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ESTUDIOS SOBRE EL DESARROLLO DEL CAPIT ALISMO ot MAURICE DOBB traducciin de LUIS ETCHEVERRY revisin téonien de REYNA PASTOR DE TOGNERE Primers eilelén en expat, 1972 @ SIGLO AAT ARGENTINA EDITORES, S.A. (e.t) Viamonte i836, peo 1" ~ Buaos Aires Primera ediciin on inglés, 1946 by Mewrice Dobb cho el depésito que marea Ia ley Ipreso on Argentina Printed in Argentina INDICE uno siemmo Capitalisme La declinacién del feudelismo y el crecimiento de las ciudades Los eomienzos de la burguesia El surgimiento del capital industrial ‘Acumulacién de capital y mereantlismo Crecimiento del proletariado ‘La revoluelén industrial y el siglo x0 HL perfodo de entreguerras y su secuela vostscmprum Después de le segunda guerra mundial 9 13 9 07 133, a3 263 03 ar ‘PREFACIO A LA EDICION CASTELLANA Quiero saludar la aparicién de una edicién eastellana de mis ‘Studies y expresar mi aprecio y felicitaciones a editor y tra- ‘ductor por su presentacion y publicacién, Al decir esto, tengo conciencia de que gran parte del ma- terial del libro puede parecer algo bastante remoto a lectores de Iengua espafiola, en especial en el continente sudamericano, [puesto que se refiere, en tan gran medida, al desarrollo histériea Gel pais del propio autor. La excusa debe ser que a este pais se To considera generalmente el caso clisico de la génesis ¥ Aesenvolvimiento histéricos del capitalismo; y que algo puede ‘aprenderse delineando las elapas y Iineas de desarrollo en este easo “original”, aun cuando haya més que aprender de un ‘estudio comparativo de este caso con otros distintos, que insis- tiera en las diferencias de circunstancias y de resultado final. Que clertas generalizaciones de aplicacién e interés més vvastos brotan de tal estudio, lo prueba la discusién que la obra suscit6 desde su aparicin, unos veinte o veintieinco sf Me reflero, en partleular, «Ia discusion en torno al modo y las tapas de transicién del Teudalismo al capitalisme, que se des- faroll6 & principlos del decenio de 1950 en ae’ péginas del periodo Science and Society de Nueva York (eitada a veces como diseusién Dobb-Sweery, porque se inicié con una hhecha por el Dr. Sweezy a clertas posiciones adoptadas en los capitulos 2, 8 y 4 del libro): discusién retomads y proseguida fen otras partes, en especial en Francia e Tialla, asl como en ‘Japén (por ejemplo, Procacci en Italia, G. Lefebvre y A. So- oul en Francia, mientras que H. Kohachiro Takahashi de Tokio habla participado en la discusién originaria, en Science end. Society) Lo importante, a mi juieio, no son tanto las conclusiones a ‘que se llegé, coma el hecho de que la discusién se produjera (eon un espiritu na dogmatico).. Con razon o sin ella, no creo que la discusién me haya lievado a modificar los aspectos esen~ ales de mi posieién previa; aunque, naturalmente, me pre- 8 [ESTUDIOS SOBRE HL, BESARHOLLO DEL CAPITALISO dispuso @ reconsiderarla y procurarle cierts reformulacion, Intenté esa reformulacién en una conferencia dada en 1962 en Bolonia, que forma el primer capitulo de mis Papers on Ca- pialism, Development and Plenning (Londres 1907): a esa Eonferencia siguid otra, eobre el preludio de la revolueién in- ‘dustrial “Hoy, por supuesto, el interés por cuestiones relatives a ‘origenes’y primeras etapas y hasta por lo que sucedié entre fas dos guerras mundiales, ha dejado lugar al interés por la naturaleza del eapitalismo —y sus cambios— desde la segunda guerra mundial; més todavia: por desarrolios recientes del ca- pilallsmo en los BE. UU, antes que en Gran Bretafia. La fecha fen que eseribi este trabajo necesarlamente me impidié tratar ft fondo este periodo y elapa y por esta razén agregué un Postscriptum demasiado breve —y reconocidamente inade- euado— sobre esto a la ediclén inglesa revissda del libro, de 1963. Mavatce Dons ‘PREFACIO “Un trabajo de este tipo, cuyo objeto es efectuar generalizacio- hhes acerca del deserrollo histérico sobre 1a base de material Je secogido y ondenado por otras manos, corre un grave pe- gro: presenter un cardeter hibride y disgustar al economista AEiue fuele tener poco tiempo para la historis— asi como al Hittoriador —que qiza lo desestime por no fundarse lo sufl- Giente en ese saber de primera mano, fruto de una efectiva fnvestigacién de eampo—. Ante el economista, el autor puede Zpurecer como alguien que no. acierla a encontrar su te- GHtorio propio y, ante el historiador, como un aficionado {que invade su campo. El autor, por 1o menos, tuvo conciencia evcate peligro y de su imperfecta capacitacion para la tarea. ‘Pero Io snimnd a perseverar su firme creencia en que el ané- Tisis econémico s0lo cobra sentido y rinde frutos st va unido a tun estudio del desarrollo histérico y en que el evonomista que be ocupa ce los problemas de hoy, tiene sus propias preguntas ‘que formuler a los datos histérieas. Lo fortalecio también la Gonviecign de que un estudio del capitalismo, en sus origenes y desarrollo, ten desestimado por los economistas (excoptua- Gos los. de orientacién marxista), constituye un fundamento ‘esencial para todo sistema realista de ciencia econémiea, Extn los que niegan que la historia pueda prestar otro ser~ vieio al economista, que Verificar si clertos supusstos particu Jares (por ej, el de la competencia perfecta) son validos, en un simple sentido, para periodos particulares y que todo lo de- mas es una facil y-peligrosa extrapolacion’al futuro de ten- encias del pesado, Esas personas parecen ignorar, en primer Sugar, que todo pronéstico econémico debe fundarse en su- ‘puestos sobre tendencias al cambio (o sobre sui inexistencia), fuya, probabilidad no puede determinarse sin