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MANUEL GONZALEZ PRADA PAGINAS LIBRES HORAS DE LUCHA a LA PROSA DE MANUEL GONZALEZ PRADA Lo primero que debemos anotar es la antigtiedad relativa de la prosa de Gonzdlez Prada. Mientras hallamos versos suyos éditos desde 1867, y espe- cialmente desde 1871, sdlo conocemos prosas de su pluma a partic de 1885, © sea, exactamente una vez que terminé la Guerra del Pacifico, Ambos sucesos, nacimiento de la prosa y terminacién de la guerra, resultan perfec- tamente adecuados. Trataremos de explicarlo. Prada provenia de una antigua y noble familia espafiola. Uno de sus antepasados, don Andrés de Vasquez de Prada, Caballero de Santiago y Gomendador de Lares, fue encargado por el Emperador Carlos V de la custodia del rey Francisco I, cuando éste cayd prisionero en Pavia. Otto fue Secretario de) ilustte bastardo don Juan de Austria y paje de los reyes Felipe Il y Felipe II]. El primer Prada que Vegé al Pera fue don José Gonzalez de Prada y Falcdn, quien arribé6 como funcionario civil a Buenos Aires, camino de Tucumén, en 1809, y pasé al Peri en 1810. Toms pare en la represién de Jas insurrecciones de Cochabamba y de Hudnuco, al lado de militares tan fieros como el Brigadier Gerénimo Marrén y Lombera y el General Pio Tristan. Casé con una hija del primero, dofia Nicolasa, en 1814 0 15, afios de tremendas rebeliones en el sur del virreinato del Perd, y su hijo, Francisco, padre de nuestro escritor, nacié en Arequipa el afio de 1816, Don José alcanz6 el rango de Gobernador intendente de Cochabamba y debié ser Conde de Ambo si sus jefes y virreyes hubieran cumplido sus com promisos. Don Francisco Gonzalez de Prada y Marrén y Lombera contrajo matri- monio con dofia Josefa Alvarez de Ulloa, sobrina nieta de don Antonio de Ulloa, el sabio marino espafiol que, en colaboracién con don Jorge Juan y Sancacilla, compuso Jas famosas Noticias secretas de América, caya primera Ix edicién sdélo apacecié en 1826 y en Londres, a causa de que permanecieron guardadas en manos inglesas desde su captura en el saqueo de Cadiz, a comienzos del siglo xix. Don Francisco y dofia Josefa procrearon cuatro hijos: dos varones naci- dos en 1840 y 1844 (este ultimo, Manuel} y dos hembras (Cristina e Isabel) nacidas en 1842 y 1846 respectivamente. Los dos mayores vieron la luz en Arequipa; Manuel e Isabel, en Lima. E]! dia del natalicio de Manuel ha sido siempre equivocado. De hecho vino al mundo el 5 de enero de 1844 y fue bautizado el 8 con los nombres de José Manuel de Jos Reyes. La familia Gonzdiez de Prada y Ulloa pertenecia a los mas rancios circulos clericales y conservadores. El padre, don Francisco, un magistrado de reputacién probada, se distinguié en los medios de ese tipo. Cuando su hijo Manuel tenia once afios, don Francisco era vicepresidente de la reptblica y ministro de Estado en la reaccionaria administracién del general José Rufino Echenique, Para entonces, Manuel habia cursado estudios elementales en una escuelita privada, la de las sefioritas Ferreyzos, y mantenia un genial sefiorio, antagénico a la tradici6n de sus antepasados. En 1855, cuando su padre, a la caida de Echenique, se destertd a Chile, Manuel fue alumno del Colegio Inglés de Valparaiso, donde tuvo por maes- tros al aleman Herr Blumm y al britanico Mr. Goldfinch. Ahi aprendié a estimar las lenguas de ambos ptofesores y se aficioné a sus respectivas literaturas. De regreso al Pert, en 1857, don Francisco fue alcalde de uno de los mas aristocraticos cabildos de Lima. Matriculé a su hijo Maauel en el Seminario de Santo Toribio, donde cursaban asignaturas Nicolas de Piérola (1839-1913), Monsefior José Antonio Roca, que seria arzobispo de Lima, y Monsefior Agustin Obin y Charun, amigo hasta el final, Manuel escapd del Seminario en 1860, harto de clérigos y latinajos. Fue para inscribirse en el liberal Convictorio de San Carlos, de donde también