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EL Iglesia Cristiana Interdenominacional a su divinidad, porque lo sefhala como de misma naturale. que el Padre Celestial; si es el Hijo del Po cre, (y lo es) e€* ances no puede ser sino de la misma subs- taric ue el Padre y por fo tanto igual a El, Jn. 20:17. —sto es lo que dio a entender claramente el Sefior Jesucristu ai decir: “Yo y el Padre uno somos’, y asi lo entendieron los judios cuando oyeron que el Sefor Jesucris- to decia que Di ra su Padre en un sentido Gnico, aunque los judios obstir tomaban ésto como blasfemia y no po- dian tolerar que Ei dijera que era igual a Dios; pero adopta- ron esa actitud a causa de una ignorancia voluntaria y una extraordinaria obsecacién ja. 5:17-18; 10:30-33. En su caracter de Hi;., Cristo es la Segunda persona de la Divina Trinidad, engendrado, no creado, que por nosotros ¥ para nuestra redencién se hizo carne mediante el poder del tspiritu Santo, quien al venir sobre !a virgen Maria, \ievo a cabo el milagro de la «oncepcién dei nifio que por disposi- cion divina fue llamado Jesus: De esta manera el Hijo de Dios asumio la naturaleza humana, mas no el pecado humano, no la naturaleza humana caida, sino que fue sin pecado, y ésto es lo que nos ensefia su nacimiento virginal Mt. 1:18-25, be. 1:26-35, En la persona del Sefior Jesucristo se unieron dos na- naturalezas distintas, es decir, fa divina y la humana aun- que sin confundirse, de cuya unién, llamada en Teologia Union Hipostatica—, resulto un solo e indivisible Cristo el cual es como lo dice el Credo Niceno: “Dios de Dios, luz de Luz. El verdadero Dios de verdadero Dios". En cuanto a su naturaleza humana. Cristo es el hombre perfecto, puro e inmaculado, que por nosotros padecio, fue muerto y sepultado y por causa del poder divino, al tercer dia se levanto con gloria de entre los muertos y vive eterna mente Ap. 1:18. 1.—Las Escrituras dicen que El es Dios Is. 9:6; 40:3, Mat. 1:23). Jn. dil; 20:28; Ro. 9:5, mit./2:13;-1 Ja. 5:20. 2.—Posee Jos atributos de Dios. a) Eternidad He. 1:8; 10:12. b). Omnipresencia Mt. 18:20 (al mismo tiempo con to- dos sus discipulos en diferentes partes de la tierra) Jn. 3:13. Dijo: “Que esta en el cielo’ cuando estaba en la tierra. Esto no puede ser sino omnipresencia. c). Omnisciencia Mt. 9:4, Solo Dies conoce fos pen- samientos que estan en lo profundo de la mente y del espiri- tu, porque sdlo Dios es omnisciente; Cristo es omniciente, lue- go Cristo es Dios. 18 Mt. 21:1-2. Sabia lo que estaba sucediendo a distancia. Lo mismo se ve en Jn. iI:11-14. d). Omnipotencia Mt. 28:19, He. 1:3. Si sustenta to- das las cosas con {a palabra de su poder es omnipotente. _ €)-—Inmutabilidad He. 13:8. Si eternamente no cambia es inmutable. 3.—Se le atribuye las obras de Dios, a). La creacién Jn. 0. b). La conservacién le lo creado (providencia) He. c). Ejerce Ja autoridad de perdonar pecados, lo cual es propio solo de Dios Mar. 2:5, 9-12. 4.—Recibe Adoracién—La adoracién solo debe rendir- se a Dios ya nadie mas. Si el Sefior Jesucristo la recibe se debe a que El es Dios. Le adoran los ar igeles y los hombres He. 1:6, Mat, 14:33; 28:9, 17, _c, 24:52 _La fe en su divinidad es necesaria Para la salvaci6n. Si alguien no_cree que E! es Dios, se cierra la puerta de fa saivacién. Primero porque lo cree sdiamente hombre y por lo tanto una criatura, pero una criatura no puede salvar a nadie. Et Mesias tenia que ser divino; asi lo ensefiaba el Antigua, y ‘9 afirma el Nuevo Testamento Sal. 110:1, Mat.22:41-46. Los fariseos no pudieron contestar la pregunta que les hizo el Sefior Jesucristo, porque la contestacién exige confesar fas dos naturalezas del Mesias. Como hombre, es hijo o descendiente de David, mas como Dios es Sefor de David. Asi pues negar su divinidad es ser un hereje. Segundo, Para ser salvos se debe confesar que Jestis es el Senor y creer que Dios le le- vanté de entre los muertos Ro. 10:9:11. Esta confesién es mediante la conviccién que el Espiritu nos da cuando abre nuestros ojos a la fe en el Cristo Divino. la. Co.12:3. LA PERSONALIDAD Y LA DEIDAD DEL ESPIRITU SAN- TO.