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EI sintoma como metafora: entre sentido y mensaje Sylvia De Castro Universidad Nacional de Colombia Lo simbdlico es el lenguaje: se aprende a hablar y eso deja trazas, Eso deja trazas y, debido a eso, deja consecuencias que no son ninguna otra cosa que el sintoma. JACQUES LACAN, El tienipo logico y ef aserto de la certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma 1. A manera de introduccién, voy a situar brevemente las coor- denadas que enmarcan el tratamiento que haré del sintoma en este ‘exto, puesto que no abordaré la cuestién de forma general. Tra- tindose del sintoma en psicoandlisis, no me ocuparé de su com- rensién ni como signo de enfermedad mental ni como fendmeno sicopatolégico a suprimir —algo que en todo caso corresponde al iscurso médico-psiquidtrico y/o psicoterapéutico—, si bien Freud pez6 por ahi... Hablaré entonces del sintoma neurotico, es decir, del sintoma ‘| que el psicoandlisis esta en posibilidad de derivar un saber por fanto lo ha aprehendido en la cura —«bajo transferencia», como lemos decir—. Y empezaré por Freud, delimitando el tratamiento asunto a la conceptualizacién que corresponde a la primera ica, entre 1895 y 1917, es decir, antes de la formulacion dela pulsién luerte que, como sabemos, inaugura la segunda t6pica en la oracion freudiana, ¢ inaugura también, una nueva comprensién intoma, pensado desde ahi en relacién con la compulsién de tleién, Dicho de otra manera, voy a situar algunos elementos _ ili as, Teens relativos al sintoma placer como organizador del funciona (ond rat Permitanme exponer las razones de esta delimitacién, Lacan hace su famoso «retorno a Freud», lo hace ya armado de unit concepcidn de lo simbdlico y con la finalidad expresa de atender ¢ lo que esta en juego en la experiencia psicoanalitica, en particular en las formaciones del inconsciente, que es la estructura misma del lenguaje. En efecto, segiin sus palabras, el inconsciente esta «estruc turado como un lenguaje»'. Durante este periodo, Lacan hace én- fasis en los textos freudianos fundadores —La interpretacién de los suefios, La psicopatologia de la vida cotidiana, El chiste y su relacién con lo inconsciente—, de cuya lectura concluye que palabra y len- guaje constituyen su fundamento, el de estos textos fundadores y, por supuesto, el del psicoandlisis mismo. Esta preeminencia dada a la palabra y al lenguaje es, como puede advertirse facilmente, una referencia al orden simbédlico. Pues bien, palabra y lenguaje delimitan la dimensién simbdlica del sintoma. Asi Freud no lo haya puesto de relieve, es esto lo que Lacan lee en Freud, diria mds, lo que Lacan destaca de las formulaciones freu- dianas, a las que me referiré en detalle, dado que son de una riqueza excepcional. En este asunto, y a esta altura, no hay Lacan sin Freud. De este encuentro —entre Lacan y el Freud de la primera tépica— resulta una teorizacién muy solida de la estructura del sintoma. Es lo que debemos a Lacan. Es lo que espero mostrar. Hay una cita suya que recoge claramente esta orientacién, dice asi: «El sintoma se resuelve por entero en un andlisis del lenguaje, porque él mismo esta estructurado como un lenguaje, porque es lenguaje cuya palabra debe ser librada»*, A propésito, uno recuerda inme- diatamente lo que Freud decfa del sintoma ya en los inicios de su practica: que el sintoma era una palabra impedida, detenida, que esperaba ser «declarada»’. 1 Jacques Lacan, E! Seminario, Libro 3, Las psicosis (955-1956) (Buenos Aires: Paidds, 1985), 237. 2 Jacques Lacan, «Funcién y campo de la palabra y del lenguaje en psicoand- lisis (1953), en Escritos 1 (México: Siglo XI, 1990), 258. 3 Sigmund Freud, «Estudios sobre la histeria» (1893-1895), en Obras completas, vol, 2. (Buenos Aires: Amorrortu, 1980). 94. ¢ rogistrado, en lo que Lue; omo ha sido ampliam mejor dicho, no todo del sintoma es simbdlico 0, mejor atin, imbdlico/imaginario, si es que tenemos en cuenta sus efectos de entido. Esta constatacién abriré la via para un abordaje que pone el acento en la vertiente real del sintoma —lo cual requiere del paso por la redimensién del signo y por la funcidn de la letra— y concluye, mediando una compleja elaboracién, en la idea del sintoma como in fendmeno que viene de lo que no anda en lo real o, incluso, que apunta alo real, y cuyos efectos son de goce, ya no de sentido’, Pero todavia el asunto no termina ahi porque, dada la impor- tancia progresiva que Lacan otorga al anudamiento de los tres re- gistros —imaginario, simbdlico y real—, sin predominio de uno sobre los otros, el sintoma se situard en un nuevo horizonte que pone de presente ya no su estructura, tampoco sus efectos de goce, sino su funcién; una funcion de anudamiento a la que pueden con- ducir diferentes variables, el padre, por ejemplo, en cuyo caso se entiende la raz6n de la aproximacién que Lacan establecera para entonces entre la funcién del sintoma y la funcién del padre. ,Por lo demas, habria que agregar una veta de la teorizacién lacaniana sobre el sintoma, muy interesante y muy polémica hoy en dia, que articula sintoma y discurso, y cuyas formulaciones giran en torno ala historicidad del sintoma, a la relatividad del sin- toma en relacion con las figuras de Amo que dominan el discurso en cada época. Espero con esto haber mostrado el amplio panorama relativo al sintoma, de Freud a Lacan, del que en este texto he trabajado tan solo la parcela que corresponde al registro simbdlico y, en particular, a la consideracién del sintoma como formacién del inconsciente y como sustituto metaforico. 