E. Rosenbaum para seguir un snd aus serminarfa en 1934, Desde 1928 Pauli es profesor en la Escuela Técnica Superior Federal (HT) de Zirich —donde Jung volveria a la docencia en 1934, con «Consideraciones generales sobre la teria. de los compljoss como leecién inagural—. La corespon- dlencia entre ellos abarea de 1932 a 1957. Pauli mere en Copenhague sus aportaciones més importantes son el principio de exclusion (1924), la teorfa no relativista del spin (1927), la teoria cusoica general de los campos con Heisenberg (1929) y's post lacién del neutrino (1930), Coincidié y trabajé. con Einstein en Princeton a partic de 1940 y rcibié el Premio Nobel en 1945 Los primeras quince afins del siglo xx fueron para Europa ana belle epoque, arasada por lal Guerra Mundial. En la artes plist cas ylterris a mis, I losof, Ia arquitectura ydecoracién las ciencias exactas, fisicas y naturales, la medicina y la moral, las hnumanidades se viskumibra la misma transformacion esprit, Es la crisis de las certidumbres mateméticas, la aparicién de la relativi- dad y la mecinica cusntica, el redescubrimiento de los eromosomas y las leyes de la herencia, la secularizacién, lo inconsciente, el do- decafonismo, el cubismo, el expresionismo, el modernismo, dada Lo primitvoy ejano y deiconocido se hacia conocido, cezeano a tual. Protagonistas de esa ampliacién de sus especificos campos d Investigacion lo son tanto Jung como Pauli, cienifcos del stjeto y del objeto tespectivament. ee Jung, veinticinco aos mayor, durant ‘mayor, durante ese periodo delimita con- cepiual (1902) y experimentalmente (1905-1908) el complejo in- consciente, formula la primera lectura psicoanalitca de la psieosts (1807) y planta la hipstesis de lo inconscientecolectvo, sus sim et nace eel aiios de desolacién y transformacién personales, su psicologia ad. guiere mayor extensién y profundidad —Ias funciones psiquicas y doc INTRODUECION A LA EDICION au papel en fa relacién conseiente/inconsciente y la tipologga psico- Togica (1921), In dindmica psiquica del proceso de individuacion (1927 y 1928) y Ia direccién del proceso de individuaci6n alrede- dor del si-mismo (1929}—. Algunos de los capitulos de este volu- ‘men 8 son textos que fueron publicados en recopilacién durante los aiios treinta, como Problemas psiquicos del mundo actual (1931) ¥ Realidad del alma (1934), Para la fisica, el siglo comienza también en 1900 con el deseu- brimiento del cuanto gracias a Plank, continéa con el afio milagro- so de Einstein en 1905: fotén, célculo probabilistico de! movimien- to browniano y relatividad especial. El 1910 los esposos Curie ‘aptan las emisiones del radio. Un afio después Rutherford presenta su estructura del 4tomo, que en 1913 Bohr cuantiza. En 1917 Bin~ stein presenta su relatividad general. A partir de los primeros afios veinte De Broglie y Schrddinger fundan la mecénica ondulatoria. Se han puesto las bases para la gran transformacién en nuestro conocimiento de la materia, Jung conocié a Einstein de la €poca en que éste trabajaba en la EHT de Ziirich y le invit6 varias veces junto a otros colegas del Burgohlali a su casa. Como escribe en febrero de 1953 a C. Selig, «Conoci a Albert Einstein (..) y le recibt varias veces por esa época (.) Era al principio de su carrera (...) cuando desarrollaba su pri- sera teoria de la relatividad (...) Nosotros, psiquiatras, en tanto no ‘matemiticos, segufamos mal su argumentacién. Sin embargo com~ prendf lo bastante como para que ejerciera sobre mi una fuerte Impresidn (...) Es Einstein el primero que hizo nacer en mi la idea de una posible relatividad del tiempo y el espacio, que estarfan determinados por el psiquismo. Es a partir de esta primera impre~ sin como se desarrollaron treinta aftos mas tarde tanto mi relacién con el fisico W. Pauli como mis tesis concernientes a la sincronici- dad psiquica». Parece que Jung esperé a realizar gran parte de su obra antes de argumentar y generalizar su intuicién primera del alma como inteligencia atemporal y acspacial. Previamente tuvo que entender Ia estructura y Ia dindmica de esta alma elusiva que eonecta al yo con el cosmos. Fra un asunto resbaladizo que s6lo a partir de 1930 comienza a cartografiar. A P. Jordan, entonces un ayudante de Pauli que intenta explicar la telepatia desde Ia fisica c uintica, le escribe en 1934: «En lo que concierne a la hipétesis de Io inconsciente colectivo, estoy atin muy lejos de haber publicado todos los materiales al respecto que poseo (...) Los curiosos casos de paralelismo en el tiempo que generalmente se Ilaman coinciden- cias, pero que designo fenémenos de sincronicidad, son en el fondo 3oxuI

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