—EI Espiritu Santo es la tercera persona de la Divina Trinidad. Con las anteriores palabras declaramos nuestra sees en ‘a praia y la deidad del Espiritu Santo, como estas realidades son negadas por al heréticas, debemos insistir en ellas. Sele ae a). Personalidad, El Espiritu no es algo impersonal como afirma la herejia Russelista, no es una fails no es la fuerza activa de Dios, sino una persona. Su personalidad queda atestiguada por fos siguientes hechos. lo. Se habla de é! atribuyéndole el pronombre perso- nal que corresponde y nunca a una influencia o a una fuerza Jn. 14:26.El os ensefiard, -Jn. 15:26, El dara testimonio Jn. 16:8-13 y cuando Ef venga... Ei os guiard. 20. Ademéas, en estos textos y en otros semejantes co- mo Hch. 13,2-4, se le atribuyen actos que sélamente una per- 19 sona puede realizar y que una influencia o una fuerza jamas los puede hacer: ensefiar, recordar, dar testimonio, conven- cer, guiar, hablar, oir, hacer saber, glorificar, tomar, enviar Todos estos actos sdlamente pueden ser realizados por una persona, porque para el ejercicio de ellas se necesita pensa- miento, sentimientos y voluntad, que se identifican con inteli: gencia. Estas son solo facultadesde lapersona y nunca pue- den ser actos impersonales, ccn lo cual se demuestra que el Espiritu Santo es una persona (pero se diré que algunos de estos actos como ensefiar, recordar, dar testimonio, con- vencer, guiar: pueden ser llevados a cabo por un disco fono- grafico o una cinta magnetofénica; pero estas cosas no se hiciercn sclas, sino que su existencia del hombre se debe a la inteligencia; son obras producidas por la persona humana). b). Pero ei Espiritu Santo no es sélamente una perso- na, sino una persona divina 0 sea un miembro de la Divina Trinidad, y esto es lo que se refiere a su Deidad, la cual se comprueba en seguida con las siguientes realidades. lo. PROCEDENCIA. EE! Espiritu Santo Procede del Pa- dre y del Hijo. Esto lo sabemos por sus nombres. a). Se le llama Espiritu de Dios | Co, 12:3. Aqui el Es- piritu de Dios quiere decir del Padre, Jo mismo que en todos les textos donde ocurra esta expresién | Co. 3:16 etc. En Bee y 16 el Espiritu Santo es llamado claramente del adre. b). Espiritu del Hijo Ro. 8:9. Se han hecho algunas tentativas para desvirtuar el sentido de este texto pretendien- do que el Espiritu de Cristo no es el Espiritu Santo. Todas las tentativas son heréticas, porque en el mismo versiculo se esta diciendo claramente: ‘'Si es que el Espiritu de Dics mora en vesotros; y.si alguno no tiene el Espiritu (de Cristo)", es de- cir si alguno no tiene el Espiritu del que antes se ha habledo y se ha supuesto que mora en los creyentes, o sea el Espiritu Santo; afirmar otra cosa no es conforme a la raz6n sino con- forme al capricho, tratando de dividir las Escrituras en frac- ciones minimas, desligadas estas de su contexto, lo cual no ere exégesis sino el método de los herejes, [| P. 1:11, Ga. 4:6. No es posible decir que el Espiritu de Cristo y el Es- piritu del Hijo no es el mismo; decir ésto seria una consuma- da herejia. Al proceder