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Crepusculario de Pablo Neruda, entre naturaleza y cultura Crepusculario (1923) de Pablo Nerud un momento inicial -atin inmaduro- en la nde fa obra de este autor, constituye un interesante testimonio de la gestacin de su complejo y imo mundo pottico. Fstructurré mi enfoque sobre este poemario, teni «lo en cuenta dos coordenadas principales: su in'con cl momento cultural y su afincamiento en lo biogeifico y natural, Por una parte, el libro se inserta en una contexto lit io (¢1 del posmodernismo y la modernidad) en el cual surge y sobre el que avanza con aportes renovacores. Pero los contactos culturales no inte a los grandes ros ame ‘an par nos, sobrepasa Ia mera absorcién de la explicar la obra de Neruda, que en su desborde arrollador, sem altura, el dislogo con otros autores y textos del pasado lejano o del pa nsformar literar ido proximo, pa experiencias personales, sus vivencias biogrificas y su contemplacién asombrada de la naturaleza austral, de sus grandes bosques, desus frecuentes Il , desu mar golpeando contra rocas y playas, desuis sobrecogedores ciclos nocturnos. El mismo Nerucla, en sus Memorias insiste en esta dimensién de lo natural, de la textualizacién de lo en su obra: «Tal vez el amor y Ia naturaleza fueron desde muy temprano los yacimientos de mi (Neruda, 1974, 21), Varios de sus 5 han seri Lo dijo bellamente Federico ladlo también ta fuerza de esta presen: ia Lorea: «Un poeta mis cerea dle la muerte que de Ia filosofia, axis cerea del dolor que de la inteligencia, is cerea cle la sangre que de la tinta. Un poeta Hleno de voces misteriosas que afortunadamente él mismo no sabe des Ia mejil ifrar; de un hombre verdadero que ya sabe que el junco y la golond estatua» Garefa Lorea, 1969, 147). Otra opi de E: cl norteamericano se convierte en cultura, en histor a son mils eternos que dura de ks in coincidente ¢s la de José Miguel Ibaiicz Langlois quien, al contraponer li ereacién de Neri 1 Pound, afirma que -mientras que todo cuanto to , en claboracién espiritual- en el pocta chileno «toda histori se convierte en geografia y naturaleza, y el acontecimicnto hist6rica se incorpora a la je de lo telitico, Son tos bosques, desiertos, aguas primordliales, los que penet su imagen y semejanzas (Ibafiez Langlois, 1975, 146-147). clervescenci nal personaje human y lo metamorfosea ‘Muchas otras opiniones en esta dlireecién interpretativa de la creacién nerudiana pod libro de memorias de Jonge Edwartls: Adids, poeta ... , en el que narra sus encuentros con Ne os despliegues intelectuales, anclado en rta de Ceylin a Héctor Eandi (Edwards, 1990, 71) (1). Pero quits Ia postukicién extrema de esta hipétesis sea la entinciada por el pocta testimonios sobre Ia desconfia espigarse nz del poeta haci la idea de la eabsorcién fisica del mundo», que habia explicado en su Gabriel Celaya, quien en un poema inserto en su libro Las cartas boca arriba y en su articulo: «Pablo Neruda, pocta del tercer dia de punto la captacidn de Neructa como poeta de la naturaeza, que Jo considera ciego vate del telurismo ameri no. Parte part ello de la hipStesis del Conde de Keyscrling en sus Meditaciones suramericanas, postulicién controvertible y seguramente insuficiente, pero que fue muy fecunda en incitaciones intelectuales y literarias. Keyserling intuys este el estrato en el cual (..) Ia. vida veneié ya la jurumérica, a Hispanoamérica, como aun continente atin anclado en el «lercer inercia de la Primer Materia, (.) Es en él, pai ensi lleva» (Keyserling, s/f, 17). el hombre, vivencia primordial, la tierra y no el espiritu que En ka extrema intuicién de Neruda ¢s, por excclencia, el pocta de ese rio: «No es lo sobrehumano ni tampoco lamente, lo no humano: una potencia sorda, sombria y silenciosa» (Celaya, 1972, 96-97). Bs é exacto (Ibid, 95), pero coincide con autorretratos poéticos del mismo Neruda: imagen simbélica, més q nn retrato , ciertamente, y como el mismo Celaya lo precisa, u 70 yo erect estimulade por razas silenciosss por penetrantes hachas de (ulgor maderero, por fragancias seeretas de term, ubres y vino (..) Asi mi cuerpo fue extendiéndose, de noche brazos eran niewes, iis