escapé en 1863, al morir don Francisco y porque no queria seguir en latin el curso de Derecho Romano. A partir de esa fecha se convierte en un o#tiaw dindstico, pese a que nunca abandond el hogar de sus antepasados mientras vivieron su madre y su hermana mayor. El paréntesis 1863-1879 lo Ilenan diversos y fecundos episodios y tareas. En 1863 llegd a aguas del Pacifico 1a famosa Expedicién cientifica espafiola, a bordo de una escuadta atmada de compases, binoculates, teodo- litos y cafiones. La escnadra se apoderd de las Islas de Chincha en 1865; forzé al gobierno peruano a firmar un desagradable tratado, el Vivanco- Pareja, bombarded el puerto chileno de Valparaiso, combatié en Abtao, bombarded el Callao y fue forzada a alejarse por Jas baterias de este puerto: x esto Ultimo ocurrié el 2 de mayo de 1866: Manuel Gonzalez Prada particips ea la defensa del puerto. Su ataque a los espafioles puede haberse engendrado entonces. El 18 de setiembre de 1867 aparece en El Comercio de Lima una letrilia de nuestro autor: la firma con el nombre de “Manuel G.P.”. Cuatro afios mas tarde, en el Parnaso peruano de José Domingo Cortez (Valparaiso, 1871), en donde se recoge un pufiado de trioletes, rondeles, sonetos y romances del poeta, se autobiogtafia dandose como nombte el de “Manuel G. Prada”: la voluntad de plebeyizarse es evidente, lo cual no quiete decir que fuese efectiva. Come dato indicatorio agregaré que el soneto “Al amor”, uno de los mas perfectos en lengua castellana, fue escrito en 1869: el poeta en sus veinticinco buscaba la perfeccién sobre todas las cosas. Entre 1871 y 1875 publica estrofas en El Correo del Perd, entre ellas unas baladas indigenistas, recogidas mucho después, péstumamente, bajo el timlo de Beladas peruanas, con prélogo mio (1935). Durante ese periodo frecuenta [a hacienda Turume, su sesidencia casi oficial, en el valle de Mala, cerca de Lima. Por entonces se enamora de Verénica Calvet y Bolivar, joven nacida en Lima en 1851, de la que tuvo una hija, Mercedes, nacida en 1877. Aquel amor y esta hija fueron uno de los secretos mejor guardados en una Lima chisimosa y pequefia, donde sin embatgo auaca se murmurd de aquello. Se consagrd, ademas de la poesia y el amor, a Ia quimica, a los viajes por la sierra y a inventar un almidén de yuca, de cuyo procesamiento nos ha dejado una memoria amena. (Vide: El sonel de Didigenes). En 1878 llegd a Lima la familia francesa Chalumeau de Verneuil Con- ches, compuesta por el padre, un paralitico, y dos hijos: el varén, Alfredo, seria confidente de don Manuel; la hembra, Adriana, nacida en Paris el aftio de 1865, se convertiria en esposa del escritor, en 1887, el mismo afio en que murié dofia Josefa, la madre de don Manuel. Al estallar la guerra del Pacifico en 1879, don Manuel se radic6 en Lima. Para octubre de dicho afio 79, puede decitse que la guetra oficial o regular habia terminado: sédlo quedaba el reto de Arica. Prada se alisté en la Reserva, afanada en defender Lima, a partir de comienzos de 1880: for- mando parte de ella y con el grado de teniente coronel, contempld el desastre de Miraflores, el 15 de enero de 1881, impotente para violar las drdenes del Jefe Supremo de ia guerra, rango adoptado por Nicolas de Piérola, ex ministro de Hacienda. Lo consiguié sublevandose en ef cuartel del Callao, donde acmaba como soldado raso, aprovechando la ausencia repentina e inex- plicable del presidente Mariano Ignacio Prado, el 19 de diciembre de 1879. Prada no perdoné a Piérola ni su clericalismo, ni las gestiones con Dreyfus XI durante su Ministerio de Hacienda, ni, sobre todo, su pésima conduccién de la guerra con el absurdo rango de que se invistid. La guerra del Pacifico dio vida al prosista Gonzalez Prada. Durante la larga ocupacién de Lima por el ejército invasor, se encerrd en su casa a fin de no tropezar con ningun oficial chileno entre Jos que tenia amigos de sus dias de