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Desesperanza creativa 6 ‘- recuerda los momentos en los que ta convencimiento de que aquella situacién carecia de todo sentido fue To que te permitié vi. vitla libre, intensamente, y aprende de la experiencia...» 1. ENTENDER LOS PROBLEMAS EN EL CONTEXTO CULTURAL Para comprender lo que podremos evar a cabo con nuestros clientes debemos entender previamen- te qaé es lo que estén intentando hacer y por qué estén intentando hacerlo. Nuestros clientes Hegan convencidos de que una amplia variedad de pen- samientos, emociones, estados corporales, recuer- dos y predisposiciones conductuales los bloquean en su busqueda de una vida valiosa y lena de sig- nificado. En ocasiones esa lucha (contra esos pen- samientos, recuerdos, etc.) a continuado durante tanto tiempo que la lucha en si misma se ha con- vertido en el rasgo central de sus vidas, suplan- tando incluso metas vitales més amplias, a ias cua~ Jes estas reformas cognitivas y emocionales podrfan haber servido. Con vistas a entender esa lucha de nuestros clientes, resumiremos el alcance de este. punto de vistaanto on la cultura popular como en Tnactividad piggpaal (oeanse copadce 2y3para un andlisis amplio). (© Eiticionss Pistide Ladwig Wittgenstein 1.4. El planteamiento cultural: todo esté a favor de Ia evitacién experiencial como solucién La cultura popular sostiene Ia idea de que las emociones y cogniciones positivas dan Iugar a buenas conductas, mientras que, en cambio, las emociones y cogniciones negativas causan malas conductas. Empleamos un enorme esfuerzo, en auestras escuelas y centros de trabajo, enseiiando a la gente a sentirse més segura, a tener una ma- yor antoestima, a estar alegre y optimista. Por el contrario, los pensamientos y sentimientos nega- tivos son castigados con energfa, a menos que sean Sumamente efimeros. planteamiento cultural que subyace a todo esto es «tienes que sentirte bien para poder vi- vir bien». Es decir, que, a no ser que sean may breves, Ia tristeza, la ansiedad, el miedo, los senti- mientos de soledad y Ia desconfianza en uno mis- mo se consideran patol6gicos. El enunciado de base de este planteamiento cultural serfa: 422 / Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) :Tan'proto.como pueda tomar las riendas: ‘dé estos pensamienios 9 sentimientos malos ¥. tan pronto como pueda tener pensamiento$ y. sentimientos buenos seré capaz de vivir la vida que quieres e450 RES “ La evidencia de este planteamiento inunda préc- ticamente todos los aspectos de la cultura popu- lar, asf como las principales corrientes de pensa~ iento existentes entre las profesiones relacionadas con la salud mental. Se evidencia ese planteamiento cultural en diferentes 4mbitos. Por ejemplo: 1. El control emocional y mental esté diser nado en la cultura. Desde la infancia se nos ensefia ‘que podemos y debemos controlar los pensamien- tos y emociones negativos: cuando la nifia pequefia ora por la noche se le dice que no hay nada que temer; al niffo que se queja en el patio de recreo Io aman quejica; si algunos jugadores dudan de su capacidad para ganar el partido el entrenador les recuerda que deben tener confianza en ellos mis- ‘mos; a los adultos sin pareja que en la conversa- ci6n dejan caer su falta de fe en que nadie los vaya a amar nunca sus amigos les replican répidamen- te que no deberfan pensar asf, que eso no es cierto, que no serd asf para siempre. Parece como si los sentimientos de temor, la incertidumbre y los pen- samnientos de rechazo fueran el enemigo a comba- tir, tanto como lo son las circunstancias temibles, inciertas 0 rechazables. La asunci6n de base es que uno ha de sentirse valiente para acwar valientemen- te, debe pensar positivamente si quiere ganar y tie- ne que creer que el amor es posible para llegar a encontrarlo, De esta forma aprendemos a luchar no s6l0 contra las circunstancias adversas, sino tam- ign contra nuestras propias reacciones a esas cir- cunstancias. 