4 Hay, en efecto, dos versiones de esta ta modificacon maid en la primera, el sintoma «viene de lo real» y sus efectos son de goce. Cf. Jacques Lacan, «La Tercera» (1974), en Intervenciones y textos 2 (Buenos Aires: Manantial, 1988), 84. En la segunda versién, «el sintoma es el efecto de lo simbdlico en lo Real». Cf. Jacques Lacan, Seminario 22. RSI (1974-1975). Clase de diciembre 10, 1974. Inédito, 95 v4 vi freudiana de la primera t6pica —aquella de la divisién del psi- quismo en dos sistemas, Icc/Prec-Cc, cada uno con sus propias leyes de funcionamiento— es también la de las formaciones del in» consciente: del sintoma al chiste, pasando por los suefios y los actos fallidos. Esta invencidn se sostiene, creo yo, en un hallazgo funda- mental, que consiste en reconocer que estos fendmenos 0 actos psi- quicos tienen sentido, no obstante su sinsentido aparente en virtud del cual fueron desechados por la investigacién cientifica. Tal vez no sobre tener presente que, en los albores de la cons- truccion freudiana, el sintoma despreciado por la ciencia médica era precisamente el sintoma histérico, Sabemos que a las histéricas se las acusaba de «simuladoras»: de inventar las enfermedades corporales de las que se quejaban y para las que no se encontraba sustrato alguno, estructural o funcional, anatémico 0 fisiolégico. En este sentido, las histéricas se situaban en una exterioridad con respecto a la racionalidad médica, que los representantes de esta racionalidad no podian integrar.,. Fue en esa exterioridad en la que Freud se situé para pensar el sintoma, y fue por eso que Freud pudo inventar el psicoanilisis. Alrespecto, Lacan sugiere, ya al inicio de su ensefianza —estoy hablando del Seminario 1—, que el hallazgo fundamental de Freud en el punto de partida consiste en haber descubierto «la relacion problemitica del sujeto consigo mismo», una relacién que Freud intuy6é de entrada cuando se dedicé a escuchar a las histéricas, y que conceptualiz6é con las nociones de «conflicto de inconciliabi- lidad» primero, y luego «conflicto psiquico», de donde se siguieron nada mas y nada menos que los conceptos de represién e incons- ciente. Pero la novedad freudiana que Lacan destaca no se limita al descubrimiento de este «sujeto dividido»: su alcance esta dado por el hecho de haber aproximado ese descubrimiento al sentido de los sintomas. Es decir, que la cuestidn del sintoma se presenta de entrada para Freud en relacién con su sentido, un sentido del que el sujeto no sabe porque le es inconsciente, pero que tampoco puede asumir. Lacan por su parte agregara, en ese mismo seminario, que 96 Para entrar en materia empiezo por recordar que la invencién — propuesta de finalidad de Ja cura en términos de la asuncién del sentido del sintoma por parte del sujeto... Pero lo que quisiera destacar es que esa aproximacién entre sintoma y sentido —que supone que el sintoma conlleva un mensaje cifrado por el inconsciente y que es, por lo tanto, un llamado a la interpretaci6n— es absolutamente inaugural y marcé tanto la comprensién como el tratamiento analitico del sintoma desde Freud. Ahora bien, en el campo del psicoandlisis solo Lacan sostuvo que el sintoma es un significante, mas atin, un significante metaférico. Ese es el asunto del que trata, para empezar, este texto, 3. El sintoma esta en el principio del asombro de Freud ante el relato que Josef Breuer le hace de la cura catartica de Anna O. Los hallazgos que Freud destaca —y ordena— del trabajo de Breuer y del suyo propio en esta época, que es la época de los Estudios sobre la his- teria, tienen como referencia central la cuestién de la causa. Es decir, que.el sintoma se presenta como efecto de una causa, no cualquiera, una causa traumatica, siendo el traumatismo, ademas, de caracter sexual, En relacién con esto, Freud define el sintoma como «un sus- tituto En efecto, Freud propone que entre el traumatismo y el «fenémeno patoldgico» se establece un vinculo particular, de tal modo que, por ejemplo, «a un dolor animico se acopla una neuralgia»’: el dolor psi- quico, ha sido, pues, sustituido por un dolor corporal. de sucesos de afecto traumatico»®: su simbolo mnémico. 