de! Padre y del Hijo cuyo acto de pro- cedencia tuvo lugar antes de la creacién de los mundos, en la eternidad, entonces es de fa misma naturaleza del Padre y def Hijo, es consubstancial con Ellos y por lo tanto verda- dero y eterno Dios. 20 _ 20, Se le llama Dios y Sefior Hch. 5:3-4. Mentir al Es- piritu Santo, es mentir a Dios, no hay diferencia. Hch. 28:25-27 comparado con Is, 6:8-10 lo que se afirma en Isaias como dicho por el Sefior o sea Dios; en Hechos se afirma que lo dijo el Espiritu Santo; en otras palabras, El Sefior es el Espi- ritu Santo. Il Cor. 3:17. El Sefior es el Espiritu; mas claridad no puede haber, ei Sefior quiere decir Dios. 30. Al igual que el Hijo posee los mismos atributos de Dios: Eternidad He. 9:14, Omnipresencia Sal. 139:7-8, Omnis- ciencia | Co. 2:10-11, Omnipotencia Le. 1:35, Mt. 12:28. 40, Se le atribuyen las obras Divinas a). La creacién Gn. 1:2, Job 26:13, Sal. 104:30. b). La Regeneracién Jn. 3:6. c). La Santificacién 1a. Co. 6:11. 21 LA BIBLIA.—ES LA PALABRA DE DIOS INSPIRADA_DI- VINAMENTE Y POR LO TANTO LA UNICA REGLA DE NUESTRA FE Y A LA QUE DEBE AJUSTARSE NUESTRA VIDA. La Biblia es el fibro de Dios, se le llama también La Santa Escritura y La Palabra de Dios. £s muy diferente de todos los demas libros escritos por el hombre. La Biblia es de origen divino; nunca el hombre por si mismo pudo haber escrito un libro como la Biblia. La Santa Escritura es guia de salvaci6n; por medio de ella puede el hombre saber qué hay un Dios Unico y cémo acercarse a él y conocerle ya que la Biblia es revelacién de Dies. Asi mismo el hombre por medio de este libro santo puede saber cémo ser salvo de! pecado y de la muerte y de condenacién, y encontrar el camino de la vida eterna y la fe- licidad que fe es inherente. También por la Biblia puede sa- ber el hombre cudles son sus deberes para con su Creador y para con su prdjimo, cual es su origen y cual el fin glorioso que le aguarda si acepta el camino de salvacién que ella le mues- tra, y el peligro espanteso que le espera si Jo rechaza. Afirmamos que la Biblia es inspirada Divinamente y dada al hombre como una revelacién genuina y auténtica de Dios para él. El hecho de ja inspiraciénde la Santa Escritura nes es revelado en ella misma desde el principio hasta el fin. El testimonio innegable que dimana de sus profundas y ele- vadas doctrinas lo asegura sin dejar lugar a ninguna duda. Nosotros como creyentes fundamentalistas’ afirmamos que la Biblia es la Palabra de Dios, y no que !a contiene como lo dice el medernismo. La inspiracién que la Biblia reclama para si misma, es en el sentido de que los hombres santos escogidos por Dios, escribieron con sus propias manos y con sus propias pala- bras, pero bajo la influencia poderosa del Espiritu Santo el mensaje de Dios para ei hombre o la revelacién de su volun- tad para él, y por lo tanto la Biblia, la Santa Palabra de Dios se constituye para toda la humanidad en Unica regla de fe infalible. En los siguientes pasajes de !a Biblia se presenta el tes- timonio de la inspiracién divina de ella. !1 S. 23:-2, Il P. 1:21, Ti, 3:15-17, En este Ultimo pasaje y en el de Jn. 20:30-31 se presenta el propdsito o fin principal de las Sa- gradas Escrituras. Por lo tanto conviene que insistamos en que la Biblia no es un libro de texto cientifico, ni es tampoco simplemente una historia, pues aunque contiene rmnuchos datos cientificos (como el de que la tierra es redonda Is 40:22) y gran parte de historia, el propésite con que se escribid, 22, como hemos visto, no fue nunca ensefiar ciencia o historia sino ser una guia de salvacion. Asi que como