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Espacios del Saber ‘Utkimos tculos publicados 26, Paul Vitilo, El procedimientsileci. 27. Miche! Onfray, Cinismas. 28, Alsin Finkilkeaut, Un ove viene del tra oil 29, Slavoj Zitek, Las medstass del gee 530, Ignacio Lewkowice, Suess argentinas. Cacerlazo y subjeividad posetaal, 31, Ricardo Forster, Critica y supe 32. David Oubia, Jean-Luc Godard: el pensamiento del cine 33. Federico Monjeau, La invenién sia. 34, Paolo Virno, El recuerdo del presente 35. Antonio Negri y otros, Didlog sabre la glabaizain, lo multrud yb experiencia argentina. 36. Martin Jay, Camps de fuerza 37. Samir Amin, Mas alé del expitaliom snl. 38, Paolo Vien, Palabras con palabras 39. Antonio Negri, Jo, le fuerza del exclave 40. Ignacio Lewkowice, Par in Ezado 41, Michael Harde, Giles Deleuze. Un aprendzse flsfc 42. Slavoj Zitek, Vilenciaem acta, Conference em Buenos Aire 43. M. Plockin y E Neiburg, Imtelecuaes y expertos La conttucion el conscimient ail en lt Argentina 44, Paul Ricoeur, Sabre la eraduccén 45, Eduardo Griner, La cou pte oe accho de lo Rea 46, Slavoj Zid, El titerey el enano 497. E, Cars y D, Mafia, Dispuedar de seme pora una nueva plc. 48. P Furbank, Un placer inconfsabl 49. D. Wechsler y ¥. Aznar (comps), La memoria compartida. Espa fiay la Argentina en la consracién de wn magineio cultura 50. German Gara, El psaandliss y bs debates curate. 51. A. Giunta yL. Malosetei Coss Arte de pasgurra. Jorge Romero Brest y la revista “Ver y Extinar™ 52. Leonor Arfuch (comp), Pensar ete tiempo 53, Antonio Negri y Giuseppe Cocco, Global. Biopoder y ucbas en tuna Arica latina plobalisada. $4. Joan Copjec, Elsexoy a entanasis de la racin. 55. W.Bongersy'T; Olbrich comps), tera, culewa, enfermedad Wolfgang Bongers y Tanja Olbrich (comps.) * Thomas Anz * Kathya Araujo * Diego Armus Jochen Horisch * Christa Karpenstein-E8bach * Daniel Link * Sylvia Satta Wolfgang Schitfiner * Ulfried Reichardt Literatura, cultura, enfermedad PAIDOS Buenos Altes - Barcelona - México Wary Bengrs “Chron urate /Wogeg Bangers Tra Obrch corpo Serene Obreny Wagan Songs oo 'T2 p :2019 em. Espacio dl saber) od, Buenos Aes Pais, IS8N 95012-65560 1, Soisloia dela Cult, Tanja en Tanya sin, comp ‘C00 208 “Tea xp 1- Care Imirogno “rad op. 2 Caos Die Races “Tinea & Wolfgang Bongery Marina Chitlino Tad ap.) Marana Cling ‘Tap. 10) Marana Chteling Caer de Gastro Mac bi, 206 sents grea ee © 2006 de soda li isons cal ain SAUCE Defers $9, Boenos Ares Evatt beraredorapidscomar srpadasrgentna coma ‘usta eho dep qu preven Ley 11.735 prea ea Arig -Pricl i Argenins Inpeeso en Primera Ce, Cao 125, Boenn Ait, como de 2006 “Ties 2000 eemplares SON 950:12-65560, Indice Los autores. Literatura, cultura, enfermedad, Una introduccién, Wolfgang Bongers Argumentos médicos « historias elinieas para la legitimacién e institucién de normas sociales, Thomas Anz - Las épocas y sus enfermedades. El saber patognéstico de la lceratura, Jochen Horch. El pensar anatémico: Rembrandt, Sebald, Hierro, Walfgang Bongers Costureritas y artistas pobres: algunas variaciones sobre el mito roméntico de la tuberculosis cen [a literatura argentina, Sylvie Setta Curas de reposo y destierr0s voluntarios Narraciones de tuberculosos en los enclaves setranos de Cordoba, Diago Arms 9 95, US m ified Reichardt Pennaylvania: Pennsyl, State University Press, 1998, pp. 29-82. 