5 Jacques Lacan, El Seminario, Libro 1. Los escritos técnicos de Freud (1953- 1954). (Barcelona: Paidés, 1986), 53. Agreguemos que lo que el sujeto rechaza es la significacién de castracién del sintoma: el defecto 0 el menos de goce que es su marca de fabrica, CE Sidi Askofaré, «La révolution du symptéme», en Psychanalyse. Erés 4 (2005): 31-40. 6 Sigmund Freud, «Laetiologia de la histeria» (1896), en Obras completas, vol, 3,33. 7 Freud, «Estudios sobre la histeria», 31. 7 Sylvia De Castro Entonces, el sintoma es una suerte de monumento conmemo- rativo del encuentro del sujeto con un acontecimiento traumatico de orden sexual, acontecimiento que es, primero, la seduccién por el padre —ese es al menos el motivo que Freud copia de lo que le dicta la histérica, como diria Lacan—. Muy pronto la seduccién dara paso a la sexualidad infantil y, en lo que se refiere al sintoma, al «infanti- lismo de la sexualidad»®. Freud constata que el encuentro del nifio con el sexo es traumatico porque es siempre prematuro, siempre anticipado con respecto a sus posibilidades para simbolizarlo, para adjudicarle un sentido —sexual— que, en todo caso, le permitiera hacerse de eso una representacién, incluso un juicio. Entonces, el sintoma viene al lugar de ese «mal encuentro» y, en ese sentido, es ya, digamoslo asi, una manera de vérselas con lo irrepresentable. Al menos esa es la apuesta de Freud. A este asunto de la causa traumatica hay que reconocerle todo el valor que tiene, porque con él Freud inaugura una concepcién inédita de la causalidad, a la que se ha calificado de «psiquica», pero que es preferible pensarla en términos de causalidad ldgica, para no situar las cosas en el plano simple de la «psicogénesis». En todo caso, se trata de un tipo de causalidad irreductible a aquella relativa a la produccién de los fenémenos fisicos que establece una relacién directa de causa-efecto, en la que, como se ve, no hay lugar para el sujeto. En virtud de esta causalidad novedosa, el trauma: tismo no provoca un sintoma sino a condicién de que un acony tecimiento posterior de la historia del sujeto venga a significarla retroactivamente como traumatico. El ejemplo princeps es freudiano y, Ilamativamente, es de apa ricién muy precoz en su obra: se trata del ejemplo clinico que presenta en el Proyecto de psicologia bajo el subtitulo de «La proton pseudos histérica». Emma se encuentra aquejada de un sintoma que consiste en no poder entrar sola a una tienda, pues se angustla, raz6n de lo cual toma precauciones para no tener que hacerlo, propésito de esto, ella recuerda que cuando tenfa 1a afios en. 8 Sigmund Freud «Tres enisnyon eompletaa, You “a Preud El sintoma como metafora: entre sentido y mensaje ocasi6n entré sola a una tienda en la que los empleados se reian entre si, El hecho es que salié de alli corriendo, presa de un afecto de terror. Ella piensa que se reian de su vestido, y también dice que uno de los empleados le gusté... Por supuesto, no es el vestido ni la falta de proteccién lo que ahora, instalado el sintoma, le impide entrar a una tienda, pues ella ya no se viste como en ese entonces, y basta con que un nifio la acompafe para sentirse segura. En conclusién, estos recuerdos que constituyen el acontecimiento 1 no explican el terror que le impide entrar sola a una tienda y, por lo tanto, no aclaran «el determinismo del sfntoma»’, como dice Freud. En otros términos: los recuerdos de Emma no corresponden a la ocasién causal. Pero Emma recuerda luego otro acontecimiento, ocurrido cuando tenfa 8 afos. Este acontecimiento 11 —segundo en el re- cuerdo, pero primero en el tiempo— no estuvo presente en su memoria en el momento de aquel recordado inicialmente. En esa ocasién —sobre la cual Freud recalca que tuvo lugar cuando Emma era una nifia, es decir, antes de la pubertad— ella fue dos veces ala tienda de un pastelero y este hombre, entrado en afios, le tocé los Benitales a través del vestido. No obstante, ella regresa a esa tienda ‘una segunda vez, jcomo si se estuviera buscando que el atentado ‘ocurriera de nuevo!, por lo cual se reprocha"”. __ El segundo recuerdo permite comprender retroactivamente el primero: en Ja tienda los dos empleados rien y esa risa evoca inconscientemente el recuerdo del pastelero, quien habfa acom- fiado su atentado con una risotada. El recuerdo del pastelero trae Msigo, por asociacién, el recuerdo del atentado, y este recuerdo pierta un desencadenamiento sexual, una excitacién sexual, ‘Sigmund Freud, «Proyecto de psicologia» (1850 [1895]), en Obras completas, Yo. 1, 401, te recuerdo resuena con la idea de la atraccién sexual experimentada ‘Hel otro recuerdo», Cf Jacques Lacan, El Seminario. Libro 7. La ética del atlisis (1969-1970) (Buenos Aires; Paidés, 1990), 92. ‘eo me) ) Ont eveitsvo @—— PASTELERO FIGURA 1, Figuracién del proceso asociativo en la formacién del sintoma de Emma (la proton psewdos histérica).” Este fragmento clinico ilustra mas de una cuestién. En primer lugar, aquello