referencia al pasado; en segundo lugar, que la justeca de las preguntas que Lina teoria particular intenta responder —esto es, si una es- ‘ructura dada de supuestes y cefiniciones brinda) un modelo 10 ‘BsTunios SomNE HL DeSARMOLLO Deb eaREEALEAEO abstracto lo bastante representativo de Ia realldad como para Tesultar utllizable—, sélo puede juzgarse a le luz de um cono- cimiento, cémo estf’ reelmente construida una situacién total: Jos hechos del pasado. En otras palabras: no se trata simple mente de verificar supuestos particulares, sino de examinar las relaciones que existen dentro de un hez complejo de so puestos y entre este haz, como un todo, y la eamblante rea- dad, Se trata de descubris, a partir de'un estudio de su cre- cimiento, como esté realmente construida una situscién total ‘qué elementos de esa situacion son més susceptibles al cam- Bio y cules tienen més fuerza en cuanto a producir cambios fen otros. Se trata de formular preguntas al desarrollo econd- rmico, a fin de descubrir cuales son lat preguntas correctas ppor plantear tanto al pasado como al presente y cules son Jas relaciones fundamentales en que far la atencién, De todos modos, este conjunto de estudios histéricos no se realizé ala ligera y el autor no carecié de la guia y el consejo de amigos, especialistas en diversos sectores del campo Ge estudios, ‘Su germen estuvo en unos insatisfactorios capi tulos de veinte afos atrés acerea de los orfgenes de Ia acti dad capitalista; a partir de entonces, 1a obra ha erecido de manera discontinua, Este crecimiento desordenado, con sus periédicos remiendos y reconstrucciones, puede haber vuelto %a forma defintiva, en muchos puntos, desarticulada y difusa, Pero la criatura, una vez nacida, se mostré demasiado indéeli para reformarla ‘enteramente y debia morir en la oscarided o parecer ante el pitblico con todos los defectos de su educactén. Por estlarecimientos que le brindaron sobre muchos as- pectos dela historia de finales de Edad Media, el autor agradece al. profesor Postan, al doctor Beryl Smalley y a Edward Miller; por su guia en los periodes Tudor y Bstuardo, a Christopher Hill y Rodney Hilton y por lo que se refiere a la revolucién industrial, a H. L. Beales. R. B. Braithwaite lo orient6 en un punto especial relative a filosotia y Miss Dona ‘Torr brindé generosamente indicaciones y agudas criticas, ba sada en su profundo saber historico, en especial en cuanto al Siglo xn y'le literatura del marxiemo. Pero las huellas de inadvertida ignorancia que quedan en estas piginas, en modo ‘alguno pueden stribulrse s estas personas. Debe agregarse, quizé, que estos estudios slo pretenden responder clerlas cucstiones especificas, Sélo ciertos aspectos del desarrollo econdmico fueron seleccionados; la seleccion se hizo, no obstante, en la creencia de que ellos revisten enorme ‘importancia, Datos comparativos de otros pafses se adujeron fen la medida —pero s6lo en la medida— en que Ia compara vexsacio . 1 cidn parecia iluminar esas investigaciones particulares, El autor no abriga la flusién de haber eserito una historia del ca- pitalismo; y tal vez los lectores muestron mayor tolerancia hacia estos estudios, si recuerdan que ellos no pretenden pro- poreionar més que un primer esbozo de clertas partes de un exadro histérieo completo, MED. Canasancr, Noviembre de 1945 NOTA PARA LA SEGUNDA EDICION Se afiadié un breve Postseriptum sobre Ja situaclén de post- guerra para salvar la década y media transcurrida desde la primera edicién del libro. Por lo demés, no hubo intento de Fevisar o reescribir y el texto del original no ha sido mo- Aificado, MLD. Cansaisce, Octubre de 1962 Carinure Pamarro CAPITALISMO Quizé no sorprenda del todo que o término “capitalismo”, tan fempleado en aes reclenter en el habla: popular ao como en Ja'lteratura hstvies, recibiers uote tan Spares, sin un et. ferio aceptado en cuanto a su empleo Lo que ex notable, 5 que en teoria econdmice, tal como la prosentaron las es Guclas(radllonales, el tarmino apereers ton rams, veres, © hronca.! Hasta existe una escuela de. pensamienta, a la gue aableren economistas ¢ hstoriadares, que se he negado a te Conocer” que ® “sapitaiemo', como desgnacién. Ge un, deter- Iminado sistema econémico, se le puede arignar un significado preciso, En el eso de los economists ello se debe, en buena parte, & que los concepios centrales de su eon, tal como se los suele formulae, eitin configuredos en tn plano oe ther traceion que ignora os factores histricamente relatives, nie on ge pertalten defini al caitalismo, En cuanto a 108 his- foriadores que tomen esta posilén negative, ello parece de- berse aque inssten sobre fa variedad y complejdad de los Scontecimientos histriens hasta el punto de rechorar.cutl auiera de les categoria. generales que formen el teido ce Gest todas les fetes de Snterpretcién histoiea y de negar {oda valldea a las divisiones entre épocas hstérices. Jamas th periodo hisérie se afrma-~esta hecho de una sola pleza {puesto que todos ellos son complejas messls de elementon, onsituye' una simplifieaién que’ induce a error earscterizat Suna seccion cuslguiera del proceso histrico mediante Ta designaciin de ‘un elemento unico, Esti penmitido.mentsn, Sbstractemente, un sistema como "espitaliems”, en cuanto des: sripcion de am sspeeto que, en variable medida, carectercd 2 Sombart, en su articulg sobre el tema en la Encyclopedia of the Socal Sciences, afirma’ “Este término no se encientta, eo Gide, Cauvves; Marshall, Seligman o” Cased, para wegsionar slo lor textos Imus otioeldes. Bn otros watades, como’ los de Sehendler, Adol¢ Wag ‘net, MichardBhresburg y Philovicn, hay references’ al copiate ‘ho, peto el cncepto ef