2. El control emocional y mental es central en la clasificacién sindrémica. Las clasificaciones basadas en sindromes son un reflejo de la concep- ‘ci6n de que ciertos excesos y déficit emocionales, que ciertas cogniciones y que ciertos estados cor- porales son las caracterfsticas centrales de los tras. tomnos. De hecho, esas caracterfsticas son los tras- tomnos. Es decir, excesos y déficit emocionales (por ejemplo ansiedad, mal humor, irritabilidad, eufo- ria, tristeza, alexitimia), ciertos tipos de cognicio- nes (por ejemuplo delirios, autorrechazo, desespe- ranza, aceleracién, sentimientos de grandeza) y ciertos estados corporales (sudoracién, temblor, palpitaciones, respiracién dificultosa, sindrome de abstinencia). 3. El control emocional y mental se enfatiza en a evaluacién psicoldgica. Del mismo modo, los instramentos de evaluaci6n esténdar, a menudo, miden la presencia de ciertas emociones y cogni- ciones y, de un modo u otro, definen Ia salud mental como {a ausencia de éstas. Por ejemplo, en el In- ventario de Ansiedad Estado-Rasgo, uno de los ftems dice «Siento calma». Las respuestas posi- bles, en una escala tipo Likert, van desde «Nun- ca» ‘a «Siempre», siendo «Nunca» la respuesta considerada como menos patolégica. Esta précti- ca no es infrecuente entre los distintos cuestiona- rios de sfatomas (véase el clésico cuestionario de la depresi6n de Beck). De acuerdo con ese bare- ‘mo, el enfermo «en coma» constituiria el ejemplo perfecto del bienestar psicol6gico: no siente an- siedad ni tristeza, no piensa en suicidarse, en nin- ‘gin momento tiene dudas sobre su valor como ser humano. En cambio, prdcticamente no existen ‘medidas positivas de salud mental ni, como hemos ‘mencionado (en capitulo 4), instrumentos que per- titan la flexibilidad de respuesta y Ia contextuali- zaci6n de los sintomas. Tampoco sistemas de eva- Tuacién orientados a los valores. 4, Control emocional y mental y tratamientos psicoldgicos. También los modelos psicopatolégicos ‘asumen con frecuencia que los pensamientos y emo- ciones negativos deben reemplazarse por pensa- mientos y emociones positivos, con vistas a que ‘nuestros clientes puedan seguir adelante con sus vi- das. De ellos se deriva que diferentes terapias tengan como objetivo, por ejemplo, ensefiar 2 los clientes a discutir los pensamientos irracionales, a eliminar la reducci6n de los estados emocionales problemé- ticos, tales como la ansiedad, a eliminar los recuer- dos tanto como sea posible (véanse pp. 79 y 95). (© BiclonesPimide ‘Todos estos tipos de tratamiento comparten la idea de que ciertas cogniciones, emociones y esta- dos corporales conducen a resultados conductuales negativos y que, con el fin de mejorar dichos resul- tados conductuales, debe eliminarse, o al menos reducirse, un determinado conjunto de eventos pri- vados probleméticos. ‘Una répida revisi6n de los titulos de algunos bros referidos en el capitulo 1 (p. 40) ilustra las vias por las cuales la cultura del control influye en el pensamiento de los disefiadores de tratamientos, produciendo materiales destinados tanto a la au. diencia profesional como a la lega. Por ejemplo: trol de sie pie Usted puede’ dad : Vivir sin pdriico= &6mo. coritroldr. su ata: ‘ques de'‘ansiedad. RE ‘Cémo controlar si ansiedad atites de ella le. controle'g usted..." = ‘ Slipére la’ arisiedad sovial y la.timided. Eliminé el deseo: cio controlar:su déseo” de drigas. 