pies el tersitoro huracanado, y erect como un rio al aguacero, y fui perfil con todo i germinaciones, Jo que cata en ceants entre hoja y hoja, esc ribajos ‘que procreaban, nuevas races que aseendieron al vacio, tormentas que adn sscuclen, las torves del laurel, el racimo escattata del avellano, fa paciencia sagrada del aleree (2) 46no deaproximaciéna Neruda quevenimos diseiando, capta aspectos esenciales eras publicaciones, aunque no subraya el nivel de literariedad, presentes en su produccién ya desde sus pri de experimento poétieo que existe incluso en la poesia mas n las dos coordenadas que combinames para sitar nuestro cnfoque de la temprana de transformacién artistica grifica, mis erstica sade Neruda. omas tcl obra nerudiana, no habria, en rigor, -como lo sugiere Ibafiez Langlois- una radical oposicién, sino mis bien labra pottica yde Ia tradici6n cultural, grados de inserein, ntermediacién de la p gridos en el espesor de nun entramado cultural que Nerucla también absorbe, enriquece y transforma, Incluso su telurismo se inserta en una tendencia de la poesia americana ya sefialada por Menéndez y Pelayo ¢ intensificada por el Novomundismo vigente en el periodo de iniciacién del poeta chileno. cia, fue un buen lector. El mismo nos dice en sus Memorias: iernos de Temuco y el Recorddemos que Nerwd Pui ereciendo, leyendo, enamorindome y escribiendo (..) entre los amargos 1974, 27) @)-Sabemos que Neruda reunid ensu madurezuina extrmordinaria 105 interesa es recordar algunas de las misterioso estfo de ln costa» (Neru biblioteca, que doné a la Universidad de Chile, pero 1o que aq ecturas infantiles y juveniles de este poeta precoz: Bullalo Bill, Emilio Salgari, Julio Verne, Vargas Vila, Jorge Ksaacs, Gorki, Felipe Trigo, Diderot, Saint-Pierre, Victor Hugo, fueron sus lecturas iniciales, Su profesor de co de Temuco Io inic » Rimbaud, Ve ral, que Hega a Temuco como director del Liceo le hizo conocer los grandes 1921 el joven Neruda viaja a Santiago pars en la lectura de los poetas malditos: Baudelai francés en el Li entre otros. Gabriela Mi nombres de la literatura susa (Iolstoi, Dostoievsky, Chejov..). estudiar en el Instituto Pedagégico. Alli, a semejanza de otros j6venes de su época, lee a Andreiev, a Kuprin, a Marx, a Engels, a Schopenhauer, a Nietzsche, a D'Annunzio, a Pio Baroja...(Cfi: Rodriguez Monegal, 1966, 2- 43 y 101), Otras leeturas juveniles quee se detectan a través de Crepuscutario son las de Rubén Dario, gore, ‘Sabat Ercasty y Macterlink, En sus primeros libros, ese pacto con el espacio, siempre presente en su obra, y ese abrevar en los sus propias vivencias biognificas (la infancia triste, la madre que no aleanz6 a conocer, Ia sentimientos (el amor, la pasién erética, lasolidaridad yacimientos de dre ferroviario), la expresién de sus propi 1 en tin didlogo de vaivén con la tradici6n cultural, con ta Iej stra, cl 2 y -sobre todo- con la ppréxima, Nerucla comierva a escribir cuando Ia modernidad literaria estd en plena vigencia. Se inserta, pues, en loque -con palabras de Octavio Paz- podriamos llamar la etradici6n de ruptura de la modernidad»(4), con En el periodo su credo estético de renovacién de to ya dado, de apertura al futuro, de experimentaciér ral nerudiano, desde Crepusculario.a Tentativa del hombre infinitoasistiremos a.un proceso gradual que va desde un claro parentesco con el intento de depuracién y desretorizacién propio del posmodernismo (en n Crepusculario) a la intensificacién de la ruptura provocada por las vanguardias histéricas (en el caso de Tentativa., por cl surscalismro). ilo se gesta Crepusculario (1923) el posmodcrnismo es el movimiento literario que predomina en nente, con su sentido tradicional en la eritica hispyi imérica. Utilizo aqui el término, obvia en tornoal coneepto cuando usibamos el rmino exclusivamente pa iciones del movimiento parudignritica nente representado por Dario. Esta complejidad lev a Alel caso de Ned Davison (Davison, 1971)(5) nces del término, en grandes niicleos: el modernismo: algunos estudiosos a tarde ccmvatizirsus variadas acepeiones, que agrupé los matices eriticos, en cuanto a los ak como un estilo signado por el estetismo, el moclernismo