Valparaiso. Escribid dos piezas teatrales, nunca estre- nadas, muchos versos e inicié su anélisis de ja realidad nacional. En octubre de 1883 se firma el Tratado de Ancén que finaliza la guerra, mediante 1a previa sublevacién del coronel Miguel! Iglesias, resuelto a cualquier sacri- ficio con tal de liqnidar la ocupacién. Tuvo que pagar las consecuencias. En 1885, todo el Peri queria derrocar a Iglesias. Caceres, el héroe de la resistencia, lo derrocé. Es entonces cuando Prada publica sus dos primeros trabajos en prosa, absolutamente definitorios: “Grau” y “Vigil”. En el pri- mero vacia su ira patriética, su rencor herido, su ansia de revancha y sv yeneraciéa por el hérce naval. En el segundo, su rechazo a ia Iglesia, su amor a la libertad de conciencia, su desdén por los eclesiésticos. Conviene recordar las ultimas lineas del trabajo sobre Vigil: “Murid como simple bibliotecario. Su nombre se levanta como solitaria columna de marmol a orillas de un rio cenagoso”; Vigil murié en 1875; Prada moriria en 1918, también como “simple bibliorecario". Su nombre, como el de Vigil, "se levanta como solitatia columna de mérmol a orillas de un rio cenagoso”. A partic de esa fecha y hasta 1891 la obra de Prada va en un crescenda incontrastable. Son cinco afios que transforman fa mentalidad del Pert. Agrupa en torno de Luis E. Marquez, primero, y, enseguida, de él mismo a los jivenes intelectnales, ex combatientes o sencillamente nifios en la época de la guerra, para constituir al comienzo un nicleo literario y luego un partido politico del tipo de los radicales franceses, argentinos, chilenos, ecnatorianos y colombianos laicistas, populistas y con tendencias anarcosindicalistas. Marquez, estirpe de escritores, era un poeta satirico contemporaneo de Prada. El preside el Circulo Literario (1885), Mevando como vicepresidente a don Manuel. Este habia formado parte, alla por 1873, del Club Literario, instirucién formada por los principales escritores de la generacién de Ricardo Palma y algunos menores en edad. La guerra disolvié al Club y dio vida al Ciraulo. Prada se convierte en vocero de la nueva generacién: lo hace en la Conferencia del Ateneo (1886), el discurso en el Palacio de la Exposicién (1887), el pronunciado sobre la tumba de L. E. Marquez (1888) y Jos mas célebres del Teatro Politeama y del Teatro Olimpo, ambos entre julio y xD octubre det mencionado afio 88. Con ellos crea una situacién de dnimo entre estudiantes waiversitatios y obreros progresistas, a m4s de asociaciones libera- les, como los masones, que explotara en la apetencia expresa de un partido politico, El Circulo Literario habia sido Mamado ya “partido radical de la literatura”. Prada se enfrenta a los prejuicios e intereses que condujeron al desastre del 79, Su examen no se reduce el Ambito politico; abarca el filosdfico, social, étnico, estético y, sobre todo, religioso. El clero y la plutocracia, Lima y el virreinalismo son los responsables del fracaso: todo ello lo agrupa en ef término “los viejos”. Quienes abominen del centtalismo limefio, aboguen por ei libre pensamiento, condenen el blanquismo costefio, tengan fe en el indio, sostengan la bandera de Ja Ciencia, combatan por la libertad, ésos seran “los jévenes”. De ahi la férmula definitoria de su discurso en el Teatro Politeama: “Los viejos a la tumba, los jovenes a la obra”. Con profundes examenes arremete contra unos y otros, ataca al Virrei- nato y califica a la ttadiciéa de “falsificacién agridulcete de la historia”, Puede situarse ahi su distanclamiento, que concluira en gresca, con Ricardo Palma. En este punto acaso convenga recordar una expresi6n en verso que Prada publicara como prélogo de Minwsculas: Resignémonos en prota Mas en verso combatamos Por la azucena y Ia rosa. El verbo “resignarse” adquiere aqui un significado especial: equivale a combatir, y no testa nada a su valor estético usar la palabra utilitariamente; en