5 ‘ Calmar sensaciones, vencer y superar pensamien- tos, librarse de los recuerdos, reducir la ansiedad, eliminarla, controlatia..., todos estos vooablos ilus. tran sin género de duda la creencia, ampliamente difundida entre los profesionales de la salud men- tal, de que nuestras reacciones privadas son adver- sarios que debemos vencer para poder vivir bien. Elproblema con el planteamiento «sentirse bien para vivir bien» es que hay mil formas de que vaya mal. Consideremos el ejemplo de la heroina: Esta y otros opisiceos son «el no va més» en tecnologia para sen- tirse bien. Cogila‘dosis suficiente, una persona se siente bien, inch su familia le abandona, si pier- de su empleo, atingue tenga mal aspecto, no sea amado por nadie, atm cuando esté sufriendo un do- lor isico insoportable, la persona se siente bien. Sin embargo, cualquiera con la suficiente experiencia © Baiiones Picdmide Desesperanza creative | 123 en el campo de las drogadicciones sabe que, aun- ue esas sustancias logran que un individuo se sienta bien, también hacen que vivir bien sea algo impo- sible de conseguir. Uno no ‘necesita recurrir a las drogas para seguir un plan que tiene como meta iltima sentirse bien 0, ala inversa, no sentirse mal. Aparte de las drogas, las personas comen, beben, i de aay (rabajan en un estado de distrac- cién respecto de fo que les preocupa. Quiza si son muy desafortunadas, este plan les llegue a «funcio- nar». Esto es, las personas pueden pasar su vida entera controlando, reduciendo por lo menos ate~ nuando una variedad de Pensamientos dolorosos, emociones, recuerdos y estados corporales. Sin em. bargo, este control tiene un coste: en tanto en cuan- ‘to estos estados privados dolorosos son partes y par- elas de una vida vivida en su totalidad, si se quieren controlar hay que pagar un precio, y ese precio es Ja falta de flexibilidad en Ja vida. 1.2. El planteamiento en ACT Desde Ia perspectiva de Ia ACT, la cognicién negativa y la emocién pueden producir, pero no necesariamente, malos resultados conductuales. Mis ‘atin, creemos que, al menos bajo ciertas cir. ‘cunstancias, los intentos de eliminar la emocién negativa y la cognicién pueden ser en realidad patogénicos. Los intentos de reducir, eliminar disminuir la probabilidad de experimentar una se~ tie de eventos privados evitados, entre los que se inclayen pensamientos dolorosos, emociones, re- terdos y estados corporales, se denominan evita- in experiencial y, como hemos indicado, el cre- ciente corpus de literatura sugiere que los intentos de suprimir 0 evitar eventos privados de cardcter negativo pueden funcionar reduciendo esos esta- dos negativos a corto plazo, pero a largo plazo los. resultados pueden ser peores, como se observa en el corpus de literatura experimental disponible (véase descripcién exhaustiva en el capitulo 3). El terapenta ACT se centra en el papel patogénico que juega Ia evitacién experiencial en la exacer- bacién y mantenimiento de sus problemas psico- ldgicos. Ea ACT, no tratamos de proporcionar al cliente uma versién sofisticada y profesional del 124 / Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) planteamiento cultural. En lugar de eso, tratamos de avanzar un plan o funcionamiento diferente que se resume en «Vive bien y te sentirds bie». Se ‘asume, por tanto, que cl sufrimiento es normal (véa- se capftulo 1). Las asunciones siguientes son centrales en ACT: a) La comunidad social-verbal nos ensefia a resistir al sufrimiento, y esa resistencia es patogénica. +) Una vida valiosa puede vivirse bajo cual- quiera y bajo todas las condiciones. ) Hay tanta vida en un momento de dolor ‘como en un momento de placer. Desde esta perspectiva, la meta no es sentirse bien, sino vivir blen y sentirse como sea que uno se sienta mientras