rachazad luego” Niel Palsrave's Dietary ef Potties Eeonomy, ni sl Dictionnaire de Economie Poltigus, ime layen al termine “eagitalism™ 6 runios SOME Hb BESARHOLLO DEL CAPTTALISNCO a mumeroioe periodos histérlos. Pero, como tal, €s uns no- ssetonideabstracia, no hstrica; por ey rasteat Tos ce omen “eisema”” es en general una empresa srigenes eo puede rendir frutos. Puede uno sospechan que Want 305 jpradon mis concteta relderea cla possi, Sl el BES Simo wo. existe como entidad hisiorea, lor eiticos del care igen economico que ciaman por un cambio de sistema actunt chando contra molines. de. viento; ¥ Marx, en pati- weet Wi primer responsable de. que se able de un sitema fala ei aPestaba persiguiendo ghimerss. Algunos como Ut ceendor’ del itso cel profesor Tawney, La Religiin y et Wesealsne' del Capitaliomo, se expresaron muy claramente Mise" este, denuscando el término como un mero Teeuoo politico. “oy, después de medio siglo de intensa inveatigacin en nistarla sconbmaea, es taro que un historiador de la esonomia store sostenible esta poscién, aun cuando todavia pueda cone tae geapechoco el origen ‘del. tring, Nos encontrae oresrejento’ con que el principal historiador del, ereantc Timo ‘Teena ig nocion de reap moder”, exe in Tero polaje’s Pero la opinion que prevalece entre Tos que ie katate et desenvolvimiento econdmico de los tempos tan sor ee ta snteticada por el profesor Tawmey en th €o- weiGhimo paseje: “Después de mas de medio siglo de Inver Tgecidn sobre el tema, realizada por estudiosos de une media ‘Sena’ de cforents hacionalidades y de fodas Tas opiniones cts nogar que el fenomeno existe, o sugerit ue, si existe Refbenta elrasgo, anico entre las inctituciones humans, de Pier isto eemo Melguisedee, desde toda Ia eterldad; 0 Pidlear que, sf fone une historia el pudor probe que se la FEARS’ ee ponerse advede anleojeras,.. Un autor... 6 ‘SSprobeble que entienda gren cova dela historia de Burope ex lor Eltimos tes sigs si ademis de rehuir el término, ignore US nesho™> Pero sh, hoyy lor expecialisias han reconockdo NCapltalono’” como eategora historia, eso no garentiza que Gulgnes provenfen estudiar este sistema se refleran a Ta mis- SEeGiex?ousia ponmasse que tna diversidad de sos dearia ‘poco lugar a cigseiones y'no produciria gran dafo. Pero Ia nn EL REE aces an mmm, te Se aE Rg, SS Aa a? conic dovena cape SEP Sancuso, ao oon cnn oxen cash 3h dlveroas stapes hisidrone silo presmntan dlterensis do, S'Stefacio a la edelin de 1934 de feelizion and the Rive of Co- iteiom, (Bsicion castellane, Ba. Dédalo) ccarmacisxco 1” diferencia de uso verbal no s6lo se asocia con una diferente fe inccentes histérces y- on. principio stint de seleccion Stientacion en la bosquéda deo esencial entre la mulitud pera componer la erdniea’ de" os seontecimientos, sino que uede conducts a un modo de interprelasion y a un relato cau Eatgenctico siterentes, Silo decisivo en euanto al empleo del tarisino capitalismo es, pare nosotros, a Segla que low propios Fechos hintricos now’ imponen--y" "no muestrss”predieecio- fev entonces tiene que naber una delinielon que eoneuerde Gon a forma real que el cesarollo histrico posee y oles hus por el contri, sesh erronens. Haste quien profess un eletvismo histrco debe, a buen seguro, creer que existe un tuadro correcta desde el punto de vista de un eonjunto homo- féneo dado de observaciones hstoreas. Por lo dems, tos que Ercriben scerea del capitaismo no pocas veces desconocen, parecer, todo problema. de siglfiao; eon ello no aclerian a [elsar ‘el senildo que atrbuyen al termino y hasta. muestran, pot su parte, poca congruancia en su empleo, Deberos, quizé,aclarar desde ya que el término “capita: lista puesto on boga entre clerton economistas, en especial Jos partidaries de la escuela austriaes, poco tiene que ver con "Sepitlismo" como categoria de interpretacin histSres. Cler- tos" economists emplearon “eapitalist” en un sentido pura- Inente ticnico, para referitse sl empleo de les llamedos me- Todos de produccion indirectos 0 que acortan tiempo; y el ter- Ihino hai considersblemente asoclado. con un pericular Punto de vista acerea de la naturalera del capital. No se re- ere’ al modo de aproplacién de los instrumentos de produc tion sing aélo @ au origen econémico yal grado en que se fos emplea, Como toda produccin, exceptuada Ia mis pri tive, slempre ha sido, en clerto grado “capitalista” en este Sseutido temic, el sétmino tiene eseaso valor para fines de diseriminacién Distérea y sus creadores no intentaron util farlo en este sentido. El modo en que lo emplean, elertamente, iplice segat un signifiendo especiton espitalismo como Ssfema_histrico especial. Poco mis vil Temslta otra concepeiin que discerimos Amplieta en los contextos en que a menudo aparece el termine YF euyo defteto es circunserbir a captalisma a un lepso tan reve que separs fendmenoe sociales euyo parecido de familia fr fordhimo, “Sogin ext captain re identifica con el ss- tina dental boltaente re, tema en que las relaclones econdmices y sorales se reglan pot con- ttalo; en gue los bomibres se comportan como agentes Ubres fon In bisqueda de eu sustento yen que no hay compulsiones 8 rsToniot SOHNE HL MESARNOLLO REL, CAPETALIERCO i zestreeones legsles.