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Haciendo mas espacio para la aceptacion y afianzando la practica del compromiso 10 con los valores «.. Sea cual fuere tu experiencia del pasado, controlas tu direc- cién hacia el foturo,. Jean Paul Sartre tn. Saludar To que nos quede de vide como un maravilloso rega- Jo diacio... Cada dia, cada momento, somos como pequeiios extrate rrestes.. que aterrizasen en nuestro desconocido planeta y alos que ‘se concediera un tiempo desconocido de vida —mimutos, horas, dias, semanas, meses, para descubrir su belleza y el gozo de compartir la existoncia..» ‘Objetivos para las sesiones centradas en la deteccién de barreras y afianzamiento en Ios valores 1. Afianzar la préctica en detectar barreras y actuar eligiendo. 2. Reesclarecimiento de lo que importa en la vida. 3. Detectar tas barreras que surgen ante las re- cafdas, estar presente, elegir y actuar en la irecciGn elegida. 4. Normalizar las barreras y los efectos pri- vados de la historia y disminuir la frecuen- ia de lag sesiones: aie 1. Metéforas para ejemplificar el costo. 2. Bjercicios para detectar barreras, el valor de éstas y la eleccién de recorricios valiosos. © Esiciones Pirimige ‘Ramén Bayés 1. LA PRACTICA DE LA ACEPTACION Y LA DETECCION DE BARRERAS PSICOLOGICAS: EL CONTENIDO VERBAL Y LA FUSION COGNITIVA En los capitalos precedentes, y especialmente en el anterior, hemos trabajado diferentes formas de actuacién con el fin de alterar la literalidad que promueven las caracteristicas del lenguaje ¥ que de un modo u otro confluyen en la fusién ‘cognitiva y Ia evitacién experiencial, que en nues- tos clientes ha Hegado a ser muy limitante. A los contenidos ya sefialados a lo largo de este texto, afiadimos en el presente una serie de contenidos psicoldgicos tipicos en el tratamiento ACT y que clientes y terapeutas encuentran problemiticos en buena medida. La mayor parte de estos conteni- dos ya habré sido contemplada de un modo u otro durante el curso de sesiones precedentes. No obs- 236 / Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) tante, es frecuente su reemergencia en diferentes ‘momentos durante el curso del tratamiento y an- tes de que el cliente retome el control de sus pa- sos. Entre los contenidos a los que con frecuencia al cliente queda fusionado se puede sefialar: estar en lo correcto, no estar totalmente abierto y asf no acabar de estar bien, tener miedo a fracesar y al futuro, dificultades en elegir y sentirse obligado, no reconocerse y otros. Bstos contenidos del yo son tratados desde una perspectiva ACT como barreras que se interponen entre el cliente y lo que 41 quiere para su vida, Intentamos que nuestros clientes detecten si son barreras o no, y el coste/ beneficio que supone para ellos actuar segiin las barreras, y también, el coste/beneficio de elegir estar abierto a tener las barreras haciendo lo que les importa para su vida. Se trata de fomentar la practica copiosa en desliteralizacién y en fomen- tar el yo como contexto de cualesquiera conteni- dos psicolégicos que, en cada circunstancia, se ‘actualizan segéin la historia personal, Uno de los contenidos psicolégicos por el que casi ineludible- mente pasan nuestros clientes —y los terapeutas- es la sensacién de haber vuelto al principio, de ir marcha atrés, Se trata del inevitable contacto con Ja funci6n verbal de haber vuelto al patron de evi- tacién Simitante. La experiencia privada que si- gue a una recada es vivida negativamente por los clientes. Esta reaccién privada se trata en la se- sién clfnica como algo muy valioso en el curso de Ja terapia, en el curso del crecimiento de la «planta terapéutican (véase metéfora del jardin en p. 113). Nuestros clientes han de aprender que Ie terapia no les exime de esos efectos «de por vida», que la terapia no es una garantia de por vida, sino que es una buena vacuna y que parte de esa vacuna es aprender a reaccionar a lo que se sientay se piensa ‘ante un fracaso, aceptando esas reacciones pri- vadas que el hecho de recaer pone sobre la mesa. Decimos al cliente que ¢s una swerte