1913), “Why I Wrote The Yellow Wallpaper’, en: J.B. Dock (cel), The Yell Wallpaper and tbe Eloy of ls Publication and Recption. A Critical Editon and Documentary Casebook, Pennsyl- vania: Pennsyl. State University Press, 1998, p. 86. Hawthorne, Nathaniel (1910), Letters of Hawthorne to Wiliam D. ‘Ticknor, 1851-1864, Newark, N. J. The Cartenet Book Club, “Huyssen, Andreas (1986), "Mass Culture as Woman: Modernism’ “Other”, en: A. Huyssen, Afr the Great Divide: Moderniom, Mass Galsure, Parmodernion, Bloomington: Indiana Univesity Press, pp. 44-62. 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Bjemplo aE eT consotayen ‘Ts sparicionepidémca de chermeti des, tal como fuera deserito por Elaine Showalter mediante el concepto de Hystoris,’o tambin la matple personality di seaze,analizada convo un discursohistrico por lan Hacking, donde se demuestra la génesis cultural de las enfermedades En particular, las enfermedades psiquicas estan sujetas, co- ‘mo sabemos desde los trabajos de Michel Foucault, alas co- yunturas de formaciones epistémico-culturals: ls psicopatas| yylas enfermedades dela degeneracion del fin de siglo XIX, las neurosis de guerra de la Gran Guerra la demencia precoz © Ja gran paranoia, en efecto, ya no existen, Pero eso no se de- bbe a que sus agentes pat6genos hayan sido vencidos por anti cuerpos vitoriotos, sino a que un dia desaparecieron de los ‘manuales médicos fan impercepablemente como habian apa- 1. Showalter (1997, 2. Hacking (1995). 14 Wolfgang Schiffner recido. ‘También los asilos ~donde innumerables enfermos fueron sancionados masivamentey fallecieron por el alto ries- 40 de infeccin de tuberculosis~se vaciaron de estos casos. ‘Sin embargo, las enfermedades psiquicas fueron suma- mente discutidas entre os expertos médicos; las diseusiones sobre las monomanias, las neurosis tauméticas ola paranoia ddemuestran que, en el caso de estas enfermedades, no se tra- ‘ta de objetos evidentemente existentes. Eso no implica olvi- dar el sufrimiento de los enfermos, algo irrefutable como experiencia propia; por el contrario, eso quiere decir que no Ihay que buscar las causa de estas enfermedades en el sustra~ to real de una enfermedad. El psiquiatra Michel Foucault describ claramente este cambio de un anilisis médico a un andlisis del dscurso de las enfermedades psiquicas en su libro Maladie mentale et prcbalogie [Enfermedad mental y psiclogia} (1962) “Es cierto que la enfermedad mental se puede anali- zar a través de la evolucién humana, a través de la hist piquica individual a través de las formas existenciales. Pe +o no hay que confundir esos aspectos de la enfermedad con sus verdaderas causas [..]. En realidad slo en la historia se pueden descubrir las condiciones de posiblidad de estructs- 2s psicol6gicas™” En lo que sigue se presenta el caso de la paranoia y su coyuntura alrededor de 1900 como una constelacin espect- fica de saber europeo. El ca una enfermedad masiva que nifiesta en la combinacién peculiar del saber saber hermenéutico y de fos medios téeniens. En primer lu- gar se deseribiré la desaparicin de la paranoia como enfer~ medad masiva, en particular en la psiquiatria de habla alemana, Recordemos que esta fase de la historia de la locu ray la llamada “cuestion de la paranoia” ocurrieron prine:- palmente en Berlin, Viena, Munich, Heidelberg y Zirieh. Luego, la aucobiografia de Daniel Paul Schreber (1903) ser- 3, Foucaule (1962: 103), Deliros de interpretacn y sistemas de registro 1s vir’ como documento fundamental dela paranoia. El con- cxpto de Schreber el “Aufchrebensten”, el sistema de reis- t10", se estableeé unos ocheata afios més tarde através del libre sinénimo