* Asi se converte virtualmente a Yea itso” en sinfnimo de un régimen de laserJaire y, en Eleras acepeones del trmpino, de un regimen de libre tom= petensia. Dicey no empl el’ término eapitalismo; pero con Eider esenialeleontraste entre To que denomind "pviodo del inividullsmo” —que en certo sentido. corzesponde ala ng- Glin que estamos dlseutlendo y"petiodo de colectivism tayo lnicio bleaba en el deceilo fe 180." Aunque quizd puede decire que preveuparse par ete tipo de dstinciin ene Ee individunisng y “eratsmo! es mle ben conn del passdo Y's bien raras veces ~o ninguna histoviadres do Ta econo. Hola Ia tomaron somo base para defini al sapltalisng, sa in- ‘uencia todavia perdura em efeta, muchos de los diebas que ftcontramon hoy ‘parecin identifica, de. manere implica, ‘pltalismo® con insta de. “bce empresa", contapo: nigndolo a tode ingerencia de contol esttal s expensas del inissecfire. EI delecto de tn significado tan. restictivo balan lire, Pocoe paises, fuera de Gran Betada "Ios EE- UU, en el siglo aux legoron a austarae 4 Un régimén de “indvidualismo puro” del Upo manchesteriano clisico; y aun Gran Bretada y lor EB. UU. lo abandonarian pronto para ene ‘erg in er de cotporacinns de oop at Zopolog, cuando el lanezfire como concepeon polis: ya feelinaba. Si se circunsenbe tan Tgurossmente ene) tempo Ss capitalsmo, jeSmo earecteriaremos el sstema que le pe Gedy gi engi, an smeantes 8 1 en ab Taupo Por su decisiva influenela sobre Is Snvestigacén y ta in- terpretciin istic ae" destacen ndamente. tes” sgn: Caos distintos stibuidos a la nocion de capitalism, bien fm cierto aspector se superponen, cada uno se liga a una ‘stn peculiar dela natorlesa del desszrllohistéco; Leva 4 Podomes citar un ejemplo quisi no. my serio de esto: “EL ‘verdadero capitelamo es una aconofna de litre y drance eompetancis ‘ar Jn Geman yo continue oportunidades trabajo pars tor HH Cromwell Canton, fw Defence of Capitalion, ig, 5), Son tontes Tas vietader veguteadas en erta detnickn oe Dubie dudaree de que “eapitalsmo verdadero" haya existido. algun ‘Yer Biemplos mis isidos ioe proporcionan nitores que se siege & ‘Yecet a aplicar el término eapftelmo una econora fast y 10 fonttaponen a “otaltriane™ CL tambidn el Handwérierbuch ‘der ‘Stuatsscensthaften (1028)* "Der, Kapltaizmus hat die. prvvsewirt schartliche oder individualistisehe Witsehafcordnting aur Vorauret= ‘ung und ist ohne diese gar sight donkbar” (El capitalsmo presi Done Ja" ordenacion cconbmica inaividualista 0 de econamia privada 7, hho es par cierto posible), Lato end Opinion i England, past. ‘carmauisnco 19 al trazado de fronteras temporales bastante diferentes para el sistema e implica un diferente relato causal del origen del cepitalismo y del desarrollo del mundo moderno. En primer lugar esti —y quizé sea el mas difundido— el significado popularizado por los escritos de Werner Sombart Sombart bused 1a eseneia del capitalismo, no en un aspecto de su anatomia econémica o de su fisiologia, sino en la totali- Gad de los aspectos representades en el geist 0 espiritu que inspira Ja vida de toda una época. Este espiritu es una sin- ‘esis del espiritu de empresa o de aventura con el “espiritu ‘urgués” de céleulo y racionalidad. Como ereia que “en di- ferentes épocas siempre han reinado diferentes actitudes eco- némicas y que este espicitu es el que ha ereado la forma que Ie earresponde y, con ello, una organizacién econdmica’,* ‘bused el origen del eapitalistno en el desarrollo de estados de ‘espiritu y de comportamiento humano conducentes a la exis- ‘encia de aquellas formas y relaciones econémieas que son ea- racteristicas del mundo modemo. “En algin momento del re- ‘moto pasido el espirita capitalista debe de haber existido —en ‘embrién, si oe preflere—, antes de que una empresa capitalista pudiera volverse realidad’ El hombre precapitalista era “un hhombre natural", que concebia Ia actividad econdmica como Ja simple provisién de sus necesidades naturales; y en épocas ‘precapitalistas “en el centro de todo esfuerzo y de tode cul ‘dado eslaba el hombre viviente: él es la medida de todas las ‘cosas —mensura ommium rerum homo".® Por contraposicién, ‘el hombre capitalista, que “desarraiga al hombre natural” con su “concepcién primitiva y originarla” y que “trastorna todos los valores de Ia vida", ve en el amasar capital el motivo do- minante de actividad ‘condmiea y, con una actitud de fria racionalidad y los métodos de un preciso céleulo cuantitativo, subordina a este fin todos los aspectos de la vida.* De manera mis simple defini Max Weber al capitalismo como “exis- tente dondequiera que se realiza la satisfaccin de necesida- des de un grupo humane, con earécter lucrativo y por medio de empresas” y a una “explotacién racionalmente cepitalista” como une explotacién “con contabilided de capital”; reeurrié, Der Modeme Kapitaliemus (ed, de 1908) 4 dota da “la dca Sundamensal(Grandgedane ‘dicgn castalane PCE) ‘Touintersnce of Capitliom, pigs. 3434 2 Der Avedon ‘kepifalomus, Yok 1 poe 3, > Quintessence, 1381, 299, ig. 25. Calica ab Ea bra Tay 20 STeDIOg SOW RL DESARROLLO DRE. CABTEALISHO ademés, al espiritu del capitalismo “para describir la actitud {que busea la ganancia, racional y sistematicamente”, En segundo lugar, hay un signifleado que aparece las més e las veces implicito en el tratamiento de material histrica antes que formulado explicitamente—, que virtuslmente identifica “eapitalismo” con la organizacion de la produccién para un mercado distante.