para lo cual acudimos a él: la causalidad logica y la temporalidad retroactiva. El acontecimiento 1, al cual designa- remos, con Lacan, S,, aquel del que Emma no guarda el recuerdo, se ha inscrito en el psiquismo a titulo de una huella, de una marca que funciona como causa del sintoma cuando adquiere su valor sexual a posteriori, a propésito del acontecimiento 1, S,. El a posteriori en juego aqui, en este momento de la formu- lacin freudiana, es la pubertad: el acceso de la nia a una época de la vida en la que ya estarfa en capacidad de otorgar cardcter sexual al recuerdo recién sobrevenido del acontecimiento 1. Pero sabemos que esta referencia a la pubertad se queda corta en relacién con aquello de lo que se trata, pues la significacién sexual de la escena infantil, el hecho de que la nifia, devenida ahora mujer, pueda acordarle al recuerdo de esa escena una significacién sexual, es un efecto del paso por el Edipo y la castracién. El Edipo ylacastracién organizan la sexualidad, aportando sentido a lo sexual y limitando el ejercicio pulsional desbordado, propio del nifio al que, por esa razon, Freud califica de polimorfo perverso. Quizé podamos entender esto ultimo a propésito de la refe- rencia que Freud hace en los Tres ensayos de teoria sexual alo que x» Bsquema realizado por Sigmund Freud en «Proyecto de psicologias, 402. 100 animicos / psiquicos» —el asco, el pudor, la ver- compasion, la moral—, que contribuyen a circunscribir faccién pulsional dentro de ciertos limites, y que se instalan era correlativa a la subjetivacién por parte del nifo de que adre le esta prohibida: complejo de castracién. ‘A propésito de esa temporalidad retroactiva descubierta en ecimiento traumatico no tiene efecto ni sentido en si mismo sino ando se convierte en recuerdo a reprimir. De ahi en mas el re- cuerdo reprimido, es decir, el recuerdo causante de displacer, que ha sido forzado por esa razén hacia lo inconsciente, retornara. El ‘etorno de lo reprimido dara cuenta del sintoma para Freud. De este ejemplo paradigmatico —me refiero atin a Emma—, Lacan deduce [...] la condicién constituyente que Freud impone al sintoma para que merezca ese nombre en el sentido analitico, es que un ele- mento mnésico de una situacidn anterior privilegiada [S,] se vuelva , a tomar para articular la situacién actual [S,], es decir que sea em- pleado en ella inconscientemente como elemento significante con el efecto de modelar la indeterminacién de lo vivido en una signifi- cacién tendenciosa." Como puede observarse, ya no se trata tan solo del sintoma como sustituto —digamos «retofio directo»— de la vivencia trau- matica: al menos, vivencias, hay dos... Y es aqui, a partir de este caso temprano de Freud, en el que él se anticipa a si mismo, que po- demos mostrar como el sintoma «est sostenido por una estructura que es idéntica a la estructura del lenguaje»"’. Para desplegar esta afirmacién me detendré en la ilustracién clinica del caso Emma con el fin de desentrafiar el tipo de enlaces 12 Freud, «Proyecto de psicologia», 403. 13 Jacques Lacan, «El psicoanilisis y su ensefianza» (1957), en Escritos 1, 429. 14 Lacan, «El psicoandlisis y su ensefianza», 426. 101 10 Hreud dice, rocesos anoelatl Emma (sefialada con circulos negros), y la segunda, a la escena Il, inconsciente, recuperada en el recuerdo durante la cura (sefalada con circulos blancos), Cadenas significantes, para decirlo con Lacan: S$, yS,. Con Freud sabemos que la conexidn asociativa entre ambas cadenas esta dada por el elemento risa, que aparece en una y otra, es decir, que risa establece una relacién de semejanza entre las dos escenas. Hay otra relacién de semejanza: el estar sola en la tienda. Pero risa es el elemento que evoca por via de semejanza el recuerdo del pastelero —que rie— y, este evoca, a su yez, por via de vecindad en la asociacién, o de contigitidad, el recuerdo del atentado que este pastelero comete, al que se agrega, de nuevo por contigiiidad, el elemento vestidos. Freud destaca que vestidos es el unico elemento de la cadena asociativa inconsciente que ingres6 en la consciencia (proton pseudos!), Como ya sabemos, el recuerdo del pastelero, traido a la cons- ciencia por las conexiones asociativas que se desplegaron a partir del elemento risa, es el que despierta la angustia a Ja altura de la escena II, por lo cual Emma sale corriendo. Entonces, Freud dice: «La conclusién de no permanecer sola en la tienda a causa del pe- ligro de atentado se forméd de manera enteramente correcta, con miramiento por todos los fragmentos del proceso asociativo»*, Digdmoslo en otros términos: las relaciones de semejanza mencio- 15 «Todo lo que queda en el sintoma esta vinculado con la vestimenta, con la burla sobre la vestimenta, Pero la direccidn de la verdad es indicada bajo una cobertura, bajo la Vorstellung mentirosa de la vestimenta, Hay alusion, en forma opaca, a lo que acontecié, no durante el primer recuerdo, sino durante el segundo, Algo que no pudo aprehenderse en el origen, slo lo es aprés-coup y por intermedio de esa transformacién mentirosa — proton pseudos». Cf. Jacques Lacan, El Seminario. Libro z. La ética del psicoandlisis, 92. 