que las ba~ rreras aparezcan cuanto antes, Ya que nos permiten notar el valor que tiene la historia aunque uno quie~ ra desembarazarse de ella. Preguntamos: ,Cusles son los niimeros? Los ntimeros siempre estan ahf cuando se dan las condiciones para ello y hay mu- chas circunstancias que los hacen presentes. Por otro lado, es una stierte que surjan las difi- cultades pronto, ya que as{ tenemos Ia oportuni- dad, desde muy temprano, de comenzar a trabajar para «apuntalar la estructura 0 casa vieja» (dicho de otro modo, los contenidos psicol6gicos y las reacciones a ellos que conforman el patron des- tcuctivo de evitacién). 2. BARRERAS PSICOLOGICAS TIPICAS DURANTE LA TERAPIA Los contenidés psicolégicos que surgen a tra- ‘vés del proceso de la terapia son numerosos. En os cepttulos previos hemos incorporado parte de esas barreras. Ahora enfocaremos algunos de otro ‘modo y expondremos algunas de las barreras que tfpicamente conciemnen a una fase en Ja terapia en Ja que el cliente ya leva parte del camino andado, comienza a sentirse bien y tiene miedo a volver, atrés, Entre las barreras que en este wltimo capitu- lo trabajaremos estén las siguientes: estar contro- Jado por el resultado, no estar totalmente abierto a los eventos privados y su coste, no acabar de estar bien, tener raz6n y estar en lo correcto, tener mie~ do a fracasar, a recaer, y no reconocerse, objeti vos no ligados a valores, y normalizando el ma- lestar. 24. El proceso y el resultado La mayorfa de los clientes esté orientada al re- sultado inmediato de su comportamiento, al me- nos en el Ambito de conseguir sentirse bien répi- damente. Por ejemplo, buscan hacerlo bien en cada paso que dan, buscan el resultado pos sin demora. Cuando el resultado no aparece répi- damente o no consiguen sentirse bien répidamen- te, se deprimen avin més y entran en el ciclo de relaciones sentirse mal-deprimirse-sentirse peor- actuar més depresivamente-sentirse atin peor, y asf sucesivamente. Un ciclo que los clientes co- nocen bien, Sin embargo, el trabajo en este Sm- bito supone generar las condiciones para que el cliente aprenda que tomar una direccién valiosa no significa que en cada momento se vean los © Ediciones Pete ‘Haciendo mas espacio para la aceplacion y aftanzando la préctica del compromiso con los valores | 237 resultados que uno desea, sino que una direcci6n valiosa incluye circunstancias de todo tipo que sitéan a la persona en momentos muy bésicos, en Jos que se revaloriza seguir por el recortido ele- Sido o bien dejarlo. Las metaforas de los huertos (explicadas en capitulo 7; véase en p. 176), asi como las metéforas de los viajes, se ajustan a lo que queremos sefialer. ‘La metéfora del viaje Decimos a las clientes que tomar una di- reccién es como elegir hacer un viaje. Lo ha- cemos con razones pero no por razones es. ecificas cada instante... Muchos momentos del viaje ‘no resulta placenteros; ¢ inclicso podemos estar perdidos. Sin embargo; con tinuamos en el viaje porque hacerlo tiene valor para nosotros, aunque en algunos mo- mentos tengamos que manienernos fieles al viaje cuando el cantino tiene giros inespera- dos (algo puede sentarnos mal, podemos per- der una maleta, el coche puede estropear- Se). (La metdfora de la montafia se‘ retoma agut.) Imagine que su direccién a la cima de la montafia tiene subidas, bajadas, recove- cos, lugares oscuros, hiimedos, camirios He~ nos de zarzas que pinchan y con hierbas al: tas que no dejan'ver. A veces, cuando el camino tiene bajadas, nos parecerd que va- mos bajando. Cuando nos encoiiirémos'en lugares sombrios, sin luz, no veremos claro dénde estamos y dénde vamos. Pero un'éb- servador desde otta montafia con inos pris: midticos vera ala gente ir hacia arriba, dun= que ellos en el.sitio espectfico. en. que se! encuentran veaii que éstdn bajando. A vecé: habré que seguir el recorrido con fe, delidad a los de falta‘de cidn vaio: relacionamos perienciti eri ov0s' momentos (1 Para seguir caminando), esa sensi confusion es miéva'y eité’ sefialani brifjula, hacia t6 gue imporza © Béiclones Fictmide Utilizamos