como wn movie ig nto de signo predomi inas (cfinicién avalada por Max iquellos que lo consideran como una época (Onis, Juan steticista, pero con etapas evolutiy a) y por tiltimo- ef concepto de Ramén Jimé iM.) Nosotros, en el presente an coincidentes con las etapas nubendar Tenriquez Ur isis, al context ‘epusculario, nos referivemos al modes iasclirecciones o tendencias lite un movin inerctico, aglutinadorde: nto comple} alcomentar la ereaci6n del poeta chileno, Consideriremos comw modernista la etapa queva desde los lamados ‘nto, aproximadamente desile Ia década de 1880, hasta los primeros biisquecta de la belleza y la excqisiter. form inna, dese Cantos ce vida y esperanza (1905) y sores 0 iniciadores del mo precursore aiios del presente siglo, periodo signado por Fl posmodernismo coincide ya, segiin mi criterio, con la se despliega en una pluralidad de bi y espirin yla brisqueda de uni temprinamente este period, hacia 1920. Yo coincido axis bien con cl concepto epoeal de Onis y veo deriva ‘egunda etapa odirecciones ued miencionaremos, cuyo comin dk el tinte americanist is yor sencillez. expresiva, Algunos c mistas hasta muy avanzado el siglo, atin después del sportazo» de los uribuye posmod imagen de Anderson Imbert, El mismo Net «su calidad de padre del idiom (..) a quien pasaremos que sin no hablariamos nuestea prop acartonado y desabridos (Neruda, 1955, 13). Grepuscutario Crepuscutario es el primer libro poético de Neruda, publicado en 1923 . abia sido precedido por una serie de composiciones inéditas y editas, ya que Neruda fue un escritor precoz. El mismo recuerda su primer pocma: Muchas veees me he pre + poema, cusndo naci6 en mila poesia... Muy atris lo cuando escribi mi prin neia y habiendo a nocidn y trieé unas cuantas semirrimadas, pera ext is puse en limpioen el papel, preso de una palabe 4 mi diferentes del lenguaje disvio. ansiedad profunds, de un sentimiento hasta entonces desconocido, especie de angustia y de wistezas (Neruda, 1974, 30). Varias de estas composici xlicos de provincia o en marzo de 1921, Algunos publicaciones estudiantiles de Santiago, ciudad delos poemas que después pcocan Gridiutiio aceite epee eRe en‘Temuco Emesto Silva Ronxin (6), El libro re%ine poems por el poy nerudianas que hemos esbozdo en nucstia introducci ‘i ris emociones amorosis y erst paisaje del sur de Ch isposicién de figuras populares, en las que despunta as santiaguinas, el paisaje urbano y sus sculos; la una intencién de critica so. ico a través dle un terremoto, lo metapostico. ‘Toco ello captado por una sensibilidad imposicién de lo tet juvenil intensa y extremada, pero inductablemente moldeada por un tono de époea y por los modos estéticos nde convengen no, Recordémes que en el modernismo, con esa vocat del posmode culturales, de sineretismo yde eclet mo cultural propia de nuestros pueblos, habfan confluiclo una plu de herencias culturales, de ecos, dle intertextos. 72 EI movimiento que pretendié reaccionar contra el romanticismo, habfa -sin embargo- recibidlo wna fuerte impronta posroméntica. De Baudelaire procedia el proceso de depuracién expresiva; a voluntad de ser 6 de parecer malsano, la voluptuosidad unida a aspiraciones espiritualistas, el sentimiento inquicto ante el isterio, a idea de que la Naturaleza es un templo cuyos pilares transmiten palabras misteriosas yson simbolos, ‘ecos confusos, cle una misteriosa y profane unidad (idea relacionada con la veta panteista del romanticismo). Tate credo, expreso en las «Correspontencias» de Baudelaire y desarvollado paralelamente en otros poctas y teorimdores, como Whitman y Emerson, conlleva ua enaltecimiento de las sensaciones, las que funcionan como puente entre lo visible y lo invisible y se tmiducen literariamente en la importancia de las imagenes sensoriales y las sinestesias. El poeta, vidente, taumaturgo, vate, intérprete, es «el que saber, el iniciado, alTorres de Dios! IPoetas!», definié Rubén Dario. El simbolismo, inserto en este mismo proceso, aporta al modernismo las atmésferas de ensuciio, I emocién inefable, Ia levedad post salidad. Interesa menos reset la estética de la sugercn

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