** Si bien el régimen de les primeros gremios de sriesanos, en que éstos vendian sus productos al menudeo ene] mercado urbano, quedaria_presumiblemente excluldo por esta definicién, podria considerarse que existié capitalismo tan pronto como ios actos de produccién y de venta al menudeo vinieron a separarse en el espacio y en el tiempo por la intervencién de un. comerciante mayorista que ade- lantaba dinero para Ia compra de mereaderias @ fin de ven- derlas Iuego con un beneficio. En buena parte esta noclén esciende en linea directa del esquema de desarrollo de la escuela histiriea alemans, con su distineién basica entre la “economia natural” del mundo medieval y la “economia mo- netaria” que le sucedié y su scleccién del area del mereado como definitoria de las etapas de desarrollo del mundo econé- ‘ico moderno. Como lo expres Biicher, el eriterio esencial fes “la relacién que existe entre la produccién y el consumo de bienes; 0, para ser més precisos, 1a Iongitud de la ruta que Jos blenes atraviesan ‘de produetor a consumidor"* No es taro hallar esto estrechamente Tigado a una definicion de ca pitalismo como sistema de actividad econémica dominado por lun cierto tipo de motivo, el motivo de la ganancia; y la exis ‘encia, en cualquier perfodo, de un nimero considerable de personas que para obtener una renta confisn en la inversion de dinero —ya sea en el comercio, la usura o le produccién—, fs consideraia prueba de que existe un elemento de capita: 2 Historie eonsmica General, pég. 206 [od castellana del RCE): The Protsntane fahie and the Spin of Capiteliom, pag. Oh [Gay eticién estelana,) El panto ds visto de’ Weer ce igh it Ghemtente al de Sombart, peroy al mismo Uempo, presenta certs die Terenas, Paleo Parone ha ngnuan on aye hy deren ent fi*eopialsme en generat” de Weber, que es ina egoris pa ‘ante econémica” (e ciferencia de ls de Sombart) y se reflere EEterambioracionentereeliado con mires J gipeida (Go ae fe acerca tmucho al segundo tigniicado que em seguida mencionsro: os} y su Hocign historia del “eapitalsmno moderno™, que es 1a misma aun i de Bombart Journal of Pascal mom, olf. lg, 30 ae gla, Terenas Ge Marx's Mommean al horton ae tc ome snlgu, quien encuentra “él modo eapialisa de production en ‘ods, economia Iponelaria" (Cepia, val ik, pag. 129 [os PCED industri! Roolution, pag. 69; ch. también Schmoler, Principe: arvconomie Poligue, pastin ccarrasssaco a smo, Asi vemos earacterizado al capitalismo por et profesor Earl Hamilton —el historlador de Ia revolucion de los pre- ‘ios del siglo 20 como “el sistema en que la riqueza —ex- eptuada la tierra— es empleada con el preciso objetivo de ‘obtener un rédito”; * mientras, Pirenne parece aplicar el tér- ymino a todo empleo “lucrative” del dinero y declara que Sguestras fuentes, por deficientes que sean, no nos permiten dudar de que el capitalismo se afirms desde el siglo xn". Cuando esta nocién se liga 2 la de capitalismo como sistema comercial como produccién para el mercado—, tenemos, el tipo de definicion adoptado por el profesor Nussbaum: “ sistema de economia de intereambio” en que “el principio ‘Srientador de la actividad econémica es el logro de ganan- ias ilimitadas” (a lo que, sin embargo, agrega como caracte- Tstiea adielonal, que tal sistema se earacteriza por una dife- Tenciacién de la poblaclén en “propietarios -y_ trabajadores ‘Gesposeidos” "). Los que dan este sentido al término tienden ‘buscar los origenes del capitalismo en los primeros entrometi- Inientos de trates especificamente comerciales en los estrechos THorizontes econémicos yen la supuesta “economia natural” del mundo medieval y a delinear las principales etapas de desarrollo del capitalismo de acuerdo con las etapas de ex- ansién del mercado o las diversas formas de inversién y de Actividad comercial igadas a ella. Esta nocién, en muchos aspectos, es afin a la de Sombart y se superpone con ella; pero ‘su orientacion es esencialmente distinta. En tercer lugar, tenemos el significado dado por vez pri- mera por Marx, quien no buseaba la esencia del capitalismo fn un espiritu de empresa, ni en el uso de dinero para finan- ciar tna serie de transucclones de Intercambio a fin de lograr ‘una ganancia, sino en un modo particular de produccin. Con modo de produccién no mentaba el mero estado de la técnica “que denomind estado de las fuerzas productivas—, sino el ‘modo de apropiscién de los medios de producciin y las rela- ‘clones sociales entre los hombres resultantes de sus conexio- hes con el proceso de produccién. Asi, “eapltalismo” no era simplemente un sistema de produccion para el mercado —o sistema de produccién de mereancias, como lo denominara 8 En Reonomica, nov. de 1929, pig 338 1 Histon Beondndea Soci ts Edad Medis, pb. 12. (Ba. FOE, 1955]. ef tambien Pirenne ‘en American Hutorisa Reve, 10 page ey leat o w tugar de este obf, sin embargo, el tar te musta my pidsine 8 ‘lio de vin de’ Sombart 2 {sTUnIOS SOBRE HL DESARWOILO DEL CAPMALISHO ‘Marg sino un stm bajo ol qu In fara de trabso sh fa “convert, a su vez, on mercencia” y era compreda Yendida en el mercado como cualquier otte objeto de cambio, Tuvo su presupuesto hlstnico en la consentracin Ge in prov pledad de los medios de prodicelin en manos de tna lase que $élo constitia un pequeno sector de la sociedad y en clone Siguiente surgimiento de una clase desposeida, que tenia en Javventa de su fuerza de trabajo ot nia faente Ge subsston: cia Esta tltima, por fo tanto, realizaba ln actividad. produc. tava, no por compulsion legal'sino sobre Ia base de un con ‘rato de Salaio. Es claro que esta definicién excluye el se ren de prodicién de artesanos independiente, en que Gos poseian Sus pequetios Implementos de produccion.y"efectus. ban la venta de'sus propios productos. Agu no habia aivercto enire propledad y tabajoy y excepto donde contaba ‘en cierto ‘gaco Con el empleo de jocnaleros, su interés esencial era Ia Gompra y venta de proctor ianimados y no de fuerea hur tana de trabajo. Lo. qle diferencia esta definiion de otra, 5 que no basta con que existe comercio y préstamo en dinero, © una clase especalisada de mereaderes 0 finanestas —aun” due sean hombres acaudalados-~ para consttair une sociedad faptalista, No basta que haya poveedores de capital, por “li- erativo™ que ses. tlenen que enmplear ese capital para