expresa un ati- nado comentario acerca de la Biblia ‘‘Debemos leerla para ser sabios, creerla para ser salvos y practicarla para ser santos’’. __ La Biblia consta de 66 libros, treinta y nueve en el An- tiguo Testamento y veintisiete en el Nuevo. El Antiguo Testa- mento nos habla del Mesias, o el Cristo que habia de venir a salvarnos, mientras el Nuevo nos presenta a! Cristo que ya vino y que consumé la redencién del hombre. Por otra parte ambos testamentos nos declaran que el Salvador Divino ven- dra por segunda vez al mundo para el cumplimiento de los prepdsitos divinos y la consumacidn del plan de redencién en el aspecto de que ya todo quede dentro de ios limites de la eternidad. Como creyentes evangélicos afirmamos decididamente que los 66 libros mencionados antes son los tnicos que inte- gran la Biblia, y ésto nos ileva a considerar lo referente al Canon sagrado. CANON.—"Al conjunto de libros que merecen conside- rarse como inspiradores se le ha dade el nombre de Canon. Esta palabra se deriva de una voz griega que signiifca literal- mente cajia; de aqui tomé el significado de una vara de medir, una regia, y finalmente viene a significar cualquier cosa que sirva para comparar © probar otra’. Con el tiempo fa palabra Canon se aplicé a la lista de Jos libros que se consideran de inspiracién divina y que constituyen la regla de la vida de! creyente, “El término Canon aplicado al conjunto de libros que jorman Ja Biblia( ya fue utilizado en este sentido por Clemen- te de Roma quien escribié a fines del primer siglo de nuestra era, Desde entonces se empleo el término Candénicos para de- signar los libros que fijan la regla de lo que debe creerse y hacerse. El Canon del Antiguo Testamento fue completado por Esdras y sus compafieros que formaron la gran sinagoga alla por los afios 430 a 424 A. C. El historiador judio Flavio Josefo atestigud, en el primer siglo de la era cristiana que, después dei afio 424 A. C. no fue afiadido nada al Canon de! Antiguo Testamento”’. Los Unicos libros que tienen e! derecho de ser conside- rados divinos son los 66 que tenemos en las versiones evan- gélicas de la Biblia, Hay cierta divergencia entre las versiones évangélicas y |as catélicas romanas en el Antiguo Testamento, porque ademés de los 39 libros que contienen las versiones evangélicas, las catélicas agregan otros libros y adiciones co- mo sigue: i «sts al libro de Ester: del capitulo 10:4 al capitu- jo 16. Adiciones al libro de Daniel: capitulo 3:24-90 y los ca- pitulos 13 y 14, 23 Ademés los libros completos de Tobias, Judith, Sabidu- ria, Eclesiastico, Baruc, | y i de les Macabeos. “Estos libros son considerados como apécrifos por ta Iglesia Evangélica desde los dias de la Reforma. Al mismo tiempo, ella reconcce que éstos escritos tienen un valor his- torico y didactico; pero como lo tienen otros libros de origen profano. Los libros en cuestién se han publicado en algunas de las ediciones de las Escrituras que circulan entre los cris- tianos evangélicos, pero siempre con la advertencia de que no pertenecen al Canon”. (INTRODUCCION POPULAR Pag. 64 por A. MILES). “NOTA: La palabra apocrifo significa fabuloso, supues- to, fingido, falso. ‘“Por qué no aceptamos nosotros los libros apdécrifos como _inspirados? Porque son falsos. Veamos algunas de las razones que existen para rechazarlos’’. a). “El Diccionario del Catélico, reconoce en su Tomo 11 pag. 286 que esos libros no fueron aceptados por los he- breos (y no debe olvidarse que los judios fueron los deposita: rios del Antiguo Testamento). Igualmente confiesa dicho Dic- cionario que hasta una época