16 Freud, «Proyecto de psicologian, 402. 102 ciones, que corresponden, la primera, a la escena 1, monn por as relaciones de semejanza entre representaciones son la condicién del proceso psiquico que Freud Ilama «conden- sacién», por medio del cual, en este caso, la palabra risa, que aparece a nivel de la cadena consciente, concentra 0 representa elementos de la cadena inconsciente: risa sustituye al elemento pastelero y evoca los elementos que le son asociados a este ultimo por vinculos de contigiiidad. La contigiiidad, por su parte, es el modo de relacién entre representaciones que Freud designa como «desplazamiento», en virtud del cual, a lo largo de la cadena, tiene lugar una subversién de los valores psiquicos por una transferencia de valor de una representacion a la siguiente. Es por eso que el ele- mento vestidos, el de menor valor psiquico, el que despierta menor interés, como dice Freud, es el que aparece en la cadena consciente: vestidos y no atentado. He presentado el sintoma de Emma con este nivel de detalle para mostrar como aqui, a propésito del sintoma, se encontraba ya, en germen, el método de interpretacion propio del psicoanlisis que Freud inventa y teoriza en La interpretacién de los suefios. En esa, obra maestra tomamos conocimiento de los mecanismos del proceso primario, es decir, condensacién y desplazamiento, las leyes del inconsciente, de las que Lacan deriva su propia légica significante, En la lectura que Lacan hace de esos mecanismos reconoce su analogia con ciertas figuras de la retérica y, asi, aproxima la condensacién a la metdfora mientras que hace lo mismo entre el desplazamiento y la metonimia. La primera, la metdfora, advierte acerca de una sustitucién significante, pues consiste en designar algo con el nombre de otra cosa: un significante por otro, para abreviar. La segunda, la metonimia, es también un cambio de nombre, pero aqui algo se designa por un término diferente del que le es propio, a condicién de que entre los dos se mantenga algtin tipo de vinculo: un significante tras otro, también para abreviar. Ahora bien, si me atengo a la formulacién relativa al sintoma de Emma, a lo que Freud Ilama la conclusién que se formé de 103 0 en cuenta Ato. del comercio asociativo, puedo proponer una eseritura de ext sintoma segtin una sustitucién significante, asf S del sintoma Siisa (Spastetero / Satentado — Svostidos) Como puede verse en esta formula, el significante del sintoma sustituye metaforicamente el significante risa, que aparece aqui como significante del trauma sexual, pues es el que ha recibido el encargo, por as{ decir, de sustituir al significante pastelero y, con él, a los significantes contiguos de la cadena atentado, ves- tidos. Hay, pues, metafora, una condensacién en ultimo término, definitoria del sintoma histérico, pero no por ello esta ausente la metonimia, los desplazamientos. Parafraseando a Freud, digamos que los desplazamientos se han vuelto aprovechables para la con- densacién puesto que asi, por via de la transferencia de valor desde un elemento al siguiente, en lugar de varios elementos consigue ser recogido uno solo, algo comin intermedio entre ellos”. Lacan, por su parte, sostiene que la existencia misma de la cadena sig- nificante, S,-S,, sugiere la anterioridad légica del desplazamiento con respecto a la condensacién. Lo cual no es cualquier cosa, pues es en ese primer punto de enlace del S, con el S, donde «existe la posibilidad de que se abra esa falla que se llama el sujeto»*, En todo caso, el sintoma de Emma brota, como dice Lacan en alusion al efecto de creacién de la metéfora, «entre dos signifi- cantes de los cuales uno ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante, mientras [que] el significante oculto sigue presente por su conexién (metonimica) con el resto de la cadena». 17 Sigmund Freud, «La interpretacién de los sueiios» (1900), en Obras completas, vol. 5, 345. 8. Jacques Lacan, El Seminario, Libro iz. El reverso del psicoandliss (1969-1970) (Barcelona: Paidés, 1992), 93. 