cambio, ei verso mantiene su sefiera aristocracia, El Io practicé asi. Aparte de esta consideracién nada desdetiable, el mismo Prada que califacaba fa funcién de la poesia (puede consultarse en La Nacién de Buenos Aites, enero de 1900), trasgrede sus propios preceptos y utiliza al verso como prosa, en actitud bélica, agresiva y picara: eso consta en sus Lefrillas (péstu- mas) y en las anénimas Presbiterianas, donde no predominan exactamente la azucena ni la rosa. Las preocupaciones urgentes de la sociedad en que vivia, eran la recu- peracién de Jas provincias de Tacna y Arica, arrebatandoselas a Chile: la sancién contra los responsables de] atraso nacional y su derrota; la abolicién de Ios elementos propagadores del atraso, ll4mense cleto, plutdcratas, magis- trades corrompidos, militares desleales o ineficaces, periodistas venales, burd- cratas ociosos, escritores plagiatios o arcaizantes, limefios centralistas a espal- das de la Nacidn. Si uno analiza el conjunto de los ensayos que forman XT Paginas libres hallard sin dificultad, reunidos en paz, todos estos elementos. Ei libro, escrito en una de las prosas mejor concertadas del idioma, con lujo de imaginacién y de peticia, apocaliptico a ratos cuando recuerda a Hugo, sentencioso y penetrante cuando se inspira en Quevedo, dulce y sin- tético cuando sigue a Renan, convierte a Paginas Hibres en una expresién de la protesta de lo mejor del pueblo del Pert y de su intelectualidad, incluso, apurando procesos, define la tarea inmediata del escritor en prosa, en la de “propaganda y ataque”. Sostiene la obligaciéa de escribir con claridad, “como un alcohol rectificado”, con naturalidad de “movimento respiratorio”. Pres- cribe como funcién primordial del escritor, la de “romper el pacto infame y tacito de hablar a media voz". El poeta y el ensayista han abierto las puertas al idedlogo, al escampavias en medio del desastre. Los ultimos discursos, los del 88, colocan a Prada contra la pared. El gobierno militar discutia en ese momento un contrato onerosisimo con la firma “Grace and Company”, mediante el cual el Pera entregaba, en gatan- tia de un préstamo, todas sus entradas, EI discutso en el Politeama, a pesar de haberse leido ante un auditorio en el que se enconttaba el Presidente de la Republica, acompaiiado de sus ministros, fue impedido de publicarse: si no media la audacia de] semanario anarquista La Juz eléctrica, habria sido dudosa su difusién. Con el del Olimpo, discurso aparentemente literario, se produjo [a repulsa de los grapos concertados de la generacién anterior y se abrié una ardiente polémica petiodistica, Todo convergia a convertir en realidad politica y social las prédicas de aquellas piezas oratorias. En mayo de 1891, al fin, el Circulo Literatio daba paso a un partido radical, a la Unién Nacional. Un mes mas tarde, su fundador y jefe, Prada, emprendia el viaje a Europa sin que se explicara semejante contradiccién. La explicacién sélo se hace posible desde el punto de vista personal. No nos basta. En 1887 Prada perdid a su madre y se cas6 con Adgiana. A principios de 1889 nacfa su primer hijo, que fue bautizado y murié al mes y medio de existencia. Ese mismo afio murié la hermana Cristina. Al afio siguiente, 1890, nace la seguada hija, llamada Cristinita, que es bautizada y muere a poco de su alumbramiento. En mayo de 1891, Adriana Mevaba en el vientre un tercer hijo: ella, que en la desesperacién de las anteriores frustraciones habia abjurado de su religion, decidié que ese fruto de sus entrafias naciera bajo tres condiciones distintas a las de sus dos hermanos prematuramente fallecidos: no nacer en Perd, no llevar ef nombre de ninguno de los Prada y no ser bautizado. El hijo naceria en Paris, el 16 de octubre de 1891; fue Ylamado Alfredo, como un hermano de Adriana; y no fue bautizado. Duré sobre Ja tierta hasta el 27 de junio de 1943, fecha en la cual, a los