de Friedrich Kitder como concepto bisico de los estudios de mediostéenios del eonocimiento culeural y literati, Esa transformacién fundamental se vincula, al fin del siglo XX, con la realizacin eenoldgiea de los deltios pa- sanoicos individvals del principio de! siglo 1, LA DESAPARICION DE LA PARANOIA En treinta afos, entre 1890 y 1920, ripidamente tiene lu gar aquello que se ha denominado génesis de la psiquiatria ‘moderna: Emil Kraepelin, Sigmund Freud, Eugen Bleuler y Karl Jaspers marcan las coordenadas con Tas cuales se rees- tructura fundamentalmente el saber sobre la locura y, con- juneamente, la “vieja paranoia” desaparece. En el Ambito de Ta paranoia, fa locura y la razéa resultaban dificiles de distin- guir: Ia comprensién, la interpretacién y el delirio de inter- precacién, la reduccién hermenéutica de la multiud a la uunidad y la proliferacin delirante de la signficacién conver- gieron en la préctica hermenéutica. Desde la formacién del discurso psiquidtrico alrededor de 1800, ese caricter indistin- guible significa un desafio fundamental.’ Sobre todo los casos de los delirios no alucinatorios sin reducci6n de las facultades intelectuales -es decir, un delirio parcial que no afecta a toda Ja personalidad, tal como la “nronamanie intellecruelle"— cons- tituyen, desde Esquirol, un asunco de los psiquiatras,y ya no de los fildsofos, como reclamara Immanuel Kant" En los iltimos veinte afos del siglo XIX la paranoia se es- tablecid como concepto colectivo para, segin el psiquiatra © 4.°No he sido capar -exctbe ef priuiatea Frangois Leuret, no ‘ayporta To que haya hecho, de dstinguie por su sola naturaleza una ‘ea loa de una ea sonable" (Laure 1834: 4). 5. Kant (1978: 529), 176 Wolfgang Schaffner ‘Theodor Zichen (1892), “todas aquellas psicosisfuncionales| ‘ayes sintomas principales son ideas fijas¢ ilusiones de los sentidos.” Como una afeccin del entendimiento de caricter sistemético,caracterizada por deliios que desarrollan ideas de persecucién y de grandeza, la paranoia es la alienacién més ‘comprensible. La paranoia es todo menos una mera unidad clasificatoria psiquitrica; en cambio es a) una alienacién que se sitia ~de manera casi indistinguible~al lado (“para”) de la raz6n; b) un mecanismo de fabulacién que produce intermi- nables discursos y escriturasy que se presenta como red de in- formaciones’ con los medios téenicos mis novedosos;y c) un mecanismo de comprensin que se convierte en delirios de inerpretacin. La paranoia es una constel ltura def tiempo ‘porque los parkkt delirantes las nuevas teonologias® "ET hecho de que en los afios noventa del siglo XIX un 80% de los internados se diagnosticaran como paranoicos, inicia la Hamada “cuestién de [a paranoia” que apunta a di- solver esa diagnosis masiva. Las discusiones del concepto de paranoia en las asambleas de la Sociedad Psiquitrica de Ber- ln en 1893 y 1894 reflejan no sdlo la anarquia de la diagno- sis psiquitrica sino también su estado controvertido." Una diagnosis mis diferenciada y la restrccién de un euadro el- nico tan grande a una pequefa unidad bien determinada dan inicio a la desaparicion de la gran paranoia. La disolucién de la paranoia y su sustitucién por la dementia praeeax se puede observar a través de las numerosas ediciones de Prguiatia, el 6.Zichen (1892: 312). 17. Cf Kitder (1984 56-8). 