19 Jacques Lacan, «lnstancia de la letra en el inconsciente y la razén desde Freud (1957), en Bscritos 1, 487 104 Bl mecanismo de doble gatillo de la metafora es el mismo donde se determina el sintoma en el sentido analitico. Entre el sig- nificante enigmatico del trauma sexual y el término al que viene a sustituirse en una cadena significante actual, pasa la chispa, que fija en un sintoma —metafora donde la carne o bien la funcidn estan tomadas como elementos significantes— la significacién inaccesible para el sujeto consciente en la que puede resolverse."” Me propongo ahora retomar lo planteado hasta aqui para se- fialar que si el sintoma est sostenido por una estructura que es idéntica a la estructura del lenguaje», como lo habia dicho, lo esté en cuanto que es una sustitucién significante, $,/S,, en cuyo caso se trata de la relacién metaférica entre significantes, de la cual «brota» el sentido del sintoma. En esta perspectiva, el sentido no es signi- ficado; dicho de otra manera, «el significante no tiene sentido sino en su relacién con otro significante»: ,-S,, por lo cual «el sintoma no se interpreta sino en el orden del significante»*. Sin embargo, Lacan no empezo por ahi. En Funcién y campo... el sintoma est definido como el «significante de un significado reprimido de la con- ciencia del sujeto»’: S/s. Es decir, que por mucho que nos situemos en el terreno de lo simbélico para pensar el sintoma, hay, segtin la bienvenida aclaracién que introduce Fabién Schejtman®, un sim- bélico que hace énfasis en el «sentido aprisionado» y otro que pone el acento en la dimensién metaférica, es decir, en la articulacion sig- nificante. Y, aun asf, incluso en la busqueda de sentido reprimido, Lacan otorgé siempre al significante el valor de elemento guia en la investigacion: en esto consiste la primacia del significante. No podria pasar por alto el correlato freudiano de esta pri- macia del significante, que es tan claro que vale la pena tomarlo 20 Lacan, «Instancia de la letra en el inconsciente», 498. a1 Jacques Lacan, «El sujeto por fin cuestionado» (1966), en Escritos 1, 224. 22, Jacques Lacan, «Funcién y campo», 270. 23, Fabidn Schejtman, «Sintoma y Sinthome», Ancla 2 (2008): 15-59. 105 como referencia: se trata de Ia valoraciin que fp abra-cosa, de cual dice que hay palabra cor y que arada de su significado, de la tomarla «sin miramiento por ¢ ejemplos claves, de los cuales apenas evocaré el olvido del nombre Signorelli, en la Psicopatologta de la vida cotidiana*', Como podra notarse, este es un asunto central del descubrimiento freudiano, Respecto a lo que nos ocupa, el mejor ejemplo de la primacia del significante es el sintoma de conversién de Elisabeth Von R., uno de los casos descritos en Estudios sobre la histeria. La conversién, la traduccion de lo psiquico en lo somatico, demuestra el lazo entre el cuerpo y el significante, la posibilidad de expresar un deseo © un conflicto psiquico a través del cuerpo, pero de un cuerpo regido por leyes que no son las de la anatomia, que es lo que Freud descubre muy pronto y que resume en estas palabras: «... la histeria se comporta en sus parédlisis y otras manifestaciones como si la anatomia no existiera, 0 como si no tuviera noticia alguna de ellay*, Elisabeth sufre de dolor en las piernas, Freud supone que ella sabe acerca de las razones de su padecer, pero que ese saber le es inconsciente. Entonces le pregunta de dénde le vienen los dolores, y ella relata diversas escenas y situaciones conectadas con impre- siones psiquicas dolorosas que la sorprendieron de pie: asi, para empezar, estaba de pie cuando recibié a su padre, quien fue con- ducido a la casa tras sufrir un ataque al corazon y ella, al verlo, presa del terror, se quedé de pie, estrictamente, petrificada; a este primer «terror estando de pie» {Stehen} se suman otra cantidad de recuerdos hasta aquel, horroroso, en el que se quedé parada {Stehen}, como presa de un hechizo, frente al lecho de su hermana 24 Sigmund Freud, «Psicopatologia de la vida cotidiana» (1901), en Obras completas, vol. 6, 10-13. 25 Sigmund Freud, «Algunas consideraciones con miras a un estudio comparativo de las pardlisis motrices orgdnicas e histéricas» (1893 [1888- 1893]), en Obras completas, vol. 1, 206. (Las cursivas son de Freud.) 106 por el deslinde actistico entre las sflabas», o que hay que tratarla como se hace con el pictograma de una frase destinadaa formar un acertijo grafico o un jeroglifico. Esto es lo que Freud muestra en sus con elt ‘dirigir sus pasos hacia un cierto lugar «cargado de afecto» {hinau- hen}, de sentarse {setzen sich}, incluso de yacer {liegen}... Y no “solo eso. Ella se queja también de su soledad {Alleinstehen}, de su falta de apoyo, de no poder avanzar un paso... Es decir que ella utiliza giros lingitisticos que hacen las veces de «puentes» para la conversién, dice Freud. Pero asi como el sintoma de Elisabeth ilustra la primacia sig- nificante, ilustra también la metafora, donde «la carne o la funcién estin tomadas como elementos significantes...», segtin lo habia dicho. Es lo que Freud retoma més adelante, en una explicaci6n que me voy a permitir parafrasear, atendiendo al sintoma de Eli- sabeth, del cual entonces podemos decir que, «por medio de la mas extrema condensacién»**, se han comprimido en una sensacién unica, que es el dolor en las piernas, las escenas traumaticas pro- piamente dichas, los recuerdos de «eficacia patégena» y la «ex- presién simbélica» de sus pensamientos tristes. Ahora bien, Freud no alude solamente a la metdfora para dar