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Identidad(es)

MCS. Nina A. Martínez Arellano


nina.martinez@uabc.edu.mx
febrero 2011

Las identidades sociales; han sido explicadas desde diferentes perspectivas teóricas, el texto a
continuación expone las siguientes ideas, no existe una identidad, si no varias, son una
construcción social y continua, por tanto se le pueden entender como un sistema abierto y
dinámico, que se modifica en términos espacio – temporales y que permite la diferenciación –
identificación tanto en la dimensión individual como social.

Berger y Luckmann (1997), invitan a reflexionar sobre la manera en que el sujeto construye el
sentido y la significación de la acción humana (prácticas); parten de la reflexión sobre el orden
social, que conlleva una nueva configuración del sentido y de la significación; el sentido, resultado
de la construcción que el “sujeto socializado” -inmerso en un contexto (socio-histórico-cultural)-
genera a partir de una serie de experiencias, que se encuentran en un acervo social o almacén,
que el individuo va acumulando y que puede traducirse en los conocimientos, que funcionan como
punto de partida para motivar el hacer, es decir, la acción, y al mismo tiempo van dibujando la (s)
identidad (es) del sujeto. Cuando las acciones se objetivan a través de señas o formas
comunicativas como el lenguaje –oral, mímico, escrito-, quedan disponibles para otros individuos,
en estos depósitos sociales de sentido.

La participación dentro de un dominio simbólico común y las relaciones sociales que se generan en
este contexto, son entendidas como identidad (Chichu, 2002, p. 7). Gilberto Giménez (2002)
desarrolla en su texto “paradigmas de identidad”, que ésta representa un conjunto de repertorios
culturales interiorizados, a través de los cuales los actores sociales marcan fronteras y se
distinguen de los demás, todo dentro de un espacio específico y social estructurado.

Lo anterior permite distinguir la interdependencia entre dos conceptos clave, la identidad y la


cultura, por una parte comenta (Ander Egg, 2006) la cultura se modela a partir de la actividad
humana y esta última moldea a los sujetos que la hacen, por lo tanto, estos repertorios a los que
hace referencia Giménez no son más que elementos que configuran los procesos culturales, que al
mismo tiempo dibujan la identidad de los sujetos.

Siguiendo a Giménez(2002), propone la caracterización de la identidad a partir de tres rasgos: la


selección e interiorización de elementos culturales (prácticas, representaciones, valores) por parte
de los actores; es el resultado de un proceso de identificación en el seno de una situación
relacional, y de intercambios sociales, por eso el centro de análisis de los procesos identitarios son
las relaciones sociales, es decir, tiene carácter intersubjetivo; y es una construcción social que
requiere de la identificación hacia el interior de marcos sociales que orientan sus representaciones
y acciones, así como el reconocimiento por actores externos para existir.

Mass (2006) comenta que la identidad “crea lazos, teje estructuras simbólicas, imaginario social y
da sentido a la vida. La identidad se hace presente en la vida cotidiana, en la comida y forma de
comer, en las fiestas y modo de vivirlas, en los ritos y manera de llevarlos” (p.25).
La “identidad cultural”, continúa, implica el hacer y su representación. Implica la aceptación de
valores, mismos que sirven de soporte y referentes para preservar el orden en la sociedad. En
momentos de crisis de identidad se hace evidente la incomunicabilidad de esos valores y la falta
de un horizonte unificador.

Barbero (1997) por su parte subraya que la identidad cultural se ha convertido en un proceso
temporal, flexible y manipulable, efímero y volátil. Hoy no se vive una identidad, sino varias: las
nuevas identidades están hechas de hibridaciones.

En ese sentido, Ramírez explica que la identidad es procesual y dialógica:

Se construye y reconstruye en la praxis social a partir de la relación de alteridad que


una entidad social definida tiene con otras entidades análogas, oposición que por lo
general se da en torno a recursos tanto materiales como simbólicos que son
necesarios para la existencia y continuidad sociocultural de los involucrados. (Citado
en Alabarces, 2003, p. 101)

Gilberto Giménez (2002). “¿Cómo, por qué y a través de qué se produce, se mantiene o se
cuestiona la identidad particular en un momento y en un contexto social determinado?” La
identidad perdura -permanece en el imaginario- en el tiempo y en el espacio, además se adapta al
entorno, se recompone sin dejar de ser la misma (p.42).

Al respecto señala Ander Egg (2006), la cultura se compone de ideas, conocimientos, creencias,
valores, pautas de comportamiento, y normas de conducta, que guían las acciones de los
miembros de una comunidad y por el hecho de pertenecer, determinan a los sujetos, los
identifica. Esta identificación se da tanto en tiempo, pasado, presente y sirve para construir el
futuro, y en el espacio geográfico que se comparte con otros. La identidad cultural es una mezcla
“no siempre armoniosa” de culturas a lo largo del tiempo, es una realidad dinámica, es una
historia viva.

La identidad señala Maffesoli (1996), se puede dar por territorio, lenguaje, parentesco o incluso
complejo religioso.

Identidad o identificación. Identidades colectivas

Maffesoli (1996), hace la diferenciación entre la identidad que es esencialmente individual y la


identificación que es mucho más colectiva, la cultura del sentimiento, de tal manera que las
personas se adhieren a un grupo según sus deseos. El gusto o admiración compartida por algo se
convierte en valores, como la lealtad, que desde la perspectiva ética dice el autor, es moral “sin
obligación, ni castigo”, es decir, sin otra responsabilidad que la de pertenecer y sin otro castigo
que el de ser excluido cuando cesa el interés que vincula al grupo.