vive bien. Como resultado de esto, cuando la gente vive sus valores lo mejor que puede, dadas las circunstancias en que se encuen- tra, entonces Ja vida suele experimentarse como bastante buena. Pero antes de que esta agenda puc- da ponerse en practica con decisiGn, el clieute debe hacer suficiente espacio psicol6gico a su mas pro- fundo temor: que no importa qué haga, ni cudntas veces lo intente, el hecho es que no tendré éxito. Su miedo de que, al final, continuaré hundiéndose més y més profundamente en no importa qué os- curidad lo amenace. El terapeuta ACT entra en el contexto de la des- esperanza creativa con estas asunciones compren- didas por la experiencia que le habré dado la vida como ser humano que es: su propio suftimiento, str propia lucha con sus reacciones privadas, sus mie- dos, No es ajeno a la lucha que mantiene el cliente. 2. CLARIFICANDO EL PLAN QUE EL CLIENTE TRAE A CONSULTA PARA SOLUCIONAR EL PROBLEMA ‘Los clientes Hegan a terapia con un «proble- ma», el cual han construido en la forma en que la cultura los ha ensefiado a construirlo: demasiados «analog» pensamientos y emociones y/o muy po- cos «buenos». Los clientes también vienen a con- sulta con una «solucién», Ia cual implica extracr de alguna manera Jo malo y reemplazarlo por lo bueno. Esa «manera» ¢s lo que buscan en la tera- pia. Existe un patrén de interaccién con los aspec- tos negativos de la existencia, y este patron esté completamente prefijado por las asunciones dis- cutidas, es decir, el cliente «tiene razén en lo que hace, en lo que demanda de acuerdo con el plan culturalmente establecido. La cuestién radical es, jle ha funcionado? ¢le funciona? 24, 2Qué necesita cambiar del plan que trae? Como se apunté en el capitulo anterior, Ia ACT asume que los clientes desean, esperan y suefian con vidas més ricas y amplias. A yeces, los clien- tes se presentarén con problemas de este ti den a la consulta diciendo directamente que q ren una relacién mejor con sus hijos, un trabajo ‘més gratificante o una mayor intimidad con sus parejas. Ya que el plan vital de qué hacer para «csentirse bien»? esta tan embebido en la cultura, ocurre que aun cuando estas metas estén claras, el proceso para conseguirlas implica actuaciones para el control esnocional y el control cognitivo. Las relaciones que el cliente vive a menudo se descri- birdn en términos como éstos: ~ — Cliente 1:.Me siento tan incémodo cuando me acerco a mis hijos. Ahora mismo estoy peosando que no sé qué decirles.cuando estoy con ellos. — Cliente 2: Si tan s6lo sintiera mds confian- zaenmi misma, dejarfa mi trabajo y volve- ria a estudiar, pero cada vez que pienso en ‘ello termino empapada en sudor. No estoy segura de que pudiera perseverar por ese camino... he empezado tantas cosas sin aca- bar ninguna... — Cliente 3: Me siento tan mal conmigo mis- ma, Cada vez que permito que mi marido se me acerque VuelVo a pensar en la viola- cién. Me siento tan sucia. Sé que lo que deberta hacer es olvidar lo ocurrido y se guir adelante. © Béiciones Pirkside at En todos estos ejemplos, el cliente identifica los resultados que quiere y también el proceso por ef cual puede Hegar a conseguirios. En el primer clicn- te, si pudiera sentirse menos incémodo, menos an- sioso y tener claro qué decir a sus hijos... el pro- blema es que cuando considera honestamente hablar ‘con sus hijos, emergen pensamientos de fracaso y dudas sobre si mismo. Si estos pensamientos son absolutamente inaceptables para él, deberé dar mar- cha atrés. En el caso del cliente 2, siempre que ofea tun catélogo de colegios mayores o un programa de cursos Se siente imundada por un sudor frfo. Si esa sensaci6n es completamente inaceptable, tendré que tirar el catlogo a la