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ee RRS oe ee ee ee Ae LPC) MU mame me) eee ae rc ccm a eA ee RC ee ema Proélogo Constituven los Peyrano una iies familia de hom- bres derechos y de Derech julado, a tra d ‘generaciones, sumo talento. Walter Peyrano, profeso} y excelente juez, con que lo ha conducido arduos vericuétos de la dedicado, en siembra ¢ necesario para lograr I su tercer libro conten Senala el autor vasta labor dispersa agregado -como inéditos. Con uno de Taetien Procesal ee » no stempre apuntadas por la may: vista resultan ver de relevarive pores Aaa sn, en Hempos en los que -inexplicabl Para su Jo la antigua tesis publictsta aie a ta existencia de und “jurisdiccton administrate obviamente, el autor niega en forma implieita, que, En “Estimacion judicial de los rubros inciertos”’ facultad judicial conferida en CPC, 348, , el io -en tesis dificil de no compare Hae yy ta via del juicio sumarisimo aie oh vy y conveniencias tacticas para tated caracteristled: nara, pabal comprensi ain no se ha superdc ne autor glosa la trandose partidar determinac ion pe exhibe sus bondade gantes En el tercer trabajo de esta recopllacion, se pregunt la Peyrano ‘“Cudles costas son las que debe abor tardto de una te seria de dominio?” y, en tio pa la oscura normativa contenida en CPC, 325, reset yet novedosa solucion doctrinaria que se compadece tan Son el texto legal como con el sentido de justicia ae robs presidir toda actuacion judicial, Ast, partiendo et coe misa inteligente -la norma se aplica s6lo al caso de tei eral dominio, quedando excluida la de mejor derecho- ee - imposicion de costas a las originadas en la ejecuci6) le del vencimiento del plazo AE abi y deja incdlume el tex to ; ; sion del tercerista que, determinante de tal ideal concep! circunstancia que Taeticn Procesal co PC bran de aceptar y seguir los abogados litigantes, En el tema tratado a continuacion, explica el autor “Como han de calcularse los intereses sancionatorios cuando se acoge el rubro “desvalorizacion monetaria”. Para efee- tuar tal tarea, parte de la observacion de la praxis juridica, que le presenta soluciones jurisprudenciales que chocan con el mds elemental sentido de justicia: ast, por ejemplo, en tiempos de aguda inflacion, cuando ya es habitual aceptar la recomposicion numeraria de deudas de dinero por via judicial, repugna a la equidad que el deudor que ya debe abonar a pie de valor constante una suma de dinero que deja incélume el patrimonio del acreedor, sea condenado a pagar intereses sancionatorios 0 moratorios ademas de los compensatorios calculados a una tasa pura de moneda cons- tante. Advierte Peyrano que ello no es sintoma de progreso juridico, y aceptando la posibilidad de incrementar dicha tasa cuando se trata de sancionar al litigante malicioso, la determina y cuantifica con una prudencia que nuestros jueces deben aceptar por las razones que la avalan. “Una revolucion procesal inadvertida” del articulo 32 bis del Codi- Con el titulo de el autor se ocupa seguidamente go Civil, introducido por ley 2 cién implica un positivo y lo tocante a las facultades asegurar la eficacia de sus d En “Traslados y vis encontramos mejor log) tracion. Partiendo de la saber cientifico - cual ¢ con vocablos de precis generen yerros y “traslados”’ y “‘vis fio, aunque sin los Taetics Procesal Fiseal, por is en € ee 1 Agent ejemplo, @ quien asignamos et Fe al Agente , »| proceso en que acta, con de una areal ae on vesponder a los otros tienen are ; oe stenemos Ja necesidad de erradicar las conocidas ‘on Gundantes “pistas”’, decretando en su lugar “‘trasladon” frepresentante del Ministerio Publico, que lo coloque en Iq necesidad de hacerse oir en el plazo establecido, so pena de obviarse SU opinion en el ¢ 4% Dedica luego el autor su atencion al “Auto mere esti. matorio de honorarios”’, del que afirma no resuelve contro. versia alguna, NO precisa quiénes pueden verse obligados a su pago ni prejuzga sobre el derecho de cobrar la retribucién fijada. Deriva de alli -luego de consecuente razonamiento- que el plazo prescriptivo esta fijado por el articulo WOE del Cédigo Civil; y que, en cuanto a la oportunidad para esgrimir defensas vinculadas con la estimacion de honorarios practicada, resulta extempordnea toda articulacién que no esté destinada a discutir su monto y que la respectiva notifi- cacion no constituye en mora. ‘Al abordar el tema “Los honorarios del defensor de oficio en el juicio de usucapién”, incoado contra propieta- vt desconocido, destaca la jurisprudencia contradictoria existente en los tribunales ee necesidad de convoc la CPC, 355, eX] forma inmediata 50. Tactica Procesal fin de lograr titulo de dominio, pues podria resultar del es- tudio que le pedimos al autor que no existiendo posibilidad de vencimiento en pleito contra propietario que no conto- vierte, sea factible aplicar a nuestro ordenamiento la idea que ya mostrara Couture en sus conocidos “Estudios” in- sistiendo en que “las costas deben imponerse al vencedor”. Cuando seguidamente se pregunta Peyrano “;Quién prueba la insolvencia del demandante, que hace procedente el arraigo del juicio?”’ se expide por la unica y sencilla solu- cién que inexplicablemente ha sido desconocida por los “practicos” del proceso: la carga probatoria incumbe al de- mandante en los principales. empero, en realista observacion del cotidiano quehacer tribunalicio, presenta agudas conclu- siones estratégicas que resultardn seneras para el litigante que busca un camino desbrozadode contratiempos. AI referirse a “La regulacién de honorarios en los subinci- dentes”” comienza por definir el neologismo que propone para rotular las cuestiones incidentales -suscitadas en el curso del debate- de trémite harto sencillo y que no va mas alla de un simple traslado corrido para resguardar la garantia de defensa en juicio, para _terminar -luego de 1 I cién ejemplificativa- sostet ¢ arancelaria sefialada en el “Real dimension del probatorio” integré oportt “Tacticas procesales” y donde ensefia que el duccion posterior de pi Al referirse a “La -de existir sionar sobre el tei Thetion Procenal yore selnee a fin mr mantener ef imfiere de lo que rectén apunta ympartanos la tesis ¥ que fo hacemon a base tien he oe claro texto del art, 222 CPC: st det dicho det = on ef mismo acto de la deposietén, lo que eat mo una clara falsedad -que inclusive Puede da a través de la exposicton cone bp soniae testimoniales- creemos (y somos decididos parti oe istema) que cabe al perfudicado la postbitidad de tar su afirmacion, por obvia aplicacion de los prineipios que regulan el proceso entendido como método dialéctico de debate. Claro esté que la praxis diaria ensefia lo que apunta Peyrano: por la via de la tacha al dicho se eféctia, en rigor una evaluacton del testimonio, anticipando lo que debe or materia propia del alegato. Y esto es un defecto que necesi- ta corregirse; pero de alli a concluir que el dicho como tat no puede ser atacado - atin cuando provenga de persona hé- bil para declarar y que no muestra ninguna circunstancia personal impeditiva- nos parece un exceso doctrinario qi como tal, resulta opinable, autori: enttonda farts anton padictal. Se go surge afirmarse ¢ contrarse reitera Al tratar “El caso a la ampliacian de con posterioridad a “menslegis” de CPC, 4: tas obligaciones de tr ejecutiva, y delimita procedimental en

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