Maffesoli (1996), sostiene que las personas circulan de un grupo a otro con el fin de ejercer la
pluralidad de sus máscaras, esto implica una multiplicidad de valores opuestos unos a otros, y es lo
que tiende a predominar en este ir y venir en un ambiente posmoderno, (tal estilo particular,
modo de vida, de vestir, de hablar, tal ideología). El espacio que se vive en común, donde circulan
las emociones, los afectos y los símbolos, es el lugar donde se inscribe la memoria colectiva, y que
permite la identificación.

Las identidades colectivas pueden sufrir dos formas básicas de alteración: la mutación por
asimilación y la mutación por diferenciación. La asimilación explica Giménez ( )es como un proceso
adaptativo y gradual que se da en la continuidad, sin afectar significativamente la estructura de un
sistema; y como mutación una alteración cualitativa del sistema, el paso de una estructura a otra.

La mutación por asimilación dice Horowitz asume dos figuras (citado en Giménez, 1997).
a) Amalgama: (20 o más se unen y forman uno nuevo con nueva identidad)
b) Incorporación: (uno asume la identidad del otro)

y la mutación por diferenciación


a) División (se dividen en 2 o más grupos)
b) Proliferación (se generan grupos diferenciales) (p.45)

La identidad se encuentra siempre dotada de cierto valor para el sujeto distinto a la de otros (su
contraparte), que le sirve para visualizar su relación con el mundo. Este valor otorgado por el
sujeto puede llegar a ser positivo, solidaridad, voluntad y capacidad de resistencia, que siente en
relación al grupo o grupos a los que pertenece, o negativos, como es el caso de la frustración,
desmoralización, complejo de inferioridad y crisis y que podría llevar al grupo a sufrir una
mutación por diferenciación.

Barbero (1997), sostiene que "la identidad no sólo es borrosa, sino móvil" (p.89), y Lévi-Strauss
agrega "la identidad no es una esencia, sino algo "virtual", un movimiento conceptual que hace
pensar en términos de relaciones producidas" (citado en Schlesinger, 1997, p. 75). Y que se
configura, en la alteridad, nosotros a diferencia de los otros, es decir, la identidad por exclusión
(Reguillo, 1995, p.32).

De esta manera, la identidad, como se mencionó al principio, está envuelta en un mecanismo que
se construye dentro de una estructura muy elaborada que cambia constantemente, e implica un
proceso que incluye capacidades prácticas y simbólicas que van conformando al sujeto, es ante
todo una re-producción de marcos, como lo expresa Orrin Klapp, en su libro La identidad problema
de masas: "La identidad no es algo ya dado, inherente, inamovible, la identidad es algo que se
construye en la interacción cotidiana lo más importante no es tanto su exactitud sino su
impugnabilidad” y esto se logra dice Reguillo a través de un proceso “que busca la aceptación y el
reconocimiento de la propia identidad” (citado en Reguillo, 1995, p.31).

Rosana Reguillo(1995) propone una manera de entender la identidad y formula una triple
referencia: la situacional: espacios, escenarios de representación, el lugar para determinar sus
itinerarios; el clan o grupo: ritos, ceremonias, capacidad del sujeto para auto identificarse con el
colectivo, subordinando a la identidad individual; la simbólica: formulaciones tangibles de la
identidad que se vinculan con el cuerpo, el lenguaje, gustos, estilos, y consumo cultural que el
individuo va incorporando y transformando constantemente.

Se considera entonces que la identidad es un proceso que gira en torno a la construcción de una
estructura constituida por referentes tales como: la cultura, la nación, la etnia, el grupo. La
identidad cultural se ha convertido en un proceso temporal, flexible, efímero y volátil. Hoy no se
vive una identidad, sino varias.

Para efectos del trabajo que se pretende desarrollar sobre la construcción social del sentido sobre
las prácticas artesanales en cuatro generaciones de una familia Pa ipai, la identidad será entendida
como un sistema, que se re construye en cada generación a partir de las condiciones del entorno y
las interpretaciones que los actores fabrican. Las prácticas artesanales, forman parte de la cultura
del grupo, de la herencia social y al mismo tiempo configurarán la identidad de las nuevas
generaciones.

Referencias

Ander-Egg. (2006) La práctica de la animación sociocultural. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Colección Intersecciones, México.

Barbero J. M. (1997). “Descentramiento cultural y palimpsestos de identidad”. Estudios sobre las Culturas
Contemporáneas. Época II. Vol. III. Núm. 5, Colima.

Berger, P. L. y Luckman, T. (1997) Modernidad, pluralismo y crisis de sentido. La orientación del hombre
moderno. Paidós Studio. 1ª. Edición en español, Barcelona.

Chichu, A. A. (coord.) (2002) Sociología de la Identidad. Universidad Autónoma Metropolitana, México, 253
pgs.

Giménez, G. (2002) Paradigmas de identidad. En: Sociología de la Identidad. Chichu, A. A. (coord.)


Universidad Autónoma Metropolitana, México.

Giménez, G. (1997) Materiales para una teoría de las identidades sociales. Revista Frontera Norte Vol.9 No
18 Julio-diciembre, Tijuana B.C. México.

Maffesoli, M. (1996). Estudios Sociológicos. Sobre el Tribalismo. El fin del individualismo. Hemeroteca virtual
de la ANUIES.

Mass, M. Margarita. (2006) Gestión cultural, comunicación y desarrollo. Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes. Colección Intersecciones, México.

Reguillo, C. R. (1995). En la calle otra vez. Las Bandas: identidad urbana y usos de la comunicación. México:
ITESO. 2da. Edición.

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