papelera y decirse a sf misma que lo haré més adelante. En el mimero 3, si esta cliente permite una mayor intimidad con su mari- do, emergen pensamientos sobre la violacién. Si estos pensamientos son absolutamente insoportables, tendré que darse la vuelta en Ja cama y buscar la excusa de que le duele la cabeza. Todas elias son trampas, artimaiias, y nuestros clientes pueden sen- tirlo asi. La Gnica cosa peor que la trampa misma es Ja sensacién de que todo esfuerzo por liberarse de esa trampa est condenado al fracaso, que es un esfuerzo desesperado. ‘Algunas veces los clientes han Iuchado con sus barreras cognitivas y emocionales durante tanto tiempo que han perdido de vista cnén aaplio era su plan para sus vidas (esto es, han perdido de vista el cuidado de las plantas de su jardin en tanto que sélo «da planta que no le gusta ha sido la que he embe- bido su existencia). Por ejemplo, los tres clientes antes mencionados tienen cosas que les gustaria hhacer, 4reas de sus vidas en las que les gustaria se- guir avanzando. En.ocasiones los clientes nos He- gan tan inmersos en sus dificaltades (concebidas convencionalmente) que no son conscientes de otro plan que no sea la remisién del sintoma: (autoconfianza, ‘optimismio), entonces seré capaz de vivir mi vida ‘con mayor plenitud! Es este planteamiento sentir- te bien-para vivir bien lo que en ACT considera- ‘mos desesperado. Usamos una variedad de metéforas para dar a conocer los puntos centrales de la perspectiva ACT respecto al valor de Ia desesperanza. La metéfora del granjero y el asno es una de ellas. estaba caminiindo por in prédo; pisd sobre. unas tablas que éstabaii én el swélo,. se ‘pieron y el asno cay6 al fondo dé in po: abandonddo: Atrapado.én el forido: del poi elaino comenz6 a rebuthar mixy alto: Casual- ineniz, el granjero oyé los rebutnos y se gi6.al prado para ver qué pasaba Pe cho cuando encontré al asno allt al ashd era excesivamente' viejo y ya'no podta realizar ningtn trabajo én la granja. Por-otro: lado; el pozo se.habja‘secado hacta’ muchos, hos Y, por tanto, iampoco tenia iutilidad al: gina. EL granjero decidié que simplemente enterraria al viejo asrio en el fondo del pozo. ‘Una vez tomada esta decision, se dirigié a'sus vecinos para pediries que vinieran’al prado con sus palas: Cuando empezaron’a. palear* tieria encima del dsno, éste se: nds inguiéto de lo que ya, estaba. No-séle estal atrapado, sino que, ddeinds; 10 estaban * prando eni el mismo agujero que le habia atra-* pado. Al estremecerse en Ildnto, Se sacudié ¥ 1a.tlerra cayé de su lomo dé miodo qué empé: 20 a cubrir'sus patas. Entonces, el. dino le- vant6 sus cascos, los agit, y cuando los vol vid w poner sobre él siielo, estaban un poguito mds altos de'lo gite hablan estado ioinentos antes. Los vecinos echaron tierra, tierra y mds. “terra, y cada ver queé'vnid palada dala sobre: los lomos del.asno, éste se. ‘estreniecta; sack dia'y pisoteaba.. Para sorpresa de todos; a: tes de que el dia hubiese' acabaido; el asno apisondla'tiltima palada de tieria'y salig. agujero a disfrutar del tiltimo respldndor del: sol. (An6nimo.)' ..“. 2a Cuando nuestros clientes Hegan a la terapia, a memudo sienten como si Ilevaran el peso de sus pro- blemas sobre sus espaldas. Si tan s6lo pudieran des- embarazarse d8fpéso de esos problemas, podrian seguir con sus vidas. En ocasiones, al narrarles la historia del asno y el granjero, les decimos: ‘Terareura: Me pregunto si no siente usted que los problemas de su. vida lo estén enterrando lite- © Biiciones Pirdanide Desesperanza creativa / 127 ralmente. ;¥ si hubiera alguna forma en la que usted, como el asno de la historia, pudicra encon- trar la manera de pisotear sus dificultades? Si hu- biera un modo por el cual las mismas cosas que ahora parecen estar amenazando su existencia pu- Gieran en realidad usarse para elevarle, :podria entonces aleanzar esa vida que tanto anhela? Me gustaria hacerle notar que en esta historia el asno no podria haber salido del pozo de no ser por la misma tierra que amenazaba con enterrarlo. Cusnte: ;¥ cémo puedo pisotear mis pro- blemas? 