8. Como eserbe Nicke (1906), “en el siglo XIX, el sgl del vapor y dela elecricidad, las correnteselécricas et, tambien el telefono ‘ome todis las micros invencioneseenen un papel important '9.El panorama de Ia stwacon alrededor de 1900 ex descripto por Sehnizer (1914: 83-365 y 417-440) 10. Ch Ia critica de Ia paranoia envnciado por Kraepelin (1892: 195ys), Delirios de iterpretain y sistemas de registro ™ ‘manual de Emil Kraepelin, entre 1883 y 1909/1915. El psi ‘quiatra alemén Banse resume en 1912: “El euadro cinico de la paranoia fue tan reducido por Kraepelinen ls kimas edi- ciones (6"y 7) de su manual que el nuimero de os casos iere~ cusables se reduce a un minimo y serd s6lo una cuestién de tiempo que el antes tan amplio concepto desaparezca de la diagnosis"." Pero con la limitacién de la paranoia, el proble- ‘ma general de la nosologia no cambia. Alfred Hoche, uno de los eriticos més importantes a las unidades clinicas de Krae- pelin, resume: “Uno no puede reprimir la inguietud de que los grupos clinicos, con el objetivo de incuir slo casos idén- ticos, deban hacersefinalmente tan pequefios como para con- tener un nico caso”. Esta desaparicin es un acontecimiento discursivo que re- sulta Ef Jas mievas clasificaciones de las psicosis, como la de- ‘entia praecs y las esquizofrenias,y que representa también una relaciithistoricamente novedosa entre la razdn y la lo- ‘cura en el marco de procedimientos hermenéuticosy de dis- positivos del poder. La susttucidn del diagnéstico masivo de “paranoia” por la dementia praceax significa un cambio funda~ ‘mental: mientras la vieja paranoia atribuia a los locos un lirio razonable (“vernunfedbnlics”), el diagndstico de dementia ‘pracax traslada alos locos del ambito de lo razonable ala im- becilidad. Por eso, puede decirse que no ser diagnosticado como paranoico ~probablemente un productor de deirios complejos-, sino como demente temprano, que siempre ter- ‘minard en la imbecilidad, es un cambio de consecuencias sig- nifcativas. Kraepelin esti consciente de este cambio en la relacin entre locura y razén cuando critica la vieja paranoia sobre todo porque 11. Banse (1912: 9, «12, Hoche (1910: 198) A pesar del érito de so clasiisci, Krae- pelin est conscient de este problema: *No era sn sentido que la gen feseburlaba delaollayrande’ [le Ia dementia praca], en In al ahora se juntaron tos las formas que antes formarom parte de Ia demencia tots paranoia” Keaepelin (19052577), me Walfgang Schaffner la comprobacion de algunas ideas fas 0 iusiones de los sentidos era suficiente para el diagnéstico clinico. Se imagind que cada paranoico en realidad tiene un delitiorazonablemente elabora- 4, un “sistema” qu fue considerado como la base de sus excitar céones, sus molestas y sus acciones patoligias. (..) Para texplicar la contradiceién entre la suposicin y el resultado uno solla presumir que el enfermo tena su sistema delirnte pero que nolo comunicaba por alguna razén,o que su sistema existia an- teriormente y que ya se dislvi.” Kracpelin no admitir, a partir de entonces, semejante exa- sgeracién de la capacidad mental de los locos para la elabor cién de sistemas delirantes, 4a locura a través de la imbecilidad -lo esencial de la dementia praecox— significa. un nnygva apropiacin y restriccidn de laTocura. Despucs de encanta To las de as cadens Te ceces durante las reformas psiquidtricas de Pinel alrededor de 1800, se ins- tala esta nueva apropiacién de la sinrazén. Ya no habré las imiiliples formas de paranoia." El nuevo porcentaje de para~ rnoicos en los asilos, entre 0,5 y 1%, como fue comprobado en 1913, brinda una situaci6si univoca. Por un lado, la paranoia desaparece en la dementia praecax y, consecutivamente, en