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Introducción
Dentro del segundo grupo de síntomas, encontramos los trastornos de la conducta, que
son un conjunto de alteraciones producidas en el comportamiento de las personas con la
enfermedad de Alzheimer debidas a dicha enfermedad. Algunos de estos trastornos
comienzan a presentarse en la fase inicial, pero es en la segunda fase o intermedia donde
se manifiestan con más intensidad. se encuentran con frecuencia en los pacientes de
Alzheimer (aproximadamente el 60% de los pacientes afectados muestran uno o más
síntomas conductuales). Además, resultan especialmente importantes ya que influyen de
manera determinante en la calidad de vida del enfermo y de sus familiares cuidadores.
Suponen uno de los principales motivos de institucionalización ya que provocan graves
alteraciones en las relaciones sociales y familiares de los pacientes afectados.
Además, hay que tener en cuenta que también ciertos medicamentos pueden producir
mareos, caídas, inquietud, apatía, irritabilidad, somnolencia o depresión, incontinencia
urinaria, somnolencia y pérdida de reflejos, disfunciones sexuales y cambio en la
conducta alimentaria. También hay enfermedades que pueden coincidir con la
enfermedad de Alzheimer y que producen o agravan los trastornos de conducta: la
pérdida de audición, la disminución de la visión, el temblor secundario al Parkinson, los
mareos y vértigos, las enfermedades del tiroides, la diabetes mal controlada, pueden
agravar el comportamiento anómalo del enfermo.
Como hemos visto, los trastornos de la conducta se relacionan con las alteraciones físicas
(corporales) del usuario, con su afectación mental y afectiva, pero tenemos que tener en
cuenta que también se relacionan con el ambiente social que le rodea, y con la historia
personal previa del enfermo y su relación con el cuidador.
Por otro lado, como sabrán hay "días malos" en los que resulta más difícil atender al
enfermo. Afortunadamente, no todos los días son malos. También podríamos decir que
nos encontramos con pacientes “especialmente difíciles”, nos referimos al usuario que
nos supone una carga más dificultosa de lo esperable para ser cuidado. Con frecuencia
anteriormente a la enfermedad ya manifestaba rasgos que hacían difícil la convivencia.
Los síntomas psicológicos y conductuales asociados a demencia (SPCD) son muy
variados pero, por suerte para el cuidador, no se presentan todos en cada enfermo,
Trastornos Conductuales en la Enfermedad de Alzheimer
SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS
Psicóticos:
− Afectivos:
SÍNTOMAS CONDUCTUALES
No le inmovilice ni le cierre el paso. Es importante tener accesibilidad a los lugares por los
que deambula. Retire de su zona de paseo los obstáculos posibles y evite barreras
arquitectónicas. Un calzado cómodo y silencioso evitará también que los paseos
Trastornos Conductuales en la Enfermedad de Alzheimer
molesten al resto de usuarios. Cuidar que el entorno del usuario afectado no sea
estresante: luz, temperatura, música adecuada.
Hay que tener en cuenta que este trastorno de conducta permite al enfermo liberar su
energía y ansiedad (y por consiguiente dormir mejor).
Errores de identificación
Hay que actuar dándole explicaciones adecuadas, si no las entiende nos esforzaremos en
aclarar la situación.
En ocasiones los errores de identificación se relacionan con la pérdida de objetos; ya que
el enfermo “acusa” a otras personas del robo de sus objetos desaparecidos. En ese caso,
conviene explicarle a las personas del entorno (familiares, otros usuarios) la situación,
para que no le den importancia ni entren en discusiones.
A veces se producen por un carácter difícil previo pero se agravan por el deterioro
cerebral y por los sentimientos de impotencia y frustración. No debemos sentirnos
aludidos cuando esto ocurre. Buscar lo que desencadena sus quejas o mal humor.
Comprobar si la hostilidad del enfermo va hacia todos o sólo hacia nosotros. En el
segundo caso, intentar modificar nuestro comportamiento con él, mejorando la relación si
es posible. Buscar situaciones alternativas a aquellas que provocan quejas. A veces el
cambio de cuidador mejora la situación. Recordar que detrás de su mal humor hay una
persona frágil que necesita ser querida.
Constituyen los trastornos de conducta más peligrosos, difíciles de manejar y los que más
estrés generan para el cuidador. Son las llamadas reacciones catastróficas, que a veces
son la causa o consecuencia de otros trastornos de conducta. No debemos darnos por
aludidos, sino considerarlas como un mensaje con el que el enfermo quiere comunicar
algo, aunque la forma no sea la adecuada. Buscar la causa desencadenante (=situación
Trastornos Conductuales en la Enfermedad de Alzheimer
gatillo) y así podrá en el futuro evitar nuevas explosiones de ira. A veces se trata de
cansancio, dolores y enfermedades, insomnio, supresión de medicinas necesarias, o
efectos secundarios de otras, visitas de varios familiares, alboroto alrededor del enfermo,
cambios de entorno.
¿Cómo actuar?
*No perder la calma ni reñirle
*No enfrentarnos, ni pedir explicaciones, ni gritar o elevar el tono de voz, ni sujetar o
provocar al enfermo.
*No ofendernos si nos acusa a nosotros.
*Mantener la calma, hablarle en un tono suave. Demostrarle nuestro afecto y que estamos
a su lado para que se sienta protegido y atendido.