cincuenta y dos afios, se suicidé en Nueva York: dofia Adriana le sobreviviria cinco aiios. XIV De toda suerte, el viaje de don Manuel, abandonando a su recién nacido partido, carece de justificativo: la vida publica es mas exigente que la privada, hasta hoy... Durante Jos siete afios que permanecié en Europa, visits Francia y Espafia; escuché lecciones de Renan y entiende que de Giner de los Rios; asistié al sepelio de Leconte de Lisle y al de Paul Verlaine; fue recibido por el Presidente de Francia en el Eliseo; asistié a dos corridas de toros, vio la grata de Lourdes; y publicé Paginas sibres, en la imprenta Dupont de Paris, en julio de 1894, Este libro debié titularse, conforme lo dice e! autor, Refundiciones por- que ninguno de sus capitulos conservaba el texto original y todos fueron objeto de retoques y enmiendas, es decir, fueron refundidos. Us6 una orto- gratia original y fonética, en lo que coincide no sdlo con algunos escritores del siglo de oro (en las contracciones, por ejemplo), sino con las reflexiones de Andrés Bello, Domingo Faustino Sarmiento y Rufino José Cuervo. Tam- bién queria lograr la emancipacién por medio del lenguaje. Tales inaova- ciones y reiteraciones las explica en el articulo “Notas sobre el idioma”. EI libro llegé a Lima a fines de 1894, En 1895, coincidiendo con el trinnfo de la revolucién o montonera que encabezé Nicol4s de Piérola, un desconocide publicista, bajo el nombre de M. B. Gonzélez, empezé a publicar una respuesta de fondo clerical: Pagsnas razonables, Segiin esto, lo opuesto a Ja libertad seria la raz6n, 0 sea que Ja libertad es irracional y la sumisién lo tinico razonable. Sélo salié la primera entrega de la réplica. La Unién Nacional sufcid les efectos combinados de] abandono de su idedlogo y de las tentaciones de la Coalicién Civico-Demédcrata alzada contra el militarismo. Prada se vio obligado a regresar al Peri en el primer semestre de 1898. Seguia gobernando Piérola, su enemigo, Para sacisfacer a sus pat- tidarios compuso en dos semanas Ia conferencia “Los partidos politicos y la Uni6n Nacional”, que leyé en el local del partido, en la calle Matavilela de Lima. Fue un zarpazo a todos los organismos partidarios. La Union Nacional también salié metlada. Al afio siguiente, Prada declina ser candi- dato a la presidencia de la republica por la Unién Nacional, De hecho se habia lanzado al anarquismo, reforzado por sus lecturas y comocimientos en Barcelona y Madrid. Deja de colaborar en el semanario del partido, Germinal. Ataca duramente a Romafia, sucesor de Piérola. Inicia su colaboraci6n en las publicaciones anarquistas La ide@ libre y Los parias. En 1902 renuncia piblicamente a seguir siendo miembro de Ja Unién Nacional, indignado con los procedimientos politiqueros de algunos de sus directores, Ese mismo aiio interviene en el asunto del asalto a La idea bre por un grupo de redactores y amigos de E? Comercio y sus duefios. El anarquista se lanza a la campafia con decisién y entusiasmo. x¥ Coronacién de esta etapa sera el volumen Horas de Ixeha, aparecido en 1908. El material de Horas de lucha, segin se ita viendo en el texto, tiene otra textura que la de Pagimas libres. Al experto en conceptos lo ha reem- plazado un expositor directo, sdlo usa antitesis, esperpentos y caricaturas. Goya ha sustituido a El Greco. EJ anticlericalismo es ahora patente. La cari- carura de Jos tipos representatives de Jos vicios nacionales se exacerba. No mas apuntes: trazos enteros. Nada literario, todo politico y social, Ninguna concesién al Estado: el individualismo mas descarnado preside aquellas pagi- nas. Ahora ha vuelto a destacarse la vieja afirmacién: las grandes corrientes vienen siempre de grandes solitarios, como las aguas arrolladotas descienden de tas cumbres mas aisladas y altas. La sucesién de caricaruras que Ilenan esas paginas obliga a un severo examen rectificatorio, mas no por escrito