las esquizofrenias; por otro lado, en Ia “cuestién de Ia paranoia” se produce otro cambio impor- tante: lo que de aqui en adelante todavia se define como pa- ranoia no se considerard mis un proceso patoldgico. En 1910 cl psiquiatea Karl Wilmanns de Heidelberg describe la para- noia y el delirio de reivindieacién ya no como “enfermedad en el propio sentido”, sino como “el desarrollo de un caréc- ter especifico que es psicoldgicamente comprensible y sums mente dependiente de influencias externas’." La irtitacién 13, Kraepelin (1915: 1709 ys) 18,*En general se rts [en el easo de I anterior paranoia] de aque- Ila formas que actualmentereunimos con el nombre de dementia prav- ene” Krapelin (1915: 1710) 15, Wilmanns (1910: 207). Kraepelin también coincide con esa rormalizacin de la paranois dos aos mas tarde: “Aparentemente, no Delirios de interpretacién y sistemas de registro 19 por Ia paranoia como delrio semi-racional se reduce decisi- vamente cuando deja de considerarse como una enfermedad mental. Como psicopatia, es una versién al margen de lo nor- smal que ng lleva la cara amenazante dela locura. Los pa noitos son, por lo general y como dice Keaepelin, “bienhechores universales,inventores, descubridores, funda~ dores religiosos, politicos, reclamantes de a corona, yjustif- can sus muchas pretensiones a la vida con sus méritos, su risién divina y su procedencia seereta"." Pero todo esto no signifi la renuncia la influencia psi quitries: como “forma de reaccién psicépata” Ja paranoia forma parte del grupo de los comportamientos que metecen imma y que efejan, como ning ors nrg so ciales restrictivas. Los paranoicos, al igual que los vagabun- As es mentono, is pros, ov homosecales ls Gvolucionarios, pertenecen a las personalidades psicdpatas. En ésie contexto, Karl Jaspers, un colega de Wilmanns en Heidelberg, en sw ensayo sobre el delirio de celos crea el concepto de “desarrollo de una personalidad’, introducien- do, después de muchos afios, otra vez los procedimientos hhermenéuticos en la psiquiatria.” Ese proceso de transfor- ‘acién tiene, sein el psiquiatra Ernst Kretschmer, el obje- tivo de “llevar completamente el sindrome paranoico al partide de los desarrollos de personalidad que son hasta un cierto grado comprensibles®." Jaspers presenta esta com- prensién de la manera siguiente: “eomprendemos el hombre entero, su ser, su desarrollo y su perecer como ‘personali- dad’, conociendo precisamente el hombre comprendemos asi una unidad que no sabemos defini sino meramente pre~ se trata de un praceo paolgicn propiamente dich, sia de una sur te de 'malformacién paiquica que obtiene sv aspect clinica slo en a Tucha por Is wa” Kraepelin (1912: 619), Tor Kracpein (1912: 620) 17 Jaspers (1910; 606). 18, Kretchiner (19185). 130 Wolfgang Schaffner senciar {eleben!”.” Cuando ya no se pueden detectar proce- 0s ptol6gicos y los medios tradicionales del diagnéstico psi quidtrico no sirven, hay que aplicar “la comprensién intutiva”[einfublende Versteben]. Los psiquiatras que obser~ van la paranoia como experiencia interna, transforman un ‘concepto bisico de la hermenéutica de Dilthey en una estra- tegia de la internacin. Tal hermenéutica de Ia personalidad [resuve la “custén de la paranoia” y el futuro watamiento "dela paranoia, de manera “que hay paranoicos, pero no hay paranoia”. Los informes médicos de un paranoico serin mis una autobiografia que una historia clinica” ” En la segunda década del siglo XX, el profesor, asesino antlile y eseritor Ernst Wagner