extracy plosvalia'a la fuerea de trabajo en el proceso de produccion, No es nuestro propésito aqui debatir los méritos de det hlslones.opuestas’ fing, mecsmente, dejar en aro que do ‘sos tes sentidos de apitalismo”y en les estudioe que iguen frapleareros el timo ysubrayar algunas de las consecuen= elas que trae este empleo del termina. La justifiescion de lina efinicion ‘eualguiera debe ‘descansar, en definitive, en se ogre esclarecer'e1 proceso real de desarrollo hstrice: fn la medida on que configure nuestra imagen del proceso de fal modo que ésta responds. Ia. que el eusiro historia, de- icsza tener en realidad. A manera de fundamentacion bas- fe por nuestra parte para rechazar Ios otros don sgniicedcs de exta ‘era, ton ae sigulentessumersinas thstrvasiones ‘Tanto la toncepeién’ de Sombart del expiiticapitalista como la nocion de capteliamo como sistema esenciamente ‘comercial, comparten el defecto, junto con las concepeiones ‘ue fijn su atencién en Ta exineneia de una inversion ices ‘iva de dinero, de que no son lo bastante restrictivas para cit csnsribir ef imino a tne épeca determinada do in hist y de que parecen condelr Ineworablemente a lg conclusion die que cash todos os. periodos bistérieos han'sido capitals taal menos en clea grado. A medida que ha aumented ccarmasisico 2 nuestro saber acorea de sociedades econémicas mis antiguas, Jos que atributan los sentidos antedichos al termino tendieron a empujar hacia atrés en el tiempo los limites del eapitalismo. Hoy se sabe que tratos monetarios y produccién para el mereado fueron mucho mis comunes en el medievo de lo que Sse suponie, Como lo observé Brentano, la Cuarta Ceuzada ya puso en descubjerto “una verdadera orgia de capitelismo” en fste sentido de Ia palabra." ¥ a medida que se amplian nues- ‘10s conocimientos acerca de las condiciones econémicas del mundo antiguo, se scumulan demostraciones de que, sequin {ales definiciones, no puede negarse la existencia de’ ezpit lismo aun en la Grecia y la Roma clisica. El uso lucrativo del dinero no es exclusivamente moderne. Es de presumir aque a compra de esclavos en la antigledad fue wn empleo ‘an “Iucrativo” del dinero como lo es hoy el contrato de 2sa- atlados, EI mundo clisico tuvo sus usureros y el Tuer! rebies no fue un pecsdo desconocido en el mundo medieval. Si es preciso considerar a ambss como socledades capitalistas, hay ue coneluir que es imitil buscar los orfgenes del sistema dentro de Ios limites de los ultimos ocho siglos y que debe de haber existido capltalismo de manera intermitente a Io lango de la mayor parte de la historia escrits. Pero lo que claramente nos hace falta es una definiclén para caracterizar Jas instituclones econémicas peculiares del mundo modemo fen siglos recientes; y Io que no sirva para esto results indil para el fin buscado’por la mayoria de los investigadores. ‘La otra dificultad se relaciona a la concepeién idealista de Sombert, Weber y su escuela, pues si el capitalisme como forma econémica es creacién del espiritu capitalists, 1a gé- nesis de éste debe ser explicada antes de que pueda serlo el ‘igen del capitalismo, Si este espicita capltalista es, 4 su Vez, ‘un producto histérico, Zcual fue Ta causa de su aparicién el escenario histérico? Hlasta hoy no se ha propuesto una res~ puesta muy satisfactoria a este enigma, aparte de la acciden- fal coincidencia en el tiempo de diversos estados espiritusles ‘que se Unieron convenientemente en una sintesis de espirit dde empresa y de ravionalidad para constituir el elan vital de Ja era capitilista. La busqueda de una causa condujo al de- bate insatisfectorio y estéril en torno a si en verdad el protes- tamiento engendré ol espiritu capitaliste (como pretendieron Weber y Troeltseh); y parece haber apenas mis razones para 4% Sombart admits esto francamente, Traté de salvar le objecién, 44e manera bastante poco convincente, afirmand quel comercio m ‘ioral no era tal eh sentido pleno, pues se iapwabe en el espirita del Srtesanade y no en um espirisy cata 4 ssrooI0s Some HL DESARROLLO Det CArPALtMO considerar al capitalismo hijo de la reforma que sostener, eon Sombart, que fue en buena parte creaciin de los judios. No es cierto que esta dificultad de rastrear las eausae causan- tes sea propia también, mutatis mutandis, como a veces se supone, de una explicacién de los origenes de capitalismo des. arrollada sobre bases puramente econémicss, Si bien es clerto ‘que detris de todo camblo econémico hay que busear una accién humana, Ja accién que iniela el cambio decisive puede inspirarse en tna intencién totalmente ajena al resultado fi nal y ser, eon ello, un simple producto de le situsciin ante. or} mientras que, si el surgimiento de un muievo sistema eco. womico debe ser explicado por una idea, ella debe enearnar sn embrién” la esencia del sistema futuro de antemano y el nacimiento de la idea madura de ese sistema, antes yen ausen- cla del sistema mismo, necesita explicacion, Por otto lado es evidente que a medida que nuestro saber se enriquecié al. progresar, en las ‘itimas’déeadas, la inves. ‘igacién de la historia econémica moderna, la definleién de ceapitalismo empleada en la préctice por la historiografia eon vvergié cada vez més hacia 1a adoptada y desarrollada prime ramente por Marx. Vino 2 insistirse cada vez més en el nacl- miento de un nuevo tipo de difereneiscién de clases entre capitalistas y proletarios, en vez de hacerlo en In ganancia como motive de actividad econdmica, al per que se prestaba cada ver mayor stencién al surgimiento de una relacion entre productores y capitalistas aniloga a la relacion existente en- ‘re patronos y asalariados propia del sistema industrial ya maduro