numerosos ejemplos con los clien- tes para sefialar que cuando tomamos una direc- cién hemos de pasar por muchos momentos en los que nuestro sistema verbal nos dird «te estés equi- Vocando», «éste no era el trato, no tenfas que sen- tirte mal, sino bien», «abandonan. Al elegit una direccién, se elige pasar por ..' Usted aécede, aunque fio estd muy co ““Pone'el Cattel y comienzan a legar invita Clialquiera piiede entrar, ya pie esid el cartel «Bienvenidos todos». Antes de gue ‘puede ted disfrutar de su fiésta; objerva'a tun invita, do ‘grosero,, sucio, maloliente y rhaleducado, | Inmiediatamente; se dlerta y'va hacia’él para ‘echarle, pero no puede hacerld (estd el cdrtel de «Bienvenidos todos» e inmediatamente vol- verta a’entrar). No encwientra vira opcién que ir detrds del invitatlo grosato para. conseguir ‘que no moleste.a otros invitados. {Qué hacer para que no moleste? Se le ocuirre: que puede ericerrarlo en lina habitacién, pero. entonces tiene’ que. estar pendiense de que no°salga. Fi. “nalnent ne queda. mis:opei Curmre: Una pens. No esté en la fiesta, ext prisionero de exe groseco. “Tanansuta: Cito, y qué puede hacer que no sea echario, pues ya sabe que estéel cartel «Bien vyenidos todos»? © Ediciones Pirtmide Haciando més espacio para la aceptacién y affanzando la prictica det compromiso con les valores | 239 Cusnre: Pues, no s6, tendré que acostumbras- ‘¢ aestar con él, a pasar de él, de lo que haga. ‘Tsrarzvra: Esa es otra opcin: estar en la fiesta, viendo o teniendo al lado al invitado grosero. Lo contrario es perderse la fiesta de ou vida. ¢Se pa- rece esto a lo que le pasa 2 usted cuando apare- con en sa vida diaria...? (indique los contenidos Psicoldgicos que perturben al cliente). Cuente: Si. TeRareUTA: Ahora puede clegir: ser el guar- didn de eso, mejor su prisionero, y no estar en la fiesta o estar en la fiesta de su vida y dat la bien- venida a los invitados groseros que entren. ,Qué lige? - Las laves que abren puertas Estar abierto a tener los pensamientos y sensa- ciones que més se temen sin limites tiene sus ven- tajas en tanto que permite hacer los recorridos vi- tales que uno quiera hacer, incluidos 10s que elija hacer aunque sean obligaciones. La metdfora de Jos eventos privados temidos como Maves que si ven para abrir puertas ejemplifica el coste del con- wol y Ja ventaja de la aceptacién, La siguiente metéfora es una muestra de lo que decimos. La metfora de las layes. - Ser iuna inala personas, y ast sucei : Le preguntamoi, entoncés, aves te tin iden ir a donde quiere ir: «Té las puédes. meter en el Bolsillo de m pantalép.: Quizd si antes no las has lWevado nunca contigo, pue-, de que las notes al principio, pero finalnien-” te, iqué ocurre?.. parece qite formar ba de ti y ni las notas, pero to clérta es. qué Hevas. ¥ son muy tiles. Dime para ven las' Haves, aurigue @ veces resiulten mo- lestas.en el pantaldn y na ie varlas (es0 de «nome gusta lieviirlas. abuliat.5 50 €8 otra lave): Dinie para gité siven::'sirver Para abrir puertas y entrar en sitios'y. hi 1o que te importa en talés sitios: 3Y teas que todas esas cosas giv sientes Sas son Haves y qué, Como las Waves; ti un graii Valor aunque fio #2 gusten? ZY 5 € tas llaves tainbién te. sirven! pard abrir pue tas que han estado cerradas tnucho’ temp quizd toda la’ vida? zY si hacer uso’ dé esas. sensaciones, levarlas contigo, én vet chazarlas, tambign te abre pitértas? Lievar: las corio se Uevan las. Haves; sin peléar ellas. Al priticipio'de mizstro trabajo no* ras llevar ninguna lave y'no abré Puerta‘de las que quertas. Alora lléva: algunas llaves pero parece ie no’ éstds puesto a llevar todas las’ que tends: ¢Cudnio podrias: ganar’ st'dejaras lective’ con’ las Nave Siguen varios ejercicios y metéforas para prac- ticar la aceptacién de los eventos privados, como barreras. 