y su avtobiografia se cons- tituirin como el paradigma de la nueva doctrina de la perso- nalidad paranoica." Robert Gaupp, durante afos el psiquiatra de Wagner, escribe: ‘Si Wagner me results mas comprensible que cualquier otro en- fermo mental, fue porque no era un esquizofénico, sino un pa- ranolco; esto me permitié conocer a.un hombre y su destino ‘completo hast ls iltimos vinculos desu alma por haberseme presentado durante un cuarto de siglo con una fuerza extraordi- naria de introspeccin y con una failidad extraordinaria para conta sus experiencia." Lo que no habia logrado jams un hermenutico, lo logra lx internacin y observacin psiquitrica de muchos aos: la com prensién total de un ser humano. No sin motive Wagner le di- & a su psiquiama: “Lo considero mi enemigo mis peigroso".” En un desarrollo opuesto, desde el siglo XIX hs ciencias hermenéutieas intentan sistematizar la unidad de la com> 19, Jaspers (1910: 605), 20. Kreschmer (1918 39) 21. Gaupp (1914). 22: Gaupp cit. por Jaspers (1973: 514), 23. Gaupp (191% 134), Deliios de interpretacén y sistemas de registro ra prensidn, mientras la psiquiatria erea el contraste patologico de la paranoia. La comprensién total se transforma en igno- rancia; el saber absoluto de lo oculto y secreto, en equivoca- cidn, y la introspeccién, en la base del delirio. Asi, la psiquiatra, alrededor de 1900, desarrolla una patologia de la hhermenéutica. Cuando los psiquiatras empiezan a “eompren- der” a paranoia la interpretacion médica y los delirios de in- {erpretacién se juntan intimamente. Jaspers da este paso s6lo ‘cuando ya no resulta peligroso.* La paranoia constituye un escenario histérico-discursivo cen varios sentidos: como enfermedad es un fendmeno masi- ‘yo que igual que la dementia pracox aparece en el discurso de Ja medicina y ~después de haber marcado fundamentalmente las prieticas psiquistricas~ desaparece otra vez en relativa- _mente poco tiempo. Estos objetos psiqudtricos, que hicieron suftir como enfermedades a mites de personas, hacen eviden- te con su caricter transitorio la base discursiva de las enfer- medades. EI médico y poeta André Breton transformé este caricter epistémico y -s se quiere- poetoligico de las enfer- ‘medades en una carta de 1916 quiere decir, después de la desaparicién de la gran paranoia y Ia dementia praccax~ en el simple y preciso verso: “Demencia precoz, paranoia, estado ‘erepusculares. / Oh, poesia alemana, Freud y Kraepelin!. (Como irritacién del sistema hermenéutico, marca su limi te interno; como modelo de comunicacion y transmision per fecto, se sitia al borde de laépoca de los medios electrinicos. Los temores de los paranoicos de estar siendo continua y per- manentemente observados, espiados y perseguidos se reali zan en los nuevos medios clectrdnicos y en las burocracias totalitarias a la vez que la paranoia desaparece ci enfer- ad mental asi, Sino ay mds expt puro que acta ‘como medio de comprensién, sino -como dice el psiguiatra dde Daniel Paul Sehreber, Paul Flechsig- “millones de con- 24, Jaspers (197%: 450, 25. Dreton, carta dl 25 de sepienne 1916, 0: Bonnet (1975: 9%) 12 Walfgang Schaffner ductos bien aislados de miles de kilémetros en total, conec- tando los centros sensibles entre ellos y los centros sensibles ‘on los mentales y esos también entre ellos”.