2.2. Fijacién funcional y «el problema» Los clientes suelen tener una respuesta muy preparada para los problemas que traen a la tera- pia, Desde un punto de vista técnico, se puede decir que varios estados cognitivos y emociona- les Negan a tener un rango muy estrecho de fan ciones psicolégicas. Este es algo semejante alo que se ha denominado fijacién funcional en Ja li- teratura psicol6gica de orientacién cognitiva. Lle- gamos a quedar anclados en ciertas formas de in- teractuar con Ios eventos y esta fijacién pede estrechar notablemente nuestro rango de respues- tas. En algunos casos podemos ser incapaces de resolver un problema si la solucién requiere que usemos e] mismo objeto de una forma inusual (por ejemplo, usar un ladrillo como un utensilio de medida) (Solso, 1979). Langor (1989, p. 23) nos properciona un ejercicio que ilustra las vias por las que nociones preconcebidas sobre las cosas pueden hacer mella en nuestras reacciones. Esta autora sugiere el siguiente experimento: ‘Experiniento de la’saliva 3 Humedétea se bocaton saliva: la card ocul: ta de'los dientés, Langor sefiala que, puesto que todos aprende- mos de nifios que escupir es algo repugnante, ese 428 / Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) experimento nos parece repelente. De forma si- milar, desde edad muy temprana aprendemos que ciertas ideas, emociones y sensaciones son ma- las y deben ser evitadas. ¥ ast las evitamos, aun cuando en ciertas ocasiones las consecuencias puedan ser graves. En ACT intentamos alterar respuestas altamente estereotipadas ante pensa- mientos, emociones y estados corporales valo- rados negativamente. Empezamos este proceso con el problema mis- mo que nos presentan —y atin peor, con el miedo profundamente enraizado de que ese problema sea permanente. No importa si el problema que el cliente trae es antiguo o nuevo, empezamos a tra- bajar asumiendo que sea lo que sea que traigan a terapia puede proporcionar un cimiento sobre el que construir una vida plena de sentido. La histo- ria del asno se cuenta con Ia intencién de desesta- bilizar una cdrriente o tendencia de conducta tipi- ca 0 en curso en el cliente. Sabemos, gracias a la investigacién psicolégica, que cuando una corriente de conducta se rompe o altera, se genera variabili- dad. Si el repertorio que el cliente trae con toda su fuerza hubiera sido efectivo, no estaria aqui bus- cando tratamiento, Si un cliente pregunta: 2¥ cémo puedo yo pisotear mis problemas?, le pregunta- mos si acaso no le han dado montones de consejos en el pasado y si esos consejos le han ayudado a argo plazo. Les decimos a nuestros clientes que las soluciones en esta terapia se encontrarén en su experiencia, no en las palabra’ que se puedan de- cir sobre su experiencia: ‘Cure: 2 e6mo puedo yo pisotear mis pro- blemas? ‘Terarsuta: Ya le han dado muchos consejos en su vida, cy le han ayudado ¢sos consejos a Ia larga? CLanre: Bueno, claro, a Ia larga, no me ha servidé de mucho... ‘TerareutA: Y entonces ipor qué le ayudarta lo que yo Ie pudiera decir’... Realmente, en este trabajo, las soluciones se encontrar en su expe- riencia, no en lo que hablemos de la experiencia de otros, o las palabras que digamos sobre los pro- blemas. Es su experiencia lo més importante para ‘guiar sus pasos. Una metéfora central en ACT para situar Ia ex- periencia o sentimiento