sino con hechos, Es lo que hardn los partidos polfticos nacidos, lustros después, de aquella verciente ominosa. Pasamos por alto que en 1901 y en 1911 publica sus dos lindos manojos de versos Mimisculas y Excticas. Cifiamonos a su tatea en prosa. Ya ha publicado, desde 1904, un trabajo que se tirularé “Nuestros indios”, en el eval sostiene, por primera vez, que el problema indigena no es de raza sino econdédmico, En la medida que un indio se enriquece, se blanquea. La cuestién social, no la biolégica ni la histérica, va implicita en la cuestién de! indio. Lo repetira en varios otros lngares. [gualmente rei- terara su homenaje al primero de mayo, dia de los trabajadores, a partir de 1905. La ruptura con la sociedad de su tiempo es insoldable. En 1912 Prada acepta la direccién de Ja Biblioteca Nacional en [ugar de Ricardo Palma, lo que causa un doloroso episodio de injustificados ataques. Renuncia en mayo de 1914, al no aceptar el golpe de estado que, anulando la voluntad de la mayoria del Congreso, proclama al general Benavides como Presidente Provisorio. Publica contra éste un periddico, La lucha, pero no alcanza a circular el primer ntimero. En 1916 el gobierno constitucional de José Pardo lo restaura en su cargo. Ese mismo afio confiesa a Félix del Walle, que es decididamente anarquista y que, en cuanto a su fe en Dios, “a veces creo, a veces no creo, pero generalmente no creo”. El 22 de julio de 1918, en momentos en que se preparaba para salir de su casa rumbo a la Biblioteca Nacional, cayé derribado por un sincope car- diaco. Luis ALBERTO SANCHEZ XVI CRITERIO DE ESTA EDICION EN ESTE volumen la BIBLIOTECA AYACUCHO ha teunido los dos libros de prosa que publicé en vida Manuel Gonzalez Prada: Paginas libres y Horas de lucha. El primero aparecié originariamente en Paris por la Imprenta P. Dupont, en 1894. La segunda edicién fue de la Biblioteca Belio, Madrid, 1915, con prélogo de Rufino Bianco Fombona. Para la presente edicién se partié de la tercera, apare- cida en Lima (PTCM, 1946), la cual fue establecida por Luis Alberto Sanchez a partic de los textos cosregidos por el autor, con vistas a una nueva edicidn que no Lle- 86 4 publicar. De esa edicién se han conservado las noras del autor, distinguiéndolas con asteriscos, y las notas del critico, distinguiéndolas, en cambio, por niimerds, A esas notas agregé otras nuevas el Sr. L. A, Sanchez para esta edicién. Marlene Polo modernizé la ortogtafia original de Gonzdlez Prada, adaptandola a las normas vigentes en la materia, con el fin de facilitar la lectura de la obra. S6lo se conservd la ortografia original del autor para ef articula “Notas acerca del idioma”, a modo de ilustcacién de sus proposiciones ortograficas y lexicograficas, En cuanto a Horas de lucha, se partié del texto de la segunda edicién (Callao, Tip. “Lux”, 1924), tevisada, corregida y adicionada por Ja viuda del autor, Adriana Verneuil de Gonzalez Prada. Como en esta edicién ya no se utilizd la ortografia que Gonzalez Prada habia aplicado en Pdginas libres, se la ha seguido fielmente. Las notas con asteriscos pertenecen al autor; las numeradas, a Luis Alberto Sanchez; las de la viuda de Gonzalez Prada incluyen su nombre con iniciales (A. de G. PB). Se elimind el Apéndice de esa edicién, que incluia la correspondencia entre Fran- cisco Gémez de la Torre y M. Gonzdlez Prada, y se respetaron las adiciones de Adriana Verneuil de Gonzalez Prada (el articulo “Nuestros indios’), La Cronologfa fue preparada por la BIBLIOTECA AYACUCHO teniendo especial- mente en cuenta las aportaciones criticas de Luis Alberto Sanchez, como se lo consigna en los hagares respectivos, y la cronologia que preparé Marlene Polo como apéndice al libro Mito y realidad de Gonedler Prada, de Luis A. Sanchez (Lima, P. L. Villanueva, 1976). BIBLIOTECA AYACUCHO XVIL PAGINAS LIBRES PRIMERA PARTE CONFERENCIA EN EL ATENEO DE LIMA! SENORES: SE Los HOMBRES de