cuenta del sintoma conyersivo, pues también interviene el despla- zamiento, la metonimia. Asi, a la «[...] mas extrema condensacién [...J» de la cita anterior) agrega que «[...] por medio de un extremo desplazamiento puede circunscribirse a un pequefio detalle de todo el complejo libidinoso»”. En Elisabeth, este «pequefio detalle» es el foco de sus dolores, situado en la parte central del muslo de la pierna derecha, aquella sobre la cual el padre enfermo reposaba su propia pierna mientras la hija repetia a diario las curaciones. El «foco» ha requerido, pues, del extremo desplazamiento. En fin, «el sintoma es un sustituto, producido mediante con- version, del retorno asociativo de esas vivencias traumiaticas»™; Sigmund Freud, «23° Conferencia: Los caminos de la formacién de sintomas» «Conferencias de introduccién al psicoanslisis» (1917[1916-17]), en Obras completas, vol. 16, 334. 27 Freud, «23° Conferencia: Los caminos de la formacién de sintomas», 333. Sigmund Freud, «Las fantasias histéricas y su relacién con la bisexualidad> (1908), en Obras completas, vol. 9,145. a 2 107 de Freud. La definicién del sintoma que aqui se renueva anuda el deseo y, sistemdticamente, las operaciones destinadas a cifrarloy el sintoma es un «retofio del cumplimiento de deseo libidinoso in- consciente desfigurado de manera multiple». Un vez que Freud formula su tesis segtin la cual en el sintoma participan los mismos mecanismos que en el suefo, el sintoma queda situado, no ya como una formacién aislada, sino formando parte del conjunto de las formaciones del inconsciente. Es decir que, en prin- cipio, Freud reconoce una homologia de estructura entre los dos: el sintoma, «[a]l igual que el suefio, [...] figura algo como cumplido»*. Pero, no obstante la homologia, una diferencia se impone a propdsito del cumplimiento del deseo, pues mientras el sueiio se basta a si mismo en relacién con ese enunciado —el suefio es un cumplimiento de deseo—, el sintoma «no es la mera expresién de un deseo inconsciente realizado», dice textualmente Freud: a este deseo inconsciente «tiene que agregarse todavia un deseo del pre- consciente que se cumpla mediante el mismo [...]»™, El horizonte de esta ultima formulacién del deseo contrariado no es otro que el conflicto psiquico entre las dos instancias de la primera tépica freudiana (Icc/Prce-Co), conflicto que se resuelve en el sintoma como formacién de compromiso. Freud aporta un ejemplo al respecto en su libro de los suefios: En el caso de una paciente el vémito histérico resulté ser, por una parte, el cumplimiento de una fantasia inconsciente del tiempo de su pubertad; era el deseo de estar continuamente gravida, de tener innumerables hijos, [...] del mayor numero posible de hom- bres. Contra este deseo desenfrenado se elevé una poderosa mocién 29 Freud, «Las fantasias histéricas», 145. 30 Freud, «23.° Conferencia: Los caminos de la formacién de sintomas», 333, 31 Freud, «23.° Conferencia; Los caminos de la formacién de sintomas», 333, 32 Freud, «La interpretacién de los suefios», 561, 108 y su escenificacién fantasmética constituyan la referencia central _ de pensamientos punitorios y, admitido por ambos costados, podia hacerse realidad Una nota extra aporta esta vifieta clinica: la consideracién del autocastigo. Dejémosla en suspenso. Por ahora se trata del deseo sexual, inconfesable, reprimido, que el sintoma cifra y que por eso mismo retorna, irreconocible, de la represién. En ese orden de ideas, el sintoma es «un susti- tuto de algo que fue estorbado por la represién»™. Esto irreconocible es lo que permite explicar el sentimiento de ajenidad del sujeto con relacién a su sintoma, el sentimiento de ab- surdidad, si puedo decirlo asi, la impotencia frente a aquello que sim- plemente se le impone como una alteracién 0 una accién repetitiva, como un sufrimiento 0 un pensamiento sin sentido. El sintoma es una «opacidad subjetiva», un enigma, diré Lacan®, soporte de la di- vision del sujeto. 33 Freud, «La interpretacién de los suefos», 561. Con una suerte de ironia, * Freud dice que el sintoma opera de la forma como lo hizo la reina de Partia con el triunviro romano Craso: como pensé que este habia emprendido la campaiia guerrera por la sed de oro, le hizo verter, ya muerto, oro fundido en su rostro, proclamando: «Aqui tienes lo que deseabas». 34. Freud, «23.° Conferencia: Los caminos de la formacién de sintomas», 272. 