de la desesperanza creati- va es Ia metéfora del hombre en el hoyo. Ante este ejemplo, que se presenta de muchas formas (véase anexo 2), los clientes pueden mos. war un Sentimiento de desesperanza considerable en tanto que se ven cavando, es decir, que legan a apreciar la estrategia equivocada en la que pue~ dan haber gastado —algunos— una buena parte de su vida. Darse cuenta de que la estrategia en la que tienen fe no ha fancionado realmente y no fan- cionard (hace siempre los hoyos més grandes) y darse cuenta de qué no saben hacer otra cosa que cavar genera un sentimiento de profunda desespe- anza al que el terapeuta ha de prestar mucha aten- i6a porque en s{ mismo contiene el gran vslor por el que el cliente esté en terapia. Por ejempto, un cliente reacciona como sigue: ‘Crews: Entonces...no tengo solucién... (Zlo- rando 0 abrumado.) ‘Tenarsuta: No, no es usted quien no tiene so- Iucién, es la estrategia lo que no funciona, la que no tiene solucién. (Cusnre: Pero, no sé acer otra cosa. No pue- o soportar estar en el hoyo... ‘Terarevta: Y, digame, cavar, hacer cualquier ‘00sa para no estar en ese hoyo, para no ver la an- gustia, sus recuerdos, su profundo malestar..., 2dénde Ie ha Hevado?, ile ha sacado del hoyo 0 ‘ha hecho el hoyo més grande? Cums (abrumado, lorando): Estoy deptimi- do, confuso, desorientado. ‘TeRarev7A: Eso es bucao aqui, sea lo que sea, esa confusién, esos sentimientos contienea mu- ‘cho de valor, es lo que le hace cavar. Curae: No s&, {qué voy a hacer?, ‘TeraPeura: De momento podemos ver qué es Jo que contienen de valor e50s sentimientos que Je bacen cavar, podemos ver qué ha hecho para salir del .eémo ha fancionado... Otro cliente puéde reaccionar como sigue: CCusmrs: Es en el hoyo donde seguramente © etciooee Pctmige Desesperanza creative / 129 ‘Tenareura: Es una opcién cavar en el hoyo y 8 otra estar en el hoyo, Cunere: Es igual, seguramente ése es mi si- tio, el hoyo, levo tanto tiempo abf cavando o sin cavar... ‘Terarcuta: Me gustaria preguntarte cémo te sientes al decir esto... Me progunto si esto que ‘me estis diciendo aqui y ahora, lo que estés ia tendo aqut y ahora, se parece a lo que sientes y dices en otros momentos de tu vida... dime qué hay. Cuvrs (sollozando}: En parte sf... quizé eso € lo que quiero, es que soy asf, soy perezoso, no soy inteligente.. ‘Terareura: Dime qué més viene ahora, lo que sientes... ‘Cumnre: Un profundo vacfo, como otras ve- ‘ces; no tengo arteglo, tengo miedo... (Horando, cabizbajo, sin fuerzas.. rendido...) Texarsura: Y dime donde te ha Nevado esto que estis haciendo ahora, esto que es tan familiar Para ti... Curpirs: A nada, a peor, es horrible, no sé qué voy a hacer... ‘TeRaPUETA: ZY si este profundo vacio, ese miedo que sientes, esas cosas que to dices... y_sien ellas esté el valor de lo que te importa, y Si estos sentimientos se quedan contigo para siempre? Cure (cabizbajo, Horando): No puedo, no tengo dénde agarrarme... ‘Tenarevra: Dime qué te gustarfa hacer ahora mismo. (Cumvns: Satit cortiendo, ir a casa y... ‘Terareuta: ¥ es0.es lo que haces ea otras 0ca- siones, zverdad? ‘Cuiewre (Wlarando} St, no tengo arreglo, ,emo Voy & acabar con esto, dénde voy a encontrar la solucién? ‘Tenarevra: Bien, como el asno en el pozo, n0 ‘queria Ja tierra que le cafa eacima pero resultaba bien: Por lo que veo este miedo te machaca, salir ‘corriendo para acabar con ello, con esos sentimien- tos, es algo familiar. Bien, zy silo que més temes es tu gran aliado para salir del pozo, como le ocu- s2i6 al asno? ‘Tanto la metéfora del asno en el pozo como la del hombre en el hoyo plantean Ja posibilidad de ue el mayor temor del cliente pueda ser en reali-

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