tardia fueron admitidos en el canon sagrado de la Iglesia (de Roma) y unidos a los primeros. b). Resulta singular que Jerénimo (el autor de la ver sién conocida como ‘'Vulgata Latina’’ misma que fue procla- mada oficialmente para la Iglesia de Roma por el Concilio Tridentino) haya sido el primero en aplicar el nombre de apo crifo a los libros espurios que Roma llama ahora deuteroca- nénicos. Jerénimo los llamé apécrifos, afirmando que no tie- nen derecho a ningun lugar en el Canon, (Prolongue Galeatus en la Vulgata). c). Los Escritores cristianos primitivos rechazaron los libros apdcrifos. Puede citarse entre ellos a Meliton de Sar- dis (177 D. C.) Origenes (320 D. C.) Atanasio (326 D. C.) Rufino (395 D. C.) y otros. El Sinodo de Laodicea, celebrado en 363 D. C., prohibio la lectura de los apécrifos en las iglesias cristianas. |gualmente los Concilios de Calcedonia y de Constantinopla, sefialaron como apécrifos los siete libros de referencia, d). Los propios traductores romanos nos dan la ra- zon. Por ejemplo, la version de Scio de San Miguel confiesa: De Tobias, que los judios no reconocen este libro por cano- nico; de Judith, que es verdad que este libro no se halla en algunos catalogos antiguos de las Escrituras; del Eclesiastico, que no tenia lugar en el Canon primitivo de los judios y aun la Iglesia misma no lo admitié desde luego en el suyo; de Baruch, que No fue recibido por los hebreos; ni se halla en 24 el canon de los libros sagrados que publicd el Concilio V Cartaginence; de los Macabeos, que Esdras no los pudo poner en el canon de las Escrituras Sagradas, porque fue- ron escritos después de sus tiempos. Los eruditos Nacar y Colunga en su recientisima version confiensan: De Tobias que San Jerénimo no incluye entre los canénicos ni a éste ni a Judith; de Judith, que en su conducta hay cosas que la moral cristiana no justifica; de Sabiduria, que no es admiti- do en el canon judio por haber sido escrito en lengua grie- ga, etc. e). Nunca fueron citados por el Sefior Jesucristo o por los apéstoles. f). Contienen muchas falsedades. Veamos algunos ejem- plos: Tobias 5:12 nos muestra un angel mentiroso. Tobias 6:16,17 aconseja un acto de brujeria. i de Macabeos 14:42 califica de noble al suicidio. | de Macabeos 6:16 dice que Antioco muriéd en Babilonia mientras || de Macabeos 1:15-16 afirma que fue asesinado en el tempio de Nanea, en Persia. El autor de Sabiduria pretende ser Salomén, pero en 13:11-18 cita un pasaje de Isaias que vivid dos siglos después. La his- toria de Bel y el Dragon, adicionadas a} libro de Daniel son calificadas por Jerénimo (autor de la Vulgata) como fabulas. El autor de los Macabeos reconoce no ser inspirado por Dios, ya que dice “Si esta bien y como conviene a la narracién his. torica, eso quisiera yo; pero si imperfecta y mediocre perdé neseme (II, 16; 38,39). Baruc 1:1 afirma que el libro fue escrito por el propio Baruc y mas adelante cita los libros de Daniel y Nehemias que fueron escritos con posterioridad a la epoca de Baruc. Los propios libros apécrifos demuestran su falta de inspiracién. (Notas por A. Blasco). En cuanto al Nuevo Testamento hay perfecto acuerdo en- tre las versiones evangélicas y catélico romanas ya que con- tienen los mismos libros, exceptuando las notas y comentarios de las ultimas. Por lo tanto concluimos afirmando que los 66 libros de las versiones evangélicas son los tnicos que pertenecen al Canon y que por fo tanto constituyen la regla infalible de nuestra fe y prdactica cristiana. NOTA: Acerca de nuestra Biblia—La version que usa casi toda la Iglesia Evangélica de habla castellana