35. Jacques Lacan, Seminario 14. La ldgica del fantasma (1966-1967), clase de febrero 22 de 1967. Inédito, Decididamente freudiano en su retorno a Freud, Lacan no cuenta, sin embargo, con las advertencias freudianas sobre los. limites al advenimiento del recuerdo del traumatismo, tal como podia leerse ya en la «Psicoterapia de la histeria», el apartado final de Estudios sobre la histeria. En efecto, en los albores de la invencién del psicoanilisis, cuando todavia presionaba el recuerdo de la histérica sobre la ocasién primera en la que aparecieron los sintomas, Freud descubre que estos recuerdos se organizan, a la manera de un archivo, en cadenas asociativas en torno al factor traumatico, que llamé «miicleo patégeno». Freud descubre que una resistencia —a la que llama «de asociacién»— se levanta contra el recuerdo y se incrementa a medida que las representaciones se acercan al micleo patégeno. De este modo, Freud intuye un limite al recuerdo que 109 como metéfora. A mi modo de ver, la divisién del sujeto debida sintoma no parece formar parte de los «principios» del predominio de lo simbélico enunciados por Lacan en ese texto que se considera su manifesto, Funcién y campo de la palabra y del lenguaje en psi- coandlisis (1953). En efecto, en el tratamiento que alli hace Lacan no hay un limite al desciframiento. En este texto, incluso de manera mas problemiatica que en Freud antes de Mds alld del principio del placer (1920), Lacan considera que la interpretacién cumple la funcién de develar el deseo que el sintoma sustituye y, por consi- guiente, que el levantamiento de la represién conduce necesaria- mente a la supresién del sintoma. Asi es como, en el manifiesto citado, luego de sostener que el sintoma es un «significante de un significado reprimido de la con- ciencia del sujeto», «simbolo escrito sobre la arena de la carne [...b, Lacan llega hasta otorgarle el caracter de «una palabra de ejercicio pleno porque incluye el discurso del Otro en el secreto de su cifra»**, El desciframiento estaria en capacidad de restablecer la historia del sujeto, interrumpida entretanto por la emergencia sintomatica. En efecto, dice: «El inconsciente es ese capitulo de mi historia que estd marcado por un blanco u ocupado por un embuste: es el ca- pitulo censurado». Pero, agrega, «([...] la verdad puede volverse a en- contrar», puesto que «esta escrita en otra parte», en particular, «en los monumentos: y esto es mi cuerpo, es decir, el micleo histérico de la neurosis donde el sintoma histérico muestra la estructura de un ser, por consiguiente, un limite a la interpretacién. Lacan tampoco cuenta con la explicita formulacién freudiana de Més alld del principio del placer: «Bl enfermo puede no recordar todo lo que hay en él de reprimido, acaso Justamente lo esencial [...]. Mas bien se ve forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo, como el médico preferirfa, en calidad de fragmento del pasado». Cf. Sigmund Freud, «Mas alla del principio del placer» (1920), en Obras completas, vol. 18, 18. 36 Lacan, «Funcién y campo», 270, 110 De manera casi poética, Lacan afirma su conviccién: Jeroglificos de la histeria, blasones de la fobia, laberintos de la Zwangsneurose; encantos de la impotencia, enigmas de la inhi- bicién, ordculos de la angustia; armas parlantes del cardcter, sellos del autocastigo, [...J; tales son los hermetismos que nuestra exégesis resuelve, los equivocos que nuestra invocacién disuelve, los arti- ficios que nuestra dialéctica absuelve, en una liberacién del sentido aprisionado que va desde la revelacién del palimpsesto hasta la pa- labra dada del misterio [...]. (270)” El desciframiento es, pues, liberacién del sentido aprisionado, segtin una comprensi6n del sintoma que es simbélica, pero no nece- sariamente metaférica. Ahora bien, cuando la comprensién es propia mente metaférica, como es el caso en La instancia de Ia letra en inconsciente..., el asunto no sera muy distinto: al fin de cuentas la metéafora es interpretable. Entiendo que el telén de fondo de esta conviccidn lacaniana en relacién con los alcances del desciframiento y la resolucion del sintoma no es cualquier cosa: es la revelacién freudiana del sentido 37 Enelcontexto de esta cita, el asunto del sentido aprisionado del sintoma conducird las cosas, en tiltima instancia, a establecer una articulacion entre el sintoma y la verdad del sujeto, cuyas proposiciones basicas estan contenidas en el texto con el que Lacan prologa sus Escritos en el momento de su publicacién: 1) el sintoma representa «el retorno de la verdad en las fallas de un saber»; 2) el sintoma es verdad «por estar hecho de la misma pasta de que esté hecha ella», si aceptamos «que la verdad es lo que se instaura en la cadena significant»; 3) «[a] diferencia del signo, del humo que no va sin fuego, [...] el sintoma no se interpreta sino en el orden del significante. El significante no tiene sentido sino en su relacion con otro significante. Es en esta articulacién donde reside la verdad del sintoma», Cf. Jacques Lacan, «El sujeto por fin cuestionado», 224-225. Otro momento sera aquel en el que Lacan considere que el sintoma esté habitado por un resto de yerdad del inconsciente que no puede ser enunciado, y esto porque «la verdad solo se sostiene en un medio-decir». Cf. Jacques Lacan, El seminario. Libro 17, El reverso del psicoanilisis, 16. 411

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