det siglo 10x. En general, parece mas probable que fl material descubierio por Ia investigacién impusiera esta tendencia a los historiadores en su bisqueda de 1a diferencia fsencial de Ja edad moderna, y no que la adoptaran predic ‘puestos por los escritos de Marx. Asi Lipson, cuando pretende ‘Que los ‘rasgos esenciales del eapitalismo existieron unos si- gos antes de la xevolucién industrial, afirma que “el raseo fundamental del capitalismo es el sistema del’ trabajo as praca cea ae a TS do Sots Ries (at deli’ ciety ost eee age seh hae Soe eae Ga dates, ee ot eee Boy panes Sven sien ei “iy Sian a en Hate ee SUVS eer ies Jin ees Soa Bt ue ‘cxrmassnco 2% lariado, bajo el que el obrero no tiene deresho de propiedad sobre jas mereaneias que fabrica: no vende los futos' de st ‘abajo sino su trabajo mismo —disinclon de vital importane tia econémice—’."® También Cunningham se acered a esta por {ura cuando ‘ostavo que "el asgo peculiar de Ia organtacion ‘apitlsta de ln indtein es In potion de lay tvaterias pic fae por el empleador, quien contrata al obrero y Te paga Sus Stlavlo: luego él obtiene tna gannneis con ia ‘vente de os Benes"; y-agrega que "la introdueelin del capital puede no products tin eembio muy menifiesto en ns condiciones em que 4 realize el trabajo pero proves un tremendo cambio en las Felaciones petsonales del trabsjador con sus prdjimos cuando ‘ reducide a una poscion de dependencia"” Pero no citcuns. nbis el rming capitalsmo a una orgentzacion. particular de I industria no gue ie ona effin tae sbaredora comerciah, oma “fase en gue ia posesion oe capital 0 Hhsbito de comerciar se ban vuelto Gominantes en todas ls {nstivicones de Ts sociedad”. 1 EL hecho de que nos preoeupemcs por definir un sistema eco- zémico no debe levar a la suposicién de que los limites entre sistemas. deben pasar tajantemente por un momento histo- Heo dado. Como correctamente lo han destacado os que des- confian de tal deslinde entre épocas, los sistemas jamas se ppresentan en le realidad en su forma pura y en todo periodo hhistérieo aparecerdn elementos caracteristioos de perfodos tanto anteriores como posteriores, a veces en mezclas de ex- ‘traordinaria complejidad. Elementos importantes de cada nueva sociedad —aungue no necesariamente su embrion aca- Dado se contiene en la metriz de la antigua; y reslos de una sociedad antigua sobreviven por largo tiempo en la nueva. Lo ‘que sf supone una nocién de capitalismo como la que adop- 2 Beoamie Hor, 9 vl HOE pen weet sin rue haa" Pence ore tee Seta areola con oleae ieclveta in a ter peta py 5 et Par ear ter oa Tl at eee Ee mln 80 et St hole, fuar ‘consular, ipso so wire te "alaee iit” cone“orhnta sore uta ae ast Cy pa mig) Pine Poses of Cento in Bnaon, pis 2478 a eTUn10s Somme mL. Brsaea 8 OL es carmaLisic9 qamente ‘breves, cada periodo histérico es modelado ajo al ie och Brg ws ee es Juanes homogénea, y se lo debe caracterizar de acusrde son sistema homogéneo ignorando les complejidades de ie at primera aproximacién. Nuestro interés principal mo estore Soon go OY ae 9 veel a, 1H maretdo cambio de deen en la comet Geechoe yeh te mh oy fu tinua y que conciben al camble ‘1 ; cambio como simple funeién de cierto actor que se inerementa, sea 1a poblacién, la productividad, mase de capital, {Que [Pueden predisponer al investigador a. interprotay ing "5 RUBWaS con categorias de pensamiento produto de oe cxpreanis0 bi ‘uaciones pasadas, o bien a orienterlo hacia la biisqueda de “yerdades universales”, suprahistorieas, construidas a pavtir de los que se consideran rasyes inmutables de la naturaleza Jnumana’o ciertas formas invariables de “necesidad” eoons- mica o social. Las teorfas del desarrollo forjadas segin el exclusive ‘espiritu de una época” tienen, por Io menos, el mérito de evitar esta tendencia. Pero euiando dejamos de ex- Dresarnos metafgricamente, no es féell definir al punto el tipo Ge acontecimientos mentades cominmente con la expresion “revolueln social”. Aunque una revoluelén social parece con- tener Ia nocién de discontinuidad, en el. sentido a que nos hhemos referido. —de un brusco cambio de direcciin—, esto plerde su simple significeds cuando dejamos de expresario fon analogias espaciales. Si, ademas, tal revolucién ineluye, ‘camo es evidente, la nocién de un tempo acclerado de cambio, Su signiticado no se limita a ella. Los que conciben el cambio como tin simple erecimiento euantitetivo pueden admitir que Wa tasa de crecimiento no es constante sino que esti sujeta a ‘Aluctuaciones, y que 2 veces atraviesa fases de incremonto aceleraco comd en el caso de Ta poblaciéa en le ultima parte el siglo xv, pero sin introdueir por ello en st cuadto la dea de una transicién revolucionaria en que se produjera un cambio cualitativo de sistema, Si sostener la concepcién de sistemas socioeconémicos como determinantes de distintas etapas en el desarrollo. his térico ino es slo conveniente sino necesario —si no se trata de denominaciones apropladas sino que stare a Ia construc- ‘ibn esencial del relato para que sea verdadero—, estonces ello se deberd 2 una cualidad de las situaciones historieas que determina la homogeneidad de la estructura de toda una época y la inestabilidad intrinseca de periodas de transicion, ‘que presentan un equilibrio de elementos dispares. Se deberd 2 que la sociedad esta constitulda de tal modo que el agente Principal de movimiente|y de cambio, al menos en las front maciones exenciales, lo constituyen el conflicto y la inter aecién de sus elementos claves y no el simple crecimiento de un elemento ‘nico. De ser asi es probable que, una vez al- canzado cierto nivel de desarrollo. ¢ impulsadoe por cierta Via los diversos elementos constitutives de. esa sociedad, 10s acontecimientos se sucedan con inusual rapide, no sélo en el sentido de un crecimiento cuantitativo, sino en el de tna mo- aificacion en el equilibrio de Ios elementos constitutivos que termine la aparieién de composielones novesloses y de camm- ‘bios mis o menos bruscos en el tejido de la sociedad, Para ‘emplear una analogia especial: se podria decir que, en clertos. 