* entonees los problemas del entendimiento se transforman en los de las téenicas de transmisiGn, de circuitos y de eédigos. La p: ‘ola compafia la aparicién masiva de los medios tenicos al- ededor de 1900, cuyos efectos teleméticos posibilitan transmisiones y comunicaciones més allé de la experienc ‘humana. Las explicaciones paranoicas, como los rayos y las redes de informaci6n que desempeftan su poder omnipresen- te, pierden su cardcter patolégico cuando se erigen como me- digs téenicos y dejan de imaginarse como amenazas en los delirios de interpretacin. La.reali sobrepasa los deliios paranoicos. 2. EL SISTEMA DE REGISTRO DE SCHREBER La paranoia de Daniel Paul Schreber, un abogado y juee importante de Sajoia alrededor de 1900, ocuree exactamen- te en el periodo dela pérdida de reconocimiento dela para- nia y su desaparicién como un gran cuadro clinico. La fuente privilegiada para estudiarla son sus incomparables Me- ‘moria de un enfermo de nercos (1903), uno de los textos mis ctraordinarios del siglo XX, en el cul deseribe el desarrollo de su caso, la ereacidn de su sistema religiosoy su exstencia como mujer. Poco después de la publicacion de las Memeriar de Schreber, el psiquiatra austriaco Oxco Gross de Graz usa este texto como base para su tcorfa dela disociacién, la *Se- Jon, que se publica ya en enero de 1904 con el titulo “Uber Bewussscinszorfall” [Sobre la descomposicin del co- nocimiento} “El ibro publicado por Schreber representa los procesos patoligicos internos con extraordinaria perfeccién La nsistencia en su delvi yen la realidad objetiva de ls ex 26, Flechsg (189% 26) Delivios de interpretaciin y sistemas de registro 13 periencias patol6gicas no disminuye el valor cientifico de es- te singular material diagnéstico".” El sistema paranoico eru- dito de Schreber puede, sin embargo, caracterizar una ddemencia porque no es Schreber mismo quien se vuelve im- biécil sino sus voces subconscientes. De tal manera, Schreber constituye el paradigma de la dementia sejunctva, una disocia- cin del conocimiento que poco mas tarde motivaré a Fugen Bleuler para redefinir la demencia precoz con el rétulo de las “esquizoftenias™." No sorprende que Freud atribuya al funda- dor rligioso Schreber el diagnéstco de la dementia paranides y lo integre en el marco de los procesos del alelamiento de la ‘demencia precoz. Freud conoce, sin embargo, la semejanza de su teorfacon el deirio paranoico de Schreber; también lama Ia atencién repetidas veces sobre la importancia que tiene pa- 12 Ia prictica del psicoandlisis el alerta del paranoico alos de- talles insignificantes. En este sentido la literatura se expone a a misma experiencia delirante cuando introduce el mondlogo interior, tl como ocurre en cl caso de Arthur Schnitzer 0 Elouard Dujardin. Los psiquiatras leen como documentos fundadores dela subjeividad moderna no solo estos textos li- terarios de 1900 sino también los clisicos, tales como las Con- {fesions de Rousseau. Este ejemplo de la introspecién literaria, le sive a los psquiatrasfranceses Paul Sérieux y Jean en 1909 como delirio de interpretacién de Jean-Jacques Rousseau", como modelo de la razén paranica.” ‘Lo que distingue a Schreber de muchos de sus contempo- rineos paranoicos, sin embargo, ¢s la publicacin de sus Me- La evistencia de semjantes obras ~escribe Walter Benj ‘causa consternacion, Mientras estemos acostumbrados a consi= ‘rar el mito de I esr, a pesar de texto, como algo mas levido, mis recleto a apariion dela locus, introducida fur- 27, Grom (1904: 50»), Ci Blewlee (1911) Series Caps (1909: 182-206), 16 Wolfgang Schaffner tivamente con suelas mis finas que de ordinario, es tanto més Alarmante.

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