genio son cordilleras nevadas, los imitadores no pasan de riachuelos alimentados con el deshielo de la cumbre. Pero no sélo hay el genio que inventa y el ingenio que tejuvenece y explota Jo inventado; abunda la mediocridad que remeda o copia, j;Cuanta mala epopeya originaron la Iada y ta Odisea! jCudnta mala wagedia las obras de Séfocles y Euripides! ;Cudota mala cancién las odas de Pindaro y Horacio! ;{Cudmta mala égloga las pastorales de Tedcrito y Virgilio! Todo lo bueno, todo lo grande, todo lo bello, fue maleado, empequefiecido y afeado por imitadores incipientes. Siglos de siglos persistié la monomania de componer variaciones sobre el tema greco-latino, y hubo en la literatura una Roma falsificada y una Grecia doblemente hechiza, porque todos miraben a los griegos con el cristal romano. Muchos quisieron seguir fielmente las huellas de latinos y helenos jcomo si tras del hombre sano y fuerte pudiera caminar €1 cojo que vacila en sus muletas o el hemipléjico que se enteda en sus mismos pies! La imitacién, que sirve para ejercitarse en lo manual o técnico de las artes, no debe considerarse como el arte mismo ni como su primordial 1 La conferencia del Ateneo fue la primera presentacién piblica de M.G.P. y corresponde a fa etapa de formacién del Circulo Literario, 1885, hecho cumplido el afio inmediatamente anterior a esta Conferencia. M.G.P, habia pertenecido al Club Literaric en el que se agrupaba la anterior generacion, 2 “Si”, apregado manuscrito por el autor, 3 objeto. Imitar equivale 2 moverse y fatigarse en ef wagén de un ferrocartil: nos imaginamos realizar mucho y no hacemos mds que seguir el impulso de! motor. En literatura, como en todo, el Pert vivid siempre de ta imitacién. Ayer imitamos a Quintana, Espronceda, Zorrilla, Campoamor, Trueba, y hoy continuamos la serie de imitaciones con Heine y Bécquer en el verso, con Catalina y Selgas en la prosa. Como Bécquer escribié composiciones poéticas de cortisimo aliento, y Selgas articulas ne muy largos en frases diminutas y algo biblicas, va cundieado en el Peni e! gusto por las rimas de dos cuartetas asonantadas y la aficién al articulillo erizado de antitesis, concetti y calembours, quiere decir, entramos en plena literatura frivola. Il SEVERO CATALINA poseia sensibilidad exquisita, claro talento y vasta efu- dicién, Hebraizante, con fe ciega en los dogmas del Catolicismo, salié a refutar la Vida de Jess, cuando se habia hecho’ moda romper lanzas con Renan. Pasada la moda, se hundieron en el olvido refutaciones con refuta- dores, y Catalina sobrenada hoy no por la Contestacién a Renan, sino por el Ebro? La Mujer, que muy joven did a luz con un prélogo de Campoamor. En Le Mujer, Catalina descubre miras opuestas a Balzac; pero no encie- rra el meollo de AiméMartin ni el generoso espiritu de Michelet. El libro ensalza tanto al bello sexo y despide un ofor tan pronunciado a misticismo, que parece escrito con polvos de rosa disueltos en agua bendita. Obras con semejante fndole entretienen a los dieciocho afios, hacen sonreir a los veinti- cinco ¢ infunden suefio a los treinta. No deben tomatse a lo serio, sino como el ditirambo de un seminarista que no ha perdido la gracia virginal, Ahi, Ja frase asmatica de Saavedra Fajardo alterna con el perfodo hético del mal Quevedo, de] que maneja Ia pluma en horas menguadas. De cuando en cuando relampaguea el espirim de un Lamennais corregido y espurgado por la Congregacién del Indice. En sus obras posteriores a Le Mujer, Catalina cambia de forma, pero no de fondo: abandona el estilo clausulado para valerse del periodo inaca- bable y languido de Mateo Alemdn; pero continta encorvandose bajo el yugo de la Fe, sin conocer las tormentas de la duda ni subir a las cumbres de Ja Razdn. ! “Habia hecho” por “hizo”, correccién manyscrita del autor ? “Bl libro", agregado manuserito del autor. 4

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