28 ‘sTUDIOS SoaRE EL. BESABHOLLO DEL eARTALAsoO niveles del desarrollo histérico, se pone en movimiento algo ‘muy parecido @ una reaceién en cadena. Claramente, el rasgo de Ia sociedad econémica que pro- Guce este resultado y que es, por lo tanto, fundamental para nuestra concepeisn “del capitalisma como orden econdmice peculiar, caracteristica de un peculiar ‘perioda, histories, co que la historia ha sido, hasta hoy, la historia de les sociedades de clase: a saber, de soviedades divididas en clases en que, 0 bien una clase, o una coalicién de clases con algin. snterée compartido, constituyen la clase dominante y manticnen un, antagonismo parcial 0 total hacia otra clase o clases.” El hey cho de que esto sea asi tiende a imponer a todo periodo ists. ‘leo una elerta uniformidad cualitative, puesto que la clase que tiene el dominio social y politico en la época emplesra hhaturalmente su poder para preservar y extender est ‘mode particular de produccién —esa forma particular de relancn entre clases— de que depende su obteneién de ingresos, St €l cambio debe aleanzar, dentro de esa sociedad, un punto en ue la hegemonia de esa clase sea seriamente puesta en tues. {in y el antiguo equilibrio estable de fuerzas muestze signs Ge romperse, el desarrollo habré aleanzado una etapa critics ‘en que © bien el cambio que ha obrado hasta entonces deberd ser detenido de algin modo o, en aso de continuer, la clase Gominante ye no podr dominar més y la clase nueva y sscen. dente ocupara su lugar. Una ver producido este cambio en al ‘equilibrio de poder, el interés de la clase que ahora ocupa las posiciones estratégicas estard claramente on acclerar la tran, BiciGn, en quebrantar los baluartes de su rival y predecesora ¥ extender los propios. EI viejo modo de produtciom no sera Revesariamente elimmado del todo; pero se lo reducird de manera répida de escala, hasta que ya no constituya un serio competidor del nuevo.* Durante cierto periodo, el nuevo > Ci Jas observeciones de Pirenne, que revelan un scercamiento 4 esta concepelin del desarrollo disontinto provosad pa ah weeeees Sucealvo do, diferentes clases: "Croo que. para cada peru Siete ‘uetra historia econémica {la del eapitlima} guedé diverse £28 sa let 7 Spat de cones Pn Sue a grup pllasta de una dpoca ng surge el grupo capialine Get ose Precedent’, se sige que 'con eada cambio on ls orgenisacen eens eh rare ue sluln Se Stine 0 plano inclinado sino que tiene forma de eaealcra ("Etcese ofS Hbtoria Social del Captalismo’ en Americen Hicorcal Resiee, TIS de un ite gfoner gue eae ova sco como pre dominahte’persiga “una determinads politica, Pero tas tagine at ‘menos, que miembros de una Clase embrendan Uns’ acesn copensadd cxpreaniswo % modo de produccién, ssociado com fuerzas productivas y po ‘encialidades econdmicas nuevas, puede expandirse mucho més alld de los limites dentro de las que debia moverse el viejo Sistema; hasta. que, a. su vez, las partioulares relaciones de Clase y as formas politicas en que Ta nueva clase gobernante aflrma su poder, entran en cotfieto’ con un desarrollo ute For de las fuerzas productivas la lucha entre ambos al- fanza, nuevamente, un punto eritico. En el siglo xix, en bbuena parte bajo la infldenela de Hegel, ae erey® por lo ge- eral la historia de ivi consiatia en una sue Sion de épocas caracterizadas por el. predominio de sucesivas Galturas RaclonalesSegin. nuestra posiion. ella consist Ins bien, en una sucesgn de sistemas de clas, cada eon ‘51 modo peculiar de extraer ingresos para su clase dominante. aia historia econémica de Bivopa, al meros, hey algo que se destaca y merece uma observacién particular. Es el sor~ prendente grado de. similitud do les principales etapas por ue hn pasado desarrollo econmic La elinitacin seme Poral de esas tapas ha sido, por supuesto, muy lsimll, To fmismo que ol detale del relato y tas formas y fases particu. Jares dentro de cada tape prifelpal. ‘Pero tna unidad tal camo la que puede afirmarse respecto de Europa parece, con toda probabilidad debida « la fundamental simiitud de forme aque ha mostrado'el desarrollo econémico de sus diversas par tes en los iltimes ler siglos. BE interés compartido. que constituye a un cierto grupo social como clase en el sentido a que ‘not estamos refi endo no deriva, como a veces se supone, de una similitud cuantitativa de ingresos: tna clase no se ecOmpane necesara- mente de personas del mismo nivel de ingress, ni las pets res de un mivel de ingresos dado —o aproximado estan ne- fesariamente unidas por una identidad de. mires, Tampoco basta afirmar, simplemente, que una clase consste en ague- Ios que derivan su ingreso'de una fuente comin —aungue lo que gut importa sea ls fuente de ingresoe y no mt magn. tad 'Es preciso sefalar, en este context, algo muy find menial atifente a las raices de un grupo social en una deter. Inna sociedad a ser: Te zlaci det grupo smn un fo on el proceso de produecién y, por lo tanto, con otros sectores dela sociedad, Ba trae palabra: In Uniearelcion que puede fengendrar, en'un caso, un interés ompartido en preservar i cvestionas partlculares (por ej, seceso a la tierra 0 mercados do mano.de dora} y que una mayor fueras les permite despojar «sus Hvala

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