*Buscar el contacto visual, facilitando el acercamiento progresivo, preguntarle qué le pasa,
y si le podemos ayudar. Nunca realizar gestos bruscos ni tocarle de forma inesperada de
manera que le causemos sorpresa.
*Anticiparse al cuadro de agresividad
*Procurar desviar su atención y tratar de que piense en otras cosas.
*Si el usuario está muy agresivo, retirarnos de su alcance y retirar objetos “potencialmente
peligrosos”. En casos excepcionales se puede recurrir a la contención física para evitar
que el enfermo se dañe a sí mismo o a otras personas. Esta sujeción debe realizarse
solamente en el momento de la agitación, y nunca utilizarla como castigo o represalia.
Ideas delirantes
Hay que tener en cuenta que los los enfermos que presetan delirios tienden a tener un
deterioro rápido y a tener mayores problemas de orientación, así como un
comportamiento más agresivo, lo que resulta mucho más difícil para el cuidador. Suelen
referirse refieren a celos infundados, la creencia de ser víctima de un robo, la creencia de
sentirse perjudicado y la idea falsa de ser abandonado. Pueden ser la causa o la
consecuencia de una reacción catastrófica. Pueden producirse por defectos de los
sentidos, por el deterioro cerebral, por depresión y/o ansiedad y por otras enfermedades
que coincidan con el Alzheimer.
* Facilitar la ubicación del paciente en un espacio conocido y familiar
* Nunca seguirles la corriente dándoles la razón, pero tampoco discutir con ellos si su idea
delirante es cierta o no
* Mantener conversaciones sobre ideas coherentes, reforzándolas y favoreciendo o
premiando ese tipo de discurso.
* Hay que desviar la atención del enfermo hacia actividades que le hayan resultado
agradables antes de caer enfermo, e intentar que piense en otras cosas
* Si se desorienta, actuar con tranquilidad sin dejarle solo
* Corregir las deficiencias visuales y auditivas, por ejemplo, si los delirios aparecen por la
ncohe, dejar una luz encendida.
* Si no entiende bien lo que ve o escucha, repetirle la información cuantas veces sea
necesario; si se trata de enfermos muy suspicaces, evitar hablar en voz baja en su
presenciaron
* No ofendernos si nos acusa a nosotros
* Mantener la calma, hablarle en un tono suave. Demostrarle afecto y que estamos a su
lado para que se sienta atendido y protegido.
Trastornos Conductuales en la Enfermedad de Alzheimer
Alucinaciones
- Intente acercarse y comprender las necesidades básicas del enfermo. Aunque él no sea
capaz de expresarse con palabras, la relación afectiva que haya entre ambos facilita el
conocer dichas necesidades, que pueden ser de compañía, seguridad, cariño... Identifique
qué situaciones desencadenan los trastornos de conducta. Es útil preguntar a personas
que presenciaron anteriores episodios, para así conocer todo aquello que excita y altera al
usuario afectado.
- Imagine soluciones para evitar las situaciones que provocan los trastornos de conducta.
Hay que pensar distintas opciones que no supongan frustración para el enfermo. Ayude al
usuario a que reconozca y exprese sus pensamientos y sentimientos siempre que sea
posible. No reprima sus sentimientos. Permita que se exprese con palabras, con gestos o
con comportamientos.
- Intentemos, siempre que sea posible, permitirle “elegir su camino”, darle capacidad de
decisión. Al permitirle más autonomía, se verá más respetado. No le agobie con un control
excesivo. Cree un ambiente que sea tranquilo, confortable, no bullicioso, seguro y
acogedor. Este ambiente tranquiliza al usuario afectado y le permite estar más relajado.
Fomente las habilidades para establecer una buena comunicación. A parte del lenguaje
con las palabras, es posible comunicarse con gestos acercando tu cara a la suya, con
caricias, con canciones y movimientos corporales... este tipo de comunicación se llama
comunicación no verbal, y es muy importante saber entenderlo y expresarse así en dicha
enfermedad. Mantenga con ellos una relación cariñosa y de confianza.
Conclusiones
Es importante reconocer que el usuario afectado tiene un mundo mental propio, alterado y
regresivo que hay que respetar. Los trastornos de conducta son la consecuencia de un
fallo en sus capacidades de pensar, sentir y actuar. Son síntomas de su enfermedad. El
enfermo no lo hace para fastidiar al cuidador. La frustración e impotencia generan
reacciones mentales simples, no adaptadas, repetitivas, regresivas, y traducen el
deterioro cerebral. Por eso, póngase en el lugar de su usuario enfermo, identifíquese con
él y con su historia personal previa. Así le entenderá mejor, y será menos posible
frustrarle, y por tanto, dar lugar a la posible aparición de los trastornos de conducta.
En conclusión, algunos de los consejos a la hora de tratar con enfermos de alzheimer que
presentan trastornos de la donucta son: Conservar la calma y no gritar, ya que
aumentaríamos la frustración del enfermo. No discutir jamás con el enfermo, ni tampoco
regañarle, ya que esto agravaría la situación. Dejarle tiempo para reponerse, porque su
funcionamiento mental suele estar enlentecido. Intentar siempre reslolver la situación con
cariño y tranquilidad, mediante un tono suave de voz y caricias (detrás de una persona
agresiva hay un ser frustrado y asustado que profundamente necesita sentirse querido).
Perseverar, ser constante y ofrecerle cariño.
Bibliografía
Selmes, J., Casquero Ruiz, J. Como entender, actuar y resolver los trastornos de
conducta de su familia. Guía practica del cuidador de Alzheimer.