240 | Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) Rjercicio de fisicalizar barveras (por ejemplo, «no puedo hacerlo, tengo miedo, lo dejo, abandono») En un momento en el que el cliente esta luchan- do con el pensamiento «io puedo hacerlo, no sir- vo, voy a fallar, tengo miedo, mejor lo dejo...» (y cualquier contenido que actée como basrera), el terapeuta invita al cliente a ponerse de pie y se coloca frente a él, pidiéndole que elija un lugar donde ir en Ia habitacién, como si ese lugar fuera tuna direccién en la que esté lo que le importa (su- pOngase que es la puerta de la habitacin). Enton- ces, le pide permiso para ponerle las manos sobre os hombros y le dice: «Soy yo tu pensamiento y tus sensaciones y te digo que no puedes, no sir- ves, jamés vas a poder Ievat eso, es enorme, fuer- te, tendrés miedo, déjalo». Invitamos al cliente a iren direccién a lo que quiere y, cuando se mueve hacia alli, le bloqueamos, ya que estamos dolante de él y empujamos con fuerza de modo que el clien- te se pare. Le decimos: «:Dénde vas?, aqui estoy para pararte. No te gusto ,verdad?, pero aqui es- toy y no puedes deshacerte de mf; no es ésa tu experiencia?... Entonces, ;qué puedes hacer con-, migo?, estoy frente a ti, soy grande y puedo po- nerme mucho més feo que ahora; si empujas lu- charé y no te dejaré pasar, pero si te quedas quieto 0 vas por otro sitio, te dejaré libre y no te molesta- 16», Precttentemente, los clientes se paran, no pue- den seguir, estén en su papel de «atrapados» por las barreras. Les decimos: «Recuerda que los pen- samientos no tienen pies, no dan pasos, no llevan €l Volante de tu autobiis, ellos no tiegan tu jardin, s6lo aconsejan, critican, analizan, alientan (incor- pore aqui el contenido ajustado al cliente)». Le preguntamos entonces:. «{Qué puedes ‘hacer con- migo?». Si el cliente responde que puede quitar me de ahf a patadas (o similar), le preguntamos por su experiencia intentando eliminar, quitar de su vida fo que Ie duele... «;Cuél es tu experien- cia?, ino es cierto que te desvias de tu camino y que vuelvo a estar delante de ti en poco tiempé?, {qué puedes hacer conmigo si quieres ir hacia alls? {Gefialando al lugar en el que esté lo que le impor- ta, en este caso la puerta de la habitacién (pau- sa)», Si no responde, le decimos: «Puedes coger- me y ponerme a tu lado y seguir fiel al camino que te importa, conmigo al lado diciéndote todo To que se me ocurra. No tiene que gustarte, sélo tienes que Hevarme a tw Jado, junto a ti. De ese modo, no hay problema, puedes caminar hacia donde quieras. Pero si intentas echarme, le deci mos, por tu experiencia sabes que me haré mds fuerte, me pondré frente a ti y no podrés caminar hacia alli», Terapeuta y cliente practican estos movimientos de tal modo que el cliente se vea obligado a coger fisicamente al terapeuta, situarle ast lado y caminar hacia donde ha elegido (por ‘ejemplo, la puerta). Si en otro momento surgen contenidos-barreras, répidamente el terapeuta camn- bia su posici6n y se sitta frente al cliente de modo que éste tenga nuevamente que situarlo a un lado y seguir con lo que fuera importante: regar las plan- tas de su jardin (si conect6 con la metéfora del jar- din), en vez de «fundirse> con su foco de malestar y asi dejarse llevar por el malestar, Le decimos: ‘ En tales condiciones, el terapeuta le pre- gunta si esa sensacién de tristeza, de impo- tencia, si esos pensamientos de «no puedo», ‘no soy capaz» son familiares para el clien- 4e, si han ocurrido otras veces, cudndo recuer- da que ocurrieron de forma insistente, desde cudndo los recuerda acompaitdndole. Se le pregunta por las cosas que ha dejado de ha cér en su vida al aparecer ese coriténido «rio ‘puedo, no soy capaz de...»; ke le plantea cémo ‘hubiera sido su vida si esos’ pensiamientos no hubieran aparecido, qié estarta haciendo en la detuatidad... El terapeitta sugiere al clién- « te si no le da la impresiéni de que esos perisa: mientos fueran como’ algo que siempre’ estd. rondando y que iuno ito: quisiera, si rio le la sensacion dé qite es Como una caja que i sabeios qué tiene’ dentro'y que con frecuen: 242 / Terapia de aceptacién y compromiso (ACT) cia anda por medio, como'un objeto que. uno no quiere tener en casa pero que forma parte de ella, que siempre anda por medio pero que no le hemos dado un