en el mundo, es la de Casiodcro de Reina que vio la luz en 1569, y de la cual se han hecho varias revisiones, la primera de ellas en 1602 por Cipriano de Valera, y otras mas, entre ellas estan las de 1862, 1909 y 1960. Esta ultima es la mejor y mas exacta de todas y la mas apegada a los textos hebreo y griego, y por lo tanto digna de toda confianza de 25 L parte de nosotros los cristianos fundamentalistas. Para pro- barlo y quedar convencidos de la excelencia de este trabajo, basten algunos ejemplos entre los muchos que podrian darse. a). Acentua. la doctrina de la unicidad de Dios y del Mediador Jn. 17:3, { Ti, 2:5, (lo cual hace resaltar la falsedad de ciertas ensefanzas heréticas y tradicionales de los hom- tres tocante a muchos dicses y muchos mediadores). b). Expresa mas enfaticamente la realidad de la con- substancialidad del Hijo con el Padre Jn. 10:39: 24:9. En todas las revisiones estos textos condenan las herejias que niegan la divinidad de Nuestro Sefior Jesucristo, pero en la de 1960 no hay posibilidad de darles otra interpretacién. c). Destaca la gloriosa verdad de que el Hijo enviado Por el Padre, es el Salvador del mundo ;ninguna revision an- pa lo expresaba asi o con ese énfasis en e! texo de | in, 4:14. de 4 26 Il—CRISTO EL SALVADOR DE LAS ALMAS.—La salva- cién es el estado de liberacién espiritual y de gracia y perdén al que somos conducidos por el Dios tinico, cuando por medio de la fe en el Sefior Jesucristo somos aceptados en E| y hechos hijos de Dios } Cor 15:1-2, Ef. 1:5-7, | Jn. 3:1-2. La salvacién viene de Dios y fue provista para el hom- bre per medio de Jesucristo exe antes del principio de los siglos Jon. 2:9, la. Ped. 1:18-20, Ap. 13:8. La raz6n por la cual el hombre necesita la salvacién es que esta condenado a causa del pecado que ha cometido, que le agobia y que es un hecho rotundo, pues el hombre desobedecio a Dios en el principio de la historia, y desde entonces se hizo un ser corrupto que al ser culpable ante su Creador, no puede dar satisfaccion a la Justicia Divina por su pecado ni redimirse a si mismo ni tampoco escapar de la condenacién que merece Gn. 2:16-17; 3:6-7, 22-24, Sal. 49:6-9, Ez. 18:4, Ef. 2:13, Ro. 3:10-29, 23. El pecado es la gran tragedia universal; asi pues, el hombre necesita un Sal- vador si es que ha de Ser salvo. La verdad mas consoladora para el hombre es que hay un Salvador: Cristo Jesus e] Hijo de Dios, el cual fue enviado al mundo por el Padre Celestial de acuerdo con la promesa que habia sido dada al hombre caido, lo cua! revela el in- menso amor redentor de Dios, y por cuyo motivo esa promesa fue_cumplida Gn. 3:15, Mt. 1:23, 18:11, Le. 2:11; 19:10, la. Tim. 1:15, 1Jn.4:14, Ro.5:8, Jn. 3:16. Todos estos escritores testifican que Dios ha dado a su hijo Unico por causa de su a- mor, y por ningtin otro medio podran ser salvos los hombres. No por las buenas obras Ef. 2:8-9 ni por los santos hom: bres de Dios, sino como ellos lo dicen: Unicamente por Cris- to Jn. 1:29, Heh. 4:12, Ef. 1:7, Jn. 3:18, 36. a). Para poder salvarnos el Sefior Jesucristo tuvo que morir en la cruz para consumar la redencién del hombre co- mo lo dicen las Escrituras Mt. 27:50, Luc. 23:43, Jn, 19:30. He, 9:12-15 etc. b). El Sefior resucité de entre los muertos al tercer dia Jo cual da validez y poder salvador a su muerte Lc. 24:5. Heh. 2:22-24; 26:23, | Co. 1:18; 15:1-4. c). De qué nos salva? 1.—Del castigo que merecemos 0 sea de Jas consecuen- cias del pecado Ro. 6: 23, Sef. 3:15, Le. 19:10, Eze. 33:11. 2.—De la servidumbre del pecado Ro. 6:19-22. 27

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