sitio. zQué podria’ ha- cerse si no podemos tirar ese objeto y siem: pre anda por medio porque no'tiene itn sitio? Una opcién es dejar que siempre ande por medio. Otra opcidn es buscar un sitio en la casa de manera que si lo encontramos por aki, simplemente lo coloquemos en su sitio y se~ guimos nuestro camino. Entonces, el terapeuta. pensamientos limitantes de «no puedo», «no soy capaze? Detrds, o al lado; de esas afir- ‘maciones que tanto le dueleni y que tinto le paralizan ha de haber algo, algo de mucho valor. que estd unido a esos pensamientos. Esas afirmaciones encierran algo poderoso, Ya que de otro modo serian irrelevantes. ¥ si mira- mos qué encierra ese «jNo; por aht definiti- vamente nol», y si nos detenemos en ello y de una vez por todas miramos las caracteristi= cas de ese «no y de lo que encierra» para si- tuarlo en un buen lugar, como lo harfamos con un objeto que no tiene sitio y siempre esta por abt. El terapeuta invita al cliente a hacer un ejerci- cio para estar abjerto, justamente en ese preciso momento, a los contenidos psicoldgicos que ac- tan como barreras, como un guardian en la puer- ia que dice «no puedes ir ahi, no puedes hacer eso». Le decimos entonces que ése es el peldafio o el paso que ahora importa y que esté al servicio de hacer crecer Ia planta terapéutica que servird para poder cuidar las otras plantas de su jardin». Lo contrario ya lo conoce por experiencia. No es una obligacién «pasar el ttinel». Pero sf lo es si elige Hegar al otro lado. Definitivamente, le pregunta- mos: «;Vamos a por el pensamiento "no quiero”, como guardisin de otros contenidos, y vamos a por Jo que venga después?». Venga lo que venga, le decimos, estaremos aqui juntos, serén pensamien- tos, sensaciones que ocurren aqut y ahora, y las trataremos como hay que tratatlas. Las trataremos ‘como algo a contemplar, como lo que hacemos con tun cuadro, 0 lo que hacemos con nuestra miisica favorita 0 con cualquier misica, pelfcula 0 con- versacién ajena que podemos escuchar y que aun- que nos guste 0 no, simplemente no entramos en ella. Le decimos: «Vamos 2 practicar Ia accién de contemplar y de escuchar esos pensamientos, al igual que ahora mismo ambos podemos contem- plar este cuadro» (véanse ejercicios de contemplar desde dos pasos hacia atrds, pp. 183 y 225). El te- rapeuta inicia, con el permiso del cliente, un ejer- cicio de exposiciGn (afiadiendo componentes de fi- sicalizaci6n de la barrera, véase p. 224). El terapeuta pide al cliente que se ponga en una posicién c6moda, que cierre los ojos y se centre cada vez més en su experiencia privada. que se percate de los ruidos y Ia voz del terapeuta. Des- pués, se conduce el ejercicio hacia la experiencia del yo-contexto y desde ella a apreciar cualquier contenido psicolégico (pensamientos, sensacio- nes, emociones, etc.) que ocurra. Se le pide que contemple cadz contenido psicolégico que ocurra como si fuera un cuadro (se utiliza el mecanismo simabélico que sea més apropiado a cada cliente. Por ejemplo, que lo ponga en los carteles que lle- van los soldaditos de la cabalgata, o que lo sitée en Ja pantalla del ordenador, 0 que lo sitte frente a 61 como si fuera una pelfcula, o que lo vea como fichas del tablero, 0 que lo contemple como los mensajes que Ie dan los pasajeros del autobtis, que los escuche como si fueran a radio, etc.), Luego el terapeuta introduce las palabras que traigan ala habitaci6n fas funciones verbales del evento que acta como barrera. Por ejemplo: ‘Tenavev7a: ¥ ahora, quiero que piense en ese ‘momento que no quiere recordar y que de un modo otro siempre anda por ahf, Ese momento cua do su marido le obligé a hacer aquello que usted no queria. Quiero que note los pensamientos que le vienen ahora al rememorar aquello. Est6 usted agui. No est pasando, Deje a sus pensamientos fluir. No pare ninguno, abra la puerta de su cora- 26n y deje salir todas las imsigenes, las palabras de aquella noche (pausa). Déjelas salir (pausa). ‘Ahora tome esos pensamientos y esas imsgenes © Béicoaes Piskmise

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